Historia a ciegas.

By: Kazuko Rk

By: MONIKA-DONO

Capitulo VII: Bébeme, hazme sentir real.

Liderazgo. Era la hora de tomar decisiones. Se encontraban todos en una posición en la que era total y cómodamente fácil observarse. Nadie sabía que decir, todos temían la siguiente decisión.

Kaoru era la voz de mando. Por lo cual decidió hablar.

-separémonos- ante la gravedad y la solemnidad de su voz, todos se consternaron. Mas parecía una mujer, una guerrera que una joven.

-de que forma?- pregunto igual de profundo Kenshin, quien no paraba de observar escrutiñadoramente a Kaoru. Ella hacia lo mismo.

-tu Kenshin, vienes conmigo.- su voz ahora era un susurro. Algo más parecido a una suplica.- tú y yo debemos conversar.

Misao miraba preocupada a su hermana. Es que acaso ella iba a contarle la verdad ahora?. La verdad del porque ella acepto llevar a los jóvenes a vivir con ellas. La verdad del porque de las miradas furtivas. La maldita verdad de porque Kaoru no había dejado de soñar con el.

La verdad de que Kaoru y Kenshin eran…

Sanosuke suspiraba pesadamente. El juego ya no se tornaba tan divertido a como ciertamente esperaba. Ahora parecía una cuestión de vida o muerte.

Que tan conocedor de la verdad resultaría ser¡.

-vámonos ya Kenshin.- dijo urgentemente Kaoru, al momento en que tomaba de la pálida muñeca del joven.

Cuando se trataba de ella, el comúnmente acostumbraba perder la razón y la voluntad. No hizo más que obedecer.

Entraron ambos por la primera puerta. La puerta negra. La puerta con el símbolo de la muerte en su dintel.

-ahora, me puedes decir que haremos nosotros?- a Sanozuke no le gustaba para nada la decisión impuesta por Kaoru. Pero ya que nadie se había interpuesto en aquella medida, se tomaba por aceptada.

-Sanosuke, tu sabes quien es realmente Kenshin?.- Sanosuke iba a reír a carcajada limpia, pero al ver el rictus serio de la pequeña, empezó a reflexionar acerca del doble sentido de la pregunta formulada. Esa comadreja parecía ser muy sabia.

-la verdad Misao, siento que realmente lo se, pero no puedo asegurarte el motivo de tal certeza. Es como si ya nos conociéramos… desde hace mucho.- reflexionó a voz viva tomándose el recto mentón.

Si tan solo supieras, tori-atama. –vámonos ya Sano. Nos espera nuestro destino.- Misao ahora sonreía, demostrando una seguridad que Sanosuke hubiera deseado tener en ese momento. Tomó la gigante mano del muchacho y entraron por la tercera puerta. La puerta blanca. La puerta con el signo de la felicidad en su parte superior.

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Kenshin y Kaoru caminaban por el oscuro sendero, con un destino desconocido e incierto. Ambos se miraban disimuladamente, sin saber que palabras nombrar en ese momento. Kenshin estaba feliz de que ella lo eligiera a él. El solo imaginar a Sano caminando al lado de aquel ser celestial, le hacia pesado el cuerpo y angustiada el alma.

-De que desea hablar conmigo, Kaoru-dono?- Kenshin posó definitivamente sus ámbares en los ocultos zafiros. Vió casi complacido como ella hacia un gesto de desagrado. Le pareció tan conocido, tan reconocible. Sentía que estaba bien llamarla de esa forma.

-anata… no crees que ya es suficiente del maldito dono?.- eso fue muy directo, pensó Kaoru. El pelirrojo se sonrojó al escuchar el calificativo que fue usado para nombrarle. Le resultaba tan familiar.

-Kaoru-dono, se encuentra usted bien?-Kenshin ya no estaba entendiendo nada, y esa inseguridad fue demostrada en el timbre de su voz.

Ella lo notó.

-Dime, Kenshin no baka. Es que acaso ya no recuerdas a tu esposa?.- ella esta siendo mas que franca, pero era necesario si querían tener toda la vida por delante. Solo para ellos.

Kenshin la miro examinadoramente, como tratando de recordar a alguien del que tenía conciencia de conocer, pero que aun así una delgada tela de confusión le impedía realizar tamaña hazaña. –Kaoru-dono, yo creo que usted esta un poco confundida con tanta presión, deberíamos descansar un momento, si así lo desea.

-maldita sea anata, ya bésame de una vez.-y tironeándolo fuerte y desesperadamente del gi, tomó los húmedos labios de su "esposo", mientras este le miraba asombrado, primeramente por la acción de Kaoru, además del sentimiento de familiaridad que le otorgaba dicha caricia.

Se entregó una vez más. Siempre por ella.

Ese beso fue como una luminosa y dolorosa revelación. Recordó las numerosas despedidas, el nacimiento de su hijo, la soledad de Kaoru, la sangre corriendo por sus manos, su propia muerte en los brazos del ser amado y esa extraña conversación que se mostraba en su mente como un sueño, pero aun así le parecía mucho más real ahora.

-Koishii, por kami, te extrañé tanto.- exclamo en un gemido suplicante. Suplicaba por ella. Necesitaba de su piel, de su intoxicante sabor a deseo… a verdadero amor. La abrazó, mas bien la estrujó. Ella solo suspiro. También lo necesitaba hace mucho.

-que haremos ahora anata?.- ella lo miraba expectante. Necesitaba aferrarse a una realidad que solo con él valía la pena vivir.

-volvamos a casa, Kaoru. Volvamos por Yahiko, Megumi y Sano. Ellos son nuestra familia. Lo fueron antes y ahora lo son mas que nunca.- el la abrazó como una forma de corroborar sus palabras, para que parecieran mas un juramento. Y ella le agradecía por eso.

Dieron la vuelta para regresar por el mismo sendero por el cual habían iniciado el juego, cuando vieron a dos ninjas esperando por ellos. Uno se lanzó pesadamente para atacar a Kaoru, quien le esperaba con su katana en mano, ansiosa. Le demostraría a Kenshin lo fuerte que había llegado a ser ella ahora, incluso más fuerte de lo que él pudo haber sido antes.

Cuando el ninja se encontraba a centímetros de distancia de Kaoru, esta apuntó directo al corazón del ninja, no notando en absoluto la intervención de su amado, quien desfalleció lenta y suavemente por causa del arma de Kaoru, cayendo en los brazos de ella, al tiempo que el ninja escapaba lastimado con una herida en el centro del pecho.

Kaoru se sentía desequilibrada, débil, mareada y compungida. Su corazón amenazaba seriamente con dejar de latir, mientras el pelirrojo hombre en sus brazos apenas podía inspirar un poco de aire. Más que aire, la necesitaba a ella.

-perdóname anata, perdóname por favor…-su voz quebrada rogaba incesantemente, al momento en que miraba con sus zafiros acuosos, aquellas órbitas que lentamente osaban cerrarse ante ella.

-ahora koishii…puedes comprender mi antigua forma de ser. Ahora sabes como se siente matar al ser que amas, porque…me amas cierto?.- pregunto mientras sucumbía ante el dolor.

-baka…baka, sabes que te amé, que te amo y que te amaré la próxima vez que nos encontremos.- ella lloraba lastimosamente sobre el rostro de Kenshin, mientras le observaba sonreír. Y así, acabó la vida del hombre que supó volver de la muerte por ella.

Kaoru dejó el cuerpo aun tibio de su amor, para poder acabar así, con su indigna existencia. Cortesía de su katana, cayendo sobre el cuerpo de Kenshin.

El último abrazo de esta vida.

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-Estoy muerto?- dijo un hombre en forma de pregunta, una pregunta a la oscuridad a lo desconocido una pregunta a la muerte.

-Donde estoy- volvió a decir abriendo los ojos y dándose cuenta que ya los tenia abiertos, su largo cabello cobrizo se había soltado de su amarre y las ropas viejas y con manchas de antigua sangre no lo molestaban, su sucio olor no lo percibía y solo sentía una leve brisa como la menta que rodeaba su cuerpo desnudo- Desnudo- se dijo tocándose para confirmar sus pensamientos.

-Donde estoy, que es este lugar, donde… donde…-tartamudeo recordando su vida, sus penas sus felicidades- Donde esta Kaoru.- las lagrimas salían de sus ojos y se perdían en la oscura oscuridad que lo rodeaba cada gota que resbalaba de su rostro producía un sonido hueco al chocar con el agua salada que se movía bajo el.

-Kenshin- dijo una lejana voz, era un susurro en ese lugar, un susurro tan lejano que por lo silencioso de su entorno parecía un grito.

-Kenshin- se escucho otra vez.

-¿Kaoru eres tu?- pregunto el hombre entornando sus dorados y violáceos ojos tratando de ver algo- Estoy soñando, esto es un sueño.

-Sueño- repitió la voz en un tono divertido pero mucho mas cerca- Kenshin la vida es un sueño, para algunos una pesadilla.

-La vida- repitió el pelirrojo serrando repentinamente los ojos por la potente luz que ilumino el lugar, estaba como ya había comprobado antes completamente desnudo pero ese hecho por extraño que le pareciera no le molestaba en lo absoluto, volteo su cabeza arrastrando su largo cabello que caía en vertical debido a la posición de su cuerpo estaba flotando en el aire. Bajo su cabello las cristalinas aguas de lo que podía ser un rió o un océano no dejaba de moverse pero cuando sus ultimas lagrimas cayeron al vació un sonido sordo salio de ellas, era como si todo estuviera paralizado pero en constante movimiento- La vida no es un sueño, la muerte si.

-Entonces estas soñando- dijo la voz en su oído estremeciendo su cuerpo desnudo- Pero de este sueño no despierta todo el mundo.

-Estoy muerto- se dijo desconcertado notando por primera vez las muchas puertas que lo rodeaban, puertas sin puertas enmarcadas por hermosos umbrales de piedra y madera oscura, después de ella todo era oscuridad- ¿Quién eres tu?

-Yo…yo no soy nadie- respondió- Yo soy un sueño.

-Entiendo, entonces estoy muerto. Pero ni siquiera estando muerto dejo de hacer sufrir a mi Kaoru.

-La vida no es justa.

-Que es este lugar- pregunto el pelirrojo parándose en el aire.

-Este es el limbo- dijo la voz a su lado- No existe el cielo ni tampoco en el infierno, los humanos deciden donde vivir en el cielo o en el infierno dependiendo de sus acciones y en lo que trasformen lo que ustedes llaman Tierra. Cuando mueren regresan a este lugar, No- se corrigió- No a este lugar. Tal vez a uno muy parecido a este pero no a este a este solo pueden venir aquellos que se lo han merecido y tu has causado mucho daño pero a la misma vez los has la redimido con sangre pero con tu sangre.

-Por que me dices todo esto- pregunto observando su vida frente a él.

-Cada una de estas puertas te pueden llevar a un destino muy diferente del que has vivido- hizo una pausa, formando a su lado un sombra, una sombra con cuerpo de hombre y rostro de mujer, la visión de esa hermoso y delineado rostro femenino observándolo le produjo escalofríos pero no por su desnudes mas bien pro lo desconocido de esa… persona frente a él- ¿Conoces la teoría del tiempo?- pregunto mirando una de las puertas.

-No- respondió observando a la misma dirección.

-Si te encontraras en medio de un camino y llegaras a una disyuntiva tendrías que escoger uno de los dos caminos. No importa cual escojas ninguna de las dos tendrán relación una con la otra, si te decides por ir a la derecha tu destino tu vida estará marcado de una forma peculiar la cual te llevaran a otras decisiones y a otras y con cada una tu destino se ira amoldando a tus decisiones igualmente te pasaría si tomaras el camino de la izquierda. Entiendes lo que trato de decirte Kenshin- pregunto parándose frente a el y transformando su rostro al de un hombre, a la de él.

-Si entiendo- respondió el pelirrojo mirándose en el rostro frente a él- ¿Que me quieres decir?

-Puedes elegir cualquiera de estos umbrales y cada uno de ellos te llevara a un mismo principio pero marcados por un camino diferente, solo tus decisiones pueden hacerlo igual o diferente a lo que has vivido ya. Entiendes- dijo después de unos momento recalcando la seriedad de su decisión.

-Yo solo quiero regresar con Kaoru, solo deseo darle la felicidad que nunca pude brindarle debido a mi pasado.

-Las cosas no son tan fáciles como tú crees, en realidad nada es fácil- dijo- Cuando regreses no recordaras nada de tu vida pasada, no recordaras nada de este lugar ni de las personas a las que amaste u odiaste.

-Entonces de que me vale saber todo esto si lo voy a olvidar todo- le dijo furioso a su rostro.

-Veras el cerebro de los seres humanos es algo tan asombroso y misterioso que ni siquiera yo lo he podido comprender en su totalidad- le respondió con su propia voz haciendo que Kenshin se tocara los labios para comprobar que no era él el que hablaba- De alguna manera recordaras esta conversación tal vez de la misma manera logres recordar tu pasado, pero no es una ciencia cierta tal vez lo recuerdes todo o no recuerdes nada, tal vez todo sea como un "sueño"- dijo esta ultima palabra como un susurro- Pero eso no lo sabrás hasta que no lo intentes.

Kenshin no entendía o no quería entender lo que estaba sucediendo, había muerto eso estaba claro había muerto en los brazos del ser que mas amaba y el destino había sido tan injusto con ella que hubiera preferido matarla ese día que la conoció que dejar que sufriera tanto por ese mutuo amor. Esta vez no dejaría que nada se interpusiera entre ellos, respiro profundo mirando todas las puertas no umbrales que lo rodeaban y se miro a los ojos.

-Está bien dime que tengo que hacer.

-Elige una de todas- dijo Kenshin volviendo a la sombra que era- Y cierra los ojos.

Kenshin sintió el calor de su cuerpo nuevamente no se había dado cuenta de lo frío que estaba y señalo una de las puertas todas iguales pero diferentes a la vez.

Y con aquella conversación que recordaba solo en sus sueños, volvió a vivir… solo por ella, solo para encontrarla nuevamente. Cuantas veces fuera necesario…

Continuará…

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Hola perritas guachas perras…

Para que les cuento, tuve que contratar nuevamente a mi psiquiatra cuando Misia Tanuki me contó acerca del desafío.

Ufff, la ultima parte no me costó nada, solo tuve que copiar y pegar lo que escribió la Lazara ajajajajajajajajajaj, no te enojes amiga, pero es que fue necesario para que se entendiera por lo que Kenshin pasaría cada vez que muriera.

Espero haber cumplido sus expectativas, me encantó escribir este ff así que si me quieren retar nuevamente, estoy totalmente dispuesta a aceptarlo. MONIKA-DONO no se raja¡¡¡¡¡

Muchas gracias por su tiempo…

Se despide con su pucho en la mano y un vaso de cerveza en el otro gracias a kami-sama.

MONIKA-DONO… vivan las Kazuko Rk mierdaaaaaa¡¡¡¡

Pd: me he atrevido a retar esta vez a Aiko1504