― ¿De verdad se quedan a la espera de que yo me mueva? ―la voz de Naruto sonó baja mientras que veía las tres puertas que tenía en frente. No supo que decir cuando sintió como la energía de las tres mujeres estaban repartidas en sus respetivas habitaciones sin moverse.

Cada una le había dicho que cuando se decida en que hacer, entonces que las buscara, aquellas palabras dadas por cada una…

Fue como si le hiciera elegir entre ellas.

Esto incluso parece una mala broma ―la voz de Kurama interrumpió el silencio que había quedado presente desde el último paso que había dado el rubio. Era obvio para quienes estaban en las habitaciones el hecho de que el rubio estaba parado enfrente de las puertas.

Estaban esperando.

Kaguya, Tiamat y Grayfia habían dado sus opiniones, sus puntos de vista, sus respectivos pensamientos, habían compartido sus sentimientos con Naruto hasta el punto de mayor sinceridad.

Cada palabra, cada oración que se generó, cada pensamiento que se compartió, todo ello se sumó al carrusel de emociones que había tenido desde que volvió a tomar conciencia completa.

Grayfia solo quería ser aceptada, un reflejo de lo frágil que se había quedado después del descenso emocional que había tenido luego de aprender la verdad de como había terminado la invasión en la tierra de dragones y como es que ella lo conocía, ella había quedado como una simple lamina de hielo, frágil y brillante, pero a la vez resaltaba tanto.

Era como un cristal.

Tiamat solo deseaba paz, una vida simple que solo sea entre ella y los que amaba, una vida en la que no tuviera que pensar en su estatus o en su aspecto que para ella era marchito, Tiamat solo quería vivir una vez más aquel sueño en el cual estuvo cuando la ciudadela estuvo en auge.

Deseaba la resurrección de la felicidad.

Por otro lado, Kaguya deseaba venganza por como habían terminado las cosas, ella estaba molesta, odiaba como había terminado con el paso del tiempo, Kaguya solo quería controlar todo para evitar que algo así vuelva a pasar. Deseaba el intervenir de manera total en el mundo para crear el paraíso que siempre ella anheló, pero con la libertad que él le mostró.

Ella buscaba ser una autoridad, ella solo deseaba ser…

Una soberana.

Las ideas finales de las tres mujeres no se alineaban en nada, una quería simplemente satisfacción personal al ser puesta en un pedestal, otra quería ser ese pedestal para y que no fuese dejada de lado sin importar su estatus o su forma, y la última quería terminar con todo para volver a crearlo desde cero en la forma en que ella deseaba.

Tres ideas que chocaban entre sí, tres nociones que estaban en conflicto por el hecho de que el camino que se daba para el paso de esos deseos solo tenía un único sendero.

Naruto era quien debía tomar la decisión y escuchar la idea de quien tomar, la felicidad de quien priorizar y el sueño de quien cumplir.

El rubio apretó los dientes y los puños en rabia ante aquello, estaba enojado, estaba realmente furioso por algo como eso. Egoísmo, las tres mujeres tenían su ego propio, tenían su propia forma de pensar, sus deseos y anhelos como sus gustos y disgustos.

Cada una era su propia persona, no podía reflejar el sueño de una en otra por lo remarcado que había sido el vivir con cada una, cada experiencia que había tenido al lado de cada una, la forma en la que sonreían, se enojaban o lloraban.

Naruto había experimentado toda emoción de parte de ellas.

¿Pero de verdad se podía decir que lo había experimentado todo?

Freed habló de ello. Naruto lo recordó de golpe, el como aquel loco había hablado de su estado con aquel ángel caído que no tomó muy en cuenta, Kalawarner para él solo fue una pieza más en lo que había querido lograr desde un principio.

Más ahora Naruto miró sus manos y pensó en todo desde atrás, ¿qué es lo que había querido lograr al final?

La expresión del rubio se suavizó y sus músculos se relajaron al ver atrás en el tiempo y ver lo que había hecho, lo que había permitido y lo que había dejado pasar con el único objetivo de…

¿Cuál era su objetivo final?

Naruto miró el suelo y vio su sombra, la proyección que se formaba justo bajo sus pies por tener aquella luz justo sobre su cabeza le hizo parecer más diminuto de lo que era.

La muerte de tantos, el sufrimiento de incontables y el desprecio y odio de una infinidad. Todo eso fueron escalones que se habían puesto bajo sus pies y que ahora estaba parado en el último descanso antes de dar el último paso y llegar al piso que había estado esperando.

Todo eso con una escalera hecha de lamentos y muertos.

Kalawarner confiaba en él, ella siempre pensó que al menos, por mínimo que fuese la ayudaría.

La dejó morir.

Freed había empezado a mostrar signos de mejoría, signos de que podría volver a ser humano y que podría volver a estar en la sociedad, incluso con todo lo que anhelaba, con todo lo que el hombre esperaba hacer, con todo su extraño pensar.

Lo aguantó y siguió adelante por aquella caída que había usado primero al loco como un perro para luego pasar a tomarle cariño, cariño que pasó a ser algo mutuo con las interacciones que se dieron con el tiempo.

Naruto lo sabía, una hermosa historia de amor que terminó con la muerte de Kalawarner de forma tan injusta y con Freed en un punto de no retorno incluso más alto que el de antes. Ya no había signos humanos de lo que alguna vez se llamó a sí mismo, solo quedó el monstruo que se movió por ambición y emoción.

Un monstruo en el que Naruto estaba a un paso de convertirse.

El rubio alzó la cabeza y miró las tres puertas que tenía delante. Era como si las tres mujeres se rieran de su esfuerzo, como si todo lo que había luchado fuese nada más que algo que él deseó y no por ellas.

Ah…

Los ojos de Naruto se abrieron cuando lo entendió por fin.

La persona más desinteresada es la más egoísta.

La voz de Kurama sonó de golpe haciendo que Naruto sonriera, no fue una sonrisa completa, tampoco una mueca, los ojos del rubio querían cerrar la sonrisa, sus labios querían moverse y terminarla, pero su cuerpo no respondió.

Fue un estado de revelación que lo dejó estático.

Por fin lo había entendido.

El egoísmo.

Naruto había pensando en su ego hasta ahora, en él como persona, en lo que él deseaba para ellas, en lo que él anhelaba para ellas, en lo que él hubiera querido para ellas… más nunca se detuvo a pensar en lo que ellas hubieran deseado.

Los cuatro eran personas complejas, seres con pensamientos y deseos, anhelos y deseos, gustos y disgustos.

¿Cómo podía decir que su deseo era el mismo que el de otro?

El mejor camino, el mejor deseo, lo mejor para todos, Naruto lo entendió ahora, no había estado pensando en nadie desde un principio, siempre fue así, siempre fue ese pensamiento cerrado en solo el bien mayor para todos.

Nunca pensó en el bien personal de nadie, solo deseó el bien y ya, pero ¿cómo podía juzgar a alguien y decir que aquella era su felicidad?

La felicidad de Freed no era la misma que la de Kiba, la felicidad de Momo no era la misma de que la de Kalawarner, solo por el hecho de tener un pensamiento similar no significaba que ellos hubieran tenido el mismo deseo, el mismo anhelo.

El mismo sueño…

Era obvio, Naruto lo entendía ahora, era tan obvio que era para llorar.

Las palabras de Freed ahora cobraban sentido, el deseo y el odio de algo, el pensamiento de querer poseer algo y tenerlo de una forma en la que solo uno deseaba o en la que solo uno podría disfrutarlo.

Todo fue plantado desde la semilla del error por culpa suya y de nadie más, el ignorar el pensamiento de los demás para creer que el bien común que él creía como la mejor opción era algo lo cual condenó todo su plan desde el primer instante.

Había pensando que él era el único que podía decidir, él único que podía tomar una decisión.

Como si fuese el protagonista de alguna obra.

Una risa sin ganas salió de Naruto cuando pensó ese hecho. Todo el tiempo pensó en una única finalidad y fue la de tener lo que quiso, lo que conoció, lo que disfrutó, lo que deseó al final.

Ahora entendía cuando le nombraron como el epítemo de lo que significa ser un humano, la arrogancia, el egoísmo y el deseo.

Toda emoción que pudo haber sentido ahora estaba presente en su máximo esplendor revelando la farsa que siempre fue.

El niño que soñó con ser un líder para que los demás le tuvieran respeto, a la vista de muchos que no conocieran como pensaba el niño era una historia que podría causar la inspiración, la oda de muchos y el cantar de muchos más al encontrar las hazañas que había realizado aquel niño para poder subir al poder.

Como después de tanto esfuerzo y dedicación logró alzarse entre los más fuertes y se convirtió en el líder de su pueblo. Se casó con una hermosa mujer y tuvo hijos.

Era casi una historia semejante al de un cuento de hadas infantil en el que el niño siendo el héroe supera varias pruebas para poder ser el rey, consigue el amor de una princesa y vive feliz para siempre.

Naruto se quedó viendo la luz que estaba encima suyo.

Para siempre era un tiempo largo, demasiado largo cuando uno de verdad podría vivirlo.

¿Hace cuantos años ya había dejado su hogar con el fin de terminar con los Ootsusuki?

Naruto se quedó quieto, su mirada estaba perdida ante la luz que ahora parecía ser cegadora, el rubio podía verlo, como poco a poco se iban proyectando retazos de su memoria que había pensado que se fueron hace tiempo.

La felicidad al ser Hokage, cuando descubrió que iba a ser padre, la primera vez que vio a su hijo para tomar su mano y ver como un simple dedo era sujetado por la mano de aquella pequeña criatura que había nacido.

Paz.

Si pudiera volver en el tiempo y arreglar todo lo que había hecho hasta ahora de verdad que lo intentaría.

Errores.

Los había cometido a lo largo de tanto tiempo, por tantos años seguidos persiguiendo un objetivo vacío que parecía que solo era para llenarse a sí mismo. Los Ootsusuki habían dejado de ser una amenaza para los demás mundos mucho antes de que él hubiera tocado la tierra de estos.

Había pasado el punto de quiebre, había avanzado sin detenerse desde que pudo hacerlo, desde el primer paso que dio con la búsqueda que se marcó en mente, fue en ese momento en que decidió que tenía que terminar con lo que empezó, fue en ese momento en que decidió que quería hacer algo con su vida.

Una luz, un camino, una guía… lo que fuese que encontrase no importaba en aquel tiempo para el rubio, el día en que la alcanzó, la reina, la madre y la Diosa de los Ootsusuki, fue en ese día en que pasó por fin a algo en que ya no tenía retorno.

Había completado su propósito asignado.

¿Qué hacer después?, el morir era algo que pasó por su mente después de haber terminado con la cabeza de la serpiente, después de todo había logrado su cometido.

Había cumplido su propósito.

Naruto miró sus manos y pensó en la primera vez que vio a Kaguya después de haber caído dentro del sello. Él había querido ir a su mundo, viajar de vuelta a donde todo comenzó, pero solo se encontró con aquel Sello que estaba tejido a un lado de su destino.

Un castillo junto con una princesa que estaba encerrada en este.

El caer fue solo el primer paso antes de volver a ponerse de pie, cuando tocó este mundo por primera vez no era nada, su fuerza se había ido, su cuerpo se había mantenido unido de milagro, el chakra que había consumido había quemado casi por completo su cuerpo dejándolo débil, tan… vulnerable.

Pero no fue necesario que fuese fuerte, no fue necesario que necesitara algo o que alguien le pidiera algo en aquel tiempo, cuando todo comenzó en aquel mundo, solo fue un simple hecho.

La felicidad al ser aceptado por quien era y no por lo que podría llegar a ser.

Un hogar.

Naruto lo había encontrado, había continuado caminando aquel sendero que parecía no tener fin, toda su vida estuvo de pie caminando buscando un lugar en el cual pudiera descansar, el fin del camino, un lugar al cual no se le necesitara para hacer algo más allá de lo mundano, un lugar donde solo necesitaba estar presente para ser alguien, no había odio, no había deseo o necesidad.

Solo era él, Naruto Uzumaki.

Aquellos primeros años con aquella familia de dragones había sido el momento en su que más había disfrutado, no fue nada más que un mayordomo a tiempo completo, no fue nada más que un tonto que cuidaba de la familia que le había dado la mano sin ningún motivo.

No fue nada más que un tonto que estuvo feliz por vivir y estar en la ignorancia.

Había dejado de entrenar, había dejado de querer curar su cuerpo, él lo sabía, su control de chakra seguía impío, pero su cuerpo había quedado en un estado en el que no podía aprovechar las reservas casi infinitas que había llegado a tener, el solo hecho de poner demasiada presión en su cuerpo con el chakra generaba un dolor increíble, signo de que ya no podía ejercer el mismo poder que antes.

Pero para Naruto en aquel entonces no importó, no importaba si fuera fuerte o débil, si fuera reconocido por los demás o si fuese abandonado por alguien, incluso si un día a otro aquella familia hubiera decidido matarlo en un arrebato cualquiera, Naruto hubiera estado feliz, hubiera estado tranquilo ante ese hecho por una simple razón.

Había sentido por primera vez en su existencia que pertenecía a u lugar, que podía vivir con alguien que podía interactuar con los demás sin que esperen algo, sin que quieran algo…

Tiamat fue una luz que se plantó ante sus ojos que hizo que su mundo se volverá un escenario en el cual estaba bajo las luces de los reflectores y podía simplemente dedicarse a hacer una simple actuación que era la de amar.

Amor.

Un sentimiento tan raro y a la vez simple, algo que se podría sentir, pero a la vez pasaba desapercibido, Naruto no comprendía aquel significado de verdad hasta que pudo tener el verdadero amor incondicional que jamás había obtenido.

Tiamat no busca un padre, un protector, un amante o alguien en quien aplacar penas. La mujer solo buscaba a Naruto Uzumaki, el tonto que había aparecido de la nada en sus vidas y que solo estaba allí por ser él mismo, no porque sea relevante en algo, no porque era necesario en algo, nada, simplemente habían apreciado la existencia del ser llamado Naruto Uzumaki.

Fue un trato que jamás había recibido, fue una muestra de afecto que no comprendió en un principio, fue algo que solo pudo catalogar como utópico en un sentido casi irreal de cómo empezó a ver el mundo.

Todo fue semejante a un dulce sueño, y uno del cual no deseó despertar.

La relación que se había formando entre Tiamat, Kaguya y él fue una la cual no pudo describir en su momento con palabras o con algún pensamiento, al final estaba viviendo lo que había anhelado desde que pudo razonar.

Reconocimiento.

Una vida simple, una interacción tranquila, no había deseos o pensamientos de por medio en todo lo que estaba viendo, en todo lo que estaba presenciando.

Una vida con una mujer que lo amaba, una tonta que no quería separarse de él y la hija de aquella mujer que lo amó la cual había comenzado a verlo como su padre al pasar del tiempo.

Había llorado más de una vez en la noche en los primeros años, la soledad fue algo que tuvo consigo desde que recordar. La vista a los niños jugando con sus padres en sus primeros años de vida, aquel recuerdo fue uno de los tantos que no había salido de su cabeza, incluso después de tanto tiempo.

Él tenía miedo a estar solo.

Fue cuando conoció a esa demonio, Grayfia, que se dio cuenta que toda su vida solo estaba buscando un lugar al cual llamar hogar, fue cuando aquella mujer lo miró con intriga y desconcierto acerca de lo que ella debería hacer.

No vio a esa mujer por un momento, lo que tenía en frente era un cristal, algo frágil que se rompería con un mínimo roce por más delicado que fuese, aquel cristal que le sirvió como espejo… para poder verse a sí mismo reflejado en aquella mujer.

Grayfia había vivido toda su vida en base a lo que los demás habían esperando de ella, había vivido con las expectativas de los demás. Fue en ese pequeño tiempo en el cual conoció a Grayfia que pudo entenderse a sí mismo, pudo entender por fin porque Kaguya se burlaba de él diciendo que tenía menos libertad que ella incluso con su cuerpo atado.

Entendió porque Tiamat, la reina, tenía miedo de que eligiera seguir lo que hizo Ddraig, el consumirse en su objetivo y no poder dar marcha atrás.

Naruto había pasado por todas esas fases, había sido consumido por su objetivo desde que tuvo memoria y nunca pudo decirlo por sí mismo, alguien más tuvo que venir y mostrarle lo que había hecho, mostrarle lo que estaba haciendo.

Que no necesitaba creer en lo que los demás creían para ser alguien, no que no necesitaba ser importante para resaltar, que no necesitaba tener fuerza para ser tomado en cuenta. Sin autoridad, sin egoísmo, sin obligación.

Solo existiendo.

Simplemente… viviendo.

― ¿Y quieren hacerme tomar una elección ahora? ―Naruto susurró viendo las puertas.

Le habían mostrado la libertad, le habían mostrado lo que significaba el poder vivir, el poder seguir con vida a pesar de no tener nada, el que realmente no necesitaba ser alguien para poder vivir a costa de algo.

¿Y ahora actuaban de forma tan hipócrita?

Egoísmo, todos tenemos eso compañero, ¿quiénes somos para decir quién puede desear y quien no puede soñar?

―El desear… ―Naruto susurró pensando en las palabras de Kurama.

He estado encerrado en tu cuerpo por mil años, no es un tiempo especialmente grande, pero solo podía sentir frío, no podía oír, no podía ver y no podía saborear nada, pero mi mente estaba intacta, fue como un intento de descanso, como si no pudiera conciliar el sueño…

―No es necesario que digas eso.

Cállate mocoso, lo que quiero decir es que no importa que situación sea, que tan ciego uno esté o que tan en el abismo te encuentres, uno nunca deja de soñar, de querer o desear.

―Yo…

¿Es el destino el que armó esta sinfonía?

Una pequeña risa salió de Naruto ante aquel comentario del zorro.

― ¿Quieres que toqué un dúo o que quede en un solo? ―la pregunta de Naruto hizo reír a Kurama.

¿Desde cuando escuchas al destino? ―la risa siguió con fuerza para terminar siendo compartida por Naruto al recordar como había llegado hasta este momento―, te has negado a morir una infinidad de veces, has negado el destino de una especie, el destino de quien sabe cuantos mundos, ¿y dudas en tú propio destino?

Naruto sonrió ante las palabras dadas por su amigo.

Era cierto, el destino había llamado a su puerta en más de una ocasión solo para terminar trascendiendo y pasando a un punto en el cual se podía preguntar quien era el que tejía el destino.

Las palabras de "uno teje su propio destino" eran solo palabras de motivación, pero tampoco existe algo que te diga que se puede hacer, el final, el destino se teje.

Se vive.

Las elecciones que se han tomado, las que están a punto de ser tomadas y las que están a un futuro de ser tomadas, todas las decisiones al final caen en las manos de uno, en la conciencia y en su propio ser.

Nadie teje una recta final con un hilo que solo se extiende hasta donde los ojos ven, tampoco se teje nada con un filamento que se ha de romper en cualquier momento.

Vida.

Decisiones.

Pensamientos y deseos.

Egoísmo.

Humano.

Naruto sonrió con tranquilidad, había llegado al culmine de la idea que lo había molestado desde hace tiempo.

La libertad solo entorpece, ¿pero como se podría vivir sin esta?

No era una máquina, no era una reliquia, no era un soldado, un dirigente o un monstruo.

Era Naruto Uzumaki.

Sus pies cubiertos por los zapatos negros resonaron con fuerza en el suelo de porcelana blanca, el rubio caminó hasta el comienzo de la planta, vio la escalera y la primera puerta, la miró unos instantes antes de sonreír de lado y pasar de largo, alzó su mano izquierda y metió los dedos dentro de la pared.

El fuerte sonido del concentro siendo fracturado sonó, Naruto sonrió con entusiasmo cuando comenzó a caminar hacia adelante llevando consigo abajo la pared que había estado en frente a él.

Fueron segundos, segundos que parecieron minutos con los pasos dados por el rubio, cada paso dejando caer más y más el concentro y quitando las paredes que separaban la vista de las habitaciones, Naruto pasó por la primera puerta, viendo la mirada de sorpresa y la sorpresa de Grayfia cuando pasó de largo y siguió rompiendo la pared.

Pasó viendo a Kaguya quien alzó una ceja cuando vio que pasó después de derrumbar la suya para terminar frente a la puerta de Tiamat que parecía no comprender su acción.

Las tres mujeres caminaron hacia adelante, al salir de las habitaciones quedando en el pasillo viendo la pared que había sido destruida, la pared que las había estado separando.

― ¿Has perdido la cabeza, zorro? ―la voz de Kaguya sonó tranquila pero exigente a la vez, era ese pequeño deje de autoridad que hizo que Naruto sonriera.

―Puede ser.

― ¿Qué haces? ―Azure estaba en duda en lo que estaba viendo, por lo que había pensando y lo que se había acordado, era que la elección se daría por parte del rubio para que ninguna de ellas termina haciendo algo que no quisieran.

En el momento en que Tiamat sintió como el rubio caminó hacia la primera habitación, la de Grayfia, sintió como su mundo se rompía, como su ser opacado y fragmentado.

Como lo había sido ya desde hace tanto tiempo que ya no podía ser recordado.

Su sorpresa creció cuando el rubio no entró en la habitación, no fue en la habitación de la mujer, pasó de largo, pero el ruido de algo romperse hizo que se pusiera alerta, ¿qué era lo que estaba pasando afuera para que ese sonido se diera?

Cuando la pared que daba hacia el frente en el pasillo cayó y ella estaba parada viendo al rubio sonriéndole no supo que hacer, giró su cabeza y vio como Kaguya y Grayfia salían al mismo tiempo que ella de la habitación para encontrarse con el rubio que estaba sonriendo de oreja a oreja mientras que las miraba.

― ¿De verdad creen que pueden ser tan egoístas para dejarme decidir algo como esto? ―la voz el rubio sonó casi como si estuviera apunto de reír, como si todo lo que estuviera viendo fuese una broma, un gran chiste cotando el cual apenas soportaba para no reírse.

― ¿De que hablas? ―esta vez fue Grayfia la que habló, ella había estado en su habitación a la espera de la respuesta de Naruto, el hecho de que Tiamat y Kaguya hubieran tenido una especie de conversación parecida hizo que las tres decidieran esperar y que se moverían de acuerdo a lo que el rubio hubiera tomado.

Solo deseaban la felicidad de este.

―Arrogancia y egoísmo puros, no, no es solo por ti querida conejo ―Naruto señaló a Kaguya la cual había alzado una ceja―. Todo este tiempo, todo esto sobre que camino tomar, ¿realmente creen que ustedes son las únicas que pueden ser egoístas?

―Eres tonto y altruista, el egoísmo no se te da bien en ciertos casos, pero puedes ser codicioso en otros, pero te conozco, sé muy bien lo que quieres y-

―Y no quiero una respuesta tan tonta como que dejaré a alguna de ustedes atrás ―la voz de Naruto sonó fuerte, casi como si la risa y la jovialidad anterior fueran reemplazadas con ira y furia.

― ¿Naruto? ―Tiamat preguntó viendo el cambio repentino en el hombre.

―He estado esperando mil años para verlas, he estado esperando mil años para que este momento se diera, he esperado una eternidad para poder estar en un lugar el cual pudiera llamar hogar, ¿y desean que sobre ponga mis deseos para separar ese hogar?

―Yo… ―Grayfia habló llamando la atención de todos―, ¿simplemente que debería hacer?

Era evidente la ruptura en la mujer, las lágrimas empezaban a salir de los ojos de la mujer, las mejillas sonrosadas rápidamente fueron brillantes por las líneas de lágrimas que empezaban a caer.

―Grayfia… ―la voz de Naruto fue tranquila, pero no se movió, se quedó quieto y esperó.

Era necesario escuchar que era lo que la mujer debía decir, no podía interferir, no podía darle la idea, no podía dejar que ella cayera una vez más en un falso soporte, en un apoyo el cual era más que evidente que se generaba por la situación.

Era por eso que Kaguya no le correspondió la última vez, era por eso que ella decidió irse y dejarlo pensar con claridad.

Tenía que llegar a su propia resolución.

Porque Naruto sabía que él y Grayfia eran iguales, eran parecidos en lo más primal de ellos.

La libertad al vivir.

Las elecciones que tomar… lo que uno realmente desea, el egoísmo que tanto faltó.

Una vida que vivir.

Ambos eran lo mismo, dos monedas que se usaban para el cambio, pero no para la compra, solo eran simples piezas que tenían un valor que ellos creían que debían tener.

Era momento de despertar.

― ¡No sé que hacer! ―el grito de Grayfia hizo que las dos mujeres se giraran y vieran a la mujer que había de rodillas en llanto mientras que se abrazaba a sí misma―, estos recuerdos, estás memorias felices… ¿qué es realmente lo que he vivido al final?

Grayfia sonrió forzadamente mientras que veía sus manos que estaban cuidadas, el esmalte perfectamente arreglado y la mayoría de pequeñas lesiones por su trabajo se habían ido debido a como había vivido gracias a Naruto.

― ¿Qué se supone que soy al final? ―la pregunta no fue para nadie en particular, Grayfia alzó su cabeza y vio la misma luz que el rubio había visto hasta hace unos instantes.

―Eres quien decidas ser.

La voz de Naruto fue calmada, Grayfia movió sus ojos y vio al rubio que había dado aquellas palabras con una sonrisa.

― ¿Una sirvienta o una esposa? ―Grayfia preguntó sonriendo, una sonrisa que estaba temblando por la falta de emoción en ella, una sonrisa que era para contener la emoción que sentía.

La tristeza que se sentía.

― ¿Una sirviente o una esposa? ―Grayfia se repitió ahora con más fuerza―, ¿una esposa o una secretaría?, ¿una puta o doncella?

Fue una risa, una risa que salió al final de la última oración. Naruto había perdido la sonrisa que había tenido hasta ese momento, Tiamat se llevó su mano en la boca mientras que miraba con tristeza a Grayfia.

Era evidente el quiebre emocional de la mujer de pelo platinado.

Más esta vez el silencio fue la única respuesta que obtuvo.

―Amo a mi hijo, amo mi vida… ¿pero por qué siento como si todo fuera una mentira? ―Grayfia se puso de pie y volvió a ver sus manos, hizo un gesto como si intentara sujetar algo―, Sirzech nunca fue malo conmigo, nunca me trató de menos, mi hijo es bueno y educado, ¿pero por qué no puedo estar conforme?

Grayfia caminó hasta Kaguya y se quedó frente a ella.

―Siempre altiva, siempre me has dado el permiso de estar de pie cuando odias que los que consideras inferiores no estén de rodillas ante ti ―Grayfia miró a Kaguya quien alzó una ceja―, ¿por qué?, porque darme tal trato, porque todos… ustedes siempre fueron así.

Dudó entre caminar o no, Grayfia se mordió el labio y sorbió su nariz, intentó limpiarse las lágrimas con la manga de su brazo, pero no importó, las lágrimas no dejaban de salir, era como si todo lo que no hubiera llorado en los mil años que había estado sin ese pequeño fragmento de memoria se viera ahora de frente y con todo el sentir posible.

― ¿Aún no me responden? ―Grayfia miró a Tiamat quien bajó la cabeza y desvió la mirada de ella―. Lo eras todo, era todo lo que alguna vez pensé que debería ser, una reina, una madre y una mujer amada, pero incluso cuando estabas tan por encima de mí, ¿por qué no me miraste hacia abajo?

Los pasos de Grayfia acompañadas del pequeño llanto llegaron hasta que estuvo frente al rubio quien estaba con los ojos cerrados, pero al momento en que ella llegó en frente a él, los abrió y ambos se vieron a los ojos.

― ¿Por qué sigo con vida? ―fue una pregunta simple, una pregunta que no debería ser difícil de responder para nadie, una respuesta a modo de broma como "porque no has muerto", cruzó la cabeza de Naruto, pero eso era tonto.

―Porque deseé ser egoísta aquella vez ―la respuesta de Naruto fue casi como si un peso se hubiera levantado de sus hombros―, incluso si no hubiera pensando en ello antes… el momento en que te traté, el momento en el que te cuidé y logré salvarte la vida, fue uno de los momentos en los que pude decidir entre no hacerlo y hacerlo, entre vida y muerte…

―Entonces… ¿solo viví por un capricho? ―las manos de Grayfia subieron y tomaron la camisa del rubio apretando con los puños la camisa en la zona del pecho―, ¿es eso lo que siempre he sido?, ¿un simple capricho dado por alguien?

―No ―Naruto movió una mano y tomó con cuidado la mano derecha de Grayfia, la mujer tenía los ojos llorosos, estaba lágrimas y el rostro algo rojo―, incluso en un estado tan decadente sigues siendo igual de hermosa, sigues siendo la misma persona, incluso si te odias por como eres, siempre estará aquellas palabras que compartimos, aquella promesa que nos hicimos y las palabras que me salvaron.

Grayfia lo pensó y abrió los ojos ante aquello, entendió a lo que se refería.

Era aquella vez que hablaron sobre la vida, sobre su situación en aquel lugar y como estaban viviendo, la pregunta de que si ella podía llamar a donde estaba como "su hogar"

Tiamat misma ahora estaba con lágrimas en los ojos, ella entendió el doble sentido de las palabras del rubio. Amarse como eres, amarse por cómo estás incluso con las imperfecciones que tanto odias y no puedes arreglar.

Las cicatrices en su cuerpo que tanto odió, las marcas que eran el símbolo de una vida mal gastada, el símbolo de que solo podía quedarse plantada sin poder hacer nada más que orar para que su propio fin llegara.

No importaban.

Un cuerpo marcado, un cuerpo que había sido usado y abusado, un cuerpo que había sido maltratado de toda forma posible en el pasado con la esperanza de que ella muriera… no importaba lo que ella fuese en el exterior, no importaba si ella se volvía la persona más hermosa o la más arrogante, la más amable o la más egoísta.

Naruto se giró y le sonrió a Tiamat. Aquel gesto fue casi una contestación a lo que la mujer había estado pensando.

No importaba quien hubiera sido.

La progenitora de Dioses.

La madre de la vida.

La esposa de Ddraig.

La emperatriz del imperio del dragón.

Al igual que Naruto solo había estado buscando un lugar en el cual no importara quien sea, al igual que Grayfia que no podía aceptarse como una realidad o una posibilidad.

Ella no pudo ver lo mucho que añoró lo que llamó hogar en el pasado.

―Ustedes son realmente emocionales, ¿no? ―Kaguya habló haciendo que las tres personas ante ella se giraran a verla.

La sorpresa fue realmente grande al ver como incluso aquella mujer, alguien que se había alejado de lo humano, alguien que nunca se pudo considerar como "humana" de principio a fin, alguien que tenía egoísmo, pero no querer…

El ver a esa persona llorando mientras que sonreía de la forma más dulce que jamás habían visto hizo que los presentes se quedaran sin palabras. Naruto no supo que responder o que hacer cuando vio como Kaguya caminó y se paró ante él.

―Incluso cuando me odias, incluso cuando detestaste con todo tú ser mi especie, cuando mataste a cada uno de ellos y cuando tuviste mi vida en tus manos… me dejaste vivir ―la voz de Kaguya sonó algo quebrada, la boca de Naruto se abrió ante aquello.

Nunca había visto tal despliegue de emociones de parte de la mujer.

―Alguien que no se merecía vivir, alguien que no necesitaba seguir viviendo y que estaba mejor muerta junto con el resto de su raza… me diste una segunda oportunidad y me dejaste quedarme a tú lado, te he visto reír y sufrir, en tus momentos más bajos y cuando pensabas que el mundo estaba hecho para ti.

―Kaguya…

―Me llamas Diosa cuando odias el termino de los dioses, me llamas tú Diosa a pesar de que dices que no puedes ver a las demás existencias como eso, me llamas tú Diosa en el mejor y el peor momento ―Kaguya caminó y alzó una mano y la puso sobre la mejilla de Naruto―, Gracias, eso es lo que puedo decir, no importa que, no importa que decidas de aquí en adelante, no importa si me odias, si me matas o si me desprecias desde ahora, pero solo quiero que sepas…

La mujer se acercó y besó al rubio quien abrió los ojos ante aquello.

―Estos mil años que pasamos juntos planeando, divagando y viendo que hacer, estos mil años que hemos compartida de manera tan torpe porque estabas en ese sacred gear… estos mil años fueron mucho más que suficientes para decir un te amo.

La boca de Naruto se abrió aquel gesto.

Lagrimas ahora fueron las que cayeron por los ojos de Naruto. La mano con la que estaba sujetando la mano de Grayfia se apretó, la mujer de pelo plateado que estaba en el pecho del rubio descansó su cabeza en este antes de volver a hablar.

―Antes, en la ciudadela, solo deseé una cosa, un sueño tonto e infantil, un deseo de una mujer cualquiera, el poder vivir con alguien feliz, el poder estar como quisiera, sin depender de nadie sin la necesidad de que alguien me presione… ―Grayfia alzó su cabeza y miró a Kaguya quien había dado un paso atrás después de su confesión―, no importa si no me eliges, no importa si soy dejada de lado o si quieres olvidarme o quitarme de vuelta los recuerdos, solo quiero que sepas que los momentos que pasé contigo fueron los más felices que he tenido en mi vida.

Un par de brazos llegaron y rodearon a las tres personas.

Fue Tiamat quien apretó a los tres con una sonrisa, la felicidad y lágrimas estaba presente en su rostro al igual que los demás.

―Yo no necesito ser una emperatriz, no necesito este cuerpo perfecto, no necesito nada más que este pequeño fragmento cálido que me dan ―la voz de la mujer sonó tranquila, fue lo más tranquila que Naruto había recordado haber escuchado de la mujer.

―Yo…

―Eres el tonto más grande que jamás he conocido, incluso más tonto que Ddraig, pero a la vez, esa idiotez tuya fue lo que me hizo caer por ti hace tanto tiempo, no importa si somos nosotros, si el mundo se reduce a cenizas o si todo acaba, solo deseo el poder vivir para despertarme a tú lado un día más.

―Ustedes… ―Naruto no supo que decir. Todo raciocinio se fue al momento de ver la sonrisa de aquellas tres mujeres que habían cambiado su vida, la sonrisa de cada una de ellas mientras que daban la respuesta que había temido por tanto tiempo.

Una aceptación que no sentía que se merecía en un principio.

¿Estaban realmente bien con alguien como él?

―Yo… ―Naruto intentó hablar, vio como las tres mujeres se miraron a la vez, como si estuvieran discutiendo en silencio la resolución final.

―Eres al final como cualquier otro humano, por más que querías pensar en ello, por más que desees creer lo contrario o por más que intentes decir que no estás al tanto de lo que es ser egoísta, eres una persona bastante codiciosa y egoísta al final.

El comentario de Kaguya fue seguido de la una risa de parte de Tiamat.

― ¿De verdad crees que no tienes codicio de tu lado al querer tenernos a las tres para ti solo? ―la pregunta de Tiamat hizo que Grayfia sonriera y soltara un bufido de diversión.

―Entonces al final lo que podremos llamar hogar, lo que tenemos que buscar… está aquí ―ella levantó su mano y puso su mano sobre el pecho del rubio, justo donde estaba su corazón.

Una aceptación.

Un orden y una consolidación a lo que había estado fragmentado hasta ahora.

Naruto sonrió antes de limpiarse con la manga de su brazo sus ojos y mirar a las tres mujeres que lo miraban sonriendo.

―Estoy feliz de haber llegado con vida para estar con ustedes.

―Tienes mucho descaro para presentarte aquí ―Kiba alzó su cabeza y miró a Saji quien había llegado hasta donde se había quedado parado hasta ahora.

Hoy fue el entierro de Momo, solo asistieron un par de personas, demonios y alguno que otro invitado casual.

No estuvo la familia de la joven, no estuvo ningún compañero o algún amigo más a parte del grupo Sitri en el entierro de aquella joven que solo buscaba sonreír.

Ella había sido borrada de los recuerdos de todos.

¿No era ese un destino tan cruel?, el ser eliminado de la cabeza de los que alguna vez te llamaron amiga, de los que te consideraban familia, las personas que te tenían afecto.

¿No era cruel quitarles aquel deje de memoria de un ser querido solo para encubrir algo?

―Genshirou-san ―la voz de Kiba sonó calmada. Al igual que todos los demás presentes estaban en un traje de color negro mientras que veía la tumba ahora cerrada y a los Sitri hablando para empezar a retirarse.

― ¿De verdad no conoces el descaro? ―la voz de Saji sonó más que molesta, para él, quien vio como Kiba había llegado y la muerte de Momo se había dado… el ver al rubio ante él, quien se hacía llamar "la pareja" de la joven, aquello era casi insultante.

Porque estaba culpando a Kiba por la muerte de la joven.

Fue él quien cambió aquella mente simplista de Momo, quien le dio la idea de que una pieza era solo un medio para que su rey viva, fue Kiba quien le puso todas esas ideas de lealtad en la mente de Momo.

Sona hubiera sobrevivido a lo que le hubieran lanzado, pero Momo, alguien débil físicamente, había caído en el pensar que ella necesitaba proteger a alguien que no necesitaba ser protegido. Al pensar de Saji, la muerte de Momo fue culpa de Kiba.

―Estoy aquí para darle un hola, no es un adiós, porque planeo seguir viniendo ―la voz de Kiba sonó tranquila. Su cabello que normalmente estaba arreglado ahora estaba totalmente hacia abajo.

Pero lo que hizo enojar a Saji fue el ver aquella sonrisa tranquila en el rostro de Kiba una vez más. Una sonrisa que siempre vio en el rostro del joven, algo que lo molestaba a un nivel profundo, porque incluso ahora.

Kiba no dejó de sonreír.

Un fuerte sonido llamó la atención de todos.

Saji había golpeado a Kiba quien no se inmutó y solo vio el golpe llegar y caer en su cara.

― ¡¿Ella está muerta y no puedes mostrar un mínimo de tristeza?! ―Kiba estaba en el suelo, vio como Saji saltó sobre él y comenzó a golpearlo en el rostro.

No le dolía.

No le importó tampoco.

Kiba estaba en silencio, estaba pensando en lo que había hablado con Freed. Incluso cuando el hombre había sido el responsable de aquella muerte no lo condenó, no lo mató o terminó con el sacerdote loco.

A su extraño modo de ver el mundo, en la forma más estúpida posible en la que el hombre de cabello blanco percibía todo, para él había sido una ayuda a Kiba que Momo hubiera muerto, en la mente de Freed aquello fue algo que era necesario, aquello que debió pasar para evitar que tocara fondo.

¿Pero entonces como es que Freed podía decir que ambos eran igual cuando no dejó que él cayera a lo más profundo?

Los gritos de las chicas del grupo Sitri tomando a Saji y separándolo hicieron que Kiba moviera un ojo y mirara la expresión de ira y tristeza en el rostro de Saji, el llanto mezclado con ira, las emociones tan fuertes y a la vez débiles por como caían en una persona… aquello fue algo que le gustó.

Emoción.

Somos iguales.

La voz de Freed parecía calamar más y más profundo en la mente de Kiba.

El repetido pitido semejante a la risa del hombre vino en su cabeza, como si se estuviera burlando delo que estaba haciendo, una burla a su ineptitud y su pereza por las acciones de los demás.

Kiba miró su mano y se sentó. Saji estaba discutiendo con los otros miembros por aquel arrebato que había tenido, Kiba alzó una mano y la llevó a su rostro, la sangre estaba cayendo de su frente y su nariz.

¿Alguna vez has pesando en usar un traje todos los días?, te ves realmente increíble con uno ―la voz de Momo llegó a son de un recuerdo en la mente de Kiba.

¿Por qué estaba pensando tanto en aquella joven?, se suponía que aquella relación solo fue para pasar el tiempo, que lo que hizo fue solo para entretenerse.

No importa quien seas de ahora en más, estoy feliz que me dieras esta oportunidad, ya verás, ¡seré la mejor novia que podrías haber pedido!

¿Por qué aquellas palabras de Momo no paraban de llegar en su cabeza a pesar de que no le tomó el valor apropiado en su momento?, ni siquiera había pasado tanto tiempo con ella como para decir que fue algo real, tampoco podía decir que fue un capricho por cómo estaba.

Kiba había preguntado de esto al sabio una vez, le dijo que no importaba, que era algo que solía pasar en la juventud, que a pesar de ser un demonio aún era un humano, que no tenía que preocuparse, estaba bien tener ese despliegue de emociones como lo obtuvo.

Era humano.

Los ojos de Kiba se abrieron cuando por fin entendió todo lo que había pasado hasta ahora, todo lo que en este momento había sido llamado, a lo que le habían dicho, todo conectaba.

Era humano.

Había intentado actuar como un demonio, como un sirviente, como alguien que realmente quisiera algo, pero al final no era lo que siempre quiso, no fue lo que había deseado.

Venganza, siempre fue lo mismo, quiso eso después de caer en el proyecto, quiso vivir bajo la sangre de los que hicieron su vida infierno en un principio, pero nunca pudo decirlo por sí mismo.

―De verdad… somos iguales ―la voz de Kiba sonó calmada mientras que se ponía de pie. Miró al grupo que seguía discutiendo y comenzó a caminar hacia adelante, no importó ahora lo que querían hacer o lo que estuvieran dispuestos.

Sintió algo en su boca que se movía fuera de lugar. Kiba llevó su mano en su boca y sacó un diente que se había caído, los ojos del rubio se abrieron ante aquello, buscó con su lengua y al menos podía agradecer que el diente que cayó no iba a ser visible por ahora.

Tendría que ver para conseguir otro.

― ¡¿Te vas así sin más?! ―Saji habló de fondo. Kiba solo levanto un brazo a modo de despedido mientras que con el otro tenía su rostro sujeto, la sangre de su nariz aún seguía cayendo, pero la sonrisa aún seguía presente.

―Lo siento, vine porque quería presentar mis respetos, a pesar de que nadie que realmente la amó de verdad está presente, espero que entiendan el porque me he presentado ―la sonrisa de Kiba no bajó en ningún momento, la cara de Sona parecía hundirse ante eso.

―Lo sabemos, por favor, no lo tomes a mal, todos estamos afectados por ella ―Yura se adelantó y se inclinó, se arrodilló y puso sus manos en el suelo.

― ¿Yura-san? ―la expresión de Saji era de verdadera confusión, había esperado que ella reaccionara de forma agresiva, pero el verla así no fue algo que entendiera.

Saji no fue el único que parecía confundido, Sona misma no entendía porque Yura había actuado así de manera repentina.

Yura tenía su cara contra el suelo, y gracias a eso no se veía el sudor que estaba cayendo de su frente y la mirada de horror que tenía. Ella confiaba en la capacidad de su grupo.

Pero también sabía de primera mano que la capacidad de Kiba, no la que mostraba normalidad, sino la que usaba cuando cumplía con los pedidos del Sabio, ella sabía muy bien que esa capacidad escapaba la fuerza del grupo.

Una reverencia a modo de disculpa con el brazo derecho preparado para hacer un giro de disculpa. Aquello fue lo que hizo Kiba frente a ellos, y esa misma postura de gracia y disculpa era la que usaba antes de ir al frente y cortar a alguien.

La mano derecha extendida era un símbolo de que estaba por sacar un arma para cargar hacia adelante.

Kiba se quedó quieto al ver la forma en la que Yura rogó de la nada, esperó un momento antes de ver como la joven levantaba la cabeza con miedo, era bastante fácil ver el sudor en el rostro de la joven junto con la expresión de incertidumbre que tenía esta.

Sonrió.

Le gustó lo que vio.

Kiba terminó la reverencia moviendo su mano y comenzando a salir del lugar caminando, el grupo Sitri y otros presentes solo lo miraron con desconcierto, pero a la que más miraron con curiosidad fue a Yura quien se sentó en el suelo y se abrazó a sí misma.

Sona vio la reacción de la joven, ella tendría que preguntar que estaba pasando entre ella y Kiba para que tal situación se diera, pero más importante tenía que darle una charla a Saji sobre lo que había hecho, un castigo tampoco estaría mal por ese acto que había dado.

Ella también estaba afectada por lo que pasó, pero no por eso iba a ir por la persona que saltó con todo al momento de recibir un mensaje de que Momo estaba en problemas.

Kiba era rápido, pero por primera vez, lo sintió.

Como incluso si podía moverse a la velocidad que quisiera.

No podía llegar a tiempo a cualquier lugar.

Kiba dobló en una calle para ver a una persona la cual no había esperado en aquella situación. Los ojos del joven se abrieron cuando vio a Xenovia con los brazos cruzados y recostada contra una pared.

―Pareces bastante distraído, incluso dejas que esté a tu lado sin que tengas la mínima idea de lo que está pasando ―la voz de la joven de pelo azul hizo que Kiba abriera la boca y pensara por la situación actual.

¿De verdad había estado tan fuera de sí?

―Lo siento si te he ofendido al no prestarte atención ―la sonrisa y la clama de Kiba siempre fueron algo que molestaron a Xenovia, no fue una calma que mostrara alguien que realmente estuviera en paz, fue una que amortiguaba mostrar lo que realmente estaba pensando.

Probablemente el rostro de "príncipe" de Kiba solo era una máscara para ocultar la realidad aberrante que tenía el joven.

―No es como si pidiera tú atención o algo por el estilo ―la voz de Xenovia sonó cansada, después de aquella frase soltó un suspiro al ver como el rubio ante ella ladeó la cabeza en signo de confusión.

― ¿Entonces? ―Kiba preguntó viendo como Xenovia parecía cada vez más interesada en él, en su mirada era más que posible ver como esta se concentró en sus ojos y luego observó cada parte de su cuerpo.

―Tengo curiosidad de a donde llegaras ―la voz de la joven de pelo azul cambió a una tranquila. Xenovia juntó las manos y flexionó los brazos―. Es entretenido ver como una bestia intenta hacerse pasar por príncipe.

La sonrisa de Kiba creció ante aquel comentario.

―No sé de que hablas ―un bufido salió de Xenovia ante aquello.

―La sed de sangre de alguien es bastante fácil de sentir, bueno, en la iglesia nos ensañan a poder percibirla desde temprana edad.

―Lo sé ―Kiba respondió haciendo que Xenovia asintiera.

―He visto bestias con menos sed de sangre que la tuya, demonios sumergidos en la locura que solo muestran una fracción de lo que mostraste, no sé qué tan fuerte seas realmente, pero es obvio que hay más dentro del pozo que solo una rana.

―Lo estás pensando de más ―la voz de Kiba fue amable, el cerró los ojos e hizo un movimiento con su mano de indicando que comenzaran a caminar.

―Eh… lo dudo, pero no importa, decidí ver que pasaría después de todo.

Kiba solo inclinó la cabeza y miró a la mujer que empezó a caminar a su lado de manera tranquila.

Si ella realmente profesaba que él solo era una bestia, ¿entonces por qué estar a su lado?

Tampoco se enojó por la compañía.

Goteo.

Akeno abrió los ojos con lentitud cuando sintió algo mojando su rostro. Arrugó los parpados antes de abrir con lentitud los ojos, movió su cuerpo, lo sintió pesado, ¿se había quedado dormida en algún lugar?

Parecía como si hubiera dormido por mucho tiempo.

―Oh, has despertado ―Akeno reconoció y miró hacia adelante.

Serafall estaba sentada frente a ella con una taza en su mano.

¿De dónde había caído entonces la gota de agua en su rostro?

No le dio importancia y no apartó la vista de la mujer ante ella. Era raro ver a Serafall vestida de forma… normal por así decirlo, aunque el vestido que usaba era algo anticuado no era algo lo cual pudiera llamarse tan fuera de moda.

― ¿Qué sucedió? ―Akeno preguntó viendo a su alrededor, ella estaba en la sala del club, podía decirlo, pero fue raro que las cortinas estuvieran cerrando las ventanas, normalmente a Rias no le gustaba eso.

Bueno, tampoco era algo lo cual importara demasiado.

―Oh, tuve un pedido, alguien me pidió que te cuide mientras que despertabas ―Serafall sonrió antes de bajar la tasa en un platillo que tenía en su otra mano. Movió su mano hacia la salida de la habitación del club.

Akeno alzó una ceja ante aquello, pero no le prestó importancia, se puso de pie y comenzó a caminar hacia la salida, era obvio que tenía que salir porque la estaban esperando, ¿pero por qué se había quedado dormida?

Cuando extendió su mano vio algo diferente.

Sus dedos eran más finos, su brazo parecía más largo y las uñas arreglas de forma distinta. Ella alzó su mano y miró sus manos unos instantes, dio un paso atrás y alzó las mangas de su ropa y vio sus brazos.

Miró sus piernas y las medias, estaba vestida con el vestido de la academia, pero era más que evidente como sus muslos eran mucho más grandes que antes. Se giró en vez de ir a la salida y corrió baño, mientras que corrió pudo ver la sonrisa tranquila de Serafall y el pequeño revoloteo de una mata azul a su alrededor.

Cuando estuvo frente a la puerta del baño no dudó en abrirla e ir al espejo, se quedó quieta viendo su reflejo.

¿No era ella…?

― ¿Qué? ―la pregunta de Akeno fue a nadie, ella alzó sus manos y tocó su rostro. Con sus dedos pasó rozando sus mejillas y labios. Miró sus ojos que no eran lo mismo y el color de cabello azul profundo.

Se veía exactamente igual al ángel caído que había matado hace un tiempo. Lo único que difería era el que ella tenía su ropa de la academia en vez de aquel traje de la mujer.

― ¿Qué es esto? ―Akeno siguió tocando su rostro, moviendo su mano sobre su mejilla y apretándola con el fin de poder sentir el tacto, para entender si era ella la del reflejo.

Sintió el pinchazo que se dio, Akeno sonrió con nerviosismo, el verse al espejo era casi como el ver un vídeo de una imitación, un reflejo que intentaba imitar sus movimientos pero que no tenía nada que ver con lo que ella era, no era su rostro, no era su cuerpo.

Pero era ella.

Akeno retrocedió un par de pasos antes de caer al suelo cuando llevó la alfombra del baño con la parte trasera de su zapato, haciendo que ella caiga, miró a su alrededor una vez más y encontró el baño del club, era idéntico, pero ahora comenzó a dudar.

¿Ella estaba en el club?

Se puso de pie rápidamente y caminó pasando de largo a Serafall que no se había movido en ningún momento de la sala, cuando abrió la puerta que daba al acceso principal del salón fue que los ojos de Akeno se abrieron. Vio un pasillo enorme que parecía extenderse por cientos de metros.

Se giró y miró a Serafall quien había tomado la tetera de la mesa y se había vuelto a servir el té que estaba en esta. Akeno no miró sus manos, tomó una fracción de su pelo y lo miró con detalle, el pelo cuidado de color azul junto con un perfume que no conocía…

Era como estar dentro de una habitación completamente en blanco, no había nada extraño, pero de igual forma era antinatural.

― ¿Serafall-sama? ―Akeno llamó a la mujer quien se volteó a verla con una sonrisa.

― ¿Sí?

― ¿A quién estoy esperando? ―Akeno caminó lentamente hacia la ventana cercana y abrió la cortina viendo como no había nada.

Un simple paisaje negro sin nada más que un infinito era lo que estaba presente ante ella.

―Oh, Freed quería ver a su ángel así que mi buen doctor te ayudó un poco para que te asemejaras a ella ―Akeno ladeó la cabeza y puso una expresión de desconcierto.

― ¿Su ángel? ―la pregunta de ella fue dirigida a Serafall quien solo se rió―. ¿Quién es el doctor?

―Oh ―la sonrisa de Serafall flaqueó por un instante antes de reponerse―, la persona que más me importa en el mundo.

Una respuesta casi automática.

―Yo…

La puerta fue golpeada haciendo que Akeno se volteara, tragó en seco, pero levantó el brazo y preparó un rayo.

Nada.

La puerta se abrió y dejó entrar a Freed seguido de un hombre en traje con el pelo rubio y lentes.

― ¿Director? ―la pregunta de Akeno hizo que el hombre alzara una ceja.

―No soy el sabio ―la respuesta simple hizo que Akeno retrocediera hasta toparse con una mesa, vio el florero y el cuchillo junto con una manzana al lado de este. No dudó en tomar en cuchillo.

Más su expresión casi se rompe cuando vio la enorme sonrisa que el hombre de pelo blanco le dio cuando comenzó a caminar hacia ella.

― ¡¿De verdad la puedes traer de vuelta?! ―la emoción estaba presente la felicidad más que detonante en el tono de voz de Freed quien caminó hasta estar frente a Akeno quien chilló y no dudó en clavarle el cuchillo en el ojo derecho al hombre.

No hubo mayor movimiento, no hubo mayor signo de dolor o molestia de parte del exsacerdote.

Solo una sonrisa que no paró de crecer a cada segundo.

―La materia prima era buena, pero el llevar la mente de alguien que pasó hace tiempo no es fácil, por órdenes del sabio no la blanquee porque me dijo que ese sería tú trabajo ―el hombre en traje habló para sentarse al lado de Serafall quien no esperó antes de tomar una taza y servirle el té al hombre.

― ¿Serafall-sama? ―Akeno llamó a la mujer quien parecía totalmente absorta ante la presencia del hombre de pelo rubio―, ¿blanquear?

― ¿Qué sabes del amor? ―la pregunta de Freed vino con un simple movimiento del hombre quitando el cuchillo junto con el ojo. La cuenca negra derramó sangre la cual cayó sobre Akeno quien retrocedió ante eso.

No tenía sus poderes.

― ¿Amor?

Akeno preguntó a sabiendas que no podía hacer nada de momento, más allá de seguir el juego no sabía que hacer, estaba limitada, el hombre parecía más que feliz por ella.

―Por supuesto, sabes, un humano es alguien egoísta, alguien que desea algo con tanta fuerza y experimentarlo todo ―Freed caminó hasta pararse frente a Akeno, tomó los mechones azules antes de sonreír.

―Eso es algo lo cual… es evidente.

― ¡Por supuesto! ―Freed estaba emocionado―, el deseo de algo que flota en la consciencia humana es algo que nadie puede evitar, ¿por qué crees que los locos están separados del resto?

Freed sonrió antes de limpiar el cuchillo y con su túnica y de un movimiento rápido clavarlo en la mano de Akeno, mano que quedó sujeta contra la madera de la mesa en la cual había dejado descansar. Akeno apretó los dientes ante el dolor y llevó su otra mano para quitar el chuchillo por reflejo, pero solo sintió como su otra mano fue clavada contra la pared tras de ella.

Los ojos de la mujer se abrieron ante ese hecho.

―Intenté volver con ustedes, intenté estar en la sociedad como cualquier otro ―Freed miró hacia arriba como si estuviera esperando algo―, cuando empecé a creer que podía estar mejor fue cuando empecé a querer algo más, una sonrisa o la tristeza no era suficiente, ¿por qué solo limitarme a ver un par de emociones de la persona que quiero?

La pregunta de Freed no fue para en particular, pero Serafall sintió un frío recorrer su espalda ante esas palabras.

―Deseaba verlo todo, deseaba exprimirlo, quitar cada gota de emoción y cada pequeña expresión de ella, pero no lo hice, sé que está mal, todo esto es algo incorrecto, ¿Cómo podría hablar con alguien cuando tengo esta clase de pensamientos? ―Freed bajó su cabeza y miró a Akeno, pero a sus ojos era Kalawarner.

―No te entiendo… ―la voz de la mujer sonó frustrada, pero esa misma frustración pareciera que fue lo que Freed quería.

―Eso mismo, su agonía, su felicidad o su tristeza, miedo y desesperación, quería verlo por completo, conozco mis emociones, ¿pero cómo sé que conozco la de los demás? ―Freed jaló el moño rojo de la ropa y quitó la chaqueta negra dejando solo la camisa blanca.

―Lo que describes ya no es algo humano ―la furia en el rostro de Akeno, no, Kalawarner, era más que visible, furia que alimentó la emoción de Freed―, el raciocinio es lo que nos separa de los animales, lo que describes es solo el pensamiento de una bestia.

― ¿Una bestia? ―Freed metió una mano dentro de su bolsillo y sacó una daga de plata para cortar la camisa blanca y dejar a la vista el pecho de la mujer.

Akeno miró a Serafall que estaba sentada en el regazo del hombre que había llegado, no había signo alguno que presentara alguna ayuda en esta situación.

―Kalawarner-

― ¡Soy Akeno Himejima! ―el grito de Akeno fue seguido de un tirón de su mano contra la mesa sacando a la fuerza el cuchillo e intentando usar magia.

No salió nada.

―Kalawarner ―Freed volvió a repetir sonriendo―, cada emoción, cada pequeño fragmento, ¿Cómo podría perdérmelo?, ni siquiera el sabio comprendió lo que estaba diciendo cuando hablé de esto, pero no importa, si fuese por mí hubiera vivido una mentira hasta el final dejando que el doctor te deje en blanco trayendo a esa mujer de vuelta.

Akeno sintió como una mano fue a su cuello y empezó a apretárselo con fuerza.

―Pero me dieron la opción de ver, la opción que tanto deseaba, ¿por qué negar al destino cuando es lo que tanto he anhelado? ―Freed apretó con más fuerza el cuello de Akeno, vio el tono rojo pasar a un leve azul por la falta de aire y la desesperación en los ojos de la mujer―. Sí, eso es lo que deseaba, cada pequeño fragmento, cada pequeño anhelo, una curiosidad que no puede ser saciada sin un egoísmo enorme.

Freed soltó a Akeno quien respiró hondo e intentó mantenerse sin toser, pero fracasó.

―Sabes, fui un sacerdote, sé que el hombre está para el pecado y ante la disposición del diablo, y es por ello que odio tanto a todos ustedes, demonios, pero la naturaleza humana de querer poseer algo que quiere, el egoísmo y la ambición ―Freed besó a la mujer quien intentó forcejear, Freed se separó para ver a Akeno quien ahora miraba con total pánico―. Una bestia que razona pero que no puede escucharse a sí misma, probablemente sería lo mejor para describir a un humano, ¿no?

― ¿No has escuchado nada de Akeno desde ayer? ―Rias le preguntó a Kiba quien estaba sentado en la habitación del club, Koneko estaba a su lado en silencio.

―Mencionó que tenía que solucionar algunas cosas por su cuenta, eso fue lo último que supe de ella antes de que se fuera ―Kiba comentó a modo pensativo, era obvio que él sabía la verdad al estar de parte del sabio.

Rias era la única que estaba completamente ciega para ver las señales extrañas con sus siervos. Quizá fuese la confianza o el amor que le tenía a ellos, pero su fe ciega era algo que Kiba estaba aprovechando.

―Ya veo, ah, últimamente hace bastante lo que quiere, no es que sea malo, pero siempre deja una carta o me avisa de ante mano para que no me preocupe de más, por no mencionar la reunión de facciones que está a la vuelta de la esquina, ¿Dónde habrá ido? ―Rias se preguntó lo último a sí misma.

―Por cierto, no he visto a Issei-kun tampoco desde hace un par de días ―Rias casi se tropezó ante la mencionó del castaño.

No.

Del pelirrojo.

―Digamos que ya no está en condiciones para asistir en la academia… ―Rias desvió la mirada―, supongo que como somos compañeros tienen que saberlo, pero parece que por lo que dijo el señor Beelzebub que, al haber hecho un trato con el dragón rojo, el brazo que perdió Issei-kun solo fue una parte, y que lo que realmente está pasando es un retroceso, el brazo está tomando control de lo que es el exterior del Issei-kun.

La voz de Rias sonó realmente preocupada, afligida, pero más por lo que había visto hace unos días que por otra cosa, si bien los cambios fueron meramente físicos al principio, era obvio como aquellos cambios comenzaron a escalar a un punto de no retorno para el castaño.

Su cuerpo ahora parecía el de alguien cerca de los treinta años, el cabello castaño que alguna vez había portado Issei fue reemplazado por un largo cabello rojo y unos ojos que ahora brillaban en un verde con locura, dientes afilados y una altura que casi llegaba a los dos metros.

Físicamente ya no era Issei al principio, pero después de hace un par de días Rias empezó a dudar si realmente lo que vio aquella noche era algo cercano ya de Issei o realmente el castaño se había ido por completo.

Porque era más que evidente que la persona con la que hablaba no era nada más que un dragón que Issei como tal, tampoco podía decir que aquella persona era Ddraig, porque no parecía que la consciencia del dragón celestial se estuviera manifestando.

―Hay nos llegarán nuevos reportes sobre la situación de Issei-kun, al parecer esto no es del todo extraño, hay un registro en la historia que más de un usuario de la Boosted Gear ha caído en el olvido dejando paso a un nuevo ser, pero con Issei…

― ¿Si no es Ddraig quien está en control entonces quién? ―Kiba estaba interesado.

El sabio había mencionado que las cosas estaban puestas para la resurrección de Ddraig, el cambio físico fue casi todo en base al combustible usado que era llamada la esperanza de vida de Issei como demonio, fue cruel, realmente cruel considerando que, en algún momento, Issei y Naruto habían comido en la misma mesa, hecho bromas y charlado como si fuesen amigos de toda la vida.

Kiba no sabía si esto era una traición o algo parecido, pero al parecer el intento de suicidio de Mittlet no fue algo que dejara en buen estado al sabio.

Kiba mismo no esperó aquello cuando pasó, el hecho de que antes de que todo esto comenzara, que Akeno molestara a Mittlet fue algo que sabía que pasaba, el mismo Naruto le dijo que lo dejara pasar porque llegado el punto entonces se cobraría el acto, pero Kiba no lo comprendió.

¿Cómo Issei no vio como la pequeña princesa estaba más que cegada por él?, la única razón por la cual Mittelt había disimulado ser como era, disimulado vivir como lo había hecho hasta ahora fue porque conoció al viejo Issei, un Issei que realmente se preocupó por ella que se convirtió en su primer amigo y que parecieran inseparables.

Él había visto esa relación por mucho tiempo, siempre sintió envidia de Issei por eso, Mittelt jamás había confiado en él a pesar de saber que, si se lo ordenara, se hubiera cortado el cuello sin pensar. Fue solo ahora que Kiba logró comprender porque nunca cayó en la gracia de Mittlet, pero sí en la del sabio.

Amor.

La caída estaba más que enamorada de Issei desde hace tiempo, fue una pena que ella misma no pudiera ser sincera consigo misma, y cuando pasó todo lo referente a los demonios la inseguridad de Mittlet solo creció.

Ahora ella estaba de estadía en el territorio controlado por los Phoenix en el mundo humano, al final había aceptado ir, la señora Phoenix convenció a la niña, ahora lo más probable es que Mittlet esté siendo tratada con el mayor respeto que se pueda pedir o existir.

Nadie veía "Al ángel caído Mittelt", ella era alguien bajo el favor de Azazel como un agente de libre, ella fue coronada como "princesa" por parte de los Phoenix, dándole por primera vez en la historia a un ángel caído el título máximo de nobleza que se puede conseguir por los demonios, incluso había un tratado en la iglesia que simbolizaba la no agresión hacia ella por ser una protegida de un ángel.

Nadie supo cuál fue el ángel que había dado el visto bueno a aquello, pero actualmente el ángel caído Mittlet era la persona más importante políticamente hablando. El rehén perfecto para las tres facciones, claro si es que no fuese llamada también más de una vez "hija" en público por parte de la Diosa de los ingratos, la Diosa Kaguya.

Ella estaba en el puesto que alguna vez portaron Albion y Ddraig en el ranking de los más fuertes, nadie quería ir de cara con alguien que era tan impredecible y que tenía el monopolio de casi todo el mundo humano.

Kiba mismo aún no podía creer, el título de la Diosa de los ingratos cada vez era más interesante si uno aprendía sobre la historia de la Diosa, muchos la llamaron por sus pocos seguidores, otros porque sus seguidores no le daban las gracias, y más la llamaron así porque todos sus seguidores más fieles eran personas que tenían demasiado poder y que terminaban siendo "escoria" al ojo humano, pero con demasiada influencia en el mundo para que alguien pueda pensar en algo.

Bueno, esa misma influencia es lo que iba a funcionar para lo que el sabio quería hacer después de todo.

― ¿Me estás escuchando Yuuto-kun? ―Rias llamó al rubio quien parpadeó y volvió a prestarle atención a Rias.

―Lo siento, no he dormido bien, comenzaron las finales y con las actividades del club y los trabajos para el sabio no he estudiado en forma y terminé trasnochando ―la sonrisa de Kiba fue tonta, en su totalidad lo que dijo no fue una mentira, pero tampoco una verdad.

―Ah, lo sé, ese idiota solo nos complica la existencia, maldición ―Rias pateó el suelo de forma cómica, pero era más que posible ver como ella estaba decaída.

Curioso.

Kiba pensó que no le importaría tanto que Issei estuviera como era ahora, siendo un reflejo de Ddraig sin recuerdos, pero al parecer había más que solo lo que supuso.

― ¿Jefa? ―Kiba preguntó como Rias apretó los labios.

―No es como era en un principio, era un tonto, pero un tonto lindo, ahora el verlo es como… no sé a quién estoy viendo ―Kiba quiso reírse de Rias, probablemente esa fue la misma forma de pensar que tuvo Mittlet cuando vio como Issei se separó de ella.

En parte no se sentía mal el escuchar la preocupación de Rias por Issei, el rubio lo sabía, como a pesar de lo arrogante que era Rias, incluso si había hecho cosas reprochables o que hubiera estado "en el momento" adecuado para todos, él sabía que de verdad había un cariño y una preocupación verdadera por sus sirvientes.

― ¿Sucedió algo? ―Kiba preguntó viendo como Rias parecía demasiado alterada.

―Yo… ―Rias dudó unos instantes―, sí… ¿recuerdas a la enviada de Odín?

Kiba asintió ante aquello, había tenido más de una interacción con Rossweisse en el tiempo que ella había estado presente.

―Odín a modo de broma dijo que se quedara en la casa del emperador rojo, de Issei-kun, ella fue y… sabes que Issei no es lo que era hace unas semanas, ya no es solo su mente, su forma de ver las cosas, ambos terminaron tomando esa noche, yo pensaba ir como siempre, pero…

Rias no continuó por unos segundos, alzó una mano y se apretó el antebrazo.

―Esa sucia valquiria… incluso con todo lo que ella mencionó con todo lo que dijo y lo que exclamó de igual manera era obvio el ver lo de esa noche, ya no sé quién es Issei, no me mira con la misma lujuria que antes, pero llega una mujer extraña y decide que es momento de que tomaran su virginidad… yo, yo deseaba hacerlo ―Rias apretó las manos ahora en su falda.

― ¿Issei-san y Rossweisse-san terminaron teniendo una aventura? ―Kiba abrió los ojos.

Había escuchado del sabio que Ddraig en su momento más bajo de cordura antes de la guerra tenía un alto libido, uno que hizo que dejara a la emperatriz de lado y se concentrada en cualquier dragona que viera, pero el escuchar una historia como está a los pocos días del despertar del dragón celestial…

Era impresionante.

Kiba quiso silbar por la impresión, pero se contuvo al ver como Rias empezó a deprimirse, mirar el suelo y pudo ver como los ojos de la joven se ponían rojos.

― ¿Está bien jefa? ―Kiba caminó y puso una mano en la espalda de Rias para ayudarla a caminar hasta uno de los sofás, fue en ese momento en que ella rompió en llanto.

― ¡¿Qué fue lo que pasó?! ―Rias empezó a llorar mientras que tomaba la camisa de Kiba, cosa que sorprendió al rubio―. Issei-kun estaba cegado por mí, pero entonces… después de hacer ese trato con el dragón todo cambió, ya no es el mismo, lo único que queda de Issei-kun es el nombre, he visto cómo se comporta, actúa y habla.

Kiba solo puso una mano en la cabeza de Rias a modo de consolación. Por más que quisiera negar lo que sentía, por más que dijera que no estaba bien, el ver a la mujer romperse y llorar en tristeza absoluta al sentirse tan traicionada.

Hizo que su día mejore.

Kiba sonrió, sonrisa que iba a reconforte para Rias, eso fue lo que la pelirroja supuso al ver como Kiba intentó calmarla.

No sabía que la sonrisa de Kiba iba dirigida a una alegría de verla sufrir.

― ¿Issei-san? ―Asia llamó la puerta del joven, había pasado un tiempo en el cual había ido a vivir con Koneko por la nueva construcción en la casa de Issei, cambiando la casa a una mansión o algo aparente, era impresionante.

La puerta que fue golpeada un par de veces fue abierta después de unos segundos.

Asia casi cae atrás cuando vio a la persona ante ella.

Ese no era no era Issei.

Alto, bien vestido, un rostro limpio y un cabello largo de color rojo que dejaba dos flequillos cayendo con elegancia, una cola de caballo bien arreglada y unos ojos verdes que eran cubiertos por lentes de marco circular.

―Oh, Asia-san, ha sido un tiempo ―Issei habló viendo como la joven parecía no moverse incluso después de ser saludada, era como si hubiera visto algo extraño―. Ayer llegó los resultados, parece ser que estoy siendo mezclado por mi sacred gear, de lo que escuché esto es bastante común en los sacred gear tipo dragón, así que no te preocupes por mi apariencia.

Issei se dio la vuelta y dejó la puerta abierta indicando que Asia podía pasar.

― ¿Eres Issei-san? ―la pregunta de Asia hizo que este se quedara cayado al instante.

¿Cómo se llamaba?

Todo el mundo se refería a él como Issei, Issei Hyoudou, ¿pero por qué no podía recordar ese nombre?

―Por supuesto, Asia, no seas tonta ―la sonrisa llena de dientes afilados hizo que Asia retrocediera una vez más. El mido llegó en la joven de cabello rubio antes de darse la vuelta y salir corriendo.

A los ojos de Asia, viendo aquella sonrisa que parecía de disfrute absoluto, pero a la vez dando ese aire de que algo no iba bien… ella no podía ver a Issei en ningún lado de aquella persona, no podía ver como esa persona ante ella se hacía llamar Issei.

Issei extendió su mano intentando alcanzar a Asia pero la chica ya se había alejado cuando hace un buen instante, Issei se quedó allí con la mano extendida sin comprender. ¿Qué era lo que estaba haciendo mal para hacer que todos corran de él?

Se quedó quieto mirando la puerta unos segundos más antes de cerrarla y mirar a la habitación. Allí estaba esa valquiria una vez más, había pasado con ella una noche después de beber, ambos terminaron teniendo relaciones después de eso.

El grito y arrepentimiento en la mujer le hizo recordar algo, pero ¿qué era?

Issei no podía entenderlo, cuando vio el rostro de la mujer ante él pensó que estaba viendo a alguien que conoció, pero a la vez no se parecía en nada, era como tener un recuerdo constante, pero a la vez uno el cual sabía que significaba, más este al momento de querer revelarse perdía sentido.

Proteger.

¿Qué tenía que proteger?

Issei miró sus manos, su mano izquierda era de un tono rojo brillante, no había escamas, pero era casi como ver un brazo hecho de metal en vez de carne y hueso, era lo que hizo para salvar a Rias… ¿a quién le había dado su brazo?

Issei llevó una mano a su cabeza y sintió un fuerte dolor crecer, era como si algo estuviera escarbando en su cerebro y no lo dejara descansar. Había algo que estaba faltando, pero no podía recordarlo.

Tenía hambre.

Se giró y miró la cantidad de bolsas de comidas y cajas que había comido hace solo unos minutos. No importaba cuando comiera, no importaba cuanto intentara llenar su estómago.

Era como si nunca fuese suficiente. Había mandado comprar carne, mucha carne en estos últimos días, había pedido tanta carne y cocinado tanta… hasta el punto que incluso llegó a comer carne cruda porque no podía esperar.

Un pequeño jadeo le llamó su atención, miró a Rossweisse que se había volteado y sintió como si aquella escena ya la hubiera vivido.

El teniendo hambre, pero viendo a una mujer hermosa a su lado… ¿qué fue ese sentimiento?

Un pitido llegó a los oídos de Issei cuando la imagen de una mujer de pelo azul claro con cuernos descansaba en una cama, una hermosa sonrisa presente, pero él se iba, necesitaba salir.

Necesitaba comer.

―Glotón… ―el susurro hizo que el hombre de pelo rojo apretara los dientes y empezara a ponerse de pie una vez más, caminó hasta buscar sus zapatos y se los puso.

La academia, el sabio.

El sabio estaba en la academia.

¿Rias no le había dicho que no fuera?

Necesitaba encontrarse con Naruto.

¿Por qué necesitaba encontrarse con Naruto?

―… ―Issei quedó en silencio, desde que había aprendido sobre el otro lado del mundo ya no vio con los mismos ojos al director, quizá en su momento lo llamó amigo, había estado cerca de igual forma con Mittlet, pero ¿por qué ahora la urgencia de hablar con él?

Era como si necesitara saber si lo que estaba haciendo era lo correcto, algo primal, no era una charla como la que hubiera tenido con un profesor o un maestro, no, lo que estaba buscando era como hablar con… un consejero.

Issei cayó de rodillas al suelo cuando el pitido en sus oídos pasó a ser casi el sonido de una sirena que estaba sonando a toda potencia en su cabeza. Era como si quisiera recordar algo, ¿pero que es lo que quería recordar?

Miró la cama donde Rossweisse se estaba levantando y la miró unos instantes antes de forzar una sonrisa, vio la mirada preocupada de la valquiria y no lo comprendió. Su hambre se fue de golpe.

Una sonrisa.

¿Qué era lo que deseaba comer?

Poder.

Aquella palabra parecía haber quedado grabada en su cabeza de la nada, Issei lo sabía, él necesitaba poder, ¿por qué necesitaba poder?

Dominio.

Tenía que dominarlo todo, tenía que consumir el infinito y despertar al sueño.

―Yo… ―Issei intentó decir algo, Rossweisse había puesto sus manos y estaba intentando curarlo como podía con la magia que tenía.

¿Qué fue ese vínculo?, estaba buscando algo.

Una reina.

¿Quién era?

Un cantar, una sonata a la luna que se caía al día y despertaba de noche.

Un poema.

Necesitaba proteger… su reina…

¿Quién era la su reina?

Una vista nublosa estaba en su cabeza, no podía entender, no aparecía nadie, ¿Rias no era su rey?

No debía proteger a un demonio.

Issei no comprendió en su cabeza lo que pasaba, él era un demonio, no debería reaccionar de esa manera.

Calma.

Issei sintió como de golpe su cuerpo se liberó, como todo pasó a ser más ligero, como si estuviera flotando. Se giró y vio a la mujer desnudo que había saltado para curarlo.

Una reina.

¿Quién era?

Juró protegerla.

No estaba allí.

Dragón.

¿Por qué tenía hambre al pensar en un dragón?, quería carne, una vez más, quería comer, necesitaba poder y…

No, no lo hacía.

―Qué es todo esto… ―no fue una pregunta o una exclamación, fue un tono que denotaba el desconcierto.

― ¿Issei-san? ―Issei inclinó su cabeza cuando escuchó su nombre ser llamado.

Se suponía que estaba siendo nombrado.

¿Por qué no sentía apego a ello?

―Yo… ―Issei intentó hablar, pero su voz cambió, el tono agravado de antes, la mirada perdida y el descontento junto con la fatiga se fueron, agachó su cabeza y su expresión quedó en blanco de golpe, como si no hubiera nada en su mente―, ya veo…

Fue un tono jovial el que salió unos segundos después, Issei estaba sonriendo cuando alzó una vez más su cabeza.

― ¿Estás mejor? ―la sonrisa de la valquiria era enorme. Ella realmente se sintió horrible por la noche que había pasado con el emperador rojo, ella no supo que hacer, simplemente no esperó que el hombre al verla tomar en su casa se pusiera a tomar con ella.

Ella se maldijo con lo fácil que fue en ese estado, a pesar de sus quejas, de su comportamiento y su actitud inicial.

Simplemente dejó que algo como una aventura pasase.

Pero al final, después de ver en los próximos días al emperador rojo empezó a agradarle más, ella había hablado de que no dijeran nada, y que esto era una aberración, que ella era horrible para estar por alguien que solo ostenta un título.

No esperó escuchar palabras amables del hombre de pelo rojo frente a ella. El emperador rojo no era nada parecido a lo que decían los reportes, era lo contrario a lo que uno llamaría "un desastre pervertido"

Había leído los reportes y tuvo miedo cuando Odín mandó que quede en casa de emperador rojo, pero no fue una mala experiencia, tampoco es que el hombre fuera una mala compañía, solo no entendía, ¿no era un adolescente el que se suponía que era el portador actual?

Cuando vio a aquel hombre con rasgos más que evidentes que era más que un simple humano ella empezó a dudar, su educación y modales parecían haber sido sacados de siglos pasados, pero lo que no logró comprender es como es que aquella primera noche se había dado entre ellos.

El tono de voz actual que empleó, la mirada de paz constante y el semblante de superioridad sin llegar a la arrogancia, ese porte de alguien que estaba arriba volvió de un minuto a otro. En los últimos días muy a su pesar y en contra de lo que ella creía de sí misma, sí había terminado viendo ese semblante más de una vez.

Al haberse acostado varias veces ya con el emperador rojo, pero fue raro todo aquello, a pesar de la promesa de tomar la responsabilidad, a pesar de decirle con cariño que no necesitaba preocuparse que ella era la primera.

No entendió.

¿No era la heredera de los Gremory la primera?, eso la dejó fuera de sí un tiempo hasta que le explicó que nunca hubo nada, entonces ella realmente había caído en gracia del emperador rojo… se sintió de todas formas horrible ante el hecho de que hubiera sido tan fácil para alguien haber podido llevarla a la cama.

Pero al final, no se sintió horrible al ver a la persona que ahora mismo se levantó y le dio un beso, fue curioso como la llamaba "reina" o "emperatriz" incluso "diosa" de la nada. Una sonrisa se formó en la mente de Rossweisse ante ese hecho. No sabía si el emperador se había encaprichado tanto de ella, pero era evidente que de verdad la estaba tomando en cuenta.

―Ross ―la voz del hombre sonó profunda, un pequeño escalofrío recorrió la nuca de la mujer de pelo platino ante ese hecho. Tenía sus dudas, tenía sus dramas y su disgusto general por lo que estaba haciendo.

Pero de igual forma siguió.

― ¿Sí? ―Rossweisse sonrió ante el apodo que le había dado el hombre, se sintió bien como de la nada la abrazó y la miró a los ojos, como si todo lo que necesitara ver fuera ella, era algo raro, ¿era esto lo que había leído sobre los dragones y como ellos tenían algo para atraer a sus parejas?

― ¿Podrías hacerme un favor? ―Issei la miró con una sonrisa, sonrisa que era un poco más pequeña que antes y unos ojos que mostraban agrado absoluto.

― ¿Qué sería? ―Rossweisse sintió como algo se estaba presionando contra su estómago cuando el hombre la atrajo hacia ella y la abrazo con fuerza.

― ¿Podrías llamarme Ddraig?

―Ha despertado ―Kaguya abrió un ojo mientras que se giraba en la cama, miró a Naruto quien estaba despierto viendo el techo con dificultad la abrir los ojos.

― ¿Ddraig? ―la pregunta fue un poco obvia, pero quería asegurar.

―Sí, forzó mi hipnosis, fue el primero en romperla, es bastante molesto la verdad ―la voz de Kaguya sonó molesta. Fue un puchero que al rubio le pareció lindo.

―No era una perfecta de igual forma, la aplicaste cuando recién aprendías conceptos de la magia y sus resistencias.

―Pueden callarse… ―un susurro casi sin aganas se dio a un lado, era Tiamat, quien estaba acostada sobre el rubio descansado en su pecho, la gran diferencia era las dos marcas en su cuerpo, una cicatriz que parecía dividirla a la mitad, siendo desde su hombro hasta la cadera y la otra que parecía haber sido hecha para cocer su cabeza de vuelta a su cuerpo.

―Lo siento, es que el idiota despertó antes de lo previsto ―Naruto alzó una mano y tocó el cabello de la mujer. No llamó idiota a Ddraig por insultarlo, lo llamó porque estaba feliz.

Incluso con lo poco que le quedaba de la mente a ese dragón, aún era alguien que podía ser recuperando, a pesar de que nunca podría tener todos los recuerdos que alguna vez tuvo la entidad que fue coronada como el dragón celestial, estaba feliz que de estuviera de vuelta.

―Yo… reamente estoy feliz que él también este de vuelta, ¿pero qué pasó con su portador?, recuerdo que era alguien que estaba bajo tu gracia ―Tiamat alzó la cabeza y miró al rubio a los ojos.

―No conocí a Ddraig, pero escuché que ustedes fueron algo juntos en el pasado, ¿no sentirás nada por su vuelta? ―Grayfia bostezó al levantarse del lado izquierdo de Naruto, ella había estado durmiendo sobre su brazo izquierdo y Kaguya sobre el derecho, la que ganó por esa noche Tiamat que se acostó en el pecho y sobre el rubio.

―Es algo del pasado, incluso en vida ya habíamos tratado este tema, estoy feliz por él que haya vuelto, pero solo me preocupa que no esté del todo cuerpo cuando me vea ―Tiamat inclinó su cabeza sobre el pecho del rubio el cual sonrió.

―Penosamente no hay mucho que Ddraig recuerde él… su mente fue carcomida por la gula hace mucho tiempo, el deseo de poder superó su compresión, su cantico y proclamación del deseo pasó a ser solo un detonante del egoísmo absoluto, el Ddraig que una vez estuvo con vida murió hace mil años, pero no significa que el que ha nacido de vuelta sea malo.

―Hice que la valquiria se fuera con él esa noche ―Naruto abrió los ojos cuando miró a Kaguya quien se acomodó a su lado―, la hipnoticé para acelerar las cosas, oh por favor no me mires así, la pequeña valquiria lo disfrutó mucho más de lo que creerías, pero volviendo con Ddraig, una emoción fuerte es lo que necesitábamos, Issei Hyoudou fue consumido con éxito por Ddraig.

―Mittlet me va a odiar ―Naruto sonrió al pensar en ello. Tres manos distintas subieron a su rostro y lo tomaron con cuidado, el rubio miró a las tres mujeres desnudas con el cuerpo aún con algo de sudor―, ¿qué es lo que hacen?

―Estás pensando en cosas innecesarias otra vez ―Grayfia habló con tranquilidad.

―El momento de la era del hombre se acerca, no necesitas pensar en cosas innecesarias ahora mismo ―Kaguya habló con algo de molestia, apretando la mejilla del rubio, Naruto se rió un poco ante aquello.

―Ya estoy de vuelta, pero no me importa cómo quieren dejar el mundo, el mundo amable queremos, es lo que está por nacer, no necesitas creer en el odio de uno cuando el odio de todos nacerá con la paz de muchos más ―la voz de Tiamat fue calmada.

―Ustedes realmente parecen estar en sintonía de la nada ―el comentario de Naruto hizo que las tres mujeres rieran un poco.

―No es estar en sintonía, es conocerte, sabemos lo idiota que eres ―Kaguya comenzó a mover su pie e ir la entrepierna del rubio que abrió los ojos ante eso, bajó los ojos y vio como la mujer movió sus dedos pintados con esmalte negro―, eres demasiado fácil, aunque es fácil saber lo piensas cuando tienes a una diosa como yo a tú lado.

―Tú… ―Naruto intentó replicar, una de las manos de Kaguya estaba como apoyo para levantar su cabeza y la otra estaba en su cara.

―Era mi turno cuando terminamos antes ―la voz de Grayfia se elevó, la mujer se sentó y se puso a un lado de Tiamat, empujando la mitad del cuerpo de Kaguya quien la miró con sorpresa.

―Eh… pero sí ya estoy aquí ―la que estaba en medio comentó evitando ser empujada, había visto como Kaguya intentó ganar terreno, pero fue empujada por Grayfia.

Los cuatro estaban con el cuerpo con sudor y era más que evidente las marcas en el cuello y pecho de todos.

―Dicen eso cuando fui yo quien dio la idea, obviamente yo voy primero, fui yo quien lo despertó ―Kaguya sonrió con suficiencia.

Naruto miró como las tres mujeres discutieron por algo tan trivial. Hace mil años no esperó ver esta escena, no, antes, cuando viajaba por el mundo contra los Ootsusuki su único sueño fue comer ramen una vez más antes de morir.

Ahora solo deseaba despertarse cada día y esperar por el cariño de sus compañeras.

No había estatus o favoritas, un decreto de las tres, no había quien fuese la primera o la última, solo una relación que se podía decir que era la llamada "dalo todo a todas"

Una risa salió de Naruto haciendo que las mujeres paran de discutir.

―De verdad que son increíbles.

En ese momento Naruto agradecía haber estado con vida todo este tiempo, agradecía haber vivido cada cosa y haberla superado, si no hubiera seguido viviendo nunca hubiera llegado para ver este desarrollo.

Había un lugar que lo apreciaba, personas que solo lo querían por lo que era y nadie esperó nada más de él más allá de su presencia y persona como tal.

De verdad…

Que estaba feliz.

― ¿Aún no ha habido noticias de Akeno? ―Rias preguntó viendo como la hora estaba llegado. Se giró y vio a Kiba quien negó con la cabeza, Koneko fue más de lo mismo, miró a Issei y luego apartó la mirada cuando vio como aquella valquiria estaba aferrada al brazo de Issei.

―No, desde que desapareció solo se fue y ya, si bien dijo que quería solucionar algo no creí que fuese algo tan grave para que desaparezca ―Kiba inclinó la cabeza a modo de disculpa―. Lo siento, no pregunté en forma y por ello Akeno ahora no está presente.

Una mentira tras otra.

La vida de Kiba hasta ahora había sido la de una máscara que solo reflejaba el lado luminoso del foco, mientras que el otro lado nunca había sido visto, ¿Cuál era la diferencia entre su yo actual y su yo del pasado entonces?

Que aprendió a disfrutar lo que significaba abrazar el otro lado que no está iluminado.

―No, no es necesario que te culpes por esto ―Rias suspiró y puso una mano sobre el hombro de Kiba a modo de reconforte―, has tenido mucho con lo de Momo-san, el sabio y tus propios deberes, realmente la que está en falta soy yo.

Rias apretó los puños cuando se dio la vuelta, ella había descuidado mucho a Akeno, ni siquiera sabía que era lo que la mujer fue a buscar o que fue a solucionar, Kiba quien había sido la última persona con la que habló tampoco sabía nada al respecto.

― ¿Alguna pista Koneko? ―Rias no se había volteado, así que no vio el sobre salto en la joven de cabello blanco ante eso, Koneko sabía, sabía todo lo que estaba pasando.

Pero no podía decir nada.

―No, su rastro sigue el mismo patrón, pero desaparece en su dormitorio ―Koneko intentó hacer que su voz sonara lo más tranquila posible para que Rias no se dijera nada.

Ella estaba al consciente de donde se fue Akeno y sabía que ella no volvería otra vez.

El golpe de la puerta del club indicó que a Rias que era la hora. Dio un suspiro cuando se puso de pie y abrió a puerta viendo a Serafall y Grayfia caminando hacia ella, Serafall había llegado para el día de la actividad de hoy y Grayfia había sido la encargada de organizar en su mayor parte todo para el encuentro.

Hoy era la reunión de las tres facciones con la facción nórdica.

¿pero por qué Odín había dicho que llegaría tarde?, la curiosidad vino en Rias a modo de pregunta, pero tampoco le dio muchas vueltas, un Dios era alguien que cuando tenía un capricho lo normal es que lo cumpliese.

Además, daba más tiempo para que todo se preparare entre las tres facciones.

Rias lideró el camino, Rossweisse se había adelantado por órdenes de Odín le indicó que saliera del lugar ya que tenía un trabajo para ella, y al final solo quedó su sequito que iba a paso tranquilo a la sala que había sido preparada para la reunión.

―Es bueno ver que mi rival a- ―una voz femenina comenzó a hablar, pero se cortó al instante. Vali miró a "Hyoudou Issei" y quedó en silencio.

― ¿Nos conocemos? ―una enorme sonrisa de dientes afilados, modales y un tono elocuente todo coronado con una voz grave pero suave al oído.

Ese realmente no era más Issei Hyoudou. Ella tuvo curiosidad cuando Kaguya le comentó que habían revivido a Ddraig, pero el ver ese resultado…

Alto, demasiado, era obvio los rasgos que no parecían cercano a lo humano, Vali quien había perdido algunos centímetros por su conversión misma se quedó quieta viendo al emperador rojo actual. De que le daría un desafío más grande que el de la última vez era obvio.

¿Pero que fue esa sensación de molestia que tuvo al lado de aquel hombre?

―Que necesita el emperador blanco de nosotros ―Rias sonó demandante. Vali recuperó su sonrisa y siguió caminando yendo al lado contrario del que ellos estaban caminando.

―Nada en particular, solo curiosidad y venía a decir hola ―la sonrisa de Vali creció al ver el descontento de Rias. Ella planeó encontrarse con Issei antes de esto, pero no tuvo la oportunidad.

Arthur era una molestia bastante grande en estos días. Era más que obvio que Kaguya podía dejarlo otra vez como hombre, pero no lo hacía solo para divertirse, y por culpa de eso él… no importaba, había caído en las estúpidas charlas de Arthur después de haber bebido luego de entrenar, fue su culpa, pero también fue su culpa no trazar una línea y dejar que el caballero haga lo que quiera en el momento en que él deseaba.

Fue su error de principio a fin.

―Espero que no causes problemas, escuché que eras favorecida por la Diosa de los ingratos, ¿ella te crio? ―Rias preguntó viendo el rostro de Vali que pasó a uno de molestia.

―Se podría decir, ahora por culpa de cosas tan tontas se molesta cuando no la llamo "madre y o mamá", maldita sea, bueno, necesito atender algo antes de la reunión, los veré allí en unos minutos ―allí fue como el emperador blanco se despidió con una mano dejando el grupo desconcertado.

El único que se rió poco después fue Issei.

No sabía de donde lo sintió, pero no importaba, luchar, deseaba luchar y acabar con aquella mujer, deseaba devorarla y conseguir más poder para…

Para…

La risa de Issei fue mermando de a poco cuando intentó recordar una vez más, ¿por qué necesitaba poder?

Un cantar, un llamado de auxilio, alguien que sonriera, un pedido de misericordia, ¿Quién llamaba?

El sonido de la puerta abrirse frente a él fue como si se hubiera abierto una puerta distinta, no vio a las personas frente a él, ¿Quiénes eran las personas que estaban en aquellas sillas?

Sombras.

¿De quienes?

Los conocía, lo daría todo por ellos, ¿Quiénes eran ellos?

― ¿Estás bien Issei-kun? ―Rias miró con preocupación como el castaño se había quedado estático en el marco de la puerta con la boca abierta viendo la sala con los lideres.

―Yo… ―Issei comenzó a intentar decir algo.

¿Por qué lo llamaban Issei?, él no era Issei, pero era Issei.

¿Quién era Ddraig?

El glotón rojo.

El emperador.

La marea de pensamientos en la cabeza del dragón rojo iba a todas direcciones. Solo el chasquido de dedos de Azazel hizo que volviera a la realidad viendo a los lideres una vez más, todos sentados y esperando que tomara asiento también.

¿Por qué sintió odio?

Necesitaba matar.

Consumir.

Comer.

Tenía…

Los presentes vieron como una pequeña sonrisa se formó en el rostro del emperador rojo actual cuando este se presentó, pero lo que llamó la atención fue como había pasado la lengua sobre sus labios y tragado como si estuviera degustando algo.

Rias miró a Issei sin entender que en ese momento lo único que quedaba de aquel castaño fue un recuerdo en la mente de los demás.

Odín no se había presentado en el tiempo que se había previsto, llegó casi veinte minutos después y estaba con licor en su mano, había invitado a cada líder y persona en la sala a beber, pero todos rechazaron, todos menos Issei quien accedió y comenzó a beber con el anciano.

Ascalon.

Le habían regalado Ascalon a Issei como muestra de agradecimiento. Rias estuvo feliz ante ese hecho, pero la negativa de Issei lo sorprendió, pensó que él estaría feliz al recibir algo como un arma de grado legendario.

Un bufido junto con disgusto fue lo único que obtuvo cuando recibió aquella espada. Los presentes sonrieron forzadamente, el plan era unir la espada a su sacred gear, pero se negó rotundamente Issei a ese hecho, algo como que "lo mancharía" y demás comentarios por ese estilo que nadie comprendió.

Vali estaba en silencio viendo la escena frente a sus ojos. El orgullo y Ddraig parecía que ya volvió también a la luz.

Un pequeño pitido sonó de su bolsillo y miró la hora.

Era momento.

Casi como si fuese algo simultaneo, la explosión de una gran parte de la escuela se generó. La sorpresa fue enorme en el rostro de todos los presentes. Sirzech se levantó y miró de quien se trataba, Gabriel y Michael estaban al tanto de la protección humana pero el único que no parecía moverse fue Azazel quien se quedó en la mesa a pesar de la sacudida que había recibido el edificio.

Una última explosión se generó ante ellos haciendo que la ventana y la parte que daba al exterior del edificio volara, dejando a la vista el ejercito de magos humanos junto con demonios y ángeles caídos.

Era un grupo enorme de varios bandos.

― ¡¿Qué demonios es esto?! ―Rias se agachó cuando otra explosión pasó cerca de ellos. Michael levantó una barrera y los siguientes ataques solo revotaron.

―Un ataque a los lideres, curioso ―Azazel comentó viendo desde su asiento eso, al cabo de unos segundos suspiró y se puso de pie.

Como el miembro más en falta debía ser el quien se encargue de solucionar las cosas.

― ¿No les parece algo raro? ―Gabriel comentó viendo el cielo negro que se había formado de golpe―, esa barrera no parece ser hecha a base de magia.

Azazel entrecerró los ojos y lo vio, el patrón que estaba en corona de aquella barrera ciertamente no correspondía a nada relacionado con la magia, ¿pero entonces que podría-?

―Esto debe ser una broma ―la sonrisa de Azazel creció cuando supuso quien había puesto esa barrera. Solo conocía una entidad que podía crear un subespacio con tanta facilidad y mejor dicho, aislar un lugar y crear dimensiones a placer.

― ¿Sabes quien es? ―Sirzech preguntó viendo aquella barra negra que se empezó a fracturar de a poco.

―La jodida diosa de los ingratos ―aquella respuesta hizo que todos los presentes abrieran los ojos cuando el sonido de algo semejante al cristal se escuchó romperse. La cúpula que había cubierto la academia había sido removida.

De entre los pedazos de vidrio negro profundo que iban cayendo, en lo alto en el cielo fue que lo vio. Flotando como si el cielo fuera suyo, de pie en el aire como si aquello fuese solo un limite para otro ser que no fuese ella.

Botas negras con pantalones, una capa blanca y camisa, era algo semejante al uniforme militar de alguna nación, con la capa y la gabardina, pero resaltaba el sombrero con una luna creciente en este.

La Diosa de los ingratos, la Diosa Kaguya, Kaguya Ootsusuki estaba viéndolos desde arriba como si estuviera viendo nada más que insectos.

―Esto no es bueno ―Azazel sudó viendo otra explosión que cayó en la barrera de Michael.

―Estamos todos juntos, supongo que no puedes ganarle, bueno, será mi turno en ese caso ―Sirzech comentó con confianza, dando un paso al frente. Serafall y Grayfia estaban tras de él cuando comenzó a caminar hacia adelante.

La mano de Azazel deteniéndolo hizo que alzara una ceja.

―Creo que hay otros que quieren tú atención ―Azazel señaló un grupo de demonios que no se habían movido.

―Traidores… ―Sirzech comentó antes de dar un suspiro. Era la facción antigua, un dolor de cabeza por así decirlo.

―No parece que se esté moviendo Kaguya-san aún, así que será mejor eliminar los pequeños y luego concentrarnos en el pez grande.

― ¿Sabes algo sobre ella? ―Gabriel preguntó con genuina curiosidad.

― ¿No lo ves por ti misma? ―Azazel señaló el terreno más allá de la academia. Gabriel miró y parpadeó en confusión―, ni siquiera estamos en la tierra ahora mismo…

Un terreno árido, no había ningún signo de vegetación más allá de los mismos arboles que estaban cerca de la academia, arboles que habían sido llevado con ellos.

― ¿Y los civiles? ―la pregunta de Michael hizo que Rias arrugara el rostro ante ese hecho.

―La barrera no se levantó, pero por suerte parece ser que no vinieron con nosotros.

―Eso fue porque yo se los pedí, y de hecho, sí siguen en la tierra ―una nueva voz se sumó haciendo que todos voltearan.

Ahí estaba Naruto parado con tranquilidad, pero la vista fue obviamente diferente a la normal.

Un traje blanco, una especie de abrigo que llegaba hasta sus rodillas y que subía hasta la mitad de su rostro, guantes en sus manos y botas negras.

― ¿El portador del sabio? ―Michael se giró y miró a Naruto quien sonrió enormemente, no fue su sonrisa habitual formal y tranquila, tampoco su sonrisa de paz o algo parecido.

Fue una de emoción bruta y una llega de emoción.

Éxtasis.

―Por supuesto que no lo recuerdan, aún no pueden hacerlo… ―la voz de Naruto ahora fue suave mientras que cerraba la puerta detrás de él.

― ¿Cómo ingresaste? ―Sirzech entrecerró los ojos. El portador del sabio no había sido invitado por lo cual no podría haber llegado en primer lugar tan lejos sin ser detectado.

Alguien le había dado el acceso.

―Yo le di una invitación ―el silencio clamó presencia cuando todos se giraron y vieron a Grayfia quien comenzó a caminar lentamente hasta pararse al lado del sabio.

― ¿Qué es esto Grayfia? ―Sirzech miró detenidamente a su esposa.

¿Él sabio la había manipulado para que hiciera eso?

―Fue a voluntad, mi propia voluntad ―la voz de la mujer de pelo blanco sonó con fuerza ante ese último reclamo.

― Grayfia-chan, ¿qué está pasando? ―Azazel preguntó viendo a la mujer y al portador del sabio. El hecho de tener a Kaguya fuera en el cielo tampoco era bueno―, ¿y como es eso que aún estamos en la tierra?

―Lo estamos ―Naruto se adelantó a contestar―, solo nos movimos a un lugar más libre, ¿no querrán destruir medio continente como hace mil años verdad?

― ¿Se puede saber de qué estás hablando? ―esta vez fue Michael quien preguntó. Naruto dio un suspiro y miró hacia arriba, Kaguya estaba viéndolo y fue entonces que asintió con la cabeza.

El cielo pasó a ser un negro profundo y la luna brilló en un rojo carmesí.

Una corona similar a un halo apareció en la cabeza de todos los presentes. Issei tocó la corona y sintió algo similar al vidrio o similar, era algo lo cual se apretaba podría romper, más no fue necesario cuando un chasquido de los dedos de la Diosa que había estado volando fue escuchado con fuerza.

Un chasquido que parecía haber sido dado delante de cada uno.

Cada halo empezó a fracturarse, el cielo mismo se fracturó por segunda vez y la luna pasó a brilla a un rojo profundo antes de que este se viera apagado.

Un eclipse se había estado desarrollando al mismo instante en que el cielo azul había estado retomando camino, fue un eclipse que no podía ser natural.

Pero sucedió, y con la fractura y posterior ruptura de cada halo.

Los recuerdos que habían sido enviados a dormir por la Diosa habían vuelto.

La mirada de todos se dirigió hacia el portador del sabio, no, ese título no era bueno para la persona ante ellos.

¿Cómo podían haberlo olvidado por tanto tiempo?

Quien había estado frente a ellos era el sabio mismo.

― ¡Lo recuerdo! ―una voz interrumpió el silencio, una voz que pasó a una risa enorme, una descontrolada. El poder mágico de uno de los presentes subió a un punto limite.

Rias cayó de rodillas y puso sus manos en el suelo, se giró y vio a Issei quien estaba con las manos arriba y una enorme sonrisa.

― ¡Soy Ddraig! ―la emoción en la voz del hombre fue tal que hizo que los presentes dejaran de prestar atención al sabio por un breve momento y vieran al autoproclamado emperador rojo―, intentaron contenerme, intentaron sellarme, pero volví, ¡estoy de vuelta!

Un movimiento rápido, Michael abrió los ojos cuando tuvo que mover sus brazos y bloquear un golpe entrante de parte del emperador rojo. Una risa enorme salió del dragón al momento de ver a su objetivo apretar los labios y salir volando.

La barrera que había levantado al ángel había caído al instante.

― ¡Todos estos años estuvo allí!, he querido recordar algo que no se me permitió, ¡pero siempre estuvo allí! ―Ddraig se rió con más fuerza. Su brazo mutó, el traje de vestir negro que estaba usando cambió, ahora las mangas de los brazos se fueron dejando de lado el bulto que se había formado entre la carne, escamas y algo parecido al metal, garras suplantaron a las puntas de los dedos y los pies del hombre tomaron curva para llegar a extenderse a una más reptiliana.

― ¿Issei-kun? ―Rias preguntó con duda, el dragón acercó su rostro y sonrió, cuatro cuernos crecieron en la cabeza de este de golpe, haciendo que la piel sangrara y la sangre se esparciera manchándolo todo.

El rostro de Rias quedó helado cuando sintió caer la sangre de Issei en su rostro, los cuernos de dragón, la sed de sangre, el poder mágico absurdo.

―Bienvenido de vuelta, maestro ―todos se giraron al ver a Naruto hacer una reverencia, poniendo una rodilla en el suelo e inclinando la cabeza.

La cara de sorpresa de los presentes fue enorme, pero la de Issei fue mucho más. Poco a poco, años y años de vida filtrándose en su cabeza, una voz conocida susurrándole.

Proteger.

Ahora lo recordaba.

La razón por la cual consumió, la razón por la cual mató y devoró.

―El sueño fue profundo ―la voz de Ddraig sonó con calma mientras que llevó su mano ahora convertida en garra a su cabeza. Los brazos habían mutado por completo, pero la camisa blanca y los pantalones seguían presentes, solo la parte baja de los pantalones junto con los zapatos habían desaparecido.

―Todo este tiempo estuvimos siendo manipulados… ―Gabriel comentó con los ojos abiertos, miró al cielo y vio como Kaguya estaba volando, la luna, que ahora era de un rojo profundo pasó a ser un negro que lo cubrió todo, dando paso a un eclipse en total oscuridad.

El dragón rojo, el emperador rojo había nacido después de mil años bajo una luna roja que cubrió el mundo.

―Estabas frente a nosotros ―Sirzech miró a Naruto quien estaba viendo todo de forma tranquila―, todos recordábamos la imagen del sabio, pero nunca pudimos verla en tú rostro…

― ¿Es sorprendente no?, Kaguya puede manipular en la realidad de muchas formas, su raza realmente era algo a que temer.

― ¿Raza? ―Azazel preguntó alzando una ceja. Aquella fue la primera vez que se hablaba con tanta libertad del pasado de la Diosa de los ingratos.

―Oh, supongo que tenemos tiempo, aún no han llegado las campanas de igual forma ―Naruto caminó y se sentó en una de las sillas vacías que habían sido ocupadas por los lideres antes.

― ¿Vas a responder preguntas? ―Azazel interrogó sacando un ruido de confirmación de parte de Naruto―, no lo esperaba, entonces supongo que esta es la parte en la que dices todo tú plan y tú venganza.

Azazel comentó cruzándose de brazos.

La facción de magos, la facción de héroes, ángeles caídos renegados y la facción de los antiguos reyes demonios.

Todos juntos afuera a la espera para el ataque.

―No hay algo como eso, ya tengo lo que quiero, ¿venganza? ―Naruto preguntó lo último con una sonrisa―, algo tan vacío como eso no es necesario.

Nadie le creyó.

―Padre dio una orden de sellarte por una razón es por eso que-

―Tú padre se fue junto con muchos más en la gran guerra, ¿Cómo sabes que su voluntad era la correcta?

Gabriel frunció el ceño ante aquellas palabras tan profanas.

―Padre era el que portaba la verdad.

Azazel no discutió, todo lo que el viejo había hecho había sido con un propósito.

― ¿Qué es la verdad para ti? ―Naruto subió los pies sobre la mesa, sus botas fueron el apoyo que usó para reclinarse. Los lideres no lo atacaron a pesar de la situación.

― ¿La verdad?

El rostro de Gabriel mostró verdadera confusión ante aquella pregunta.

―Lo que uno percibe como lo correcto ―Sirzech fue quien respondió, aquello se ganó un aplauso de Naruto.

―Bien, pero esa respuesta deja muchos huecos, ¿y si pienso que lo correcto es matar?, entonces mi verdad sería que un crimen puede ser realizado, aunque siendo ustedes demonios creo que esa definición de verdad queda bastante bien ―Sirzech no dijo nada, solo miró al rubio quien cerró los ojos.

El viento soplar llegó cuando Kaguya descendió del cielo y se puso de pie al lado del rubio.

―Pensé que no traerías ese horrible traje tuyo ―un bufido de molestia sonó de Kaguya.

―Es un conjunto hermoso, además, el simbolismo es lo que importa.

― ¿Qué consideras como verdad? ―Gabriel preguntó interrumpiendo la conversación que había comenzado entre el zorro y el conejo.

― ¿Un ángel con curiosidad? ―la pregunta de Naruto hizo que los ojos de Gabriel se abrieran.

―Hermana… ―Michael la llamó haciendo que la mujer asintiera.

Fue aquella situación tan rara, la última vez que habían visto al sabio con vida fue hace mil años y ellos mismos se encargaron de matarlo y llevarlo al Cositos.

―No está mal tener curiosidad, pero eso no es algo lo cual un ángel debería poseer, al final, el libre pensar es solo de los humanos.

―Silencio ―Michael habló con fuerza haciendo que todos se giraran a verlo―, abstente de seguir maldiciendo a Dios y blasfemando en su contra.

La voz del ángel sonó autoritaria, la energía sacra ya había comenzado a filtrarse a modo de amenaza clara.

― ¿Acaso cuestionar la que ves tus ojos va en contra de Dios?

―Todo fue hecho con un propósito, el querer ver algo donde no hay es solo algo que los humanos hacen porque tienen dudas sobre su existencia misma, pero el camino del señor es solo uno ―Michael miró como el rubio ante él sonrió.

―Cuestionar la verdad es cuestionar la creación, al creer que estás viendo algo que no puedes creer entonces directamente eres llamado hereje porque has visto más de lo que deberías ―Naruto comentó con algo de risa en su tono.

Había vivido aquello, el tiempo en el cual se dio la cacería de brujas, una portadora suya terminó en la hoguera porque le enseño algo de manejo de chakra para curar.

―La ceguera se da por la luz que prende el camino, el perderse es obvio, pero el final es solo uno, la gloría de la verdad eterna.

― Ante tal luz, ¿Cómo un objetivo no puede caer en la escuridad de igual manera al ser cegado por semejante brillo? ―Naruto comentó haciendo que Michael lo mirara con desaprobación.

― ¿Cómo has vuelto a la vida?, tu cuerpo fue llevado a lo más profundo del infierno y tú alma separada de tú cuerpo ―Michael extendió una mano y una fuerte luz nació en esta.

Una espada de luz pura fue creada. Espada que fue apuntada al cuello del rubio quien no se movió de su lugar.

―He estado ciego mucho tiempo he de decir, pero detrás de la luz que tanto clamas solo encontré un abismo más grande que en el cual había estado antes ―Naruto bajó los pies y se puso de pie, la espada de luz en su cuello siguió el recorrido.

―Clamas no tener ansias de venganza, pero tú sed de sangre se desborda como un océano ―Gabriel dio un paso hacia adelante, quedando al lado de su hermano―, ¿por qué mentirse?, una persona la cual no puede reconocer su propia verdad no puede si quiera comenzar a entender el significado de esta.

Una risa estalló en Naruto ante las palabras del ángel.

―SÍ… decir que no quiero vengarme es una mentira, pero al final, ¿no todos somos mentirosos? ―Naruto se dio la vuelta, Michael bajó la espada al ver como su "enemigo" no estaba dispuesto a luchar aún.

―Todos vivimos en base a lo que queremos.

―Por supuesto, nuestros deseos y nuestras acciones se reflejan en la vida, pero los únicos que sufren son los que quieren algo, ¿por qué el codiciar algo es pecar? ―Naruto inclinó la cabeza y miró de reojo a los dos ángeles.

―La codicia humana no puede medida.

―Punto para Azazel ―Naruto se giró y señaló al hombre que no se había movido. Azazel junto con Ddraig eran los únicos que seguían sentados en la mesa.

―No eres humano ―Sirzech comentó haciendo que Naruto sonriera.

―Ustedes tampoco, pero allí están, uno de los seres con más codicia y ansias de poder, los demonios son curiosos, sabes, en cierto sentido puedo simpatizar con la facción de los antiguos reyes, ¿qué es lo que define a un buen demonio de un mal demonio?

Sirzech entrecerró los ojos y miró de reojo a Grayfia que había estado con una cara plana dese que había comenzado el discurso. La falta de reacción cuando los recuerdos sobre el sabio volvieron significaba que ella lo sabía.

Ella sabía lo que estaba pasando y decidió quedarse del lado de ese hombre, del enemigo…

―Alguien con codicia es juzgado en un mundo donde el deseo lo es todo, ¿Por qué nadie puede verlo?, todo el mundo toma su propia definición de bueno y malo y quiere impartir la justicia que creen que es la verdadera, de allí porque pregunté lo que creen que es la verdad.

―Las buenas acciones son lo más normal del mundo, ¿por qué hacer el mal en primer lugar ―la pregunta de Gabriel sonó inocente―. El hombre nació con el pecado original, pero no por ello debe crecer con él.

―Entonces solo estás escuchado tú lado, nunca está el otro lado que quiere ver el mundo, ¿por qué todos creen tener la razón en todo? ―Naruto frunció el ceño―, Ddraig, una persona está esperando por usted afuera, le recomiendo que vaya, y Vali, cariño, después puedes pelear con él, claro si es que puedes mover ese trasero aún.

La última parte salió con una risa amena de parte del rubio, aquello fue en referencia de que Vali había estado siendo la que había dejado las piernas abiertas para Arthur.

No podía creer que Freed lo convenció para ver él jodido vídeo que él loco grabó de ambos, lo peor no fue que lo hicieron, sino el hecho de que el jodido video fue de horas. Ver a Vali, quien se proclamó a sí mismo como alguien "dominante", de tal manera fue algo que fue tan raro de ver…

La apuesta de Kaguya de que no podía convertirlo en mujer fue lo mejor que pudo ver, al menos pudo reírse un poco, pero en este punto se preguntaba si realmente Vali y Arthur profesaban ese "te amo" gritando de manera real o solo era cosa de la cama.

Naruto sacudió esos pensamientos de su cabeza y miró a Kaguya quien estaba viendo todo con interés.

―Voy a descontrolarme un poco ―la respuesta de Naruto de la nada hizo que todos se alertaran.

―Entiendo ―el sonido de algo crecer sonó, fue como si una planta fuera cortada. Todos vieron un tercer ojo aparecer en medio de la frente de Kaguya.

― ¿Qué demonios-? ―Azazel se cortó cuando el aire parecía fragmentarse a espaldas de Kaguya.

―Los mundos son tan frágiles que a veces olvido el verdadero monstruo que eres ―ante aquella respuesta fue solo un parpadeo.

Un cielo rojo sin luna, sin sol y sin nada más allá que arena roja que se extendía por cientos de miles de kilómetros.

―Donde estamos… ―Michael miró el paisaje, la academia había sido transportada en su totalidad, lo único que cambió por así decirlo fue todo lo demás.

―En un entierro.

El sonido de Naruto moverse llegó, Gabriel quien era la que estaba más cerca alzó los brazos y se preparó para el impacto.

La fuerza del golpe la mandó a volar y destruyó por completo la sala.

― ¡Grayfia ven! ―Sirzech llamó viendo como Naruto sonrió antes de saltar e ir directamente al ángel que había volado lejos por el golpe.

―Lo siento… ―el tono de Grayfia fue suave, casi como un susurro, miró a Sirzech a los ojos. El hombre de pelo rojo miró con asombro a la mujer quien no extendió su mano hacia él como siempre lo había hecho.

― ¿Grayfia?

―Libertad… un concepto que todos buscan darle un significado, al igual que el deseo y el egoísmo, supongo que siempre fui una mala persona al final ―la sonrisa forzada de Grayfia llegó lágrimas viendo al hombre de pelo rojo.

Un portal negro apareció a espadas de la mujer de cabello blanco.

― ¿Qué? ―Sirzech miró a su esposa quien movió su mano derecha a la izquierda y sacó el anillo que había estado portando―, ¿Grayfia?

―Recuerdos y torturas, el deseo de seguir y el deseo de detenerme, el momento en que caí en la ciudadela de los dragones fue el momento en el que quise vivir, pero cuando estaba bajo tus ordenes en aquel entonces quise morir ―Grayfia llevó sus manos a su pecho y cerró los ojos que estaban llenos de lágrimas―, ¿acaso no soy una basura?, nunca me odiaste o me usaste, nunca fuiste injusto o agresivo, éramos felices.

Sirzech bajó su mano viendo como la bruma negra cubrió el cuerpo de Grayfia. Poco a poco, el estado de animo del hombre decayó al ver como la sonrisa de la mujer crecía, no fue una sonrisa de satisfacción o felicidad.

Fue una para evitar llorar.

―Pensé mucho en este momento ―las explosiones de fondo hicieron que el cabello de Sirzech se meciera y que una fuerte luz lo cubriera por unos segundos.

El sabio estaba peleando con los lideres de facción.

―Parece que has estado teniendo esto en mente mucho tiempo.

―No te odio, si es lo que preguntas.

― ¿Entonces por qué? ―Sirzech llevó una mano a su pecho y apretó los dientes.

―Cuando me miro al espejo, veo a dos personas, ¿Quién soy en realidad?, mis recuerdos, mi memoria fragmentada de hace mil años generó un yo y otro yo, no te odio, pero te odio, te amo pero a la vez me desagradas ―Grayfia vio sus pies ser consumidos por el portal de Kaguya, la mujer la estaba viendo atentamente.

―Entonces…

―Simplemente deseaba algo, siempre lo quise, solo tenía un sueño en aquel tiempo, cuando la única luz que tuve en frente me mostró un sendero que quería seguir, aquella luz fue sesgada de golpe y mi memoria fracturada, pero ahora… ahora sé lo que quería, sé lo que deseaba, lo que faltaba.

―No eres una mala persona como te llamas ―Sirzech miró a la mujer abrir la boca y sonreír una última vez.

―Esa amabilidad tuya hizo que jamás te pudiera odiar, incluso con lo que me hiciste, con lo que hiciste al lugar al que llamé hogar por una vez en vida, incluso así no te odié o guardé rencor, esta es una despedida, Sirzech Gremory.

Hubo unos segundos de silencio antes de que el portal tragara por completo a Grayfia, la cual no pudo escuchar las palabras del hombre. Sirzech miró el cielo rojo y no supo que decir.

―Hasta nunca, Grayfia Lucifugue ―Sirzech quedó en silencio unos segundos más antes de girarse y ver a Kaguya quien estaba viendo todo aquello.

―Supongo que me toca ir contra ti ―la voz de Sirzech sonó cansada.

―No, solo seré un espectador, el único que quiere pelear está allá ―Kaguya señaló la fila de explosiones y la gran cantidad de explosiones.

―Ya veo, ¿Ddraig también es uno?

―Hay una persona que quiere un encuentro personal contra él, así que no, puedes unirte al resto e ir a tratar a derrotar a Naruto.

Sirzech alzó una ceja ante la confianza de Kaguya.

―Hace mil años el resultado fue una victoria total de nuestro lado.

―Hace mil años su cuerpo ni siquiera podía pararse sin fracturarse, ¿ahora mismo? ―Kaguya interrogó esperando una respuesta de Sirzech―, ¿por qué crees que me pidió que cambio de dimensión?

Ddraig caminó hasta estar a las afueras de la academia. Lo sintió cerca, algo que quería, deseaba y necesitaba.

Dragón.

La saliva empezó a juntarse en su boca.

― ¡Issei-kun! ―Rias estaba corriendo tras él junto con Kiba, Asia y Koneko―, ¡Detente!, no sabemos contra quien nos enfrentaremos y vas como si nada.

―Deberías hacerle caso a tú ama ―allí estaba de pie, un joven de cabello negro quien sonreía.

― ¿Qué demonios quieres insecto? ―la sonrisa del joven se esfumó ante las palabras de Ddraig―, ¿eres un enemigo?

El joven infló su pecho con orgullo y sonrió.

―Puedes llamarme eso yo-

No hubo segundos pensamientos, no hubo respuesta o algo parecido, el suelo simplemente estalló donde había estado Ddraig y ahora estaba con el brazo extendido y la parte superior del cuerpo del joven que había aparecido simplemente fue reducida a una masa de sangre.

Rias se quedó quieta y su cara se puso blanca de lo que vio, ella reconoció al chico que apareció, no entendió que sucedió.

Pero Issei acababa de matar sin pensar dos veces a un noble.

―Sin piedad, sin restricción y sin contenerse, como debe ser una pelea entre dragones ―una voz femenina, una voz calmada y serena―, ha pasado mucho tiempo, padre.

Ddraig sonrió a la mujer que caminaba lentamente hacia él, en las manos de aquella mujer había una cabeza de un demonio, tenía el cabello castaño largo y algo enrulado. Rias reconoció otro rostro noble de inmediato.

Y también sabía que la persona que estaba muerta no era precisamente débil.

El sonido una espada siendo arrastrada sonó por cada paso que daba la mujer, era un caminar tranquilo, pies descalzos, y un simple vestido blanco era lo único que portaba aquella mujer.

― ¿Azure-sensei? ―Rias miró con confusión a la mujer que apreció ante ellos.

―No soy ella, pero puedes llamarme la reina del karma si lo deseas ―la sangre de Rias se congeló ante aquella mención.

El rey dragón más fuerte con vida estaba ante ella y no parecía que tuviera buenas intenciones.

―Oh, ¿Padre? ―Ddraig miró arriba y abajo a la mujer y sonrió enormemente―, podría ayudarte con ese título si lo deseas.

La sonrisa enorme del dragón mermó al instante cuando un pitido llegó a su cabeza junto con imágenes que no entendió.

―Ya veo, entonces Naruto tenía razón, has perdido la cordura… ―el tono de la mujer sonó triste, el semblante en blanco cambió a uno melancólico―, pensar que incluso le dirías algo así a tú propia hija… has caído realmente bajo.

Ddraig no habló por el dolor de cabeza.

Imágenes y más imágenes, palabras y abrazos, todo eso se sumaba en su cabeza si poder resistirse, era como si alguien estuviera apretando su cabeza con una prensa y estrujara su cerebro.

―Tiamat… ―un susurro sin ganas salió de la boca de Ddraig mientras que alzó su cabeza y miró a la mujer que alzaba su espada.

―Al menos recuerdas el nombre de tú hija, no sé si eso es bueno o solo más lamentable, he esperado mucho el verte, pensé en tantas cosas… pensé en perdonarte, en abrazarte incluso en llorar en tus brazos, pero al ver esta versión pobre en la que te has convertido… ―Tiamat alzó la espada y se movió.

Fue instantáneo, como ella pasó de estar en frente al grupo a estar con la espada en el lugar donde estaba hace unos instantes Ddraig.

― ¡Issei-kun! ―Rias voló, pero se recompuso rápido.

Tiamat abrió los ojos cuando vio como su espada estada en la mano de aquel dragón.

―Hablas como si me conocieras, pero te conozco y a la vez no sé quien eres, quiero llorar al verte, pero no logro recordar porque, ¿quiero tener más poder por ti? ―la pregunta del final fue dada para sí mismo.

―Veo que te has quedado atrapado en tú etapa del glotón rojo ―Rias abrió la boca ante aquella mención.

Había escuchado esas historias, muchos creían que era un mito, pero… ¿el emperador rojo fue el glotón rojo?

―Issei-kun debes retroceder ella-

―El humano al que estás llamando ha muerto hace tiempo ―Tiamat se giró y miró a Rias quien se quedó paralizada―, hoy terminaré con la historia de Ddraig, esperé mucho para verte con vida una vez más.

―Bastante arrogante de tu parte, ¿un rey desafiando a un celestial? ―el enojo en la voz de Ddraig fue claro. Tiamat abrió los ojos y saltó para evitar un golpe que prácticamente destruyo todo a su paso―, los reyes están para gobernar, pero un celestial como yo está para ser venerado, reconoce tú lugar en este mundo, pequeño rey, ven y reza, y quizá decida no matarte.

Tiamat miró al hombre con un rostro plano, no había emociones presentes, pero de igual forma sintió una punzada en su pecho. Ddraig había hecho lo que hizo en su momento para protegerlas, había dado su sanidad con el único objetivo de que ellas pudiera estar con vida y vivir una vida digna, Ddraig había caído en la locura hace años al consumir tantos de sus hermanos y acumular tanto poder que no podía ser guardado.

Ella no estaba luchando por odio o algo por el estilo contra el hombre ante ella. No, ella vino aquí para terminar con vida de Ddraig de una vez por todas, y poder liberar por fin al hombre de su condena eterna de querer consumir todo a su paso.

Ella no vino para matar a Ddraig, vino para salvarlo, pero si él único camino que quedaba para que ella pudiera darle un descanso al dragón más antiguo que caminaba en la tierra ahora mismo, entonces no había problema.

Iba a dar su todo, había practicado por mil años su manejo con la espada como le indició Naruto.

Esta era una pelea que ella deseó, y esta era una pelea que ella iba a ganar.

― ¡Rias! ―la nombrada se giró y vio al grupo de Sona quienes habían estado en la academia al mismo tiempo.

―Sona… ―miró a Serafall quien estaba calmada detrás del grupo.

―Me alegro que estés bien, no sé que pasó de golpe todo el mundo vino aquí… ―Sona miró a Kiba, Asia y Koneko quienes estaban con algo de polvo por las explosiones de hace unos minutos.

―Todo fue demasiado repentino… pero mi hermano y los demás lideres están peleando contra el sabio ―Rias miró a Sona quien asintió y parecía relajarse un poco más.

―Nos hemos cruzado con un grupo de demonios, mi hermana nos dejará ahora, parece que alguien fuerte se aproxima y ella es la única que puede ir en frente ―Sona miró a Serafall quien asintió.

La persona que venía era la facción de los antiguos reyes demonios, Serafall no entendió, se supone que esa mujer idiota debía solo quedarse al margen hasta que el sabio termine, ¿por qué quería enfrentarse a ella?

Dando un suspiro extendió sus alas y se preparó para ir.

Los presentes vieron como Serafall voló y los dejó atrás.

―No entiendo nada de esto… ―Sona comentó con frustración―, ¿Cómo nadie reconoció al sabio?

―Un hechizo de hipnosis, lo dijo en la sala de reuniones, la diosa de los ingratos puso un hechizo sobre todo el mundo ―Rias llevó un dedo a sus dientes y lo mordió con nerviosismo.

― ¿Afectó a todo el mundo?, o es solo una exageración

―La luna era un catalizador, es por eso que le gustaba ser nombrada como Diosa de la luna, ella tenía el maldito control de esta al final de todo ―Rias escuchó un pitido continuo.

Una alarma.

Kiba levantó su mano izquierda y vio su reloj.

― ¡¿Crees que es momento para perder en eso?! ―Saji quien había estado cerca de Kiba se acercó cuando vio como este sacó su teléfono y empezó a escribir.

―Oh, lo siento, pero me indicaron que Serafall-sama tardará más de lo que se previó contra Katerea, por lo que voy a adelantar las cosas y tendré que matarlos a todos ―aquellas simples palabras de la boca de Kiba como si fuesen lo más natural del mundo.

Saji lo miró sin comprender, vio como el rubio estaba con los ojos cerrados y sacó una espada, un sabre el cual apareció en su mano derecha.

― ¿Kiba?, no es momento para bromas esto-

Rias no pudo responder cuando una espada pasó desde atrás atravesando su espalda y saliendo por su pecho. Un corte que había pasado el corazón del a joven.

― ¿Kiba…-kun…? ―Rias intentó decir algo más, pero la espada que había estado en su pecho subió hacia arriba cortado y abriendo su pecho y saliendo por encima del hombro.

El gorgoteo de Rias fue el único ruido que se escuchó en el lugar, el viento casi inexistente fue lo que hizo que la arena empezara a cubrir el cuerpo de Rias de manera lenta.

―Kiba…-san… ―Sona miró al caballero sonriente.

Así sin más había matado a Rias, un demonio de clase alta, alguien que estaba bajo la protección del Lucifer actual, una persona que en teoría era una amiga y familia para Kiba.

Rias había muerto de manera tan mundana y simple que no precia creíble.

El grito de furia de Saji llegó interrumpiendo los pensamientos de Sona. Ella quiso gritar para que se detenga, pero la orden nunca llegó.

Un simple corte con un estoque que había aparecido en la mano de Kiba, la mandíbula de Saji cayó al suelo sin que el joven pudiera hacer algo, la parte inferior con la lengua quedó allí haciendo que los presentes miraran con horror.

―Oh… que hermoso, había estado esperando el poder callarte la boca ―la voz y las palabras no concordaban con las acciones normales de Kiba. Vieron como el caballero llevó su mano en su bolsillo y sacó un pañuelo y lo pasó por el filo de su arma.

Saji estaba en el suelo revolcándose en dolor haciendo ruidos con el objetivo de poder tapar el dolor.

Nadie se movió

Un segundo y tercer corte fueron dados haciendo que los brazos de Saji salieran volando. Sona no supo que decir, extendió su mano y pensó en las posibilidades, pensó en un plan, pero tenían que alcanzar a Kiba, ¿Koneko también estaba en su contra?

Era obvio que Kiba apuntó primero a Rias para evitar que hiciera alguna orden con las piezas.

Sangre surcó los alrededores de Sona cuando vio la cabeza de su sequito caer como si fuesen gramos de arena más en aquel desierto interminable, miró abajo y vio la cabeza de Tsubaki, llevó una mano a su boca e intentó contener el vómito.

Vomito que se derramó de igual forma.

―Es la primera vez que te veo con esa expresión Yura, pensé que tendrías más voluntad ―Kiba habló viendo a los ojos a Yura―. Fuiste la que más sospechó, pero no por ello te daría un trato especial, solo eras una más.

Las palabras no fueron contestadas de parte de la joven de pelo azul, aquello era obvio cuando Kiba tenía la cabeza de la joven en su mano alzada por el pelo, el cuerpo de la joven estaba en el suelo donde una mancha de orina era más que visible en la falda de esta.

― ¿Por qué estoy viva? ―Sona preguntó mientras que intentó mantener su fuerza y un buen porte, las lágrimas y el miedo eran más que presentes en el rostro lleno de dudas de la joven quien no podía ni ponerse de pie.

―Ordenes de arriba ―Kiba hizo un simple movimiento haciendo que la sangre de su espada caiga al suelo. Miró a Saji que seguía retorciéndose en el suelo―, ¿fue divertido golpearme por todo este tiempo?

El zapato de Kiba bajó sobre la cabeza Saji quien intentó decir algo, pero solo había un movimiento de saliva y sangre en donde había estado la boca de este.

―Oh, perdón, había olvidado que no puedes hablar ―Kiba se agachó y limpió las mejillas y parte de lo que quedó del mentón de Saji con el mismo pañuelo de hace unos instantes―, ¿Duele no es cierto?, lo siento por eso, se supone que tendría que ejecutarlos a todos de forma rápida, pero… ¿por qué no darme un pequeño lujo?

―Qué le hiciste a Himejima-san ―Sona tragó cuando vio como Kiba giró uno de sus ojos y la vio.

―Yo no la toqué si es que lo preguntas, mi… hermano lo hizo ―Kiba sonrió de lado ante aquel nombre.

― ¿Hermano? ―Sona no comprendió. Miró a Koneko quien había estado con la cabeza gacha todo el tiempo y con las manos en sus oídos y los ojos cerrados.

Era obvio que ella estaba en esto, pero no a voluntad.

―Sí, el deseaba preparar un poco de café una vez más para Asia-san, pero me temo que no medí cuando decapité a todos ―Kiba dio un suspiro e hizo un signo de disculpa. Hasta ahora había presentado todos los modales de siempre, la misma sonrisa de siempre y el mismo estado que siempre.

Sona sonrió cuando por fin entendió todo.

―Nunca estuviste de nuestro lado, ¿verdad? ―Sona vio a Kiba fruncir el ceño.

―Siempre mencionan eso, "nuestro lado" o bien "aliados", creen que el mundo se basa solo en aliados y enemigos, pero está bien, tampoco es una mala forma de pensar, después de todo vienen de una guerra, viven por la guerra y nacen de la codicia, los demonios son criaturas tan curiosas… pero los humanos son más interesantes ―Kiba pisó con fuerza el cráneo de Saji el cual sonó fuertemente.

El sonido de fractura y luego de algo siendo aplastado llegó. Sona cerró los ojos y desvió la mirada.

―Rias te lo dio todo.

― ¿Debería de importarme? ―los ojos de Sona se abrieron y miró a Kiba quien estaba aún con el mismo semblante tranquilo.

― ¿Qué?

― ¿Debería importarme?, son demonios, seres con caprichos, personas con deseos o lo que quieras llamarte, obviamente Rias respondía a sus propios deseos e instintos.

―Yo…

―No lo entiendes porque no eres humana ―la voz de Kiba fue calmada, el joven se cruzó de brazos y cerró los ojos―. Para nosotros, vivir y sentir, cada pequeña alegría, cada pequeño deje de tristeza, todo es momentáneo, ¿creen que extender el tiempo de vida hace algo bueno para nosotros?, los humanos somos como velas, brillamos, pero no estamos destinados a brillar, cuando intentas prolongar la vida de una vela esta se deforma perdiendo su forma original…

― ¿Dices que haces esto por qué los demonios te hicieron así? ―Sona estuvo molesta, pero sintió de la nada el metal en su cuello, Kiba se había movido de golpe y puso la espada bajo su cuello.

―No, nada complicado la verdad, lo hago porque es divertido.

― ¿Esto es divertido? ―la ira de Sona creció al ver como su sequito, sus amigos, su familia, estaba en el suelo solo porque un payaso más fuerte pensó que "era divertido"

―Oh lo es, hilarante, es como ver unca comedia, había intentando cambiar tanto por Momo-chan en los últimos tiempos que no me fijé que había dejado de lado lo que me gustaba… ―Kiba hizo un corte en el brazo de Sona la cual apretó los dientes ante e dolor―, ver la sangre en la batalla, el enemigo humillado a pesar de su arrogancia, el verlos suplicar y llorar, ¿no es divertido ver las expresiones que esas personas harán?

Sona abrió la boca, pero solo salió un quejido de dolor.

―Estás enfermo… ―Sona comentó viendo como Koneko empezó a caminar hacia otro lado.

La joven había tenido suficiente, había visto suficiente.

Un portal negro la consumió y la sacó al instante, casi como si se estuviera burlando de la pobre pequeña, la cual había visto todo eso sin saber que podía irse cuando quisiera.

Kiba miró la escena y luego vio a Sona quien estaba sujetando su brazo y tenía una mirada de odio.

―No, simplemente soy un demonio ―Kiba sonrió de verdad, fue una sonrisa enorme y tranquila, una que de verdad quiso dar.

Por primera vez había sonreído de verdad.

Se sintió bien.

Libertad…

Kiba cerró los ojos y se dio la vuelta dejando a Sona en el suelo.

―Donde vas… ―había un esfuerzo claro en la voz de la joven.

―He terminado con ustedes, puedes llamarlo el cumplir con un capricho ―Kiba se despidió con una mano cuando la nada ante él comenzó a fracturarse creándose un portal.

―No olvidaré esto, Kiba Yuuto… ―la ira en la voz de Sona fue grande, pero el miedo llegó al momento de ver la expresión de felicidad en el joven ante ella.

―Espero que no lo hagas, trae un desafío, yo mismo afilaré mi hoja cada día, cada segundo cada minuto, cada instante, recuerda, al día iré por tu cabeza, espero que lo tengas en claro, prepárate, la única razón por la cual vives hoy es porque el Sabio lo quiso ―Kiba estaba sonriendo, sus colmillos se mostraban en esa sonrisa enorme y salvaje que tenía.

―Ya no eres humano.

―No, no lo soy, quizá nunca lo fui, pero no importa ahora, cortaré seres sobre naturales por todo el mundo, cuando acabe con el último iré al infierno y terminaré mi trabajo, nos vemos, Sona Sitri. Espero que la expresión que me des ese día sea tan buena como la que he recibió el día de hoy.

― ¡¿No es como hace mil años verdad?! ―Naruto saltó sonriendo hacia Gabriel quien intentó bloquear otra vez un golpe del rubio.

La armadura, la parte de los brazos del ángel estaba completamente abollada en este punto.

Siete lanzas de luz crecieron y salieron volando hacia el rubio quien esquivo las cinco primeras, tomó la sexta y golpeó la séptima con la lanza que tomó en mano, Naruto se rió antes de preparase para lanzar la séptima lanza, pero esta empezó a brillar junto con las otras lanzas a su alrededor.

Una explosión de luz en forma de cruz se generó al instante.

―Esto no se ve bien, ¿era así hace mil años? ―Azazel llegó y una puso una mano en la espalda de Gabriel quien vio como la parte superior de su armadura se cayó ante los golpes, la mujer frunció el ceño, ella se había quedado solo con la túnica que tenía debajo la armadura.

―No, es mucho, pero mucho más fuerte.

Naruto avanzó dentro del humo, dos ojos dorados estaban viendo todo con diversión.

El rubio no creía en la venganza como lo había mencionado anteriormente, pero el hecho de poder ver la molestia generada en el rostro de aquellas personas que le quietaron todo hace mil años… realmente lo estaba emocionando.

Una esfera negra con bordes carmesí salió hacia su dirección de forma rápida. El rubio abrió los ojos y silbó.

Sirzech llegó donde estaba Michael y vio como su ataque era detenido con la mano derecha del rubio, el poder al instante empezó a disiparse y luego ser consumido como si estuviera siendo absorbido.

―Oh, una energía inestable, tan volátil y descontrolada, caos en su mejor definición ―Naruto apretó su puño y movió su mano derecha. Lo que tenía no era un simple repuesto de su brazo.

Fue la reconstrucción parcial del brazo que había usado cuando peleó contra la Diosa de los Ootsusuki.

―Bien eso es malo ―Sirzech movió su cuello y lo tronó preparándose.

―Iré de frente, cúbreme ―Michael habló mientras que en vez de una espada se formó una lanza de luz.

El suelo donde estaba el ángel estalló, sus alas se extendieron y se puso casi de manera instantánea al lado de Naruto quien movió sus ojos para luego agacharse al ver la estocada de lanza entrante. Se agacho y luego giró para evitar la lanza cayendo, saltó hacia atrás y miró como Sirzech estaba con los dientes apretados, las hombreas y capa habían sido dejadas de lado y ahora estaba preparándose para golpear al rubio con todo.

Levantó su brazo izquierdo y bloqueó el golpe, pero vio como Sirzech sonrió, el hombre de pelo rojo lo tomó por el brazo y envolvió una pierna por su brazo sorprendiendo a Naruto.

Gabriel se había estado preparando.

El golpe que había dejado fuera al sabio hace mil años.

Era momento.

Azazel lanzó varias lanzas impidiendo su movimiento, las lanzas golpearon los pies del rubio y Sirzech se plantó para que no se moviera, todo se sumó cuando Michael llegó con una espada de luz y fue por el lado derecho del rubio, haciendo que este mueva para evitar el corte.

Fue en ese instante en el que todo se puso gris.

El mundo perdió cuando todo el poder Gabriel cayó en su puño, lo único que quedó de su armadura superior fueron sus guantes. No hubo tiempo de respuesta, no hubo posibilidad de esquive.

Azazel juntó las manos y círculos se formaron en Michael y Sirzech.

Los tres hombres habían desaparecido de donde estaba el rubio.

El suelo a los pies de Gabriel se quebró, el calor empezó a salir, el suelo cambió a magma cuando la luz tocó el suelo y ella se movió, no hubo respuestas, fue como si el suelo mismo se fragmentara y ardiera en una luz sangrada que lo consumió todo.

El puño de Gabriel brilló, hace mil años había dicho que golpear al sabio fue como golpear una estrella, es por ello que entrenó, ella se preparó, y ahora.

Ni siquiera tenía que contenerse al no encontrarse en el mundo humano.

El impacto fue dado, la explosión fue inmediata, una barrera creció a su alrededor atrapando a Gabriel y Naruto en medio de aquella explosión, una explosión que lo consumió todo, el viento y la onda de choque consumían todo a su paso.

Menos de un segundo, menos de una fracción de este, menos que un simple sonido, un destello… no, la velocidad a la que fue era una que había alcanzado pasando el reino de la comprensión.

Luz.

Todo lo que estuvo a espaldas del rubio, la academia que había estado antes presentes todo lo que se encontraba detrás del rubio ahora solo era una enorme mancha roja. Kaguya estaba volando en lo alto y observó con interés el poder de aquel ángel.

Ese fue un buen golpe.

Ella había mandado la escuela de Kuoh a una recreación de la tierra, pero no tenía sentido crear todo un mundo que se iba a destruir, por lo que Kaguya desde el cielo lo vio, como el recorrido de luz y destrucción de aquel ángel se extendió por cientos de miles de kilómetros, fácilmente llegando al falso mar que había estado presente.

Si ese golpe hubiera sido dado en la tierra podría haber borrado por completo Asia y parte de Europa. No, Kaguya miró el cielo y vio el agujero que se formó, la luz había quemado todo, posiblemente en línea recta pasando incluso al espacio.

Un poder bastante aterrador. Kaguya miró a Azazel quien cayó de rodillas al haber creado la barrera para contener lo que pudo de la explosión dentro de donde estaba el punto cero de impacto. Un esfuerzo inútil para la mente de Kaguya, lo único que logró fue hacer que el más fuerte de los presentes se debilitara.

―No es la primera vez que me lanzan una estrella a punto de explotar en la cara ―los ojos de Gabriel se abrieron ante la voz que sonó frente a ella.

Sus guantes se rompieron y ella cayó al suelo sin fuerzas después de aquel golpe.

El viento sopló dejando a la vista al rubio quien estaba cubierto de una luz amarilla, ahora todo el contraste blanco pasó a ser uno negro y el color negro pasó a ser uno dorado.

―Pero… ―la voz de Gabriel apenas salió, Michael le advirtió que un golpe así la iba a dejar vulnerable.

Pero ella confiaba en que un golpe así siempre sería suficiente para terminar con todo lo que se le opondría.

―Estuvo cerca he de decir ―Naruto habló tronando el cuello hacia un lado. La nube que se había formado se fue al instante en que se dio a ver la nueva forma que había adaptado el hombre.

―Imposible… ―Michael susurró antes de correr y desaparecer y tomar a su hermana y salir de allí.

―Saben, no soy de los que cuentan cuentos o de los que alardeen, pero hace mil años, era prácticamente un cadáver que se negaba a morir ―Naruto alzó su brazo derecho que era completamente negro a pesar de haber entrado en su estado de conexión con el poder de Kurama.

― ¿Qué? ―Azazel preguntó viendo al rubio quien simplemente apretaba el puño como si estuviera probando su propia fuerza.

―Luche contra algo lo cual no pueden si quiera comenzar a comprender, ustedes se llaman dioses cuando hay un limite en su comprensión ―Naruto dio un paso y alzó su mano.

Una esfera de color negro se formó en su mano tomando la forma de un bastón poco después.

―Los dioses no se hacen, nacen como tales ―Gabriel estaba sujetando su brazo derecho y respirando profundamente.

Esa respuesta hizo que Naruto se riera.

― ¿Quién crea a Diosa más que el hombre? ―Naruto cerró los ojos―, solo basta una persona lo suficiente rota para crear algo que escapa al entendimiento humano.

― ¿Ahora qué? ―Azazel entrecerró los ojos y miró fijamente a Naruto―, ¿nos matarás a todos?

Los ojos del caído fueron a Kaguya quien estaba viendo todo con aburrimiento, como si fuese una película que había visto varias veces y ya sabía el resultado.

―No ―Naruto comento negando con la cabeza y abriendo los ojos, ojos en cruz que miraban con aburrimiento a los seres ante él―. Deseo crear la era del hombre.

Naruto alzó los brazos y sonrió ante aquella proclamación.

Los presentes no entendieron, lo miraron, pero no pudieron entender lo que el hombre ante ellos estaba diciendo.

―Un mundo que no dependa de los milagros, que no dependa de Dioses que solo se sientan a ver, de seres que pueden destruirlo todo y hacen lo que quieren, no quiero un mundo en el cual los humanos dependan de ustedes.

―Lo que estás diciendo es una utopía ―Michael clamó haciendo que Naruto asintiera.

Serafall apareció justo después de eso en un estallido.

―Me encargué de los renegados, pero no sé que sucedió, estaba luchando contra algunos, pero se pusieron entre la pelea de Ddraig y Tiamat.

― ¿La reina del Karma también se encuentra aquí? ―Sirzech abrió los ojos.

―Está luchando contra Ddraig.

Sirzech entrecerró los ojos a Serafall, ella estaba herida y se la notaba cansada.

― ¿De qué estás hablando con Ddraig?, Issei-kun es el portador ―Serafall abrió la boca cuando se dio cuenta de eso.

―El doctor te dejó más descuidada de lo que creí ―Naruto comentó haciendo que todos se giraran a ver a Serafall la cual se rió con nerviosismo.

― ¿Serafall? ―Sirzech preguntó viendo a la mujer con dos coletas.

―Bueno… no es que los esté traicionando o algo por el estilo ―la joven jugó con sus dedos con nerviosismo―, pero no puedo atacar al sabio, ¡Pero yo no fui quien le dio el acceso a nada!

Todos miraron con horror como alguien quien consideraban de confianza revelaba todo.

―Tú… ―Sirzech se giró y tomó a la mujer por los hombros―, ¿por qué?

―No es que ella tuviera opción al final ―Naruto caminó cerca de los lideres los cuales se pusieron en posición de defensa.

― ¿Un lavado de cerebro? ―la pregunta de Michael hizo que Naruto sonriera.

―Se podría decir, pero no tuve que ver con ello… directamente, solo ella cumplió parte de un trato que había firmado hace tiempo, puedes retirarte, tú hermana fue escoltada junto con las demás hace un rato.

Naruto mintió.

Solo Kiba y Sona tenían el permiso para salir de aquel lugar.

― ¿Eh?, ¿así sin más? ―Serafall entró en duda. Todos los presentes solo podían ver con horror a la mujer que los había dejado de lado.

―Por supuesto, el doctor te está esperando después de todo ―un escalofrío recorrió la espalda de Serafall, pero se limitó a sonreír de igual manera.

Un chasquido se escuchó, se giraron y vieron a Kaguya quien abrió un portal al lado de Serafall.

― ¿Cuál es tú objetivo con todo lo de la era del hombre? ―Michael apoyó a Gabriel quien aún se estaba recuperando.

―Hacer que los seres sobrenaturales dejen de interferir con el mundo humano.

― ¿Planeas crear una caza de brujas? ―Azazel preguntó haciendo que Naruto sonriera.

―No, yo no moveré un dedo en contra de ustedes, pero los humanos tendrán mucha curiosidad ―aquella respuesta fue dada con un aire casi a punto de risa.

La risa de Kaguya no fue un buen indicio para los lideres.

―Dices eso, pero veo que planeas quedarte en el mundo humano ―Azazel señaló viendo como Naruto sonrió de lado―, eso es bastante hipócrita de tu parte.

―No planeo intervenir, tampoco quiero nada que ver con luchas del poder, solo deseo vivir una simple vida con las personas que quiero y eso es todo.

―Grayfia está en esa lista, ¿no? ―Sirzech interrumpió hablando con fuerza.

―Ella vino a su voluntad, su propio juicio y su propia decisión, no la manipulé para que vea el mejor resultado posible o que vea solo lo bueno ―una acusación de Naruto hacia el satán de pelo rojo―, no te odio, no odio a nadie si es lo que preguntas.

―Esa es una declaración también contradictoria, siendo que nos estás prohibiendo ir al mundo humano.

―No les prohibiré la entrada, pero simplemente la ceguera de la humanidad será curada ―los ojos de los presentes se abrieron ante esa declaración.

Kaguya se rió con más fuerza esta vez.

― ¿Por qué creen que tengo bajo mi control a todo humano con poder económico? ―la enorme sonrisa que dio la mujer no fue nada hermosa.

Fue una aterradora.

―Un jardín tan mal cuidado lleno de parásitos, la única razón por la que dejé de lado la conquista inmediata de este mundo fue porque hablé con el idiota de allí.

― ¿Es necesario llamarme así conejo? ―Naruto se quejó ante aquellas palabras de la mujer.

―Eres un zorro tonto, por supuesto que es necesario, pero como zorro que eres, deseas cazar esos pequeños polluelos tanto como yo ―la mujer descendió de los cielos por primera vez y se puso al lado de Naruto, abrazando al hombre por la espalda.

―Una mujer bastante codiciosa como siempre ―Naruto pegó su mejilla con la de Kaguya y miró a los lideres de las facciones presentes.

― ¿Es ese tú gran plan?, generar caos en los humanos al darles el visto bueno de que no están solos, ¿ese es tú plan para la paz? ―Azazel se molestó ante aquello.

Kaguya y Naruto se miraron y compartieron una sonrisa.

― ¿Cuándo he dicho que deseo la paz de todos?, eso es algo lo cual solo se puede soñar, mi único sueño es vivir en paz con las personas que amo y eso es todo, el mundo no morirá, me encargaré de ello, pero tampoco seré su protector.

Silencio.

Nadie dijo nada, todos quedaron callados ante las palabras dadas por el rubio cubierto en oro.

―Solo serás un ser más que abusa de su poder ―Gabriel exclamó esas palabras con molestia en su voz―. Padre nos dio la orden de guiar a los humanos y-

―No han hecho nada como eso, cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo, una persona sufre, una persona muere, piensa en su vida, "¿no sería mejor si estuviera muerto?" ―Naruto comentó dando un paso hacia adelante alertando a todos―. La dependencia del hombre a lo que no conoce lo dejó en la borda, creen que la muerte es la salvación para su sufrir, ¿por qué no pueden ver que la vida sigue a pesar de que uno se detenga?

Kaguya envolvió sus brazos alrededor de los hombros de Naruto con cuidado, como si fuese a quebrarse en cualquier momento.

―Uno puede decidir que quiere terminarlo todo, yo mismo he estado allí, querido librarme de mi consciencia dentro de ese maldito sacred, ¿de verdad era bueno encerrarme en algo que solo causa dolor a los demás?, he visto a muchos portadores, la locura del sabio no es algo lo cual quiera impartir como todos creen, he visto niños que al despertarme sus mentes se fritan para terminar como muñecos, he visto hombre abusando del poder que les di, adolescentes queriendo probar algo nuevo con ese poder…

―Naruto… ―Kaguya intentó calmarlo. Los lideres miraron sin pestañear a Naruto, nadie apartó su vista del hombre por el despliegue que estaba mostrando.

―Pero seguí, seguí avanzando, incluso cuando tenía el camino roto usé mi propio ser para continuarlo, y al final… lo conseguí, conseguí lo que había deseado, lo que había soñado, mi utopía fue creada ―Naruto alzó sus manos y las miró―, yo solo deseaba ser feliz, pero aprendí tarde algo, no existe algo como la equidad, para tener algo se tiene que perder otra cosa, entonces lo decidí, crearé el mundo que deseo, pero no lo gobernaré.

―Un mundo vacío para los demás, los sueños son por una razón eso, sueños, una vez que despiertes todo termina ―Azazel se puso de pie y se quitó la gabardina―, no puedo dejarte crear un mundo tan podrido.

―Es allí otra vez, ¿por qué sería un mundo podrido?, todos deseamos ser felices, todos pueden juzgar y señalar, pero nadie quiere tomar las consecuencias ―Naruto sonrió al ver como Sirzech se quedaba con su camisa, su abrigo se había roto el intercambio anterior.

― ¿Y es por eso que planeas hacer que los demás vean lo que quieran ver?

―Es lo mismo que hiciste con Grayfia ―el comentario hizo que Sirzech se quedara en silencio―, tampoco puedes decir que fue diferente, querían tú felicidad y por ello aplastaste la de otros, yo solo voy a darles la ceguera que quieren y la luz que necesitan.

Kaguya empezó a desvanecerse en un portal.

Naruto flexionó los brazos y sonrió.

―Vengas, les mostraré lo que es el poder cercano al de un Dios.

―Eres bastante buena, pequeña ―Ddraig estaba sonriendo al momento de parar otro golpe de espada de parte de Tiamat.

La mujer tenía sangre cayendo de su boca, su pelo arreglado ahora era una mata de sangre y suciedad, tenía hematomas visibles en el rostro y se veía como respiraba con dificultad.

Ddraig por otro lado estaba ileso.

Ella sabía que iba a haber alguna desventaja, incluso después de entrenar mil años Naruto le dijo que no estaba al nivel de lo que sería el punto máximo de Ddraig en vida.

Pero esto era algo que tenía que hacer.

― ¡¿Crees que terminé?! ―lanzó la espada al suelo y su cuerpo mutó al instante. Un dragón colosal apareció, escamas blancas y azules con ojos verdes fueron visibles.

Ddraig miró aquello con una sonrisa.

―Nada mal pequeña, en un par de milenios quizá alcances un buen poder ―Ddraig no cambió su porte, era uno elegante y tranquilo, miró la espada en el suelo y se burló―. Un dragón que cae en el poder bruto antes de la técnica es solo una bebé.

― ¡Entonces tú eres un bebé enorme! ―el azote con la cola fue potente, el suelo y los alrededores volaron, Ddraig estaba en el aire mientras que veía con sorpresa como la dragona se había movido a tal velocidad a pesar de tomar su verdadero aspecto.

Un fuerte golpe con una de las patas fue dado contra el cuerpo de Ddraig, el golpe llevó al hombre al suelo, sacando chispas mientras que era arrastrado por el golpe, la sonrisa de Ddraig siguió creciendo.

Esto era divertido.

Emoción.

Deseo de lucho.

Era su turno.

Tiamat lo sabía, como reina dragón tenía orgullo, su forma de dragón era superior en gran medida a muchos, había crecido hasta pasar más de cincuenta metros solo de alto.

Fue por ello que cuando vio como el dragón ante ella, Ddraig el rojo cambió a su verdadera forma es que sintió como si todo su esfuerzo se fuera mermado.

Una figura colosal que se alzaba más de cientos de metros.

Realmente ahora entendió porque la llamó pequeña.

¿De verdad era tan grande la diferencia entre un rey y un dragón celestial?

El fuego en la boca del dragón ante ella comenzó, un rayo que parecía magma líquido, pero era un fuego que lo quemaba todo.

Miró su ala que fue alcanzada.

Había sido destruida al instante.

―Un cachorro que no se comporta con sus mayores es solo-

Un rayo de luz azul golpeó de lleno a Ddraig mandándolo a volar.

Los ojos de Tiamat se abrieron cuando se giró y vio de dónde vino aquel ataque.

―Madre… ―no se había transformado, pero algo era distinto en su madre, era obvio al ver la cicatriz en su cuello que ella había vuelto, pero había algo más.

Como si algo que hubiera faltado siempre en el aura que daba su madre ahora estaba presente.

La Tiamat original, una de las Diosas primordiales, un dragón que fue el punto máximo de la evolución de estos, gran rojo jamás se comparó al terror verdadero que era la entidad que fue llamada "Tiamat" en el pasado.

―Ha pasado mucho tiempo querido ―su madre estaba allí, con sus alas abiertas y los ojos fijos en el enorme dragón que estaba volviendo a sus sentidos.

― ¡Ese fue un buen golpe! ―no hubo ira en la voz de Ddraig, no hubo molestia o disgusto, solo había felicidad ante un ataque fuerte y ante la posibilidad de poder luchar.

―Veo que realmente tú mente ha sido carcomida a un punto de no retorno… es por ello que Naruto mencionó que no era buena idea traerte de vuelta, pero insistí, quería hablar contigo un poco más ―la sonrisa de la Diosa Tiamat era una pequeña, una llena de pena.

―Te veo y mi pecho arde, la emoción de felicidad, la calma es molesta pero el éxtasis que siento al verte… ―Ddraig miró a la nueva figura que se presentó―, ¿Dónde te he visto?

Duda.

¿Quién era esa mujer que le sonreír con dulzura?

No debía lastimarla.

No entendió.

¿Quién era él?

Lo habían llamado Ddraig.

¿Quién fue Ddraig?

El glotón rojo.

No, no fue él, había más.

― ¿Aún puedes razonar? ―la diosa en el aire miró al gran dragón que parecía perdido de la anda―. Veo… incluso si te queda un pequeño fragmento de lo que fuiste son solo instintos.

― ¿Por qué no quiero pelear contigo? ―la pregunta de Ddraig fue de curiosidad absoluta.

―Porque tu deseo fue protegerme.

― ¿Proteger? ―Ddraig había tenido esas palabras en su mente mucho tiempo, pero no pudo decirlas hasta ahora.

Tiamat cerró los ojos y miró a otro lado.

―Kaguya, por favor… ―el dragón no sintió cuando un portal negro se abrió a sus espaldas y una mujer lo tomó por la cabeza.

Una corona roja se creó encima de este.

El dragón dejó de moverse, todo su cuerpo se quedó quieto. Momentos después la luz cubrió el cuerpo dejando solo al hombre de pelo rojo en el suelo, una mirada perdida en sus ojos verdes y una cara de sorpresa.

Casi al instante cayó al suelo y se desmayó.

―Madre… ―Tiamat se acercó a Azure quien la abrazó con fuerza.

―Ha pasado tanto, tanto tiempo ―las lágrimas de ambas mujeres llegaron.

― ¿Qué fue…? ―Tiamat intentó preguntarle a Azure―. ¿Qué fue lo que le pasó a ese idiota?

Azure no contestó, se mordió el labio y cerró los ojos con fuerza.

―Todo lo relacionado con su instinto como el glotón rojo fue sobre escrito ―la voz de Kaguya fue calmada mientras que aparecía.

―Pero entonces…

―El dragón emperador rojo también fue escrita de vuelta, mientras que las recordara a ustedes él no iba a detenerse, incluso en muerte siguió luchando, su único objetivo fue protegerlas, para eso deseó poder, poder que no tenía ―Kaguya se acercó y movió el pelo que cayó sobre la cara del hombre de pelo rojo―. Un idiota total, me pregunto… ¿nuestro idiota hubiera terminado así si esto hubiera continuado?

Kaguya miró a la madre quien no quiso responder.

―Esto es piedad para Ddraig, lo que recordará es lo que necesita para poder vivir, pero ya no volverá a ser lo que fue, al menos lo deseo, un dragón que quiso proteger incluso después de muerte lo que amaba… no sé si es hermoso o aterrador la voluntad que tenía.

El comentario de Kaguya hizo que Tiamat riera antes de caminar hacia el hombre en el suelo, solo se quedó con unos pantalones roídos y nada más. La mujer puso la cabeza del hombre sobre su regazo y le acarició su cabello.

―Has hecho mucho, más que cualquiera ―las lágrimas de Azure comenzaron a salir, Tiamat también empezó a llorar, viendo al dragón rojo que hasta ahora siempre había visto con admiración y odio―. Lo has hecho bien, puedes descansar de nosotras, somos tan inútiles que te orillamos a esto.

―Madre, por favor… ―Tiamat estaba llorando viendo el rostro de su padre.

Recordó las bromas, los juegos y las payasadas de Ddraig antes de que todo comenzara. Recordó como el hombre la tomaba y la subía sobre sus hombros para que tomar las cosas, recordó los momentos en que cocinaban y aprendían a cazar.

Una persona que lo dio todo por los demás, pero no pudo separar su deseo final de lo que amaba. Ddraig fue un héroe para muchos, pero para ambas mujeres de cabello celeste.

Fue un ser muy querido.

―Cuando despierte no sé como será, pero espero que pueda vivir bien ―Kaguya no quiso ver la escena, se había dado la vuelta y solo miró de reojo de vez en cuando.

Ddraig no hizo lo correcto, pero no por ello no significaba que estaba equivocado.

El dragón que conquistó pasó el infinito y que despertó del sueño.

Un celestial… Kaguya pensó en la palabra que le había dado como título Naruto a Ddraig.

De verdad que se había ganado él título de forma digna.

Era momento en que descanse de su tortura autoimpuesta, ya no necesitaba más poder, ya no necesitaba seguir consumiendo o cargando la ira de todos por una causa perdida.

―Buenas noches, Ddraig ―Azure le dio un beso en la frente al hombre―, cuando despiertes, verás un mundo en el cual podrás ser feliz…

Al igual que todos verían ese final, un final feliz para ellos.

Un final de ensueño.

No fue una lucha después del golpe de Gabriel.

Fue una pelea por supervivencia de parte de los líderes.

Michael tocó el suelo con sangre cayendo de su pecho, Sirzech miró a la izquierda a Gabriel inmóvil y Azazel con sus propias lanzas atravesándolo.

El mismo estaba derramando sangre por todos lados e intentando salir de la piedra en la cual había sido golpeado.

Las piedras caer se escucharon junto con el cuerpo de Sirzech quien se puso de rodillas y vomitó sangre.

El daño debió ser demasiado, no sentía su cuerpo, su consciencia se iba. Sirzech miró a Gabriel quien estaba inmóvil y cerró los ojos por ello.

―No está muerta ―Sirzech alzó la cabeza y vio al rubio, la luz dorada que lo rodeaba se fue. Su traje se había roto y su brazo derecho ahora era posible ver que era una prótesis unida por encima del codo.

―Eso es bueno… ―Sirzech escupió sangre y apretó los dientes. Se puso de pie y miró al rubio a los ojos.

― ¿No vas a suplicar? ―Naruto preguntó viendo el cansancio en el rostro del hombre.

Una fuerza de la naturaleza, el sabio no fue una amenaza que ellos podían tratar, ¿y se supone que incluso llegó a ser más fuerte que esto?

Pura mierda.

―Si quisieras matarnos, Gabriel hubiera sido la primea en caer, ¿qué es lo que quieres? ―la pregunta de Sirzech fue recibida con una sonrisa de Naruto.

―Incluso en la derrota y siendo superado no te arrodillas ―la respuesta de Naruto hizo que Sirzech bufara con diversión.

―A veces el orgullo es lo último a algunos nos queda.

―Un orgullo que puede llevar a algunos a la locura ―Naruto suspiró y miró al líder del infierno―, control, más que antes, que los humanos no dependan de ustedes, que dejen de interferir y creer que son los dueños del mundo.

―Nunca nos creímos eso.

―Lo hacen, dando solo lo que se necesita conocer, dando solo un atisbo de libertad real a los reencarnados, una libertad que es una farsa, no son malos, no son escoria, y es por ello que no terminé con ninguno, incluso si lo deseo, todos cumplen una función.

― ¿Y nuestra función será? ―Sirzech vio como Naruto sonrió.

―No interferir y asegurar mi utopía.

―Dices que no quieres que manipulemos cuando dices que quieres controlarlo todo.

―No de manera permanente, solo hasta que resuelva todo ―Naruto cerró los ojos y pensó en el tiempo y los cambios que se dieron.

―Una alianza para poner una franja real entre lo sobre natural y lo humano, ¿todo para qué puedas crear tu mundo ideal? ―Sirzech se rió, sus piernas flaquearon, pero se negó a caer―, te llevaste a mi esposa, y ahora a mi gente, solo eres otro más que abusa de su poder.

―Puede ser, pero no seré yo quien de las ordenes, tampoco que controle todo, solo quiero un espacio, un campo donde pueda vivir, un mundo donde los que amo estén felices y sin miedo.

―Un sueño bastante hermoso ―Sirzech escupió sangre en el suelo―. No entiendo porque hablas como si tuviéramos opción.

Naruto sonrió.

―El dolor es el maestro de la vida, eso lo aprendí de una persona hace mucho tiempo ―Naruto puso una mano sobre el hombro de Sirzech y extendió la otra―, un mundo que no conoce la verdad está destinado a fragmentarse en mil mentiras.

Sirzech vio la mano del rubio y se rió antes de tomarla.

―La era del hombre, ¿eh?

―Es por lo que seguimos caminando, por lo que seguimos existiendo y el deseo de todos. Vivimos porque deseamos ver un nuevo día, vivimos porque queremos disfrutar de los placeres de la vida, ¿Quién puede juzgar a los vivos y a los muertos?, es por eso que, y seguimos viviendo en este mundo, para encontrar lo que nos motive a seguir adelante.

― ¿Has escuchado noticias de Kiba?

Naruto se giró cuando vio a Xenovia que estaba con los brazos cruzados y una mirada cansada.

―Oh, creo que fue al infierno.

― ¿Otra vez? ―la frustración era más que evidente en la voz de la mujer.

Habían pasado veinticinco años desde que el conflicto entre los humanos y lo sobre natural comenzó. Aunque más que llamarlo conflicto fue más pequeñas disputas con masacres de ambos lados, ya sea uno u otro, un lado terminaba con las bajas máximas.

Las ciudades pasaron a ser ahora a prácticamente islas en las que solo se podía mover desde adentro, los tramites para moverse, ni siquiera para vivir, solo para ir a otra ciudad ahora eran enormes.

―No ha ido en casi dos años, no es por nada, pero lo tienes de la correa a donde sea ―Naruto suspiró viendo a la mujer de cabello azul.

― ¿Es mi culpa?, lo dejo un minuto y va con Freed a matar demonios o cualquier ser sobre natural.

―Oh, escuché que los "protectores" de los otros seres tenían en su lista negra a ambos ―Naruto se rió ante aquello.

― ¿Crees que es gracioso?, nuestra hija se la pasa diciendo que va a exterminar demonios cuando crezca, todo ese acuerdo de paz es tan falso como tú pagando en forma.

― ¿Ahora a que viene eso? ―Naruto entrecerró los ojos―, tengo una familia que mantener es obvio que-

―Kaguya tiene el jodido monopolio de casi cualquier producto que se ocurra, y ella es una de tus esposas, ¿crees que te falta dinero a ti o tu familia? ―Xenovia llevó una mano a su frente y dio un suspiro de cansancio.

Ella llevaba un traje de vestir simple con una falda de a juego con su saco. Los años les habían dado mayor prominencia a sus atributos, por no decir que su rostro pasó a uno más maduro.

―Ella a veces se queja y no me deja usar su dinero ―Naruto se cruzó de brazos.

― ¿Grayfia?

―La última vez que me vio gastando en ramen se enojó.

― ¿Tiamat?

―Ella al menos me deja, pero es la que menos quiero tocar su dinero, o vamos, no puedes pedirme que hable de esto.

―Eres un jefe terrible, tres esposas y aún así vas por la vida mendigando…

―Fue solo una vez y Mittelt me retó a que no podía hacerme pasar por un buen mendigo.

Xenovia se rió ante ese recuerdo, ella lo recordaba.

El mundo había cambiado algo, pero había ciertas cosas que se mantuvieron.

Una grieta se abrió detrás de ambos. Estaban en una oficina enorme, Xenovia estaba como la secretaria temporal del rubio y ya sabía porque las personas renunciaban.

Era un trabajo de mierda por tener que aguantar a su jefe.

Naruto sonrió cuando vio a las tres mujeres pasar por un portal que Kaguya había creado, un segundo portal se abrió haciendo que los ojos de Naruto se abrieran.

Una joven de cabello blanco, tez pálida y el mayor distintivo, el tercer ojo en la frente. Era algo emocional, una combinación de su personalidad pero con la apariencia de Kaguya.

― ¡Les dije que esta vez podría! ―Naruto sonrió de lado viendo a sus hijas entrar.

La mayor tenía el cabello celeste pálido como su madre, al igual que Tiamat, era idéntica a su madre, ¿era algo relacionado con los dragones?

―La última vez terminamos en un desierto… ¿quieres creer que no podría volver a pasar?

― ¡Felicidades hermana! ―la más joven fue la que tenía un cabello blanco y una tez normal, era parecida a Grayfia, pero con ojos azules que resaltaban tanto con su aspecto.

―La última vez la tía Vali tuvo que sacarnos de la grieta dimensional, no la felicites ―la mayor dio un suspiro al ver como las dos más jóvenes se emocionaban.

Naruto sonrió viendo al trio que empezó a discutir al igual que lo hacían sus madres.

Cada día era un día incluso mejor.

Una paz perpetua que solo se regía a su deseo.

No se arrepentía de nada.

El sonido de un estornudo llegó interrumpiendo un silencio profundo.

―Salud.

―Gracias, ¿se metió sangre en mi nariz? ―Kiba preguntó viendo a Freed quien miró su rostro.

―Meh, solo veo un rostro de mierda.

Una risa de ambos salió ante aquel comentario.

―Me sorprende que Xenovia te haya dejado ir.

―Ella no lo hizo.

― ¿Qué tan bajo vas a caer? ―la enorme risa de Freed hizo que Kiba suspirara.

Ambos hombres estaban cazando demonios en el infierno, cualquiera sea el que se aproximara o que tuviera la mala suerte de estar ante ellos.

Simplemente era una presa más.

― ¿El emperador no se unirá más tarde? ―Freed miró a Kiba quien pareció pensativo.

―Creo que dijo que iba a pasar el resto del día con Ross-san ―la respuesta de Kiba hizo que Freed diera un bufido.

― ¿No pueden simplemente salir y ya?

―No todos tenemos un muñeco que se mueve como queremos ―Kiba sonrió al ver como Freed soltó un bufido ante ese comentario.

―Le he dado mayor libertad en los últimos cinco años, pero aún sigue sin ser Kalawarner por completo.

―Me sorprende que te interese tanto ese ángel para llegar a ese punto.

― ¿Interesar?, me dieron un regalo con un jodido cuerpo inmortal, puedo romperla como quiera y el doctor la trae de vuelta, ¿Cómo podría no estar interesando?

―Aterrador ―Kiba se rió de lo que dijo Freed.

―No sé que magia hizo Xenovia contigo para juntar clavos y clavarlos donde estaban tornillos.

―Así no era el dicho.

―No, lo es para ti, maldito loco.

―Viniendo de ti no es una acusación la locura.

―Hasta el sabio reconoció que estás con tornillas sueltos.

Una sirena sonó interrumpiendo a ambos hombres, se giraron y vieron un ejercito humanos reencarnados, a pesar de los múltiples tramites, aún conseguían reencarnar humanos.

Pero no importaba.

Era mejor así.

El vivir cada día con lo que te hacia feliz.

Era lo que todos deseaban.

FIN

Tendré que corregir esto después, porque estoy más muerto ahora mismo… casi 30k de palabras para el capítulo final, debo decirlo, en mi mente esperaba unos 15k o 14k a lo mucho, pero incluso pensé que con 10k iba a ser suficiente, pero el dar cierre a la mayor parte de las cosas…

Quizá no fue el mejor final o el más completo.

Pero es el final que votaron.

Convergencia era la ruta harem, y la atinaron de una, los votos fueron todos para este final.

Sabe, pensé en hacer los otros finales, pero el hacer algo como esto para los otros… quizá en otro momento o depende de la acepción del final si cumple con mis expectativas tanto en comentarios como en demás cosas entonces sí lo pensaré en mostrar los otros finales, pero por ahora esto es el cierre de esta historia.

Y a los que dicen que es una historia corta, vamos, que tiene 140k escritos más esto tranquilamente llegó a los 170k, es algo largo ¿saben?, escribir es bastante cansador.

Y bueno, solo puedo decir una cosa a todos los que llegaron a este punto y les gustó la historia.

Gracias.

Gracias por seguir esta idea tonta y loca, gracias por estar presente y leer todo esto, gracias por todo y el apoyo que se le dio a la historia.

Gracias de verdad.

Sobre lo que viene después, debo decirlo, me voy a ir retirando de escribir historias de Naruto por un muy buen tiempo, no es que no me guste más, es simplemente… no es lo mismo que cuando comencé, logré terminar el capítulo sí la historia de igual manera, pero esto era algo que podría haber terminado hace mucho tiempo, pero no me llamó tanto escribir como antes.

Pueden seguir en wattpad como "ReydePicas _" es todo junto eso, ahí pueden preguntar lo que sea y suelo comentar alguna que otra cosa.

Saben, de Naruto lo poco que me sigue encantando de la serie es el personaje mismo y todo el material que hay de Kaguya. Que uno intenta superar a Kaguya y no puede, sí, sí, que no ayudó en la trama, pero para mi sigue siendo mi primer puesto en todo. No sé, el ver su diseño que ni siquiera es algo del otro mundo es algo que me motiva jaja

No voy a mentir también por haber dejado pasar la historia hasta ahora, me la pasaba centrado en otras historias y simplemente sin ganas de esta, o también jugando cuando podía y tal. Tengo que dejar el Lol la verdad, me hace mal, como sea.

No sé si el mensaje de la historia se dio, pero bueno, esto está y ya.

Siempre veo "venganza y matanza" de parte de Naruto, pero nunca aceptación o entendimiento, el deseo de seguir adelante, la historia se título así desde un principio porque quería hacer un viaje en todo lo que ha vivido Naruto y lo que tenido que pasar y lo que va a pasar. No es una historia de venganza como tal, es una búsqueda de la felicidad.

No sé si quedó bien el harem, o sea, son solo tres chicas las cuales fueron escritas desde minuto 1 con intención de que alguna terminase como el interés amoroso, pero bueno, supongo que este es un final "dulce" comparado con los otros, no en serio, no sé como le atinaron a este final que era el "final feliz" de entre todos los finales.

Espero que toda la relación sea mínimamente humano o creíble, que sí, estudié psicología, pero no de forma real, si bien asisto a cursos de psicología y filosofía lo que estudio es otra cosa muy alejada de eso, que feliz hubiera sido si hubiera estudiado otra cosa en vez de mi carrera actual…

Creo que esto ya se extendió mucho y no creo que nadie vea las notas después de todos, pero son solo divagues en este punto, divagues que quiero compartir de cierta forma…

Así que… creo que ya lo dije, pero… Gracias.

Rey de picas fuera.