La cabeza de Aang daba vueltas y vueltas sobre la carta que había leído tres veces ya. Las palabras seguían apareciendo ante sus ojos a pesar de que la carta estaba ahora en su escritorio.

Él permanecía acostado en su cama, aún sin haberse cambiado la ropa del día por el pijama. Sus pensamientos iban y venían. Por un lado no podía creer lo que estaba pidiendo. Pero además, aunque sabía exactamente qué quería responder, también sabía los conflictos que podía generar.

A pesar de que según la carta todo había comenzado hacía unos cuantos meses atrás, para él empezó el viernes de la semana anterior, después de la visita a la universidad de las Repúblicas Unidas con su mejor amiga Katara. El viaje de regreso fue relajado, conversando de la universidad y de las cosas que harían el año entrante. Todo parecía normal entre ellos y se sentían felices y emocionados por la nueva etapa que pronto comenzarán. Pero la primer pista de algo diferente fue cuando Katara cambio el tema.

- "Aang, cuando lleguemos a la ciudad podrías ir a tomar un té conmigo, necesito hablarte de algo muy importante"

-"Por supuesto Kat, pero si quieres puedes decirme ya" le respondió al ver un extraño nerviosismo en ella.

-"No, realmente creo que tenemos que estar sentados tranquilos para el tema que tengo en mente"

-"ok" fue todo lo que Aang pudo decir, ya que ahora él también estaba nervioso. Pensó y pensó que podía ser de lo que ella quería hablar que la había hecho cambiar el ánimo tan de repente, sabía que ella venía luchando desde hace un tiempo, pero eso no tenía nada que ver con él, aunque sí la había apoyado de todas las maneras posibles después de esa horrible fiesta en casa de Toph.

A pesar de que Katara parecía estar mejor y volver a ser la misma de siempre, él noto el cambio en sus actitudes y en la forma de vestirse.

Ahora mismo usaba un canguro bastante holgado y un pantalón deportivo. Esto le había llamado su atención cuando la fue a recoger para emprender el viaje, ya que no esperaba que se vistiera tan ... casual para visitar otra ciudad y la universidad para ser más exactos.

Pero como ya había visto este cambio en ella, no lo sorprendió demasiado. Seguía atento a cualquier situación que pudiera presentarse y trataba de estar ahí para ella como lo hacía desde que se habían hecho amigos hace tantos años atrás. Afortunadamente faltaba poco para llegar a la ciudad, porque desde que Katara le dijo que quería hablar con él, un silencio pesado se había cernido sobre ellos, y él no podía dejar de estar nervioso sobre cuál sería el tema.

Cuando por fin llegaron a la ciudad y a la tienda de té favorita, Aang pensó que al fin sabría que era lo que pasaba por la mente de Katara, pero las cosas no se desarrollaron así.

Después de ordenar la bebida él esperó pacientemente, mientras ella se tocaba nerviosamente el cabello, un gesto que Aang conocía muy bien y que le demostraba lo ansiosa que estaba.

- Aang, escucha... desde hace un tiempo yo no me he sentido bien, ya sabes...

Él asintió y no agregó nada para que ella pudiera continuar.

- desde la fiesta de Toph he estado lidiando con todo ese estrés, y bueno, lo que pasó me dió mucho en que pensar, y cuando comencé a sanar me di cuenta de que esto podría repetirse, y estoy asustada...y no quiero estarlo. Mi cabeza ha dado vueltas con muchas ideas locas, sabes?

Aang asintió de nuevo, él no podía considerar que sabía exactamente lo que estaba sufriendo, pero podía imaginarlo, así que trato de tranquilizarla.

- Katara, sé que has tenido una época difícil, y que pasaste por una experiencia terrible. Pero quiero que sepas que estoy aquí para ti y que trataré de protegerte tanto como pueda. Voy a estar aún más pendiente de ahora en más, y si necesitas algo, lo que sea solo dímelo. Porque quizás hay más que yo pueda hacer para ayudarte y no me estoy dando cuenta.

Katara se quedó mirándolo, con los ojos muy abiertos por un momento. Ella sabía que podía contar con él, pero lo que acababa de decir encajaba muy bien en lo que ella pretendía, aunque estaba segura de que él no lo había pensado de esa manera.

- Aang, tú has sido el mejor amigo que existe, y no podría pedir más de ti... pero me temo que eso es lo que voy a hacer. El problema es que no se cómo plantearlo.

- Katara por favor, tu sabes que puede contar conmigo para lo que sea.

- espíritus Aang, es que lo que quiero es difícil de pedir, y quizás vergonzoso y no quiero que te asustes o te alejes de mi... Oh por favor no vayas a alejarte de mi!!!

- jajaja, sabes que no hay nada que me puedas decir o incluso hacer que me separé de ti Katara, eres mi mejor amiga, una de las personas que más amo. Por favor ten confianza y habla conmigo.

- eso es lo que estuve pensando, que somos mejores amigos y nos conocemos muy bien y nos amamos y Aang lo que quiero es ... Oh por todos los espíritus, no sé cómo decirlo, incluso debería!? Es decir, tú todavía eres menor de edad. Todavía estás a un par de meses de los 18.

- Katara, parece que me quieres pedir que haga algo ilegal- se rió Aang.

Pero al ver su cara roja, se puso serio. Acaso quería que atacara a alguien!? Esto era muy raro y ella aún no se explicaba.

- Katara solo dímelo, incluso si me vas a pedir que mate a alguien te juro que no te dejaré, probablemente solo trataré de hacerte entrar en razón- otra vez se rió intentando aligerar el ambiente.

- ok, escucha, puedes decir que no y por favor no te enojes y entiende que para mí fue muy difícil lo que pasó y que llegué a esta conclusión después de mucho pensar en ello.

- está bien, tranquila. Ahora dímelo.

- Aang yo pienso... Yo quiero...emm

- si?

- ok, tengo una idea- gritó Katara, Aang se sobresaltó un poco ante este cambio.

- ok, qué idea es?

- no puedo decirte lo que quiero porque es muy vergonzoso y no puedo arrancar las palabras de mi boca, así que te escribiré una carta, ¿¡qué te parece!?

Aang no podía creer que se iba a ir a su casa sin ninguna pista de lo que estaba sucediendo con su mejor amiga. Iba a tener que sufrir hasta que ella le entregara la carta, si es que finalmente se animaba y lo hacía. Pero decidió que no debía presionarla.

- si, seguro.

- genial, ahora voy a casa y escribo la carta y luego te la llevo, eso te parece bien!?

- um, Kat, es un poco tarde, pero si no tardas mucho espero a que escribas la carta y ya me la llevo a casa después de dejarte en tu casa.

- ¡oh no!, tienes razón, voy a demorar porque debo explicarte y además no creo que me atreva a escribirla si estás ahí esperando. La escribiré hoy y mañana te la llevo.

- de acuerdo, así que ya te llevo?- Aang no quería demostrar su frustración, pero le costaba bastante.

- si, si por favor. Esto es mejor porque incluso te dará tiempo para pensar durante el fin de semana y podrás contestarme el lunes en la escuela.

Y así fue como Katara le había dejado una carta al día siguiente, y le había vuelto a pedir que la leyera y meditara sobre lo que le pedía. Y ahora Aang entendía claramente su nerviosismo y porque no se lo pudo decir de frente. Pero el entenderlo no hacía que la decisión fuera más sencilla.