gracias arcasdrea por tu review, lo lei despues de terminar este capitulo y el 4 asi que tus ideas me serviran para proximos jjaja bueno igual gracias por escribir!
Otra entrega de este fic sin sentido. Dejen reviews!

Capítulo 3 Mentiras Verdaderas

Kaoru se cepillaba el pelo frente al espejo de su habitación mientras hablaba por teléfono con Megumi. El reloj daba ya las 2 de la mañana, pero ninguna tenía el sueño suficiente para colgar y dejar de contarse lo ocurrido en el día escolar.

- Hoy te desubicaste con lo de la chica Sayo - soltó de repente Megumi sorprendiendo a su amiga.

- Sano me pidió un favor y se lo hice. ¿Qué tiene?

- No es cuestión de ir agregando cada chica que Sano te pide a nuestra mesa. Después de todo si tiene algo con ella que se arregle solo...- dijo Megumi con un poco de resentimiento

- Mmmmm... huelo a celos...- comentó Kaoru pícaramente

- Tsk..

- El silencio me lo dice Meg - (Kaoru la conocía...)

- Sabés que no tiene nada que ver...

- Como quieras, pero no me pareció mala idea. Después de todo Tomoe va a cambiarse de escuela y estaría bueno traer gente nueva.

- No va a reemplazar a Tomoe!

- Ya sé.. pero no me parece mala chica.

- No se trata de eso, Kaoru, no es una de las nuestras...

- Bueno, quizá eso cambie pronto.. no es la primera chica que logras transformar, ¿qué me decís de Misao?

- Es distinto, Misao me cae bien

- Volvemos a lo de Sano, ¿no?

- No, ella no me agrada por ser cómo es..

- Pero no sabemos cómo es. Hoy no sabías ni quién era y de repente es tu némesis!

- Sí.. bueno... yo que sé... si queres le damos una oportunidad, pero va a tener que adaptarse a nosotras...

- Jajajaja, esta bien...Meg, te dejo porque mañana hay que levantarse temprano

- Bueno, hasta mañana.

Megumi colgó el teléfono y se acomodó más en la cama. Apagó el velador y se quedó mirando a la nada en la oscuridad, pensando lo que su amiga había comentado.¿Ella estaba celosa?


El viernes amaneció lluvioso y caluroso. Los alumnos se acomodaban en los bancos, la mayoría mojados por la sorpresiva llovizna. Soujiro y Sanosuke decidieron sentarse en el fondo, tenían prueba de química en la primera hora y no iban a perderse la oportunidad de copiarse fácilmente. Ademas Sano tenia una mejor visión de Sayo, pero claro, ese comentario se lo guardó para él ya que solo Kenshin sabía acerca de ella. En ese momento Kenshin y Kaoru entraron de la mano, Sanosuke levantó la vista para saludarlos, pero detrás entró ella y nada más le importó. Tenía el pelo mojado y sus bucles se deshacían lentamente. El uniforme se le pegaba al cuerpo y Sano no pudo evitar sonreír. Nunca había pensado en ella de esa forma, es decir, acerca de su cuerpo, pero era tan hermosa por donde se la viera. La chica lo miró y le sonrió tímidamente. Sanosuke se quedo pensando en esa sonrisa y en que quizá todavía existía una posibilidad. El profesor Gensai entró y silenció a la clase rápidamente comenzando a repartir las evaluaciones.

Sayo miraba la hoja desconcertada, odiaba química... Intentó hacer un par de ejercicios y algunos otros los inventó. Entregó la hoja y pidió permiso para ir al baño. Megumi, que ya había entregado su evaluación, también pidió permiso y salió tras ella.

- Sayo! Espera! - gritó Megumi en pasillo.

- Megumi, decime..- Sayo estaba extrañada, suficiente con lo de ayer, penso para sí.

- Hoy a la salida vamos a comprar con las chicas, ¿querés venir?

- ¿Comprar?

- Ropa, obvio!- Megumi se exasperó un poco pero decidió contar hasta diez y tranquilizarse para que su plan funcionara.

- Aaah... gracias pero no planeo comprarme nada.

- Siempre hay algo para comprarse! Dale vení, si te aburrís, te vas..

- Bueno, supongo que sí. ¿A qué hora?

- Nos encontramos a las 5 en la puerta del Shopping

- Intentaré estar- respondió Sayo, mientras se alejaba hacia el baño.

Perfecto - pensó Megumi, veremos que tan difícil es alejarte de Sano..

Sayo se encontraba a dos pasos de la puerta del baño cuando Shouzo llegó corriendo hacia ella. La tomó de la cintura tirándola hacia atrás impidiéndole entrar. Sayo sonrió e iba a decirle algo cuando él la interrumpió:

- ¿Qué hacías con Takani?

- Me invitaba a una salida, o algo así.

- Raro, nunca te habla ¿no?

- No, no sé qué pasa. Ayer me invitaron a almorzar con ellas.

- Uau! Eso es nuevo. No sabes si trama algo raro- preguntó Shouzo, preocupado por ella.

- Naah, no creo que sea nada malo. Lo bueno es que él estaba ahí!

- Me alegro..- dijo intentando parecer contento. Y... pasó algo?

- No, ni hablamos.

- ¿No estarán yendo muy rápido?- le pregunto Shouzo sarcásticamente. No quería que su amiga se haga ilusiones.

- Jaja, muy gracioso. Nos vemos después, tengo que volver a clase

- Creí que ibas a entrar al baño.

- Sí, pero ya tuve muchas interrupciones, nos vemos después.

- Bueno, hasta luego!


El día comenzó a mejorar, las nubes aun seguían en el cielo, pero la lluvia había cesado desde la mañana y el patio se había secado.
Después del almuerzo (que esta vez no había compartido con ella) Sanosuke decidió intentar su primer avance hacia Sayo, la encontró sentada en un banco, estudiando, tan sola como siempre... O eso creía él, ya que cuando se acercó lo suficiente, Shouzo apareció sentándose al lado de ella, logrando lo que él no pudo. Hacerla sonreír. Sanosuke retrocedió unos pasos, pero después de pensarlo unos instantes volvió a avanzar hacia la castaña, decidido a decirle algo coherente.

- Hola, hoy no te vi en el almuerzo

- No, decidí volver a mis antiguas raíces- dijo señalando a Shouzo

- Ah... hola...- respondió Sano algo decepcionado

-Hola- contesto Shouzo.
Al notar que Sayo comenzaba a ponerse nerviosa, decidió retirarse y dejarle un poco de privacidad a su amiga.

- Estoy apurado, tengo que ir a la biblioteca. nos vemos después Sayo. Adiós Sanosuke.

- Eeh? - es todo lo que atinó a decir Sayo, desconcertada

- Chau Shouzo, nos vemos - dijo Sano sonriendo y sentándose en el lugar que el chico ocupaba segundos atrás.

El silencio reinó unos instantes entre ellos hasta que Sanosuke recordó por qué se había acercado en primer lugar.

- ¿Te gustaría salir hoy a dar una vuelta después del colegio?- "Ya esta- pensó- lo dije"

Sayo sintió que se caía del banco, quizá el aire libre la hacia escuchar cosas locas.

- ¿Eso es un no? - preguntó Sano, impaciente por la lentitud de la chica.

- Es que Megumi me invitó a salir con ellas hoy- respondió resignada.

Maldita zorra! pensó Sanosuke. El plan que él había ideado de repente se había vuelto en su contra! No sabía ni para qué las había juntado.
- Ah, bueno

- Pero si queres a la noche... - Sayo se escuchó diciendo eso y en seguida se arrepintió. Sonaba tan desesperado

-Buenísimo!- exclamó Sanosuke. Quizá las cosas estaban mejor entre ellos de lo que él pensaba.

- Despues nos vemos y arreglamos bien, me tengo que ir- se excusó Sayo rápidamente. Si se quedaba ahí un segundo más iba a decir algo tan estúpido que iba a lograr que Sano se arrepintiera de haberla invitado a salir. Porque eso había hecho ¿no?

"¡SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII! Me invito a salir! . Siiii!" pensaba mientras una amplia sonrisa se apoderaba de sus labios. Sayo caminó hacia el edificio del colegio, inmersa en sus pensamientos.

Y ya que estamos en Sayo, vamos a escarbar un poco en su pasado:
La niña de ojos esmeralda llegó al mundo un 25 de septiembre. Sus padres se mudaron cuando ella nació a una gran casa junto con su primer hijo Shougo. Fue bautizada un año después. A los cinco años entró a un colegio de monjas, en el que continuó hasta sus dieciséis. El año anterior su padre fue transferido a Tokyo y su hermano empezaba la universidad por lo que todos decidieron mudarse. Todos menos Sayo quien lloraba desconsolada por tener que cambiarse de colegio y no poder finalizar el año con sus amigas de toda la vida. La madre buscó un colegio cristiano, pero prefirió inscribirla al Liceo de Tokyo por su prestigio.
Y así fue como la chica de rostro inocente se encontró un día en la puerta del secundario, vestida con una camisa blanca de mangas cortas, una corbata azul oscuro y una pollera a tablas escocesa del mismo color, que ella consideraba ridículamente corta acostumbrada a las polleras del colegio de monjas.
Y ese primer día de clases se sentó en ese bendito tercer banco y lo vió llegar. Fue el primero en entrar y desde esa fecha inolvidable no deja de pensar en él. Todavía lo recuerda pasando por esa puerta que le quedaba chica. Con la altura de un basketbolista, imponiéndose con esa sonrisa que conquista a cualquiera. Sayo suspiró acordándose de los pequeños y fugaces momentos que había vivido con el chico de sus sueños y rezando por no hacer el ridículo esa noche, en su primera cita.


Kaoru y Misao hablaban en la puerta del Shopping espreando a Megumi y a Sayo. Kaoru vestía un jean claro con una musculosa rosa, llevaba en sus manos una pequeña cartera del mismo color que la remera. Misao tenia puesto una falda blanca con una remera verde agua

-Ay, Kaoru, Cómo me gustaría tener lo que vos tenes con Kenshin con alguien especial- suspiró la chica de la trenza

-Y quién te dice que no podes? Lo único que tenes que hacer es arriesgarte con Aoshi

-Jaja, no gracias. Bastante me costó llegar a que me hable de vez en cuando, no me gustaría espantarlo.

-No creo que lo espantes, solo tenes que decirle lo que sentis.

-Kaoru, Kaoru, deja de soñar. Ahi viene Meg..

Megumi apareció ante ellas con un jean oscuro, una musculosa celeste y una cartera de jean.

-Hola chicas, ¿no vino Sayo?

-Nop- contestó Kaoru- se debe haber arrepentido.

-No creo, ¿quién se arrepentiría de salir con nosotras?

-Bueno Megumi, tampoco somos las reinas del mundo- se rió Misao

-No. Del colegio.

Gotas de sudor aparecieron en las cabezas de Misao y Kaoru. Cómo tendía a exagerar Megumi de lo popular que eran ellas. En ese momento vieron a Sayo que se acercaba tranquilamente. Llevaba un jean suelto, una remera blanca y un bolso tejido.

-Qué bueno que viniste!- exclamó Megumi con una fingida y exagerada alegría

-Sí ..-se limitó a responder la castaña un poco incómoda

-Bueno entremos que ya estuve mirando unas sandalias que me muero por comprar -dijo Kaoru para romper la tensión que había en el aire.

Las cuatro chicas recorrieron el lugar por unas tres horas. Cuando terminaron Misao se había comprado una remera, Kaoru sus famosas sandalias y Megumi había arrasado con la mayoría de las tiendas llevándose una grandiosa suma de doce prendas. Se sentaron a tomar algo cansadas de pasear. Sayo las miraba incrédula, sus pies no podían más de caminar una y otra vez por el mismo lugar, pero las chicas todavía tenían energías.

- ¿Salen hoy? -preguntó Sayo intentando sacar conversacion

-Sí, claro- exclamo Misao alegre de que la chica por fin hablara- Se inaugura un nuevo bar hoy, a unas cuadras de lo de Kenshin, ¿no?- Misao giró su cabeza hacia Kaoru quien asintió rápidamente- ¿Querés venir?

-Eeemm... -Sayo se quedo callada, ¿debería contarles lo de Sano?. Optó por callarlo, si ellas no sabían era porque Sano no se los había dicho, entonces ella tampoco debería.-No, no puedo hoy.

-Qué mal- dijo kaoru realmente apenada, Sayo le había caído bien.

-Supongo que debería llamar a Sano- dijo de repente Megumi, sorprendiendo a las tres chicas que la miraban fijamente: Misao y Kaoru casi soltaron una carcajada. ¿Desde cuándo lo llamaba a Sano? y ¿desde cuándo le decía Sano?. Sayo solo quería largarse a llorar. Sabía que estaba exagerando, Megumi solo dijo que lo iba a llamar. Misao, impulsiva como siempre decidió preguntarle a Megumi sin vueltas:

- ¿Te caíste de la cama hoy?

-Eh? Por qué lo decís? Si Sano y yo salimos siempre- Megumi sabía que exageraba y era riesgoso exagerar con Kaoru y Misao presentes. Ellas nunca mentían. Pero tenía que dejar en claro que Sanosuke le pertenecía. Las lágrimas aparecieron en los ojos de Sayo y trató de pensar en otra cosa.

-No salen siempre, se pelean siempre- dijo Kaoru agregándose al bando de Misao

-No nos peleamos el día de tu cumpleaños si mal no recuerdo- dijo Megumi. Ok, estaba yendo lejos. Las orejas de zorra aparecieron en su cabeza..

- Eso fue hace tres meses!- exclamo Misao. Sabía por qué hablaba Megumi y no le agradaba. Era su amiga pero ella siempre había usado a Sanosuke y no le parecía justo lo que le estaba haciendo a Sayo, quien a juzgar por su cara estaba interesada en el chico de ojos miel.

-Como sea - dijo Megumi- sabes que no fue la primera vez y no va a ser la última- finalizó sacando el celular de su cartera dispuesta a llamarlo enfrente de todas.

Sayo temblaba mientras Megumi marcaba ese número que ella se sabía tanto. El color de su cara comenzó a bajar. Se estaba sintiendo cada vez peor. Así que entre Sanosuke y Megumi... y si lo que decía ella era verdad, no habían terminado del todo. Sayo se sintió usada, quizá Sanosuke salía con todo el mundo y ella se había autoconvencido de lo especial que era.

-Hola Sano!- dijo Megumi retirándose de la mesa para hablar con privacidad.

Las chicas la miraban intentando descifrar lo que decía, pero de pronto Megumi se dio vuelta dándoles la espalda y gritando por el teléfono incoherencias. Sayo se estaba por caer de la silla ¿Sano le estará diciendo? pensaba la chica, rezando porque Megumi no cortara y se enfrentara a ella.
Pero al parecer Dios no estaba de su lado porque Megumi cortó abruptamente y se dio vuelta mirándola fijo con cara de...¿odio? pensó aterrada la castaña.

- ¿Vos salís con Sanosuke hoy?- le dijo casi gritando. Misao y Kaoru se miraron entre ellas casi riendo por la reacción obviamente celosa de su amiga.

-Emm.. No, ya no.- dijo Sayo luego de pensarlo unos instantes.

-Pero, él me acaba de decir...-respondio Megmi más calmada.

-Sí, ya sé, le había dicho que sí, pero...- Se estaba poniendo incómoda. No tenía por qué quedarse ahí a ser interrogada por una chica que no conocía, preguntándole cosas que ni ella sabía responder, hurgando en su cabeza y en su corazón. -Discúlpenme, me tengo que ir. Gracias por invitarme chicas.

Se alejó rápidamente de allí dejando atrás a Megumi que aun la miraba boquiabierta.

Sayo llegó a su casa llorando. Unas pocas gotas comenzaron a caer mientras se acercaba a la entrada en donde Shougo se encontraba leyendo unos apuntes de la facultad.

- ¿Qué te pasó?- le preguntó todavia sentado y mirando las hojas que sostenía

-Nada, no te metas- dijo Sayo intentando pasar hacia adentro.

-Tsk, todavía que me preocupo con tus cosas de nena- exclamó Shougo parándose. Le llevaba a su hermana más de veinte centímetros pero Sayo le mantuvo la mirada.

-Nadie te pidió nada, ni a vos, ni a nadie. Yo no le pedi a las chicas que me inviten al shopping, ni a Sanosuke que me trate como a una más de no sé cuantas, ni a vos que me preguntes qué me pasa! Así que dejenme en paz!- gritó mientras las lágrimas salían como cascadas de sus ojos

La madre salió por los gritos de sus hijos y Sayo aprovechó para entrar dejando dos personas en la puerta mirándose extrañadas. Shougo miró a su madre diciendo a través de sus ojos que él tampoco entendía nada. Ambos decidieron entrar cuando comenzó a llover más fuerte. Sayo subió las escaleras casi corriendo, mientras se secaba las lágrimas de la cara. Llegó a su habitación y se sentó en la cama un poco más serena. Tomó el teléfono y marcó el mismo número al que Megumi había llamado minutos atrás. Sonó varias veces y se escuchó el contestador. Una chica decía alegremente: "Te comunicaste con la casa de los Sagara, en este momento no estamos pero decinos quién sos. Deja tu mensaje después del bip!". Sayo se rió para adentro, tenía el mismo tono que su hermano, como si sus palabras saltaran de alegría constantemente. Beeep... se escuchó del otro lado del tubo. Sayo respiró tranquila y de pronto cortó.

Prefirió llamar a Sano a su celular, no quería que toda la familia escuchara el mensaje...Llamó y tampoco contestó nadie, mejor porque ya había pensado en qué decir en el contestador y si Sanosuke hablaba se iba a poner nerviosa y empezaría a decir pavadas. Suspiró mientras terminaba el aviso, esta vez dicho por el propio Sanosuke y ese bip que la paralizó por completo:

"Sano, estuve pensando y mejor no salimos. Después de todo Megumi te llamó para ir a un nuevo bar y estoy segura de que vas a preferir salir con ella, total, no sería la primera ni la última vez- dijo Sayo, repitiendo las palabras de Takani- bueno, eso, nos vemos el lunes en la escuela. Chau"

Cortó y tiró el teléfono a los pies de su cama. Miró el reloj que daban las nueve. No quería bajar a cenar. Se acostó y cerró los ojos, dejando que la lluvia que golpeaba contra la ventana la arrullara buscando algún sueño que la tranquilice.

Quiero volar, lejos de aquí escapar. Dime, mi bien, quién me llorará si me dan alas y echo a volar. Quiero dormir, no quiero despertar, quiero ser la lluvia al otro lado del cristal, quizás alguien me espere en la oscuridad.
-

Aca termino este capitulo numero 3. Espero que lo hayan disfrutado mucho. El párrafo del final no es propio. Es parte de una cancion muuuy linda llamada Caperucita de Ismael Serrano. Bueno, dejen reviews que actualizare pronto!