UN NUEVO DRACO
Summary: Draco se considera heterosexual, pero cierto moreno de ojos verdes le hará cambiar de opinión... Slash HxD. Lemon. ¡Mi primer fic!
Disclaimer: nada de esto me pertenece, obviamente. Si Draco y Harry me pertenecieran... no estaría escribiendo esto y estaría con ellos haciendo otras cosas!
Advertencia: sexo explícito hombre-hombre.
Lo que está en kursiva son pensamientos.
¡Hola! Aquí está el segundo capítulo. En esta ocasión me gustaría dedicárselo a Perla Negra, quien está traduciendo "Left my heart", un fic Harry/Draco sencillamente increíble. Sin su traducción yo no habría podido leerlo y definitivamente está valiendo la pena. ¡Así que gracias, Perla!
Bueno, pues aquí os dejo con el capítulo. ¡Ojalá que os guste!
Capítulo 2: Confusión
Entonces Harry se incorporó levemente y acercó una de sus manos a la boca de Draco, con una mirada interrogante. El prefecto Slytherin no tenía experiencia en relaciones sexuales gays, pero entendió el significado del gesto. Intentando asumir positivamente lo que estaba a punto de suceder, sin entrar en pánico, empezó a lamer los dedos del Gryffindor, dando así muda respuesta a su silenciosa pregunta...
El rubio podía sentir miles de emociones diferentes recorrer su cuerpo y su mente: miedo, excitación, nerviosismo, ansia, deseo... Pero cuando vio que los ojos verdes del moreno se iluminaban ante su acción, sus dudas se desvanecieron.
Mientras humedecía los dedos de Harry, no dejó de mirarle ni un solo momento. Sin embargo, cuando sintió que esa mano se alejaba de su boca y se acercaba hacia su entrada, no pudo evitar cerrar los ojos y hacer una mueca que delataba su pánico.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
-Tranquilo, rubio. Pararé en cuanto me lo pidas. Tú sólo relájate- susurró el Gryffindor.
Harry se inclinó hacia Draco y le besó en los labios, al mismo tiempo que uno de sus dedos entraba en él. El Slytherin soltó un gemido de dolor, pero no rompió el beso. El moreno sabía que la invasión se le haría muy extraña, pero esperaba que el dolor disminuyera a medida que él empezara a mover su dedo en círculos preparando la zona. Sus bocas seguían pegadas y profundizaron en el beso. Cuando creyó que ya era el momento añadió otro dedo, y luego otro más.
Harry observó los ojos fuertemente cerrados del rubio. Entendía su miedo y su nerviosismo, pero no pensaba dañarle.
Intentando ser lo más suave posible, retiro sus dedos del interior de Draco y se separó de sus labios. El Slytherin abrió los ojos y le miró, con una mirada que transmitía cierta desesperación. Antes de incorporarse, Harry le regaló un ligero beso en la punta de la nariz y una sonrisa, esperando que eso pudiera ejercer como tranquilizante.
Entonces se situó de nuevo entre sus piernas, le levantó un poco las caderas y situó la punta de su erección en su entrada. Muy despacio y sin dejar de mirar esos preciosos ojos grises que tenía ante él, Harry empezó a introducirse dentro del rubio, quien no pudo evitar un grito de dolor.
El moreno hizo ademán de retirarse, pero Draco le sujetó de la muñeca.
-Ni se te ocurra salirte, Potter- dijo el rubio-. Soy un Malfoy y puedo con esto.
Ante estas palabras, Harry decidió quedarse muy quieto, sin retirarse, esperando una señal. Sabía por propia experiencia que acostumbrarse a esa nueva sensación llevaba tiempo.
A medida que pasaban los segundos pudo ver como la cara de Draco se iba destensando, y cuando finalmente sintió que sus caderas iniciaban un leve movimiento, empezó a embestir. Al principio todo fue extremadamente lento y suave, pero con el tiempo Harry pudo leer en la expresión del rubio que su dolor empezaba a convertirse en placer. También sus jadeos comenzaban a ser diferentes.
El ritmo y la fuerza de las embestidas aumentó y el moreno empezó a masturbar a su amante. Ahora ambos jadeaban. Harry sabía que a Draco ya no le dolía, pues en sus ojos ya sólo se reflejaba el placer.
Cuando el Gryffindor, en una de sus embestidas, rozó cierto punto en el interior del rubio, éste se corrió sobre su abdomen, con un profundo gemido. Al sentir los espasmos en las paredes que envolvían su erección, consecuencia del orgasmo, Harry se vino también.
Respirando entrecortadamente se miraron por unos segundos y luego el moreno se retiró. Ambos quedaron tumbados de espaldas en el frío suelo, uno al lado del otro.
¿Acabo de echar un polvo con Draco Malfoy¡¡¡Acabo de echar un polvo con Draco Malfoy! Es más¡le he desvirgado¡Oh, por Merlín!
-Draco... ¿estás bien?
Silencio.
-¿Draco?
-¿Por qué me estás llamando por mi nombre, Potter?
-Pues... bueno, acabamos de acostarnos y...
-¿Y?
-No sé... pensé que...
-Pues no pienses tanto- dijo Draco tajantemente a la vez que se incorporaba y empezaba a vestirse.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Cuando Draco acabó de recuperar su aspecto habitual (o sea, cuando estuvo bien vestido y bien peinado) recogió su varita. Con ágiles movimientos aplicó un hechizo de limpieza al aula y deshizo los que Harry había hecho para cerrar la puerta y silenciar la habitación.
Harry seguía en el suelo, desnudo y en la misma posición. Tenía la boca ligeramente abierta y sus ojos seguían al rubio. Su expresión mostraba su confusión, pero el Slytherin no llegó a verla, porque sin dirigirle ni una palabra ni una mirada salió del aula en dirección a las mazmorras.
Draco andaba deprisa. Estaba tan nervioso que temblaba. Cuando por fin llegó a su dormitorio empezó a fumar compulsivamente. Su mente era un torbellino de incoherencias.
¿Qué se supone que acabo de hacer¿Me acabo de tirar al cara-cortada? Corrección¿he dejado que el cara-cortada se me tirara? He tenido que soñarlo, he tenido que soñarlo... ¡No¡Joder! No lo he soñado. ¿Cómo puedo pensar haberlo soñado si ha sido uno de los mejores polvos de mi vida¡No, no, no! De eso nada...
Draco pasó de la confusión al arrepentimiento, luego a la duda y finalmente a la ira. Estaba terriblemente enfadado. La pregunta era¿enfadado con quién¿Quizá con Harry¿O con él mismo?
No pudo dormir en toda la noche. Estuvo despierto dando vueltas en la cama hasta que amaneció. Aún sin tener las ideas claras pero con los nervios algo más asentados, se dio una ducha, se vistió y se fue a desayunar al Gran Comedor.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Después de que Draco hubiera abandonado el aula de Pociones, Harry permaneció varios minutos sin moverse, tratando de ordenar los hechos y sus propios pensamientos. Finalmente consiguió reaccionar y, tras vestirse, se dirigió lo más rápido que pudo a su habitación.
Aunque ya era tarde cuando llegó, Ron le estaba esperando despierto.
-¡Uf¡Qué cara traes! Intuyo que el grasiento de Snape ha sido muy duro con el castigo- dijo el pelirrojo.
-Sí, sí... muy duro.
-¿Qué fue esta vez¿Ordenar y etiquetar los ingredientes¿Limpiar todos los calderos?
-Te lo cuento mañana¿vale? Es que estoy hecho polvo...
-Vale, vale. Acuéstate y mañana hablamos. Buenas noches, Harry.
-Buenas noches, Ron.
A Harry no le gustaba nada mentirle a su mejor amigo, sólo lo había tenido que hacer una vez y se había sentido fatal. Pero no podía contarle la verdad acerca de lo que había pasado en la detención. Así que había optado por no hacer ni una cosa ni otra, por el momento. Por la mañana ya decidiría qué hacer.
A diferencia de Draco, Harry sí que pudo dormir, pero bastante intranquilo. Aún estando muy cansado, su cuerpo no consiguió el sueño profundo que necesitaba.
El Gryffindor no sabía qué pensar. Él nunca había odiado realmente a Draco. Sus peleas eran más por costumbre que por un verdadero odio, por lo menos por parte del moreno. Pero de ahí a acostarse con él...
Lo que más rabia le daba era sentirse tan nervioso y no saber por qué. Yo no he hecho nada malo. Yo no le he obligado. Él ha querido. Entonces... ¿por qué voy a sentirme mal? Si él se arrepiente y quiere comportarse como un crío huyendo de esa manera, es su problema.
Pero los pensamientos de Harry no encajaban con su estado de ánimo. Se sentía desconcertado y triste, y la mirada gris del que había sido su amante pocas horas antes no abandonaba su mente.
Cuando por la mañana bajó a desayunar con Ron y Hermione, lo primero que vio fue que Draco ya estaba allí. Lucía en su cara su habitual expresión de superioridad. Está claro que vuelve a ser el de siempre y que aquí yo soy el único pringado que se siente mal...
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Desde que puso el primer pie en el Gran Comedor, Draco se prometió a sí mismo que no dejaría que el Gryffindor viera su estado real. Había corregido sus ojeras y su mal aspecto por la falta de sueño con una poción, y ahora sólo le quedaba comportarse con naturalidad. Lo consiguió con bastante facilidad, aunque casi falló cuando Harry entró por la puerta.
No sé qué me hiciste, Potter, pero no vas a seguir jugando conmigo. Sé que fue un juego para ti, pero no pienso dejarte ganar. Si esperas ver en mí alguna reacción, ya puedes pudrirte esperando.
Draco no levantó la vista hacia la mesa de Gryffindor ni una sola vez en todo el desayuno. Distrajo su mente entablando conversación con Blaise, lo que le permitió dejar de atormentarse por unos instantes, y en cuanto pudo se fue del Gran Comedor.
La mañana y la comida transcurrieron bastante tranquilas para Draco. Su gran capacidad de auto negación le había permitido eliminar todo su sentimiento de culpa y concentrar su ira hacia el moreno. Había decidido que él era el bueno y Harry el malo, él la víctima y Harry el agresor. Y le estaba funcionando.
Sin embargo las cosas cambiaron después de la primera clase de la tarde, Cuidado de Criaturas Mágicas. Gryffindor y Slytherin compartían esa asignatura, pero eso no había sido un problema para Draco porque Hagrid les había mantenido tan ocupados (cuidando de unos extraños bichos que el rubio esperaba no tener que volver a ver jamás) que no había tenido tiempo de estresarse por tener al moreno cerca.
El problema vino después, al terminar la clase, cuando todos los alumnos regresaban al castillo. Draco andaba al lado de Blaise, seguido por Pansy (el rubio se había olvidado de su enfado con ella, pues tenía suficientes cosas en la cabeza), Crabbe, Goyle y Nott. De repente, el trío dorado les avanzó con paso rápido. El rubio no hizo nada; simplemente siguió andando concentrado en que su rostro no mostrara nada en particular. Pero quizá esa no fuera una buena idea, porque Blaise levantó una ceja y le preguntó:
-¿Te pasa algo, Draco? Hoy has estado serio y callado, y ahora ni siquiera te has inmutado cuando han pasado los leoncitos.
-No... yo...- empezó Draco al tiempo que levantaba la vista y se daba cuenta de que todos sus compañeros le miraban de forma interrogante- estaba distraído. Me duele un poco la cabeza y...
-Pues métete con San Potter y sus perritos falderos. Hoy aún no les hemos dicho nada y eso cura todos los males- sugirió Nott.
Los demás se rieron y a continuación se quedaron mirando al rubio, con cara de expectación. Draco se dio cuenta de que estaban esperando una buena sesión de insultos y supo que no tenía alternativa. Él hubiera preferido ignorar al Gryffindor, pero al fin y al cabo éste se merecía sus insultos y su desprecio.
Buscó al moreno con la mirada y vio que estaba parado unos metros por delante de él, al lado de su amigo pelirrojo, que estaba agachado atándose uno de sus zapatos. Hermione ya no estaba con ellos. Draco se acercó con pasos ligeros y se detuvo a corta distancia. El resto de los Slytherins se situaron a uno y otro lado de su líder.
-¿Qué pasa, pobretón¿Estás en el suelo para besar los pies de Potter y así conseguir que te dé algo de la herencia que le dejó alguno de sus parientes muertos?
Ron se había puesto de pie y miraba a Draco con ojos furiosos.
-¡Vete a la mierda, Malfoyado!
Antes de que Draco pudiera contestar, Harry puso su mano en el hombro de Ron y le hizo un gesto con la cabeza para indicarle que se marcharan.
-¿Qué te pasa, huérfano¿Huyes?- preguntó Nott.
Harry le miró con odio unos segundos, y luego sus ojos se posaron en Draco. Éste estaba preparado y mentalizado para dos cosas: para el odio y para el desprecio sarcástico. Pero nunca se le ocurrió pensar que debía prepararse para una mirada que lo único que mostraba era... tristeza, una profunda y sincera tristeza.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Harry desconocía el motivo, pero la actitud de Draco le había herido muchísimo. Inconscientemente había esperado que, después de lo ocurrido la noche anterior, el rubio no se metería con ellos. Y no había podido evitar que su pena se reflejara en su mirada.
El moreno estaba dolido y enfadado. Dolido con el Slytherin por su actitud y enfadado consigo mismo por estar dolido.
Su cabeza le decía que no tenía motivos para sentirse mal. Yo sé que soy gay y Malfoy está bueno (buenísimo, en realidad). Nos acostamos porque ambos quisimos. Punto y final. Si ahora él sigue siendo un imbécil es solamente su culpa. Yo no tengo por qué cargar con su crisis de identidad sexual. No sé por qué razón me escogió a mí. Quizá para dañarme...
Pero los pensamientos de Harry no encajaban con sus sentimientos...
Cuando por fin terminaron las clases de la tarde Harry y Ron se fueron a su sala común. Harry había decidido no presentarse a la cena y Ron, aunque estaba hambriento, quiso quedarse con su amigo.
-Esto... Harry¿hay algo que quieras contarme?- preguntó Ron, pareciéndose más a Dumbledore que a sí mismo.
-¿Por qué lo dices?
-Bueno, aún no me has contado nada del castigo de Snape y hoy has estado bastante ausente. Además, parece que el encuentro con esas asquerosas serpientes te ha afectado más de lo habitual. No sé, estás raro.
-Tienes razón. Lo siento, amigo. Tendría que habértelo contado esta mañana pero... estaba muy confundido y no sabía...
-Suéltalo ya¿vale? Sea lo que sea no puede ser tan malo- lo interrumpió el pelirrojo.
-Ayer... me acosté con Malfoy.
Las últimas palabras de Harry habían sido casi un susurro. El moreno levantó la vista y se encontró con un Ron extremadamente pálido e inmóvil. Pero unos segundos más tarde, el pelirrojo rompió a reír.
-¡Ja, ja, ja! Por un momento... creí entender que me decías que anoche te tiraste al hurón.
Tras estas palabras se hizo el silencio y Ron entendió que no se había equivocado.
-¿QUÉ¿CÓMO¿CUÁNDO¿DÓNDE? Y sobretodo¿¿¿POR QUÉ?
-¿Qué? Pues que me acosté con Malfoy. ¿Cómo? Pues como hace normalmente la gente, por lo menos los gays. ¿Cuándo? Pues ayer durante la detención. ¿Dónde? Pues en el aula de Pociones. Y finalmente¿por qué? Pues no tengo ni puta idea. Quizá porque está increíblemente bueno.
-Harry... no lo entiendo. ¿Es que acaso te obligó¿Te hechizó¿Te amenazó¿Te chantajeó?
-No, simplemente... ocurrió.
-Vale, o sea, "hola cara-rajada", "hola hurón", y empezasteis a besaros¿no?
-Bueno, no exactamente...
Harry le contó a Ron toda la historia, empezando por lo ocurrido dos días antes en el baño de los prefectos y terminando en la pelea de esa misma tarde. El moreno agradeció que su amigo le escuchara en silencio reprimiéndose las ganas de chillarle que estaba totalmente loco.
-Ok. Está claro que te dejaste llevar por los impulsos y pensaste con la entrepierna en lugar de hacerlo con la cabeza- dijo Ron cuando Harry acabó su monólogo-. Pero ahora ya está¿no? No tiene mayor importancia. ¿Lo pasaste bien, pues perfecto. Punto y final.
-Sí, pero...
-¡Oh¿Hay un "pero"? Entonces la cosa se complica. No te enfades conmigo, Harry, pero... ¿te has planteado la posibilidad de que te guste Malfoy?
El moreno se quedó callado y con la mirada perdida. Quería gritar que no, que tal cosa era imposible, pero nada salía de su boca.
Ron pareció comprender la confusión de Harry. Se levantó y se encaminó hacia la escalera que conducía a su dormitorio, dirigiéndole a su amigo unas últimas palabras.
-Deberías reflexionar, Harry. Ya sabes que yo no sé mucho de estas cosas y que siempre me ha costado entenderte en el terreno sentimental y sexual, pero espero que también sepas que te apoyaré en cualquier cosa que decidas, sea lo que sea. Si me necesitas, para hablar o para pegarle una paliza a alguien, ya sabes donde estoy.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Draco, tras la breve pelea con los Gryffindors, se refugió en su habitación. Les había dicho a sus amigos que su dolor de cabeza estaba empeorando y que no iría a clase.
Estaba tan nervioso que prácticamente temblaba. Y en ocasiones así sólo había una cosa que le calmaba: escribir. Simplemente pensar no le servía, porque terminaba más confundido de lo que había empezado. Pero tampoco escribía un diario, pues eso implicaba rutina y la posibilidad de que algún día alguien lo descubriera.
Lo que a Draco le ayudaba era intentar poner sus ideas en claro por escrito cuando se encontraba en situaciones de estrés o especialmente difíciles. Requería mucho esfuerzo mental, ya que no era una actividad fácil. Pero realmente ayudaba. Cuando acababa y ya más tranquilo, solía quemar lo que había escrito, para que nadie nunca pudiera leerlo.
Cogió pluma, pergamino y tinta, se acomodó en su cama apoyando la espalda en la pared, se encendió un cigarro, respiró profundamente un par o tres de veces y se puso a escribir, apoyándose en sus rodillas.
"Ayer me acosté con Harry Potter y no tengo explicación para ello. Siempre nos hemos odiado y llevamos más de seis años peleando día sí y día también."
"Frenamos un poco cuando se descubrió que ambos estábamos del mismo lado. Yo me enfrenté a mi familia y me negué a ser mortífago. En mi opinión Voldemort era un cretino; poderoso, pero cretino. Pero eso no cambió mi opinión acerca de Potter. Yo seguía siendo Draco Malfoy y él seguía siendo el puto niño al que todo el mundo quiere y adora, el ojito derecho de Dumbledore, el mejor buscador de la historia de Hogwarts, el salvador del Mundo Mágico..."
"Es curioso que yo esté diciendo esto pero... supongo que es envidia. Yo tengo una familia, belleza, una mansión y montones de dinero. La gente cree que eso es todo lo que puede desearse para ser feliz. Sin embargo, yo apenas tengo recuerdos felices. En realidad, sé que Potter tiene cosas que yo nunca he tenido, cosas que el dinero no puede comprar. Esto nunca lo reconocería delante de nadie pero en el fondo sé muy bien qué es lo que él tiene y yo no: amistad y amor. El amor y la amistad de muchísima gente que le adora, que le protege, que le cuida, que le quiere."
"Pero no sé hasta qué punto todo esto tiene algo que ver con lo que ocurrió anoche. Yo... estoy muy confundido. No sé qué me pasó, o por qué me pasó. Lo que sí está claro es que yo quería, tengo que reconocerlo. Desde que le vi semidesnudo en el baño de los prefectos se apoderó de mi una necesidad desbordante de poseerlo. Primero me lo negué a mi mismo. Supongo que es normal, pues uno no descubre cada día su objeto de deseo es su némesis. Pero después se hizo más evidente y me dejé llevar. Por primera vez en mi vida abandoné mi "máscara Malfoy" y me entregué por completo."
"Y fue... sencillamente increíble. Aunque me joda muchísimo admitirlo, fue el mejor polvo de mi vida. ¿Quién iba a decir que yo, Draco Malfoy, heterosexual convencido, aceptaría algo como esto! Ver para creer..."
"La cuestión es ahora todo lo que ese polvo implica. Mil ideas pasan por mi mente, y algunas de ellas contradiciéndose entre sí. Intentaré esclarecer aquí lo más importante."
"En primer lugar, está el problema de mi orientación sexual. Hasta hace dos días, nunca me había planteado la posibilidad de no ser heterosexual. Bueno... miento. Hace unos años tuve una época en la que llegué a dudar, ya que mi cuerpo respondía ante la vista de cierto profesor... Pero saqué esa idea de mi mente a patadas, convenciéndome a mí mismo de que era un simple alboroto hormonal, normal en esa edad. Nunca más volví a pensar en ello hasta el incidente del baño. Y si las cosas no hubieran pasado de allí quizá podría volver a negármelo, pero ahora ya no. El recuerdo de lo que sucedió está demasiado vivo en mi memoria, demasiado presente. Lo disfruté. Lo sentí como no había sentido antes. No puedo engañarme por más tiempo..."
"Llegar a esta conclusión me hace plantearme la siguiente cuestión, que según creo es aún más importante¿qué se supone que todo aquello significó para mí? La primera respuesta que me viene a la cabeza es fácil. Nada, absolutamente nada. Tenía un capricho y lo satisfice; a mi cuerpo se le antojó Potter y yo se lo concedí. Sin embargo empiezo a dudar. Si realmente fue sólo diversión sexual¿por qué huí corriendo al terminar? Podría haberme quedado allí para divertirme un rato; podría haberme reído de él por haberle usado como juguete. Pero no lo hice y me marché sin apenas mirarle. Estaba enfadado y confundido. A mí eso no me ocurre a menudo, pues mi mayor fuerte es el autocontrol. Pero en esta ocasión fracasé estrepitosamente."
"Cuando recuperé algo de serenidad decidí odiar a Potter, al que señalé como culpable de todos mis males. ¿Pero hasta qué punto es eso cierto? En realidad, he reconocido ya que yo quise que eso ocurriera y que además me gustó. Asumí que Potter me había usado, pero de hecho no lo sé porque no le di tiempo a demostrar nada cuando huí. Además, la manera en que me miró cuando me metí con ellos después de la clase de ese peludo de Hagrid me hizo pensar... Quizá... Talvez sea cierto lo que todos dicen: que Potter es bueno y noble. Siempre me he resistido a creerlo. La pregunta es¿me resistí a creerlo porque tenía motivos o porque eso facilitaba mi objetivo de odiarle? Si la respuesta es lo segundo, quizá lleve equivocado muchísimo tiempo. No soy bueno reconociendo errores, pero tampoco soy tonto y la evidencia es innegable."
"Esa mirada esmeralda... ¿qué significaba? Esto me lleva a la tercera cuestión¿fue un juego para Potter? Eso es lo que pensé después de que pasara. Lo tenía muy claro. Pero ahora ya no veo claridad en ninguna parte. También podría haber sido para dañarme, para reírse de mí o para dejarme en ridículo. Sin embargo en ese caso Potter lo hubiera ido contando por ahí y eso no ha pasado, porque sin duda hubiera llegado a mí. El resto de los Slytherins hubieran venido corriendo a pedirme explicaciones."
"¿Qué pasa con la posibilidad de que su supuesta bondad y nobleza sean más que rumores y exageraciones? Después de esa mirada no puedo evitar sentir que con mis insultos y mi actitud le hice daño... y eso me jode. Y aquí atención a la contradicción: Draco Malfoy está diciendo que le jode haber dañado a Harry Potter. ¡Inconcebible! Pero cierto. Aunque me duela, no me queda más remedio que asumirlo: su mirada ha hecho alguna reacción en mí, algo hasta ahora desconocido."
Draco se dio cuenta con horror de que una lágrima escapaba de su ojo sin su permiso.
"¿Qué me está pasando? Soy un estúpido. Llorando por el Niño-que-vivió... Si mi padre me viera me mataría con la sesión de crucios más larga de la historia. Todo esto me está superando..."
El Slytherin dejó la pluma, hundió la cara entre sus manos y por primera vez en mucho tiempo lloró sin reprimirse, dejando que sus sentimientos fluyeran libres. La causa no era otra que la simple verdad, la auténtica realidad que de repente se abría paso en su mente.
¡Mierda¿Cómo he podido estar tan ciego? Mi odio hacia Potter, mi obsesión por dañarle... Toda mi vida adquiere sentido desde esta perspectiva.
Draco cerró los ojos y suspiró, concentrándose para el mayor esfuerzo de auto sinceridad de toda su vida.
-Soy gay y estoy colgado de Harry Potter.
Había conseguido que su voz sonara más o menos firme cuando pronunció esas palabras, pero todo su cuerpo temblaba. Se levantó de la cama, cogió su capa y se dispuso a salir. Necesitaba aire fresco.
No había nadie por los pasillos, así que no tuvo problemas. Cruzó la puerta y salió al exterior. Hacía algo de frío, pero había luna llena y la noche era preciosa. Empezó a caminar despacio, dejando que el viento acariciara su pelo y experimentando una nueva sensación de serenidad, una especie de paz interior nacida del hecho de sentirse liberado, del hecho de, por fin, haber aceptado la verdad.
Draco caminó hasta la orilla del lago y, sumido en sus pensamientos, no se dio cuenta de que había un alumno recostado en un árbol hasta que lo tuvo enfrente, apenas a un metro de distancia.
El rubio se sobresaltó cuando al levantar la vista se encontró con unos profundos ojos verdes.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
¡Muchísimas gracias por leer¡Besitos!
BoLLiTo MaLFoY
