Disclaimer:
Como siempre, nada me pertenece.... -.-
Agradecimientos:
Jeje... Tengo que agradecer a todas las personas que me han dejado reviews! La verdad es que soy adicta a ellos, saben? ^.^ Pero como que quiero dar una imagen determinada y fuerte de que realmente no me interesan ^^;;; (cuando es todo lo contrario =P)
Lucil: Hmm... creo que contigo ya he hablado bastante, no? ^.^ Mi preocupación principal era que no quería que creyeras que me había plagiado tu historia o algo asi... (y esto va dirigido también a todas las otras personas que han escrito sobre la misma base ^.^). Como ya dije antes, espero leer tu continuación pronto!
May Potter: Completamente de acuerdo que la base no es para nada original, ya he leído varios fanfics con este tipo de pre-supuesto... pero como que quería hacer mi versión... ^^;;; De todas maneras, trato de no robar ideas de las demás personas... Gracias por pensar que la historia vale algo (a veces me falta motivación =P)
Selene: Debo de admitir que tuve problemas con la parte "dulce" de Voldemort... -_- No quería que se saliera demasiado de su personalidad (desde cuando el Dark Lord es dulce?!), pero te aseguro que apreciará a Harry (a su manera) ^.^ Y sobre Harry siendo mortífago (ughh... en la historia siempre vas a leer death eater, simplemente no me acostumbro a esa palabra!)... digamos que él también va a encontrar su propia forma de apoyar a su 'papi'. Gracias por tus alientos, me dan ganas de escribir más rápido la historia (cosa que con mis exámenes ha sido casi imposible...)
Cerberusmon: Me agrada que te guste como enfoco a Voldie ^.^ (Me tomó MUCHOS problemas encontrarle su 'toque'...). Sobre Harry entrando a Hogwarts... debo de advertir que me tardaré MUCHO tiempo en llegar allá... Sorry, pero quería trabajar la infancia del niño antes de lanzarlo allá ^.^ (espero me perdones por la demora... je ^^;;;)
Otra Katie: Gracias! Y me agrada que te haya encantado... prometo esforzarme con Voldie... ^.^ (no pensaba hacer el tercer episodio de esa manera... honestamente! *suspiro* Como que la historia cobró vida propia... Ahora me aterra no estar a sus expectativas ^^;;;
Kate: Me alegro que te haya agradado ^.^ En cuanto a que te has viciado... umm... muchacha, sabes que los vicios no son buenos, verdad? ^^;; Pero me siento halagada. Espero que la espera por este capítulo no haya sido larga... Y sip. Pienso continuarla hasta... bueno... la verdad es que no lo sé. Al menos ya tengo visualizada la historia hasta que Harry cumpla 11 y llegue a Hogwarts... pero luego, simplemente no tengo la menor idea =P

De Oportunidades Perdidas
De Varitas y Verdades

-Debo recordarles que utilizo palabras de la versión en inglés de los libros? Después de todo, si han leído los capítulos anteriores, no debería de mencionar siquiera esto... ^.^
-Unplottable = El hechizo para hacer que ciertos lugares no aparezcan en los mapas.
-Dark Mark = Marca Tenebrosa
-Death eater = Mortífagos

-AH! Me olvidé de poner esto en el capítulo anterior... Estoy consciente que en la versión en español, el verdadero nombre de Voldemort es Tom Sorvolo Ryddle (Yo soy Lord Voldemort), mientras que la de inglés es Tom Marvolo Riddle (I am Lord Voldemort). Este fanfic está basado en lo que he leído de los libros en inglés, así que es justo que utilice el nombre original, no les parece? ^.^

-Una nota adicional... Este capítulo verán que se titula "De Varitas y Verdades", ¿no? Pues... como que al escribirlo me di cuenta que iba a ser un poco largo... y no quería dejarlos sin una actualización por mucho tiempo... Esta es la razón por la que he abandonado mi antigua idea de hacer un año por capitulo y espero avanzar pausada (y ojalá que sea constantemente), la historia. Así que en esta parte no hay ni verdades, ni varitas ^^;;; Si desean que escriba un año de Harry por episodio, me avisan por medio del review, ok? Pero tengan en cuenta que me demoraré más en publicarlo... =P


El clima era perfecto. El mar arrullaba con sus olas la arena que tocaba. La brisa salada murmuraba palabras serenas en sus oídos. El sol bañaba su piel con un brillo pálido y dorado. La arena blanca debajo de él le ofrecía cómodo reposo.

Echado boca arriba y con las manos tras su cabeza, Harry disfrutaba de la localidad que sería su hogar por unas semanas... u horas, si es que la situación cambiaba drásticamente. Aún no entendía la razón por la que incontables veces se habían trasladado a ambientes inhóspitos y desiertos, pero al menos en esta ocasión, la isla abandonada y unplottable le agradaba. No hacía extremado frío, ni condenable calor. Realmente era una delicia poder estar en donde estaban, lo consideraba unas vacaciones después de todos los horribles lugares en que se había alojado por los últimos meses.

Nagini se hallaba recostada a lo largo de su barriga, disfrutando del sol tanto como él. En esta ocasión eligió darle una forma pequeña, casi inofensiva, si considerabas que nunca perdía la habilidad de su poderoso veneno.

¿Por qué no me dejas intentarlo, Nagi? -le preguntó al reptil.>

La serpiente golpeó con su cola la barriga de Harry en señal de desacuerdo y enojo. Sin embargo, mantuvo su cabeza sobre la superficie del delicado cuerpo, con lo cual indicaba mera indignación.

El niño había aprendido a leer las emociones de su amiga poco tiempo después de haberla conocido. En cuanto a su personalidad, se podía decir que era irritable y obstinada, pero increíblemente leal (o al menos a su padre y a él).

Harry sabía que ella jamás le haría daño intencional, pero eso no evitaba que el muchacho le tuviera cierto respeto cuando sus acciones la involucraban. Nagini era su única amiga y acompañante, por eso siempre evitaba alguna confrontación directa. Demy, no era lo mismo. No dejaba de llamarlo "amo" y en todos los juegos que participaba, siempre lo dejaba ganar sin poner batalla. Se ponía aburrido. Peor era el caso de los otros tres elfos domésticos en la casa. Mon, Laere y Abei, siempre lo llamaban "amo Harry Potter", nunca entablaban una conversación real con él y algunas veces actuaban extrañamente, como si no supieran lo que pasaba en la habitación. Lo cual, debió recordarse, no era tan raro considerando que se encontraban bajo la maldición imperius o alguna versión de ella... Nunca se había dado la molestia de investigarlo más a fondo.

¿Otros niños?

Con la inestabilidad de su hogar, pocas veces llegaba a hacer amistades, y la mayoría de ellas eran de procedencia muggle. Harry no tenía nada en contra de ellos, pero no era capaz de decir lo mismo de su padre. Tom los despreciaba, además de considerarlos un peligro constante para el niño. Esto le reducía considerablemente el contacto con otros seres capaces de inteligencia.

Por favor. Por favor. Por favor... Sólo una vez, te lo prometo -imploró a la criatura.>

Nagini sacó la lengua y lo miró atentamente, considerando su respuesta.

Dejó de respirar esperando con anticipación.

Lo lamento, amo Harry -negó con su cabeza mientras el niño soltó el aire.>

Gruñó y alzó su mirada al cielo, las nubes blancas formaban figuras deformes encima de ellos.

Al menos podrías dejar de llamarme "amo", suenas como Demy.>

El sonido de las olas era relajante.

Me ofendes, Harry>

Sonrió. Dejó el asunto de discusión deslizarse de su mente. Nagini nunca le dejaba experimentar con su forma, sentía que era una humillación que Harry quisiera darle colores embarazosos. La verdad era que si su padre o la niñera le dijeran que se vistiera con túnicas de morado y fucsia fosforescente que brillaban en la oscuridad, él hubiera tenido la misma reacción.

El olor del ambiente era suave y delicado. Ojalá mañana tenga la oportunidad de bañarse en el mar... si nada ocurría durante la noche que los hiciera mudarse el mismo día.

Un templado escalofrío recorrió su sangre. Abrió sus ojos. La serpiente levantó la cabeza, atendiendo el llamado.

Amo Harry... -comenzó ella.>

Lo sé. Ve, Nagi.>

Su padre requería su presencia, y por la sensación de ésta, debía ser algo importante. La pequeña serpiente verde se deslizó por su pecho, acercó su cabeza al rostro del niño y lamió su nariz en señal de afecto. Harry le sonrió tímidamente, ella sabía lo mucho que odiaba que los separaran en ocasiones así. Asintió para demostrarle que no había problema. Nagini sonrió y dejó que su forma se deslizara por el Parsithel. Un frágil tintineo en su sangre y el peso de su pecho desapareció. Con un suspiro, volvió a mirar el cielo despejado, rogando que regresara pronto.

Últimamente este tipo de situaciones pasaban con frecuencia, y por experiencia, Harry tenía el conocimiento que no regresaría rápidamente. Cerró sus ojos momentáneamente, esperando que el canto de las olas le quitara el sentimiento de soledad que posaba sobre él. Sabiendo que iba a ser imposible, el muchacho se levanta de la arena. Desperdicia un instante apreciando el panorama tranquilizador y luego agarra su Nimbus 1500, que reposaba a su lado. Si había algo que lo lograba distraer de todo tipo de preocupaciones, eso era un largo y prolongado vuelo en su escoba.

Sin más, despega del suelo y se dirige al bosque a su espalda. El intentar no golpearse con las ramas, además de entrenar sus habilidades y reflejos, prometía entretenerlo largo tiempo antes que tuviera que regresar a la casa a la hora de almuerzo. Pero los árboles eran impasibles y silenciosos a su alrededor. No ponían resistencia. Permitían que el niño se deslizara en su territorio aún sin invitación. Notando la falta de dificultad que esta actividad le ofrecía, Harry suelta su concentración y actúa por instinto, dejando sus pensamientos divagar, como en otras tantas ocasiones.

¿Había cambiado mucho su vida?

Sí.

Desde su cuarto cumpleaños, ese día de Halloween, su vida se volvió diferente...

Por el lado positivo, Demy le había enseñado a leer. Harry ya podía almacenar importante información de numerosos tomos de magia por sí solo, aunque no negaba que le agradaba ser acurrucado por la voz de su niñera. Además, su padre le daba pequeñas lecciones prácticas del conocimiento de vez en cuando. Era en esas clases que le permitía utilizar su varita para aprender los hechizos básicos. Debía admitir que se sentía orgulloso, sobretodo cuando Tom se mostraba encantado cada ocasión que no le bastaba sino un único intento para lograr el efecto deseado.

Nunca había querido defraudar a su padre y no quería empezar ahora. Esta era la razón por la que diligentemente leía párrafos ridículamente complejos para complacerlo.

Sin embargo, el mejor de todos los cambios y variaciones, era sin duda la presencia de su mejor amiga. Nagini era más que una compañera, era su confidente. Las cosas que no se atrevía a susurrar ante su padre, las repetía numerosas veces a la criatura. Ella escuchaba atentamente y le proporcionaba consejos. Era increíblemente sabia.

Pero no todo era color rosa.

Las desapariciones nocturnas de su padre se habían vuelto numerosas, llegando al punto de convertirse diarias en los últimos días. Además debías de considerar las pesadillas y los dolores de cabeza que iban en aumento... El dolor lo podía tolerar, después de todos los castigos de su padre, Harry había desarrollado cierta resistencia a la placentera sensación. Pero eran las horribles imágenes que lo asaltaban de noche lo que impedían que descansara en paz. La duda que venía al levantarse. ¿Será verdad...?

No era cierto.

No podía ser.

Sintiendo el aire caliente rozar su piel y agitar su caótico cabello, el niño cerró los ojos momentáneamente. Soltó la contenida respiración y dejó que el disfrute de la actividad relajara sus músculos.

Algo rozó su rostro.

Instintivamente se llevó una mano a la cara. Mojado... y oscuro. Levantó la mirada.

Demasiado tarde.

***

"¡Papá!"

El hombre no se molestó en voltear. Sus túnicas hechas trizas y tirado en el suelo, parecía que le costaba trabajo respirar. Todo el vaticinio se encontraba bañado en sangre... Tenía su vientre expuesto, con un gran corte transversal ahogado en el oscuro líquido. De la herida, se veía que sus intestinos se retorcían y peleaban entre sí, una burda imitación de batalla entre las cabezas de una runespoor. Sus piernas se encontraban dobladas en ángulos imposibles, y su brazo derecho se hallaba terriblemente quemado, pudiendo percibir el olor a carne cocinada desde la distancia. El ojo izquierdo estaba cerrado, con tintes morados alrededor. Distintos tipos de dagas se hallaban embestidas en su cuerpo, y la sustancia esparcida por el suelo transformaba la escena en una tortura visual para el niño. La sola idea que eso fuera su padre...

"No eres realmente mi hijo, ¿sabes?"

Se dio vuelta para saludar la figura paterna sentada en el bote. La luz de luna alumbraba el hermoso paisaje natural, y la laguna reflejaba la brillante perla sobre su superficie. Se acercó al hombre, éste le indicó un asiento a su lado. Harry alzó la vista a las estrellas opacadas por el espejo.

Esto no era real. Estoy soñando, un pedazo de sí gritó. Volteó a mirar al hombre.

La persona vestida en túnicas oscuras se encontraba sentada sobre un sofá rojo, con él a un costado. Al parecer tenían tazas de té en sus manos. El niño no vio el contenido.

"No eres realmente mi hijo, ¿sabes?"

Volvió a repetir.

"Lo sé, padre."

El rostro del hombre era inexpresivo. Hecho de piedra, pero libre de las marcas. Bebió de su taza de té. Harry hizo lo mismo. La sustancia aunque dulce, no le agradaba, tenía el impulso de arrojar la porcelana lejos de su persona. El líquido templado le susurraba perder el control y rendirse a sus demonios. Sin embargo, su padre parecía disfrutarlo, intentó hacerlo también.

La taza del hombre se transfiguró en una serpiente roja, que danzó sobre su regazo.

"¿Deseas más?"

La sonrisa dibujada en su rostro le dio valor al niño para aceptar. Asintió y sostuvo su taza para que la llenara. Así lo hizo.

"Ah... ¿Harry...?"

La pequeña serpiente escarlata se había envuelto en el cuello de su dueño, y el mar frente a ellos resplandecía con el ocaso del sol.

"¿Si, padre?"

"No eres mi hijo. Ya no más."

El muchacho asintió de nuevo, bebiendo más líquido de su vaso con un sorbete. El sonido de las olas le recordaban algo. ¿Qué? Mantuvo el silencio para concentrarse en seguir el hilo de pensamiento... Sentía su cabeza nublada. Pesada. Algo sobre el mar. Las olas. Una isla, ¿quizás?

Nada.

Perdió el momento. Relajó su atención al presente.

"Hmm... ¿y Harry...?"

Miró al hombre. La delicada serpiente aún jugueteaba en su cuello. El rítmico movimiento de su lengua era apaciguador.

"¿Si, padre?"

"¿Te agrada?"

Mirada en su vaso. La líquida sustancia reposaba serenamente en su contenedor. Sin prestarle mucha atención, notó que lentamente el envase incrementaba su temperatura. El contenido comenzó a burbujear. El líquido era increíble. Dulce. Inspirador. Aromático. Candente. Disipador. Bello. Tentador. Importante... Harry quería beber un sorbo más.

"Sí. Bastante."

El hombre sonrió misteriosamente. Volteó su mirada al sol ocultando su rostro.

"Me alegro."

El niño sonrió. La vista de su padre aún se hallaba perdida en el vacío. Siguió su ejemplo e intentó disfrutar del panorama.

"Esa es mi sangre, la que estás bebiendo."

Levanta su mirada al hombre. Su padre estaba con los ojos cerrados y lloraba.

No.

Nagini le había arrancado los ojos, y en esos momentos se entretenía con ellos, mordisqueando burlonamente uno de los globos oculares.

El rostro del hombre muerto sonreía ante él con dos grandes agujeros. El niño cerró sus ojos. Estaba paralizado. Horror desbordaba en sus facciones.

Comenzó a llover.

Deseó que el agua lo limpiara de sus emociones. Al menos era caliente, no sentía frío. Aún con ojos cerrados levantó sus brazos al cielo, rogando por más.

La lluvia caía con mayor fuerza.

Se sentía mejor. Tomó una gran bocanada de aire.

Terror.

El aire se encontraba contaminado por el olor a oxidado.

Desesperación.

Trató de abrir sus ojos.

No podía. No debía.

Raspó sus brazos, intentando desprender de su cuerpo la pegajosa materia. Ya no deseaba más. Detente, quiso gritar. No salió sonido de su garganta. En vez de ello, su boca se llenó de la sustancia metálica. Se ahogaba...

"Ya no eres realmente mi hijo, ¿sabes?"

Abrió los ojos sobresaltado. En un momento de desorientación no reconoció su habitación. Parpadeó. ¿Qué había pasado? Lo último que recordaba era...

Oh.

El silencio pesó sobre sus hombros, haciendo eco de las palabras de James Potter. Ya no eres realmente mi hijo, ¿sabes?

No era verdad.

No podía ser verdad. Él era tan hijo de su padre como de Tom. Aunque no se acuerde del primero completamente, eso no le quitaba el derecho de serlo. James era su padre biológico, y Tom era el que lo había adoptado, dándole un refugio para que no fuera llevado a un orfanato. A ambos los amaba y quería con toda su alma. ¿Cómo podría compararlos?

En todos sus momentos libres vivía con la sombra de sus asesinados padres tras él. Incluso soñaba con ellos. Sin embargo, últimamente los sueños se habían vuelto... peculiares. Le reclamaban cosas que no había hecho. Cosas de las que no tenía control. ¿Estarían molesto con él? ¿Querrían que fuera a vivir con ellos?

No sabía.

Nagini le decía que eran simples pesadillas, alimentadas de sus peores pensamientos y miedos. Aunque ello fuera cierto, no explicaban los demás sueños que tenía... Aterradores imágenes que venían en medio de la noche, acompañadas de un desbordante dolor de cabeza, y que mostraban visiones de Tom con... otros magos y muggles.

Lo que su padre realizaba en aquellas pesadillas, iban mucho más allá de su imaginación. Y aunque de ahí provinieran, la teoría no explicaría el primer eslabón de toda la cadena. Harry nunca visualizaría al hombre querido haciendo esas monstruosidades. Además debías de considerar las extrañas coincidencias...

Pero al fin y al cabo, era su Tom. Su padre. Eso significaba que lo amaba. Quizá tan igual como a James. Bueno, quizá lo apreciaba más que al difunto, mas eso no le quitaba lugar en su corazón a Lily y James Potter. Y que lugar más especial, era el que tenían.

Se incorporó en la cama. Su cuerpo no le respondía eficientemente, sobretodo su brazo derecho, el cual era difícil de controlar. El movimiento le produjo un agudo dolor en el pecho que le impedía respirar normalmente. Trató de relajarse. Respiró profundamente, eso siempre le ayudaba.

Ya veo que te has levantado -una voz silbante flotó en el aire.>

Nagini se hallaba en su lugar habitual, descansando a un costado de su cama, enrollada sobre una alfombra roja. Debió de haberse levantado cuando lo sintió moverse, era increíblemente atenta a aquellos detalles.

Observó la recámara. Las cortinas estaban cerradas, probablemente era de noche. La escasa luz presente provenía del pasadizo gracias a su puerta abierta. Demy no estaba en la alcoba, lo cual no era de esperar, ya que el reptil se encontraba ocupándola en el presente.

Posó sus ojos en su amiga. Sin lugar a dudas había estado con su padre, su apariencia la delataba. Tom siempre tenía la costumbre de darle la misma forma, y la mayoría de veces la vestía de negro. Decía que iba a la moda con las sombras.

¿Cómo te sientes? -le preguntó ella.>

La expresión en su rostro le advertía que lo estaba analizando, tratando de leer. Harry se compuso.

Bien, supongo. ¿Por...?>

El hecho que hayas estado inconsciente en el bosque, con algunas costillas rotas y un brazo fracturado, sin olvidar los arañones por todo tu cuerpo, ¿te parece razón suficiente para preocuparme? -respondió sarcásticamente.>

Ups. La memoria le trajo de vuelta el momento en que perdió la concentración. No debió cerrar los ojos. Una cosa es que sea realmente bueno en la escoba, mientras que otra era que fuera completamente estúpido. Estaba molesto consigo mismo. En el instante en que soltó su atención, se acercó peligrosamente a una rama, y cuando menos lo esperaba, aparece ese árbol frente a él. Al menos se alegraba de no haber sentido el impacto con el suelo. Huesos rotos no sonaba como si fuera un golpe ligero.

Ya veo... -bajó su mirada a sus sábanas.>

Nagini se deslizó de su lugar en la alfombra y subió a su cama, arrastrándose hasta estar cerca del niño. Con su nariz, presiona ligeramente el rostro de Harry, en un intento por demostrarle su afecto y alivio. El muchacho le sonríe tímidamente.

Pausa.

¿Está Tom molesto conmigo? -pregunta con temor.>

La serpiente posa su gran cabeza sobre su regazo. Después de olfatear repetidamente el aire con su lengua, levanta su cuello y niega.

¿Tú crees que me castigue? -sigue con la voz baja.>

Tom tenía la costumbre de reprenderlo y castigarlo cada vez que le sucedían estos accidentes. Nagini trataba de convencerlo que era un niño, y como tal, travesuras y curiosidad llevaban a hechos no planeados. A lo que el hombre refutaba, diciendo que Harry era lo suficientemente inteligente para aprender a planear sus acciones y prever las consecuencias. El niño no sabía si considerarlo un cumplido, que su padre lo considere inteligente, o sentirse mal, porque no era capaz de planificar correctamente...

Ya lo hizo -afirmó silenciosamente la serpiente.>

El muchacho la miró.

¿A qué te refieres?>

Decidió no sanar mágicamente tus costillas. Dijo que te enseñaría a ser más cuidadoso con tu vida, si es que sentías las repercusiones de tus actos. -su mirada era atenta y analizadora.>

Oh. Con que esa era la razón por la que le molestaba respirar y hacer movimientos bruscos. Sonrió y soltó la respiración que había estado conteniendo.

¿Aliviado? -la serpiente lo miraba con curiosidad.- ¿Por qué?>

El niño soltó una risita que mandó chispas por su espina. Aún así, no podía evitar sentirse tranquilizado.

Esto. -señaló deliberadamente a su cuerpo.- Es nada comparando con el dolor de la cruciatus -sonrió más ampliamente.>

Nagini se acercó, nuevamente, a su rostro y lo lamió amablemente.

Me alegro por ti, Harry.>

***

Pensamientos furiosos corrían por su mente.

-¿Un grupo de rock? ¡¿Un grupo de rock, Malfoy?!

¡¿Qué se había creído el insolente?!

Cuidadosamente vertió el contenido de la cuchara en el caldero. La poción cambió a un color verde musgoso.

Una cosa era guerra psicológica, pero lo que proponía el retardado era una ridiculez. ¿De qué serviría persuadir a una banda de rock a utilizar la dark mark como su símbolo? A los ignorantes muggles les daría igual ver su magnífica obra de arte, que un pedazo de mierda estampado en el disco de su banda más popular. Con la moda de hoy en día, incluso ni se vería extraño. ¡Ja! Los únicos que reaccionarían a su poderosa marca serían los que tuvieran conexión con el mundo mágico, y muchos de ellos les prestaban tanta atención a las trivialidades muggles como al Reglamento Mágico del Buen Comportamiento frente a Flobberworms.

Midió cuidadosamente las cinco onzas de sangre de unicornio antes de añadirla a la cocción, la cual se volvió momentáneamente roja antes de establecerse en un azul cristalino. Revisó sus apuntes. Según ellos, había pensado en experimentar hervir la poción hasta que obtuviera el color característico que la pluma de fénix le otorgaba, luego debía de mantener cuidadosamente el combinado en esa temperatura por dos horas. Si se calentaba demasiado, se transformaría en un potente ácido que derretiría el caldero, experiencia le recordaba, mientras que si se enfriaba, todos los ingredientes echados se irían a la basura al obtener una absurda imitación de un afrodisíaco que sólo era potente durante las noches de luna llena.

Presionó con la punta de su varita el caldero. Las palabras "Aún no está lista" aparecieron en la superficie del mismo. Tomó una silla y se sentó, su vista no apartándose de las letras plateadas.

Suspiró.

Esta investigación le estaba tomando demasiado tiempo. Lo peor de todo era que no obtenía los resultados deseados. Por supuesto, intentó una reconstrucción de la infama Piedra Filosofal, pero gracias a la extinción del Mahabl, un pequeño roedor con alas de mariposa, de la cual necesitaba su fresca saliva, era imposible replicarla. Si tan sólo pudiera apropiarse de la maravillosa obra original, no tendría los problemas en el presente. Pero claro, el sabelotodo de Dumbledore tenía que tenerla bajo sus propios ojos, en los terrenos de Hogwarts. Si no estuviera tan desesperado por encontrar la poción que le dé la juventud eterna, esperaría pacientemente a que Harry llegara a edad...

Afortunadamente tenía otros seguros ya preparados en caso de cualquier fatalidad. La muerte no natural no sería un impedimento en sus planes. La primera investigación comenzada años atrás, cuando aún cursaba Hogwarts, había sido todo un éxito. Pero nada se conseguía sin un precio... debías de burlarte realmente del balance del universo. Podría seguir existiendo, aunque ello no significaba que seguiría con vida. Su materia sería completamente destruida. Sería una baja forma de existencia, condenado a poseer otros seres vivos y compartir sus cuerpos para poder tomar forma en el mundo. Condenado hasta que pudiera encontrar el soporte de un fiel death eater que le ayudara a obtener los ingredientes necesarios para un nuevo cascarón...

Las letras brillantes del caldero cambiaron a "Ya casi lista".

Todo eso dejaba el asunto de la muerte natural en las manos de Voldemort. El tiempo era algo con lo que no se podría luchar, de llegar el momento crucial. Gracias a Merlín, aún tenía muchos años para encontrar la manera de detener el tiempo de su cuerpo. Aunque eso no detenía su impaciencia en encontrar el antídoto a la vejez.

La cocción comenzó a burbujear más intensamente. El color transformándose poco a poco de un transparente azul, a un naranja brilloso. Voldemort se levantó de su asiento, la frase se leía ahora "En su punto". Bajó el fuego a lo mínimo, insertando una larga varilla de cristal en el líquido. Mientras ésta no se volviera rosado o azul, la temperatura se encontraría perfecta.

Levantó su mirada a la ventana de su laboratorio. Se había vuelto de noche. Miró el reloj de la cocina. Las tres de la mañana. Se preguntó cómo estaría el niño ahora. Probablemente aún durmiendo.

¿Cómo podía ser tan descuidado el muchacho? Aún después de todas las advertencias que le proporcionaba, y de todos los problemas que tenía dándoles instrucciones precisas a los elfos y a Nagini, Harry siempre encontraba la manera de deslizarse por todas sus protecciones para causarse daño a sí mismo. ¿Quizás era un comportamiento intrínseco del niño? Maldita sea la sangre corroída del muchacho, siempre lo tentaba a cometer actos impulsivos y estúpidos. Malditos sean sus padres, por hacer que el bebé herede todos los trastornos psicológicos característicos de los Gryffindors.

Alzó el fuego al notar un ligero cambio de color de la barra transparente. Un pálido azul se deslizaba lentamente hacia la cima de la varilla. Felizmente esta era una poción que retenía el calor, porque sino, estaría como imbécil regularizando la llama del caldero cada treinta segundos.

No tardó mucho tiempo para que la barra se volviera cristalina de nuevo. La llama bajó en intensidad.

-¿Padre? -un susurro recorrió la habitación.

Miró el umbral de la puerta. Descalzo. No era sorpresa no haberlo oído, entonces. Aunque ello no era excusa por no prestar atención. Si él hubiera sido un auror...

-¿Qué haces levantado, Potter? -ajustó su tono para que no delatara su sorpresa.

El muchacho se acercó a la mesa de la cocina, donde el caldero se hallaba colocado, y tomó asiento en una de las sillas. Voldemort lo miró con atención.

Su respiración se veía un poco agitada, y los movimientos de su cuerpo eran controlados cuidadosamente. Se movilizaba con lentitud, su rostro impasible en un intento de controlar el dolor surcando su espina. Sonrió internamente.

-Tenía hambre, padre.

-¿Qué haces aquí entonces? Estoy seguro que alguno de los elfos domésticos hubiera atendido tu llamado con mucho gusto -su intensa mirada trataba de penetrar la fachada del muchacho.

El niño bajó la cabeza, evitando el contacto visual.

-Es tarde -respondió simplemente.

Ajustó de nuevo la llama del caldero.

-No le veo problema a ello. Ellos están para servir, Harry. ¿Cuál sería su razón de existir si no lo hacen?

El objeto de su mirada se mantuvo en silencio. Varios minutos pasaron entre ellos. Aminoró la intensidad del fuego.

-¿Dónde está Nagini? -finalmente preguntó.

-Dormida -la mirada de Harry se mantuvo perdida lejos de sus ojos.

Voldemort asintió. Miró su reloj. Tres y media de la madrugada. Aún faltaba mucho tiempo que invertir en la cocción, siendo éste un experimento muy delicado, no podía darse el lujo de perder su concentración con el niño Potter. Será mejor mandarlo a la cama con un plato de comida, así se mantendrá lejos de...

-Tom, ¿puedo hacer una pregunta? -su voz seria y determinada, lo sacó de sus pensamientos.

No pudo evitar mirar al muchacho. Y seguir mirándolo...

-¿Qué clase de pregunta? -cuestionó aún con su cabeza sumergida en incredulidad.

Harry mantuvo su silencio, pensando en qué decir y cómo decirlo. Un leve temor recorrió el cuerpo del hombre. No sería posible que fuera la pregunta, ¿verdad? ¿No le había regalado al niño un libro detallado con todas las preguntas y respuestas que pudiera tener al respecto? Pero qué si él quería que se lo explicara detalladamente...

-Esto no es sobre el sexo, ¿verdad? -el pensamiento encontró de alguna forma el camino a su garganta.

Trató de controlar la sensación desagradable que sentía, mientras ideaba rápidas respuestas a los posibles...

-No, padre.

Increíble el alivio que dos simples palabritas podían traerle. Sonrió misteriosamente, o al menos eso esperaba. El nerviosismo que había sentido segundos antes aún no dejaba su corriente sanguínea.

El niño lo miraba esperanzadoramente. Una pregunta no podría traerle daño, si no era sobre aquello que no quería mencionar. Asintió, permitiéndose una rápida mirada al caldero para chequear el estado de su experimento.

-Yo sé que no eres mi verdadero papá. Pero te amo como si lo fueras, y te considero mi padre -se mordió el labio inferior un segundo antes de continuar.- Quiero saber si tú me consideras tu hijo.

Maldición.

¿Qué se suponía que debía responder a esto? Había pensado que era una de esas preguntas objetivas del mundo. De cómo funcionaba la realidad. De cuáles eran las cuerdas que había que jalar para sobrevivir. No Quiero saber si tú me consideras tu hijo.

Quería decirle que no. Que él era simplemente una herramienta más que utilizaría para conquistar sus metas. Que su seguridad le era indiferente. Que disfrutaba torturarlo cada día. Que le agradaba escuchar que lo llamaba padre...

¿De dónde salió eso?

Maldito seas, Tom.

Mantuvo su atención en el vacío. De ninguna manera podría darle una respuesta directa.

-¿De dónde viene esta pregunta, Potter? -su tono frío e indiferente.

El niño cerró los ojos.

-Tuve un sueño. James...

-Los muertos no hablan, Harry -abrió sus ojos para mirarlo atentamente.- Si no pensara que valieras la pena, no me habría molestado en recogerte, o en poner a tu cuidado el Parsithel. ¿No crees? -el niño asintió.- No eres mi hijo, muchacho, pero demuéstrame que tan bien lo serías.

***

El niño sonrió ligeramente.

¿La verdad?

No tenía ni el más mínimo deseo de comer algo. La horrorosa escena con James aún se encontraba demasiado viva en su mente. No pudo dormir de nuevo. Apenas caían sus párpados, recuerdos llenos de sangre se presentaban en la oscuridad. Decidió distraerse por la casa, entonces. Esperar que el cansancio lo venciera, o que el amanecer hiciera su aparición, cualquiera de los dos que ocurriera primero. Ciertamente, no esperó encontrarse a su padre en la cocina. Aunque admitía sentirse alegre de haberlo hecho, un gran peso había sido eliminado de sus hombros.

Se levantó de la silla. Seguramente su padre querría que se acostara. Un tintineo de dolor le recordó estar consciente de sus movimientos. Lentamente se encaminó a la puerta de salida.

-Harry.

Dio media vuelta. Tom miraba desinteresadamente el caldero sobre la mesa, sin prestarle atención.

-¿Si, padre? -se quedó parado donde estaba.

-Yo... -pausa- Nada. Olvídalo. Ve a acostarte.

Harry asintió y se retiró a su habitación.

¿Pensé que me dijiste que ibas al baño?>

Cambié de idea.>

Mentiroso.>

La serpiente dejó de presionar el tema. Reposó gentilmente su cabeza sobre las mantas de la cama y cerró los ojos. Harry lentamente trepó a su lado, sintiendo por décima vez el agudo dolor proveniente de sus costillas. Quizá sí había sido un buen castigo después de todo... Al menos la cruciatus no era dolor constante, y podría movilizarse normalmente después de un buen descanso.

Soltó el aire contenido en sus pulmones, relajando su cuerpo una vez recostado en su lecho. Sus párpados cayeron, mas el ansiado cansancio no vino.

-Amo Harry Potter, su merienda.

Siempre con cautela, el niño se sienta sobre la superficie blanda. Apoyando su espalda contra el respaldo. El delgado elfo doméstico hizo una reverencia después de deslizar ágilmente la bandeja que traía sobre el velador. Permanece de pie, erguido en la sombra.

-Gracias, Mon. Puedes retirarte -comenta el muchacho sin mucho sentimiento.

Otra reverencia. Con la mirada fija en un vacío inexistente, deja la habitación.

Lumos>

Luz instantáneamente invade el ambiente. Serena, Nagini abre sus ojos para ver a Harry inspeccionar la entrega. Emparedados de jamón y queso, junto con un vaso con agua. Nada pomposo.

¿Ordenaste comida? -la serpiente olfatea el aire con su lengua, para luego simular indignación- Al menos podrías haber pedido algo más elaborado...>

Su padre debió de haberle mandado los sándwiches. Lástima que...

No tengo hambre.>

Tenía nauseas, en realidad.

Nagini posó su mirada sobre el vaso con agua. Sacó la lengua varias veces, comportamiento común mientras consideraba la situación.

Harry, no has comido desde el desayuno. Harías bien en tomar el vaso, al menos. -su expresión suplicante y preocupada.>

Sabiendo que ir en contra de ella era una faena demasiado agotadora, el muchacho toma el vaso y lo drena de un solo golpe. Al parecer no había sido agua. El sabor dulce aún quedaba como rezago en su boca.

Nox -levanta la voz Nagini.>

La habitación es rodeada de sombras nuevamente.

Buenas noches, Nagi>

Se sumerge en las sábanas y cierra sus ojos. Interesante el líquido bebido, pareciese que tuviera propiedades curativas. Sus costillas no lo lastimaban tanto y sentía que podía relajar tranquilamente su cuerpo.

Duerme, ya -responde ella.>


*suspiro* Tuve demasiados problemas con la 'pesadilla' de James Potter... aún no creo que me haya salido bien :( Aunque debo agradecer a mi enamorado por prestarme su retorcida apreciación descriptiva sobre la sangre ^^;;