A/N: Para referencias a mi estilo y a ciertos aspectos del fic, lean 'Littera Minima' y sus secuelas, de la cuál esta es su más reciente entrega. Para más información, leer las A/N en el capítulo de Obertura. Por favor, quienes dejan reviews anónimas, dejen un mail de contacto para que pueda responder sus comentarios con más agilidad.

¡MUCHAS GRACIAS A MAYTELU Y A ABBY POR SU AYUDA TÉCNICA! Chicas, ustedes se pasan: no habría llegado ni a la esquina sin su ayuda.

Saint Seiya, la trama y sus personajes pertenecen al Sr. Kurumada y a quienes han pagado por el derecho respectivo. Hay algunos personajes y conceptos que hacen relación a la obra de Tolkien, y que no me pertenecen. No estoy sacando beneficio económico de esto: nada más entretengo a mi imaginación.

ADVERTENCIA.

Principio 142 para ver y entender Manga: Una gota de sudor es signo seguro de desconcierto.

Se pide criterio y discreción por parte de los lectores. No me hago responsable de castigos, lesiones, o penas capitales derivados de la lectura de este capítulo.

Capítulo 16:

Dos Tutores Angustiados.

Casa de Acuario.

21:45 pm.

"… ¿Tuvieron que usar una grúa? No manches, ¡Una grúa!" Exclamó Saori sorprendida.

Alsacia le estaba contando sobre una anécdota en los bomberos, acerca de una ocasión en que tuvieron que ir a rescatar a una persona de unos 350 kilos, que por un mal movimiento, se había caído de su cama y no pudo ponerse de pie por sí mismo. Había sido tragicómico y en lo personal Alsacia no se había reído, aunque algunos de sus compañeros sí, cosa que consideraba de pésimo gusto. Alisa, que no había estado en esa ocasión, tomó un sorbo de agua fría.

"Cosas que pasan. A mi lo más extraño que me tocó ver en un turno fue a la Loca de los Gatos."

"¿Cuál es esa, Alisa?" Preguntó Saori.

"Una señora que tenía los cables algo cruzados, se subió a un árbol y comenzó a maullar igual que un minino. Cuando fuimos a rescatarla, no solo estaba la señora y un montón de curiosos, sino además un montón de gatos que se habían subido al árbol… y cada vez que intentábamos acercarnos, la mujer nos arrojaba un felino a la cara."

"Ah sí, creo que recuerdo ese día: llegaste muy arañada al Santuario." Le dijo Alsacia.

"No me digas que tuvieron que bajar luego a los gatos." Preguntó Saori con los ojos muy abiertos.

"A toditos."

Saori rió de buena gana un buen rato. La diosa llevaba una media hora en Acuario, en donde tenía planeado pasar la noche, en vista que Shion e Idril todavía no se sentaban a conversar nada. Alsacia la había invitado e incluso ya tenían la habitación lista para ella y Niké. Alisa, al igual que Milo, que no estaba en la cocina, habían ido de visita y estaban pasando un buen momento.

"Por cierto… ¿Dónde están los muchachos?" Preguntó de pronto Alisa.

"En la sala creo." Comentó Saori.

"Vamos a ver qué traman esos cuatro." Sugirió Alsacia poniéndose de pie.

El trío salió de la cocina con toda la calma del mundo, para luego dirigirse a la sala, trayecto que no les tomó 10 segundos. Camus estaba sentado en el suelo, cruzado de piernas, tratando de convencer a una somnolienta Niké, que no se quería ir a dormir, de irse a la cama. Milo en cambio estaba echadote en el sillón más cercano, dormido como un tronco y con Kyrus en el torso, también dormido, aunque baboseándole la camisa.

"No kero…" Niké se talló los ojitos y bostezó. "No tene… zueño."

"Ah sí, sí lo tienes: estas a punto de quedarte dormida. Si quieres te narro un cuento, pero tienes que ir a dormir."

"Nooooo." Niké negó con la cabeza. "¡Álzame!" Camus frunció el ceño decidido.

"Muy bien. Tú lo pediste." El santo de acuario tomó a la niña en brazos, de manera que a ésta le resultó divertido, y se la puso bajo el brazo. "Esta imitación de ganso se va a…" Entonces Camus descubrió que tenía público. Las chicas le aplaudieron. "Err…"

"Bravo, Camus, estás hecho un experto." Aplaudió Alisa.

"¡Ese es mi Camuchis!" Exclamó Alsacia juntando las manos.

"¡Enséñale quien manda, Camus!" Animó Saori. En vista de los aplausos, el santo de Acuario hizo una cómica reverencia.

"Espero que hayan disfrutado del Show." Anunció solemne. Alsacia corrió a abrazarlo.

"Bueno, los dejo: veo que mi dorado marido esta rendido." Comentó Alisa mientras, muy enamorada, miraba a Milo con dulzura. El santo dormía imperturbable. "Veo que no aguanta una salida con su familia sin cansar…"

"¡Opa!" Exclamó Saori de pronto, girando sobre sus talones, como observando hacia el Templo Principal. Las chicas se quedaron mirando a la diosa con atención.

"Princesa, ¿Sucede algo?" Preguntó Camus, dado que fue el único que se animó a hablar. Saori le miró, forzando una sonrisa y cruzando los dedos.

"Ya comenzaron a hablar…"

Estancias del Patriarca.

Despacho de Shion.

En esos momentos.

En efecto, en esos momentos, Shion e Idril, del puro coraje de no saber nada, habían decidido iniciar otra conversación… bastante similar a la última que habían tenido. Claro que esta vez estaba motivada por la preocupación. ¡Es que Athena nunca antes había desaparecido tanto tiempo sin da noticias! ¿Le habría pasado algo, estaría bien, necesitaría ayuda? Ni siquiera percibía el cosmos de la diosa y ¡Qué decir de Niké! Por último Athena podría gritar o pedir auxilio, Niké no, ella no.

Shion estaba en serio preocupado, más que nunca, e Idril… mejor ni comento o puede que me llegue un zape también a mi. Ambos entraron de golpe al despacho del Patriarca, en vista que no podían hacer más que eso. Tentados estaban de llamar a las autoridades de Atenas.

"Se Supone que nadie podría pasar por encima de ti, Se Supone que deberías haber protegido por lo menos a la pequeña, ¿Cómo Es Posible Que Esto Te Pase A Ti, La Más Letal De Todas? Bah. ¡Mucho Ruido Y Pocas Nueces!" Protestó Shion, muy bravo.

"¡Cierra La Boca Shion! ¿Crees Que No Me Siento Lo Suficientemente Mal? Si Algo Le Llega Pasar A La Princesa Athena O A Niké, Me Voy A Morir De Pena."

"¡¿Morirte De Pena ! Por Favor, No Sabes Lo Que Es Sentir Pena. ¡No Sientes Ni Una Maldita Cosa!"

"¡No Me Subestimes Aries! También Tengo Sentimientos Y Lo Sabes."

"Nunca Los He Visto… A Menos Que Te Refieras Al Sarcasmo, La Ironía, La Ira O El Coraje, No Eres Capaz De Sentir Nada." Como ven, estos dos están tan preocupados que hasta se les olvidó pensar antes de hablar y pensar claro… otra vez. "Piedra Insensible, Eso Eres." Gruñó Shion.

"¡No Seas Tan Injusto Conmigo! NO Soy Una Piedra Insensible."

"¡Entonces Eres Un CUBO De HIELO!" A estas alturas del día, con una emergencia entre manos y sin poder obtener resultados, no estaba de buen humor. Shion estaba furioso y no solo con Idril. "Un Maldito Cubo De Hielo. Con Razón Nadie Se Te Acercaba." Aún así, todavía no logro saber a qué viene todo esto. Creo que la angustia logró sacar a flor de piel todo el resentimiento que Shion se estaba guardando hacía días. "¡Sigue Así Y Te Quedarás Sola! Con Esa Actitud No Salvas A Nadie, mucho menos a las diosas."

"¿Piedra Insensible YO?" Repitió indignada la elfa, quien apretó los puños con fuerza y había hecho esfuerzos por no retrucar nada, pero bueno, todos tenemos un límite y hace siglos el de Idril había sido sobrepasado: ella también estaba resentida. "¿Crees que me voy a quedar sola? PUES A MUCHA HONRA. Prefiero Ser Una Maldita Piedra Insensible Y Estar Sola, Que Meterme Con TODO El Santuario Y Estar Mal Acompañada, Como Tú Lo Hacías En 1743, ¡Eres Una Mugre Escoria De Pantano!"

"¿Acaso No Me Has Puesto Atención? Ya Te Dije Porqué Me Metía Con Medio Santuario."

"¡Feh! Discúlpame Si No Te Creo, Pero Lo Que Me Dijiste Es La Excusa Más Rastrera Que He Escuchado En Mi Vida."

Nope. Idril no le había creído a Shion cuando éste, en su enojo del otro día, le había dicho que si se metía con cuanta falda veía, era porque se parecía a ella así tantito. Pónganse la mano en el corazón, chicas y díganme… ¿Le habrían creído ustedes?

Shion hizo un gesto exasperado con la cara.

"Encima Cegatona Y Sorda, Además De Estirada. No me extraña que no te dieras cuenta de nada." Frunciendo el ceño, Shion levantó la nariz. "¡Creí Que Los Elfos Tenían Buena Vista Y Buen Oído! Si los usaras bien, Te Habrías Dado Cuenta Con La Clase De Chicas Que Me Metía."

"¡CLARO QUE ME DABA CUENTA!" Exclamó Idril levantando la voz por primera vez desde que había llegado. "¡Te Metías Con Un Montón De Cortesanas!"

"Y Todas Se Parecían A Ti." Añadió Shion en una maniobra de dudosa astucia. Echando humo por las orejas, Idril tensó los músculos indignada y ofendida hasta la médula.

"¡YO NO SOY UNA MERETRIZ!"

"¡POR SUPUESTO QUE NO LO ERES!" Afirmó Shion con firmeza, gesticulando con las manos. "Pero Ellas Se Parecían A Ti En Algún Gesto." El Patriarca, por inercia, comenzó a sobarse el brazo izquierdo con algo de hastío. "En Mi Infantil Mente, Creía Que Te Darías Cuenta De Eso Y Que Me Buscarías De Algún Modo."

"Me Estás Comparando Con… ¡ARGH!" Dijo Idril con una expresión de asco.

"NO. No te estoy comparando con ninguna de esas, tú eres demasiado especial para mi."

El Patriarca se quedó en silencio mientras recuperaba el aire. La máscara de Idril le miraba fijo y él le sostuvo largo rato el gesto. Suspirando derrotado y dolorido, no sabía como explicarle a Idril el porqué de su reprobable accionar de su adolescencia. Muy molesto, le dio la espalda y apoyó ambas manos en su escritorio, dispuesto a hacer un esfuerzo.

"No Espero Que Lo Comprendas… Elegía Chicas Como Tú, Para Poder Acercarme A Ti Un Poco. Para creer que sí estaba contigo." El lemuriano apretó la quijada. Se sentía desesperado: como antes, nada le estaba resultando con Idril. Nada. Eso no le hacía nada de bien… quería que fuera diferente, él quería recuperar el tiempo perdido, pero no… ¡Y encima ahora con las diosas perdidas! En fin. Meneó la cabeza. "¡Como Entonces, Sigues Siendo Inalcanzable, Maldita Seas!"

"¿Qué Quieres Decir Con Eso?"

Aunque sonó enojada, no podía evitar estar preocupada a rabiar y furiosa, Idril parecía interesada en lo que Shion pudiera decirle. Durante los tres años previos a su llegada, había recibido rumores acerca de los dos sobrevivientes de la Guerra de 1743… ella sabía que vería a Shion en algún momento… y durante esos 3 años había ensoñado con volver a verlo y decirle de una buena vez lo que no había podido antes de morir.

Eso sumado a la cantidad de cantos élficos que narraban el amor que se habían tenido tales o cuáles héroes, solo había alimentado su imaginación. El canto de Beren y Luthien era su favorito y le había dado mucho en qué pensar… ella… ella quería tener algo con Shion… y quería en serio que todo fuera diferente para ambos.

"Quiero Decir Que Era Un Idiota."

"Feh." Idril dejó caer los brazos en actitud de hastío. "¡Dime Algo Que No Sepa!"

"Quería Que Te Fijaras En Mi, Por Medio De Esa Estupidez." Shion golpeó la mesa y giró sobre sus talones. "No Es Algo De Lo Que Me Enorgullezca, Pero Fue Lo Único Que Se Me Ocurrió Para Llamar Tu Esquiva Atención, Aunque No Lo Logré."

PLAAAF.

Idril 2, Shion 0. El Patriarca recibió un segundo bofetón de la elfa, que esta vez fue más doloroso que el anterior. Es que Idril casi se murió al escucharle decir esto. ¿Qué no se había fijado en él? Esto no podía estar pasando. ¡Tanto que había sufrido y llorado porque el lemuriano no le daba ni la hora y ahora le salía con este pastel! Pero si el muy cabeza de alcornoque siempre estuvo en el centro de su atención, no era necesario que hiciera…

… Ay. Idril sintió un enorme vacío en las tripas. ¿Acaso esto quería decir que… ella también… había sido una cegatona por no darse cuenta que Shion lo único que quería era… estar con ella?

Muy bien, todo esto no le quita mérito al bofetón, que bien merecido se lo tenía Shion.

"¡IMBÉCIL REDOMADO!" Idril no pudo reprimir un sollozo. "¿Dices que querías llamar mi atención? ¡QUÉ CEGATÓN ERES!: Siempre La Tuviste. SIEMPRE Tuviste TODA Mi Atención… ¿Acaso Crees Que Hacía Todas Esas Cosas Por Ti Solo Porque ?" Aunque le pateó el orgullo, Idril no pudo evitar sollozar.

Es que tenía las emociones a flor de piel con esto de la desaparición de su pequeña Niké. ¡Compréndanla! Las hormonas no se controlan en estos casos.

"¿Hacer Algo Tú Por Mi?" Shion se sobó la mejilla, sin dejar de estar ni un ápice de enojado. Recuerden que estos dos suelen confesarse cosas a los gritos y no darse cuenta sino hasta que es demasiado tarde. " No Mueves Un Dedo Por Nada, Ni Nadie."

"¿ACASO CREES QUE TU DESAYUNO SE HACÍA SOLO, QUE TU CASA ESTABA SIEMPRE EN ORDEN O QUE TU ROPA SE TENDÍA SOLA?" Preguntó Idril enfurecida y a todo pulmón. "¡SEGUNDA VEZ QUE TE DIGO ESTO EN MENOS DE UNA SEMANA!"

Vaya. Hacía 262 años que tenía ganas de decir tal cosa. Shion la observó perplejo.

"Eras tú." Afirmó Shion pausadamente. Hacía poco que sabía la respuesta, pero quería escucharlo de nuevo de los mismos labios de Idril, sólo para convencerse que no lo había soñado.

"SÍ, ERA YO." Afirmó Idril con los puños apretados. "No Era Ninguna De Tus Amigas. ¡Ni Melisa Se Acercaba A Tu Ropa Sucia!" Explicó furibunda… aunque de pronto se calmó por completo. "Tú eras el que nunca se dio cuenta de nada, tú eras el ciego y el sordo que ni siquiera me dio las gracias por nada, ni se daba cuenta que lo único que quería de ti era una sonrisa… ¿Qué Querías?" No era necesario ser un adivino para saber que Idril ya se había puesto a llorar. "¿Qué Me Pusiera A Competir Con Ese Montón De Diablas? ¿Qué Creías Que No Me Sentía En Franca Desventaja? NO Me Iba A Rebajar A Moverte La Cola Como Una Cualquiera."

Bien, basta de estar enojados porque Saori o Niké no aparecen. No. Eso puede pasar a segundo plano de momento. El Patriarca sintió un molesto latido de corazón cuando todas las pequeñas grandes coincidencias se apilaron encima de él y se le vinieron abajo. ¿Cómo no lo supo antes? ¿Cómo MIERCOLES No se dio cuenta cuando debió haberlo hecho? Se sintió herido en su confianza. Si lo hubiera sabido antes, quizás hasta la Guerra de 1743 habría tenido otro resultado… quizás hasta hubiera podido salvar la vida de Idril.

Magro favor le hizo Parminder al maldecirlo.

"¿POR QUÉ NO ME LO DIJISTE ANTES?" Demandó con energía, para protesta de su corazón, que dio un doloroso latido. Latir se estaba convirtiendo en un problema y de eso ya había lanzado varias advertencias.

Ahí vamos con el siguiente round.

"¿POR QUÉ NO ME LO DIJISTE ANTES? Me Quedé Callada Porque NO SABÍA COMO Decirte Eso. Mi Maestro no me enseñó ese tipo de cosas. ¿O acaso crees que por ser Mujer me es más fácil?" Exigió saber.

"¡Maldita Sea!" Shion dio otro golpe al escritorio, que produjo un sonido de quebrazón. "¿Sabes Cuánto Sufrimiento Me Hubieras Ahorrado Si Me Lo Hubieras Dicho?"

"¿Sufrimiento? ¿De qué hablas?" Preguntó Idril llena de sarcasmo. "Lo pasabas bastante bien… sobre todo con Süe."

"No me la recuerdes." Gruñó el Patriarca.

"¿Por qué no?" Volvió a preguntar con sarcasmo. "¿Acaso la extrañas?"

"No tengo porque decirte nada. Süe no es una de mis personas favoritas. Punto final y acabóse de la discusión."

"Pero lo fue en su momento." Protestó Idril, apretando las quijadas, con algo de rencor, mientras recordaba los 87 latigazos que había recibido por culpa de sus mañas.

"Deja a esa niña en el pasado." Chistó cansado.

Le dolía el pecho y se apoyó en su escritorio, tratando de calmar aquél dolor. Ambos se quedaron muy pensativos durante largo rato, respirando apenas, como esperando calmar sus propios corajes. El Patriarca apretó los dientes e Idril se llevó las manos a los costados de la cabeza, cubriendo sus orejas de elfo.

"¡Serás maldita!" Exclamó de pronto Shion, picando nuevamente el enojo de la elfa.

"¿QUÉ?" Gruñó llena de cizaña en la voz.

"Estuve 262 Años Lamentando Mi Suerte. ¿Sabes Que Perdimos Un Tiempo Precioso?" Le reclamó muy bravo. "¡Si Tan Solo Me Hubieras Dicho Eso Abiertamente No Tendría Que Haber Pasado Atormentado o…!"

"¿Y YO QUÉ? Fui Yo La Que Me Tuve Que Tragar El Hecho Que Jamás Me Tomarías En Cuenta A Menos Que…" Idril se mordió el labio, empuñó las manos y prefirió no terminar aquella oración. En cambio. "¡TÚ TAMBIÉN TE QUEDASTE CALLADO! Se supone que debiste dar el primer paso." Le reclamó con justa razón.

¿El primer paso? ¿Acaso Idril no le estaba prestando atención? Tenía que ser una broma. Shion dejó que todo el resentimiento y el dolor acumulado en dos siglos de soledad le nublaran la cabeza. Si hubiera dado el primer paso, seguramente Idril le hubiera desollado vivo y confeccionado su propia versión de la égida de Athena con su piel. ¿Acaso no se lo había dicho en más de una ocasión?

"¿COMO QUERÍAS QUE LO HICIERA SI NUNCA ME DISTE LA OPORTUNIDAD? No Dejas Que Nadie Se Te Acerque Y Te Recluyes Peor Que Una Almeja." Ahora el que echaba humo era Shion. "¡Aunque Te Lo Hubiera Dicho, Me Habrías Rechazado! Porque Aparte De Maldita, Eres Una Piedra Insensible, Orejona Y Arisca, Que No Deja Que Nadie La Ame… por lo tanto soy un imbécil, tal como me dices."

¿Orejona? Eso no se lo esperaba. Esa simple palabra la desarmó por completo. Idril relajó todos los músculos y por inercia buscó algún tipo de apoyo. ¿Shion le había dicho orejona o había sido su imaginación? Este súbito cambio de actitud no dejó de intrigar al Patriarca.

"¿Me dijiste orejona?"

"Feh." El Patriarca se cruzó de brazos, negándose a ver lo que sus palabras habían causado en la elfa. "Ahora que lo pienso, te prefiero mil veces como una idea, como una imagen, que como persona en la realidad."

Antes que descueren a Shion por esto, recuerden que el tipo está alterado por todo lo que le ha pasado este día, incluyendo esta conversación. Idril tensó los músculos de la espalda, al tiempo que comenzó a dolerle la cabeza. Retrocedió como un animal enjaulado.

"No me dijiste eso… nada de eso, ni que soy orejona o…"

"Lo que dije, lo oíste claro." Gruñó Shion.

Entonces pasó algo curioso. La elfa se llevó la mano a la máscara y con cuidado la retiró de su rostro, dejando al descubierto su oculta y delicada belleza de elfa, que podía tornarse terrible de un momento a otro. Pero así como estaba, con la expresión que tenía en esos momentos, que no estaba disimulada por el mithril, Idril se veía incluso frágil y fantasmal. La elfa dejó caer los brazos, pero con la máscara bien sujeta en una de sus manos. Le miró unos segundos y bajó la vista al suelo…

"Tú no…" Comenzó a decir en un tono de voz totalmente nuevo. Shion la observó intrigado, sintiendo como un vacío se apoderaba de sus tripas.

"¿Idril?"

La elfa giró la cabeza hacia su derecha. Algo en su interior parecía haberse resquebrajado. Es que… es que Shion… nunca le había dicho orejona antes. Es más, era el único que le había alabado sus orejas y nunca se había burlado de ellas. En cierta medida, era una suerte de seguro en la autoestima que tenía Idril, que había tenido que soportar bromas bastante crueles por tener élficas y puntiagudas orejas.

"… Sí. Me… dijiste todo eso."

Además… eso de que la prefería como una imagen en su mente, antes que la realidad… también le había dolido. Shion se dio cuenta demasiado tarde y su corazón comenzó a protestar en forma de enojados y cada vez más dolorosos latidos. El lemuriano se llevó una mano al pecho y empezó a respirar con dificultad.

"¿Qué escándalo harás ahora?" Le preguntó con firmeza, fingiendo molestia.

Pero no podía engañarse. También atravesaba por sentimientos similares a los de Idril. Se había arrepentido de sus dichos con toda su alma… lástima: a veces las palabras hieren más de lo que uno podría imaginarse y cuando no se controlan, se dicen cosas de las que uno luego se arrepiente… pero que se habían dicho y que causaban daño…

"… Entonces estoy estorbando…" Dijo Idril en voz baja, mientras se quebraba como cristal. "… Yo… tengo que irme." La chica se dio la media vuelta con torpeza, mientras se calzaba la máscara. "Buscaré a Niké… y la traeré aquí… no te molestaré más."

Como si fuera un zombi, Idril se dirigió a la salida del despacho, del cuál salió con elegancia. Entonces un angustiante presentimiento se apoderó de Shion y en seguida, sin perder más tiempo, ahora que no podía perder ni un solo segundo, entendió que lo que estaba ocurriendo era justo lo que no quería. La elfa realmente se había ofendido y nunca creyó verla así de dolida. Eso le revolvió las entrañas y no fue algo bonito. Por lo mismo supo enseguida que debía darle excusas lo antes posible, y si era inmediatamente, mucho mejor. Idril era a veces demasiado literal y si decía que una vez que encontrara a Niké no molestaría más, es porque lo haría en serio.

Tenía que evitarlo. Tendría que correr detrás de ella. Tenía que darle una disculpa.

"¡Idril! Espera." El Patriarca comenzó a acortar la distancia entre él y la elfa, pero esta le ignoró y siguió caminando. "¿A Dónde Se Supone Que Vas?" Preguntó con energía, una vez que hubo cruzado el umbral de su despacho.

Idril lo ignoró y siguió caminando hacia la salida de las Estancias del Patriarca, hasta que finalmente atravesó la puerta y desapareció. ¡Idril Se Le Iba De Nuevo! Las protestas de su corazón que le pedían un respiro fueron ignoradas, pues Shion no dejaría pasar esta oportunidad ni porque se abriera la tierra y se lo tragase. Mucho menos cuando la elfa se alejaba más y más y él más lento avanzaba. ¡Ratas! ¿Por qué avanzaba tan lento? Que cansancio tan sofocante sentía. ¡No podía caminar bien! Su brazo izquierdo… ya no era una simple molestia, sino un insistente dolor. ¿En qué momento todo se hacía más pesado que nunca?

"¡Idril! Ven aquí." Gruñó Shion tras avanzar unos metros. "Regres… ¡ARGH!"

Cuando el corazón protesta, hay que hacerle caso, más aún cuando hay algunos antecedentes de fallas técnicas. El corazón del lemuriano, exhausto de tanto susto, enojo, corajes y movimientos, no pudo más y comenzó a colapsar. El Patriarca se llevó ambas manos al pecho y se vino al suelo sin control alguno, con una profunda mueca de dolor en el rostro, maniobrando con torpeza su cuerpo, hasta que quedó de espaldas sobre el suelo.

Sabía muy bien lo que le estaban pasando, ya antes le había ocurrido. Entre el profundo y desesperante dolor en el pecho y en todo el lado izquierdo del cuerpo, se supo incapaz de detener a Idril y darle una disculpa, incapaz de pedir ayuda, terriblemente solo… y en serios problemas.

MUY serios problemas.

Se le estaba cortando la respiración y dolorido apretó los músculos del rostro. La habitación comenzó a oscurecerse en forma gradual y pronto todo se convirtió en erráticos manchones blancos y negros.

Estando la borde de la inconsciencia, oyó que la puerta se abría, sonido precedido por pasos calmados… que de pronto corrieron acelerados hasta él. Un cuerpo se abalanzó y se dejó caer sobre él y un cálido sentimiento ajeno le rodeó el pecho. Parece que le tomaron el rostro entre unas manos, pero no supo más detalles. Se estaba desconectando de la realidad lentamente.

"¡…!"

Sin duda ese cuerpo poseía una voz, y esa voz le dijo algo muy coherente, fuerte y claro, sin embargo, nunca supo qué dijo, quién era ni nada. Lo único que pudo percibir fue un intenso, amoroso y preocupado sentimiento que parecía destinado por entero a él. Del resto, nada. Para el Patriarca, todo se volvió negro de sopetón.

Emitió un adolorido gemido.

"¡Shion! No, No, No, Todavía, No, ¡Aries, Reacciona! Por favor…"

Pese a lo mal que se sentía, Idril había regresado debido a una fea corazonada. Ver a Shion en el piso la asustó mucho y antes que se diera cuenta, estaba junto a él, tratando de despertarlo. Pero la nula respuesta que recibía del lemuriano la frustró y con justa razón. Dio un fuerte golpe al piso, al ver que no lograba despertarlo. Se sintió llorar y derretirse en lágrimas de pronto: todas sus defensas se había hecho añicos al verlo tirado allí en el suelo. ¡Esto No Podía Estar Pasando!

Le desabotonó las ropas para que pudiera respirar y apenas atinó a revisar que nada obstruyese el paso de aire a sus pulmones. Revisó sus signos vitales con torpeza y muy nerviosa, mas no supo como interpretarlos: lo único que sabía era que estaban muy mal. Puso su oído en el pecho del lemuriano, captando sonidos preocupantes, que se percibían cada vez peor. De pronto, los ojos que estaban cerrados, se abrieron de par de par y se la quedaron mirando fijo. La elfa se quedó estática algunos instantes, pero pronto maldijo entre dientes y se puso de pie. Mejor iba por ayuda.

De todos los reflejos que los lemurianos tenían como propios de su especie, éste tenía que ser el más enervante de todos. Por alguna razón, cuando un lemuriano sufría un accidente y perdía la conciencia, sus ojos se abrían y se quedaban fijos en el objeto animado más cercano. Se quedaban bien abiertos como platos, en tanto hubiera algo móvil que observar, apenas parpadeaban y adquirían un brillo especial, como el que tienen los sonámbulos en sus ojos mientras caminan dormidos.

Esto no era un gesto conciente, por más que lo pareciera, y era de bastante utilidad cuando se querían comprobar los reflejos. Era una extraña manera de pedir ayuda y dar a conocer que se estaba con vida. El que Shion tuviera los ojos abiertos en esos momentos era una buena señal, pues de lo contrario, si tuviera los ojos cerrados o si no los hubiera abierto, significaría una falla masiva y por lo tanto, estaría en muchos problemas más de los que ya estaba.

Idril estaba muy conciente de esto, por eso no se asustó cuando Shion le fijó los ojos.

Por lo tanto, en cuanto la elfa se puso de pie y desapareció del campo visual de Shion, sus ojos se cerraron. Idril apenas se tardó en llegar a los corredores. Severa, se apoyó en el dintel de la puerta.

"¡GUARDIAS!" Gritó con toda la energía de sus pulmones.

Continuará.

Por

Manquehuito (Misao–CG)

Próximo Capítulo: Tristeza.

"Si esto te hubiera ocurrido en 1743, no habrías vivido para contarlo." Le dijo Idril casi en susurros. Shion sonrió travieso, enfermo sí, pero travieso de todos modos.

"Para que veas como avanza la medicina: si esto mismo me hubiera pasado hace 50 años, no vivo para contarlo." Le aseguró en un esfuerzo por aliviar la conversación. Idril le miró muy grave y suspiró llena de tristeza. Shion tragó saliva, recordando todo lo que había pasado. "Yo… este… ¿Y Qué haces aquí?"

PS: No es por nada, pero quedé un poco cansada después de escribir este capítulo. Hay por ahí, dando vueltas en Fanfiction Net, un fic de Isabel Plata que muestra los últimos momentos de Shion, antes que Saga, siendo poseído por Ares, le matara. Se los recomiendo mucho, dado que fue una de mis muchas fuentes de inspiración (y no lo digo porque Isabel me haya dejado algunas reviews, esto va MUY en serio). Y hablando del lindo lemuriano, ya sé que lo dejé en MUCHOS problemas, pero eso es parte del encanto de escribir un fic. Además yo me sé el final, sé lo que pasará, dado que salió de mi cabeza y ustedes no. JEJEJEJE. Cálmense un poco y no desesperen: podría haber sido mucho peor. ¡DEJEN REVIEW Y LES DARÉ DEL STRUDEL QUE PREPARA ANNEKE!