Capítulo 6
"Pero...Te amo!"
Shougo entró a la casa por la puerta de atrás, empapado por la lluvia. Dejó las llaves en la mesada como pudo en la oscuridad de la noche. Alcanzó el interruptor y encendió la luz descubriendo a su hermana sentada en una de las sillas mirando a la nada mientras unas lágrimas rodaban por sus mejillas. La chica lo miró desconcertada por la repentina iluminación del recinto e intentó limpiarse las lágrimas con el dorso de la mano, pero era tarde, él ya la había visto.
- ¿Qué pasó? ¿Qué haces levantada tan tarde?- preguntó realmente preocupado
- Nada, cosas de nena. - respondió Sayo haciéndole un gesto con la mano restándole importancia al tema
- No importa, contame igual - le dijo sentándose frente a ella.
- Hoy hay una fiesta en la casa de una de mis compañeras, es el cumpleaños. - explicó la chica.
- ¿Y, era muy importante? Digo, ¿la conoces mucho a la cumpleañera? - preguntó Shougo intentando averiguar lo valioso de esa bendita fiesta
- Sí - mintió Sayo pensando que su hermano la cubriría si la fiesta era realmente importante- nos estuvimos acercando mucho estas últimas semanas y pensé que ella podría llegar a ser mi amiga, pero... -las lágrimas volvieron a caer por su rostro, dándole un dramático final a su última frase. Quizá estaba yendo demasiado lejos con esto de la actuación, pero quería ver si surtía algún efecto en su hermano.
- Bueno, si es tan importante, podría cubrirte solo por hoy, pero te llevo hasta allá porque es tarde. Y te voy a buscar en una hora
- ¿Una hora? - Sayo miró la expresión seria de su hermano- una hora está bien, gracias!
Los hermanos salieron con cuidado por la misma puerta que Shougo había entrado minutos atrás y subieron al auto de sus padres, en medio de la copiosa lluvia. -
- ¿Por qué esa cara, cumpleañera? ¿No te das cuenta de que llueve? ¿Qué haces afuera? - preguntó Soujiro, sentándose al lado de Misao en los escalones de entrada a su casa.
Misao levantó la cara sorprendida de que alguien haya notado su ausencia en la fiesta.
- Cuántas preguntas Sou. Respondiendo a la primera, bueno, lo de siempre- contestó deprimida- Adivina quién no vino.
- Creo que toda la ciudad está metida dentro de tu casa, así que sería difícil saber quién falta. - respondió Soujiro señalando la casa a sus espaldas, sonriendo como siempre.
- Sería difícil, si no fuera porque la única persona que falta es la que más me importa ¿no?
- Aoshi.
- Aoshi - repitió la chica desviando la mirada hacia sus sandalias casi arruinadas por el barro.
- Deberías dejar de pensar en eso, ésta es tu fiesta, estas personas vinieron a verte, ¿eso no vale nada?
- ¿De qué hablás? Sabés que nadie ahí me conoce...
- ¿Cómo qué no? Y Meg, Kaoru, Kenshin, Yumi, Sano, Tomoe, Enishi... ¿esas personas no cuentan? ... ¿y Yo? - preguntó en tono de reproche
- Sí cuentan, tenes razón, discúlpame por ser tan egoísta, ustedes vinieron por mi ¿no?- preguntó sonriendo débilmente
- Claro que sí, eso no lo dudes - le respondió Soujiro levantándose del umbral y ayudándola a pararse. Entraron a la casa buscando a algunos de sus amigos dispuestos a divertirse.
- Y esa cara de amargado? Esto es una fiesta, ¿te enteraste?
- Dejame en paz. No tengo ganas de discutir con vos. - dijo Sano levantándose del escalón en el que se encontraba y dirigiéndose a la puerta.
- Hey!- dijo Megumi arrastrándolo de vuelta hasta la escalera y encerrándolo contra la pared. - ¿Quién te dijo que quiero discutir?
-¿No te parece que estas sobrepasando los límites de la desesperación, nena?- le respondió Sanosuke, esta vez sonriendo.
- Una sonrisa, qué progreso. Veamos que más puedo sacar de vos esta noche. - dijo mientras tomaba su rostro y lo besaba sorprendiendo al castaño.
Sanosuke reaccionó después de unos segundos y se dio cuenta de lo que estaba sucediendo. La separó bruscamente. Megumi se dio vuelta ofendida pero su cara alumbró una sonrisa cuando vio que su espectáculo había tenido un espectador más que especial.
- Sayo...-susurró Sanosuke mirando a la chica parada en la puerta.
Sayo se dio vuelta aturdida y corrió hacia afuera. Buscó el auto de su hermano pero ya se había ido. Comenzó a caminar apurada hacia su casa, abrazándose fuertemente por el frío que le causaba la lluvia.
Sanosuke salió de la casa tras ella buscándola entre la gente que se encontraba entre los escalones hasta que la vio caminando ya al final de la cuadra. Comenzó a correrla. Cuando la alcanzó se encontraban a la vuelta de lo de Misao. La calle estaba en silencio y solo se escuchaba el sonido de los pasos de ambos y de la lluvia contra los autos.
- Sayo ¡espera! - gritó Sanosuke mientras llegaba a ella y la tomaba del brazo.
- ¡Suéltame, Sanosuke! - le gritó zafándose de su brazo.
- Te estás mojando, Sayo, volvamos a la casa - gritó Sanosuke. Aunque la tenía cerca sus voces apenas se oían por la fuerte lluvia.
- ¿Te crees que me importa si me mojo o no! Acabo de encontrar a mi supuesto novio besándose con otra y vos querés que me preocupe por si me mojo!
- ¡Ella me besó! Sayo, vos lo viste
- Sí, lamentablemente lo vi. - dijo Sayo mientras comenzaba a caminar nuevamente por la calle, las lágrimas comenzando a brotar de sus ojos.
- Me refiero a que viste que me la saqué de encima! - le gritó Sano tomándola nuevamente del brazo- No llores, Sayo!
Ni bien Sano termino de decirlo Sayo comenzó a llorar más intensamente. Quería tranquilizarse y escucharlo pero no podía. Las lágrimas salían de ella y no podía evitarlo.
- ¿Sabés lo que pasa, Sano? Parece que a vos te da igual que estemos saliendo o no. Pero a mí no me da igual ¿entendés? Vos sos muy importante para mí, y yo creí que era importante para vos, pero veo que me equivoqué. - La chica se dio vuelta y camino unos metros alejándose de Sano quien se quedó paralizado.
El castaño no sabía qué hacer. ¿Cómo ella podía creer que a él no le importaba? Si hace cuatro meses que no podía dejar de penar en ella, si estas dos semanas habían sido las mejores de su vida. Tenía que decírselo, expresarle de alguna forma esto que sentía...
- Pero... ¡Te amo! - El grito de Sanosuke se escuchó en toda la cuadra e incluso superó el sonido de la lluvia.
Sayo se dio vuelta temblando de frío, con los ojos enrojecidos por el llanto
- ¿Qué?! - le gritó sin moverse desde su lugar.
- ¡Que te amo! - gritó a su vez Sano, manteniendo también la distancia que los separaba.
Era la segunda vez que Sanosuke gritaba tan fuerte, las luces de varias casas comenzaron a encenderse y algunos salieron hasta las puertas para ver qué sucedía.
Sayo dudo por un momento, pero se mantuvo firme en su lugar. Lentamente su cabeza se movió en un gesto de negación.
- No qué? - preguntó Sanosuke al ver el movimiento de la chica.
Varios curiosos se quedaron mirando la escena, poniendo a Sayo incómoda. La chica comenzó a temblar nuevamente pero decidió mirar a Sanosuke sin importar la audiencia que habían formado.
- ¡Que no me amás! - le gritó Sayo
- ¿Qué? Sí que te amo ¿¡qué sabes si no te amo!- gritó Sano sin moverse un solo paso.
- Lo decís ahora para que no me enoje! - exclamó la castaña parpadeando varias veces. Cada vez llovía más fuerte y la cortina de lluvia no le permitía ver claramente cada expresión de Sano. - Para que vaya y te bese y me olvide de que hace cinco minutos la estabas besando a Megumi! - finalizó Sayo mirando desafiante a Sanosuke. Un murmullo se escuchó desde las entradas de algunas casas y varios vecinos le echaban a Sano miradas de odio.
- Nada que ver, te lo juro. Esto no tiene nada que ver con ella, Sayo, te estoy hablando en serio. - esta vez Sanosuke se acercó lentamente. Sayo lo miraba aterrada. ¿Y si Sanosuke estaba hablando en serio?
Cuando lo tuvo enfrente su mirada se clavó en el suelo. No podía mirarlo a los ojos, si lo miraba sabría en un instante si era verdad o no. Si era una mentira, no podría soportarlo. Sería demasiado doloroso, pero ¿y si era verdad? ¿Si la amaba? Ella estaba segura de lo que sentía por él, pero no podía decírselo, estaba demasiado asustada. ¿Amor en dos semanas? A cualquiera podría parecerle ridículo, pero sabía que Sano podría estar hablando en serio, porque... ella también lo sentía.
De pronto sintió que Sano la tomaba de la mano y se dio cuenta de que no estaba lista para saber si el sentía lo mismo por ella o si era capaz de mentir solo para retenerla, dios sabe con qué razón.
Se soltó lentamente de la mano de Sanosuke acariciándola levemente. El chico la miro extrañado al ver que Sayo retrocedía unos pasos.
- Hoy no puedo Sano, discúlpame - susurró Sayo despacio.
Se dio vuelta y comenzó a caminar apurada. La lluvia aun azotaba la ciudad por lo que el murmullo de Sayo se perdió en la noche y Sanosuke no fue capaz de oírlo
- ¡Espera! ¿Qué dijiste! - le gritó Sano sin correrla, solo mirándola impaciente
Sayo se dio vuelta y le gritó:
- ¡Hoy no puedo hablar! - lloró la chica a unos metros de distancia - ¡Quizá mañana!- se secó las lágrimas o las gotas de lluvia, todo parecía lo mismo en ese momento.
Sanosuke se quedó mirando la figura de Sayo que se le alejaba cada vez más, mientras las puertas de las casas se iban cerrando de a poco.
- Quizá mañana... -susurró mientras emprendía el camino a su casa. Durante el trayecto la tormenta fue cesando. Miró el asfalto mojado de las calles y recordó esa noche hace dos semanas en la que le había expresado lo que sentía. Maldijo a la lluvia que los había unido y ahora los separaba. Que fácil era culparla de todos sus problemas...
Si se acaba este milagro, si se consume mi voz, si me das un último portazo ¿en qué calle moriré yo?
Lloras, gritas, bajo la lluvia, como el ángel Lucifer. Somos de nuevo herida abierta, mala tierra trágame, trágame...
N/A: Corto, ya sé, pero lo quería terminar rápido así subía los dos seguidos!
Dejen review!
