Gracias a los que han dejado un comentario al primer capítulo. Me gustaría saber lo que opinaís aquellos que estais leyendo esta historia.

Aviso : En este capítulo hay mención de sexo homosexual, pero nada explícito.

UN CUENTO DE HADAS AL ESTILO DBZ

Capítulo Segundo

Al día siguiente, sus amigos de la infancia, Yamcha y Puar, fueron a visitar a Goku. Hacía mucho que no le veían y querían recordar con el los viejos tiempos en que vivieron fantásticas aventuras. Pero su sorpresa fue grande cuando en lugar del muchacho vivaracho y jovial, se encontraron con un Goku derrumbado, al borde de las lágrimas.

Afortunadamente, la bruja Chichi no se encontraba en casa en ese momento y los tres amigos podían hablar con toda libertad, así que nuestro héroe les abrió su corazón, contándoles todo lo que había sucedido.

Puar, al escuchar las cuitas de su amigo y verle en un estado tan lastimoso, como tenía un corazón generoso puso su todo empeño en encontrar la forma de ayudar a Goku. Así que se le ocurrió una genial idea.

Como era una gata con poderes mágicos, entre ellos la habilidad de transformarse en cualquier criatura o cosa que se le antojara, llegado el momento de la cita, ella adoptaría la apariencia de Goku y se quedaría con Chichi. Así Goku podría encontrarse con el príncipe de sus sueños y su perversa esposa no sospecharía nada.

Goku no podía contener su alegría, ahora tenía la oportunidad de ver su sueño hecho realidad. Con las esperanzas renacidas, comenzaron los preparativos para que su plan tuviera éxito. Yamcha se encargaría de proporcionar a su amigo unas ropas adecuadas para tan señalada ocasión, Goku no podía acudir a su cita con uno de sus raídos uniformes o sus gastados trajes. Incluso su hijo, que había escuchado todo sin que los demás advirtieran su presencia, estaba dispuesto a ayudar, pues deseaba que su padre fuera feliz, al fin y al cabo lo merecía pues siempre había estado dispuesto a sacrificarse por los demás. Así pues, a Gohan le encomendaron la misión de distraer a su madre para que su padre pudiera prepararse para su cita y salir inadvertidamente.

Cuando finalmente Puar y Yamcha se despidieron, Goku no podía estar más agradecido por poder contar con el apoyo de tan magníficos amigos, y especialmente por tener un hijo tan maravilloso.

Cuando llegó el momento crucial todo salió según habían planeado. Una vez que Chichi llegó a casa, Gohan la llamó para charlar con ella en su habitación. El inteligente muchacho sabía que su madre podía pasar horas escuchándole cuando le hablaba de sus progresos en la escuela.

Mientras, Puar y Yamcha regresaron con todo lo necesario. Sin perder tiempo, Goku se cambio de ropas. Mientras tanto Puar se transformó en la viva imagen de Goku, el parecido era tan asombroso que nadie podría sospechar que no era el propio saiyan.
Antes de que Goku se marchara Puar le hizo prometer que estaría de vuelta a casa a medianoche, pues la gata no podía mantener la misma forma una vez terminado el día. Finalmente Yamcha y Puar desearon suerte a su amigo, mientras este salía volando para encontrarse con su adorado príncipe.

Vegeta había llegado al lugar convenido muy temprano, incapaz de quedarse en casa hasta la hora señalada. En su larga espera se había estado torturando con sombrías ideas. ¿ Y si su amado no acudía a la cita ¿ Y si llegado el momento de la verdad, el príncipe se acobardaba y no se atrevía a confesar sus sentimientos ¿ Y si su querido Kakarot le rechazaba ? Tantos "Y si" le estaban volviendo loco.

Pero todos sus temores se desvanecieron una vez que llegó Goku. Vegeta se quedó boquiabierto, con los ojos como platos, sin poder articular palabra. Totalmente sonrojado y casi babeando ante el impresionante aspecto de Goku. Con una camisa de seda blanca, desabotonada hasta el pecho, y esos pantalones de cuero negro, tan ajustados, y su encantadora sonrisa. ¡Pura perfección hecha carne!

Una vez que logró salir de su estupor, Vegeta tomando las manos de Goku entre las suyas, le confesó su apasionado amor, le pidió en matrimonio y , sin darle tiempo a reaccionar, le besó ardientemente. Goku estaba como en una nube, todavía no había asimilado lo que estaba sucediendo. Y no sabia si era por que las cosas estaban yendo muy rápido, o por la falta de oxígeno teniendo esa tórrida lengua haciendo maravillas en su boca y esos sensuales labios devorándole ávidamente.

Una vez que dejaron de besarse y recobraron la respiración, Goku miró con tristeza a su príncipe.
"Vegeta, tu eres mi único y verdadero amor, pero soy un hombre casado, y mi obligación es ser fiel a mi esposa."

Vegeta suspiró un tanto frustrado, sabía que Goku tenía un acusado sentido del deber. Pero habiendo anticipado cual sería la respuesta de Goku, venía preparado para salvar todos los obstáculos.

"Pero mi querido Kakarot. Ahora eres un hombre libre. ¿ Recuerdas tus votos matrimoniales ? 'Hasta que la muerte nos separe', pero tu has muerto, y dos veces además, no tienes ninguna obligación con la arpía."

La cara de Goku se iluminó con una espléndida sonrisa, e inmediatamente abrazó fuertemente a Vegeta besándole casi con desesperación.

"Entonces, amor mio, acepto. Me casaré contigo y estaremos juntos para siempre."
"Para siempre. Pero, Kakarot, prométeme que nuestros votos serán 'hasta más allá de la muerte, por toda la eternidad'." Goku rió deleitado, robando otro ardiente beso a su adorable príncipe. Después consumaron su amor bajo el cielo estrellado.

Hicieron el amor durante horas, hasta que de repente Goku recordó la palabras de Puar. El pánico le invadió cuando se dio cuenta de que ya había pasado la medianoche. Chichi lo habría descubierto ya todo y él perdería a su hijo.

"No, no, no", repetia desesperadamente, derramando amargas lágrimas sobre el suelo en que yacía. Y, repentinamente, salió volando dejando abandonado a un atónito y preocupado príncipe.

"Kakarot, amor mío. ¿por qué me has dejado solo sin siquiera despedirte¿He hecho algo que pudiera disgustarte¿O tus palabras de amor eran falsas?"

Cuando se levantó para marcharse, Vegeta descubrió la cosa más sorprendente. Sobre la hierba, en el mismo lugar en que Kakarot había vertido sus lágrimas, había un espejo que bajo la pálida luz de la luna resplandecía con un extraño brillo.

"Tan bello como Kakarot." Susurró Vegeta, guardándose el espejo, antes de dirigirse a casa.