Habéis cumplido con la cuota, mis pequeñas atrapadas a potter. Asi que aquí teneis lo que habéis pedido. Muahahaha

3-

La puerta de la habitación se abrió muy despacio y Hermione Granger apareció vestida nada más que con un pequeñísimo camisón negro de encaje. Oh, Merlín.

Se acercó lentamente al sillón en el que yo estaba sentado y cuando yo estaba a punto de decir algo, puso sus dedos en mis labios, pidiendo silencio. Sus manos se deslizaron suavemente por mis hombros y mi chaqueta cayó al suelo con un ruido ahogado. Ohhh, Merlín.

Lentamente fue desabrochando los botones de mi camisa, y después sus manos tibias se deslizaron por mi cuello. Podía sentir su tibio aliento justo en mi cuello, y también podía notar los latidos de mi corazón. Aquella mujer era una diosa. Ohhhhhhhhhhhhhhh, Merlín.

Y entonces de pronto, cuando sus labios y los míos estaban a punto de unirse, me miró fijamente y dijo:

-Si no se levanta de una vez, voy a llegar tarde al trabajo, y créame, usted no quiere que pase eso.

Fue como si el disco se hubiese parado de golpe. Abrí los ojos, levemente desorientado, y un agradable aroma a café llegó hasta mi nariz. Me di cuenta de que estaba en el sillón, tapado por una manta, con mi traje arrugado y mi abrigo sobre una silla. Espera, yo no me quité el abrigo cuando me quedé frito en el sofá. ¿Me lo habrá quitado ella?

La cabeza de mi objeto de deseo apareció en mi campo de visión. Iba ataviada con un traje de color marrón y una túnica negra, y su pelo se recogía en un moño. Parecía el doble sexy de McGonagall. ¿Cómo demonios puede alguien concentrarse en la lección cuando esta mujer es la profesora?

-Todavía queda algo de café, puede usted desayunar algo antes de irse, si quiere –iba muy ocupada de acá para allá, ordenando cojines, recogiendo mesitas volcadas y revistas esparcidas por el suelo. Se volvió hacia mí, con una media sonrisa. Era la primera vez que me sonreía, aunque solo fuese a medias. –Gracias por quedarse aquí esta noche, pero realmente no era necesario. Si no le importa, acudiré esta tarde a su casa para ver como lleva la investigación.

¿Investigación? ¿Qué investigación? Ah, si. El tipo rubio platino. Malfoy.

-Puedes decir lo que quieras, pero yo se que vienes a verme a mí –me miró con una ceja alzada. Sí, lo sé, pero es que no puedo evitar sentirme terriblemente sexy.

-En realidad voy por las galletas de su madre. Están riquísimas –me sonrió a medias, de nuevo. Buena respuesta. –Ah, y por su hermano George por supuesto.

Me dejó a cuadros. A cuadros y con muy mala leche. ¡¿George! ¡¡Pero si además es idéntico a Fred, no tiene nada de especial!

-Que tenga un buen día –me miró divertida antes de coger un puñado de polvos flu y desparecer por la chimenea.

Fui al baño y me arreglé un poco. La verdad es que tenía una pinta horrible, pero después de peinarme un poco, lavarme la cara unas cuatro veces y tomarme una taza de café bien cargado (que por cierto estaba riquísimo), volví a ser yo. Ronald Weasley, detective privado, sexy e inteligente. Y pobre.

Me entretuve un poco haciendo una visita turística por el piso de Hermione. Sí, ya sé que eso está muy mal, y niños no lo hagáis en casa, pero yo soy un tío con pocos escrúpulos. Así que cotilleé un poco por las habitaciones y abrí algunos cajones.

El piso de Hermione era como yo había esperado. No muy grande, muy limpio y extremadamente ordenado. El salón era pequeño pero acogedor, la cocina era limpia y estaba bien iluminada, y podrían haber operado a corazón abierto en el baño, porque estaba simple y llanamente impoluto. Yo no podría limpiar tan a fondo ni con magia.

Pero el despacho y el dormitorio parecían otro mundo aparte. Aunque el despacho estuviese ordenado, cada uno de los milímetros que no eran absolutamente imprescindibles para poder respirar estaba cubierto con libros. Libros y libros, y más libros, y libros en todos los rincones.

Y el dormitorio... el dormitorio era como si estuviese en otra casa. El resto del piso era un poco frío, como un lugar de paso, pero el dormitorio era cálido, con cortinas de alegres colores , muebles de madera y montones de fotos. En una de ellas, Hermione abrazaba a un hombre y una mujer (sus padres, seguro) y en otras Hermione y un hombre con una nariz curvada sonreían tímidamente o saludaban a la cámara. Víctor Krum. ¿Su novio? Espero que no.

Finalmente tuve que resignarme y marcharme a trabajar. No me apetecía nada.

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Pasé toda la mañana preguntando en bares, clubs de juego y partidas ilegales al snap explosivo. Pero nadie sabía nada, o mejor dicho, nadie decía nada. Era como si al decir "Malfoy" a la gente se le sellaran los labios. Me marché a casa decepcionado conmigo mismo y pensando en lo que le iba a decir a Hermione cuando viniera a verme.

Me iba a despedir, seguro.

Pero de momento, la increíble sopa de puerros de mamá estaba en la mesa, esperándome, y yo no iba a dejar de comer por algo tan insignificante como el dinero. Y fue entonces, justo entonces, cuando oí aquella voz.

-¡¡Won-won, cariñitooo!

No necesitaba mirar para saber quien era. Y tampoco necesitaba mirar para saber que mi madre estaría poniendo los ojos en blanco y que mi hermana estaría haciendo una acertadísima pero hiriente parodia de mi novia, mientras mi mejor amigo se reía por lo bajo. Estoy rodeado de gente sin sentimientos.

-¿Qué haces aquí, Lavender? ¿No tenías que trabajar?

-¡He venido a ver a mi pequeño Ronnie-Pooh! ¿Acaso eso es un crimen? –Lavender hizo un pucherito. Merlín ¿porqué demonios estoy saliendo con alguien como ella?

-Y de paso, Lavender se ha auto-invitado a comer –mi hermana hizo un gesto de fastidio que Lavender ignoró. -¿No es absolutamente genial, Ronnie-Pooh?

Harry murmuró algo de gnomos de jardín y salió disparado, conteniendo la risa. Traidor. Mi hermana me miró, triunfante. La odio. La ODIO.

Y mientras mi "novia" me besaba y me metía mano (la verdad es que esto puede ser un poco desagradable para vosotras, mis admiradoras, pero esto es así, soy un sex-symbol) se oyó un "plop" y la mismísima Hermione Granger apareció en mi cocina.

Oh, Merlín, que sea una alucinación, por favor.

Pero no era una alucinación. Hermione estaba allí y me miraba con cara de repulsión contenida, con una ceja alzada y los ojos un tanto abiertos. Genial (¿habéis notado que repito eso mucho últimamente?). Me aparté de Lavender de un empujón y me quedé mirándola con esa célebre cara que me caracteriza. La de idiota rematado.

-Esto, yo... Bueno, resulta que esta noche tengo guardia y tengo que quedarme en el castillo... Y quería pasarme para preguntar... en fin, eso –Hermione me miró, todavía un poco en shock. No pude evitar notar que Lavender la miraba mal.

-¿No vas a presentarnos, Ronnie? –preguntó Lavender con una sonrisa forzada. Sentí las miradas furibundas de las dos mujeres fijas en mí. Me sentía como un pobre idiota en medio de una guerra cruel.

-Ejem.. claro, esto, Lavender, ella es Hermione Granger, mi cliente; Hermione, ella es Lavender Brown, mi... novia –se sonrieron. Pero se estaban matando con la mirada, os lo puedo jurar sobre el escudo de los Chudley Cannons. Esto me pasa por ser tan increíblemente guapo y encantador. Por no mencionar mi sex-appeal.

-Oye ¿tu no eres la del Corazón de Bruja? ¿La novia de Krum, el jugador de la selección búlgara? –Lavender abrió los ojos, emocionada. ¡Aquella chica salía en las revistas! Y no en cualquier revista, no, ¡En el Corazón de Bruja!

-Lo que dicen en el Corazón de Bruja es siempre falso, sólo le dicen a la gente las estupideces que quieren oír. La verdad es que ni siquiera me molesto en leer todas esas idioteces –Hermione estaba usando otra vez ese tono frío que me asustaba tanto. Nota mental: practicar esta noche para intentar tener un tono tan duro como el de esta chica.

Mi madre se acercó enseguida para saludar a Hermione, y Ginny y Harry también la saludaron amablemente. Concretamente, Harry la miraba demasiado amablemente. Se pusieron a hablar y parecían muy amigos, como si se conociesen desde siempre. Increíble, ella viene a verme a mí y se pone a hablar con Harry. Soy un desgraciado.

Para variar, mi madre estaba intentando que Hermione se quedara a comer. Es increíble que seamos tan pobres y que mi madre siempre está invitando a alguien a comer. Con el dinero que se gasta en banquetes podría comprarme una colcha nueva, que la de los Chudley Cannons ya esta un poco vieja.

-En serio, no puedo, me encantaría pero los profesores tenemos que comer en el castillo con los alumnos –sonrió pero mi madre pareció un poco decepcionada –Además parece que usted ya tiene suficiente trabajo hoy –su mirada se posó sobre Lavender. Mi madre también la miró. Mi hermana también la miró. Tres miradas asesinas posadas sobre mi novia. Y ¿qué creéis que hizo ella? ¿se sintió avergonzada de su propio descaro y se puso roja?

Por supuesto que NO. Se miró las uñas pintadas de azul eléctrico. Toda una dama.

Pude ver como las tres ponían los ojos en blanco casi exactamente al mismo tiempo. Harry parecía más feliz que en Navidad. Este chico debería buscarse una familia. De pronto Lavender sonrió, mientras masticaba chicle.

-Cariño –dijo acercándose a Hermione –conozco una peluquería genial donde harían maravillas con este pelo. Tal vez un corte te vendría bien. Tengo un champú buenísimo que...

-No gracias. Es OBVIO que destroza las neuronas –otra vez la genial mirada supercongeladaespecial de Hermione. Cerré los ojos, sumido en la desesperación. De pronto me di cuenta de que me sentía muchísimo más identificado con Hermione que con Lavender. Es más, Lavender ni siquiera me daba lástima. Que raro.

Creo que Harry había estado a punto de aplaudir, pero mi hermana lo frenó a tiempo. Ahora los dos se reían con carcajadas mudas pero realmente espeluznantes. Hermione pareció inmensamente complacida. Mi madre empezaba a adorar a esa chica más de lo que había querido nunca a su propio hijo. O sea, yo. Maldita sea.

Hermione me miró interrogativamente, pero yo negué con la cabeza. No había averiguado nada y no era prudente hablar de ello delante de mi familia. Porque entonces Ginny habría querido meterse a Sherlock Homes y yo hubiese tenido que ser el Dr. Watson. Y eso si que no.

Hermione se dirigió hacia la chimenea y cogió un puñado de polvos flu. Hizo un gesto repentino, y sacó un par de tarjetas del bolsillo trasero de su pantalón.

-Ah, por cierto, lo olvidaba. Hogwarts está celebrando este año la copa de los Tres Magos otra vez. Esperamos que a nadie le de por tramar otro maléfico plan para dominar el mundo –sonrió, y Harry asintió con la cabeza –y he decidido invitaros porque los profesores de allí son todos demasiado mayores para bailar conmigo. –Se rió –aunque claro, si Dumbledore me lo pide... Necesito que Ron esté allí por el trabajo, así que será mi pareja. También he conseguido otra invitación para ti, Harry. Puedes llevar pareja –y miró a Ginny sin ningún disimulo. Desapareció entre los polvos flu con un pequeño ruidito.

¡¡¿ACABA DE DECIR QUE SERÉ SU PAREJA! ¡¡SÍ, LO HA DICHO!

¿Cuándo me ha preguntado? A ver, esta mañana... no, ayer por la tarde... no, ayer por la noche... no, tampoco. ¿¿ENTONCES COMO DEMONIOS SABE QUE IRÉ CON ELLA?

Miré hacia donde segundos antes estaba Hermione. Oh, claro que voy a ir con ella.

Sin ninguna duda.

-¡¿No vas a ir, verdad won-won! –Lavender me miraba con rabia contenida, los brazos cruzados sobre el pecho.

Mierda. Había olvidado ese pequeño detalle.

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Muahahahahahaa! Hermione-1 Lavender-0! Y además un topicazo que nunca se incluye en ningún fic, verdad? El baile de Navidad! Q genial sooooooooy! Ejem "tos disimulada" quiero decir.. espero que os haya gustado el capitulito y ya sabéis.. quiero mi cuota de rewiews o... "chan-chan-chan" tardaré muchíiiiiiiiiiiiisimo en actualizar!

En compensación, un pequeño adelanto del próximo capitulo:

-¡¡RONALD BILIUS WEASLEY! ¡¡VEN AQUÍ IN-ME-DIA-TA-MEN-TE!

Voy a morir asesinado por mi propia hermana. Genial.

Harry nos miraba bastante alucinado: yo, encogido y con cara de pánico soportando a aquel monstruo, aquel pequeño colacuerno húngaro en que se había convertido mi hermana. Creo que si hubiese podido habría echado fuego por la boca, después me habría masticado y habría escupido mis huesos sin la menor compasión.

La dulce y tierna Ginny. Ja.