Al final del Viaje

Aún no. Tal vez mañana Kouga sea mío!


Noveno Capítulo: "La verdad"

Llegó a su facultad mientras recordaba aquellos tristes momentos y, de pronto, encontró a la muchacha que menos deseaba ver.
Frente a él se encontraba Tsubaki. La muchacha estaba enamorada de él, pero eso a Inuyasha le disgustaba de sobremanera puesto que ella no le agradaba. Tsubaki estaba empeñada en hacer a InuYasha su novio y, para lograrlo, lo perseguía todos los días y a todas partes, incluso una vez entró al baño de los hombres mientras Inuyasha estaba duchándose. Esto fue el límite para él, si ya le disgustaba la muchacha terminó odiándola. Además que, en su momento, molestaba a SU Kagome de todas las formas posibles.
Todos sus compañeros sabían que Tsubaki lo amaba y, que eso era algo que a Inuyasha le disgustaba, pero la muchacha no era fea. En realidad era preciosa, aunque a Inuyasha esto le era indiferente pues el interior de la muchacha, según él, estaba podrido.
Por todas estas razones los compañeros de Inuyasha le tenían envidia, ya que rechazaba a la muchacha más bella y más codiciada de Construcción Civil.

Kikio caminaba en busca de su salón, no conocía bien la facultad pero se las arreglaba a su manera para no parecer TAN novata.
Caminaba absorta en sus pensamientos y no logró percatarse del muchacho que se aproximaba. Él tampoco la vio así que provocaron un "pequeño choque".
Kikio cayó al suelo y todos sus libros también, pero el muchacho la ayudó de inmediato y se excusó:

Perdóname, no fue mi intención lastimarte

Kikio sonrió complacida, el muchacho no parecía mala persona y había demostrado tener buenos modales. Pasó por alto el "accidente" y dijo:

No te preocupes. Mi nombre es Kikio ¿Cómo te llamas?

Me llamo Jakotsu - dijo él - ¿Qué vas a estudiar? ¿Eres de primer año?

Kikio volvió a sonreír. Al parecer era muy evidente que era una alumna nueva. Volvió a sonreír y le respondió:

Estoy en Periodismo, pero entro a Segundo año. Sé que me veo despistada y algo menor, pero hice un examen especial para apoyar el primer año. Lo que sucede es que en mi escuela nos preparaban para el primer año de universidad. Y tu Jakotsu ¿Qué estás estudiando?

Estudio Dirección Audiovisual, así que al parecer podremos asociarnos en el futuro - dijo Jakotsu

Así parece - dijo Kikio - Bueno Jakotsu, fue un placer conocerte, espero verte pronto, pero ahora debo ir a mi salón porque voy algo atrasada.

Muy bien. Entonces suerte y ten cuidado con los "galanes" - dijo Jakotsu mientras se reía.

Kikio corrió a salón. La puerta estaba abierta así que entró inmediatamente. Su sorpresa fue encontrar una sala enorme y repleta de estudiantes. Tendría muchos compañeros y algunas compañeras.
El profesor aún no había llegado así que miró a todos lados y caminó hacia un asiento vacío, mientras sus compañeros la miraban eclipsadamente.
Las muchachas la observaron con odio y los varones, que eran la mayoría, embobados. Fue en aquel momento en que uno de los muchachos reaccionó y se acercó a la muchacha para saludarla:

Hola hermosa ¿Cómo estás?

Ella levantó la vista confundida, tal vez el chico se había equivocado o ella había escuchado mal. Si, eso era lo más seguro, todo era una equivocación así que no le dio importancia y siguió concentrada en sus pensamientos y en unos maravillosos ojos dorados.
El muchacho, confundido, se colocó frente a ella y la miró a los ojos:

Hola, mi nombre es Náraku ¿Cómo te llamas?

Mucho gusto Náraku. Me llamo Kikio - dijo ella mientras le regalaba una hermosa sonrisa

A Náraku esa sonrisa le pareció maravillosa. Él era el galán del curso, pero nunca había conocido a una muchacha como Kikio. Estaba a punto de iniciar el "ritual de seducción" cuando escuchó una voz conocida:

Hey Náraku! Ya déjala tranquila ¿Qué no ves que es nueva?

¡¡¡¡Jakotsu! - dijo alegremente Kikio

Hola Jakotsu - dijo Náraku - no estoy haciendo nada malo, sólo la saludo

Más te vale de que no la molestes. A ella no la tocarás - dijo Jakotsu mientras le sonreía y le cerraba un ojo a Kikio

Náraku también le sonrió a Kikio y saludó amigablemente a Jakotsu. La muchacha le había parecido simpática y jakotsu era uno de sus mejores amigos.

Kikio estaba confundida, no sabía qué hacía Jakotsu en Periodismo, pero se alegraba de que estuviese ahí. Jakotsu le explicó que Dirección Audiovisual compartía el segundo año de Periodismo, así que estarían juntos, al menos por un año.

Llegó el profesor y les pidió que formaran grupos, los que serían para trabajar durante el año. Así fue como Kikio, Jakotsu y Náraku se unieron, pero faltaba un integrante más. En ese momento llegó un estudiante atrasado. Náraku y Jakotsu lo saludaron efusivamente, el grupo se había conformado y Suikotsu era el último integrante.
Comenzaron a conocerse. Kikio se llevaba muy bien con Jakotsu y Náraku junto a Suikotsu se complementaban de manera perfecta.

Sango estaba en su clase pero se aburría. El profesor, para variar, ya estaba haciendo todo lo posible por avergonzarla y le hacía las preguntas más difíciles de todas, las que la muchacha contestaba sin inmutarse. Si había algo que tenía que reconocer el profesor era que Sango era la mejor alumna que había llegado a la universidad. No existía alguien más aplicada que ella. Aunque, este año había ingresado un alumno que se había transferido, un tal Hakudoshi que, para satisfacción de los profesores, también era un genio en Derecho.
Para mala fortuna de Sango, este nuevo compañero no hacía más que molestarla, aunque no lo lograba y eso lo enfurecía.
Pero como todos sabemos que del odio al amor sólo hay un paso... Poco a poco Hakudoshi se fue enamorando de Sango, aunque seguía molestándola de igual o peor manera que los profesores.

Sango no le prestaba atención, para ella el nuevo estudiante no era competencia y ya lo había demostrado cuando el profesor realizó una pregunta imposible y la única que logró responder fue ella.
Pese a todo esto Sango no podía ser feliz, algo faltaba en su corazón y ese algo, aunque no quisiera admitirlo, estaba más cerca de lo que ella quería.

El día fue pasando hasta llegar la noche. La Universidad quedó vacía y todos se fueron a sus casas o se perdieron el camino, mientras se dejaban seducir por los muchos vicios que ofrece la vida. -- El rincón poético de MiSaO!

InuYasha llegó a la pensión y saludó a sus amigos, pero se extrañó de no encontrar a Kikio y se preocupó al escuchar que ésta aún no llegaba.
Decidió salir a buscarla y así lo hizo. La encontró mientras caminaba por la orilla de una hermosa y tranquila playa. La noche la hacía lucir más hermosa de lo habitual. Llevaba el cabello semi atado, pero lo dejaba ondear con la suave brisa.

InuYasha la admiró. Se encontraba perplejo y anonadado. Estaba completamente maravillado y absorto ante tanta belleza. La observó de mejor manera y se percató de que había un ligero detalle; sus hermosos ojos tenían un leve tono carmesí. Lo más seguro es que la hermosa muchacha hubiese estado llorando. No le gusto saberla triste, le disgustaba ver llorar a una mujer y mucho más si era una amiga. De pronto se acercó a ella y la abrazó. Le preguntó qué le sucedía y se asombró cuando la escuchó responder:

No es nada InuYasha, no te preocupes por mí

Pero, cómo no iba a preocuparse. Ella sonrió y le devolvió el abrazo ya que en aquel momento lo que más necesitaba era el apoyo de un buen amigo. De pronto se asombró y se percató de que Inuyasha era muy parecido al otro muchacho. Aunque tal vez era más dulce y melancólico, pero ella buscaba unos ojos algo más duros e inexpresivos, pero que la hacían soñar.
Fue ese momento en el cual Kikio comprendió la verdad... Miró los ojos de Inuyasha y musitó suavemente:

Necesito conocer a tu hermano.

Continuará…

Sigo esperando sus Reviews… onegai!