Disclaimer: Naruto solo pertenece a Kishimoto. La historia está inspirada en una serie de televisión con el mismo nombre, dicha serie televisiva no me pertenece.
Capítulo 3: Miedo al destino
Neji Hyūga era un hombre de 30 años que había practicado artes marciales desde que era pequeño, le gustaban tanto y era tan hábil que ya de adulto se dedicaba a enseñarlas a los niños y jóvenes. Era cinta negra en karate, taekwondo, judo y jiu jitsu. Neji siempre había labrado su camino con la intención de desafiar una antigua tradición familiar.
El clan Hyūga estaba compuesto por personas que tenían ojos con pupila blanca, muy sensibles a la luz, y era la característica física primordial del clan. El clan tenía una tradición llamada el sello del pájaro enjaulado. Dicha tradición consiste en que a todos los miembros del clan se les dice varias predicciones del futuro. Estas predicciones son parte de tu destino y son inevitables. Esta tradición se lleva a cabo mediante un ritual realizado por varios miembros que consiguieron sensibilizar sus ojos al grado que pueden ver partes del futuro, o eso es lo que ellos aseguran que hacen.
La mayoría de las predicciones hechas a casi todas las personas son tan poco precisas y son muy probables que pasen, que muchos miembros del clan son indiferentes ante sus predicciones.
— Te vas a casar antes de los 25 años — Neji recordó una de las predicciones hecha a una de sus primas.
— Serás un niño adicto al chocolate — era otra de las predicciones hechas a un niño de su familia.
— Morirás en el próximo lustro — era otra de las predicciones de uno de los miembros a su abuelo. Esta predicción era más que obvia, pues su abuelo era muy viejo y le acababan de diagnosticar cáncer.
El ritual se realizaba cada cinco años y participaban todos los integrantes del clan que se encontraran por la zona en ese momento. El ritual hace una predicción a cada persona.
Cuando Neji participo por primera vez se quedó muy asustado, pues su predicción decía que su padre moriría defendiendo un ser querido y él lo vería. Pese a ser una predicción muy ambigua, pues no se decía cuándo ni dónde moriría su padre, Neji simplemente rompió a llorar, teniendo que ser consolado por su padre.
Hizashi le dijo que no se preocupara, que era simplemente una mala predicción y que no eran reales. Por supuesto, el hecho de que todas las predicciones se hallan cumplido no tranquilizo al niño. Ni tampoco el hecho de que los integrantes del ritual le dijeran que sus predicciones estaban escritas en el destino y no se podían evitar.
Neji se consideró muy desafortunado, pues su primera predicción describía una tragedia. Algo que no se había visto en ese ritual en bastantes años, pues cuando predecían que pasarían cosas malas era bastante obvio y probable que estas personas se encontraran en esas situaciones debido a su situación actual en el momento de la predicción. De hecho, Neji era el primer niño en 30 años en recibir una predicción de muerte.
Sin embargo, rápidamente le restó importancia, pues después del ritual se realizaba una comida familiar, en la cual los niños jugaban y los adultos charlaban entre sí. Neji recordó con tristeza que durante un año no se acordó de esa predicción, hasta el incidente.
Flashback
Era poco más de la media noche cuando su padre lo levantó y lo mando con su madre. Había escuchado un ruido y fue a investigar, cuando se armó un alboroto su madre marco a la policía. En ese momento Neji salió de la habitación. Tenía solo 7 años cuando vio como su padre era golpeado en la cabeza cuando había intentado defender a su prima Hanabi.
Para cuando llego la policía y una ambulancia ya era demasiado tarde, su padre había muerto.
Fin del flashback
Neji recordó que por mucho tiempo les temió a las predicciones. Durante un tiempo las predicciones que le realizaron eran iguales a las de los demás miembros del clan, ridículas y muy poco precisas.
Neji no tomo enserio una predicción hasta hace cinco años, cuando le dijeron que el criaría a su hijo solo. Eso no solo implicaba que se iba a enamorar, cosa que él consideraba poco probable, sino también que su amada esposa moriría o lo abandonaría, y que él tendría que criar a su hijo solo.
Pero él iba a desafiar esa predicción. Para empezar, no tenía planeado ni enamorarse ni tener una familia.
—Eto, ¿estás bien? —preguntó una mujer que al parecer había intentado llamar su atención desde hace un rato.
Neji volteo a verla y ofreció una disculpa por su comportamiento.
—No te preocupes, no es nada —dijo la mujer que lo distrajo de sus pensamientos —debes de tener estar muy preocupado si estas en las nubes a cinco minutos de que comience la clase.
Neji abrió los ojos con sorpresa y miro el reloj, verificando que efectivamente en cinco minutos comenzaba su clase de taekwondo. Para su buena suerte él ya tenía puesto su uniforme dobok, el cual consistía en sus pantalones, su saco con una abertura en forma de triángulo en el cuello y su cinta negra amarrada alrededor de la cintura. Dio instrucciones de poner el resto del equipo de seguridad a un lado del tatami e inmediatamente les ordeno ponerse en filas de acuerdo a su grado. Al ser el único cinta negra en el dōjō se puso en el lado derecho de la fila de hasta el frente.
Neji daba clase de karate de 11 a.m. a 12 p.m., clase de taekwondo de la 1 p.m. a las 2 p.m., clase de judo de las 4 p.m. a las 5 p.m. y, por último, daba clase de jiu jitsu de las 6 p.m. a las 7 p.m. todos los días excepto días festivos. En estos momentos había iniciado la clase de taekwondo. El dōjō en el que enseñaba era una habitación de 10 por 15 metros con casi todo el suelo cubierto de tatami rojo y un gran espejo en una de las paredes para que el pudiera observar a todos sus estudiantes al momento de estar practicando. Observo de repente a la mujer que lo saco de sus pensamientos y se dio cuenta de inmediato de que no le era familiar, por lo que probablemente era una nueva alumna. También observo su cinta verde alrededor de su cintura, lo que indicaba que no era ninguna principiante, aunque tampoco era ninguna experta en el arte marcial.
Neji dio la orden de meditar, esto era necesario para vaciar la mente de pensamientos acerca de otras cuestiones que solo iban a ser una distracción durante el entrenamiento. Para gran parte de las personas con el actual modo de vida dejar la mente en blanco y concentrarse solo en la respiración era una tarea complicada. Neji dejo de meditar y dio instrucciones para que los demás dejaran la meditación, en cuanto se levantaron Neji los puso a iniciar el calentamiento. Cerca de 20 minutos de calentamiento después, que consistió de múltiples ejercicios para calentar los músculos y flexionar estos, todos los practicantes de taekwondo se pusieron su equipo de seguridad (guantes, careta, peto y antebrazos) y se pusieron a practicar combate entre sí, pues el resto de la semana habían practicado las distintas patadas propias del arte marcial.
Por alguna razón, Neji no dejaba de mirar a la mujer que era su nueva alumna cada vez que podía. Sus ojos marrones y su cabello castaño demostraban el espíritu de todo buen deportista que hiciera del arte marcial una forma de vida y no un simple entretenimiento. Sus expertos movimientos le indicaban a Neji que su nueva alumna estaba en excelente condición física y tenía una envidiable flexibilidad y velocidad en sus movimientos, aunque noto algunos errores en las ejecuciones de varias patadas que realizo.
Al finalizar la clase no pudo evitar preguntarse con un poco de ansiedad como se llamaba su nueva alumna, pues para el grado que tenía demostraba bastante habilidad.
—Disculpe —dijo Neji llamando la atención de la castaña. —¿Cómo se llama? —la mujer parpadeo un rato antes de darse cuenta de que no se había presentado con su profesor como debía.
—Una disculpa, mi nombre es Tenten —dijo rápidamente la castaña.
—El mío es Neji, espero verte seguido por aquí. Tiene usted mucha habilidad —dijo Neji mientras se retiraba a descansar y comer en espera de su próxima clase.
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Habían pasado ya tres años desde que por primera vez entro en el dōjō aquella mujer llamada Tenten. Tal y como había previsto Neji, ella era una mujer habilidosa y no tardó mucho en ascender de cinta. Sin embargo, lo que al final consiguió que Neji la viera como una amiga fue que conocía a un viejo amigo suyo con el que casi había perdido contacto. Su amigo se llamaba Rock Lee y era un corredor y atleta muy hábil, tan hábil que participo en las olimpiadas.
A lo largo de los años y el hecho de que Tenten conociera y se llevara tan bien con Lee fue lo que hizo que el Hyūga la viera como una amiga cercana y disminuyera la frialdad con la que generalmente trataba al resto de la gente. Su nivel de confianza con sus dos amigos era tal que les había contado cosas acerca de su vida que a nadie más, ni siquiera miembros de su familia, les había contado. Entre ellas estaba la tradición de su familia del sello del pájaro enjaulado, y su terrible experiencia con dicha supuesta predicción.
—Pero debe de ser genial poder ver el futuro, ¿o tu no lo crees? —preguntó Tenten a Neji.
Neji hizo una mueca y tomo un sorbo de café, sin contestar la pregunta de Tenten, pero dejando claro que eso de ver el futuro, como mínimo, le desagradaba.
—¡Ya te he dicho que no hagas caso a esas predicciones! ¡Tú eliges tu propio destino en base al trabajo duro! ¡Y si no puedes conseguir desafiar esas predicciones que te hacen de manera efectiva, darás 20 vueltas a la manzana en la que vives caminando con los brazos! —dijo Rock Lee gritando y mostrando una sonrisa al terminar de hablar y levantando el pulgar.
—Ni loco —fue la seca respuesta de Neji —como ya he dicho, hablar de este tema me incomoda. Podríamos cambiar de tema —dijo Neji, poniendo la cara más seria de su repertorio, y eso era porque él le tenía miedo a esas predicciones que realizaba su familia. Le tenía miedo al destino y le desagradaba la idea de que toda su vida estuviera predestinada y sin importar cuanto se esforzara ese destino era inevitable. Aun si no toda su vida estuviera predestinada, detestaba y temía que sin importar que camino en la vida tomara en algún momento llegaría a un punto, un suceso que ocurriría tomase el camino que tomase o haya tomado.
—Que les parece si me acompañan a una fiesta que se va a realizar cerca de mi casa. Va a ser una fiesta realizada por los vecinos para celebrar la fundación de nuestro vecindario —dijo Tenten emocionada.
Tanto Lee como Neji arquearon una ceja. Tenten observo esto y comenzó a explicar su situación:
—Verán hace 60 años se "fundo" ese vecindario. Y por lo que entiendo, la mayoría de los vecinos de ahí son descendientes de varios de los primeros habitantes de ese vecindario. La gran mayoría de las casas en esa zona fueron construidas, reconstruidas o remodeladas después de la segunda guerra mundial, y la gran mayoría de los vecinos se consideran lo suficientemente cercanos como para celebrar ese hecho.
—¡El fuego de la juventud arde en ellos! —gritó Lee eufórico.
—Jamás había oído de algo como eso —comentó Neji un tanto sorprendido.
—Entonces que dicen, ¿me acompañan? —preguntó Tenten por segunda ocasión.
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Neji se despertó, y de no ser por su férrea disciplina no se hubiera levantado. No es que él se hubiera emborrachado… mucho, pero es que ya había olvidado la escasa resistencia de su amigo Lee hacia el alcohol. Neji estaba sumamente adolorido después de haber intentado detener a su amigo Lee sin causar mucho escándalo, y sin lastimarlo mucho. Por suerte su buena amiga Tenten estuvo a su lado durante esa crisis. Neji se juró mentalmente que ya era bastante mayor para cualquier tipo de fiesta de ese estilo y que de ahora en adelante solo asistiría únicamente a los festivales. A pesar de todo no podía evitar pensar en lo bien que lo paso. No solo comió comida tradicional y bromeo con el que fue en otro tiempo su mejor amigo y era actualmente uno de los únicos que tenía, sino también tomo alcohol, y aunque nunca lo admitiera, le divertía bastante el tener que detener a su amigo antes de que se metiera en serios problemas. Otra cosa que también le llamo bastante la atención fue el hecho de que tuvo sexo por primera vez en 10 años, y de paso había comprobado la gran elasticidad de Tenten. Después de unos tragos y la adrenalina de detener a Lee, él y Tenten tuvieron su propia celebración privada, solo esperaba que eso no haya arruinado su amistad.
Neji termino de cambiarse y desayunar, se tomó un par de aspirinas y se fue directo a su trabajo. El dolor que sentía sería para él un recordatorio de lo que pasaba cuando alguien no mantenía su voluntad, ni los impulsos a raya.
Después de terminar su clase de taekwondo Neji le pidió discretamente a Tenten que lo esperada, ella asintió con una ligera sonrisa en el rostro. Una vez a solas Neji se dispuso a hablar, pero Tenten se le adelanto:
—Oye, sé que quieres hablar acerca de lo que paso anoche cuando nosotros… —Tenten se sonrojo —bueno ya sabes. Pero yo quería que supieras que eres mi amigo y no quiero que malinterpretes la situación —Tenten vio a Neji sonreír y expresar alivio, al instante Tenten comprendió que él se disponía a aclarar ese punto en el mismo sentido que ella.
—Yo también pienso lo mismo —fue lo único que dijo Neji.
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Durante unas semanas la vida de Neji volvió a la normalidad. Lee se tuvo que ir a otro país para seguir entrenando y estaba pensando seriamente en abrir un gimnasio para cuando, en sus propias palabras, la primavera de la juventud llegue a su fin en su vida y tenga que alentar las llamas del fuego de la juventud en otras entusiastas personas. Tenten siguió asistiendo a entrenar hasta que un día simplemente dejo de ir argumentando problemas personales, creyó conveniente no inmiscuirse y por esa razón no le pregunto a su amiga que tipo de problemas tenía, únicamente ofreció su ayuda y apoyo si llegase a necesitarlo.
Durante meses no supo de Tenten. Contacto a su amigo Lee, pero él tampoco supo nada. Debido a los pocos amigos que Neji tenía se preocupó mucho por la súbita desaparición de uno de ellos, sin embargo, un día llamo una persona llamada Udon que dijo conocer a Tenten y que tenía un mensaje para él. Al parecer el mensaje tenía un paquete que tenía que ser entregado y debían de reunirse.
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Neji estaba nervioso e incrédulo, al parecer Tenten regreso a su país natal, China. El mensajero era un antiguo amigo de Tenten y le envió una carta en donde se explicaba que sus pastillas anticonceptivas no fueron efectivas, que había quedado embarazada y que, aunque en un principio ella había decidido tener a su hijo, se terminó arrepintiendo. Para entonces no pudo abortar y decidió que en vez de darlo en adopción y que el gobierno se encargara del bebe lo envió con su padre, él. La carta terminaba diciendo que no podía criar a ese niño y que lo lamentaba mucho, en la carta se decía que el nombre del niño era Hizashi.
Neji solo se quedó viendo un pequeño bulto que en esos momentos se encontraba en sus manos. Nunca más volvió a saber de Tenten, o pregunto por ella.
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Neji Hyūga se encontraba caminando en dirección a la reunión del Clan Hyūga en el que se practicaría la tradición del sello del pájaro enjaulado, sosteniendo a su hijo de la mano. El pequeño Hizashi de 6 años desconocía el por qué su padre tenía una expresión tan mortalmente seria. Generalmente su padre era un hombre que era estricto, pero siempre le ofrecía una sonrisa y una mirada cariñosa.
Neji por otra parte estaba molesto, había accedido acudir a la reunión de ese año para que su hijo conociera toda su herencia y al resto de los miembros de su familia que no conocía. Creía haberlo superado, pero más que nada se moría de miedo. Aunque para la mayoría de las personas le asustaba lo desconocido del futuro, Neji anhelaba esa ignorancia. Le costaba trabajo creer que varios eventos están predestinados a ocurrir, hiciera lo que hiciera. Lo hacía sentirse débil e indefenso, y aunque estaba consciente de gran parte de su "destino" lo hacia él a diario con sus acciones y decisiones, nunca lo había dejado de asustar el hecho de que le predijeran el futuro.
—¡Papi! ¡Papi! —dijo el pequeño Hizashi llamando la atención de su padre. —¡Ellos dicen que pueden ver mi futuro, ¿puedo ir?!
Neji lo medito un poco, sin embargo, accedió a que le dijeran su futuro, él no pensaba dejar que le predijeran nada. Neji desarrollo un fuerte temor a eso que los humanos llamamos destino debido a esa tradición, y aunque Neji quisiera negarlo, jamás le dejaría de temer al destino, ni a la tradición del pájaro enjaulado.
Fin del capitulo
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Los 13 miedos del ramen: oscuridad
Bien, Naruto no era ningún idiota como para no notar que algo extremadamente raro estaba pasando. Sin embargo, él estaba convencido que los fenómenos que había sufrido tenían una explicación perfectamente lógica. No existían ni los fantasmas, ni los mundos a través del espejo. Lo más lógico era que alguien le estaba jugando una muy pesada broma y utilizaba efectos especiales. Por eso, en esta ocasión, en vez de pedir servicio al cuarto iría al piso de arriba a buscar ramen. Se encontraba en el piso 12, y este hotel, a diferencia de otros, si tenía piso 13, generalmente vacío debido a la superstición que rodeaba a este número. En todos los pisos había máquinas expendedoras de alimentos, y para su buena fortuna todos tenían la opción de ramen instantáneo y había una cafetera al lado de las máquinas expendedoras, la cual suministraba agua caliente. Era el plan perfecto, iría a un piso casi completamente vacío por su ramen y regresaría a su habitación, al no haber testigos nadie le jugaría ninguna broma.
Ya había colocado las monedas y elegido el producto de su elección, la maquina había comenzado a funcionar cuando noto que en el pasillo del piso las luces comenzaron a apagarse.
—¡Debe de haber una falla! —se dijo Naruto en voz alta buscando tranquilizarse, por alguna razón de repente se encontraba nervioso. Las luces se iban apagando lentamente, habían comenzado a apagarse desde el fondo del pasillo, a medida que las luces se apagaban el pasillo se sumía en una completa oscuridad. Naruto se sentía nervioso debido a la forma en que se apagaban las luces, se apagaban en orden y a tiempos constantes, dando a impresión de que la oscuridad avanzaba a un paso fijo.
El vaso de cartón con fideos secos cayó, Naruto rápidamente puso agua caliente en su ramen y se fue, sin esperar en el lugar a que el agua caliente se mezclara bien con los fideos deshidratados. Segundos después de irse se fundieron las luces del pasillo que estaban anexas a la puerta de las escaleras de emergencia. Todo el ramen de la máquina expendedora y toda el agua caliente desaparecieron en segundos.
