A/N: Para referencias a mi estilo y a ciertos aspectos del fic, lean 'Littera Minima' y sus secuelas, de la cuál esta es su más reciente entrega. Para más información, leer las A/N en el capítulo de Obertura. Por favor, quienes dejan reviews anónimas, dejen un mail de contacto para que pueda responder sus comentarios con más agilidad.

¡MUCHAS GRACIAS A FIRST AYANAMI::abrazo de anaconda: Te pasaste: de no ser por tu ayuda, no habría podido escribir cierto pasaje de este capítulo

Saint Seiya, la trama y sus personajes pertenecen al Sr. Kurumada y a quienes han pagado por el derecho respectivo. Hay algunos personajes y conceptos que hacen relación a la obra de Tolkien, y que no me pertenecen. No estoy sacando beneficio económico de esto: nada más entretengo a mi imaginación.

ADVERTENCIA.

Principio 132 para ver y entender Manga: Si el héroe y líder pierde su camisa, este tendrá un cuerpo estilizado, sin importar lo fuerte que sea.

Se pide criterio y discreción por parte de los lectores. No me hago responsable de castigos, lesiones, o penas capitales derivados de la lectura de este capítulo.

Capítulo 13:

¿Cuidar De Un Bonsái Es Mucho Pedir?

Casa de Libra.

Día Siguiente.

Puso los ojos largos al cielo. Docko parecía pedir explicaciones que nunca llegarían. Shion nuevamente estaba en Libra, interrumpiendo su hora de podar bonsáis, enojado como nunca. ¿Por qué a él, Por qué, Por qué? Docko suspiró derrotado.

Bueno, está bien, quizás estoy exagerando. Shion no estaba TAN enojado, pero sí muy molesto. Había pasado muy mala noche: apenas había podido pegar ojo y se sentía muy mal. A veces las conversaciones con la almohada suelen ser tenaces, y ¿qué quieren qué les diga? Ese objeto en el que recostamos nuestras cabezas para dormir y descansar, suele decir demasiadas verdades cuando le pedimos su opinión, y no todas pueden gustarnos.

Dicen que la verdad duele, pero no peca.

Así diré la verdad. Shion más que estar enojado, estaba fastidiado y no necesariamente con Idril. No se estaba balanceando en la silla, pero si estaba echado en ella, mirando al techo en actitud de hastío, ignorando la humeante taza de té que había frente a él. Docko regresó su Eucalipto su lugar y se sentó a la mesa, justo al frente de Shion.

"Bien… ¿Qué te pasó ahora?"

"…"

"No estás aquí para hacerme una visita de cortesía. ¿Qué te pasó?"

"Discutí con Idril ayer."

"¿Es eso novedad?" Docko se sopló el flequillo. "No me digas que le fuiste a reclamar por lo de la cadena."

"Veo que soy predecible."

"En este tipo de situaciones, sí lo eres." Docko se restregó la cara con las manos. Si Shion e Idril seguían así, iban a terminar matándolo de la impaciencia. "¿Qué pasó ahora?"

Shion se quedó en silencio y no despegó la mirada del techo por largo rato. ¡Tanto que había pasado! La razón por la que no había dormido la noche anterior había sido por que tuvo la oportunidad de meditar tODo lo que le dijo a Idril y las respuestas que ésta le dio a lo que él le había dicho. Puso cara de circunstancias: a los gritos se habían confesado muchas cosas y eso lo tenía alelado. Suspiró derrotado.

"Pasó de todo."

"¿A qué te refieres con eso?"

"Que le dije todo." Rezongó Shion. Docko abrió los ojos como platos, de súbito interesado y estupefacto. Abrió la boca para emitir comentario, pero… "Entre grito y empujón le dije tODo lo que sentía por ella… pero estaba muy enojado como para darme cuenta de lo que le estaba diciendo."

"¡Alto! Te detienes en este preciso instante. Explícate." Le pidió Docko con energía. "Mejor empieza desde el principio y más te vale no omitir detalle alguno."

Silencio.

Shion hizo la taza a un lado y apoyó los codos sobre la mesa. Se quedó observando hacia el jardín que Docko mantenía en estático y prolongado silencio. Suspiró un par de veces con melancolía: no quería contarle todo a Docko. Se sentía avergonzado de sí mismo por su actitud del día previo, pero sabía que su amigo no lo dejaría salir de Libra a menos que desembuchara todo. Suspiró una tercera vez y tras tomar un largo sorbo de té le quedó mirando con atención.

"No es algo de lo que me enorgullezca." Dijo a modo de introducción.

Con calma, tomándose más pausas de las necesarias, Shion comenzó a contarle a Docko lo que había ocurrido la tarde anterior, desde que se encontró con Idril y decidiera reclamarle por la devolución de la cadena, que por cierto, había arrojado a la basura. Fue una narración bastante fiel a lo que en verdad había pasado. Docko escuchaba estupefacto y sin interrumpir, con una cara de circunstancias digna de antología. Se restregó la cara y se talló los ojos, en más de una ocasión ganas tuvo de arrancarse los cabellos, pero se contuvo, dado que no quería volver a quedarse calvo.

"Alto, Tiempo, Tiempo, A Ver Si Lo Entendí: ¡LE DIJISTE TODO ESO! Le Dijiste Que La Amabas Y Todo ¡¿A LOS GRITOS Y ENOJADO!" Docko no se lo creía.

"Feh." Shion se sobó una de sus mejillas. "Luego de eso… me dio un bofetón y se fue." Terminó Shion. Docko le arrojó su taza de té a la cabeza, pero el lemuriano la detuvo con telequinesia.

"¡Merecido Lo Tenías! Aunque Idril También Se Merece Uno. ¡Ustedes Dos Son Imposibles! No Puedo Creer Lo Que Me Cuentas." Protestó Docko enojado e impaciente. "¡Argh! ¡Par De Chiflados! A Ver Si Para La Próxima Les Paso A Los Dos Una MOTOSIERRA Para Ver Como Terminan, Dado Que Es Evidente Que Es La Única Manera En La Que Pueden Llegar A Algo Concreto. ¡A Los Gritos!" El santo de Libra sacudió la cabeza con energía. "No, mejor no les paso la motosierra, que quizás en qué escandaloso asunto terminarían los dos."

"No me enorgullezco de lo que pasó. Estoy arrepentido." Chistó Shion. "Si le iba a decir lo que sentía, esperaba hacerlo de otro modo: ahora ella está furiosa conmigo. Creo que ni siquiera se dio cuenta de lo que le dije."

"¿Esperabas menos? Un poco más y se descueran… y al paso que iban ¡Y Encima Cómo!… mejor no quiero ni pensar." Protestó Docko enojado. Y sí… si notaron que está pensando muy mal, no se equivocaron.

"… Y lo peor es que estoy enojado con ella."

"¡En Ningún Caso Me Explico Porque Deberías Estar Enojado Con Ella O Porqué ELLA Tendría Que Estar Furiosa Contigo!" Docko gesticuló impacientemente con las manos. "¿Por qué deberían estar enojados?"

"Porque no soy adivino." Shion frunció el ceño. "Debió haberme dicho de frente que era ella quien mantenía mi casa… o que sentía algo por mi…"

"Como debiste haberle dicho A LA CARA que la adorabas." Docko se estiró la cara con las manos. "Ustedes dos me van a matar. Que bueno que no tengo problemas cardiacos, que sino, ya sería un fiambre… ¡UN MOMENTO!" El santo de Libra se detuvo de súbito. "¿Era IDRIL La Que Ordenaba Tu Casa?" Interrogó estupefacto.

"Feh."

"¡Maldito Suertudo! Tú No Tienes Más Suerte Porque No Naciste Antes."

Docko volvió a despeinarse. Algo de relajante debe tener este gesto, que los dorados lo hacen bien seguido. Creo que la próxima vez que esté molesta con alguien, me despeinaré para ver si con eso descargo malas vibras o electricidad estática. El santo de Libra se quedó mirando muy duro a Shion, como preparando otro reproche, pero se quedó en silencio. El Patriarca tenía un desconsolado aspecto, por lo que se abstuvo.

"Le debo una excusa a Idril… por muy enojada que esté conmigo… o que yo esté con ella."

"Sería lo ideal… pero esta vez le repites todo lo que le dijiste, pero en un tono más acorde." Aconsejó Docko.

"… No… no creo que resulte." Shion se puso de pie, se sacudió las ropas y se dispuso a irse. "Muchas gracias por el té y por escucharme."

"Feh. Creo que comenzaré a cobrar."

"No tienes licencia de psicólogo." Bromeó Shion esbozando una sonrisa. "Adiós. Te veo más tarde."

"Hasta luego."

El Patriarca abandonó el jardín de Libra, dejando a Docko solo y rabiando por causas ajenas. Sin embargo al poco rato suspiró condolido.

"Me alegra no tener esos problemas." Comentó para sí.

Casa de Piscis.

"… entonces la tapas de tierra y listo. Le pones un poco de agua y a esperar que crezca." Explicó Afro con cuidado, mientras terminaba de trasplantar un rosal recién adquirido en Atenas a su nueva ubicación. Niké abrió mucho los ojos.

"¡Lizto! Otra bez." La pequeña aplaudió. Afro le sonrió.

"Claro: aún tenemos que plantar 6 rosales más." El santo de Piscis le guiñó un ojo. "¿Me ayudarás?"

"Sí, sí, yo quiero, yo quiero."

Niké se puso de pie y se acercó a uno de los rosales que esperaban su turno, bajo la atenta mirada de Afro, que no la perdía de vista. La pequeña, que ya lo había hecho pasar un soberano susto con las tijeras de jardinería, y no precisamente porque se fuera a hacer daño ella misma (quiso podar los rosales, lo cuál casi le provoca un yeyo), se acercó a la planta y acarició las hojas.

"kon cadiño… o zi no, muednen."

"Se dice muerden."

"Mue–R–nen." Repitió Niké, frunciendo el ceño, pronunciando a conciencia la palabra.

"Al menos es un progreso." Afro se puso de pie, caminó la corta distancia hasta Niké y se agachó para tomar el rosal. "¿Te gusta este rosal?"

"Mucho. ¿Kómo ze llama?"

"Se llama… hmm… ¡Laura!"

"ò.ó Pero ez niño." Protestó Niké inflando los cachetes.

"Ah, ¿En serio?" Afro rió para sus adentros. Primera vez que veía que alguien relacionaba rosas con hombres. "No lo sabía. ¿Cómo supiste?" la pequeña se encogió de hombros.

"Adibiné."

Afro le revolvió el cabello y tomó el rosal en sus manos. Se puso de pie, sintiendo como las manitas de Niké se sujetaban a los pantalones que usaba para jardinería. La pequeña diosa caminó a su lado, contentísima y nuevamente siguió con atención todo el proceso para plantar el rosal en su nueva posición.

"¿Puede ponedle agua?" Preguntó Niké con ojos grandes, cuando Afro tomó la regadera.

"Por supuesto." El santo de Piscis le puso la regadera en las manos y la diosa comenzó a verter el agua en la tierra. "Lento, con cuidado, no mucho, que podemos ahogarla… eso es… ya estamos."

"Veo que tienes una discípula MUY joven y atenta." Comentó Camus de pronto.

"Jajaja, ¿Sabes que así te ves muy paternal, Afro?" Preguntó de pronto Alsacia. Afro y Niké se voltearon para ver a la pareja, que les observaba divertidos. El santo de Piscis se puso de pie al tiempo que Niké salió corriendo disparada hacia la pareja.

"¡Tío Kamuz!" Niké se abrazó con fuerza a las piernas del Santo de Acuario, quien la tomó en brazos.

"Hola. ¿Qué los trae hasta aquí?" Preguntó Afro cuando los tuvo al frente.

"Estamos buscando a la Señora Idril." Dijo Camus, mientras se acomodaba a Niké en sus brazos. "¿Cómo estás, pequeñita?"

"¡Niebe, Niebe!" Exclamó Niké contenta, mientras aplaudía con las manitos. Camus le sonrió.

"Tu veux neige? Dis-moi une chose. Comme je demande cela en français?" Le preguntó Camus mirándola fijo a los ojos. Niké estrujó la memoria.

"Oncle Camus, je ne nua nech. Tu me don un pe siltuplé?" Dijo Niké en un francés muy fragmentado y forzado, luciendo en extremo adorable, pestañeando para mejor efecto.

"Seulement parce que tu me regardes avec ces grands yeux je te donnerai neige." Le dijo Camus con una sonrisa. "Et tu dois le prononcer cela ainsi: Oncle Camus, je veux voir neige. Tu me donnes un peu s'il tu plaît?" Alsacia le dio un zape en la cabeza.

"No seas tan exigente con la niña: tiene no más tres años. Al menos hizo un esfuerzo increíble." Le regañó divertida. En el tiempo en que ambos llevaban casados, algo de francés estaba aprendiendo, lo mismo que Camus el castellano. Por lo mismo, Alsacia algo había entendido de aquél intercambio: la chica parecía tener una especial facilidad para los idiomas.

Camus y Niké, le mostraron la lengua al unísono. Segundos después la temperatura bajó un poco y algunos copitos de nieve comenzaron a caer sobre la cabeza de la niña, para el deleite soberano de la pequeña. Mientras el Santo de Acuario se dedicaba a jugar con la chibi diosa, Alsacia se volvió a Afro.

"¿Sabes donde está la señora Idril? El Maestro Shion la está buscando desde la mañana."

"No lo sé. Vino temprano y me pidió si podía vigilar a la pequeña hasta las 19:00 pm, pero no me dijo nada más." Explicó Afro en forma muy breve. "Puede que esté en el Recinto de Amazonas, no lo sé. Mejor pregúntale a Marin que a lo mejor sabe."

"No, ya le preguntamos a Marin: ella nos envió contigo." Explicó Alsacia. "Nos dijo que esta mañana estuvo en Leo, pero quien habló con ella fue Aioria y no ella. ¡Pobrecita! Marin se veía fatal cuando la vimos. No se ha estado sintiendo muy bien."

"¿Aún no se recupera? Ese resfrío si que le dio fuerte." Comentó Afro pensativo. Alsacia negó con la cabeza.

"No, no es un resfrío: parece que Aioria finalmente la intoxicó con su comida." Se lamentó Alsacia.

"Ni modo, vamos a tener que ir a hablar con Aioria al sector Este: allí está haciendo sus rondas hoy." Intervino Camus, mientras dejaba a Niké en el suelo. "Afro, si ves a la Señora Idril, dile que la están buscando, por favor." Le pidió mientras le tomaba la mano a Alsacia.

"No hay problema. Yo le digo."

"Nos Vemos Luego."

"¡Te Cuidas Afro Y También A Niké!"

Camus y Alsacia se despidieron y siguieron su camino de regreso a Acuario. Afro, que le había tomado la mano a Niké por precaución, le miró divertido.

"¿Sabes donde se metió tu tutora, pequeña?" Le preguntó, asumiendo que la niña no sabía, pero para su sorpresa, Niké asintió.

"Zí… ta en el boske… ó.ò taba kon mucha penita hoy." Le dijo la niña con ojos vidriosos. Afro alzó ambas cejas, lleno de curiosidad.

"Ay vaya…"

Casa de Libra.

Al Atardecer.

Idril había desaparecido gran parte del día. No hubo quien pudiera dar con ella por más que la buscaron. Esta actitud de la elfa no le sorprendió a quienes la conocían, pues solía ocultarse cuando algo la perturbaba o inquietaba, para así poder rabiar sola o llorar tranquila si podía, claro que para la nueva generación de santos, que no la conocían tan bien, esto significó un problema: se preocuparon mucho por ella.

El Patriarca, pese a que había sido él quien pidió que la encontraran, no participó de la búsqueda. Shion habría podido encontrarla sin ningún problema en un dos por tres, tenía una habilidad especial para tal cosa, pero en honor a la verdad, el tipo no había querido ni salir del Templo Principal… no sabía como enfrentar a la elfa luego de aquella pelea del día anterior.

Idril tampoco había pasado una buena noche y menos un buen día. Una vez que pudo calmarse y comenzó a procesar todo lo que Shion le había dicho, le dio un dolor de estómago tan severo que la inutilizó y mantuvo en vela gran parte de la noche. Eso le pasa por somatizar su estrés. No es por nada, pero no lograba convencerse de lo que le habían dicho ni sabía como actuar. Casi se muere de la pena cuando se dio cuenta que ella también se había ido de lengua y confesado muchas de las cosas que guardaba en su corazón, de la peor manera posible. La gran ventaja que tenía Shion era que, pese a estar un tanto asustado, él tenía a alguien de confianza con quien poder desahogarse, pero no Idril… todavía no tenía mucha confianza con las chicas, no se sentía a gusto: estaba solita.

Docko suspiró. Estaba preocupado por sus amigos. Esos dos estaban logrando inquietarlo. El santo de Libra caminó por los pasillos de su Templo una última vez antes de recogerse hacia el piso residencial. Eran pasadas las 19:05 y estaba cansado. Le consolaba el hecho que Shunrei le esperaba con la cena lista arriba y que comería delicioso. Shiryu le había estado haciendo compañía durante la tarde, pero le había dejado solo hacia hora y media.

Entonces lo escuchó.

El santo de Libra se puso alerta y enfocó sus oídos hacia su jardín. Había oído ruidos allí, muy sutiles, pero suficientes para llamar su atención. Frunció el ceño y a paso rápido, caminó para ver con qué se encontraba: la puerta estaba semiabierta… había alguien dentro. Prestó atención… Shiryu y Shunrei estaban arriba… no, no eran ellos. Le dio un empujón a la puerta y entró de lleno al jardín…

Idril estaba allí, tenía uno de los bonsáis de Docko en las manos y lo observaba con mucha detención. No había más bonsáis en el suelo. Contento de poder ver de nuevo a su amiga, aunque aprehensivo por sus idolatrados bonsáis, Idril le había amenazado hace mucho que el día menos pensado liberaría a sus miniaturas para plantarlas en el bosque, el santo se acercó a ella a paso moderado.

"Sigues con tu mala costumbre de esclavizar árboles, Docko." Susurró Idril en voz muy, muy bajita.

¡Ay no! No quería que le pasara eso a sus bonsáis.

Docko sintió una subida de adrenalina y antes de darse cuenta, estaba junto a la elfa. Le arrebató el bonsái a la velocidad de la luz y de inmediato lo puso a salvo de su captora, en la repisa que correspondía. Docko e Idril cruzaron fieras miradas por varios segundos.

"¿Qué tengo que hacer para que dejes mis bonsáis tranquilos?" Gimió Docko. Idril no respondió de inmediato. Se sacudió el vestido a conciencia y luego se cruzó de brazos.

"No seas grave. Tan solo los estaba apreciando mejor." Respondió por fin.

"No te creo." Se apresuró en decir, muy aprehensivo. "¿Dónde estuviste todo el día? Nos tenías preocupados."

"¿En serio? Creí que nadie notaría mi ausencia." Repitió sin alzar un solo decibel su voz.

"No digas eso: Aquí somos una familia muy grande y cuando alguien se pierde, lo notamos de inmediato." Le explicó Docko. Vaya… algo le decía que tendría que usar una táctica totalmente diferente para hablar con Idril de la que usaba para hablar con Shion.

"¿Aunque sea una completa extraña a esta generación?" Le preguntó apenada.

"No seas tan…" El santo de Libra se detuvo a media frase.

Es que de pronto se encontró viendo algo que nunca creyó ver en su vida ni en la siguiente… los hombros de Idril temblaban despacio y la elfa respiraba muy rápido. Aquél sonido… ¡Idril estaba sollozando! Casi entró en pánico. ¿Qué se supone que debía hacer? Si bien tenía mucha experiencia en lidiar con todo tipo de situaciones, ésta le superaba. Una mujer llorando era algo muy volátil de manejar y se declaraba incompetente, sobre todo si esta mujer era Idril. Además no tenía ningún equipo con el cuál lidiar emergencias lacrimógenas y se ponía muy nervioso cuando una mujer lloraba, más aún si era cercana a él. Tuvo la única reacción posible en su caso:… una de abuelito.

"Oye, no te pongas así, no es para tanto." Le dijo mientras le ponía la mano en el hombro. "Vamos Idril, aquí hay muchos que te queremos…"

Idril hizo un gesto con la mano que hizo que Docko la soltara de inmediato, pero en vez de estallar en furia, se puso a llorar con fuerza y se cubrió su enmascarado rostro con ambas manos.

"¡Ya No Aguanto Más!" Logró balbucear entre lloriqueos. Entonces le dio la espalda y salió caminando, rápido y furtiva, como si temiese que alguien la viera… llorando. Desapareció en cosa de minutos.

Docko se quedó allí, perplejo, observando el camino que su amiga había tomado con tanta angustia, prefiriendo dejarla sola a molestarla. Suspiró.

"¡Cáncer tenías que ser!" Exclamó dolido. "… al cabo que Shion tenía razón: sí sabes llorar."

Meneó la cabeza y se refregó el rostro. Algo le decía a Docko que esto era apenas el comienzo. Tras unos minutos de reflexión, el santo de Libra se animó a subir al piso residencial.

Ojalá que nada le pasara ni a Idril ni a Shion.

Continuará.

Por

Manquehuito (Misao–CG)

Próximo Capítulo: Alitas Despeinadas.

Niké sonrió traviesamente y se alejó de aquél diván. Apenas sacudiendo sus pequeñas alitas de suaves plumas, camino graciosamente hasta la puerta, que abrió sin mucha dificultad. Se asomó al pasillo y tras mirar hacia ambos lados, salió de la habitación y tomó el camino de la derecha… pero ni bien hubo avanzado unos cuantos pasitos, la levantaron en el aire…

PS: De nuevo tuve que ponerle mucho ahínco a este capítulo. Al menos se dejó escribir sin problemas, y hasta tiempo me dio para escribir el próximo. Me alegra verlos aquí, ya que quiere decir que al menos terminaron el capítulo de este monstruo tan complicado… lo que me recuerda: tengo una mala noticia y fue por casualidad. Saldré de Santiago hasta el Martes e iré a un lugar en el cuál el acceso más cercano a Internet es como a mil horas. En pocas palabras, me voy a la tenebrosa y árida Tierra de No Internet, por lo que volveré a actualizar el día Martes o cuando tenga acceso, ya que conociendo a mi Unidad Paterna y a mi Unidad Hermana, prefiero que se descueren entre ellos antes de usar el PC. Podría haber sido peor. ¡DEJEN REVIEW Y LES DARÉ MUFFINS DE MIEL!

Brújula Cultural:

De francés a lo sumo sé pronunciar muy mal que no sé hablar francés. Un.n Así que tuve que pedir ayuda. Firts Ayanami convenció a Camus que me ayudara, así que puedo morir contenta. ¡A AMBOS LES DOY LAS GRACIAS!

Lo que Camus y Niké hablaron en este capítulo es…

Tu veux neige? Dis-moi une chose. Comme je demande cela en français: ¿Tú quieres nieve? Dime una cosa ¿Como pido eso en francés?

Oncle Camus, je veux voir neige. Tu me donnes un peu s'il tu plaît: Tío Camus, yo quiero ver nieve. ¿Tú me das un poco por favor?

Seulement parce que tu me regardes avec ces grands yeux je te donnerai neige: Solo porque tú me miras con esos grandes ojos yo te daré nieve.

Et tu dois le prononcer cela ainsi: Y tú debes pronunciar eso así.