Ya ya... Voldemort no me pertenece, asi como sus death eaters, el nombre Lestrange y cualquier otra cosa que se me haya escapado...

Esta historia es respuesta a la confusión con respecto al capítulo anterior ^.^ Espero que les aclare algunas dudas...

Eso y que esta dedicado al amor de mi vida y luz de mi ser...

Pin9achu:
Lee el párrafo en que Nemon describe lo que es Zelea para él... Lo mismo se aplica a mí y no quiero tener que tipearlo de nuevo ^^;; Ya te mandaré un e-mail más tarde... con mayores detalles ^.- Y Feliz Aniversario! ^.^ Sí... es un año difícil para ambos, por eso te dedico esta historia "bonus"... Tú sabes mucho lo que te extraño... Espero que nos veamos pronto... *sigh* Te amo, te adoro y demás... ya no puedo pensar correctamente después de haber estado tipeando esto... ya son las 4:40am, y mañana tengo clases... pero al menos ya tengo un "regalo" que te puedo dar ^^;; jajaja... No te niego que quería hacer un programa en Visual Basic o C++, pero se me acaba de ocurrir hoy, y el tiempo apremia =P (además que sería mucho chongo... ^^;;) Besos, amor!


Con paso firme, Voldemort subió las escaleras. Aún podía escuchar el rugido de la batalla abajo. Sus death eaters atacando sin piedad a la familia Lestrange, importante línea de aurores desde que el viejo Brader Lestrange decidió hacerse un nombre para sí mismo dentro del arte de la guerra. Lástima que tuviera que escoger el lado equivocado...

Buscó habitación por habitación. Cuarto por cuarto. Estaba seguro que los casi recién casados estaban en algún lugar de la gran mansión. No había visto a Nemon Lestrange desde que invadieron la propiedad, lo cual sólo podía indicar que estaba protegiendo a su amada.

O lo que quedaba de ella...

Las malas lenguas contaban que la pequeña y linda Zelea, hija única de la familia Ilya, había caído fatalmente enferma una semana después de su matrimonio. Un problema al que ningún medi-brujo pudo hallar solución. Se decía que el esposo, completamente desesperado, había incluso buscado apoyo en la medicina muggle, sin obtener muchos resultados.

Decían que era el trabajo de poderosa magia oscura y nadie dudaba que él pudiera estar involucrado...

Sonrió malévolamente. Como si su tiempo valiera poco como para dedicarse a separar tortolitos. ¡Ja!

Se acercó, varita en mano, a la última puerta del pasadizo. Antes de abrirla, buscó por posibles trampas. Ninguna.

-Alohomora

La puerta se abrió a su comando.

Entró cautelosamente.

Esperaba ataques, gritos, violencia, posiblemente tensión, o lo que sea...

-¿Viniste a acelerar el paso del tiempo? -una voz cansada y terriblemente desesperanzada comentó al escucharlo entrar.

Sin embargo, nada lo preparó para la escena que se representaba frente a él.

La dulce Zelea, princesa inmaculada vestida en sus mejores ropas, echada sobre una gran cama. Ojos cerrados. Respiración profunda y delicada.

Dormida.

El energético Nemon, el joven heredero de la familia Lestrange, sentado sobre la cama a su lado. Ojos vacíos, derramando lágrimas ante la mujer de su vida. Pálido. Cuerpo temblando de un frío inexistente. Cortes en sus muñecas. Sangre entintando todo cuanto tocaba.

Perdido.

-Yo sé que no eres el culpable de mi desgracia -comentó ante el silencio.- El único culpable soy yo.

Voldemort acercó sus pasos a la pareja, varita preparada para cualquier ataque del enemigo. Quizá no debió molestarse en buscarlos personalmente. Debió de haber esperado un par de horas y el trabajo hubiera estado terminado sin que él pusiera mano en ello.

-No debiste mostrarle el anillo, Nemon -se dijo el joven a sí mismo.- Por algo se encontraba en un estuche herméticamente sellado, Nemon. Nemon eres un idiota. ¿No recordaste las leyendas, Nemon? Tu familia se ha dedicado a pelear contra el lado oscuro, Nemon. Era obvio que tuvieran reliquias peligrosas por motivos estrictamente de entretenimiento, Nemon. Nemon tú eres el culpable. ¿Le pediste que se lo pusiera, Nemon? ¿Hasta qué punto llega tu incompetencia, Nemon? Nemon. Nemon. Nemon. Nemon -repitió como un mantra.

Locura. Lástima.

-Uno debe de aprender a no jugar con la magia oscura.

-Lo sé -detuvo sus incesantes murmullos para levantar la mirada a Voldemort. Ojos nublados y vidriosos.- Sin embargo era tan tentador... El anillo era una belleza. Pensé que en Zelea la haría ver simplemente... espectacular. ¿Qué estúpido de mi parte, no crees?

El joven muchacho pareció perderse nuevamente.

-¿Viniste a acelerar el paso del tiempo? -preguntó nuevamente.- No falta mucho tiempo para que la línea de Lestranges se extinga para siempre.

Regresó su mirada a la mujer.

-Ella es mi vida. Mi paz interior. La luz de mi ser. Mi universo. El lazo que me ata a la realidad. Mi confidente. Mi compañera. Mi... -su voz se quebró. Tragó saliva.- Daría lo que sea por salvarla de la maldición. Por evitar que le exprima su preciosa vida de su frágil cuerpo.

Parpadeó varias veces. Su cabeza balanceándose sobre su cuello, perdiendo el control sobre sus movimientos.

-Lo que sea necesario -murmuró para sí mismo mientras silenciosas lágrimas se deslizaban por sus mejillas.- Destruiría mi alma en un instante, si tan sólo asegurara su salvación.

-¿Tanto la amas? -un plan formándose en su mente.

Nemon apoyó su cabeza en sus manos, codos sobre sus piernas. Sollozó desesperanzadamente, víctima de sus propios tormentos.

-No sobreviviré yo tampoco. No podría soportarlo -agregó al vació.

Lanzó una mirada a sus cortes. La sangre continuaba brotando de sus venas, prometiéndole un descanso de la pesadilla.

-Así que no tengo nada que perder, Voldemort -por primera vez su voz decidida.- Mátame, sería un alivio después de todo este sufrimiento.

Voldemort se mantuvo inmóvil. Una maldición oscura no sería difícil de contrarrestar, dada su experiencia con toda clase de conocimiento prohibido...

El esposo acarició los hermosos rizos castaños, marcando el rostro de su querida con la metálica sustancia. Una languidez visible en sus movimientos.

-Es un ángel. Un ángel que bajó del cielo -una sonrisa inocente y cansada cruzó su rostro.

Si Nemon estaba dispuesto a saltar a cualquier oportunidad que le diera la posibilidad de salvar a su amada, entonces podría obtener un gran aliado... Las deudas entre magos era algo que no había que tomar a la ligera. Pero... ¿estará él dispuesto a aceptar su trato? Después de todo, los Lestranges eran aurores...

Voldemort, estamos hablando de amor aquí. ¡Por supuesto que aceptará cualquier trato que le pongas delante de su nariz! No veo que más podría perder... y todo lo que ha ofrecido, sinceramente... es tentador.

-Un ángel que vivirá, Nemon. Yo puedo salvarla.

La mirada del joven se disparó hacia el dark lord.

-¡Mientes! -intensidad en su voz- Magia oscura jamás...

-¿Qué apostarías? -le interrumpió.

Sonrió malévolamente.

Nemon lo miró atónitamente. Parpadeó. Sus ojos habían perdido gran parte de su brillo. Tenía sueño. Frío.

-Todo. Te daría mi vida en bandeja de plata. Mi alma en una botella. Eterna gratitud. Lo que sea que pidas -susurró antes de rendirse a la fuerza inevitable que le urgía relajarse... y dejarse llevar.

-La lealtad de ambos me bastará -murmuró en respuesta.

Y comenzó a actuar rápidamente para salvar la vida de la pareja.

16 de Setiembre del 2002