Resumen: Itachi termina en un local de bailes eróticos por culpa de sus amigos y acaba encontrándose con alguien que no esperaba ver allí. ItaIno / SasuIno.

Nota de la autora: Hola de nuevo, esta vez me apetecía cambiar de aires con un ItaIno y escribir algo más adulto. Los personajes de Naruto no me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto. Está terminantemente prohibido cualquier intento de plagio de esta historia o de cualquiera de las que están bajo mi autoría. La imagen de la portada no me pertenece, reconozco los créditos al autor/a de la foto que es Byncu-Uzumaki. Quiero dedicar este fic a mi querida Dan_Sempai_ por todo el cariño que le da mis historias. Espero que os guste y lo disfrutéis.


Baile erótico.

Después de escuchar ruegos e insistencias durante más de una hora Itachi se había dejado convencer a la fuerza, Deidara e Hidan lo habían vuelto a arrastrar a un antro de mala muerte una vez más en contra de su voluntad. Sabía que era inútil continuar oponiendo resistencia porque sus amigos eran demasiado obstinados cuando se proponían algo. Farfulló con cansancio, pensando que tal vez tendría que cambiar de amigos porque estos solo estaban interesados en el alcohol y las mujeres, algo que a él le resultaba indiferente. Prácticamente lo arrastraron a un tugurio que según ellos tenían muy buenas opiniones en Google, pero ese lugar no era como los demás a los que había ido donde servían cócteles burbujeantes y copas de todo tipo, sino que parecía más bien uno de esos sitios donde los hombres pagaban para ver bailar a chicas en escasa ropa interior.

—Me largo —gruñó al echar un vistazo al interior del local y confirmar sus sospechas pero sus amigos rápidamente lo agarraron cada uno por un brazo para obligarlo a entrar. El Uchiha no tenía escapatoria posible así que se resignó pensando que la próxima vez no cedería a ningún chantaje más ante ellos. Aquel oscuro y sórdido lugar era bastante amplio aunque con poca iluminación, la que había era demasiado llamativa y dejaba la mayor parte del espacio en penumbra. El volumen de la música era ensordecedor pero podía percibir los murmullos y el tintineo del sonido de las copas que servía el barman. Casi se horrorizó cuando vio que había jóvenes semidesnudas bailando en barras metálicas rodeadas de billetes de todos los colores o paseándose con hombres de traje de todas las edades. Incluso se sorprendió cuando le pareció visualizar a un individuo de avanzada edad que parecía ser Jiraiya, nada más ni nada menos que su profesor de economía de la facultad, con las mejillas enrojecidas por el alcohol consumido. Y fue en ese preciso momento cuando se preguntó qué demonios hacía allí.

—La noche es joven y como buenos amigos que somos no vamos a permitir que la desperdicies una vez más —bromeo Deidara mientras una sonrisa maliciosa enmarcaba su rostro. Sabía de sobras lo que aquello significaba y estuvo tentado a responderle de malas formas pero se contuvo.

—Itachi venga, no seas tan aburrido, hay algo más aparte de estudiar, vamos a divertirnos un poco —graznó Hidan cuando una mujer pelirroja le sonrió coqueta al pasar por su lado y este se quedó observando el felino caminar de la mujer. El rubio tampoco se quedó indiferente y empezó a devorar con la mirada a otras muchachas que se paseaban por el lugar en llamativos conjuntos de lencería. "Menudo par de mujeriegos" pensó Itachi sin remedio, no es que a él no le interesa el sexo opuesto sino que no se sentía cómodo en un lugar como ese y desde luego prefería estar en su casa viendo tranquilamente una película en Netflix y comiendo palomitas. Pero era la noche del sábado, había terminado de estudiar todos los exámenes y de realizar todos los numerosos trabajos que sus profesores les ponían cada semana además de llevar todas las materias al día. No por nada era el mejor de su promoción pues era un sacrificado y dedicado estudiante, algo de lo que se enorgullecía. Suspiró con cansancio. Pero ¿por qué no disfrutar una noche? Aunque aquel depravado antro no le parecía el lugar idóneo, siempre pensó que aquellos espectáculos eran bochornosos y que estaba lleno de hombres casados que pagaban sumas de dinero por tener intimidad con muchachitas.

Los tres muchachos se acercaron a la barra, pidieron un par de copas al barman y brindaron con jovialidad. Bromearon, rieron recordando viejas anécdotas y todo parecía ir bien hasta que sus amigos no tardaron mucho en desaparecer detrás de las mujeres, dejando a Itachi solo y resignado. Los conocía a la perfección y siempre que salían a divertirse desaparecían durante horas en busca de juerga pero siempre terminaban regresando sin éxito. Aburrido, sin saber que hacer debido a sus escasas habilidades sociales, con la copa en la mano decidió sentarse en un flamante sillón que había a escasos metros de él, reprochándose por el repentino abandono de Hidan y Deidara. Frunció el ceño y bebió un trago de su copa discurriendo mentalmente cómo alguien podía disfrutar de aquella bebida que quemaba la garganta, se aflojó la corbata roja por el calor que le había proporcionado y después de un par de minutos para recomponerse de ese ardor, empezó a observar detenidamente el lugar en el que se encontraba hasta que su vista se detuvo en algo que llamó poderosamente su atención.

Una muchacha de larga melena rubia pasó por su lado e inevitablemente la mirada del Uchiha se perdió en sus torneadas piernas, era bastante alta y a juzgar por su aspecto era joven, aunque hubo algo en ella que le resultó familiar y no supo advertir el qué. Él no era un pervertido ni mucho menos pero su bonito conjunto de lencería negra dejaba a la vista sus prominentes atributos, que eran un deleite para la vista, llevaba unos stilettos negro de aguja y una exótica máscara tapaba la gran parte de su rostro, dejándola a la imaginación. Debía ser el alcohol que le empezaba a afectar considerablemente porque a Itachi le pareció tan seductora que no fue capaz de apartar la vista de ella y observó con curiosidad como se subía a la tarima a bailar. ¿Estaría mal si la observaba aquella joven bailarina? Al fin y al cabo era un local de bailes, sus amigos lo habían abandonado y no sabía qué hacer en un sito como ese. ¿Qué iba a hacer si no?

Se reclinó hacia atrás en el sillón con la copa en la mano, sintiendo como el alcohol consumido empezaba a causarle el efecto de embriaguez y observando en silencio aquel espectáculo inédito. El esbelto cuerpo de la muchacha se contorneaba sensualmente en la barra con lentos movimientos e increíble soltura al ritmo de la canción como si cada movimiento estuviera ensayado. Itachi la recorría con la mirada desde los pies hasta la cabeza, no estaba tan ciego como para no reconocer que era una mujer exuberante, y se percató de ello porque le sonrió con provocación, guiñándole un ojo. Itachi empezó a pensar que tal vez no había sido tan mala idea haber ido obligado a ese sórdido bar, intentó visualizar a sus amigos por el lugar pero no los encontró en la multitud, tal vez más tarde les daría las gracias y volvió a centrar la vista en la bella mujer. La desconocida bailaba meneando sus caderas de manera hipnotizante e Itachi estaba embelesado sin dejar de observarla mientras bebía el líquido dorado de su vaso, notando como su miembro viril empezaba a ahogarse dentro de su pantalón y ardió en deseos de acariciar la tersa piel para calmar el furor interno que le estaba despertando. ¿Desde cuándo se había vuelto un pervertido? Estaba empezando a pensar que los malos hábitos de sus amigos lo estaban contagiando.

Pareció que la joven se dio cuenta de la erección que trataba de disimular y con habilidad empezó a desabrocharse lentamente el sostén que cubría sus abundantes senos mientras Itachi se relamía con deleite en su sillón, sin apartar la vista de ella y sin creerse todavía lo mucho que estaba disfrutando de aquel espectáculo. Sus movimientos eran demasiado sensuales, y después de una tortuosa agonía dejó caer la prenda al suelo y siguió bailando en la barra para él, jugando con su larga melena. Itachi notó como sus mejillas estaban enrojecidas a causa del alcohol consumido y como notaba la liviana sensación de embriaguez recorrer su cuerpo. Aquella joven desconocida lo estaba excitando demasiado con su baile erótico y urdió en deseos de acariciar aquellos pechos rosados y deslizar su lengua lascivamente por ellos. Su piel era blanca como la nieve y el Uchiha se horrorizó mentalmente cuando se imaginó teniendo sexo con aquella mujer desconocida, a la que deseaba en esos momentos. Definitivamente no iba a consumir más alcohol.

La música terminó y la misteriosa bailarina se bajó de la tarima con una ladina sonrisa en el rostro y se acercó al muchacho que la había visto bailar en el sillón. Se fijó en que era esbelto, robusto, bastante apuesto y desprendía un agradable olor masculino. Tenía las mejillas ligeramente sonrojadas y por sus movimientos descoordinados supuso que estaba un poco ebrio. Le sorprendió que un joven tan atractivo como él estuviera en ese lugar pues solían abundar más bien hombres de una edad más avanzada. No pudo evitar fijarse otra vez en la erección que trataba de disimular, así que con el mayor descaro se sentó sobre su regazo e Itachi no tuvo tiempo a oponer resistencia alguna.

—Si me pagas puedo hacerte lo que quieras, cariño —le susurró con la mayor de la melosidad, mordiéndose los labios lentamente e Itachi no aguantó más tener a aquella joven sobre él semidesnuda sin perder los papeles. El olor afrutado que desprendía aquel cuerpo hecho para el pecado terminó por hechizarlo y sin saber muy lo que hacía fruto de la enajenación mental transitoria, sacó la cartera de su pantalón y le entregó un par de billetes. Mañana ya se fustigaría por tener que haber recurrido a algo tan denigrante como el sexo de pago pero ahora mismo lo único que deseaba era besar aquellos labios y tenerlos para él. No recordaba la última vez que había estado con una mujer pero quería disfrutar de la piel de aquella bella desconocida, a la que deseaba y ardía en la necesidad de tener sexo con ella sin importar las consecuencias.

La mirada aguamarina de la mujer se encontró con los orbes negros encendidos por la pasión y con agilidad empezó a desabrocharle los botones de la elegante camisa negra que llevaba puesta y a deshacer el nudo de la corbata, sin dejar de pensar que aquel muchacho era muy atractivo. Su jefe permitía a sus trabajadoras además de los bailes tener sexo con los clientes en el local a cambio de una buena suma de dinero, y que con ese dinero podría permitir comprarse un capricho.

—Ponte de rodillas —murmuró él con la voz ronca mientras deslizaba su mano por las hebras doradas de la mujer una vez que ya lo había desnudado de cintura para arriba. Inmediatamente obedeció y se arrodilló a los pies del muchacho mientras sus afilados dedos desabrochaban el cinturón, y sin mucho esfuerzo consiguió liberar su apretada virilidad. Itachi no puedo reprimir un gemido que se escapó de sus labios cuando sintió que la mano de la mujer recorría placenteramente su masculinidad. Cerró los párpados disfrutando de la sensación hasta que le sorprendió la húmeda lengua de la desconocida por su longitud. Itachi tuvo que reprimirse porque estaban en un lugar público, aunque en esos momentos le daba absolutamente igual que lo vieran mientras le practicaban sexo oral, todo se desvanecía a su alrededor, solo importaba el placer que la desconocida le estaba propinando. Echó la cabeza hacia atrás en su asiento, disfrutando como la muchacha lamía con desesperación su falo, deslizando la lengua por la punta y Itachi empujaba con su mano la cabeza rubia hacia si, indicándole que no parara. Aquella sensación era lo más parecido a estar en el cielo, el Uchiha volvió a cerrar los ojos ante el placer que lo desbordaba y con fuerza la agarró del pelo para marcarle el ritmo, pero algo la estorbaba en su tarea.

—Espera, quítate esto, quiero verte la cara —gruñó con malhumor refiriéndose a la máscara que llevaba la joven y la curiosidad empezó a invadirlo. Deseaba verle el rostro a aquella mujer y la joven se la quitó con lentitud y casi temblando, dejando al descubierto sus finas facciones e Itachi no pudo sorprenderse más —¡¿Ino?! —la reconoció de inmediato y miles de preguntas empezaron a asaltar su cabeza mientras la muchacha se sonrojaba apenada porque su cliente la reconoció —¿Qué haces trabajando como bailarina erótica en un lugar así? ¿Acaso Sasuke lo sabe? —inquirió con disgusto frunciendo el ceño. Aquella chica estaba saliendo con hermano menor, se la había presentado oficialmente tan solo hace unos meses a él y a sus padres y en esos momentos se sintió un estúpido. Había pagado para acostarse con una chica que resultaba ser la novia de su hermano, no solo eso, acababa de practicarle sexo oral lo que ponía en una situación todavía peor.

—Sasuke no lo sabe y no tiene por qué enterarse —respondió con voz libidinosa mientras miraba fijamente al hombre que estaba absolutamente confundido —Hago esto porque me gusta, me gusta sentirme deseada y él… no me satisface del todo —añadió con una mueca de travesura, la joven no parecía tener ningún tipo de remordimiento por sus acciones y se sentó nuevamente en el regazo del muchacho, notando la dureza de su anatomía expuesta, casi acariciando su feminidad por encima de la tela. La volvía tener a escasos centímetros de su rostro y no podía dejar de estar embelesado con la belleza de sus ojos. ¿Es que acaso ella había perdido el juicio? Cuando la conoció le sorprendió que una mujer tan hermosa estuviese saliendo con su hermano pero desde luego reconoció que tenía buen gusto. Yamanaka era la clase de mujer que podía tener a cualquier hombre a sus pies.

—¿Te gusta acostarte con desconocidos y que te observen bailar desnuda? —murmuró sin dejar de observar tortuosamente los labios de la Yamanaka que trataba de acariciar aun sabiendo que no debía hacerlo. Siempre se había considerado una persona con un gran sentido de la justicia y responsabilidad, su sentimiento de lealtad hacia su hermano le impedía traicionarlo, quiso apartarla y salir de ese lugar pero ya era demasiado tarde, había probado la fruta prohibida y ahora no era capaz mantenerse firme —Ino, esto está mal —suspiró con pesadumbre debatiéndose moralmente entre lo correcto e incorrecto, mientras inconscientemente agarraba la delicada cintura de esa mujer y la miraba fijamente a los ojos, perdido en aquel océano marino. "Si Sasuke llegara a saberlo…" aquella idea le aterró porque su hermano era muy posesivo con todo, pero inmediatamente se desvaneció de sus pensamientos cuando sus rostros se rozaron y sintió el aliento de la muchacha a escasos milímetros de él.

—No, me has pagado y es mi trabajo complacerte —contestó con una sonrisa traviesa y lo besó lentamente agarrándolo del cuello de la camisa, sabía que aquello era incorrecto pero la idea de que Itachi le hiciera el amor la excitaba demasiado, a sabiendas de lo que ello implicaba —Además, Sasuke no tiene por qué enterarse —¿Es que aquella malvada mujer quería hacerlo sentir culpable por sus actos? ¿Cómo iba a hacer algo tan atroz como traccionar a su propio hermano?

El Uchiha se rindió a los labios de la mujer, ya convencido por sus argumentos, saboreándolos con desesperación mientras sus manos acariciaban su delgada mandíbula, descendiendo sinuosas por todo su cuerpo. Decidido a continuar, dejando todos sus pensamientos de lado y sin importarle las consecuencias, apartó la molesta tela de encaje negro que cubría la feminidad de Ino. Sin previo aviso la penetró violentamente de una estocada, perdiendo el aliento mientras Yamanaka arqueaba la cabeza hacia atrás y sus largas uñas se enterraban en los hombros de joven de cabellos negros. Aquella sensación era deliciosa y disfrutó notando como se hundía en ella durante unos segundos más antes de embestirla a un ritmo frenético, Itachi gruñó mientras la joven cabalgaba sobre sus piernas con desesperación.

Empezó a jadear pesadamente, la joven cada vez se movía más rápido e Itachi sentía que iba a explotar en cualquier momento. Ino lo volvía loco, capaz de despertar en él los instintos más primarios y de hacerlo descender al infierno, y en ese momento se olvidó de el resto del mundo para concentrarse en darle placer a la novia de su hermano. Sabía que aquello estaba mal pero ¿qué importaba eso ahora? ¿Acaso no era humano pecar? Nadie iba a saberlo y mucho menos a juzgarlo, así que ¿por qué no disfrutar con ella si lo deseaba tanto como él? Era increíble, deseó permanecer una eternidad con Yamanaka sobre su regazo, besándola por todo el pecho con voracidad y penetrándola. ¡A la mierda con los remordimientos! Quería follarla hasta que no recordara ni su nombre. No tardó mucho en eyacular en su estrecho interior e Ino en convulsionarse de placer al sentir como culminaba en ella, gimiendo con lágrimas bajo los ojos.

—Eso sido increíble, Itachi —susurró a su oído al cabo de unos minutos aun con el miembro viril en su interior —Lo haces mucho mejor que Sasuke —jadeó entrecortadamente sin aliento guiñándole coqueta un ojo. Itachi esbozó una sonrisa maliciosa, enorgullecido por ese cumplido y aun fatigado por la intensidad mientras su femenino perfume lo embriagaba más. Acto seguido la mujer se levantó, recuperó el sostén de la tarima donde había bailado antes y se atusó el cabello. Su maquillaje permanecía impecable, su delineado negro que le daba ese aspecto felino y sus labios rojos que eran una auténtica tentación para cualquiera. Itachi no podía dejar de contemplarla atónito, se abrochó la camisa y los pantalones, aun extasiado por el placer y jadeando, y se levantó del sillón para acercarse a ella. Todavía sin creerse que se acababa de acostarse con ella y se sorprendió así mismo por no tener arrepentimiento.

—Espera no te vayas, Ino. Yo no soy como Sasuke —la agarró con fuerza por la muñeca para detenerla al ver que se iba a marchar mientras que con la otra mano sacaba más billetes de su cartera y se los entregaba, aunque en un principio no quiso aceptarlos —¿Cuándo te puedo volver a ver? — en un solo segundo le embargó el miedo más profundo, sus orbes oscuros relucían esperanzados temiendo que no quisiera verlo más.

—Bailo todos los sábados a las doce en la barra —le respondió acercándose a su oído, lujuriosa haciendo que el Uchiha estremeciera al sentir su aliento —Será nuestro pequeño secreto —y antes de desaparecer en la multitud le dio un apasionante beso en los labios que lo dejó una vez más sin palabras. Itachi abrió su boca para entrelazar su lengua con la de ella, disfrutando cada segundo de su calidez, bebiendo de ella y anhelando que jamás terminara. Varios minutos después se separó de ella con una sonrisa descorazonada en el rostro mientras la veía marcharse.

"Mierda… estoy jodido" se maldijo internamente. ¿Con qué cara iba a mirar a su hermano en la próxima reunión familiar? O peor, ¿cómo iba a mantener la compostura la próxima vez si aquella mujer lo enloquecía? ¿Cómo iba a fingir en público que no había pasado nada entre ellos cuando habían sido infieles? Ello implicaba comportarse como hipócrita pero estaba dispuesto. Aun con la imagen de Ino en sus pensamientos, empezó a buscar a sus amigos por aquel tenebroso tugurio y levantó una ceja escéptico cuando los vio en la salida discutiendo con mala cara y fumando cigarrillos.

—Tío, ¿dónde estabas? —preguntó Deidara de mal humor exhalando el humor del tabaco —Te hemos estado buscando durante una hora.

—Me entretuve hablando con un conocido —respondió con su voz monótona de siempre, tratando de no mostrar un atisbo que delatara lo que había estado haciendo. Hidan y Deidara no dijeron nada más y metieron las manos en los bolsillos mientras deambulaban en silencio por las calles desérticas para irse a sus respectivas casas.

Esa madrugada Itachi no fue capaz de dormir, quiso olvidarse de lo sucedido aquella noche pero no podía quitarse a Ino de sus pensamientos contoneándose para él en la barra en atrevida ropa interior, esperando volver a verla bailar y volver a sentir su cuerpo contra el suyo la próxima noche del sábado.

Fin.


Nota de la autora: Muchas gracias por haber llegado hasta aquí. Quiero aclarar que en ningún momento romantizo la situación o el trabajo sexual, simplemente me apetecía explorar algo más cabaretesco relacionado con la infidelidad. Contadme que os ha parecido, los favoritos o comentarios me animan mucho a seguir escribiendo y si me dejas un comentario Itachi te hará un baile privado. Nos vemos en la próxima historia.