A/N: Para referencias a mi estilo y a ciertos aspectos del fic, lean 'Littera Minima' y sus secuelas, de la cuál esta es su más reciente entrega. Para más información, leer las A/N en el capítulo de Obertura. Por favor, quienes dejan reviews anónimas, dejen un mail de contacto para que pueda responder sus comentarios con más agilidad.

Habría actualizado antes, pero digamos que Fanfiction Net se puso algo esquizo y se negaba a subir el capítulo. Eso estuvo más allá de mi control.

Saint Seiya, la trama y sus personajes pertenecen al Sr. Kurumada y a quienes han pagado por el derecho respectivo. Hay algunos personajes y conceptos que hacen relación a la obra de Tolkien, y que no me pertenecen. No estoy sacando beneficio económico de esto: nada más entretengo a mi imaginación.

ADVERTENCIA.

Principio 119 para ver y entender Manga: Lo puedes hacer… sólo cuando es realmente divertido o necesario.

Se pide criterio y discreción por parte de los lectores. No me hago responsable de castigos, lesiones, o penas capitales derivados de la lectura de este capítulo.

"Alicui in Amore Respondere."

("Responder al Amor de Otro.")

Clausura:

Lo Que Anneke Vio.

Cementerio del Santuario de Athena.

Dos Semanas Después de Star Hill… sí, dos más.

Las varillas de incienso humeaban tranquilas y apenas eran perturbadas por la casi inexistente brisa de aquella mañana. Docko estaba sentado en el suelo, cruzado de piernas, frente a 9 antiguas tumbas, todas databan de 1743 y de fechas no posteriores al 3 de julio de aquél año. Pertenecían a los antiguos santos dorados de aquella época. Cada tumba tenía dos varillas encendidas, aunque en el caso de la tumba de Parminder de Virgo, había además dos lirios atados con una pequeña cinta de color azul. Docko era un caballero y con las damas siempre había que tener una consideración especial. El lugar que correspondía a Cáncer estaba vacío: habían retirado la tumba el mismo día que Idril llegó al Santuario. No encontraron ningún cuerpo que exhumar, bueno, huesos, lo cuál no les pareció nada extraño.

El santo de Libra tenía los ojos cerrados. Elevaba una plegaria por las almas de sus compañeros, a los que visitaba una vez por mes, al igual que Shion. Desde 1743 y por haber estado vigilando el sello de Hades, Docko no había podido presentar los respetos debidos a sus hermanos de armas caídos, y por esta razón, estas visitas para él eran inamovibles. Incluso se ponía la capa negra en lugar de la blanca, y no cualquiera, sino el modelo que correspondía al utilizado hasta 1743.

Entonces inspiró una gran bocanada de aire y abrió los ojos. Tenía una sonrisota eNORMe en la cara, de oreja a oreja. Ya había terminado su plegaria, por lo que ahora le tocaba conversar con sus amigos.

"¡Oigan Todos! Ahora que ya pagué mis respetos, Lynus, no me mires feo por dejarle lirios a la linda de Parminder¡Les Tengo Buenas Noticias!" Docko sonrió calmado, observó al cielo unos instantes, como queriendo percibir la curiosidad de sus compañeros, y volvió a dirigirse a las tumbas. "Ya saben que con ustedes prefiero las informalidades, son mis hermanos, así que como no hay forma de decir esto fácil… Lo diré de golpe. Parminder, Lynus, Iñaki, Diego¡Todo! Muéranse De La Envidia… lo digo porque por primera vez en mi vida, me enteré primero que todos." Docko volvió a hacer una pausa. "Adivinen quienes por fin se decidieron a corresponderse…"

La brisa matinal sopló con un poquito más de intensidad, lo suficiente como para revolverle un poco el flequillo. Un resto de cosmos antiguo, que dejaba en evidencia la ansiosa curiosidad de 9 almas que descansaban, apenas un residuo, pudo sentirse en el aire. Docko resopló travieso: al menos había captado toda la atención de los 9 santos dorados que alguna vez estuvieron vivos. Hasta creía percibir a Parminder mordiendo sus pulgares.

"Sip. Los mismos: Shion e Idril finalmente se declararon lo que sentían." Un cálido sentimiento de alegría inundó el pecho de Docko. "Después de tantos años, finalmente hicieron lo correcto. Entonces tenemos a un enamorado Carnero cortejando a la malhumorada Cangreja. ¿No es genial?"

La sorpresa en el aire fue evidente. Como que aquellas almas se quedaron mudas del shock, pero pronto Docko percibió una sutil alegre explosión de contento. Al parecer sus compañeros habían captado el mensaje y al igual que él, se sentía contentos a rabiar. El Santo de Libra miró al cielo, satisfecho.

"Esto fue peor que un parto… por poco temí que nunca se dirían nada." Confesó con alivio. "Pero ya todo marcha sobre ruedas con esos dos. No saben como me alegra eso… estoy hecho un viejo sentimental."

Docko inspiró una buena cantidad de aire y fijó los ojos en el cielo, observando en dirección del Recinto de las 12 Casas.

Aquél era un buen día.

Casa de Géminis.

Esa Tarde.

18:45 pm.

Debido a la diferencia horaria, Anneke tenía 7 horas de desfase con respecto a Grecia, por lo tanto, ella apenas estaba comenzando el día, dado que según su reloj biológico, apenas eran las 11:45 am. Saga, tras mucho trámite, había convencido a Anneke de pasar una semana en Atenas. Cuando por fin lo había logrado, él mismo convenció a su jefe que le diera una semana de las vacaciones que le debía, lo cuál no le había costado mucho, y por fin, para su secreta alegría, la chica allí estaba, en el Santuario…

… Nerviosa a rabiar.

La noticia de que Saga por fin traería a su misteriosa 'más que' amiga había causado la crisis de curiosidad más seria del Santuario desde el anuncio de la llegada de Idril y Niké. Los santos de Bronce y Plata se preguntaban cómo sería la chica de la que tanto hablaba Saga y los dorados se morían por conocerla. El que el Gemelo Mayor tuviera una amiga ya era curioso, pues con lo gruñón que era, ninguna mujer lo soportaba más de dos semanas, pero el que tuviera una 'más que' amiga como Anneke lo era mucho más.

Todos sabemos que Saga se porta muy bien con Anneke, pero para la gran mayoría de santos, sobre todo los dorados, exceptuando a Kanon, esto era un misterio. A propósito, el Gemelo Menor e Isabella, desde que habían conocido a Anneke tras ese terremoto, se habían vuelto bastante asiduos a visitar a la chica, y no solo por la costumbre de Anneke de sepultarlos en comida. Como que habían congeniado bien con ella. Lo único que le molestaba a Saga de aquella situación es que con su hermano y cuñada cerca no podía acaramelarse como a él le gustaba…

… Oops…

…Creo que olvidé mencionar que en todo este tiempo… como que lo de Saga y Anneke ya era oficial.

¡Qué Malvada Que Soy!

Apenas había llegado unos 45 minutos antes y ya había conocido al menos a 6 dorados. Si bien Saga había dado un muy discreto aviso al pedirle la autorización a Shion de que le permitieran a Anneke alojar en el Recinto de Amazonas esa semana, pero fue Kanon, que ya podía desplazarse con más libertad y sólo una muleta, quien diseminó la noticia hasta en el Inframundo. Mu, Alde y Máscara ya la habían saludado, con la intención, al menos de Tauro y Cáncer, de molestar a Saga por su chica, que recién les presentaba, pero se quedaron mudos al ver que Anneke era… bueno, más alta.

Camus, Milo y Aioria, los dos primeros con sus respectivas esposas (Marin no se sentía bien), habían sido los más recientes en conocerlas. Habían plagado el piso residencial de Geminis los últimos 20 minutos, sólo para conocer a Anneke, y mientras se alejaban en dirección de sus propias casas, comentaban al respecto. Al menos había caído bien: Alsacia se había propuesto quitarle la timidez y el nerviosismo.

"¡Feh! Si pude hacerlo con Alisa, seguro puedo con Anneke." Aseguró Alsacia con decisión.

"¿Alisa era Tímida?" Preguntó Milo con los ojos muy abiertos. El santo de escorpión, que llevaba a Kyrus en una mochila de bebé en su espalda, lanzó una carcajada. "¡No Manches¿Alisa Tímida? ESO NO ES CIERTO."

"¡Alsacia! No me dejes en vergüenza." Suplicó Alisa, con una mezcla de bochorno y fastidio y los puños bien apretados.

"Pues sí. Un poco menos que Anneke, pero tímida al fin y al cabo." Comentó Alsacia. "La chica de Saga no parece mala persona: 3 días con ella es lo único que pido y será otra."

"Mejor déjala como está, que por algo se enamoraron. Me alegra ver que Saga está contento: Se ve que Anneke le quiere." Comentó Alisa con un resoplido, mientras se llevaba los brazos detrás de la cabeza. Esperaba con este comentario cambiar el tema. "Son tal para cuál."

"Eso es cierto." Dijo Aioria con un suspiro. El santo de Leo fijó la vista al frente, agradeciendo en secreto que su casa no estaba muy lejos: tenía ganas de ir a ver a su Marincita de inmediato. "No sé si se fijaron, pero como que Anneke le cambia la personalidad a Saga: no lo vi tan gruñón como de costumbre, sino bastante más relajado."

"No es idea tuya, también me fijé: incluso creo que pasó por alto un par de bromas de Kanon." Añadió Camus.

"Saga no pasó por alto aquellas bromas de gratis: Kanon todavía está recuperándose y por más que se queje de su hermano, Saga no lo lastimará." Dijo Milo con justa razón. "Lo que sí… tengo que hacer un comentario acerca de Anneke¡Vaya Que Es Alta! Nunca creí que hubiera mujeres así."

"¡Diste en el Clavo!" Exclamó Aioria con los ojos muy abiertos. "Es así tanto más alta que Saga." Explicó mientras señalaba con los dedos.

"Al menos no es más alta que Alde. Eso sería realmente un fenómeno." Dijo Camus.

"Por ende, y exceptuando a Alde, Anneke es más alta que todos los dorados." Comentó Alisa. "Saga y Kanon son los segundos dorados más altos de la orden."

"Me pregunto… Jejejejeje." Sin decir absolutamente nada, Milo puso una mueca traviesa y comenzó a pensar en situaciones algo extravagantes y embarazosas, pero Alisa le dio un buen zape en la cabeza antes que pudiera seguir y derivar hacia pensamientos más irreproducibles. "¡Ay! Alisa, no hagas eso, tengo al niño en la espalda." Protestó.

"¡Ay Por Favor! Kyrus ni se enteró." Bufó Alisa. "Que ni me entere que estás molestando a Saga o a Anneke o te pongo a dieta de por vida." Advirtió con las manos en las caderas. Milo puso cara de cachorro.

"Ya, ya está bien, advertencia recibida… pero no tienes que ser tan violenta."

"Más te vale, Alacrancito…"

"Si quieres te paso un pañuelo por si quieres llorar¡Estás A Punto, Mon Amie!" Le molestó Camus muy travieso.

"¡Aaw! Le llamó alacrancitoJEJEJEJE." Se rió Aioria divertido. Milo puso cara de leche agria.

"¡Mucho Cuidado, Osito Polar y Simba!"

"¡Osito Polar!" Exclamó Alsacia de pronto, colgándose del cuello de su marido, como cada vez que se acordaba de aquellas frases.

Si bien a Camus no le molestaba que Alsacia le llamara así, le PATEABA que alguien más se lo dijera. Se sonrojó hasta las orejas y puso cara de haber mordido un ajo. Si bien Aioria gruñó de lo lindo, detestaba aquél sobrenombre, sólo se limitó a mirar feo a Milo, pero eso es todo. No quería irse a los puños y arriesgarse a que lo regañaran cuando no llevaba ni mes y medio de casado.

El grupito continuó subiendo los escalones con la mayor tranquilidad de todas.

Mejor regresemos a Géminis antes que me aleje mucho de la Tercera casa. Saga, se asomó al Templo y miró en ambas direcciones con mucho cuidado. Había invitado a Anneke a pasear por Plaka y quizás invitarla a tomar algo. La chica estaba con mucha energía, pese al calor, y con muchas ganas de empezar a pasear. Todo era una aventura, incluso salir de Géminis. Era la primera vez que Anneke estaba en Grecia, por lo tanto, quería conocer y verlo todo. Incluso se había negado rotundamente a que Saga usara un portal a otra dimensión para llevarla hasta Atenas.

Sacarla de Géminis sería difícil. Todos sentían curiosidad por la chica y no dudarían en acercarse hasta ellos cuando les vieran caminando por el Santuario, y Saga sabía que al menos había 6 dorados más que no perderían su oportunidad de conocerla. Esperaba que las cosas le resultaran más fáciles.

Nop. No había nadie en los corredores de la Tercera Casa, por lo tanto, salir era seguro. Saga salió de entre las columnas de Géminis, con Anneke de la mano, a quien sonrió.

"Creo que si nos damos prisa podremos salir sin que nos fastidien mucho." El Gemelo Mayor comenzó a avanzar hacia la salida. "Espero que lleguemos con buen tiempo. No me gustaría que nos retrasaran."

"Y si no, no importa." Le dijo Anneke alegre. "El día apenas comienza. Además no me molestaría conocer a más santos: los que conocí ahora me parecieron muy simpáticos. Eso sí… ese con el peinado de cactus…"

"¿Máscara?" Preguntó Saga divertidísimo: nunca había pensado así del peinado del santo de Cáncer. "¿Qué pasa con él…?"

"Me puso nerviosa. No sé, como que arrastra algo a sus espaldas. Creo que tiene la conciencia muy pesada." La chica frunció el ceño. "Además no me dijo su nombre verdadero, el cuál no es nada feo."

"¿Te sabes el nombre real de Máscara? Anda la Osa…" Saga no se dejó sorprender por los dichos de Anneke. Sabía que su chica era MÁS QUE PERCEPTIVA y que difícilmente se le escapaban ese tipo de detalles. Y Máscara… bueno, el tipo arrastraba, tal como decía, un peso gigante. "Máscara es extraño: ha sido así desde que le conocí. Es muy malhumorado, aunque estoy convencido que eso es una de las características de quienes usan la armadura de Cáncer."

"Que por cierto se llama Romeo. Es muy simpática esa armadura: me dijo que Cástor y Pólux son unos chismosos irresponsables." Añadió la chica con una sonrisa. Una gota resbaló por la cabeza de Saga.

Con un ligero apretoncito en las manos, la pareja comenzó a caminar y pronto dejaron el templo atrás, para dirigirse hacia las escaleras.

"Es verdad, olvidé que entiendes a las armaduras por un momento." Sonrió Saga. El santo de Géminis entonces puso una expresión traviesa en el rostro. "Por cierto…"

"No te diré cuál es el nombre real del cabeza de cactus." Se apresuró en decir Anneke. Saga le puso cara de circunstancias: le había resultado prácticamente imposible sonsacarle el misterio del futuro bebé y ahora se encontraba con una situación muy similar.

"¡Venga! No te pongas así, que no es para tanto, es no más saber un nombrecito." Comentó con los ojos rebalsando curiosidad. "No es algo de vida o muerte… Anneke. ¿Me dices cuál es su nombre real? Porque sé que lo sabes." Preguntó entusiasmado. Anneke hizo una mueca sabihonda.

"Sí, lo sé y es muy bonito. Por eso mismo no me explico porqué no le gusta. En todo caso, voy a respetar su decisión de no divulgarlo." Le dijo traviesa. "Además Si Te Digo, Arruinaría La Sorpresa."

"¡Pero No Le Diré A Nadie!" Exclamó Saga decepcionado.

"Sí le dirás. Primero le dirás a Kanon y luego a quien se te cruce por delante." Aseguró Anneke divertida. "En Menos De Media Hora Lo Sabrán Hasta En El Inframundo: No es por nada, pero ustedes, santos de Athena, saben muy bien como trasmitir información." Saga frunció el ceño.

"No seas así, Anneke, no se lo diré a nadie. ¿Quién te asegura que…?"

"Saga: Soy Psíquica. Sé que lo harás y no me arriesgaré a que me pruebes lo contrario si te lo digo." Le explicó Anneke con toda la dulzura del mundo.

Detalle ¿No? Esta es la desventaja de tener una novia psíquica. Otra enorme gota resbaló por la cabeza de Saga, quien suspiró derrotado. Al parecer nunca sabría cuál era el nombre real del santo de Cáncer. Mejor se quedaba tranquilo y no insistía: en una de esas terminaba enterándose de todos modos, lo cuál no podía asegurarlo. No había caso. Su chica no soltaría el chisme, demostrando tener una buena resistencia a la presión social.

"Tienes un buen punto." Reconoció Saga mientras bajaba los escalones. En eso se fijó hacia una pareja que subían por la escalinata. Se detuvieron unos momentos. Entonces sintió que Anneke se aferraba a su brazo, llena de timidez. "Vaya… Son el Patriarca y la señora Idril."

Shion e Idril, tomados del brazo, subían perezosamente los escalones. Todos los días, después de las 17:30, ambos salían a dar un largo paseo por el Santuario. Esta caminata tenía dos fines: regalonear un poco y hacer ejercicio. Muy enfermo podrá estar Shion del corazón, pero eso no lo hacía un inválido ni le impedía ejercitarse. Necesitaba hacer ejercicio para fortalecerse y recuperar su antiguo vigor. Si bien no podía entrenar propiamente tal, esta caminata le ayudaba a estar en forma y si las cosas resultaban bien, dentro de algunos meses podría volver a tomar su rutina básica de entrenamiento.

Idril en este sentido era de mucha ayuda y aunque seguía con un humor de los mil diablos, se daba muchas más oportunidades para mimar a Shion, cosa que el lemuriano agradecía, pues eso también le daba la oportunidad para mimarla a ella… sin mencionar que Idril era una excelente ayuda a la hora de administrar sus medicinas.

"¿Ese es el Patriarca?" Anneke abrió los ojos. Frente a ella, subiendo los escalones, subía un hombre en apariencia más joven que ella, pero sólo en el físico. E Idril… supo de inmediato, pese a que no se le notaban las orejas desde esta distancia, que no era humana. Les pudo ver el aura a ambos con mucha claridad. "¡Qué viejo que es! Y ella… nunca había visto a alguien así." Exclamó tras un sorprendido suspiro. Entonces se aferró más al brazo de Saga. "Nunca he estado frente a personas así." Dijo casi en un susurro.

"Tranquila, Anneke, ninguno muerde." Le aseguró Saga reiniciando la marcha, incentivando a su chica a seguirlo. "Quizás la señora Idril, pero solo si le caes mal. Por lo general es una elfa bien amable cuando se lo propone."

"Ya veo…" Anneke se recostó en el brazo de Saga y sonrió con ternura. "Esos dos hacen una bonita pareja."

"¡Y Que Lo Digas! Ese par es muy especial y todo un caso. Como dicen por ahí, son una pareja hecha en el cielo." Explicó Saga. El santo de Géminis puso una gran sonrisa.

Para nadie era ya un misterio de que por fin se había arreglado las cosas entre Shion e Idril. Si bien les parecía extraño que el Patriarca mantuviese una relación amorosa y seria con una mujer, lo aceptaban de buen grado, sobre todo Athena y los dorados, quienes eran los más cercanos a la pareja. Por desgracia no faltaban los malintencionados, sobre todo en los círculos más políticos, que no estaban de acuerdo con que el Patriarca de Athena tuviera una novia y los muy mala leche no dudaban en rechazar abiertamente la relación, condenándola como algo impropio.

Dicha situación les importaba un soberano comino al Patriarca y a Idril. No solo estaban muy viejos para habladurías, sino que además habían pasado por muchos problemas antes de estar juntos y no le iban a prestar atención a los comentarios malintencionados, que nunca faltaban. Si era necesario, ninguno de los dos dudaba en marcar un límite y hacerse respetar, por las buenas o por las malas.

Ya habían repartido un buen par de tortazos, sobre todo Shion.

Saga sacudió la cabeza al pensar en esto. Hacía unos días atrás, había tenido que callar a uno de estos opositores y solo por ahorrarle un disgusto al Patriarca. El tipo todavía estaba cumpliendo el castigo que le había impuesto el dorado por bocón.

Athena, la orden dorada y el resto de los santos de plata o bronce más importantes aceptaban, apoyaban e incentivaban la relación, lo cuál daba por zanjada cualquier discusión. Y aunque no hubieran contado con este apoyo, no sería impedimento para Shion e Idril de estar juntos: demasiado tiempo habían esperado. Saga hinchó el pecho de aire.

"Por si acaso, Su Excelencia Shion y la señora Idril están saliendo juntos desde hace unas semanas. Ya sabes, de ellos te he contado todos estos días. Hacen una bonita pareja: el maestro Docko dice que… ¿Anneke?"

Pero Saga se dio cuenta que Anneke no le escuchaba. La chica se había quedado mirando fijo a la pareja que subía por los escalones y de pronto se había visto presa de un pesado e insistente trance.

"¿Qué…?" Balbuceó la chica sorprendida.

Viento. Soplaba un alegre y fresco viento, que aliviaba el calor del día. Anneke se vio a sí misma en aquél mismo escalón y observando a una pareja que estaba más abajo y que subía tranquilamente por los escalones, que de momento no pudo distinguir por estar completamente cubiertas de negro. Algunas hojas, de un color rojo muy fuerte, volaban de izquierda a derecha. Anneke volvió la mirada hacia el origen de las hojas, para ver de pronto una hilera de árboles cuyas hojas eran las que volaban lejos de las ramas, y que bordeaban todo el contorno de las escaleras zodiacales desde Géminis hasta Tauro.

"… será en Otoño. Esto que ahora ves sucederá dentro de 3 años más." Oyó que decía una misteriosa voz. Anneke observó hacia arriba.

"¿Huh?" La chica trató de encontrar el origen de aquella voz, mas no la encontró. "¿Quién dijo…?"

"… pon atención…"

Anneke volvió a fijarse en la pareja que subía, como presa de una voluntad ajena. La chica parpadeó un par de veces cuando un poco de color, como un baño de luz, apareció en los brazos de una de las siluetas.

Era un niño…

Un niño no mayor de un año, todavía un bebé, dormía confiadamente y bien aferrado al cuerpo que lo sostenía. Tenía el cabello de color verde muy oscuro y despeinado, orejitas puntiagudas y puntos en vez de cejas. Era mitad elfo y lemuriano, se veía delgado, pero estaba en perfectas condiciones de salud. Masticaba un chupón de color amarillo brillante mientras dormía y nada parecía perturbarlo. Anneke nunca supo como fue que pudo apreciar aquellos detalles desde su posición… o saber qué el pequeño tenía los ojos de un fuerte color fucsia, que era tranquilo, a menos que se molestase por algo, y que se llamaba Lynus.

"Recuerda… esto ocurrirá dentro de tres años más." Volvió a decir la voz.

"¿Dentro de 3 años?"

Entonces, ante ella, la identidad de las siluetas de negro que llevaban al niño fue revelada, pero no tuvo tiempo de fijarse en ellas apropiadamente. Alguien le dio una pequeña sacudida en el brazo.

"¿Anneke?"

Saga pasó la mano frente al rostro de su chica y al captar esta sombra, Anneke despertó al tiempo que sentía un escalofrío en la espalda. Se quedó viendo a su dorado parpadeando seguido y sonrió avergonzada. Sentía como si hubiera tenido los ojos abiertos largo rato. Saga le miraba preocupado. Shion e Idril aún subían por los escalones, faltándoles un buen trecho que recorrer.

"¡Saga! Disculpa, no lo pude evitar… ¿Qué me decías?"

"¿Anneke¿Estás bien?" Insistió el dorado, que se veía preocupado. "Es que de pronto te quedaste rígida y con los ojos en blanco."

"¿En serio?" Anneke rió nerviosamente. "No te preocupes, Saguita¡Todo Está Estupendo!"

"¿Seguro? Estabas como ida…" Entonces Saga alzó ambas cejas lleno de curiosidad. "¿Tuviste alguna de tus visiones?" Preguntó curioso, ganándose una traviesa sonrisa de la chef.

"¿Visión yo? Jejejeje¿De qué hablas?" Rió nerviosa, dándole la razón a Saga, pero sin decirle para ponerlo curioso. Anneke ocultó su sonrisa tras sus manos.

"¡Argh, Anneke! No seas así: Ya Te He Dicho Que Eso No Se Le Hace A Un Géminis." Rezongó Saga con un tierno mohín. "¡Cuéntame y no me dejes con la duda!"

"Te lo diría, pero arruinaría la sorpresa… además ocurrirá dentro de tres años." Le explicó Anneke con ternura. Saga abrió la boca para protestar, pero en ese momento…

"Veo que estás muy bien acompañado, Saga de Géminis." Dijo el Patriarca, que ya había llegado hasta ellos. El lemuriano hizo una señal con la cabeza a Anneke. "Tú debes ser Anneke: es un gusto. Soy el Patriarca Shion de Aries."

"El gusto es todo mío." Respondió Anneke con formalidad, enrojecida hasta las orejas.

"Espero que disfrutes tu estancia aquí en el Santuario." Le dijo de buen humor, apenado por haber puesto nerviosa a la chica. "Todos estábamos muy curiosos por conocerla."

"Ya que Shion no deja de ser un grosero, me presento. Soy Idril de Cáncer." Intervino la elfa con una sonrisa. De todos en el Santuario, era la única que se había tomado esta visita de la chica de Saga con más calma. Idril se quedó viendo a Anneke y la chica asintió con la cabeza. "Supe que te vas a quedar aquí algunos días."

"Así es: me tomé algo de las vacaciones que me debía a mi misma. No me gusta estar ociosa." Explicó Anneke. Por algunos segundos, la chef tuvo una fugaz visión que la mostraba con el cabello más largo y sosteniendo en los brazos al niño que antes viese.

"Que no es por nada, pero debiste haber reclamado antes." Gruñó Saga de mal humor. Del tiempo que conocía a su chica, había descubierto que era trabajólica y que el motivo más importante para no tomar vacaciones era que no las pedía… Y su Jefe no se las iba a dar no más porque tenía el corazón grande. El Santo de Géminis se volvió hacia los viejitos. "¿Todo bien en el paseo?"

"Feh." Shion protestó y se cruzó de brazos. "Hubiera estado mucho mejor si CIERTA ELFA que tanto quiero me hubiera dejado caminar más rápido." La respuesta de Idril no se hizo esperar: le dio un buen pellizcón en el brazo. "¡Auch!"

"No me reclames nada, que no puedes caminar muy rápido. Recuerda lo que dijo tu médico." Protestó la elfa frunciendo el ceño. Una gota orbitó la cabeza de Anneke y Saga, hacia quienes Idril se volvió. "¿Van de paseo?"

"Eso es lo evidente." Reconoció Shion. El Patriarca se sopló el flequillo y observó a Anneke con atención, lo cuál la puso un poquitín incómoda. "Tienes una novia muy linda. Jejeje, se ve una buena niña, muchacho." Saga se ruborizó un poco… Anneke en cambio se puso como un tomate y se las ingenió para balbucear un 'gracias.'

"Shion, no la hagas apenar." Le advirtió Idril al ver la actitud de Anneke.

"Lo es. Mi Niña es muy linda." Aseguró Saga de todo corazón. Shion le guiñó el ojo y carraspeó.

"Señoritas, aún tenemos un buen trecho que recorrer." Anunció el Patriarca. "Sin mencionar que estos dos tórtolos seguro han de querer un momento a solas."

De la vergüenza, Anneke se habría tapado la cara con ambas manos, si las hubiera tenido libres, pero se conformó con sujetar con fuerza el brazo de Saga, que a la postre era una suerte de refugio. La chica, entonces, se limitó a reír algo nerviosa. Si bien llevaba poco más de 3 semanas oficialmente saliendo con Saga, aún le daba un poco de vergüenza. Saga rió divertido.

"SIN MENCIONAR que el Patriarca seguro quiere un momento a solas con…"

"Si terminas esa frase, Géminis, vas a querer esconderte en ese laberinto de luz tuyo." Siseó Idril con urgencia, al tiempo que una venota se dibujaba en su máscara. Shion se rió.

"Pero es verdad: sí quiero estar un momento a solas contigo." Anunció sin ninguna vergüenza. Idril suspiró derrotada.

"Saga, mejor le pides disculpas a la Señora Idril." Le pidió Anneke, sacando de pronto una preocupada voz. "Créeme si te digo que te dejará un buen rato en el Yomotsu, colgando de cabeza por la puerta al infierno y Kanon usará por una larga temporada a la armadura."

Saga, Shion e Idril abrieron los ojos como platos. El primero porque sabía que Anneke difícilmente se equivocaba, el segundo porque sabía que su elfita era muy capaz de hacer eso e Idril porque no cabía en sí de sorpresa: justo estaba pensando en eso.

"Anda la Osa, mejor me cuido los pensamientos contigo cerca." Comentó Shion con calma. Saga carraspeó: mejor le hacía caso a su novia

"Lo siento Idril: no volverá a pasar." Anunció Saga todo lo compungido que pudo. La elfa se encogió de hombros.

"Ya está olvidado."

"Con eso zanjado, mejor nosotros nos despedimos: pásenlo bien en Atenas y no vuelvan muy tarde." Les dijo Shion mientras tomaba a Idril del brazo y se disponían a subir los escalones. "Saga, espero que te comportes como un caballero y no nos dejes en vergüenza."

"Tranquilo Excelencia: usted sabe que soy muy bueno."

Saga y su chica se quedaron unos instantes observando cómo la pareja subía por la escalinata zodiacal, hasta que giraron sobre sus talones y comenzaron a bajar los escalones con entusiasmo. Anneke volteó la cabeza unos segundos, para alcanzar a ver como la elfa recostaba la cabeza en el hombro del lemuriano y como éste la rodeaba con el brazo. Sonrió de oreja a oreja.

"Anneke…"

"Dime Saga."

"Tengo la corazonada de que la visión que tuviste tiene relación con su Excelencia y la Señora Idril." Comentó muy curioso el Gemelo Mayor. Anneke le sonrió y le abrazó el brazo con fuerza.

"¿Qué comes que adivinas? Tienes razón: vi algo que les incumbe."

"Y… ¿Qué fue lo que viste…?"

"Lo sabrás dentro de tres años."

Una gran gota resbaló por la cabeza de Saga, quien sólo se limitó a suspirar resignado. Ahora tenía dos misterios que desentrañar en lugar de uno: como si no hubiera suficiente con que su chica le ocultase quién iba a ser la futura mamá del santuario, Saga se había enterado por los conductos regulares, ahora resultaba que Anneke no quería decirle cuál era el verdadero nombre de Máscara de la Muerte y para colmo tenía una visión alusiva al Patriarca y a su novia, que no le quería revelar.

Eso no se le hace a un Géminis, con lo curiosos que son.

"Eres cruel¿lo sabías?"

"Sip."

Fin de la Clausura.

Fin de "Alicui In Amore Respondere."

Por

Manquehuito (Misao–CG)

PS¡POR FIN! Ahora espero que Idril me deje tranquila que ya escribí su fic. Creo que lo escribí bastante rápido, es que mi Musa estaba entusiasmada a rabiar y se le notaba. La idea de este fic nació hace mucho, mucho tiempo: prácticamente mientras aún escribía 'Littera Minima', pero no pude darle forma y materia sino hasta ahora. Espero que tremendo mamotreto no los haya decepcionado, al menos me entretuve mucho escribiéndole y creo que al final es eso lo que importa. No tuve lectora de pruebas::sob, pero eso fue porque no la pedí: quería que todo fuera una sorpresa. Este fic comenzó a ser escrito alrededor del 12 de Enero de 2006 y fue concluido hoy, viernes 27 de enero de 2006, a las 23:48 pm. Sufrió las debidas ediciones, alteraciones y modificaciones del caso. Lo habría terminado más temprano, pero con mi hermana decidimos ir por un café al Starbucks y nos entretuvimos más tiempo del necesario. Y en honor a la verdad, se supone que lo iba a actualizar el día de ayer, PERO una vez más, salí con mi hermana al Starbucks por un café: Café es lo único que puedo tomar sin limitaciones. TToTT ¡Si me lo quitaban, me moría! Detesto las dietas >o . Respecto del próximo fic, ni siquiera he comenzado a escribirlo y la verdad pretendo darme algunas vacaciones en cuanto a fics se refiere. ¡DEJEN REVIEW Y LES DARÉ PASTEL DE QUESILLO!

¡NO SE LASTIMARON ANIMALES, ELFOS, HUMANOS Y LEMURIANOS DURANTE LA PRODUCCIÓN DE ESTE FIC!

Excepto Shion, que le dio un infarto, y un par de los bonsáis de Docko: uno sufrió el cercenamiento de una de sus ramas, debido al despiste del santo de Libra, y Niké dejó caer el otro al suelo, por lo que tuvieron que aplicarle primeros auxilios para Bonsáis.

No obstante, Docko logró podar y atender el resto de sus bonsáis sin problemas una vez que todo entre Shion e Idril se hubo resuelto y estos dos tórtolos comenzaron a usar su tiempo para pasar tiempo de calidad juntos, en vez de fastidiar al pobre Santo de Libra.

Zeus castigó a Athena a un mes sin celular ni tarjeta de crédito por el susto que le provocó a Shion y por su poca habilidad en el arte de la Celestina.

Máscara de la Muerte pudo superar bien el shock que se llevó luego que Idril lo hiciera llorar dos veces y Aioria sólo tuvo un chipote detrás de la cabeza producto del suelazo que tuvo…

Marin lo despertó con un cubo de agua helada.