Marzo 1812

"Pensé que te ibas a quedar en Hertfordshire un día más." Elizabeth lo saludó con una gran sonrisa.

"Afortunadamente logré terminar todo antes de tiempo y llegué hace dos horas." Le besó las manos, "te extrañé muchísimo estos tres días."

Elizabeth se sonrojó, "Yo también te extrañé."

"Sabes, en las cuatro horas de viaje de Hertfordshire a Londres estuve pensando en ti y en que iba a decirte la próxima vez que te viera." Hizo una pausa, "Pensé que primero debía decirte que te extrañé mucho," le besó una mano, "después pensé que quizás eso no era suficiente; quizás debía decirte que pienso en ti constantemente, y en estas últimas semanas me he enamorado de ti irrevocablemente." Le besó la otra mano, "Pero después de pensarlo seriamente, me parece que es otra cosa la que quiero decirte o mejor dicho preguntarte." Hizo una pausa, "¿Quieres saber qué es?"

Lizzy sonrió y asintió.

Lord Sebastian se arrodilló y le tomó ambas manos, "Elizabeth, mi amor, ¿me harías el gran honor de ser mi esposa?"

Lizzy asintió, "Si, el honor es mío Sebastian."

"¿Puedo besarte?"

Lizzy asintió, Sebastian se levantó y se dieron un tierno beso.

El Sr. Harrison dio su consentimiento para que Elizabeth se casara con Lord Sebastian, y la boda fue fijada para mediados de junio en la Catedral. Posteriormente, Lord Sebastian mandó publicar un aviso al periódico con la noticia de su compromiso con Elizabeth.

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La noticia del compromiso de Lord Sebastian con Elizabeth fue tomada con diversos grados de entusiasmo e interés por los familiares y amigos de la pareja. Lord Frederick estaba satisfecho que su hijo se casara con la mujer que amaba, y estaba seguro que iba a ser feliz. Darcy tomó la noticia con fingida calma, no le agradaba la idea de seguir viendo a Elizabeth. Todavía pensaba en ella más de lo que debía, y ya era tarde. Ella se iba a casar con Lord Sebastian, y él estaba cortejando a Lady Jane… Se arrepintió más de una vez de no haber actuado cuando tuvo la oportunidad, pero solo él era el culpable.

Georgiana estaba inmensamente feliz que su 'hermano' se casara con su mejor amiga, y la Sra. Campbell y Marianne estaban muy contentas por Elizabeth.

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En la segunda semana de marzo, Mary, su esposo y Kitty viajaron a Londres para asistir a la boda de Jane. Incluso Elizabeth, pese a que se veían muy poco en Londres con Jane fue invitada a la boda.

Jane estaba radiante con un vestido celeste claro que resaltaba el color de sus ojos, y su flamante esposo parecía estar muy enamorado de ella. El desayuno de bodas fue en casa de los Gardiner, y solo asistieron personas muy allegadas a la familia, incluyendo a Elizabeth.

A insistencia de Lord Frederick y Lord Sebastian, Mary y su esposo accedieron a quedaron dos días adicionales en Londres y se hospedaron en casa de Lord Sebastian. En una charla que tuvieron un día antes que Mary volviera a Hertfordshire, le contó a Elizabeth que el medico había confirmado que estaba embarazada. Esta vez estaba segura que todo iba a salir bien y en unos cinco o seis meses iba a tener su bebe.

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La noticia de la boda de Jane Smith le cayó como un balde de agua fría a Bingley. Si bien desde hacía años sabía que no podía casarse con ella, sin lugar a dudas fue la primera y única jovencita que hasta ese entonces realmente le interesó, e incluso estuvo genuinamente enamorado de ella por unos años…

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Tres días después de la boda de Jane, Fanny entró en trabajo de parto. No fue fácil, pero después de 16 horas y mucho esfuerzo nació Edward Stevens. Pero a raíz de la pérdida de sangre, Fanny estuvo varios días muy grave. En los tres días que no se sabía si Fanny iba a vivir o no, el Sr. Stevens no se separó de su lado, ni siquiera para ver a su hijo que una nodriza se ocupaba de alimentarlo.

Muchas personas en Meryton no entendían como un buen hombre como el Sr. Stevens podía estar casado con una mujer tan manipuladora; pero lo cierto es que Patrick Stevens estaba profundamente enamorado de ella. Rezó muchísimo para que ella se recuperara, le ponía paños fríos en la frente y la bañaba para bajarle la fiebre, le pedía que hiciera un esfuerzo y no lo abandonara. Al cuarto día la fiebre bajó y Fanny estaba ya fuera de peligro. El medico les sugirió que por las dudas tomaran precauciones ya que no era conveniente que Fanny quedara embarazada por al menos un año.

La recuperación fue muy lenta y le llevó casi tres meses. El niño era saludable y los padres estaban encantados con él. Al cuarto mes, a insistencia de Fanny que realmente quería a su esposo, volvieron a retomar sus actividades matrimoniales, aunque nunca más volvió a quedar embarazada.