Capítulo 7: Una semana problemática

Ok, había sido demasiado impulsivo al pedirle a la niña que se fuese con él al laboratorio y más siendo que no sabía exactamente cómo lidiar con eso, pero seguía estando seguro al diez billones por ciento de que a su versión futura jamás le parecería bien eso de que el hijo del mentalista estuviera intentando aprovecharse de la vulnerabilidad de su hija. De forma que caminaron hacia el laboratorio sin siquiera importarles hacia dónde se había ido Elioth en el camino.

Al entrar en el lugar, se sentaron uno frente al otro mirándose fijamente. Shinku cruzó los brazos y Senku se rascó el oído con el meñique, definitivamente las cosas serían más difíciles de lo que pensó.

—A ver… ¿qué quieres? —cuestionó sin rodeos Shinku.

—Shinku… yo no soy tu padre, o al menos no el padre que conoces, quizás ni siquiera llegue a tener algo con la leona en este universo, o tal vez sí, porque no puedo negar que me parece atractiva. Pero lo que sí puedo decirte es que, si tu padre y yo tenemos una personalidad lo suficientemente parecida, te puedo asegurar que nunca sería su intención eliminar la existencia de alguien que sea importante para él… —explicó Senku intentando decirlo de la forma más calmada posible.

Él no era bueno lidiando con sus sentimientos y la pequeña tampoco hacía del todo fáciles las cosas, menos siendo que lo miraba con los ojos llenos de lágrimas e intentando parecer fuerte, a pesar de que se notaba que estaba a punto de llorar de nuevo.

—¿Estás queriendo decir que no soy importante para él? —preguntó Shinku, con la voz quebrada, como si estuviera a punto de empezar a llorar con fuerza.

¡Genial! Definitivamente esa no era la intención de sus palabras, pero Senku nunca había tenido mucho tacto para expresarse y en ese momento su ausencia de tacto había hecho que la mocosa llorona empezara a llorar.

—No me refería a eso —expresó con fastidio el científico, rascándose el oído con el meñique—. Lo que quería decir es que eres importante para él, tienes que serlo porque eres su hija, incluso yo siento una ligera responsabilidad ante el hecho de que estés aquí y exista la posibilidad de que no puedan encontrarte nunca. —Esta vez Senku mostró su pesadez ante lo que había dicho y se quedó mirando al piso repentinamente, al tiempo que colocaba sus manos sobre sus rodillas—. Si él se parece a mí, te puedo asegurar al diez billones por ciento que siempre intentaría salvarlos a todos.

Y, como era de esperarse, eso hizo que la pequeña llorona empezara a llorar nuevamente. Era increíble cuán problemático era intentar hablar con ella… ¿acaso era así siempre con sus padres? Probablemente la consentían mucho, porque no había otra explicación para su actitud.

Hubo un silencio incómodo que fue interrumpido por la llegada de otra persona al laboratorio.

—Shinku… ¡perdón! ¡Me costó entender lo que había pasado! —exclamó Kohaku saltando sobre la pequeña y empezando a abrazarla con preocupación—. Lo siento, lo siento, lo siento…

—Leona, espera, estás asfixiándola —comentó Senku interrumpiendo el abrazo al ver que Shinku parecía no poder respirar.

La niña respiró profundo cuando Kohaku la soltó.

—No me llames leona —se quejó la rubia viéndolo con el ceño fruncido y luego volteó a ver a la pequeña—. Entendí que eres hija de la Kohaku de tu universo, lo que quiere decir es que Senku y mi otra yo estamos casados —expuso, aunque sus mejillas se tornaron carmesí con lo último que dijo—. Entonces eres mi hija, aunque no lo seas aun, ¡ja! ¡Pero igual juro que te protegeré con mi vida hasta que tus padres vengan a buscarte! —añadió solemnemente y Shinku le miró con una renovada alegría.

Senku suspiró. Al menos la leona había llegado para solucionar las cosas con su problemática futura hija.

"Parece ser que el otro Senku eligió bien a la madre de sus hijos" —pensó el científico sonriente, mientras se quedaba oyendo cómo se sentía Shinku y lo mucho que extrañaba los abrazos de su mamá, aunque fuesen asfixiantes.

—Supongo que lo mejor será que duermas en la choza de Kohaku —habló de repente Senku bostezando con fastidio e interrumpiendo la charla que tenían ellas—. Y por ello les recomendaría que se fuesen a dormir ahora mismo.

Kohaku lo miró con un poco de molestia por interrumpirlas, pero igual cargó a Shinku y se fueron, ya el día siguiente intentaría llevarse bien con esa pequeña llorona…

Elioth había caminado de vuelta a la casa de Ryusui, sabiendo que seguramente Senku no le permitiría hablar demasiado con Shinku. Por fin había conseguido adelantársele a su rival, principalmente porque era probable que se quedaran por un cierto tiempo en ese sitio, y resultaba ser que ahora también tendría que lidiar con otro Senku sobreprotector. Al menos podría estar tranquilo lejos del rubio oxigenado mientras hacía sus próximos movimientos.

El lado negativo era que también tenía que lidiar con la versión antigua de su padre, la cual de por sí le desagradaba porque seguramente sentía demasiado resentimiento por su madre por lo que había pasado antes de la petrificación, lo que también implicaba que tener que interactuar con él no le haría sentir como siempre. Lo único que se le ocurría era cambiar un poco las cosas, pero sabía que, si llegaba a juntar a su madre y su padre antes de tiempo, también implicaría nacer antes de tiempo y, por ende, nacer mucho antes que Shinku y no podía permitirse esa diferencia de edad.

Era el dilema más grande que se le había presentado al pequeño aprendiz de mentalista, pues si existía una mayor brecha de edad entre Shinku y él, seguramente ella terminaría enamorándose del rubio oxigenado de una forma definitiva. Mientras terminaba de llegar a la casa de Ryusui, decidió que intentaría no interactuar demasiado con la versión antigua de su padre, y le dejaría ese "obsequio" a su alter ego de ese universo.

Se paró en la entrada y tocó la puerta. Momentos después le abrió Francois, al tiempo que hacía una reverencia.

—Bienvenido, Elioth-sama —saludó la mayordomo.

—Buenas noches otra vez, Francois-chan~ —respondió al saludo el chico con una voz cantarina—. Supongo que ya todos deben haber terminado de comer~.

—Si desea comer algo, puedo prepararle algo a su gusto —ofreció rápidamente. Sin embargo, Elioth negó con la cabeza.

—Estaría mejor poder tomar un baño y dormir en una cama cómoda~ —aseguró Elioth con voz cantarina e intentando no parecer demasiado desesperado por comodidades.

Francois lo condujo a la habitación asignada para él, posteriormente le explicó dónde se encontraba el baño y le dejó todo preparado para que él pudiera bañarse cómodamente.

Para Elioth ese baño fue lo más refrescante que había podido pasarle, especialmente después de la incomodidad que implicaba bañarse en el río y dormir en un árbol.

"Lo que hago por amor" —pensó lloriqueando—. "Así que espero que Shinku no vaya a elegir al rubio oxigenado".

Elioth pensó que podría dormir tranquilamente, pero debió imaginar que eso no iba a ser posible, y menos después de lo que había comentado antes de zanjar la conversación con su padre más temprano. Y fue por ello por lo que, cuando ingresó a la habitación, notó la silueta de alguien entre las sombras que parecía bastante sigiloso en sus movimientos.

Suspiró. Debió imaginar que no sería fácil esconderse de él.

—¿Qué deseas? ~ —cuestionó con falsa dulzura.

—Quería hacerte unas preguntas simplemente, Elioth-chan~ —se aventuró Gen, caminando hacia adelante en la habitación, de forma que pudiera reconocer su silueta, y luego puso una sonrisa tan falsa que era fácil de reconocer.

Elioth se sentó en la cama y miró fijamente a la versión más joven de su padre, el cual seguramente quería hablar de su madre.

—No voy a responderte todo lo que se te antoje —aseguró Elioth, hablando con sinceridad y completa seriedad—, porque sé tus intenciones y no dañaré el futuro del Elioth de este universo, ni mucho menos le dejaré la victoria tan fácilmente al rubio oxigenado —confesó sus motivos para no decirle nada.

—Elioth-chan, nada de lo que digas hará que busque a Elise-chan~ —informó con una voz cantarina más falsa que de costumbre el mentalista, haciendo que el más joven se estremeciera al pensar que su padre en ese universo tenía mucho más resentimiento por su madre.

—Ah, ¿no? Entonces debes ser un bastardo mucho peor que mi padre, Gen-chan~ —expresó cantarinamente Elioth, intentando evitar hablar con desprecio—. ¿Qué quieres que te diga, Gen-chan? ~ —cuestionó con una excesivamente fingida actitud de amabilidad.

—Pues… quiero saber por qué mi yo de tu universo buscó a Elise-chan, sólo eso, saber qué tan "grave" fue lo que ella hizo en ese lugar. Porque aquí jugó con mis sentimientos y me hizo creer que me amaba. —El tono de desprecio de Gen hizo enojar muchísimo a Elioth en ese momento.

—¡Eres un…!

Elioth estuvo a punto de dejarse llevar por su enojo y lanzarle un puñetazo a Gen. Amaba a sus padres, amaba cómo actuaban entre ellos y la forma en que su padre demostraba amor infinito por su madre, pero sabía perfectamente que su padre odiaba a su madre en su juventud por lo que ella había hecho.

"Calma, Elioth" —se reprendió mentalmente, volviendo a su postura relajada. Sabía que Gen estaba intentando provocarlo y no debía permitirlo.

—Te contaré todo. Pero con una condición: si buscamos a mi madre y las condiciones son las mismas que en mi universo, me ayudarás con algo, incluso aunque pienses que es imposible, ¿ok? —cuestionó el chico de ojeras de mapache mirando fijamente a Gen y con una gran seriedad.

Gen asintió con curiosidad y levantó las manos en señal de que haría lo que fuese.

—En mi universo ella fue petrificada estando embarazada, si eso quieres saber —confesó finalmente, haciendo que Gen se horrorizara. No debía hacerlo, sabía que estaba arruinando la vida del Elioth de ese universo, pero pensó en mejor hacer de casamentero con Senku y Kohaku para que Shinku naciera antes y así tendría asegurada su victoria sobre el rubio oxigenado, al menos en ese universo—. Y ese bebé era yo, me protegió hasta el final, aun sabiendo que mi padre la odiaba por haberle dicho todo lo que le dijo. Pero todo ello fue culpa del manager de mi padre, que le dijo que ella no era una mujer adecuada para la fama que mi padre tenía, y que sólo arruinaría su vida —aclaró con tristeza Elioth.

En ese momento la mirada de Gen se tornó sombría y parecía estar consternado con toda la información que había soltado su futuro hijo, dejándole ver que había recordado algo importante y se dejó caer en el piso derrotado, mirando a Elioth con tristeza. Y Elioth comprendió en ese momento que Gen nunca había dejado de amar a Elise, y que seguramente la amaba igual en todos los universos.

Después de pasarse toda la noche hablando con Shinku, Kohaku no había dormido casi nada, pero sentía una energía increíble al pensar en todas las grandes cosas que habían logrado y en cómo Senku había cambiado la vida de todos para bien. También empezó a entender un poco más por qué Shinku había elegido hacer ese viaje, y realmente se notaba que amaba infinitamente a su padre y que, más que amarlo, era prácticamente su héroe. ¿Cómo podía hacer Kohaku para arreglar las cosas?

Senku de ese universo tenía muy poco tacto con la pequeña y la noche anterior, más que arreglar la situación, había hecho que Shinku se preocupara mucho más ante la idea de que no volvería a ver a sus padres, ni a sus amigos, ni nada en su universo. Y, al fin y al cabo, Shinku sólo era una pequeña niña de 14 años que necesitaba y anhelaba tener amor y comprensión.

Kohaku no era buena en esas cosas, así que decidió buscar a Ruri, aprovechando que Shinku se encontraba durmiendo en ese momento.

Al llegar a la choza de la sacerdotisa, se encontró también con su padre, Jasper y Turqueoise, y pensó que sería una buena idea hablar con todos y preguntarles qué hacer, ya que todos ellos tenían experiencia lidiando con niñas como Ruri y Kohaku.

Sentó a todos y les explicó el asunto: que los niños que habían estado cuidando habían resultado ser los hijos de ellas y sus amigos, que venían de otro universo con el tiempo más avanzado, les explicó un resumen lo que Shinku sentía en ese momento y todos asentían prestando atención, pero al mismo tiempo parecían preocupados y enojados en algunos puntos.

—… y por eso es que no sé qué hacer para solucionar las cosas con Shinku y hacer que se sienta mejor —finalizó con cara de preocupación Kohaku.

—¡Yo protegeré a mis nietas! —afirmó Kokuyo tomándose en serio el rol de abuelo a pesar de no haber siquiera visto a las niñas. Ruri y Kohaku no pudieron evitar mirarlo con una gota de sudor cayéndoles por las sienes—. Senku aparentemente no está cumpliendo bien su rol de padre —mencionó luego un enojado Kokuyo—. Enviaré a Turqueoise y Jasper a buscar a las niñas y permanecerán en la choza de la sacerdotisa.

—¡Ja! ¡Como si ese fuese el problema! —bufó Kohaku—. Lo que más me preocupa es que Shinku está muy triste y necesito pensar en una forma de animarla, ya luego hablaré con Senku para que se acerque a ella.

—¿Qué tal si preparamos una fiesta para celebrar la presencia de los visitantes de ese otro universo? Seguramente Ryusui estará de acuerdo, y supongo que podríamos hablar con Yuzuriha para que nos ayude a preparar todo —propuso calmadamente Ruri, llevándose su mano derecha al mentón—. Se podrían incluir juegos de personas de la era moderna y de nuestra aldea para que se diviertan las pequeñas —concluyó su propuesta con un gesto más animado.

Jasper y Turqueoise secundaron la idea, mientras Kokuyo parecía aún un poco molesto e, incluso, no se veía en él como si realmente estuviera escuchando la propuesta que estaba dando la mayor de las hermanas.

—Creo que me gusta la idea —señaló la menor—. Avisaré a Ryusui, Gen y Yuzuriha para que se acerquen a la choza de la sacerdotisa —sentenció y en ese momento decidió partir en busca de sus amigos, esto sin siquiera mirar a su padre antes de abandonar el recinto.

Elioth despertó tarde ese día.

Haber pasado la noche consolando a su padre no había sido una tarea nada fácil, pues evidentemente él creía que Elise se había apartado de él por iniciativa propia y resultaba que todo era una treta de su manager. Gen incluso le juró esa noche que haría lo necesario para encontrar a ese manager y a Elioth no le quedó de otra que asentir y apoyar un poco. Finalmente, a las 02:22 horas había conseguido que se fuese a su habitación a dormir y así, por fin, después de casi una semana, el chico con ojeras de mapache había conseguido dormir en una cama cómoda.

No podía negar que amaba sus comodidades, a pesar de lo que sentía por Shinku, pero esas comodidades eran, al menos para él en ese momento, mucho más importantes que insistirle a la chica de sus sueños.

Bajó a comer y se encontró en el comedor a Rin comiendo con mucha emoción y sin dejar de tomar una tras otras las piezas de pescado fresco que Francois había preparado, lo que le causó mucha risa al pelinegro.

—Buenos días, Rin-chan~ —saludó cantarinamente el chico sentándose frente a su pequeña amiga, que sólo le hizo una seña sin dejar de comer—. ¿Dónde están los demás? ~ —preguntó extrañado.

Ella apuró un vaso de agua para tragar rápidamente y contestó:

—Me desperté temprano a entrenar con Yasuo, pero luego él vio que había mucho trabajo en construcción y se fue como el grandulón trabajador que es a unirse al trabajo, así que decidí volver a comer, pero Francois me sugirió que tomara un baño porque estaba llena de lodo y me bañé y luego vine a comer. No sé nada de los adultos, pero creo que tu padre no se ha despertado y Ryusui salió después de que mi tía viniera a llamarlo para una reunión en la choza de mi mamá. Y yo comeré rápido para ir a la choza de mi mamá también —contó muy rápidamente la castaña y con la energía que la caracterizaba.

Elioth asintió y empezó a comer. Lo mejor sería terminar rápido para irse con su amiga a la choza de la sacerdotisa y así empezar a evaluar la situación para decidir qué hacer en los próximos días.

Oyó que tocaban la puerta mientras comían y en ese momento pudo escuchar cómo Francois hacía pasar a dos personas. Por los pasos: un hombre y una mujer. Elioth se mantuvo atento a las cosas y minutos después Francois dejó a Jasper y Turqueoise en el comedor. Ellos inmediatamente comentaron que estaban buscando a Rin para que se quedara en la choza de la sacerdotisa a partir de ese momento.

Senku estaba parado en la entrada de la choza de Kohaku pensando por un momento en si debía tocar e intentar hablar con Shinku (que ya había averiguado con los aldeanos y estaba sola en la choza), o si mejor dejarlo en manos de la leona hasta que la situación mejorara un poco y los niños confiaran más y se soltaran con ellos.

El científico suspiró. Estaba siendo más difícil de lo que creía.

Su relación con Byakuya había sido bastante tranquila y fácil de llevar porque el hombre era cariñoso y por sí mismo era capaz de buscarlo y atender a sus necesidades. En ningún momento Senku había tenido la necesidad de explicar demasiado o decir cómo se sentía, ya que su padre era lo suficientemente empático para entenderlo sin mediar palabras. ¿El problema? Pues que, en teoría, al ser Shinku la hija, seguramente esperaba que fuese él quien tomara la iniciativa e interactuara con ella.

Sí, ni en diez billones de años estaría preparado para esa situación.

No obstante, tampoco estaba preparado para lidiar con lo siguiente: una enorme mano lo tomó del cuello de su bata y la gruesa voz del ex líder de la aldea habló en ese momento.

—Senku… ¡no te permitiré que lastimes los sentimientos de nadie de mi familia! ¡No quiero que te acerques a Shinku más! —reclamó el hombre volteando a Senku y obligándolo a mirarlo a los ojos.

El fuego en la mirada del hombre hizo saber de inmediato a Senku que Kokuyo no estaba mintiendo, realmente se notaba el enojo en sus palabras y la necesidad de agredir a Senku si volvía a lastimar a alguien. Pero es que en realidad Senku no había hecho nada, pues era su alter ego del otro universo quien había tomado la determinación de construir la máquina del tiempo y, más importante aún, de alejar a su hija a través de las acciones que había tomado en torno a ese tema.

Y definitivamente la mirada de su futuro suegro lo hizo sentir verdadero terror.

"Todo esto es una mierda" —pensó momentos después, cuando por fin estuvo de vuelta en el laboratorio.

Y eso es todo el capítulo 7. Ya sé que estaba perdida con esta historia, lo sé, lo sé. Pero hoy, por ser el cumpleaños de Shinku, decidí que no podía dejar pasar esta hermosa oportunidad para actualizarles esta belleza. Además, les tengo la buena noticia de que mi amiga MWintersArts terminó el diseño de Yasuo y Rin (que deben haber visto ya al principio del capítulo los que leen en Wattp4d y que espero que les haya gustado).

Me gustó mucho que una lectora me dijera que quería dibujar a Shinku, porque me emociona mucho que quieran dibujar a mi niña, pero no sé si al final la va a dibujar, pero igual espero que pueda.

En fin… como siempre les digo, ya saben que Dr. Stone no me pertenece, pertenece a Inagaki y Boichi y yo sólo escribo para darle fuerza y vida a este hermoso fandom. Sin embargo, como saben, me pertenecen mis hermosos personajes: Shinku, Elioth, Rin, Yasuo y Elise, y espero que les sigan gustando.

Ojalá puedan seguir dejándome comentarios que me motivan a seguir escribiendo. Los quiero muchísimo.