Dedicado a todos los que llevan meses esperando la actualización...

ATENCIÓN he publicado además un resumen del fic para que si se hacen lios o no recuerdan lo que pasó en capítulos anteriores, no tengan que leerse de nuevo todo el fic, sino que sólo lean el resumen. ¿Qué les parece la idea?

Capítulo 9: Cómo Ganarme el Cielo.

- Detención- bramó, con una sonrisa maquiavélica- … para ambos…

"Genial", pensó Hermione, aterrorizada... "una detención con Mafoy".

"¡Genial!" pensó Draco, esperanzado... "una detención con Hermione".

"Genial", pensó Snape, regocijado... "Malfoy y Granger pasándolo mal".

- El sábado- añadió- a las ocho en punto de la mañana quiero verles en este aula... y vengan desayunados, porque trabajarán hasta la noche, sin parar.

Sin parar. Lo que significaba que no comerían ni cenarían. Pero eso era lo de menos. A Hermione no le preocupaba pasar unas horas sin comer... le aterrorizaba pasar tanto tiempo con Malfoy, eso era. Y pensó lo que jamás hubiera creído que pensaría...

"Ójala Snape esté todo el tiempo con nosotros".

Los días que faltaban hasta el temido fin de semana pasaron más rápido de lo que ella hubiera deseado. Estaba paranoica. Estaba aterrada. Se comportaba como si fuera la número uno de la lista de los más buscados por los Servicios Secretos Mágicos. Miraba antes de doblar las esquinas, evitaba los pasillos frecuentados y las mazmorras, utilizaba pasadizos secretos para moverse por el castillo, aguantaba la respiración cuando estaba en el baño y oía la puerta abrirse... Hermione tenía miedo, tenía mucho miedo. Creía, sabía, que Malfoy no iba a hacerla nada. Ahora sabía que el de sus sueños era efectivamente él, no un producto de su imaginación. No, no temía a Draco Malfoy.

Se temía a sí misma.

Se temía porque había cedido en sueños... y no quería ceder en la realidad. Si ese chico había logrado encandilarla en esa otra dimensión¿quién le aseguraba que no lo lograría en ésta? Y lo peor de todo era que deseaba olvidar todo lo malo que le había hecho, y que su vida real fuese como lo eran sus noches. Al menos, como lo habían sido hasta el día de la vuelta de vacaciones, el día en que Draco la había defendido en clase y Snape les había puesto en detención. Desde ese día sus noches no habían sido tan placenteras. Tenía aunténtico pánico a encontrarse de nuevo con él en sueños. Por supuesto, no había vuelto a soñar con él, pues su miedo la alejaba de los sueños, despertándose cada vez que iba a empezar a soñar. Su estado era lamentable. Apenas dormía, despertaba a cada rato sudorosa y sentía un constante malestar en el cuerpo. Se sobresaltaba cuando alguien decía su nombre. Harry, conocedor de lo efectiva que resultaba la poción de "sueño en blanco", había intentado robar un bote de la enfermería para dárselo a su amiga, pero Madame Pomfrey le había pillado.

Sus amigos entendían cómo se sentía... al fin y al cabo Malfoy le había dado una paliza, e iba a tener que compartir castigo con él. No. No lo sabían, porque él no la había dado una paliza. Era mucho peor que eso. Infinitamente peor.

Llegó el sábado. A las siete de la mañana sonó el despertador de Hermione. Lo paró de inmediato y se levantó. No estaba dormida ni tenía sueño. Llevaba horas despierta. Esa noche había dormido aún menos que las anteriores. Bajó a la Sala Común, donde estaban Harry y Ron. Sus amigos se habían despertado temprano para acompañarla al desayuno y darle apoyo moral. Obviamente, en el Gran Comedor únicamente se hallaban ellos tres... y Malfoy. Ni siquiera el director madrugaba tanto los fines de semana.

Los chicos acompañaron a Hermione hasta el aula de pociones, en la que acababa de entrar Malfoy. Ella, con las piernas flaqueándole, respiró hondo, dio un par de golpes y abrió la puerta.Un segundo más tarde desapareció por ella, dejando a dos gryffindors boquiabiertos por la cantidad de calderos que había apilados en el aula.

Hermione y Draco estaban rígidos mirando al profesor Snape, el cual estaba sentado tras el escritorio y disfrutaba con anticipo del infierno que les iba a hacer pasar, sólo por el hecho de mantenerlos juntos en ese aula.

-Varitas- exigió extendiendo la mano. Los alumnos se acercaron a él y se las tendieron a la vez, Hermione concentrada en no rozar ni mirar al chico de su lado.- A limpiar. Los quiero brillantes como las barbas de Merlín.- y cogió un libro y se puso a leer.

Miraron ambos chicos el montón de calderos con resignación. Cada uno cogió uno. Draco se posicionó en el suelo, junto al cubo que Snape había dejado ahí para ellos. Sin duda en un acto de crueldad, pensó Draco, les había proporcionado un único cubo para los dos, de modo que tuvieran que limpiar uno junto al otro.

Hermione se arodilló al otro lado de cubo y comenzó a limpiar su caldero sin dilación, cuidando de no humedecer la balleta cuando Malfoy iba a hacerlo. Sólo para evitar cualquier tipo de contacto con él. La tensión era palpable en el ambiente, incluso Snape la notaba. Como si quisiera que le nominaran al Premio a la Crueldad, comentó de modo lento y malicioso, sin despegar la vista del libro:

- Vaya, veo que la conversación no es muy fluida... ¿Acaso no agradece la intervención del Señor Malfoy del otro día, Señorita Granger?

- Infinitamente, profesor.- respondió la aludida, con un tono de voz que no traslucía ningún sentimiento.

Siguieron limpiando. Hermione sentía una angustia terrible que le oprimía el estómago, y Draco no sabía cómo romper la barrera existente entre ellos dos con el profesor delante, por lo que no levantaba la vista del caldero que limpiaba. Hermione había estado esquivándole todos esos días, en la realidad y en los sueños... y se sentía más lejos que nunca de lograr que le perdonase.

Hermione sabía que él quería que le perdonase, y ella extrañamente deseaba perdonarlo... pero algo en su cabeza le decía que no debía, que era un chico malo y no merecía perdón. Sus disputas internas cesaron cuando sintió una extraña sensación. Sentía que la miraban... que Draco la miraba... sentía una quemazón y una incomodidad, y quería levantar la vista, pero a la vez no quería hacerlo... Miedo...

(N/A: lo que viene intercalado es una cancion; "esto desde el punto de vista de hermione" y "esto desde el punto de vista de draco")

"Tantas cosas que decirte
que no sé como empezar"

Hermione se debatía entre levantar la vista o no hacerlo.

"Que te quiero, que te odio,
que sin ti no puedo estar,
pero contigo tampoco
esto tenía que acabar,
aunque no lo que siento,
nunca te dejare de amar."

"Que levante la vista, por favor...", pensaba Draco.

"Tenía miedo de dejar de besarte y perderte,
no se si algún día tendré fuerzas de volver a verte
Sueño cada noche con volver a acariciarte,
te juro que nunca en la vida
yo podré olvidarte"

"No debo levantarla, no debo levantarla", se reprendía Hermione en anticipación.

"Te conocí, me enamoré,
puse mi vida en tu mano,
te quise, aceleré
y nunca pisé los frenos
Debi dejarlo todo hace ya tiempo,
o quizá no,
lo único que sé
es que siempre te echaré de menos"

"Vamos Hermione... mírame".

"Dile a él que te proteja,
dile que te cuide,
cuidale tu a él, dale todo lo que te pida
Guardame en tu corazón,
y que no se te olvide,
que he muerto al perderte,
porque tu eras mi vida."

Y le miró. Levantó la vista, y le miró. El tiempo se paró, los planetas se alinearon y la Tierra dejó de girar cuando los orbes mieles se dirigieron a los grises. Un instante, para comprobar que él la miraba, pero suficiente para que él le transmitiera todo lo que sentía.

"SIENTO NO ENTENDER PORQUE SIENTO LO QUE SIENTO"
"SIENTO ENTENDERLO Y NO PODER DECIR TE QUIERO"
"SIENTO TENERTE SIEMPRE EN MI PENSAMIENTO"
"SIENTO QUE PUEDO PERDERTE Y SOLO DE PENSARLO MUERO"

Eso fue lo que duró la alineación de los planetas. Al instante siguiente, éstos volvieron a su lugar, el tiempo siguió su curso y la Tierra volvió a girar alrededor del Sol, como usualmente hacía.

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A la hora de la cena, nadie había vuelto a pronunciar palabra. Draco se preguntaba si Hermione habría recibido todo lo que él había querido transmitirle con esa mirada. Ella no mostraba ninguna emoción: ni desconcierto, ni nerviosismo, ni miedo, ni enojo. Y eso lo desconcertaba a él.

Pero claro que Hermione tenía emociones en ese momento: desconcierto, nerviosismo, miedo, enojo. Todo a la vez. No entendía al maldito Malfoy, la ponía nerviosa, sentía miedo de acabar cediendo y estaba enfadada por la gran frialdad que demostraba el chico. Un auténtico torrente de sensaciones que aturdían su mente y no la dejaban pensar con claridad.

Pero la gryffindor no era la única persona en la sala que tenía un cabreo monumental. El profesor de pociones estaba muy cabreado. Se suponía que un castigo con Malfoy y Granger debía ser divertido. Y no se había aburrido tanto en su vida. No había miradas de odio, no había reproches, no había inquietud... nadie mostraba ni un sólo sentimiento, y él se aburría soberanamente. Conjuró su cena: una suculenta pata de cordero, con salsa y patatas. En un último intento de desencadenar algún espectáculo que le amenizase, comentó:

- Les convidaría a cenar conmigo, pero veo que están muy ocupados... Es una pena, esta pierna de lechal está deliciosa...

- Soy vegetariana- mintió Hermione.

-¿Ah, sí¿Desde cuando, señorita Granger? Creo recordar que anoche cenó usted un gran pastel de carne...

- Desde que...- iba a decir "desde que le vi a usted comer de esa manera su trozo de pastel", pero sabía que lo que su profesor quería era tenerla en detención otro día más, y no iba a darle ese placer.- desde que lo vomité todo en el baño anoche.

El profesor gesticuló una mueca de entre grima y decepción. La chica no se dejaría enfadar. Y el chico por lo visto tampoco, ya que había permanecido en silencio, sin despegar la vista del caldero que limpiaba. Lo único que le quedaba era la resignación. Ese día no había sido un día divertido, como él había planeado.

Media hora después decidió liberarlos del castigo para acabar con el aburrimiento. Cuando los niños salieron, limpió de un movimiento de su varita el resto de calderos y se fue a su despacho.

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Ya había pasado todo. El castigo había terminado. No había ocurrido nada; ella había controlado la situación por completo; no había cedido... y suspiró tranquila. Lo que no sabía era la sorpresa que le aguardaba en las cocinas del colegio, lugar al que se dirigía para saciar su apetito. Ella no era partidaria de la explotación de esos pobres seres sin derechos que eran los elfos domésticos, pero ¡es que se moría de hambre! Y además, en el Gran Comedor ya había terminado la cena. Así que hizo cosquillas a la pera y pidió los restos de la cena a todo ese montón de sirvientes deseosos de complacerla. Sin embargo no le dieron los restos, sospechó ella cuando se sentó a la mesa que acababan de preparale. Una cena suculenta, para ella sola. Los elfos se retiraron haciendo reverencias. Todos menos uno. Una cara conocida. Dobby.

Dobby miraba al suelo, con aspecto avergonzado. Se dirigió a Hermione:

- Dobby no debería decirle esto, señorita. Pero Dobby siente mucha pena de su amo, señorita. El amo de Dobby viene todos los días a contarle a Dobby que está muy apenado. El amo ha hecho algo muy malo, señorita, y quiere ser perdonado. El amo Malfoy se lo cuenta a Dobby porque no tiene amigos...

Dobby enrojeció fuertemente y empezó a chillar como loco, mientras corría a la pared más cercana y comenzaba a darse cabezazos contra ella.

-¡Dobby malo¡Dobby malo!

- ¡Dobby, para¡Te prohibo que te hagas daño!

Dobby paró en seco y agradeció jadeando la orden de Hermione:

-Gracias, señorita Granger.

- De todas formas, Dobby, Malfoy ya no es tu amo. Lo que hizo es muy malo y va a ser muy difícil que le perdone- añadió con dureza.

Un corazón palpitó de alegría unos pasos más allá, en el armario de las escobas. "Difícil", pensó Malfoy, quien se había escondido al oír entrar a la chica en las cocinas. "Pero no imposible." Hermione podía ignorarle a él, pero no a Dobby. Sabía que ella había creado alguna estúpida sociedad en favor de los derechos de los elfos, y que intentaba liberarlos por todos los medios. Podía hacer sentir mal a un igual, pero no a un ser inferior por el que sentía compasión. Ese era el punto débil de la castaña, que sin duda el rubio iba a utilizar. Sonrió con esperanza. "Ya sé cómo ganarme el cielo"

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Holaaaaaa! Jo, ya sé que lo mío es un sacrilegio, pero que se le va a hacer. No estoy contenta con cómo me ha quedado el capi, pero bueno. Me resulta muy flojo... será que se han ido mis musas. Aún así, espero que os haya gustado. Podéis (debéis) dejarme una review.

La cola para darme una paliza es esa que veis ahí...

Besos!

Lena-Malfoy.-.Draconisa

Miembro de la Orden Draconiana (por supuesto)