Holas; gracias por los review, la verdad es que no me lo esperaba, porque el primer capítulo me ha parecido muy cortito, pero bueno... Allá va el segundo XD

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.- ¿Dónde has estado, Itachi¿Alguna misión para el ANBU? – Recitó el Padre de Itachi en cuanto éste puso un pie en la casa. Parecía un ritual que se repetía sin tregua cada vez que volvía a casa.

Itachi pasó de contestar a su padre, y se fue directo a su cuarto, notando como la mirada de su progenitor le seguía con reprobación. El familiar agobio que sentía al llegar a casa no tardó en hacerse presente. Pero esta vez era diferente.

Todo el agobio se fue esfumando mientras rememoraba los ojos blanquecinos que había visto la noche anterior. "Ai" Sólo había dicho una palabra, pero su voz se había quedado grabada en su mente.

Tenía la corazonada de que la volvería a ver esa misma noche...

Y por primera vez en mucho tiempo, se sorprendió a sí mismo deseando que pasara el día.

Ya no era un día aburrido y cansino, tenía algo que hacer cuando anocheciera y eso le hacía sentir que su carga era un poco menos pesada.

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Ai, seguía con su entrenamiento, ajena a todo lo demás. No podía perder el tiempo. El día no le pertenecía a ella, le pertenecía a la memoria de sus padres y a su determinación. Se había jurado ser la más fuerte entre los fuertes para restregárselo a los asesinos de sus padres. No iba a dejar que nada ni nadie la apartara de su objetivo. No, no quería vengarse. Sólo quería asegurarse de que no volverían a por ella. Quería sentir que la muerte de sus padres por protegerla no había sido en vano.

Pero la noche... La noche era enteramente para ella. Cuando paseaba y contemplaba la luna y las estrellas podía sentirse libre dde toda obligación. Libre para vivir. Sólo quería vivir.

Se acordó del joven de la noche anterior. Era la primera vez que hablaba con alguien fuera del clan Hyuga. Sólo le había dicho su nombre, pero significaba mucho. Era la primera vez que se sentía lo suficientemente a gusto como para decir su nombre a otra persona.

Sí. Sabía que lo volvería a ver esa misma noche. Se lo decía el corazón.

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Al fin llegó la noche. Itachi se encaminó hacia el río con nerviosismo. Expectante. Y allí estaba ella, en el puente. Exactamente igual que la noche anterior.

Itachi se fue acercando por su espalda intentando no molestar.

.- Buenas noches, Itachi – dijo Ai sin siquiera girarse.

.- Buenas noches, Ai – dijo Itachi – "Es verdad, se me había olvidado. El byakugan" – pensó para sus adentros.

.- Es preciosa la luna ¿Verdad? – dijo Ai con la mirada perdida.

.- Sí, es hermosa – contestó Itachi – casi tanto como tus ojos...

Ai se giró para mirarle un segundo. Durante unos instantes que parecieron años, sus miradas se cruzaron diciéndose mucho. Sin que una sola palabra saliera de sus labios.

Ai volvió a fijar su mirada en el horizonte. No se dijeron nada más. Les envolvió el silencio.

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Las noches en el río pasaron a ser como una especie de ritual para ambos. Nunca faltaban a su cita nocturna. Una cita que sólo tenía por testigos a la luna y el río. Les gustaba la compañía silenciosa que se hacían.

No sabían nada el uno del otro, sin embargo, parecía que se conocieran de siempre. Sólo ellos eran capaces de comunicarse a través del silencio. Sus miradas se decían todo.

Itachi sabía. Sabía que Ai no había sido feliz. Se lo decían sus miradas cargadas de significado. Al igual que Ai veía el agobio y frustración en la mirada de Itachi.

Sólo ellos podían comunicarse silenciosamente, mirándose con avidez. Como si cada noche fuera la última.

A penas se decían unas pocas palabras.

No necesitaban más.

Las citas empezaron a durar cada vez más.

Hasta que empezaron a durar hasta el alba.

No podían evitarlo. Necesitaban verse, y por lo menos por las noches sentirse totalmente aliviados, comprendidos y envueltos en al calor que sólo una persona que te comprende te puede ofrecer. No necesitaban nada más.

El padre de Itachi empezó a notar cada vez con más desagrado las ausencias de éste.

Los interrogatorios se sucedían día a día:

.- ¿Dónde has estado, Itachi? – preguntaba incansable.

.- En una misión, padre – contestaba Itachi imperturbable. Quizás antes, la autoridad de su padre le amedrentaba, pero Ai era tan sumamente importante para él, que no iba a permitir que su padre se metiera ahí también. Ella era el pilar que le sostenía. La razón por la que sobrellevaba con estoicismo los insípidos días en su aldea.

.- ¿Qué tipo de misión? – su padre no cedía.

.- Una misión secreta, cosas del ANBU, no puedo hablar de ello – pero él tampoco iba a ceder.

Su padre se giraba disgustado. No le gustaba nada el cáriz que iba tomando el asunto. Había empezado a pensar en posibles soluciones. El comportamiento de Itachi no le gustaba nada, estaba muy raro. Parecía más rebelde de lo normal. Algo se estaba escapando a su continua vigilancia. Algo que no le gustaba, por cómo afectaba a su hijo.

No, no lo iba a consentir. El clan estaba en auge, y ningún contratiempo iba a cruzarse en su camino. Desde el tema de la sangre mezclada no había tenido problemas. Y no era el momento de tenerlos. Iba a tomar cartas en el asunto.

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Como todas las noches, Ai se dirigió al río. Quería ver al chico de ojos negros y profundos con el que tan a gusto se sentía. Últimamente no dejaban de mirarse a los ojos, y creía saber todo de él. Itachi era un libro abierto sobre su regazo...

Pero él de ella...

Ella le veía como un buen hombre, no sabía ni de qué clan era, y no le importaba, era tan bueno y tan agradable que se le hacía imposible que perteneciera al detestable clan que tanto odiaba, el clan de asesinos. El clan que había intentado acabar con su vida y se había llevado la de sus padres cuando a penas era una niña. El clan que la había ahogado con un poder abrumador al obligarla a cometer esa atrocidad... Aún si ella misma pertenecía a ese clan, les odiaba profundamente.

Ya utilizaba a la perfección ambas Kekkei Genkai, pero se parecía claramente a su madre, lo cual confundía a todo el mundo y la situaba en el clan Hyuga.

Pero ella era en parte Hyuga, por su madre y en parte...

No quería ni pensarlo, odiaba su apellido. Odiaba el clan de su padre. Por lo que ella respectaba no quería saber nada de ellos... Aunque tenía que seguir ocultándose de ellos. De ahí que no hablara con nadie.

Llegó Itachi, como todas las noches. Se miraron profundamente...

.- Hola – murmuró Itachi casi para sus adentros.

.- Hola, Itachi.- susurró ella en respuesta.

Se sentía culpable por no hablarle de ella, pero prefirió dejarlo así. Esa noche fue diferente...

Itachi estaba cansado de esperar señales, iba a dar el primer paso.

Se acercó a Ai y le acarició la mejilla.

Ella no se apartó, es más, le devolvió la caricia.

Se acercaron lentamente el uno a otro, pero con la determinación pintada en sus ojos. No necesitaron más. Se entregaron el uno al otro en un suave y dulce beso.

Se apartaron para mirarse a los ojos con curiosidad, y lo que ambos vieron les quitó todas las dudas que se hubieran podido presentar.

Se fundieron en un cálido abrazo que poco a poco se fue convirtiendo en un apasionado beso. Todo en absoluto silencio.

¿Para qué querían más?

Itachi se sentía mal por no comentarle nada de sus frustraciones y sus ganas de largarse de ahí...

Ai se sentía culpable por no revelar su oscuro pasado...

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¿Qué os ha parecido?

Espero que la espera haya sido fructuosa, he tenido mis asuntillos familiares y personales y por eso la actualización se ha hecho esperar, pero ya estoy aquí.

Y os aseguro que voy a terminar el fic...

Muchas gracias por los review, y hasta la próxima actualización...

Hella