Los personajes de Atla no me pertenecen.

Cuando Aang llegó, Katara lo esperaba afuera, tenía puesto un hermoso vestido verde que se ajustaba en su pecho y caía en cascada desde su cintura hasta casi llegar a sus rodillas. Se había dejado el cabello suelto y se puso las mismas sandalias bajas que había llevado al centro comercial. Aang bajó del auto, la besó suavemente y le dijo que se veía hermosa. Katara se sentía diferente, estaba demasiado emocionada y nerviosa. Trató de actuar con normalidad. Subieron al auto y emprendieron el camino.

-Entonces, ¿A dónde vamos?

- al cine y luego a cenar.- Katara asintió en aprobación- así que, ¿Cómo pasaste tu tarde con Toph?

- ¡oh!, fue maravilloso. Hicimos las compras y eso. Pero lo más divertido fue cuando volvimos a su casa y nos pusimos distintos vestidos, incluso me dejó maquillarla.

Aang la miró incrédulo un momento, pero pronto volvió la vista al camino.

-¡Por favor dime que tomaste fotos!

- claro que tomé, después te las muestro.

- me alegro de que la pasarás bien.- dijo con toda sinceridad.- sé que ella te extrañaba mucho y tú a ella.

- si- ella suspiró- realmente extrañaba sentirme así, tan normal. Incluso hablamos de reunirnos con las demás la próxima vez y quedarnos a dormir, como en los viejos tiempos.

- Eso es genial Kat, estoy muy feliz por ti, por ustedes.

Ella lo miró un momento con intensidad. Aún se sentía vulnerable después de la charla con Toph. Sentía ganas de confesarse allí mismo, o de pedirle que olvidaran la cita y fueran a su casa a estar juntos. Lo necesitaba, quería besarlo y acariciarlo y se dió cuenta de que era difícil contenerse.

Al llegar al cine ella le tomó la mano, cuando encontraron sus asientos Katara levantó el apoyabrazos y se acercó a él, acurrucandose tanto como pudo. Sentía su corazón acelerado, él le acariciaba la espalda como había hecho muchas veces antes. Cuando no pudo resistir más lo besó, sujetando su cara para acercarlo hacía ella. Al principio Aang se sorprendió, pero respondió al beso igualmente. Pasaron el resto de la película entre besos y caricias. Confiando en que la oscuridad les daría algo de privacidad.

Cuando se dirigían al restaurante lo hacían de la mano, cualquiera que los viera solo pensaría en una joven pareja de enamorados. Aang no sabía qué pensar sobre la actitud de Katara, pero supuso que ella le diría si algo le pasaba. Cenaron y conversaron como siempre, hablaron de todo y de nada como era su costumbre. Se rieron mucho mirando las fotos que Katara había tomado esa tarde. Cuando llegaron a la casa de Aang, Katara notó que Gyatso no estaba. Le preguntó sobre esto.

-Él está realizando algunos trámites para mí, vuelve a mediados de la semana que viene.

- oh, ok.

Katara se sonrojo, y comenzó a sentir los nervios de nuevo. Aang la miró un tanto confundido.

-Kat, ¿Estás bien?

-¿ eh?Ah sí, claro, es que me sorprendió saber que estaremos solos.- Aang seguía sin comprender.

- bueno, ¿está bien que estemos solos?

- por supuesto. Me voy a lavar y a cambiar.

Aang seguía sin comprender que sucedía con su amiga. Sacudiendo la cabeza fue tras ella a buscar las cosas para cambiarse. Katara se sorprendió al encontrar su cama pronta. Y encima de ella un ramo de lirios panda. Abrió la boca y miró a su amigo sin saber por dónde comenzar a preguntar.

-Quería llevarte flores, pero pensé que no te sería cómodo estar con ellas durante la noche, así que las dejé aquí.

Ella asintió sonriendo y se acercó a besarlo suavemente, su corazón galopaba en su pecho.

-Gracias, Aang, eres muy dulce.- volvió a mirar a la cama y a él. No sabía si debía preguntar o no.

- ¿Te preguntas por qué preparé tu cama?

- algo así, está bien si no quieres dormir conmigo. O si es por Gyatso.

- no, Kat, no es eso. Y Gyatso medio que nos autorizó a hacer cosas siempre y cuando él no esté aquí. Solo no quería asumir que dormirás conmigo, y que tengas la opción en caso de que quieras dormir sola.

- oh, bien. Tu siempre piensas en todo. Eres el mejor.

Él se rió de su afirmación. Katara puso las flores en un jarrón con agua.

-¿Quieres mirar algo en la tv? Si no estás muy cansada.

- miremos algo.

Katara no estaba cansada, sino emocionada y nerviosa. Estaban solos y habían tenido una cita. Esto podría conducir a explorarse con cierta tranquilidad. Aang buscó hasta encontrar una película de terror, una remake, ambos habían leído el libro y visto la película anterior. Ella se acurrucó contra él y cada vez que había una escena tensa escondía la cara en su cuello. Esto provocó la risa de Aang, quien la abrazó fuerte y le besó la frente cada vez que su amiga se asustaba. Cuando llegó el momento de mayor tensión en la pantalla y se repitió el movimiento de esconderse por parte de Katara, al Aang ir a besarle la frente, ella lo tomó por el cuello y dirigió el beso a sus labios.

El beso comenzó suavemente y se fue profundizando mientras ella lo acariciaba con un hambre recién descubierta. Aang respondió con la misma intensidad, acariciando cada parte que podía. Sin darse cuenta cómo, Katara terminó sentada a horcadas sobre él, moviéndose suavemente contra su dureza, logrando una fricción satisfactoria para ambos. Entre gemidos y jadeos la película había quedado completamente olvidada. Aang le desprendió la parte superior del pijama, revelando sus gloriosos pechos. Mientras acompañaba el movimiento de caderas con el de su amiga, comenzó a besar su cuello y bajó hasta encontrar sus senos. Probablemente, si hubiera razonado lo que

estaban haciendo, alguno de los dos le habría preguntado al otro si estaba de acuerdo con lo que estaban haciendo, pero estaban inmersos en el momento, actuando por instinto. Katara comenzó a contraerse de modo extraño sobre Aang gimiendo hasta que de repente paró de moverse, abrazándolo. Con su cara roja de vergüenza y su respiración entrecortada se arregló para susurrar.

-Creo...creo que acabo de terminar.- él la miró, tan rojo como ella, pero la curiosidad pudo más que la vergüenza. Mientras ella se bajaba de él y se acomodaba a su lado, se animó a preguntar.

-¿ lo crees?

- en realidad estoy segura, es decir, cuando lo he hecho por mi misma- su cara se ruborizó más- nunca se sintió así, …. fue una sensación tan… tan sobrecogedora, no sé cómo explicarlo, es casi como un placer doloroso.

- pero, ¿fue bueno?

- oh, por los espíritus, fue maravilloso. Y ni siquiera llegamos a, ya sabes, hacerlo realmente. - Aang le sonrió, la vergüenza desapareció, le encantaba ver a su amiga así, ruborizada, sudada, su cabello un desorden, (pensó que debía prestar atención a qué rayos le hacía en el pelo, ya que nunca recordaban porque terminaba tan despeinada) y se atrevía a decir, satisfecha. Le dió un beso en la frente, cómo había sido su intención antes de todo esto. Miró la pantalla, la película había terminado.

- Aang tú no terminaste.

- no, pero no importa, eso fue genial.

- claro que importa, deberíamos disfrutar juntos.

- pero si lo disfruté, y mucho.

Ella se apoyó en un codo y lo besó en los labios, la mandíbula, el lóbulo de la oreja, bajó por su cuello. Mientras lo besaba su mano lo había acariciado todo el camino desde el pecho, pasando por su abdomen, esos abdominales que tanto le gustaban y terminó en su miembro. Aang jadeó cuando sintió que lo tocaba.

-Katara, no tienes que…- ella lo calló con un beso.

- por favor, déjame hacerlo, realmente quiero.- él gimió y la dejó seguir acariciando hasta llegar a su orgasmo. Fue un momento un tanto vergonzoso para él, porque cuando Katara había alcanzado el clímax, ambos estaban concentrados en lo que estaban haciendo, pero ahora, mientras terminaba, su amiga estaba completamente atenta a sus reacciones y sus sonidos. Sin embargo quedó atónito cuando escuchó a una katara totalmente sobrecogida susurrarle al oído.

- ¡Te amo! -

Él respondió de manera automática.

- yo también te amo, kat.- no quiso pensar qué significaba esto, quizás era solo el tipo de amor que ya sabían que compartían. Era ridículo, después de semejante momento compartido ponerse a pensar sobre estás cosas, después de todo ya habían hablado de que hacían esto porque se

amaban y confiaban el uno en el otro. Aunque se percató del rubor que apareció en el rostro de su amiga al decirlo. Se abrazaron un momento, y después se levantaron para limpiarse. Una vez hecho esto, se acurrucaron nuevamente y se fueron quedando dormidos con una alegría inmensa expandiéndose en ellos.