A/N: Para referencias a mi estilo y a ciertos aspectos del fic, lean 'Littera Minima' y sus secuelas, de la cuál esta es su más reciente entrega. Para más información, leer las A/N en el capítulo de Obertura. Por favor, quienes dejan reviews anónimas, dejen un mail de contacto para que pueda responder sus comentarios con más agilidad.
Saint Seiya, la trama y sus personajes pertenecen al Sr. Kurumada y a quienes han pagado por el derecho respectivo. Hay algunos personajes y conceptos que hacen relación a la obra de Tolkien, y que no me pertenecen. No estoy sacando beneficio económico de esto: nada más entretengo a mi imaginación.
"Alicui in Amore Respondere."
(Responder al Amor de Otro)
Omake 1:
Cena con los Dorados o como callaron a Máscara.
Comedor Principal.
21:30 pm.
Niké observó con ojos muy grandes la pequeña figura de hielo, que asemejaba a una avecilla de papel plegado, que Camus había hecho frente a sus ojos. La pequeña se quedó viendo al Santo de Acuario con ojos enormes y llenos de sorpresa. Ya saben, esa mirada que sólo ponen los niños.
"¿Pada mí?"
"Hmm… lo pensaré." Camus puso una actitud pensativa. Alsacia le guiñó un ojo a Niké.
"Vamos a tener que convencerlo, peque." Le dijo con alegría. "Vamos a ver… ¿Qué le gustaría al tío Camus que le des?"
"o.o ¿Una plumita?"
"No me gustan las plumitas." Explicó Camus.
"ó.ò ¿Ni zikiera laz mías? Son vonitas…"
"Podría ser… pero no, no me convence."
"¿Qué tal un beso?" Sugirió Alsacia. La niña la miró como si le hubiera dado la solución a todos sus problemas.
"n.n ¿Kiedes un bezito?"
"Eso sí. Con eso sí me conformo."
"Tía Sacia ¿Niké puede dadle un bezito a tío Kamuz?" Preguntó con los ojos muy grandes. Alsacia asintió con la cabeza, divertida por el acentito de la niña. Ni bien dijo eso, Niké se le colgó al cuello a Camus y le dio un beso en la mejilla. "¿Tóra me la das?"
El santo de Acuario asintió con la cabeza y le dio la figurilla de hielo a la niña, que se fue corriendo a jugar por entre las piernas de los santos reunidos en el comedor principal esa tarde. Camus se quedó con un lindo latido, que se incrementó cuando Alsacia le abrazó. Shaka carraspeó.
"Y luego ustedes dos dicen que no les gustan los niños." Comentó Shaka con una amable sonrisa. "Cuando les toque, serán buenos papás."
"A mi los niños me gustan mucho." Aseguró Alsacia.
"Todavía es muy pronto." Añadió Camus. "Aunque si llegan…"
"¡Que lleguen!" Exclamó Alsacia con alegría. Shaka asintió con la cabeza.
"Por cierto… ¿Y la señora Idril?" Preguntó tranquilo. Camus señaló hacia la derecha.
"Sigue los gritos de Máscara: cuando lo encuentres, la encuentras. Creo que todavía le está reclamando por lo de su casa."
"¡¿Todavía!" Preguntaron Alsacia y Shaka al unísono. El Santo de Acuario asintió con calma.
"Sí. Todavía."
Es que era muy cierto. Sigamos un poco a Niké como corre por entre las piernas de los dorados hasta acercarnos a Máscara, que estaba al otro lado del comedor, interrumpiendo la charla que hasta hacía unos momentos, Idril, Mu y Alde mantenían.
Es que los nuevos dorados se habían mostrado muy curiosos con Idril y ninguno quería perder su oportunidad para conversar con ella. Lástima para Mu y Alde, que habían esperado mucho rato para charlar con la elfa, y ahora tenían que soportar el mal humor de Máscara.
"¡Los Papeles Llovían Del Techo! Era Como Un Maldito Desfile. ¡El Lugar Olía A Niña! Había Luz Por Todas Partes Y Corría Brisa. ¡Mi Casa Perdió Todo Su Encanto! No Puedo Estar Tranquilo Allí Dentro. ¡Yo Lo Vi Con Mis Propios Ojos! Los Muebles De La Sala Estaban Incluso Destrozados Y Las Paredes Limpias. ¿Y Me Dice Que Usted No Fue Quien Desordenó Todo?"
Idril se había dado cuenta de inmediato que esta generación de dorados era tan diferente de la suya, como simpática… en el sentido que eran tan curiosos y diferentes entre sí, que se le hacía muy raro. Al menos los dorados que acababa de conocer, resultaron ser bastante amables. Se sentía cómoda, aunque no del todo a gusto. Es que se le hacía muy raro ver a otros usando las armaduras que estaba acostumbrada a ver en sus compañeros, sobre todo la armadura de Cáncer, que una vez había sido suya y que ahora usaba otro santo. Idril suspiró, no le quedaba de otra más que acostumbrarse. Por lo menos tenía la corazonada que se llevaría bien con los dorados. Todos eran extraños, pero al menos agradables…
"Por favor, Máscara, ¿No puedes dejar eso para otro día?" Preguntó Mu con su usual calma.
"¿SABE LO QUE ME COSTÓ PONER OLOR A MUERTO? No Puedo Buscar Cadáveres Así No Más Y En Las Morgues No Me Entregan Los Muertos Sin Reclamar."
Bueno, unos más agradables que otros. Idril estaba cruzada de brazos y llevaba un conteo bastante elevado de números. Creo que ya iba por el 1709 cuando comenzó a hincharse en su sien una vena… que fue hábilmente dibujada en su máscara, dándole un animesco aspecto.
"Ya te dije que YO NO FUI la que redecoró Cáncer." Protestó Idril por fin. La chica se sopló el flequillo. "Casi me muero del espanto cuando vi el templo así, PERO NO FUI quien le hizo eso a tus muebles."
Máscara se revolvió el cabello con sus propias manos y se dispuso a seguir protestando. Es que el santo de Cáncer sufría de sentimientos encontrados. Ocurre que había crecido escuchando a sus mayores sobre la legendaria Idril, quien en su momento, había sido de los más letales y sádicos usuarios de la armadura de Cáncer. La elfa además había dejado varios escritos sobre métodos de tortura, que él había leído con mucha atención y puesto en práctica más que nadie, por lo tanto, la admiraba.
"Máscara, no molestes…" Rezongó Alde aburrido.
"Si Usted No Fue, ¿Entonces Quién? Después Que Usted Pasó Por Ahí Se Puso Así Y Ahora No Quiere Volver A Como Estaba Antes." Protestó aún con más energía.
"Aunque Ganas No Me Faltaron, No Habría Tenido Tiempo De Hacer Nada."
Máscara dio un paso hacia delante, muy enojado y en actitud amenazadora. Una cosa era admirar a un personaje histórico y otra muy distinta era que este personaje histórico le cayera bien. Como que prefería a Idril más en imagen que en la realidad. Idril ni se movió: este santo comenzaba a fastidiarla. Saga entonces le dio un empujón firme y se puso delante de Idril.
"Hace rato quería saludarla. Mi nombre es Saga de Géminis y estoy muy contento de que vuelva a estar entre nosotros." La saludó con alegría. A su lado, Máscara trataba de liberarse del pie de Alde, que convenientemente lo había pisado aprisionándolo contra el piso para que dejara de molestar. Idril miró fijo a Saga. "Le pido que disculpe a mi Gemelo Kanon, ya que no podrá venir: tuvo un accidente hace unas semanas y aún está con reposo. Pero le aseguro que no se pierde de nada."
"¡Alde, Suéltame!"
"Con que tú eres Saga." Le saludó Idril con una sonrisa. "Me alegra por fin conocerte."
"¿Ves que no tenías de qué preocuparte, Gargamel?" Le preguntó Aioros divertido, mientras le daba un palmazo en la espalda. "Mucho gusto: soy Aioros de Sagitario y estoy a sus…"
"¡Por Athena! Eres Igual A Iñaki." Exclamó Idril sorprendida al ver al santo de Sagitario, que por supuesto no entendió nada. Ante la curiosidad del santo, Idril sintió una enorme gota de sudor en la cabeza. "Este… Disculpa, Iñaki fue el santo de Capricornio que conocí… ¡Eres idéntico! Excepto por el color de ojos."
"Ah, ya ves, Aioros, tú lo tienes todo: Hasta te pareces a uno de los antiguos santos." Bromeó Saga.
"No solo él… Tu hermano Aioria también es muy parecido."
"¿Cómo sabes que es mi hermano?"
"Como si no fuera evidente." Se burló Alde. "Ustedes son muy parecidos."
Idril había tenido un buen recibimiento por parte de todos. Pudo conocer a algunas amazonas de plata, las de más alto rango dentro, o sea, a Marin y a Shaina, que la trataron con respeto y amabilidad. La esposa del santo de Acuario terminó por marearla: la tipa era pura alegría cuando se lo proponía y se lo hizo saber. Lo bueno fue que la esposa del santo de Escorpión, Alisa, parecía neutralizarla un poco. Ambas fueron mucho más amigables con ella y en seguida le cayeron bien.
Al parecer no le iría tan mal en este grupo.
Entonces Alde casi se cae al suelo y Máscara regresó desde el suelo, con varias venas hinchadas en su sien. Se acercó a Idril amenazadoramente, sin lograr que a la elfa se le moviera ni un músculo.
"¡EXIJO UNA EXPLICACIÓN POR LO QUE LE PASÓ A MI CASA!"
De los santos dorados, todos le habían caído… claro, Máscara de la Muerte de Cáncer.… Logró fastidiarla por fin.
"A Mi No Me Gritarás: Me Tratarás Con Respeto. Ya Te Dije Que No Fui Yo Quien Redecoró Tu Casa."
"¿Entonces Qué Quiere Que Crea? ¿Qué Se Redecoró Sola?"
"Es probable." Intervino Mu. "Las casas del Zodiaco se acomodan a las necesidades de sus dueños… seguro se puso contenta por el regreso de la Señora Idril y…"
"CÁLLATE, MU. ESTO ES ENTRE…"
Por más que hubiera querido Máscara, nunca pudo terminar esa frase. De un solo movimiento Idril lo botó de espaldas al suelo y al sujetarle de un pie, comenzó a arrastrarlo fuera del comedor. Como esta caída sucedió en menos de una fracción de segundo y los dorados no alcanzaron a ver ni qué había hecho Idril para botarle al suelo, que se quedaron fríos y no hicieron nada por Máscara a medida que la antigua amazona de Cáncer lo arrastraba fuera.
No más se quedaron viendo la perpleja cara de su compañero, que tampoco sabía ni siquiera lo que le había pegado.
Un minuto después, Idril regresó sacudiéndose las manos.
"Excúsenme por favor. Tuve un lapsus." Se disculpó jovial. "¿En qué estábamos?"
Alde tragó saliva y sonrió.
"En lo mucho que Aioria y Aioros se parecen."
Más tarde.
23:03 pm.
Milo y Alisa tuvieron que retirarse antes, dado que Junet les había llamado al celular, argumentando que Kyrus parecía enfermo. En verdad era maña: el bebé quería estar con sus papás, eso es todo, pero Junet no tenía forma de saber esto.
Y tampoco los papás del bebé, que no querían arriesgarse a nada. Por eso ahora pasaban rápidamente por los pasillos en dirección al templo de Escorpión, cuando…
"¡Ay!" Alisa tropezó. Milo alcanzó a sujetarla de un brazo. "¡Qué torpe!"
"¿Estás bien, Lis?"
"Sí, no más me tropecé y…" Alisa se quedó viendo hacia una de las columnas con los ojos entrecerrados. Esto preocupó a Milo.
"¿Ocurre algo?"
"¡¿Ese es Máscara!"
Alisa señaló hacia unas columnas. Milo fijó la mirada. Efectivamente Máscara de la Muerte de Cáncer estaba allí, de cara a la columna y agachado en el suelo. El santo de Escorpión le hizo una seña a Alisa y avanzó hacia su compañero con cautela.
"¿Máscara?" Preguntó curioso.
Milo abrió los ojos lleno de sorpresa. Retrocedió un par de pasos y se quedó de piedra. Apenas sintió cuando Alisa le tomó el brazo.
Máscara estaba agachado, abrazando sus rodillas, con el pulgar en la boca, balanceándose temeroso y murmurando una canción de cuna italiano. Pálido como el mármol de las estatuas, sudando frío. Alisa abrió la boca estupefacta.
"Milito… ¿Qué le pasó a Máscara?" Oyó que decían sus espantados labios.
"Ni Idea."
Fin del Omake.
Por
Manquehuito (Misao–CG)
PS: Espero que les haya gustado mucho. En este fic, solo habrá dos Omakes… el siguiente estará listo dentro de algunos días… y sé que les gustará. ¡GRACIAS POR LEER Y DEJEN REVIEW!
