DISCLAIMER: Mankin SÍ es mío por que soy Takei-sama. Verán tengo este mal hábito de ir por Venezuela disfrazada de esta niña idealista y romántica de 18, pero en realidad, soy todo un japonés tensai de mangas .-... Hay chance de que alguien me crea?
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WHISPER TO OUR HEARTS
Capítulo Once: Neko(1)
Con un gran aspavientos de cuervos(2) remontando asustadamente el vuelo, se abrió paso entre el denso follaje del bosque, quitando las ramas de pequeños arbustos que pudiesen desgarrar su ropa. Caminando mientras veía concentrado el libro delante de él, el sonido de sus sandalias rebotaba en el espectral silencio que lo rodeaba, dando la sensación de que alguien lo perseguía.
Moviendo sus orejas cada vez que un sonido fuera de lo común se hacía oír en el silencio de golpes de madera, Matamune alzó la vista y miró a su alrededor con creciente satisfacción. No habría encontrado la mansión Asakura y de seguro había leído mal la guía de Izumo que traía entre sus garras, pero había encontrado un hermoso lugar para acampar, para cuando así lo quisiera.
Volteando el mapa de la guía a ver si ése había sido el problema, el nekomata continuó su camino tranquilamente, a veces distrayéndose ante un espíritu que le pasaba por al lado, viéndolo con ojos desmesurados; por lo visto, pensó Matamune, ni en la muerte era común ver un gato leyendo una guía turística.
Riendo para sus adentros y pensando en lo impresionables que eran los humanos, se metió el libro del cinto y ronroneó al ver un matatabi(3) que crecía bajo la sombra de un árbol. Agachándose y desenterrándolo, limpió la raíz y comenzó a mordisquear la punta, sonriendo ante los pequeños placeres de la vida.
Ya era tiempo. Podía sentirlo, aunque su furyouku se estuviese agotando día con día, Matamune podía sentir cómo se movía intranquilo en la grama y casi podía imaginarlo con esa mirada melancólica que usa cuando cree estar solo.
Casi podía ver a Hao, con sus cuatro años, pensativo en la orilla de algún río, pensando en lo que pasaría dentro de ocho años.
Suspirando ante su mal hábito de pensar en lo que no debía, saltó a la rama de un árbol y se quedó allí, recostado del tronco, viendo cómo la tierra entera se estremecía ante cada trueno que resonaba en el cielo, mientras los animales corrían a buscar resguardo y los espíritus ocasionales miraban tristes las nubes, soñando con poder volver a sentir la lluvia sobre sus cabezas.
Pero no era tiempo de deprimirse, era tiempo de corregir errores.
Jugueteando con la matatabi, Matamune se dejó caer en el sopor de que traía el aire húmedo y balanceó una de sus patas distraídamente, cuidando que su sandalia no se saliera y fuera a caer en la cabeza de un pobre transeúnte que como él, buscaba una cosa y había conseguido otra.
Hao. El destino había sido tan cruel y tan benévolo al traerlo a su aldea aquél día. El nekomata cerró los ojos mientras se dejaba llevar por sus cavilaciones: aquél día, Hao había aparecido con su comitiva en la aldea que era suya, en la que él luchaba por sobrevivir, y le había ofrecido no sólo libertad de su vida miserable, sino una nueva vida, un nuevo propósito que fuese algo más que sobrevivirle al destino.
Matamune nunca se olvidaría de Hao sama y todo lo que él le dio.
Abriendo un ojo perezosamente al sentir la primera gota caer en su nariz, sacudió su cabeza, moviendo sus orejas y pegándolas más a su cabeza al sentir cómo la lluvia comenzaba a mojarse sin piedad. Decidiendo que no estaba en peligro mortal por el simple hecho de no estar realmente vivo, continuó comiendo la raíz, mirando al suelo, observando cómo los shinigami(4) se movía de un lado para otro, intranquilos por la tormenta.
Matamune tampoco podría olvidar todo lo que le hizo a Hao sama.
En verdad él pensó que estaba haciendo lo correcto. En aquel momento y aún ahora, el nekomata pensaba que había hecho lo correcto al traicionar a Hao sama, por más que pareciera lo contrario. Sin embargo aún hoy, Matamune pensaba que debió existir otra posibilidad que él no vio en el momento y que tal vez hubiese dado mejores resultados.
Tal vez.
Pero sólo había intentado proteger a Hao sama de su más grande enemigo, el peor de todos: de sí mismo. Hao sama estaba perdiendo su camino; aquello que había conservado como meta durante tantos años comenzó a deteriorarse y a retorcerse, a convertirse en un ideal imposible y frustrado antes de intentarse. Si él no hubiese intentado hacer nada y sólo se hubiese sentado, como ahora, a ver cómo su amo se destruí con cada pensamiento y con cada rencor jamás se hubiese perdonado.
No que realmente lo había podido hacer por lo que sí había hecho.
Matamune se volvió a sacudir, levantando su mirada al cielo y escuchando con atención el sonido de las gotas mientras producían una sinfonía de sonidos al chocar contra todo lo que se encontraba en el bosque: el cielo estaba llorando y a su vez, él también sentía cómo su alma lloraba, adolorida, creando sonidos diferentes pero armónicos con aquellos a su alrededor.
Pero no se iba a dejar consumir por eso.
Había leído demasiados libros de filosofía como para dejarse hundir en una depresión sin sentido.
Por algo decían que los optimistas iban a acabar con el mundo.
Matamune oteó el horizonte, moviéndose entre las ramas para poder ver mejor entre las copas de los árboles. Seguiría hacia el horizonte. Caminaría todo lo que hiciera falta con tal de encontrar en su destino una palabra de perdón y un descanso de su remordimiento. Después de todo, así como sentía a Hao sama sentía también otra presencia, igual de conocida aunque menos fuerte, moviéndose en el mismo bosque en el que estaba él.
Después de todo, Yoh Asakura era un joven prometedor, un joven que podía terminar aquella tarea que él, Matamune había comenzado: la salvación del alma del onmyouji(5) Hao Asakura.
Sacando su guía nuevamente, releyó la dirección y asintiendo, la volvió a colocar en su cinto, mientras saltaba en el cielo que lloraba con él, hacia la promesa de un mañana.
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HI! TUTI DESU!
Ne, ne mina, qué tal les pareció? está cortito, pero me gusta cómo este quedó, aunque la frase final fuese frase de novela Corín Tellado, pero... todos necesitamos un poco de dramatismo en nuestras vidas.
Personalmente, y aunque lo que sé de él es casi nulo (uno puede hacer poco con sólo el tomo 19 y 20 del manga y los drama CD's) Matamune es un personaje al que le tengo especial afecto. Es único, con una personalidad tipo Yoh, pero mucho más madura, más sabia y lo suficientemente mordaz para caer bien a todo el mundo. Aunque no es directamente de la familia Asakura, me pareció importante ponerlo, no sólo por su relación con Hao, sino para tratar de mostrarles a todos cómo serían cinco minutos con Matamune y sus pensamientos acerca del amo al que tanto quiso; insisto, esto no es una obra maestra dados los pocos momentos que me sé de este personaje, pero aún así salió adorable en la primera página no creen?
NOTAS GENTE! MUAHAHAHA!
'Neko' es la palabra en japonés para 'gato'... muy apropiado, no les parece?
Esto es una broma muy japonesa y muy apropiada para este momento XD. Matamune está pedido por no saber leer la guía, así que cuervos sobrevuelan la escena... les parece conocido? Bueno, es que cuando un personaje hace algo tonto, el llanto de los cuervos suena (en japonés) como la palabra 'baka' ('tonto' XD)
'Matatabi' es la 'cosa' que más le gusta a Matamune: es una raíz de una planta, que sirve para fines medicinales.
'Shinigami' significa 'Dios de la Muerte' y en ManKin son las pelotitas verdes que Yohmei tiene siemrpe a su lado (y que le sirven el té! Es demasiado cómico! XDD)
'Onmyouji' es técnicamente, la especialización como shaman de Hao y de Yohmei: son gente que adivina la fortuna gracias a la ayuda de sus espíritus.
Listo! Ahora nos queda sólo un capítulo! Admito que soy un escritora desastrosa que no conoce las 'líneas límites' para postear lo que hace... pero ténganme paciencia mina! Alli les voy!
Ja na!
P.S.: Nuevamente no me deja poner las líneas, gomen ne! T.T
Próximo: Las flores de Sakura son algo maravilloso: son un tesoro, el vínculo entre el cielo y la tierra, un augurio de vida nueva.
