|
Todo es de la grandiosa JKRowling. Yo sólo puedo responder por la trama de esta historia... Los personajes, y demás cosas... son de ella... -_-
Agradecimientos |
De Oportunidades Perdidas
De Cartas y Presentaciones
|
AHHHHHH!!!!!!!!! ¬¬ Este capítulo ha sido SUPER difícil de hacer, espero que me tengan piedad, POR FAVOR!!! T_T *sigh* Lamento la larga espera, pero miren el lado positivo... Este capi es bien largo!! Compensa en algo la paciencia que me han tenido... Sip. Todas tienen razón. Dumbledore no es ningún tonto ^.^ Pero... Albus llega a subestimar a Voldemort (y la inversa también sucede). Así que ya veremos si es que el hombre logra descubrir a Harry... Lo que es yo... no tengo la menor idea ^^U
Augh... T_T Que dura que es Nekocha conmigo... *snif* *snif* Primero me dice que lo que escribo para el capi 16 es una basura irrealista y luego en el bonus me saca todos los errores que encuentra ;_; Oh, bueno. Para el récord. No. NO me di cuenta que deberían haber buscado a Harry en la casa de Petunia. Ahora, les daré mis excusas. La primera se relaciona con la vida real: Escribí el bonus a las 3am del 2 de Noviembre. Y aparte de eso (que por sí ya explica mucho), se me está haciendo súper difícil dar las explicaciones necesarias ¬¬ Yo ya quiero divertirme en Hogwarts!! Por qué tengo que escribir esto?! BUAHHH!!!!!!!!! T_T ¿Veritaserum? ^^;; No lo creo. Albus será así de radical con personas que sabe al 100% son traidoras, pero con Harry no podría hacer eso. Porque... al usar el (muy difícil de conseguir) Veritaserum, podría hacer que se gane un gran abismo de confianza entre el niño y él. Y ya sabemos todas cómo intenta Dumbledore que Harry lo vea, ¿verdad? Además que no sería algo decoroso de hacer, el hombre tiene su escala de valores y principios muy cercana a su vida. A su manera de ver, si deja de lado la honestidad y sinceridad, y recurre a métodos tramposos y... escurridizos, pues... eso no lo haría muy diferente de Voldemort, ¿o si? (Al menos en este fic, así lo he visualizado, en el otro que he hecho, ya saben como es... ^^U).
Ok... que si fue proyección astral? Invisibilidad? Fantasma? Qué rayos fue?! ^^;; Pues... es algo simple, realmente. Fue una de las usuales visiones-sueños que Harry tiene en las noches sobre las reuniones de su padre. Ya sé que hace tiempo que no las menciono, pero es que el niño a estado asistiendo a ellas, así que estando despierto, no a podido verlas, ¿verdad? ^^U Por eso dije "etérea forma" y si no se dieron cuenta... transpasó a varios sólidos alrededor del círculo... Harry no "debe" estar una semana sólo, sino que ese era el tiempo que Voldie se tardaría en encontrar una "buena" niñera. Además que le daría tiempo para independizarse física, emocional y psicológicamente de una dependencia no saludable con la posible futura nana (y muggle).
En este capítulo debo de agradecer públicamente a Aspy. Me a ayudado a pelear (junto con mi musa -aunque ésta estuvo de vacaciones gran parte del tiempo ¬¬-) contra todos los grandes bloques de ladrillos que amenazaban con volverme loca. Su colaboración se refleja en la historia de Harry... y en la CONSISTENCIA (lo mismo que coherencia...) de este capítulo. GRACIAS, GRACIAS, y más GRACIAS!!!!!!!! ;_; Sin ti, creo que me hubiera perdido en la historia... Me has apoyado mucho! Y cedido bastante tiempo... mira que para leer esto y comentarlo varias veces... ^^U Asimismo, reconocimiento va a Nekocha (Aunque me duela decirlo ^^;;), ella evitó que publicara el desastroso ex capítulo 16... |
~*~
Sombras comenzaron a rodear su figura. Un tornado de imágenes presentándose ante sus ojos.
Harry luchó por controlarlo, no quería que la sucesión incoherente de colores lo arrastrara consigo.
Lentamente, su percepción fue enfocándose.
Desorientación momentánea.
Estaba en un bosque. Uno oscuro y macabro. Silencioso. Figuras sin formas se movilizaban a alrededor, atravesando su incorpórea presencia.
Harry, ¿estas aquí? -oyó una femenina y silbante voz- Puedo sentir...>
Volteó su atención.
Nagini lo estaba buscando entre los death eaters.
Estoy aquí -respondió acercándose a ella.>
Los ojos rojos de la reptil brillaron de emoción, sacando repetidamente la lengua. Aún así, su mirada se mantuvo lejos de la posición actual del niño.
Tom apareció de entre las confusas tonalidades del negro entorno.
Harry sintió una pulsión de afecto.
¿Está aquí, mi preciosa Nagini? Tú sabes que no puedo escucharlo a menos que se manifieste...>
Ni yo verlo...>
Si el niño hubiera tenido brazos, los hubiera cruzado en ese momento.
No es fácil hacerlo... -se quejó.>
La serpiente se acercó a su padre, rodeándolo protectivamente.
Este nuevo control sobre sus visiones era algo... impresionante.
Gracias al lazo psíquico con su padre no sólo podía presenciar las reuniones, sino que ahora podía interactuar con Nagini... y si era suertudo, con Tom también. Aunque habían límites. El no poder alejarse más de veinte metros de él era una de ellas. Si lo hacía, su cabeza comenzaba a girar y terminaba despertándose en su cama.
Con excesivas ganas de vomitar.
Lo bueno era que nadie más que ellos podían verlo u oírlo, así que Harry podía hacer lo que se le venga en gana en ese momento y nadie tendría idea.
Podía observar con tranquilidad posible comportamiento desleal en los death eater...
Por supuesto que no es fácil, pequeño -comentó su compañera.- Tu mente necesita entrenamiento. Sugeriría un poco de meditación, para evitar tus constantes distracciones.>
De haber tenido pulmones, habría soltado un suspiro.
No eran sólo las distracciones lo que le molestaba, era la gran... afinidad que poseía con Voldemort en esos momentos...
La práctica hace al maestro, hijo.>
...
¿Cómo decirle no a su padre?
Sobretodo cuando usaba ese tono tan... cálido.
Se concentró con fuerza en Tom. En su amor por él. Su anhelo de protegerlo. Sus ansias de volver a verlo. Su desesperación por complacerlo. Sus impulsos de enorgullecerlo. Sus deseos de...
Sintió cierta... solidez alrededor suyo.
El lazo psíquico que compartía con su padre le proporcionó forma ante sus ojos y los de Nagini.
Levantó los párpados recientemente materializados.
Todo se encontraba más claro y... ruidoso. Los colores se habían multiplicado. Ya no era sólo negro, rojo y verde. Ahora habían millones de combinaciones, desde los azules del cielo nocturno, hasta los naranjas del fuego en el fondo.
Y los sonidos... El pisar del suelo. Los murmullos a su alrededor. El aullido de algunos lobos de la zona...
Incluso podía sentir el olor a... humedad del aire. Y cenizas.
Los incomprensibles movimientos de sombras, se habían convertido en numerosos death eaters atendiendo el llamado de su amo.
-Padre... -le dirigió una sonrisa tímida.
Tom le devolvió una enigmática.
¿Cómo estás, muchacho?>
El hombre le dio la espalda para dirigirse al grupo.
Dime que no eran muggles... -duda en la voz del niño.>
Nagini se deslizó hasta posarse a su lado.
Magos, Harry. Magos. No muggles.>
Oh, bueno. Entonces eso significaba que al menos habían tenido una oportunidad de defenderse, y que habían eliminado una fuente de amenaza.
Su corazón no se sentía tan pesado, entonces.
Cada quien peleaba por el lado que deseaba proteger.
Además, ¿cómo olvidar las tantas veces que uno de esos malditos aurores había lastimado a su padre? No había tomado en sus propias manos el purificar a las familias sólo porque no podía arriesgarse a ser descubierto.
Los traidores eran otra cosa.
-¡Tráiganla! -Tom demandó en una poderosa voz.
Cinco death eaters levitaron a una inconsciente mujer al Círculo.
-Enervate.
La despiertan.
La dejan caer al suelo.
Harry no presta atención a la ejecución. Caminando alrededor de los reunidos, espera captar posibles signos de titubeo ante la Causa.
Patrick Oldrean no se veía muy bien, a los ojos del niño estaba demasiado... pálido. Respiración ligeramente agitada, también.
Nota mental: Vigilarlo. Probar culpabilidad. Exterminarlo.
-Figg... -escucha el tono malévolo de Tom- ¿Qué me puedes decir sobre la Orden? A caído a mi atención que eres una de sus miembros más destacados...
La mujer escupe sangre al suelo, fijando una furiosa mirada al dark lord.
¿Le parecía o Karkaroff sostenía demasiado fuerte su varita?
Ese hombre ya estaba llegando al límite de su paciencia...
-Te niegas a hablar, ¿eh? -un brillo diabólico en los ojos de su padre- Dumbledore estaría tan orgulloso de ti en estos momentos...
-Jamás ganarás, triste halfbreed -rencor disparando agujas.
-Estúpida Ravenclaw -furia pura.
¡No!
¡El dolor!
-¡Crucio!
¡NO!
¡No con hechizos!
Se lanzó frente a su padre, interponiéndose ante la maldición.
El rayo atravesó su pseudo-sólido cuerpo y penetró la piel de la mujer.
Gritos llenaron el aire.
Gritos de Harry.
Dolor.
Cayó de rodillas.
DOLOR.
Cruciatus. Millones de Cruciatus.
En su cuerpo. Acuchillándolo. Desgarrando. Cortando. Quemando. Separando. Ahogando. Arañando. Torturando...
No. No. Nonononono...
Lo único que percibía era la dulce y agobiante amargura de la ira.
Perdió la atención en sus alrededores. Se olvidó dónde estaba. Se asfixiaba.
Calor.
Fuego por todo su ser.
¡HARRY!>
Negro.
Todo regresó a la oscuridad.
La nitidez desapareció, llevándose consigo el insoportable peso de la maldición.
Estoy... bien.>
Logró murmurar antes de desvanecerse completamente.
Abrió los ojos.
Los brazos le ardían. No podía respirar, era como si sus pulmones estuvieran llenos de agua. Su corazón latía agitado.
El silencio de su habitación chocó contra sus oídos.
Al menos no estaba gritando.
Esto era peor que la cruciatus...
Sentir el sufrimiento que a sus víctimas afligía los hechizos de su padre era mucho peor que encontrarse él mismo bajo la maldición imperdonable.
Ordenó a sus pulmones tomar un largo y profundo respiro.
¡Oh no!
Se levantó de un salto de la cama.
Tenía ganas de vomitar.
***
Tac tac tac.
Tac tac tac...
Abrió los ojos.
La luz penetró con intensidad en su pupila.
Parpadeó con soñolencia, cubriéndose con una mano sus sensibles órganos visuales.
Tac.
Suspiró.
¿Qué hora era?
Se sentó pesadamente en su cama, la habitación sumida en niebla.
Cogió sus anteojos del velador, enfocando el mundo al ponérselos.
¡Tac tac tac!
El sonido adquirió un tono de urgencia.
Con pereza y bostezando, apartó las cubiertas que lo abrigaban e hizo camino a la ventana.
Una seria lechuza de color marrón lo recibe enojada.
Sin prestarle mucha atención, el niño le permite la entrada a su recámara.
Ella vuela con dignidad hasta su escritorio y se posa sobre una silla. Aún medio dormido, Harry desata la carta que trae el animal. Frotándose los ojos y señalando la salida, observa hipnotizado su huída.
Cabeza pesada enturbiaba todos sus pensamientos.
Deseaba volverse a acostar. ¿La carta no se iba a ir, verdad? Se sienta en el colchón, revisando el sobre llegado con el escudo característico de Hogwarts.
Sí, Hogwarts.
...Sueño.
¡¿HOGWARTS?!
Una corriente de energía lo saca de su letargo, completamente alerta de sus alrededores. Sin más preámbulos ni revisiones, desgarra el papel, nervioso como estaba de leer el contenido.
HOGWARTS SCHOOL
of WITCHCRAFT and WIZARDRY
Director: Albus Dumbledore
(Order of Merlín, First Class, Grand Sorc., Chf. Warlock,
Supreme Mugwump, International Confed. Of Wizards)
Estimado Sr. Potter.
Nos complace informarle que ha sido aceptado en Hogwarts School of Witchcraft and Wizardry. Encuentre adjunta una lista de todos los libros necesarios y equipos.
El periodo empieza el 1ero de Setiembre. Esperamos su lechuza a más tardar el 31 de Julio.
Sinceramente,
Minerva McGonagall,
Deputy Headmistress
¡SI! ¡SI! ¡Iría a Hogwarts! Después de todo, ¡iría a Hogwarts!
Abrazó la carta contra su pecho, saltando de alegría.
¡Hogwarts!
¡Conocería Hogwarts!
Cuánto ansiaba recorrer sus pasillos, deslumbrar sus secretos, jugar quidditch (o al menos conversar con otras personas sobre él), hacer amigos...
¡HACER amigos!
Besó los pergaminos.
***
Hogwarts.
Se tiró de espaldas sobre su cama.
Su padre le había recomendado estar alerta ante cualquier posible situación.
Estar alerta, y sin embargo fingir toda clase de ignorancia.
Suspiró.
Aquello no iba a ser fácil. Harry sabía más sobre magia, callejones y costumbres de magos de lo que se suponía debía saber. Incluso estaba seguro de ser capaz de darle clases al ilustre profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras...
Sonrió traviesamente.
Oh, sí... Las clases iban a ser divertidas.
El timbre sonó en la casa.
Podía escuchar a Alexandra, su nana, encaminarse a la puerta principal.
Felizmente, su padre había decidido no ponerla bajo la Imperius. De haberlo hecho, hubiera sido una horrible repetición de la incomodidad con Demy cuando ésta jugaba su papel de elfa doméstica. Al menos su padre le tuvo suficiente consideración para dejarla con su propia voluntad, no como compañía en la casa, sino más bien como un ruido en ella. Alex podía mostrarse como una mujer simpática y bondadosa, incluso quizás dulce y tierna. Sin embargo, Harry sabía que la mayoría era apariencia. La muggle tenía cierta obsesión con el dinero. Dinero ajeno. Aunque había callado, Harry sabía que utilizaba gran parte de la pensión de su padre en apuestas, casinos y demás. Pero claro, un niño de su edad no era tan perceptivo con esa clase de cosas.
Había momentos en que el muchacho la odiaba con fervor, y otros en donde toleraba su compañía.
Harry cerró los ojos y tomó un profundo respiro.
Hogwarts.
Dumbledore.
Una emoción creciente en su pecho.
Hogwarts y Dumbledore.
Dejó que su cuerpo se relajara sobre la cama.
Se mantuvo así por varios segundos.
-¿Harry? -escuchó la voz femenina desde su puerta.
Levantó sus párpados lentamente, no queriendo perder el control sobre sí mismo.
-¿Hmm? -fijó sus inocentes ojos sobre la mujer.
-Te buscan -dijo ella paciente.
-Ahora voy.
Alex asintió y se retiró de la habitación.
Tomó un respiro.
No se comparaba a Demy, o en especial a Nagi, eso era seguro.
Saboreando las emociones ocultas de frustración bajo su máscara de control, Harry se dirige a la sala.
De la nada lo golpea un fuerte impulso. ¿Y quién lo buscaba? Él no conocía a nadie de importancia, a menos que...
No sabía si huir pavorosamente de su propio hogar o si entrar corriendo a la habitación.
Decidió por control.
Se detuvo justo en el umbral de la sala, el pasillo ocultando su figura.
Echó un vistazo antes de penetrar el territorio.
Sirius Black y Remus Lupin.
Rostros famosos de los diferentes periódicos danzaron en su memoria.
Pánico.
¿Qué hacen aquí? ¡¿Qué hacen aquí?! De seguro no lo iban a arrestar, ¿verdad? Nadie sabía de su conexión con el Dark Lord. Nadie salvo tres personas, y aquellas se encontraban bajo la estricta supervisión de su padre, siendo él una de ellas.
Apoyándose en la pared, luchó por recuperar su respiración.
La carta de Hogwarts había llegado ayer, ¿no? Lo que significaba que habían podido rastrear su posición. Sin las barreras que su padre siempre mantenía en pie, era como un punto blanco en un fondo negro.
¿Qué iban a hacer con él?
¡¿Qué iban a hacer con él?
Calma.
Lucius siempre solía maldecir de ellos, ¿verdad? Sirius Black, Remus Lupin, Peter Pettigrew y James Potter los inseparables amigos. Los Marauders. Era obvio que les interesaría saber sobre el hijo perdido de James...
Sólo es eso.
Sólo eso.
Eso.
Respiró tranquilamente, una vez más.
-¿Vas a pasar, pequeño? No te haremos daño -comenta el famoso licántropo sin siquiera dirigirle la atención.
Maldición.
Se olvidó del potente sentido de olfato del hombre lobo, puede incluso que sienta su nerviosismo y... temor. Su condenada nariz debe estar inundada con el olor de su sudor.
-¿Quiénes son ustedes? -deslizó gran parte de su nerviosismo en las palabras.
Ni bien pone el primer pie en la habitación, siente los poderosos ojos de ambos magos. Black luchaba por controlarse, aquello era notable dado su historial. Lupin sostenía una risueña sonrisa cálida en su rostro, mientras recorría con su mirada la figura del niño.
Súbitamente, Black hizo un rápido movimiento hacia Harry.
Dio un paso atrás. Su corazón palpitó con fuerza.
Luchó por mantener en control sus reacciones.
Remus detuvo a su compañero sin mucha molestia, acostumbrado como estaba a sus repentinos impulsos.
Por poco los veloces reflejos de Harry sacan su varita escondida.
-Mi nombre es Remus Lupin, -el sereno hombre se señaló a sí mismo- y éste es mi compañero, Sirius Black -aún sosteniendo firmemente su brazo.- Venimos del colegio Hogwarts.
El auror de cabellos oscuros sonrió abiertamente, asintiendo al escuchar su nombre. Le dirigió una rápida mirada a su amigo, el cual lo liberó, y acercó sus pasos al niño.
Harry mantiene una mirada asustada hacia el mago.
Sirius Black.
Se preguntaba qué diría su padre si se lo entregaba en bandeja de plata...
-Un gusto de conocerte -extendió una callosa mano hacia el pequeño. Titubeó antes de preguntar- ¿Cómo te llamas, pequeño?
Aún no podía. Tenía curiosidad de conocer a sus padres por medio de estas personas... además, podría obtener información importante para Tom.
Tímidamente, Harry la tomó.
-Harry Potter -murmuró avergonzado.
El auror levantó su vista, conectando ojos con el licántropo. Una conversación silenciosa transcurriendo entre ellos. El muchacho fingió ignorancia ante esto.
-¿Se encuentran tus padres, Harry? -tono cuidadoso del hombre de cabellos castaños.
No, estaban muertos. ¿O acaso ya se le olvidó? Si que los hombres lobo tenían memoria a corto plazo...
Pegó su mirada al suelo, evitando la mirada burlona que amenazaba saltar a la vista.
-Mi papi está de viaje... Siempre de viaje.
Sonrió amargamente.
-¿Qué hay de tu madre...?
-Ella murió -dijo Alexandra, ingresando a la sala con una bandeja. Su tono de voz había sido cortante y brusco. Implícitamente ordenando no volver hacer mención al asunto.
Deslizó la bandeja sobre la mesa de la sala. Había traído dos tazas de té, una de café y un vaso de jugo de naranja.
Harry instintivamente coge el café y se sienta en un sillón cercano.
Los magos le dirigen una curiosa mirada ante su elección, cada uno tomando una taza de té. Alex apropiándose del jugo.
Todos toman asiento.
-¿Cuál es el importante asunto a discutir? -inquiere seria su nana. Mirada advirtiendo no volver a mencionar a los padres.
Silencio.
Los magos no sabían qué decir para romper la tensión. Temían estallar un conflicto. Harry se imaginaba que ésta era la repetida escena que se actuaba frente a mudbloods. Si tan sólo le hubieran mandado a un profesor capacitado en estos asuntos...
Los aurores no tenían ni la menor idea de cómo debía empezar el discurso felicidades-su-hijo-es-un-mago-y-vamos-a-enseñarle-magia.
-Harry, eres un mago.
Black había anunciado lo inevitable. Y de manera directa y sin preámbulos, también.
El muchacho reprimió una risita, y se limitó a poner una cara que anunciaba su total desconcierto. Alex no estaba tan lejos de lo mismo.
Lupin le lanzó una cruda mirada a su compañero, obviamente pensando que ésta no era la mejor manera de romper la tensión.
-¿Disculpen? Me pareció oír que Harry era un mago.
Se mantuvo callado.
Sonrisa interna.
A ver cómo se las arreglaban los aurores para explicarle a una muggle la existencia de magia. Esto iba a ser entretenido...
-Sirius... -tono sereno del licántropo- Deja que yo explique las cosas, por favor.
Antes que las malogre más de lo que están.
-¿Cuál es el nombre de tu padre? -cuestionó.
-Thomas Feller -mirada pegada a su taza de café.- Soy adoptado y no me avergüenzo de serlo -añadió desafiantemente, levantando su mirada a los hombres.
Una sonrisa cálida proveniente del hombre lobo.
-¿Qué es lo que sabes de tus verdaderos padres, Harry? -tono paciente.
Más de lo que debería de saber.
-¿Qué tiene esto que ver? -voz irritada de su niñera.
-No mucho... -admitió antes que a Alex se le ocurriera botarlos de la casa- Sé que mantengo el nombre original que mis padres me dieron... esa fue una de las cláusulas de la adopción. Y que mami solía hablar de esta extraña pareja... -frunció el ceño en emulada concentración, para instantes después ensombrecer su expresión.- Ya no me acuerdo qué es lo que solía decir. Lo siento -bajó la cabeza avergonzado.
Notó que las expresiones de ambos magos se alivianaron.
Ajá. Sientan lástima por el pobre niño huérfano y solitario.
Rió para sí.
-Tus padres, tus verdaderos padres, eran magos, al igual que tú -el licántropo le dirigió una reconfortante sonrisa.- Asistieron a Hogwarts, donde aprendieron sobre magia, de la misma manera que tú lo harás.
-¿La carta no era una broma pesada? -agrandó sus ojos en sorpresa.
Ambos hombres negaron la cabeza.
-Disculpen... -intervino la muggle- ¿están... locos?
Harry tuvo que reprimir la risa que amenazaba escaparse de su garganta.
Black murmuró algo que sonaba como "Sabía que muggles..."
Lupin, el siempre diplomático, tomó la palabra.
-¿Por qué piensa usted eso, Srita. Delrick? -una sonrisa traviesa en sus labios.
-¡Porque están hablando de magia como si fuera algo real!
Es real. Muy real. Muggle.
Ambos aurores intercambiaron miradas.
-¿Quieres una demostración? -inquiere Black, ansioso por sacarse a la muggle de encima.
-Si pudieras dármela te lo agradecería -dijo soberbiamente ella, confiada de tener la razón.
-Sirius... -advierte Lupin- Recuerda lo que conversamos...
El mago auror enemigo #2 de su padre (siendo el #1 Dumbledore), sacó su varita de uno de sus bolsillos. La apunta con firmeza hacia la muggle.
-¡ESPERA! -gritó el niño poniéndose de pie de un salto.
Black le dirige una mirada confusa.
-¡No la maten! -exclamó con fuerza, para luego susurrar- No la maten...
Lágrimas fingidas de sus ojos. Se aferró a la muggle.
Silencio.
-¿Qué sucede, Harry? -dijo un preocupado Black.
-Estábamos en un centro comercial cuando... estos hombres encapuchados aparecieron -murmuró casi inaudible.- Comenzaron a lanzar luces verdes de... -pausa en el que titubeó de sus palabras- ...de eso -señaló la varita.- Una se dirigió a mí, y mi mamá... -otra lágrima cayó, al imaginarse el caso de Lily Potter- Ella me protegió. Se desmayó como las otras personas... y cuando él me apuntó a mí nuevamente... El rayo de luz rebotó.
-¿Sobreviviste el Avada Kedavra? -ojos sorprendidos de Black.
Harry emuló ignorancia. La mujer dirigió una extraña mirada al auror, preguntándose qué es lo que quería decir.
-Ven aquí, Harry -comandó el hombre lobo.
El niño obedeció con pasos nerviosos.
-¿Dónde te golpeó el rayo? -preguntó con genuino interés.
Apuntó a su cicatriz, la que estaba justo encima de su ojo derecho. Su inusual forma de relámpago le había ganado cierta fama en el colegio muggle.
Lupin examinó las marcadas líneas.
-¿Qué sucede, Remus?
-Increíble... -murmuró tras unos segundos.- ¿Sabes lo que esto significa, Sirius? Es el único sobreviviente que existe de la maldición asesina. ¡Estas son grandes noticias! -su cansado rostro ganó energía con la mera ilusión de esperanza.
-¿Qué sucede? -pregunta la curiosa muggle.
Ambos aurores salen de su anonadamiento, mirándose un momento.
-Dumbledore debe de saber esto -dijo Lupin en un tono bajo.
Black asintió determinado, para luego, tras un titubeo, darse media vuelta.
-Wingardium Leviosa -apuntó a una de las tazas de té sobre la mesa.
El muchacho imitó una mirada anonadada, como la que tenía Alex en su rostro.
***
-Umm... ¿Papi?
Esa palabra...
Su hijo no solía llamarlo por teléfono. Siempre que necesitaban hablar, habían otros métodos de comunicación mucho más rápidos que los muggles. Usualmente era él el que llamaba a la casa, solamente para actuar frente a la muggle.
-Dime, Harry.
La carta ya había llegado. El niño mismo lo había mencionado ayer. Entonces habían ido a visitarlo...
-Hay un par de... err... señores que... ummm... desean hablar contigo.
Magos, sin duda.
Seguro uno de los tantos profesores de Hogwarts... ¿A lo mejor Severus?
-Dicen que se llaman... -pausa- Sirius Black y Remus Lupin -murmuró con timidez.
¡¿QUÉ?!
Tosió en el auricular.
¿Qué hacían los aurores ahí? ¿Qué hacían en su casa? ¿Qué hacían con su hijo? ¿Qué hacía Harry? ¿Qué hacía la niñera? ¿Qué...?
-¿Quieres... hablar con ellos? -la voz del niño lo regresa a la realidad- ¿O quieres que... me encargue que no te molesten, papi?
Ordenó a sus pensamientos detenerse.
Si Harry le estaba llamando por teléfono y no por otra vía, eso significaba que seguía bajo la máscara muggle. Lo cual implicaba que no había peligro alguno. Y si le estaba ofreciendo encargarse de la cabeza de los aurores... pues tenía que considerar esta propuesta.
¡Después de todo estaba en SU casa!
Y la parejita estrella era una molestia en todos sus planes...
-¿Tú que decidirías? -preguntó con curiosidad.
-Pues... me gustaría que hablaras con ellos, padre. Tienen... propuestas muy interesantes que debes escuchar...
Hogwarts, entonces.
Los aurores estaban planeando llevárselo, y como todo alumno, Harry debía obtener el permiso de sus padres.
Voldemort tomó aire. Iba a tener que cuidar su tono de voz.
-Pásame con ellos.
De reojo puede notar a Nagini mirarlo con curiosidad, no era común que utilizara el aparato primitivo. Mantiene su rostro inexpresivo.
-Buenas noches, Sr. Feller, mi nombre es Remus Lupin.
Ahoga un sarcástico comentario.
-Gusto en conocerlo, Sr. Lupin.
Tuvo que forzar las palabras salir de su garganta.
Mente sobre materia. Mente sobre materia. Mente sobre materia...
-Deseaba hablarle sobre su hijo Harry...
-¿Confío en que no se ha metido en ningún problema? -interrumpió.
Respira.
-No, no, para nada. Verá, soy... umm... digo, me gustaría entablar una entrevista personal con usted. Soy representante de un colegio... especial... de elite, y su hijo califica todos nuestros requerimientos para ingresar a estudiar en nuestra institución.
Levanta una ceja.
Así que "de elite", ¿eh? No estaba mal proviniendo del hombre lobo.
Nada mal.
-Me siento orgulloso de oír ello, pero lamentablemente el tiempo no me lo permite. En estos momentos me encuentro fuera del país. Dudo mucho que podamos reunirnos en persona. ¿Cuál es el nombre de su renombrada institución?
-Err... Hogwarts.
Sonrió malévolamente.
-¿Sólo Hogwarts?
-¿Está seguro que no podremos reunirnos en alguna ocasión? Las clases empiezan el primero de septiembre...
Sonrió más ampliamente.
-No, lo siento mucho. Mi regreso está planificado para finales de ese mes. Disculpe, pero... ¿en qué se especializa la enseñanza? ¿Qué técnicas de desarrollo de potencial son las que utilizan? ¿Dónde se encuentra esta institución? Nunca he oído hablar de ella.
Se imaginaba la cara del licántropo.
Estaba a punto de matarse de risa ante el silencio incómodo que continuó.
-Cuando mencioné que era una institución de alto nivel y de elite, realmente quise decir eso mismo. Encontrará que no muchas... personas conocen de la existencia del lugar. Le ruego mantener una mente abierta ante este asunto. Lo que voy a comentar a continuación puede ser difícil de creer.
Se rió internamente. Si decía la "palabra M", iba a actuar indignado, como si el auror estuviera loco. Realmente quería saber qué haría si él no le permitía la entrada al niño a Hogwarts. ¿Llegarían al extremo de raptarlo?
-Soy un hombre que cree en muchas cosas, Sr. Lupin. Si mi hijo a sido... escogido por ustedes, estoy seguro que ha de ser algo... extraordinario. Después de todo, el niño es uno de los primeros de su clase -dijo con orgullo.
-Pues... ¿Ha oído hablar de... habilidades extra sensoriales? Esa es una de las especialidades de nuestra educación. Fomentamos el desarrollo de éstas... inusuales características en nuestros alumnos. Por supuesto que Harry es un niño especial, su educación estará becada por completo. No tendrá que preocuparse por ello. Además... -una pausa larguísima se extendió al otro lado de la línea.
-¿Además...? -motivó a que continuara.
-Los verdaderos padres del niño asistieron a esta institución, sería uno de sus deseos que su hijo así lo hiciera.
El divertido tono de la situación se desvaneció.
-¿Cuál me dijo que era el nombre completo de la institución? -su tono cortante y demandante.
-Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería -confesó finalmente el auror.
-¿Qué opinión tiene mi hijo al respecto?
-El pequeño Harry anticipa obtener el permiso necesario, Sr. Feller.
-Entonces, tiene mi permiso para hacerlo. Sus padres así lo quisieron, estaba en una de las llamadas cláusulas de la adopción. Ahora si me disculpa, tengo trabajo por hacer.
Colgó.
¡El nervio de esa asquerosa criatura! Mencionar a los padres del niño Potter. ¡Mencionarlos! ¿Acaso no conocía el tacto?
***
-¿Y bien? -preguntó un inquieto Black.
-Dio su permiso pero... -aún sosteniendo la invención muggle en su mano.
-Mencionaste a mis verdaderos padres -comentó el niño seriamente.- A mi padre no le gusta que se hable de ellos. Tampoco de mi madre... -una fingida sombra de tristeza.
-Eso explica por qué reaccionó de esa manera...
Harry asintió, y terminó de colgar el teléfono. Manteniéndose de espaldas hacia ellos.
Momentos de silencio y tensión.
Los aurores no sabían que hacer ahora.
-¿Por qué me abandonaron mis padres? -preguntó súbitamente, impregnando sus palabras con tristeza y mirada fija en el vacío.
Incomodidad en el aire.
-No te abandonaron -dijo Lupin en un tono cálido y reconfortante tras varios segundos.- Nunca pienses eso, Harry. Tus padres te amaron demasiado.
-Había... y hay... un mago muy poderoso... -el licántropo bajó notablemente la voz.- Malvado hasta más no poder...
Harry se contuvo de responder.
Black se tensó.
-Nuestro mundo, el mundo mágico, está en guerra... una guerra que ya ha durado varios años, y que probablemente seguirá así.
-No si yo puedo evitarlo -murmuró un rígido auror.
Una sonrisa sarcástica interna.
Eso si su padre lo permitía.
El niño se dio media vuelta, para mirar cara a cara a los magos.
Lupin niega la cabeza.
-Tus padres... -suspiró- Sirius y yo los conocimos personalmente; en el colegio Hogwarts. Éramos muy amigos, Harry. Por eso debes de creer lo que te decimos. Ellos nunca te han abandonado. Todo lo que han hecho ha sido buscando lo mejor para ti.
Agrandó sus ojos en sorpresa. Una simulada expresión de asombro inesperado.
La pausa que continuó llenó de tensión a todos los presentes.
-Habían noticias, Harry... -continuó con voz cansada- Se decía que ellos serían los siguientes blancos de Voldemort, el Dark Lord. Así que decidieron esconderse para que no los encontraran. Utilizaron un hechizo muy poderoso... pero... pero...
-Había un traidor entre nosotros -rostro hecho de piedra.
Sirius, el auror...
-Lily y James, así se llaman tus padres, cortaron contacto con gran mayoría del mundo mágico. Al parecer, no estaban totalmente confiados de tu seguridad...
-Y me alegro que no lo hayan estado -murmuró Black con un velo de tristeza.
-Voldemort los encontró con ayuda del traidor... y... -se detuvo.
-Entiendo -el niño bajó la mirada a sus manos.
Bostezó internamente.
-Recuerdo que Lily comentó la posibilidad de dejarte al cuidado de otras personas, al menos por el momento de peligro. Alejarte de todo el caos del mundo mágico... Pero nunca nos enteramos que llegaran a hacerlo -voz firme del licántropo.
Nunca lo hicieron.
Su madre no soportaba la idea de separarse de él...
Sonrisa triste.
-Te habíamos creído muerto y desaparecido durante todo este tiempo -admitió Black.
***
De la primera visita de los aurores, había pasado ya una semana.
Viajaban en un taxi hacia Londres muggle. Comprarían, ese día, los útiles escolares del niño.
Tras el inesperado descubrimiento de que era un mago, Harry había admitido que lograba hacer que extrañas cosas sucedieran. Lo cual, obviamente, ya no era tan cierto como lo era antes. Después de todo, tenía un estricto control de los poderes que manifestaba ante la niñera muggle. Una noche de testigo ante uno de sus desesperantes ataques de vómitos fue lo único que requirió para convencerlo que no debía de llamar demasiado la atención. Otra cita con los médicos muggles no se le haría soportable...
Continuó una pequeña introducción a Hogwarts y lo que éste significaba. No le dijeron nada que ya no supiera, sin embargo, tuvo que simular prestar atención y poner entusiasmo ante la idea. Incluso dejaron que él hiciera algunas preguntas. Harry mentalmente sacó su lista de cosas-más-estúpidas-que-muggles-preguntarían y se contentó con las explicaciones obvias que le dieron.
Lupin le comentó que no eran en realidad profesores del colegio, sino que su caso era un caso especial.
No me digas...
Supuso que andar perdido por diez años para el mundo mágico era todo un acontecimiento.
Ahora sólo faltaba que lo llamaran "El Niño que se Perdió". Río para sus adentros.
Miró por la ventana del automóvil.
¿No hubiera sido más rápido viajar por métodos mágicos?
Pero claro... Su casa no tenía una chimenea.
-Tus padres eran grandes personas, Harry -comentó un emocionado Black.- Nosotros éramos grandes personas.
Sonrisa brillante del auror.
-En Hogwarts nos conocían como los Marauders.
Lucius solía comentar bastante al respecto. ¿Cómo no saberlo?
-Solíamos hacer bromas a todo el mundo -rió jovialmente Black.
-Especialmente a los de Slytherin -sostuvo traviesamente el licántropo.
Ya le habían explicado sobre las cuatro casas de Hogwarts.
-¿Por qué? -impregnó de incredulidad sus palabras.
-Porque era divertido -rió nuevamente el auror.
¿Quién pensaría que Black podría sonreír, mucho menos reír despreocupadamente?
-Los Slytherin y los Gryffindor no se llevan muy bien -explicó racionalmente su compañero.
-¿Mis padres eran de Gryffindor?
Que pregunta más estúpida. Por supuesto que lo eran.
Ambos hombres asienten.
Una sonrisa triste empaña el rostro de Black mientras busca algo entre sus bolsillos. Agrandó sus ojos en simulada sorpresa cuando sacó un gran album de fotos de uno de ellos. De seguro había puesto un hechizo para poder cargar lo que quisiera sin que ocupara mucho espacio... o pesara demasiado.
-Toma, Harry -le dio el libro de cubierta roja y dorada.- Considéralo un regalo de cumpleaños de Moony -miró a Lupin- y mío.
Se quedó sin palabras.
Pasó algunas páginas, viendo las fotos... lágrimas amenazando con caer ante la despreocupada y alegre expresión de sus padres. Abrazó el libro contra su pecho y juró atesorarlo como una valiosa posesión.
Varios segundos después, las palabras del auror realmente calaron en su cerebro.
-¿Cumpleaños? -preguntó- ¿Moony? -expresión de desconcierto.
-Tu cumpleaños, Harry... El 31 de Julio. ¿No lo celebras con tus padres adoptivos? -Black lo miró confuso.
-Hoy no es 31 de Julio... -excusó su ignorancia.
¿Ese era su verdadero cumpleaños?
Ocultó sus dudas al respecto.
-Y Moony es el apodo de Remus. Padfoot es el mío. Tu padre era Prongs.
-Sí, éramos tres grandes compañeros -sonrió con pena el licántropo.
-Y cuando lleguemos al callejón Diagón te dejaremos escoger un regalo más, ¿qué te parece? -engrió Black.
Se preguntaba qué es lo que podría pedirle de regalo a Sirius Black... De alguna manera no pensaba que pedirle una anaconda como regalo de cumpleaños sería buen visto.
Una duda recorrió el rostro de Harry.
-¿Por qué hacen esto? No creo que lo hagan sólo porque mi padre fue un amigo suyo.
Un vacío silencio.
Lupin miraba con preocupación a su compañero. Black se acomodaba incómodo en su asiento. Varias emociones recorriendo su cansado rostro.
-Soy tu padrino, Harry -confesó finalmente Black.
¡¿Cómo?!
-¿Cómo...?
Se miraron ambos aurores.
-Tus padres me nombraron tu padrino -dijo con suma tristeza.
¡¿QUÉ?!
-¿Y por qué...? ¿Cómo me...? Ughh... -las palabras se enredaron en la lengua del niño.
Espera a que Tom oiga esto.
Le va a dar un ataque.
¡Olvida a Tom! El ataque le iba a dar a él.
-Intentamos buscarte, Harry. De verdad que sí -se justificó su... padrino.- ¡Pero no encontramos ninguna señal sobre ti! Ni siquiera hechizos de adivinación pudieron rastrearte. Pensamos lo peor.
Por supuesto que no. Su padre no dejaría que los encontraran tan fácilmente.
-¿Entonces por qué ahora sí? -intentó calmarse.
Sí sabía la verdadera razón, pero fingiendo ser el muchacho ignorante que debía ser, no pudo evitar poner en problemas a los dos adultos.
Una sonrisa sádica interna.
Tener de padrino a Sirius Black.
El hijo de Lord Voldemort tenía como padrino a la cabeza de los aurores.
Algo irónico si lo pensabas así...
-Dumbledore opina que... -comenzó a explicar el licántropo. Se detuvo al ver la expresión perdida del niño.- Albus Dumbledore es el director de Hogwarts, Harry. Es un hombre muy inteligente y culto...
Bla bla bla...
Sí claro... Resalten las cualidades más bondadosas del vejete. Como si a él le interesara saberlas.
Padrino, ¿no?
¿Acaso eso significaba... familia?
Escalofrío al recordar a los Dursleys.
-Él piensa que podría ser debido a tus padres, Harry. Verás, los deseos más profundos y desesperados que tenemos al... morir -una sombra ensombreció su rostro.- En el preciso instante en que... -su rostro se distorsionó en dolor- el espíritu deja el cuerpo, son muy potentes. Es magia antigua y muy poderosa. Según su teoría, uno de tus padres, o ambos, debieron de haber deseado que nadie te encontrara. Creyendo en ese pequeñísimo instante que aquello sería lo mejor para ti. Lo cual se tradujo a poner una invisible barrera alrededor tuyo, evitando todo posible contacto con el mundo mágico.
Interesante, y ridícula, era la teoría del viejo.
-¿Cómo pueden creer eso? -preguntó burlonamente.
Soltó una risita que no pudo contener a tiempo.
Ambos aurores lo miraron seriamente.
-La magia puede ser muy poderosa en ocasiones, Harry -Lupin lo miró a los ojos.- Cuando aprendas más sobre ella en Hogwarts, estoy seguro que no dudarás del increíble alcance que ésta tiene.
Harry tragó saliva y asientió avergonzado.
¿Cómo se le pudo escapar eso?
Maldición, debía de cuidar su boca en todo a lo que Dumbledore se refería. No estaría bien hablar mal del viejo frente a estas personas. Lo idolatraban.
-¿Y por qué me pudieron encontrar ahora? -intentó cambiar de tema.
-Bueno... -una expresión de concentración en el rostro de Lupin.- Dadas las circunstancias de tu presente situación...
Harry frunció el ceño. No entendía a lo que se refería.
-¿Te sientes solo y abandonado?
La pregunta fue tan directa e íntima que lo sorprendió.
Bajó la mirada y se mantuvo callado, permitiendo que el silencio tomara control.
Los aurores tomaron esto como una afirmación.
-Eso explicaría por qué te pudimos encontrar ahora.
-¿Ah?
-A que tu magia sobrepasó aquella de tus padres -explicó triunfalmente el hombre lobo.- Obviamente al desear contacto con otras personas, inconscientemente tus poderes se manifestaron. Lograron sobrepasar la barrera de protección que tenías y nos permitió encontrarte justo para tu entrada a Hogwarts.
El niño asintió la cabeza, fingiendo no entender del todo.
Realmente era creativo este auror...
Se burló internamente.
***
Finalmente llegaron al Caldero Chorreante.
Le pareció oír un "Obliviate" de parte de Black hacia el taxista muggle, pero decidió ignorarlo.
Como si él no hubiera hecho lo mismo cientos de veces...
Atravesaron los potentes conjuros de protección alrededor del lugar. Harry pudo sentir cómo la densa fuerza pegajosa penetraba su piel.
Suspiró internamente.
No había visitado el callejón Diagón desde el ataque que Tom hizo. De alguna manera le recordaba su estúpido, estúpido error con Severus Snape.
Black y Lupin saludaron a varios conocidos en el restaurante, todos mostrando su respeto ante el par de jóvenes aurores. Muchos miraron con curiosidad al niño.
Harry se sintió vulnerable y nervioso.
¿Y si alguien lo reconocía por las únicas tres veces que pasó por esa puerta?
Se pegó a Black, intentando esconder su rostro en la vestimenta muggle que estaba utilizando.
Al parecer, el auror tomó esto como un símbolo de temor ante algo desconocido, pues lo abrazó contra sí y frotó cariñosamente su espalda.
El niño no dijo nada, permitiéndose disfrutar del cálido contacto.
No faltó mucho para llegar al destartalado callejón que daba acceso a la zona comercial de Londres.
Observó con una careta de emoción cómo la pared desaparecía ante sus ojos.
-El callejón Diagón... -anunció Black.
|
Maldición... este capítulo me tuvo bloqueada muchos, MUCHOS, días. No lograba visualizar la escena en que Remus, Sirius, Harry y la niñera lograban convivir bajo un mismo techo (aunque sea por un par de horas). Ok. Estoy conciente que NO he respondido todas sus preguntas ^^;; (no me peguen!!) Okie... Aún faltan explicaciones... A ver si me las nombran todas para no olvidarme... T_T Yo creo que ya sé que le va a pedir Harry como regalo de cumpleaños... ^.- Veremos qué más sucede... La verdad es que tenía programado terminar este capítulo con las compras en el callejón Diagón... pero ya son 26 páginas sin ningún comentario al respeto ¬¬ Y me pareció demasiado largo. Gracias de nuevo a Aspy por su gran ayuda!! Robé GRAN parte de su tiempo para poder pulir este capítulo hasta algo respetable. Te debo la vida!! T_T (sin ti, creo que la gente me hubiera matado jejeje ^^;;) |
