Inuyasha apareció en el cuarto de la chica y se acercó suavemente a su cama, vio como dormía unos cuantos segundos y suspiró; tendrá que despertarla, es una pena, pero esta situación es importante. Recuerda bien las palabras de Sota, "qué estaba cansada por un exceso de exámenes y tareas, qué era mala idea", pero había prioridades en ese momento.

Movió un poco el cuerpo de esta, haciendo que refunfuñara, lo hizo un poco más, hasta que abrió los ojos —¿Qué demonios? ¿Qué pasa?

El híbrido la miró seriamente —Ven conmigo.

Al verlo con esa expresión, se preocupó en demasía, ¿y si había pasado algo en la época antigua? ¿Alguno de sus compañeros heridos? ¿O era algo en su casa?

La azabache se levantó con preocupación siguiéndolo hacia la sala, pensando en todo lo malo que pudiese estar sucediendo, de repente Inuyasha volteó mostrándole un dibujo —¿No es increíble? lo hice yo solo.

—¿Eh? —no entendía nada, miro a su alrededor, viendo a Sota escondido detrás del sillón, mientras observaba la escena —¿Qué?

—Sota me enseñó unas cuantas cosas con esto llamado "dibujar" —habló emocionado —Hice este, es bastante bueno, en realidad, ¿no lo crees? —se fijó en unos extraños trazos en la hoja, aparentaba ser algún animal, pero parecía un dibujo de un niño de primaria, aunque sinceramente, cualquier persona novata en el tema, dibujaría así.

Estaba tan cansada que duró unos segundos en entender la situación y frunció el ceño —¿PARÁ ESO ME DESPERTASTE? ¡NO HE PODIDO DORMIR BIEN EN DÍAS CON LOS EXÁMENES Y PROBLEMAS DE LA ÉPOCA ANTIGUA! —gritó, y de inmediato el chico bajó sus orejas asustado.

—Ah, yo solo quería mostrarte el dibujo y...

Gruñó con molestia mordiendo la hoja, rasgándola en el acto, luego la masticó ante la mirada del híbrido —Aome, no tenías que hacer eso... ¡No es mi culpa que pensaras que te estaba llamando para otra cosa!

—¡ABAJO! —de repente golpeó con fuerza el suelo, soltando un quejido de dolor —¡ABAJO! ¡ABAJO! ¡ABAJO! ¡ABAJO! ¡ABAJO! ¡ABAJO!

Sota tembló detrás del sofá, trató de advertirle varias veces que su hermana, estando cansada, era incluso peor que cuando se enojaba normalmente, pero él simplemente no hizo caso, quizás estaba muy orgulloso de su dibujo o lo que sea, para siquiera pensar un poco —¡Aome! ¡Ya deja de hacer ruido, por favor! —gritó su madre desde su habitación —Traten de jugar en voz baja.

Aome se detuvo unos segundos, para luego volver a su tarea, aunque esta vez diciéndolo suavemente —Abajo, abajo, abajo, abajo —así continuó unos largos segundos, que para el peli plata, debieron sentirse como horas, luego sin más, se levantó para ir hacia su cuarto a descansar.

El menor se acercó y tocó suavemente el cuerpo tendido en el piso, el cual murmuraba pequeños quejidos —Amigo orejas de perro... ¿Estás muerto?

—Cállate, por favor...