Antes que nada, debo dar a debida atención a lo de los derechos de Autor.
"Harry Potter y todo lo relacionado con él no es mío, pertenece a sus respectivos propietarios de derechos de autor, J. K. Rowling, WB, Scholastic, Bloomsbury, o quien los tenga".
Y ahora.
Este "bonus" fue realizado a petición de Kandra. Ella lo revisó y por tanto no desconoce su contenido, ella misma lo posteará, así no quedarán dudas. ^^
>kandra: Sí!! Todos me pedían una mayor explicación del callejón Diagón, y la verdad es que yo no tenía cabeza para ello. Mejor que Ianthe lo haya hecho, después de todo fue su idea originalmente... ^.^
Por otra parte, como yo no soy Kandra, traté de mantenerme en tono "neutral" en cuanto a la historia, sin cambiar o alterar el fanfic, por lo menos lo que ya conocemos hasta el momento. Aunque por aprobación de Kandra se insinúan unas cuantas cosas, que tal vez ella use a futuro, pero les juro que yo no sé cómo ni cuándo. (O si las usará) Por lo pronto me he limitado a plantearlas, como la presencia de espías. Aunque no especifico "quién o quiénes" puedan ser.
>kandra: No menciono nombres por si meto la pata después ^^;;
Espero que les guste y que no vayan a odiar este "bonus".
Ianthe.
>kandra: Ya comenzaré a escribir el siguiente capi en un par de días... Aún no respondo reviews, serán en la siguiente ^.^ Por lo pronto... debo recordar mandarle un e-mail a Aspy... Que ya tengo una idea de lo que se vendrá ^.-
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>Portkey: Transladador
>Floo: Polvos Flu
>Diagon Alley: Callejón Diagón
>The Leaky Cauldron: El Caldero Chorreante
>Death Eaters: Mortífagos
~*~
Bonus: Diagon Alley
Escrito por: Ianthe
La gente.
Una marea de personas iban de un lado para otro, ocupada en sus compras, o inmersa en sus propias pláticas, en la puerta de los negocios y frente a los escaparates rebosantes de cosas tan atractivas.
Aunque un buen observador podría notar que acaso había una multitud un poco mayor de la habitual.
"Salir de compras es muy divertido", pensó la niña mientras admiraba los dulces de una de las tantas tiendas de Diagon Alley. Sintió una ligera presión en el hombro, alzó la vista y se encontró con el rostro de su madre.
"Es hora de irnos Keely, ya compré las últimas cosas, sólo nos faltaba el polvo Floo".
Irse... de acuerdo, pero no sin antes haber obtenido algo para ella.
La niña y su madre salieron del local donde hicieron sus últimas compras.
"Por favor, mami, ¿me compras un dulce?"
"Tienes muchos dulces en casa, cariño".
"No, ésos no son dulces, son tus postres y no 'dulces'. Es distinto... aunque saben muy ricos." Añadió junto con una sonrisa, quizás su madre le compraba lo que quería si era buena niña...
La madre sonríe ante las palabras de la pequeña.
"Bueno, de acuerdo, ¿qué es lo que quieres?"
La niña titubeó unos instantes. Los dulces del escaparate a lo lejos parecían muy buenos, pero había otras tiendas de dulces en el Callejón, sin mencionar la Heladería Florean Fortescue.
"Quiero ir a la tienda grande, la de mi cumpleaños".
"Pero está al otro lado del Callejón, y ya no tenemos mucho tiempo. Tenemos que volver a casa pronto para cuando llegue tu padre. ¿Qué te parece si compramos unos dulces en la tienda de allá y luego volvemos a casa?", preguntó la madre, señalando la misma vitrina que la niña había estado mirando momentos antes.
La pequeña asintió con la cabeza. Pensándolo bien, los dulces de aquel lugar no estaban mal y además, su mami tenía razón, papá llegaría pronto.
Y ella quería estar ahí para abrazarlo.
Compraron los dulces: una pequeña bolsita de golosinas.
Mientras la madre pagaba, se escuchó un estruendo a lo lejos. La niña dio un salto, sobresaltada por el repentino ruido.
"¿Qué ha sido eso?", preguntó la mujer al vendedor, como si pensara que éste, que pasaba por obvias razones mucho tiempo en Diagon Alley, debía saber lo que ocurría en el área.
"No tengo idea", le contestó el hombre. "Tal vez pondrán nuevas protecciones alrededor de Diagon Alley y algún Auror novato ha cometido un error. Sucedió una vez, con una de las barreras; realizó el hechizo de forma equivocada y la magia expulsó al hombre con estrépito del Callejón, no funcionaba con nadie más que con él mismo." Explicó, empaquetando los dulces. "Todos los demás podían pasar tranquilamente, y les costó bastante trabajo a sus compañeros deshacerla, aunque...", se detuvo por un momento. "Ahora que lo pienso... el ruido no se ha detenido".
Los dos adultos prestaron mayor atención al extraño sonido. La niña imitándolos, dirigió su mirada hacia la calle y miró con atención, pero no vio nada.
A lo lejos continuaba escuchándose un ruido vago, que crecía por momentos y disminuía en otros. El estruendo parecía estar formado de... ¿explosiones? ¿gritos?
"Algo pasa", afirmó el vendedor. "Será mejor que se apresure a volver a su casa, señora. No tengo idea de lo que ocurre, pero por si acaso, es mejor que se vayan. Yo creo que lo mejor será cerrar el negocio hasta que... lo que sea que ocurre haya pasado."
"¿No creerá que es un ataque de Quien-usted-sabe, verdad?", exclamó la madre, mirando al vendedor con ojos horrorizados.
"¿Quién puede decirlo? Pero en estos días cualquier cosa es posible, sobre todo viniendo de 'Él', como ya he dicho, lo mejor será que se alejen".
La mujer cogió a la niña de la mano y se apresuró a salir del local. Su madre le sujetaba la mano con tanta fuerza que le hacía daño, pero no se le ocurrió protestar.
Tenía miedo.
Miedo.
Quería gritar y llorar en plena calle, pero algo en la presión del brazo de su madre le decía que ése no era el momento.
Primero tenían que ponerse a salvo.
Huir.
Corrieron más que caminaron por la calle, hasta que se dieron cuenta de que en vez de huir, se dirigían hacia el ruido.
Escapar.
Tenían que volver atrás.
Dieron vuelta.
Sólo para ver humo que se elevaba a lo lejos, del otro extremo de Diagon Alley, justo hacia donde pensaban dirigirse.
Regresar a casa.
Eso les cortaba la retirada por otro extremo
Miraron hacia los lados, la calle se estaba convirtiendo en un río de gente aterrorizada que corría en todas las direcciones posibles. Una muchedumbre que venía de los dos extremos de Diagon Alley, cada cual tratando de alejarse del peligro de sus respectivas áreas, intentando encontrar una salida.
Se aferró más a la mano de su hija.
Y los puntos de donde surgían los gritos se estaban multiplicando a cada segundo que pasaba, la madre advirtió que el lugar donde había iniciado el estruendo, ahora a lo lejos se veía... tranquilo. Pero había agitación en otros puntos, mucho más cerca de ellas.
Se escuchaba el incesante y maldito ruido.
Un ataque escalonado.
En distintos puntos.
Y acarreando miles de víctimas.
Se estremeció.
Un solo pensamiento dominó su mente: La calle no era segura.
Una idea surgió en su cabeza.
"¡Las tiendas!, ¡podríamos refugiarnos en una de ellas!."
La madre miró hacia ellas...
Estaban cerradas.
Seguro que los propietarios, asustados, se habían apresurado a cerrar los locales, tratando de ponerse a salvo a sí mismos. Las tiendas de alrededor tenían las persianas corridas, y sabía que estaban protegidos más que físicamente. Muchos tenían distintas protecciones, puestas por los propios aurores a petición de los comerciantes o por ellos mismos, muchas veces siendo una mezcla de ambas.
"Podemos tratar de llegar hasta The Leaky Cauldron, ya no parece haber tanto ruido por ahí."
La verdad era que no creía que fuera algo seguro, pero no veía otra salida.
¿Y si también estaba cerrado?
No quería ni pensarlo.
Levantó a su pálida niña en brazos, besando sus lágrimas y murmurando cosas cálidas a su oído en medio de toda la muchedumbre. Su hija se abrazó fuerte a su cuello y cerró firmemente sus ojos.
Se abrió paso ante el mar de fuerzas confusas y en pánico.
De repente se vio un conjunto de luces multicolores cerca de ellas.
Un Portkey.
Un grupo de death eaters.
Su corazón se detiene.
Escuchó a la gente gritar a su alrededor.
Acaso ella misma estaba gritando.
Oía los gritos de su hija.
Echó a correr espantada, sin saber a hacia adónde se dirigía, la niña contra su pecho.
Ya no sabía si corría contra la corriente de personas o era arrastrada por ella.
Los rayos de luz verde. Verde por todas partes. Su horroroso zumbido en los oídos.
Luz ...
Luz verde.
Saltó los obstáculos en su camino, intentando inútilmente taparle los ojos a su pequeña. La muchedumbre a sus espaldas presionándola con cada paso que daba.
Luz verde...
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"...la deficiente protección en torno a los puntos más importantes de nuestro Mundo, por parte del Ministerio de Magia, ha tenido como resultado un escalofriante ataque llevado a cabo con gran éxito por los seguidores de Quien-ustedes-saben a nada menos que Diagon Alley el día anterior.
Los seguidores de Quien-Ustedes-Saben realizaron un ataque escalonado, apareciéndose con ayuda de portkeys, en distintos puntos de Diagon Alley, de forma alterna, lograron sembrar el terror más absoluto entre los ciudadanos que inocentemente se dedicaban a hacer sus comprar en dicho lugar. Lo cuales quedaron atrapados en una horrenda trampa, sin lugar a dónde refugiarse.
Los aurores brillaron por su ausencia en muchos puntos donde se registraron los Ataques. Esto dejó a indefensos civiles a merced de los crueles seguidores de Quien-Ustedes-Saben. Entre las personas, había un gran número de niños.
El peligro dentro de Diagon Alley fue tal, que algunos afortunados prefirieron buscar asilo en Knockturn Alley. Muy pocos lo lograron, pues no tardó en registrarse una nueva arremetida en el punto de entrada hacia este lugar. Cortando así la retirada, el resto se encontró abandonado a su suerte y sin saber qué hacer. Los comercios cerraron y otros sitios cruciales de salida como The Leaky Cauldron fueron también atacados, haciendo imposible el escapar por ahí.
Durante horas, incluso después del ataque, Diagon Alley permaneció sumido en el terror y la confusión más absoluta. Se habla de centenares de víctimas y una enorme destrucción, aunque los portavoces del Ministerio guardan silencio y no han revelado el número real de víctimas, sin duda para no asustar a los habitantes del mundo mágico con su elevado número. Sin embargo no hay duda de que la población tiene derecho a saberlo, y las oficinas del Ministerios están agarrotadas de familiares de las víctimas que se niegan a creerlo. Muchos guardan todavía la esperanza de que sus seres queridos no hayan muerto, pero se encuentren imposibilitados de volver a casa a causa del bloqueo que se ha establecido en Diagon Alley.
"No dudo de que mi familia está bien", declaró un hombre ante nuestra corresponsal de The Daily Prophet, "pero me aterra pensar que está asustada y desesperada por salir de ahí e incapaz de poder hacerlo. Y con todos los negocios cerrados, rodeados de los cadáveres de las víctimas...". Como este hombre, hay innumerables personas que esperan noticias aferrados al último rayo de ilusión sobre sus seres queridos.
Por lo pronto Diagon Alley permanecerá cerrado y se rumorea que no volverá a abrirse al público en mucho tiempo, o tal vez se cerrará para siempre. Lo que probablemente sería lo más adecuado, dada la ya probada inseguridad del lugar. Mientras tanto la Comunidad Mágica hace ahora sus compras en otros lugares como la población de Hogsmeade, que por estar más cerca de Hogwarts, donde se encuentra el profesor Dumbledore, es rodeada por una falsa creencia de seguridad. La población no sale de sus casas si puede evitarlo, y cuando lo hace, se toman enormes precauciones. Además... "
Abandonó la lectura.
El artículo del periódico era bueno.
Lo bastante como para contribuir a sembrar el terror en la comunidad mágica, aún más de lo que ya lo estaba.
El incluir a Rita Skeeter entre sus seguidores había sido algo muy útil.
Y aún así...
El artículo podría engañar a los tontos que lo leyeran y cumpliría su objetivo.
Pero...
A sus ojos, cualquier idiota con suficiente cerebro podía darse cuenta de que no se hablaba de alguna pérdida importante dentro de Diagon Alley. Se mencionaba el ataque a The Leaky Cauldron, pero éste no había sido reducido a cenizas como era su deseo... ni los otros puntos... como el Banco Gringotts.
Los Aurores habían estado apostados en los puntos más importantes, camuflados entre la multitud.
Los habían estado esperando.
Eso les había restado eficacia, no había existido el "factor sorpresa". La confusión, el pánico y sobre todo la destrucción no habían sido los esperados.
Había habido, además, Aurores patrullando por Diagon Alley, para tratar de intervenir en otros puntos y había sido sólo su ligera tardanza en desplazarse de uno a otro lado lo que había hecho que pudieran alcanzar la destrucción lograda.
Que no era más que una mínima parte de la deseada y planeada.
Sin importar cómo se viera la acción era a sus ojos una sola cosa: Una derrota.
Un triunfo sombrío, pero triunfo, para las fuerzas de Dumbledore.
Porque Voldemort no dudaba de que era el vejete el que se adelantó a sus tropas y había apostado sus fuerzas a espaldas incluso del Ministerio. Sus seguidores dentro del Ministerio sabían que los Aurores no habían estado autorizados para hacer aquel operativo, pues no habían estado informados y lo poco que habían sabido, no lo habían creído.
De algo servía tener seguidores influyentes en el Ministerio, siempre se podía hacer que un mensaje no llegara a donde debía.
Lo cual solo dejaba a Dumbledore.
A Dumbledore y su pulgoso perro dentro de los Aurores, la misma cabeza del área prohibida... Sirius Black.
Sirus Black y su otro amiguito, el hombre lobo.
Quería a esos dos muertos lo más pronto posible.
En cuanto a Dumbledore.. ya tenía sus planes en marcha, faltaba muy poco...
Aunque siendo sincero consigo mismo, le habría encantado tener forma de hacer que Dumbledore muriera en ese mismo instante, no sólo por el placer que le ocasionaría y la gran victoria que conseguiría, sino también porque le ahorraría muchas otras cosas...
Como tener que enviar al niño...
Cada día le desagradaba más la idea.
Pero era imperativo deshacerse del vejete.
Ya pensaría en eso cuando llegara el momento, por ahora, había otros asuntos más importantes que atender.
Como los traidores, los traidores que sin duda habían pasado información a Dumbledore, espías dentro de los suyos.
Era preciso encontrarlos, cortar la vías por las que se había escapado información tan valiosa.
Y darles su merecido por supuesto.
Una sonrisa macabra cruzó su rostro.
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Dumbledore lanzó un suspiro, al tiempo que miraba a Sirius Black y a Remus Lupin salir de su oficina.
Sus noticias habían sido esperanzadoras.
Ningún punto vital para el sostenimiento del mundo mágico se había perdido.
Pero aún así...
El ataque había sido bien planeado.
No importaba quién hubiera planeado aquel ataque, sin duda era un gran estratega.
Aunque también podía haber sido creado en grupo. Conocía de la existencia de una élite dentro de los seguidores de Lord Voldemort.
Sin importar cómo se mirara, el ataque había logrado burlar las protecciones que habían sido colocadas en Diagon Alley. Se había creído que era imposible. Si entraban pocos portkeys, sería improbable que una fuerza de ataque que pudiera hacer daño verdadero, lograse colarse dentro de Diagon Alley. Y ni hablar de entrar por los lugares habituales, sin portkeys de escape, serían interceptados de inmediato.
Sin embargo...
Se había planeado un ataque teniendo en cuenta esas mismas disposiciones. Pequeños grupos, pero bien coordinados y en puntos estratégicos.
Al menos ésos eran de los que habían tenido noticia.
O los que una vez enterados del ataque habían supuesto que se intentaría atacar.
Pero no habían sido todos.
Había habido otros puntos, llenos de gente inocente que hacía sus compras. En ese sentido Lord Voldemort había ciertamente logrado su objetivo de obtener víctimas y crear confusión dentro de Diagon Alley.
Y por tanto de todo el mundo mágico.
Sirius y Remus le habían informado cumplidamente de lo sucedido, había habido víctimas.
Gracias a que no se había podido informar al Ministerio de los planes de Voldemort, no se había advertido debidamente a la población. Lo más que se pudo hacer fue correr el rumor, pero se hizo con cuidado, nadie quería alertar a Voldemort por medio de los rumores que su plan había sido descubierto, con peligro de que lo cambiara, pospusiera o peor aún, lo adelantara para antes de que ellos estuvieran listos.
Aquello habría sido un desastre.
Tantas familias...
Se preguntaba si lo correcto habría sido informar debidamente al Ministerio.
Pero quedaba tan poco tiempo...
Apenas habían tenido tiempo de preparar algo. No había sido humanamente posible perder tiempo con formalidades cuando el ataque era inminente.
Y además informar a Ministerio era lo mismo que informar a Voldemort de que su plan había sido descubierto. No se le ocultaba que el Dark Lord tenía muchos seguidores entre los funcionarios y no habría tardado en saberlo.
Todo hubiera sido imprevisible de nuevo.
No cabía duda de que lo inesperado del ataque había sido parte del propio plan, repentino hasta para los propios death eaters, o al menos para muchos de ellos. La información había sido hábilmente dosificada. La gran mayoría no había sabido hasta el último minuto hacia dónde tenían que dirigirse y lo que debía hacer. El plan había sido cuidado hasta el punto de evitar lo más posible, fugas de información.
Dumbledore se levantó de su asiento, y miró a su alrededor en su pintoresca oficina.
No tenía caso seguir preocupándose, todavía había más cosas en qué pensar.
Voldemort no era tonto y se daría cuenta de que los habían estado esperando. Que habían sido advertidos. Planearía represalias, no sólo contra otros lugares y nuevos ataques, sino que se daría a la tarea de detectar traidores entre los suyos. Ya había ordenado a Remus y Sirius que alertaran a su gente. Pero había unas pocas personas, unos contactos que por mayor seguridad, sólo él sabía quiénes eran.
Era preciso advertirles también. Aunque cada uno era consciente desde el principio a lo que se exponía, no estaría de más recordarles que evaluaran su situación y se retiraran si no se creían capaces de soportarlo más tiempo. O si se creían demasiado expuestos, por la información que habían dado, información que resultaría obvio pues sólo ellos conocían.
A menudo la gente quedaba tan enredada en las mallas del espionaje que era hasta cierto punto incapaz de detectar si su situación era débil, o si se habían expuesto demasiado. Por eso no estaba nunca de más el recordarles. Por más "profesionales" que fuesen.
Dumbledore salió de su oficina, mientras sacaba distraídamente un dulce de su bolsillo.
[kandra]
Lo repito por si no leyeron bien... Esto NO lo he escrito YO. Lo ha hecho Ianthe a petición mía. Espero que le den todos sus comentarios a ella
por medio del review, ok? El total y completo credito de esta pieza, es de ella (aunque JKRowling es la gran dama, y eso todos
lo sabemos, no?).
PD: Yay! 21 de Junio... te esperamos TANTO!!! ^.^ *kandra baila de felicidad en su cuarto*
