Disclaimer: Naruto solo pertenece a Kishimoto. La historia está inspirada en una serie de televisión con el mismo nombre, dicha serie televisiva no me pertenece.

Capítulo 5: Miedo a la oscuridad

Orochimaru era un niño reconocido como superdotado; aprendía temas a una velocidad sorprendente, su proceso de razonamiento estaba bastante avanzado para su edad, su memoria era eidética y tenía un comportamiento bastante maduro. A pesar de ser tan inteligente no era un inadaptado social, sabía de qué temas hablar y cómo comportarse frente a otros niños, igualmente sabía cómo actuar frente a los adultos. Su capacidad para analizar personas y comprenderlas le podría posibilitar manipularlas si tuviera la malicia y la mente fría para hacerlo. Solo había una situación que él no podía manejar, su miedo a la oscuridad absoluta. A sus 11 años parecía ridículo que alguien con tantas capacidades intelectuales le tuviera miedo a la oscuridad, pero cuando no había ningún tipo de luz, por más tenue y escueta que esta sea, él comenzaba a sudar, después de un tiempo su piel se ponía de gallina y comenzaba con comportamientos sumamente erráticos y agresivos hasta que escapaba de la oscuridad.

Ni el mismo se explicaba el porqué de dicho comportamiento, había hecho una gran cantidad de intentos para superar dicho miedo, pero sin ningún éxito. Lo que si había podido conseguir fácilmente era el guardar dicho miedo como un secreto para la gran mayoría de las personas que lo rodeaban. Orochimaru había quedado huérfano a la edad de 3 años, razón por la cual no recordaba a ninguno de sus padres, sin otros familiares conocidos él estuvo creciendo en un orfanato, gracias a su inteligencia había conseguido entrar en un internado y estaba por conseguir una beca en una de las mejores secundarias de la zona.

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—¡Saludos Orochimaru! —dijo una anciana llamada Umeko.

Orochimaru devolvió el saludo y siguió caminando en dirección a un parque cercano, había planeado encontrarse con sus dos amigos más cercanos ese día; Tsunade y Jiraiya. A pesar de ser alguien sociable Orochimaru no tenía muchos amigos, pues generalmente sus mayores intereses no eran compartidos con otros chicos de su edad, sin embargo, a sus mejores amigos no les importaba mucho eso. Ese día planeaba tener un día de campo y platicar entre sí de temas sin ninguna importancia, como por ejemplo el extraño sueño que tuvo de una serpiente blanca devorándolo y arrojándolo a la más absoluta oscuridad.

—¡Hola Orochimaru! —dijo su amigo Jiraiya mientras lo saludaba efusivamente a la distancia. Su amiga Tsunade lo había visto, pero a diferencia de su compañero ella espero a que estuviera a una distancia más corta para saludarlo. Durante algunas horas los tres amigos compartieron anécdotas de experiencias recientes y hablaron de temas varios sin importancia. Parecía que iba a ser un día relativamente normal con los amigos hasta que Jiraiya hablo acerca de un tema un tanto incómodo para él, como superar su miedo a la oscuridad.

—Estas consciente de que no me gusta hablar de eso, ¿verdad Jiraiya? —dijo Orochimaru visiblemente molesto al tiempo que Tsunade se llevaba la palma de su mano a su frente.

—¡En qué diablos pensabas Jiraiya! —gritó Tusnade molesta.

—Por favor, tranquilícense, no es tan grave, le estoy haciendo un favor. Ya estas bastante grande para tenerle miedo a la oscuridad —dijo Jiraiya justificándose e intentando tranquilizar a sus amigos al mismo tiempo.

—Curioso, teniendo en cuenta de que tú le tienes un miedo irracional a los sapos y a las ranas —dijo Orochimaru intentando avergonzar y callar a su molesto amigo.

—Tenía —dijo Jiraiya con orgullo en su voz, ambos amigos se le quedaron viendo de manera curiosa.

—¿Tenías? —preguntó Orochimaru utilizando un tono que combinaba la curiosidad, la burla y el asombro.

—Sí, lo he superado —dijo el manteniendo el orgullo en su voz.

—¿Cómo paso ese milagro? —preguntó Tsunade sin poder creerlo.

—Un amigo mío dijo que su psicólogo le dijo que si enfrentaba su miedo y lograba sobrevivir entonces este se iba. Bueno, no fue así como lo dijo, pero fue lo que entendí, y funciono. ¡De verdad funciono! —dijo Jiraiya emocionado mientras sus amigos lo veían con duda. —Fue simple lo que hice, durante dos semanas, cada tercer día, me metía en una tina con sapos y ranas, aquí abundan —dijo él mientras sostenía una pequeña rana ante la impresionada mirada de sus compañeros —así que no me fue difícil conseguir esos animalitos —sus amigos no podían creer que de verdad Jiraiya estuviera sosteniendo una rana viva, desde que tenían memoria él huía de esos inofensivos anfibios como si se trataran de espectros.

—Por supuesto que las primeras veces tuve que recibir ayuda de un familiar, gritaba a todo pulmón o me quedaba paralizado del miedo. Pero después de un rato… no se… algo paso, había tantos de estos animales y estaban en todos lados que simplemente el miedo fue disminuyendo hasta desaparecer casi por completo. A la fecha todavía me pongo un poco nervioso si me encuentro rodeado de muchas de estas criaturas.

Tanto Tsunade como Orochimaru estaban impresionados de que su compañero haya hecho esa acción tan descabellada con la intención de enfrentar y superar su miedo.

—¡Tsunade, podrías empezar enfrentándote a las babosas! —dijo Jiraiya emocionado arrojándole una babosa a Tsunade, las cuales le causaban asco, repugnancia y algo de miedo. Orochimaru se apartó unos metros de sus amigos sin la intención de interferir o intentar detener la paliza que le iba dar Tsunade a Jiraiya por tal acto inconsciente, sabía por propia experiencia que no tardaría en ser alcanzado.

—Adiós —dijo Orrochimaru con voz moderada mientras se retiraba de manera silenciosa y tranquila, pensando acerca de lo que acababa de presenciar.

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Orochimaru temblaba, había decidido poner en práctica la técnica de su amigo para enfrentar y vencer su miedo a la oscuridad. No es que no lo hubiera intentado antes, pero nunca daba resultado, pues cinco minutos después de estar en completa oscuridad salía a donde había luz o conseguía algún aparato que lo emitiera. Pero si el cabeza hueca de Jiraiya pudo superar su miedo utilizando este método él no se iba a amedrentar, algo dentro de su mente le decía que porque era Jiraiya el que intento este método era estúpido seguirlo, y como una persona más lista debería de intentar un método acorde a su astucia e inteligencia. Desecho ese pensamiento en cuanto recordó que otros métodos que conocía y que había aplicado habían resultado ser un completo fracaso hasta el momento, si este método fracasaba sería ahora él el que perseguiría a su amigo para darle una paliza.

Eligio un almacén oscuro para realizar su primera prueba, si algo salía mal siempre podía correr en dirección a la puerta, en donde saliendo había la luz del día, y si perdía la noción del tiempo, una calle iluminada y siempre transitada por coches. Había empacado un gas pimienta solo por si en algún momento lo llegaba a necesitar. Orochimaru aspiro hondo y entro en la más absoluta oscuridad, a pesar de ver la negrura del interior del almacén no sintió miedo, por propia experiencia sabía que no lo tendría hasta que desapareciera el último rayo de luz. Cerró la puerta, pero sin sentir miedo al percibir un débil rayo de luz sumamente tenue, Orochimaru avanzo a paso firme al interior del almacén y a la oscuridad absoluta. No paso más de un minuto cuando noto que ya estaba nervioso y su respiración se comenzaba a agitar. Intento tranquilizarse en vano, respirando de manera profunda y haciendo lo posible por mantener su mente en blanco, tal y como lo había intentado anteriormente, con el subsecuente fracaso al darse cuenta de que había perdido la noción del tiempo y había comenzado a sudar por todos lados.

Orochimaru perdió el control de su respiración y de su ritmo cardiaco, comenzando a ponerse paranoico mientras volteaba a todos lados, al ver únicamente oscuridad se alteró aún más. No sabía cuánto tiempo había pasado, pero sabía que no aguantaría mucho más en la completa oscuridad antes de escapar por donde sabía que había luz. Intento mantener ocupada su mente en sus problemas actuales, en sus planes futuros, en sus entretenimientos del día a día, sin que nada funcionara, como había pasado anteriormente. Estaba por darse por vencido cuando Orochimaru recordó en medio de su propia locura a Jiraiya diciendo el método mediante el cual había superado su miedo, y si él pudo estar cubierto de sapos por horas el debería de ser capaz de soportar también estar en la ausencia total de luz el mismo tiempo. Orochimaru consideraba a su mejor amigo un rival relativamente digno, y aunque nunca lo admitiera abiertamente, nunca soportaría verse superado por el en un aspecto útil o sobresaliente, según sus propios estándares.

Orochimaru averiguo algo de su propio ser en esa absoluta oscuridad, tenía un gran orgullo que podía ser fácilmente herido, pero ese orgullo herido era el mismo que en esos momentos le había dado el empuje necesario para soportar estar en la oscuridad absoluta más tiempo del que jamás había estado. O al menos eso es lo que pensaba Orochimaru. Orochmaru estaba tan nervioso y asustado que cuando vio lo que parecía ser una serpiente blanca soltó un grito y salió corriendo del almacén, en donde a pesar de que ya había pasado algo de tiempo aun había luz.

Orochimaru comenzó a dar respiraciones profundas con la intención de controlarse y tranquilizarse, se encontraba un tanto frustrado por que ya fuera de esa oscuridad estaba consciente de que no había pasado tanto tiempo como había imaginado en el interior del almacén. Eso sin mencionar lo incoherente que sonaba el hecho de que el haya podido ver un animal en medio de la oscuridad cuando ni siquiera podía ver su mano frente a sus ojos. Aun así, entro solo para ver si de casualidad podía haber una serpiente en ese lugar.

—¡Disculpe! —escuchó Orochimaru a unos 20 metros detrás de sí, observando a un guardia de seguridad caminando hacia su dirección.

—Si señor —respondió con respeto Orochimaru.

—¿Que se supones ibas a hacer en el interior de ese almacén? —preguntó el guardia con voz seria.

—Creí haber visto algún tipo de animal dentro —respondió Orochimaru con voz firme y respetuosa.

—¿Qué tipo de animal? —preguntó el guardia mientras ingresaba en el almacén y prendía un par de focos.

—No estoy seguro —respondió Orochimaru consciente de que si decía que había visto una serpiente blanca se iba a meter en problemas.

—Ve a casa y no te metas en problemas —le dijo el guardia a Orochimaru mientras este se retiraba bajo su atenta mirada, el guardia reanudo sus rondas de vigilancia unos minutos después.

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—¡Examen sorpresa! —dijo alegremente el profesor de esa clase mientras se oían algunos murmullos provenientes de las bancas y una que otra queja. Orochimaru simplemente guardo sus apuntes y se preparó para el examen de su profesor Iruka. En cuanto Orochimaru recibió la hoja del examen y leyó las preguntas comenzó a resolverlas sin apenas ningún esfuerzo, termino antes que los demás y se puso a meditar en lo que el profesor recogía el examen. Ya había realizado el intento de permanecer en completa oscuridad durante horas en el transcurso de una semana, y aunque todavía no podía estar más de media hora dentro de cualquier lugar oscuro, en definitiva, había aguantado más tiempo que antes. Nunca había creído que un orgullo herido pudiera proporcionar tanta decisión y fuerza de voluntad, debería tener cuidado con su orgullo más adelante en su vida.

Sin embargo, fuera de que su resistencia hacia su miedo a la oscuridad se elevó ligeramente aun había un par de cosas que rondaban en su cabeza. La primera era que no había aplicado el método de su amigo Jiraiya aun como se debe, planeaba hacerlo hoy con serias dudas y ayuda de unas cadenas y un candado de alta tecnología con un cronometro digital de última generación. La segunda cosa que rondaba su cabeza era que en todas las ocasiones en las que había estado determinado tiempo en la más absoluta oscuridad siempre veía una serpiente blanca.

Decidió ignorar su probable vulnerabilidad a sufrir alucinaciones y se concentró en sujetarse con las cadenas en un lugar oscuro y solitario; esto último porque sabía que no sufriría ningún tipo de ataque cardiaco, y si alguien sabía lo que iba a hacer o estaba en las cercanías cuando lo hiciera, en medio de su terror, podría intentar amenazar o manipular de algún modo a esa persona para que lo liberara. El almacén quedaba descartado para hacer su "terapia especial" así que pensó que mejor se amarraría en el sótano de la casa de Umeko. Era un lugar oscuro, relativamente aislado, tenía la llave de la casa de la anciana, ella tenía la confianza de sus tutores; y lo más importante, ella no estaba en las tardes en su casa y no tenía visitas ni acompañantes que pudieran ingresar a esta.

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Eran poco más de las 4 de la tarde y Orochimaru estaba preparándose en el oscuro sótano de la casa para iniciar en forma y regla con el tratamiento que le recomendó Jiraiya. Con las cadenas preparadas y el cronometro listo cerro el candado e inicio su prueba, a esas alturas ya se encontraba un poco nervioso. Igual que en ocasiones anteriores se manifestaron todos los síntomas de su miedo a la oscuridad, incluyendo el más nuevo, el cual era la extraña alucinación de una serpiente blanca apareciendo de la nada. Orochimaru tenía la teoría de que esa serpiente era la expresión de su medio a la oscuridad, según la interpretación de su psique, algo que a él se le hizo raro, ya que él no le tenía ningún tipo de miedo a las serpientes, sino todo lo contrario.

A pesar de que Orochimaru lucho contra su miedo para mantener el control de su mente y sus pensamientos, termino perdiendo la batalla. Visualizo a la serpiente blanca al pie de las escaleras del sótano, a pesar de tener la fuerte necesidad de huir no podía, por más que jalaba de las cadenas, hasta el punto de lastimarse. La serpiente comenzó a avanzar hacia él, tenía el grosor y tamaño de una anaconda de 4 metros de largo, unos ojos amarillos con una pupila negra alargada en medio de estos, la serpiente se detuvo a unos cuantos centímetros de él y se irguió hasta que su cabeza permaneció a la altura de su cara.

Orochimaru pasó de estar completamente agitado y moverse erráticamente a estar paralizado, al grado de que solo se movía para respirar y parpadear. Durante el resto del tiempo que duro amarrado en el sótano las cosas no cambiaron, la serpiente mirándolo fijamente y él completamente paralizado sin quitarle los ojos de encima.

Cuando dieron las 7 de la tarde el cronometro del candado llego a cero, haciendo que se abriera este. A pesar de estar libre, Orochimaru no fue capaz de moverse, durante unos cinco minutos no se movió, hasta que haciendo un acopio de una increíble fuerza de voluntad comenzó a moverse, haciendo que sus manos se quitaran la cadena y se callera junto con el candado. A pesar del ruido y el movimiento la serpiente no perdió el contacto visual con él, y a su vez Orochimaru no aparto la vista de la serpiente en ningún momento. A penas se vio libre salió corriendo rápidamente en dirección a la puerta, en cuanto salió y aprecio algo de luz se dio la vuelta convencido de que la serpiente lo estaba siguiendo, pero esta había desaparecido. Orochimaru prendió la luz de la habitación y comenzó a intentar tranquilizarse.

Una vez tranquilo razono que era imposible que de verdad hubiera estado todo el tiempo al lado de una serpiente blanca, llego al punto de reírse de sí mismo por haberse creído esa alucinación. Orochimaru bajo por las escaleras levemente iluminadas que conducían al sótano y prendió el foco de este. Recogió el candado y las cadenas del suelo, notando como en la carrera las debió de haber movido, por un momento un pensamiento que lo inquieto paso por su mente. En su carrera hacia la planta baja de la casa no sintió que su cuerpo hubiera chocado con nada, y aunque en ningún momento vio las cadenas o el candado cuando se los quito sabía que debían de haber caído justo debajo de donde estaba y formando un bulto, y no como si alguien se hubiera arrastrado encima de ellas y las hubiera movido. Orochimaru se puso nervioso cuando noto que el desplazamiento de las cadenas sugería que si alguien o algo les hubiera pasado encima se estaría moviendo en la dirección contraria en la que él se desplazó. Un tanto nervioso reviso rápidamente el lugar en busca de cualquier tipo de animal que hubiera podido estar en ese lugar y hubiera podido mover las cadenas, supuso que en caso de que algo las hubiera movido debería de ser un animal de un tamaño mediano, pues una rata o un ratón no hubieran podido mover las cadenas tanto. Después de no haber encontrado nada decidió dejar el misterio de ese evento para otra ocasión.

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Orochimaru ya llevaba una semana encadenándose en el sótano de esa amable anciana y soportando estar en completa oscuridad durante más o menos 3 horas. Estaba orgulloso de admitir que había adquirido una tolerancia a la oscuridad que le hacía soportarla durante casi cinco minutos manteniendo un pensamiento racional antes de empezar a sucumbir al miedo. Lo único que no era capaz de explicarse era por qué no desaparecía esa alucinación de serpiente blanca que tenía; a pesar de conservar un pensamiento lógico y casi toda su inteligencia esa serpiente se aparecía, saliendo de una grieta o un lugar cuya parte trasera siempre se encontraba fuera de su campo visual, igual de grande y misteriosa que la primera vez que la vio, con un comportamiento igual y la tendencia de acercarse lo más posible a su cara con la única intención de verlo fijamente.

Orochimaru decidió investigar que significaba la serpiente blanca, tal vez de esa manera el sabría el significado de su alucinación. Lo primero que encontró por internet es que significaba soñar con una serpiente blanca; dependiendo de qué tan seguido la sueñes, el comportamiento de la serpiente y la situación o tema de tu sueño, podía significar desde tu fuerza de voluntad y ausencia de miedo a los proyectos que realizas (toda ironía aparte), hasta que personas cercanas a ti iban a sufrir o te harían sufrir, pasando por cosas como que el que la soñaba era impulsivo, le pasarían cosas buenas o tenía dudas y problemas internos. Lo único que más o menos se ajustaba a su personalidad era aquella que decía que soñar con esa serpiente representaba tu escasa vida social y ausencia de seres queridos. Pero eso no venía al caso con su problema actual. Decidió investigar en una biblioteca digital y se encontró que en una biblioteca había un libro impreso no digitalizado que hablaba de antiguas creencias y religiones, entre ellas la alucinación de una serpiente blanca y sus consecuencias. Orochimaru vio que la biblioteca quedaba cerca de su casa y decidió ir el fin de semana a investigar.

Orochimaru llego a la biblioteca y fue a su sótano, que es en donde se encontraba el libro que buscaba y del que solo había dos copias en esa biblioteca. Lo bueno de ser un niño superdotado reconocido públicamente era el acceso a ciertos privilegios que personas de su edad normalmente no tendrían. Encontró en el libro que explicaba que el alucinar con una serpiente blanca podía significar desde la inmortalidad hasta la muerte y el renacimiento o la resurrección de una persona. El caso descrito que más se adaptaba a su situación decía que la serpiente blanca se aparecía para darle "una vuelta" a su personalidad y hacerlo renacer desde un punto de vista espiritual.

Orochimaru leía que en casos de que la serpiente solo se te quede viendo sin mostrar ningún tipo de agresividad ni amenaza debes de mantenerle la mirada y conversar con ella para ver exactamente qué mensaje entregará y como lo hará. El libro no decía que pasaba si ignorabas a la serpiente o la agredías, pero su sentido común le dijo que eso no sería una buena idea por más ilusión que fuera la serpiente.

Orochimaru se dio vuelta bruscamente, estaba seguro que no estaba solo y había alguien muy cerca de él… a pesar de que no oyó a nadie bajar las escaleras, y estaba seguro que cuando ingreso en el lugar este estaba vacío. Orochimaru miro hacia la total oscuridad en el fondo del pasillo del sótano donde varios focos se fundieron hace tiempo, algo le decía que su "ilusión" de la serpiente blanca se encontraba en la completa oscuridad observándolo. Orochimaru pensó que sería una buena ocasión para sumergirse en esa oscuridad y hablar con su "ilusión", por más loco que eso pareciera. Sin embargo, a último momento, decidió que mejor hablaba con la serpiente más adelante.

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Orochimaru había decidido hablar con su ilusión de una vez por todas. Ya le había perdido casi por completo su miedo a la oscuridad. Pensándolo en retrospectiva, ese miedo suyo de verdad era ilógico e incomprensible para su gran intelecto. Se amarro con cadenas una vez más en el sótano, después de varios minutos apareció nuevamente la gran serpiente blanca, e igual que en ocasiones anteriores, únicamente se le acerco lo más posible a él y le dirigió su mirada directo a los ojos.

—Soy Orochimaru, y tengo entendido de que tienes un mensaje para mí —dijo Orochimaru intentando controlar su miedo. La serpiente le miraba mientras esta únicamente le devolvía la mirada. Después de un tiempo que Orochimaru no pudo determinar, la serpiente blanca le hablo:

—En efecto, esperaba que tendría que aguardar un poco más de tiempo antes de comunicarme contigo, pero si ya tienes idea de que soy y para que vengo, entonces no tendría sentido seguir esperando —dijo la serpiente de una manera que Orochimaru no supo precisar, pues no vio ni percibió en ningún momento que dicha serpiente moviera la boca, tampoco parecía que el sonido de su voz viniera únicamente de la serpiente.

—¿Y cuál es el mensaje que me querías dar? —preguntó Orochimaru.

—Soy Manda, y solo te quería informar que tu miedo a la oscuridad es solo un simbolismo acerca de cómo tu propia… digámosle… humanidad, quería mantenerte alejado de tu verdadera naturaleza, llamémosle tu oscuridad interna —dijo la serpiente blanca llamada Manda. Orochimaru únicamente la miraba un tanto ofendido, decepcionado y fastidiado.

—¿Solo eso querías decirme? —preguntó Orochimaru ya sin pizca de temor e incluso con un poco de burla.

—Sí, pero también vine a mostrarte algo de una manera más rápida, algo que averiguarías por tu propia cuenta una vez superaras del todo tu miedo a la oscuridad. Sin embargo, estoy aquí para ahorrarte el largo camino y mostrarte de una vez por todas quién eres sin todos los baches que encontrarías, el por qué lo hago lo averiguaras más adelante, pues esta no será la única vez que nos veamos… Orochimaru —dijo la serpiente, Orochimaru detecto que se distorsionaba su percepción de la realidad.

Esa sería la última vez que Orochimaru sería un ser inocente, sería la última vez que alguien vería al amigo de Tsunade y Jiraiya, sería la última vez que Orochimaru pensaba que podría ser alguien que haría un gran bien a la humanidad. Ese día Orochimaru supero su miedo a la oscuridad, y la abrazo con todas sus fuerzas.

Fin del capítulo

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Los 13 miedos del ramen: muñecas poseídas

Naruto se detuvo para recuperar el aliento, no podía creer que de verdad había escapado de dos fantasmas en el mismo día. Cuando cerró los ojos aflojo su agarre del envase de ramen, aún caliente, y en ese preciso instante una puerta se abrió y algo le arrebato su vaso de ramen.

—¿¡Pero qué!? —dijo Naruto completamente desconcertado.

No se lo podía creer. ¿Qué diablos pasaba en ese maldito hotel? Fenómenos sobrenaturales y entes que querían al ramen tanto como él, pues no encontraba otra explicación para que justo en el momento en el que comía o quería conseguir ramen le pasara cosas malas de esta naturaleza. Pensó durante un momento que tal vez debería de dejar de comer ramen, al menos mientras estuviera en ese hotel, pero después pensó que si ni su madre lo disuadió de comer ramen, un montón de fantasmas o espectros no iban a tener mejor suerte.

Con ese coraje surgido de su propia necedad, Naruto abrió la puerta esperando encontrarse algún tipo de criatura sobrenatural devorando su ramen sin compasión. Su sorpresa fue muy grande al ver que era un cuarto grande lleno de muñecas de todo tipo, o partes de muñeca, desde muñecas de peluche y porcelana hasta muñecas de juguetes que apenas habían salido el año pasado.

—¡Hola! —gritó Naruto para dar a conocer su presencia, pero aparentemente no había nadie, avanzo entre las muñecas hasta el vaso de ramen que todavía estaba humeante.

Mientras Naruto se preguntaba qué o quién le había robado su vaso de ramen no noto el movimiento muñecas, o de partes de estas, a medida que se internaba en la habitación. Ojos que se movían, brazos, piernas y muñecas que caminaban.

Naruto sostuvo su vaso de ramen y se dio la vuelta para salir de vuelta al pasillo cuando noto un ejército de muñecas cortándole el paso. Naruto agarró una escoba que estaba en una esquina y comenzó a abrirse camino entre las muñecas al tiempo que pensaba "cosas más raras me han pasado hoy". Naruto llego hasta la puerta y la abrió, antes de salir escucho ruidos detrás de él y al voltearse vio a todos los muñecos moverse o mover alguna parte de su cuerpo, por vez primera vez en la noche Naruto se puso pálido y al borde del desmayo. Estaba seguro que de no ser por todos los demás fenómenos anteriores, que fueron aún peores, él hubiera salido gritando. Con toda la calma que Naruto tenía ignoro las expresiones de enfado, frustración y tristeza en la cara de las muñecas, salió al pasillo y cerró la puerta sin mirar atrás, mientras se dirigía al ascensor para salir del hotel un rato y pensar bien las cosas, pues necesitaba despejar su mente con urgencia.