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Corríamos tras la figura con el pelo rubio platino. La verdad es que no era nada disimulada, parecía un anuncio de neón en medio de la negrura del bosque.

Me dolía el pecho, pero al menos ahora estaba unos pasos por delante de Hermione. En algo se tiene que notar que yo pertenecía al equipo de quidditch de Gryffindor ¿no?

-Hermione –la llamé. Su respiración jadeante me llegaba de muy cerca. Trataba de correr lo más rápido posible con aquel vestido azul. No era fácil.

Corrimos y corrimos durante lo que a mi me parecieron siglos. Nos adentrábamos más hacia el oscuro corazón del bosque prohibido y me di cuenta de lo que estaba haciendo ese tipo; nos estaba alejando del castillo.

Y entonces aquel tipo se paró. De pronto, sin avisar, tranquilamente.

Tuve que derrapar para no comérmelo enterito. Nos quedamos muy cerca el uno del otro, tanto que podía ver perfectamente aquellos ojos grises, fríos.

Hermione estaba detrás mía, con la varita en la mano. Puse mi brazo entre el rubio platino y ella. Ante todo soy un caballero.

El tipo paseaba su vista entre ella y yo. Finalmente me miró directamente, y algo en esos ojos helados me hizo estremecer. Parecía inhumano.

-Pelirrojo y con pecas –sonrió a medias y me miró fijamente con profundo desprecio. Noté mi puño crispado cerrarse. Realmente me estaban entrando unas ganas terribles de partirle la cara a ese tío. Como en los viejos tiempos. –Weasley.

-Malfoy –tenía un nudo en la garganta a causa de la furia, pero mi tono fue convenientemente frío. Congelado. Al fin y al cabo, soy un tío duro.

Y de pronto su varita estaba frente a mí, y un Expelliarmus nos lanzó a Hermione y a mí a los extremos del claro en el que nos encontrábamos. Maldije en voz baja. Si no hubiésemos estado en peligro de muerte, Hermione habría puesto los ojos en blanco.

Traté de sacar mi varita, pero otro rayo de luz dorada me tumbó sin consideración, dejándome casi sin respiración. Joder, ese tío es rápido. Y bueno.

Moví las piernas, tratando inútilmente de levantarme. Me apoyé en los codos, jadeando con dificultad, pero me levanté. Apoyé todo mi peso en una pierna, porque la otra no la sentía. Voy a perder todo mi sex-appeal.

El tipo soltó una risotada y levantó su varita de nuevo. Cerré los ojos, dispuesto a morir de pie, pero el Expelliarmus esta vez no me golpeó a mí.

Le golpeó a él.

Hermione estaba apuntándolo con la varita, mientras se acercaba a mí decididamente.

-Es a mí a quien quieres –la voz de ella era como el acero. Hubiese dicho algo ingenioso si no hubiese estado tan hecho polvo. –Y aquí me tienes.

La expresión del tipo cambió. De la furia con que me miraba a mí, pasó a una mueca burlona. Clavó sus ojos grises en ella, con desprecio infinito. Sentí toda mi furia de nuevo.

Y entonces Hermione Granger (más tarde sabría que su nombre completo es Hermione Jane Granger) Profesora de Transformaciones de Hogwarts y la bruja más inteligente del Reino Unido hizo algo que no adivinaríais ni en un millón de años. Ni en un trillón.

Se quitó los zapatos.

Con una calma y una pasividad asombrosa. Después se sacudió las manos, como si se quitara el polvo. Y luego lo miró.

Y creedme cuando os digo que si yo hubiese sido ese tipo, al ver la mirada de Hermione me hubiese entregado directamente a los brazos de Ojo Loco Moody. Solo una vez había visto tanta determinación y tanta cólera fría en una persona.

Y esa persona era Harry James Potter, y estaba a punto de mandar a Lord Voldemort al infierno.

Así que imaginaos a Hermione. Y entonces me di cuenta.

Me di cuenta de que la admiraba. Admiraba su inteligencia, su valor y su coraje. Y no me sentía atraído hacia ella sólo por su cabello perfectamente peinado o por sus curvas femeninas.

No. Ella me gustaba incluso ahora, con el pelo alborotado, la cara llena de cortes y magulladuras, el vestido destrozado y los zapatos quitados. Puede que ahora me gustara más que antes, gracias a ese brillo en la mirada.

-Has entrado en mi fiesta –dijo ella de pronto, su mirada fija en él –has arruinado mi hermosa noche con este caballero, has destrozado mi baile y mi vestido y has roto el tacón de estos zapatos que me costó tanto encontrar –la mueca burlona del tipo se ensanchó un poco más.

-¿Y eso no te gusta? –preguntó con falsa cara inocente. Quería ponerme en pie y partirle la cara. De verdad.

-Puedes apostar tu vida a que no –Si mi brazo no hubiese estado medio muerto hubiese aplaudido. Pero como no pude, me contenté con soltar una risita.

-Vaya... poooobre sangresucia –la ultima palabra la arrastró de forma horrible, deformándola, haciéndola sonar todavía peor. Ella aceptó el insulto con total tranquilidad, como si estuviese perfectamente acostumbrada.

Me quedé de piedra. No sabía que Hermione era hija de muggles. Y entonces vi aquella mirada, la de Hermione.

Una mirada que significaba "algo-no-va-bien". Frunció el ceño, y de pronto relajó los músculos, y una sonrisa se mostró en la comisura de los labios. Y su mirada se convirtió en un "tienes-un-secreto-y-lo-he-descubierto".

-Tú –dijo, y durante unos segundos se quedó callada. ¿Qué demonios pasa¡Dilo de una vez! –Tú no eres Draco Malfoy.

Supongo que os estaréis imaginando mi cara. Efectivamente, por decirlo de alguna manera, yo estaba flipando en colores y en estéreo.

Y el tipo tampoco es que estuviese manteniendo la compostura precisamente. Tenía la misma cara que a Snape se le hubiese quedado si le hubiesen dicho que era el padrino de Harry.

Hermione sonreía, triunfal.

-Vamos, quítate la máscara y déjanos ver tu bello rostro... –de nuevo aquella pausa teatral- Lucius.

Supongo que yo ya no podía poner cara de más alucinado. Había llegado al tope. Y él reaccionó como si le hubiesen pegado una bofetada. Abrió los ojos enormemente, y su boca se quedó entreabierta, como si fuese a decir algo, pero sin emitir sonido alguno.

Parecía que estuviese esperando que alguien saliera de entre los árboles y le dijera: "tranquilo, Lucius, esto es una broma, ninguna sangresucia podría jamás descubrir al mortífago más leal a Lord Voldemort, que tontería."

Pero no salió nadie.

Hermione lo apuntó con la varita y murmuró "Finnite Incantatem". La verdad es que su aspecto no varió mucho. Le creció el pelo, le salieron algunas arrugas (le salió barriguita cervecera) y se hizo un poco más alto. Aunque ahora parecía un poco más pirado que antes. Son gajes del oficio de Mortífago, que se te va la olla.

-¿Dónde está Draco? –preguntó Hermione con el mismo tono que antes.

-¡NO TE ATREVAS A PRONUNCIAR EL NOMBRE DE MI HIJO, SANGRESUCIA¡¡Aunque sea un traidor, sigue siendo un Malfoy¡¡Sangre de mi sangre! –gritó el hombre. Me di cuenta de que la furia le hacía escupir saliva. Puaj, que asco, baba de Mortífago.

-Eso no te ha impedido secuestrarle, suplantar su identidad, intentar matarme y colgarle el asesinato a él. ¿Qué pasa, Lucius, no te gustó Azkaban la última vez?

-¡CIERRA LA BOCA! –lanzó un rayo de luz roja y Hermione lo esquivó por milímetros.

-Apuesto a que hiciste muchos amiguitos allí dentro, Malfoy. ¿Te gustaron las ratas? –trataba de ponerlo nervioso, de hacerle perder la concentración. Se puso a lanzar rayos de un lado a otro como un paranoico.

No soy el único a quien Hermione le hace perder la cabeza.

Durante unos segundos creí que Hermione lo iba a conseguir. Y entonces Lucius la pilló desprevenida.

Le quitó la varita. Con el Expelliarmus, no sólo la varita salió volando. Hermione cayó al suelo de forma brusca y escuché un pequeño gemido. Por la forma en que estaba su brazo, supe que estaba roto. Harry y yo nos habíamos roto el brazo más veces de las que puedo recordar.

Lucius se acercó a ella y supe lo que iba a hacer. Me levanté y corrí hacia ella, con el corazón en un puño. Ni siquiera recuerdo como lo hice.

El rayo de luz roja salió de su varita mientras el hombre gritaba "Crucio" con todas sus fuerzas.

Vi los ojos de Hermione abrirse horrorizados. Y luego mi cuerpo estaba entre el rayo y ella. Y abrió los ojos todavía más.

Fue como si me clavaran alfileres por todo el cuerpo. Mis órganos internos estaban, por decirlo de alguna forma, a la brasa. Mi cabeza iba a estallar.

Hermione cogió mi varita y gritó algo. No lo entendí, sólo sé que el rayo rojo dejó de atravesar mi cuerpo. Eso fue suficiente.

Durante un segundo dejó de doler. Luego volvió, con más intensidad si cabe que antes. Mis ojos se cerraron, mis piernas flaquearon, los brazos cayeron inertes.

Noté las manos frías de Hermione sobre mi rostro, sus lágrimas también frías, escuché sus sollozos.

Empezaba a sentir que mi cabeza estallaba, y lo último que recuerdo fue su voz. Llamándome. Por mi nombre, no por mi apellido.

Era la primera vez.

Y todo se volvió oscuridad.

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Ooooooooooooooooooooooooooooooooooh pobrecito Ronnieeeeeeeeeeeeeeeeeee! Pero que mono y que guapisimo, galante y caballerosooooooo! Yo quiero uno!

Bueno, y que tal? Os he dejado con la intriga? Espero que si, y tb espero rewiews! Por cierto que el próximo ya será el penúltimo capítulo y que en el último de todos contestaré y agradeceré rww asik ya sabéis lo que tenéis que hacer...

Dadle al botoncito y decidme algo, porfiiiiiiiiii!

Besotes, Nagini86.