Estaba ya muy entrada la noche y la luna llena se alzaba blanca sobre Sunagakure. El viento golpeaba fuertemente contra los cristales de la ventana del hospital donde ya se encontraba Karura tendida en una cama. La habían dicho que ya faltaba poco... pero aquel dolor apenas si podía soportarlo, cada vez era más frecuente. Aquella noche daría a luz, precisamente en luna llena... Karura hubiese preferido que fuese cualquier otro día, ya que había podido comprobar en las últimas semanas, que cuando había luna llena, el hijo que albergaba en su vientre parecía agitarse con todas sus fuerzas, haciendo incluso daño a su madre.
"En las noches de luna llena, la sangre del Shukaku se excita"...
Yashamaru se encontraba en su habitación y sostenía un retrato de su hermana que se hizo antes de quedarse embarazada, lo cogió un momento y de repente el cristal pegó un chasquido y se resquebrajó.
Yashamaru se sorprendió y no le pareció un buen augurio. Miró la hora y se dirigió de inmediato al hospital, en cualquier momento nacería su sobrino, el demonio, el arma definitiva...
Cuando llegó, le anunciaron que ya estaba a punto y que ya la habían trasladado a quirófano. Yashamaru corrió todo lo que pudo y le permitieron entrar, también se encontraba dentro el Kazekage que no paraba de dar instrucciones a los médicos.
En una esquina, sentada en una silla, se encontraba la anciana Chiyo con su gesto serio e imperturbable. Karura no soportaba que estuviese allí, estaba muy nerviosa y el dolor era cada vez más inaguantable.
Tras unas cuantas horas de duro esfuerzo... asomó una cabecita. Karura gritó con todas sus fuerzas y quedó inconsciente, sus latidos comenzaron a ser irregulares.
De repente, Karura se encontraba de pie en un sitio bañado con luz blanca, flotando como en un espacio completamente vacío. Se miró la tripa, y se la tocó, estaba lisa. No comprendía nada, ¿dónde estaba? Hace un momento estaba en un hospital...
Miró hacia el frente y una pequeña figura se acercaba desde lejos, haciéndose poco a poco cada vez más grande y más visible. Karura pudo distinguir como se acercaba, también flotando, un chico de pelo rojizo y ojos verdes, tendría ya unos 12 años de edad y portaba una gran calabaza en su espalda.
En los ojos de Karura se dibujó un gesto de tristeza y ternura al mismo tiempo, y una lágrima resbaló lentamente por una de sus mejillas, enseguida comprendió y poco a poco extendió su brazo para tocar a aquel chico que cada vez se acercaba más a ella. El chico también extendió su brazo para aferrarse a la mano de aquella mujer...
En unos segundos quedaron uno frente al otro y sus dedos se tocaron. Entonces un remolino de arena empezó a girar en torno a ellos, levantándose un fuerte viento. Se cogieron de la mano y Gaara miró a su madre cara a cara.
- ¿Quién soy yo? – preguntó.
- Eres el ninja definitivo que todos esperan que seas. El demonio Shukaku te dará el poder de su arena, pero a la vez te causará desgracia. Debes buscar un objetivo, ya que sin un objetivo la vida no tiene sentido, recuerda esto. Mi voluntad permanecerá contigo a través de la arena, ésta te protegerá siempre. Así tu existencia permanecerá... y podrás cumplir nuestra venganza.
Y dicho esto, un fuerte viento les separó. Se alejaron el uno del otro y Karura gritó a su hijo:
- ¡Recuerda quién eres!
El bebé salió por completo del vientre de su madre y ésta exhaló su último soplo de vida. El Kazekage permaneció impasible y vio como el bebé se retorcía de frío sobre la camilla, aquel demonio se llevó la vida de Karura. Yashamaru gritó desesperado y daba órdenes a los médicos para que la hiciesen revivir, pero todo fue en vano y tuvo que asumir la muerte de su hermana, luego dirigió una mirada de odio intenso al bebé que seguía retorciéndose y recordó las palabras de su hermana.
- Hermano, si algo me pasara a mi… si algo me sucediese, ¿cuidarás de él verdad?
Nadie parecía atreverse a tocar al pequeño, el cual continuaba tiritando de frío y lloraba desesperadamente, tenía los ojos muy grandes y era extremadamente pequeño y delgado. Pero antes de que pudiesen reaccionar, aparecieron pequeños remolinos de arena que comenzaron aferrarse a su pequeño cuerpo, dándole calor. La arena parecía moverse constantemente alrededor suyo.
El "arma definitiva" había nacido.
Fin.
