Enamorado de ti

UNA MUESTRA DE AMOR

- "Te deseo Len" - esas palabras aun resonaban en los oídos del shaman de ojos dorados sin poder creer lo que estaba sucediendo

- ¿Y tu...qué piensas de mi? - preguntó el shaman de cabello castaño mostrándose algo ansioso por saber la respuesta

- Yo... - aunque quisiera expresar mil palabras el shaman pelimorado no podía responder entre su temor y confusión

Las miradas de los dos parecían clavarse agujas la una a la otra, mientras sus dueños quedaban en silencio por un largo rato sin movimiento alguno.

Al ver que el Tao no respondía a la pregunta, el joven Asakura se comenzó a sentir incomodo al grado de retirar su mirada de esos ojos dorados y volver a su futon e intentar dormir, cosa que sería difícil de lograr.

Pero ¿eso era realmente lo que Tao Len quería? ...

- No! - bufó el shaman de la dinastía Tao mientras sujetaba la bata de su acompañante

El shaman de ojos negros le miró al sentir que lo detenía.

- No te alejes...de mí - logró decir Tao con sus labios temblando

- Pero Len... - las palabras del joven Asakura fueron interrumpidas por un apasionado beso por parte del shaman de ojos dorados

Sin saber por que lo hacía, Len tan solo podía ver que ya lo estaba haciendo, estaba besando a Yoh Asakura, aquel chico que arriesgaría todo por cualquiera de sus amigos.

¿Qué era? ...se preguntaba el Tao¿qué era lo que le atraía tanto de él¿sería acaso esa dulce sonrisa? ó ¿quizá su forma de actuar ante una situación alarmante?... no lo sabía con seguridad, pero sea lo que sea él ya estaba respondiendo a la pregunta que le había hecho el Asakura con tan solo un movimiento.

En sorpresa se encontraba el shaman de ojos negros, sin embargo no podía detener la ansiedad que lo conllevaba a continuar y en instantes decidió corresponder a aquel beso recién entregado.

Len se estremeció al sentir la lengua del shaman de cabellera castaña recorriendo el interior de su boca, al tiempo en que sus manos rodeaban su cuerpo queriendo acercarse aun más a él.

El Tao se sentía avergonzado y a la vez deseoso de lo que pudiera suceder, rodeando también por el cuello a su ahora amante compartiendo besos y caricias.

En un suspiro dado por los dos que separaron sus labios sintiendo como su corazón podía salirse de su pecho en cualquier instante volvieron a cruzar sus miradas.

- Yo también... - articuló entre suspiros el shaman de la dinastía Tao - Yo también te deseo... Yoh

Las palabras que el shaman de cabello castaño esperaba ya estaban dichas, solo era el momento de actuar.

- Entonces, serás mío... - dijo el shaman Asakura sintiendo una gran excitación en su cuerpo

Mientras el dueño de esos ojos dorados se mordía aquellos labios recién entregados, pudiendo sentir también aquella excitación de su amante.

No tardó mucho Yoh en dejar a su deseado Len bajo su cuerpo nuevamente, haciéndole sentir todo su peso.

Los besos del shaman de cabello castaño fueron en picada hacia el delicioso cuello de su amante, haciéndolo sentir aun más deseado.

Len comenzaba a presentir aquel calor que mencionaba el shaman Asakura cuando comenzó la conversación, mientras sentía aquella lengua recorrer no solo su cuello sino también su bien formado pecho, Yoh sabía que lo que sentía por Len no era solo un desliz, era algo real y lo estaba comprobando.

Por unos instantes los shamanes deseaban que el tiempo se detuviera para quedarse con aquel sentimiento por el resto de su vida, pero sabían que aunque el tiempo fuera lento para ellos en realidad iba corriendo rápidamente.

Un gemido emergió de los labios del Tao al sentir la mano del shaman Asakura entrar bajo su boxer, y es que cada vez más sentía que el calor emanaba por todo su cuerpo sudando e intentando no mostrarse tan complacido ante aquel apuesto chico de ojos negros.

- ¿Te gusta? - preguntó el Asakura con curiosidad

Aun más sonrojado el shaman de la dinastía Tao no podía responder a tan avergonzante pregunta al tiempo en que trataba de ocultar su mirada para no mostrarle lo placentero que se sentía.

La parte interior del shaman pelimorado ya había sido arrebatada, las manos del Asakura ahora rozaban en forma cariñosa aquel miembro al descubierto del Tao que no podía detener esos leves gemidos que resonaban en sus labios.

- ¿Te gusta lo que sientes? - preguntó de nuevo el Asakura sintiéndose cada vez más excitado al ver a su amante gemir por sus caricias

- Me... encanta - dijo entre gemidos - Continua...

- Haré algo mejor - y con una sonrisa maliciosa el shaman de ojos negros se introdujo de lleno el miembro del Tao en su boca

El shaman de la dinastía Tao sentía que su alma se salía de su cuerpo, se sujetaba de las sabanas mientras movía sus piernas desesperado al sentir la humedad de la boca de su amante y aquella lengua jugando con fiereza, en esta ocasión por más que quisiera el pelimorado no podía soportar aquellos deliciosos gemidos de placer, mientras el Asakura apretaba y succionaba excitándose por la melodiosa música que escuchaba emanar de esos labios del shaman de ojos dorados.

- Oh dios!... no te detengas Yoh!... - rogaba el pelimorado mientras mordía su labio inferior con fuerza - Dame más por favor!...

Como un esclavo a su amo el Asakura hacía lo que su amante le pedía dándole aun más placer jugando con su jugoso miembro, pero Yoh aun quería más e introdujo dos de sus dedos en el ano del shaman de ojos dorados, haciendo que éste gimiera con más placer y goce lo que hacía que sus oídos se sintieran en el paraíso, soportando el deseo de poseerlo en ese mismo instante, quería aun más, quería escuchar a su amante pedirle, rogarle que lo poseyera.

Los gemidos del shaman de la dinastía Tao estaban resonando cada vez más en los oídos de Yoh, ya le era casi imposible articular palabras ante tanta pasión, pero aun así cumplió el deseo de su amante.

- Aaah!... Yoh por favor! - no necesitó decir mucho para que su compañero y amigo entendiera el punto de su ruego

- Entonces te haré mío - susurró el shaman de ojos negros en el oído del portador de esos hermosos ojos dorados

En un movimiento el Asakura sacó de su cuerpo la ropa que le estorbaba y acomodándose entre las piernas abiertas de su amante introdujo con cuidado su miembro en el ano del shaman de ojos dorados, aun cuando su deseo era tan grande sabía que darlo todo de golpe sería un error.

Tao Len con lágrimas recorriendo sus mejillas solo se sujetaba con fuerza de aquellas sabanas húmedas cambiando aquellos leves gemidos por gritos de dolor y placer.

El shaman de cabello castaño embestía cada vez con más fuerza a su amante perdiendo casi por completo el poco control que tenía sobre su deseo voraz por poseerlo.

Las palabras sobraban en una situación así, lo único que resonaba dentro de aquella habitación eran los gritos que hacía resonar el shaman Tao con fuerza.

- ¿Quieres más? - preguntó Yoh excitado cerca del oído de su amante aferrado al placer

- Sí!...dame más!... - el shaman de ojos dorados se veía casi fuera de control entre aquellos fuertes gemidos y su deseo por que su amante le poseyera por completo

No tenía que dudarlo mucho el joven de cabello castaño, decidió acabar con el juego y comenzar con la acción, dándole así a Len el más grande placer de su vida, penetrandolo con fuerza hasta el tope, Yoh sentía hervir su sangre ya no podía detener aquel deseo ferviente que rugía por dentro de su cuerpo.

Len se encontraba ya fuera de control, gritaba el nombre de su amante continuamente mientras rogaba que no se detuviera, quería que el momento durara por la eternidad, comenzaba a sentirse demasiado caliente al nivel máximo llegando a venirse manchando el cuerpo del shaman que le poseía, aquel que en segundos también llegaría a su clímax.

- Te amo Yoh! - gritó excitado el Tao complacido por el acto de su amante

Rodeándolo por el cuello Len sintió como su amante explotaba dentro de sí, aquel liquido caliente que recorría en su interior con pasión.

- Yo también... te amo... Len... - logró decir entre una agitada respiración el shaman de ojos negros cayendo completamente rendido sobre el cuerpo que acababa de poseer

Duraron unos instantes en esa posición, terminando el acto con un apasionado beso de parte del Asakura agradecido por la deliciosa visita de su amigo o más bien amante.

- Eres un maldito pervertido - reclamó el shaman pelimorado al Asakura con una sonrisa

- Jajaja... ¿lo crees? - esos bellos ojos negros le miraban con dulzura - Al menos te gustó

- De tonto solo tienes la cara - decía el shaman de la dinastía Tao cerrando sus ojos mientras se acomodaba en el pecho de su amado para descansar de una noche muy movida

Pero fuera de aquella habitación dos almas no podían creer lo que había ocurrido allí dentro.

- ¿EL señorito... y el joven Yoh? - no salía de su asombro el gran soldado de artillería

- Hay cosas en este mundo que no tienen explicación - comentaba muy serio el samurai sin saber realmente que decir ante tal situación

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FIN