Agradecimientos
Caila-c: Si que tienes una manera extraña de dejar reviews ^^;; jeje... Espero que la siguiente vez puedas escribir un poquito más...
Lina Saotome: Te perdono por no haber leído mi historia ^.^ (con tal que lo sigas haciendo... jejeje =P) A mi también me gusta el yaoi... (podrías decir que me encanta...) pero no para escribirlos, simplemente para leerlos =P (mi enamorado piensa que estoy mal de la cabeza... 1/2 homofóbico ^^;;). Me siento halagada de que consideres mi historia lo suficiente buena para ponerla en tus favoritos ^.^ Gracias por el cumplido =D Estoy de acuerdo en que a Harry le tomaría tiempo aceptarlo todo de golpe... pero tiene que aprender a vivir con ello... aunque no le agrade ^.- Sobre lo de Slytherin... lee más abajo... (sorry Lina!) Gracias de nuevo por tu review! (me incentivan... y como dije antes, sobretodo los comentarios largos! =P)
Lupin: Gracias por tus palabras ^.^ Y no te preocupes, que la historia continúa hasta que yo diga lo contrario =P (Además que aún no tengo pensado el final ^^;;) Sobre lo de la varita, me alegro que mi historia te intrigue lo suficiente como para que tengas ese tipo de consideraciones. No te preocupes, lee más abajo para una aclaración. Si tienes más preguntas, me encantaría responderlas. Ah! Otra cosa... el e-mail que dejaste la otra vez, me rebotó. Revisa si estaba bien tipiado o si tu bandeja estaba llena...
De Oportunidades Perdidas
De Lecciones y Pociones
Nota 1:
Lo diré de una vez porque me hacen la misma pregunta varias personas...
No. Harry no irá a Slytherin. Hay muchas razones por las que no acabará en esa casa, y todas ellas tienen que ver con la individualidad que él posee. En otras palabras... él escoge no ir a Slytherin... Así como no terminará siendo amigo de Draco... o al menos eso tengo pensado... quizá la decisión cambie en un futuro ^^;; Aún falta para llegar a Hogwarts... y Harry tiene mucho que crecer y aprender en su camino.
Nota 2: Ahora espero que no me apedreen por la nota 1... ^^;; En fin... Sobre lo que Lupin plantea sobre las varitas (lean su review!), es completamente válido... mas tienen que tener en cuenta que esas varitas ya habían escogido... (¿De dónde creen que Voldemort las sacó? >.) Además, Harry es un menor de edad (5 años en ese momento -_-) como para poder ir tranquilamente a comprar legalmente una varita ^^;; Pero no se preocupen... que su papi le comprará una cuando vaya a Hogwarts ^.^ (y ahí sí será la varita la que escoja al mago ^.-)
Ahora comencemos con el capítulo de hoy, si? (ya escucharé las quejas más tarde... ^^;;). Como siempre... términos en inglés... Aunque son los mismos de siempre...
-Death eater = Mortífago
-¡Lumos! ¡Lumos! ¡LUMOS! –gritó el niño desesperado agitando una varita en su mano izquierda.
Ninguna reacción. Exasperado, el muchacho arroja con fuerza el pedazo de madera al suelo. Si Nagini tuviera cejas, estaría alzando una en este momento.
Tranquilo, Harry... El núcleo debe estar deteriorado. –opina desde la cama.>
¿Quieres decir más deteriorado de lo que está ahora? –pregunta frustrado al levantar la varita.- No me quedan muchas opciones, Nagi... Por supuesto que no estoy tranquilo. No puedo estar tranquilo.>
Analiza la superficie de caoba con la escasa luz presente; las cortinas cerradas no dejaban penetrar al sol. No logra ver grieta alguna, mas sí unas pequeñas letras doradas grabadas en la madera.
Propiedad de F. Longbottom
Un helado escalofrío recorre su espina. Casi se había olvidado que estas varitas no eran gratis. Por supuesto que no lo eran. No había razón alguna para que su padre se lo recordara...
-¡Muchacho estúpido! ¡¿Qué tan irresponsable puedes ser?! –exclamó Tom desde el otro lado del salón.
-Lo lamento mucho, padre –se disculpó con la cabeza gacha.
-¡Lo lamentas! ¡Lamentar vas a hacer cuando yo te mande personalmente a cazar varitas! –gritó enfurecido- Estas maderitas -dijo con sarcasmo- no provienen sin precio alguno, ¿sabes, Potter?
-Por supuesto, padre –mantuvo su vista en el suelo. No quería que Tom pensara que lo estaba desafiando si conectaba miradas. Se sentía totalmente responsable de la perdida del dichoso objeto.
-Cuando tengas edad para adquirir una varita destinada a tu mano... –advirtió peligrosamente- Ten por seguro que yo no pagaré ni un knut adicional para reemplazar un pedazo de madera extraviado en tu posesión.
Harry se mordió el labio. Por supuesto que no volverá a suceder. Nunca. Jamás.
Malditos chiquillos del parque...
Más tarde les daré una visita. Tan pronto como consiga una varita...
-¡¿Qué tan despistado puedes ser?! –continuó su padre- ¡Ni que fuera cualquier instrumento! Es la herramienta que va a llegar a salvarte la vida algún día. ¡Deberías cuidar más de ella! –ira surcaba sus movimientos.
El hombre tomó al niño por el mentón y lo forzó a mirarlo a los ojos.
-¿Cuándo aprenderás, Potter? –preguntó amenazadoramente.
El muchacho se mantuvo en silencio.
-¡Cruccio!
Otro escalofrío al recordar el día de ayer. Felizmente que los efectos de la maldición ya habían pasado...
Suspiró visiblemente. Encontrar otra varita compatible le estaba dando problemas. Si no hallaba una en la colección de su padre, tendría que buscarse una propia...
La razón principal de que su elección se haya reducido considerablemente, era que se negaba a utilizar una que tuviera rastros de sangre en ella. Esto le dejó tan sólo unas cuantas varitas para escoger... Varias de las cuales no funcionaba en absoluto, como la de Longbottom. Otras que no le respondían con la suficiente intensidad. Y una que otra que simplemente no le gustaba estéticamente.
Suspiró nuevamente. Ninguna de las varitas era como la de su padre. Aquella se sentía cálida al contacto, y zumbaba con poder cada vez que la hacía danzar por el aire. Esa sí que era especial. Lastimosamente, Tom no lo había dejado tocar la pieza desde el año pasado.
-Lumos –susurró cogiendo otra sin fijarse en ella.
Un rayo negro se disparó de la punta. Los instintos de Harry lo hicieron lanzarse a la alfombra para evitar cualquier posible rebote de las paredes (algunos hechizos eran conocidos por ello). Sin embargo, ningún disparo le vino de regreso. Se sentó sobre el tapiz verde de su habitación. La línea negra continuaba emanando de la varita.
¡Un rayo de oscuridad! –le informó sorprendida Nagini- Han pasado algunos cientos de años desde que vi ese hechizo.>
Eso significa que debo ser completamente incompatible con el dueño de esta varita. –suspiró desesperanzado.>
¿Me pregunto de quién es?>
Tomando sugerencia de su amiga, el niño deshace el hechizo y analiza rigurosamente la madera. A diferencia de la anterior, en ésta no había un nombre, tan sólo un dibujo que simulaba un murciélago...
-¡Aggg! –deja caer en pánico la pieza al montón desechado en el suelo.
Reconocía esa varita. La había visto en una de sus visiones nocturnas el año pasado.
La serpiente le dirigió otra mirada de curiosidad.
¡Me alegro que ella reconozca que no soy para nada como su dueño! –exclamó con rabia, mirando de reojo la varita en cuestión.>
Un death eater traidor.>
***
-¡No estás poniendo suficiente atención! –lo regaña su padre.
Intenta concentrarse más.
Que aburrido...
Observa a Tom medir meticulosamente la cantidad indicada de colmillos de serpiente en polvo. Su vista se desvía a la ventana de la cocina. Era irónico saber quién era su padre; lo poderoso que era, y sin embargo, verlo hacer sus mezclas en un laboratorio improvisado. Debían de haber varios death eaters que podrían cederle gustosamente un espacio en sus ambientes privados. Considerando lo adinerados que eran algunos de ellos...
Al menos sé que lo hace por mí. Para que ninguno de esos imbéciles se entere de mi existencia, fue lo que dijo. ¿Me preguntó si esa será su muestra más grande de afecto? Sonríe soñadoramente. Su padre tenía una peculiar forma de mostrar sus sentimientos...
¡BAM!
Harry salta asustado de su asiento. La mano de Tom estaba sobre la mesa, era claro que había sido él quien había hecho el sonido. Respira. Se prepara. El hombre tenía la cara roja de rabia.
-¡POTTER! ¿HAS ESCUCHADO LO QUE HE DICHO? –una ola de presión lo golpea al sentir el enojo de su padre.
De repente, estaba muy agitado y con dificultad para respirar. Sus ojos lagrimean. Es imposible mantenerlos abiertos. Parpadea. Repetidamente. Evitaba tener que levantar su mano para frotárselos. No quería que Tom pensara que tenía sueño...
-¡OBVIAMENTE QUE NO! –golpeó con su mano la mesa nuevamente.
El niño se mantuvo callado. Fijó su mirada en la mesa. Era la primera vez que su padre lo encontraba tan distraído durante la clase de pociones. La cruciatus debe estar en camino... Tragó saliva y esperó.
Y esperó.
Sus músculos se tensaron en anticipación.
Y siguió esperando.
...
Durante varios minutos silenciosos.
Finalmente, oyó a su padre suspirar derrotado.
-Explícame, muchacho, –inquirió delicadamente- ¿cuál es tu problema con las pociones?
Harry levantó la vista sorprendido. Tom tenía una expresión controlada. Su rostro aún estaba un poco más rojizo que lo normal, pero el niño sentía que la intensidad de su ira había disminuido.
-Y, Harry, -advirtió su padre- quiero la verdad. No es la primera vez que esto sucede.
Asintió.
-Son aburridas... –comenzó a decir.
Tom levantó una ceja.
-¿Aburridas?
Asintió nuevamente.
¿Su padre quería la verdad? Pues se la iba a dar, aunque sabía que después de esto, Tom no se resistiría a castigarlo. Pociones era una de las ramas de magia que más fascinantes le parecían, y que Harry decidiera que simplemente no llamaban su atención, sería tomado en la zona de 'Te desafío a probarme lo contrario'. O en otras palabras... Cruciatus.
Fijó su mirada en el caldero y se forzó a decir lo que pasaba por su cabeza.
-Son imprecisas... basta que te falte o sobre unos gramos de cualquier ingrediente, y el efecto puede ser desastroso –opinó sin atreverse a ver la cara de su padre.- Además se tardan mucho en preparar, más fácil es hacer un conjuro con la varita...
-No es que sean imprecisas, -interrumpió el hombre- el hecho es que son demasiado precisas. Si fallas en la medición de los ingredientes, es natural que no obtengas el efecto deseado, Potter –su voz extrañamente calmada.
-Depende de cómo lo veas, Tom.
***
Voldemort sonrió enigmáticamente.
Parte de sí se sentía orgulloso de su h... de Harry. El niño comenzaba a tener carácter para expresar sus ideas, sin importarle la opinión de otros. Demostraba cierta independencia. Eso era bueno.
Y sin embargo... No iba a dejar que lo desafiara tan directamente y escapase sin rasguño alguno. Si debía de haber una persona a la que eternamente debía de obedecer, esa era él. No podía arriesgarse a que el niño se le volviera rebelde.
-Las pociones nos permiten hacer hechizos más complicados, Potter –ajustó su tono en frialdad.- Conjuros imposibles de lograr con un simple movimiento de varita. Algunas de las cocciones pueden salvar tu frágil vida, niño. Sería una estupidez que no aprendas sobre aquello que terminará ayudándote.
Tomó toscamente la muñeca del muchacho. Un instante de temor en aquellos ojos cristalinos que posee, antes de desaparecer por completo. Harry no hizo movimiento alguno para librarse de la mano que rudamente lo lastimaba.
Lo miró directamente a los ojos.
Si... Quizá era una decisión un poco radical, mas daría su punto a entender, además de ser un efectivo castigo e incentivo futuro para el muchacho. Había estado jugueteando con la idea desde que advirtió que el niño no tomaba la debida importancia a las pociones, y era hora de darle una lección.
Déjame darte un ejemplo, pequeño Harry –sonrió malévolamente.- Nagini, haz los honores.>
La serpiente lo miró perpleja. Conectó miradas con Voldemort, preguntando silenciosamente. El hombre asintió con la cabeza, asegurándole sus respuestas. La reptil, localizada en una de las sillas de la cocina, se abrió paso hasta el muchacho y lo miró con ojos intensos. Varios segundos pasaron. Harry, comprendiendo lo que se venía, dio su aprobación con un movimiento de cabeza y una sonrisa determinada. Sin embargo, Nagini dudó varios segundos antes de prepararse para la acción.
-Padre, de haber sabido que deseabas deshacerte de mí, te podría haber ahorrado tanto trabajo y espectáculo –comentó casualmente.- Si mi vida te hace feliz...
-¿Quieres morir, Harry? –interrumpió Voldemort.
¿Cuántas veces había dicho lo mismo?
Sostuvo fuertemente el brazo del niño, sus delgados dedos marcando brutalmente su piel.
-La muerte no me asusta, padre.
Nagini hunde sus poderosos colmillos en la suave carne. Un tremor recorre el cuerpo de Harry al sentir el veneno ingresar a su cuerpo.
Hmmm... Ahora esperemos que no me haya equivocado en la fórmula.
***
No. No estaba asustado. No lo estaba. En serio.
Un dolor vibrante, proveniente de su brazo derecho, produjo un ligero escalofrío por su cuerpo.
El lugar donde Nagi había mordido no importaba, porque ya ni sentía sensaciones provenientes de ahí. Ni siquiera de sus dedos. Todo lo que Harry experimentaba, era una corriente de fuego que se expandía lentamente de su miembro.
-El veneno toma tiempo en hacer efecto. Pero en promedio, diría que posees unos diez minutos más de vida –escuchó a su padre informar.
No. No tenía miedo. No estaba nervioso. De verdad.
La muerte no era algo trágico. Ni fatal. Habían cosas peores...
Tenía frío. Terrible frío. Curioso. Hace tan sólo unos segundos podría haber jurado que el veneno le iba a hacer entrar en calor. Posiblemente fiebre.
Su padre soltó su brazo. Parpadeó. No se había dado cuenta que Nagini había dejado de hacer contacto con su sangre. Parpadeó de nuevo. Por alguna extraña razón, sus anteojos parecían haberse empañado. Veía borroso. Cerró momentáneamente sus ojos, a lo mejor eran lágrimas las que obstruían su vista. No lo eran. Quizá los anteojos, entonces.
-Debería explicarte lo que estás experimentando, Harry –Tom podría estar sonriendo, mas no tenía forma de saberlo.- Vas a perder los sentidos rápidamente. El primero será, obviamente, la vista.
No me digas...
Su vista se degeneraba a una velocidad atroz.
En un par de minutos se quedó en la oscuridad. Eso, sumado al hecho que aún seguía con frío, no hacían de esta experiencia la mejor de todas.
-Luego vendrán el olfato, el gusto y el tacto. El último en irse será el oído. Razón por la cual no me preocupo de que no me estés prestando atención, porque en un par de minutos, yo seré el único contacto con el mundo externo que poseas.
Ahora definitivamente debía de estar sonriendo.
Pero su padre no lo dejaría morir, ¿verdad?
Ah, ¿no?, se recordó sarcásticamente, ¿A cuánta gente a asesinado?
Se congelaba. Llevó sus rodillas a su pecho y las abrazó, en un intento de calor. Lo más extraño, era que el contacto le decía que estaba caliente. Demasiado caliente para ser normal.
Entonces el frío era una alucinación... y una muy buena. Pudo sentir cómo involuntariamente tiritaba. No importaba lo que en realidad estuviera sucediendo, mientras su mente lo creyera, era algo real para su cuerpo físico. Aunque quizá no. Recordó que cuando estuvo con fiebre hace dos meses, no había cosa más relajante que estar acostado bajo veinte capas de colchas y frazadas. Cómo sufría cada vez que tenía que ir al baño...
Pero eso no importa. Voy a morir.
¿Tú crees...?
¿Apostarías?
Al menos conoceré a mis padres...
Harry querido, aguanta –escuchó la voz de Nagi.>
Ahí va mi segundo sentido, se dijo.
La habitación ya no apestaba al distintivo olor de la poción que preparaban minutos antes. O mejor dicho: Él ya no olfateaba nada.
Estoy bien, Nagi –susurró en dirección de la voz.>
¿Cuánto tiempo más va a durar esta locura? ¿No podrías haber utilizado el Avara Kedavra, Tom? Al menos no sufriría de hipotermia... o de incandescente fiebre, cualquiera de las dos que sean real... A lo mejor eran ambas, nunca sabías cuando de asuntos mágicos se trataba.
No tengas miedo... No entres en pánico... No te pongas nervioso... Relájate... –aconsejó la reptil.>
¿Miedo? ¿Qué miedo? ¿Nervioso? No. No era la decisión de él si quedaba vivo o no. Su vida no le pertenecía. Al fin y al cabo, él debía de estar muerto...
No te preocupghhh.... –la lengua se le adormeció y no pudo terminar de hablar.>
Ya veo... El gusto, Harry –escuchó decir a Tom.- Hmmm... Sólo para fines informativos, te diré que el exacto tiempo en el que pierdes los sentidos es de seis minutos. Una para la vista, dos para el olfato, treinta segundos para el gusto, otros treinta para el tacto, y finalmente dos minutos más para el oído. Después de eso, son cuatro minutos de patética existencia...>
Cuando se vaya el tacto, se irá el frío... ¿Verdad?... Ojalá... Seguía tiritando involuntariamente.
Fugazmente sintió como se le dormían los músculos. Dejó de temblar, o al menos ya no caía en cuenta que lo seguía haciendo. Con un ruido sordo cayó de pleno en el suelo de la cocina. Al menos no sintió el golpe, aunque aquello no evito que lo oyera. Oh. Si tan sólo hubiera podido perfeccionar el veneno para que lo adormeciera en la cruciatus...
mí no es del todo eficaz. O la administras antes que la víctima entre en la etapa vegetal, o lo pierdes en absoluto... Se tarda un poco en hacer efecto... No he tenido el tiempo para investigar más a fondo...>
Sonido de túnicas, y otros tantos irreconocibles. Ni que fueran importantes...
Un tímido escalofrío recorre su espina y todo se volvió silencio.
No tengo miedo, fue lo único que pensó antes de caer en la oscuridad.
***
Tan ligero.
¿Era necesario hacer eso, amo?>
Miró la delicadeza de su pequeña figura. Su fragilidad. Su palidez. Su rostro angelical. Tomó unos segundos para acariciar su cabello.
Tan parecido.
Ciertamente no había duda del por qué Tom Riddle lo consideraba su hijo. La similitud entre ambos era asombrosa. ¿A lo mejor debería mostrarle fotos a Harry? Quizás...
Depositó, con sumo cuidado, al niño en la cama.
No habíamos trabajado en el antídoto desde hace décadas, amo. No puede culparme de temer por la vida del bebé.>
No te culpo –acarició gentilmente la cicatriz que marcaba su inmaculado rostro.>
Yo también...
La preocupada serpiente se deslizó por las cubiertas y sábanas, reposando su ligera cabeza en el pecho de su pequeño amo. Ambos se habían vueltos realmente cercanos. No había día que pasara, en el que Nagini no le reclamara su salvaje disciplina con el muchacho.
Sonrió. Al menos Harry tenía a alguien que hiciera el papel de madre, aunque ésta no sea de la misma especie...
Se pone de pie.
-¿Papi, no me vas a acurrucar? –murmura una voz infantil.
El hombre voltea. Sorprendido. Asustado.
Alivio.
El niño estaba hablando en sueños.
Je... debo admitir que no tengo la menor idea de lo que voy a hacer con Harry cuando 'visite' a sus 'amiguitos' ^^;; Tengo una vaga idea del porqué les tiene cólera... pero no sé de lo que el niño sea capaz de hacer... Supongo que tendré que discutir un momento con mi musa... ^.^ Si sigo sin ideas, tendré que dejar la escena para la imaginación de cada uno de ustedes =P
