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King estaba ordenando unos papeles cuando alguien llega y toca su hombro.

— ¿Harlequin? ¿Tienes un momento?

El castaño se da la vuelta, nada más para encarar a Ende, la cual llevaba consigo un folder amarillo.

—Dime, ¿qué pasa?

Aquella mujer sintió como su corazón latía rápido al tener la mirada miel del hombre frente a ella.

—A…Aquí están unos documentos que te manda Gloxinia. Me pidió que te los entregara para que los revises. Claro, en cuanto termines de hacer lo que te falta.—Ende sentía como le temblaban las piernas y lo fue más cuando King tomó el folder, rozando accidentalmente con los dedos de ella.

—Gracias, Ende. En cuanto termine esto, lo haré—le dio una pequeña sonrisa a forma de cortesía, para después voltearse y seguir en lo que estaba. Necesitaba ser más eficaz, ya que, casi era hora de ir por Diane.

—Por… Por nada—aquella mujer se dio la vuelta, dispuesta a irse a su lugar de trabajo. Pero antes, le dedicó una última mirada, viendo solamente el perfil serio de King.

Soltó un pequeño suspiro y se fue de ahí, antes de que la regañaran por tardar tanto.

Diane se encontraba descansando un poco, de tanto ajetreo. Estaba en la pequeña cafetería de su trabajo. Suspiró pesadamente después de probar un poco de su té.

"Realmente necesitaba esto"

Se sentía medio muerta, ya que tuvo que reordenas papeleo, el cual su compañera, Jerico, no había hecho. Pero no la culpaba, ya que por mensaje le había dicho que se sentía horriblemente mal y que le había dado fiebre. Esperaba que se recuperara pronto.

—Pobrecita, espero que no sea algo grave.

Diane realmente se preocupaba por su amiga. Congeniaron cuando apenas, Jerico, comenzaba sus labores ahí. Diane la vio un poco cohibida, pero, con el tiempo se volvieron, sorprendentemente, grades amigas y compañeras de trabajo.

Diane seguía en sus pensamientos, cuando, de pronto, le llegó un mensaje. Rápidamente lo abrió y una sonrisa tonta se posó en sus labios al ver de quien se trataba.

Mon chéri

Amor, espero te encuentres bien

Mrs Fairy

¡Claro que sí! Justo ahora me encuentro tomando mi descanso y tomando un té para relajarme, porque hoy si estuvo algo pesadito.

Espero que usted también se encuentre bien, señor Fairy

Mon chérie

Me da gusto leer eso señora Fairy

Bueno, ahora la dejo, que tengo que entregar unos documentos y seré libre.

¡Nos vemos al rato!

Diane solo reía como colegiala al ver su último mensaje. Le contestó con un "cuídese, que lo espero a la salida 😉", y posteriormente, guardó su celular.

Conversaciones así, provocaban que volviera a cuando estaba en la preparatoria.

—Tan lindo.

Prosiguió tomando su té, ya que casi era hora de que su turno terminara. Al acabarlo, visualizó la hora en el reloj de pared que había ahí y verificó que faltaban casi diez minutos para que su descanso terminara. Así que simplemente se limitó a recargar un poco su cuerpo en la barra donde estaba y cerró los ojos un momento, disfrutando de la soledad del sitio.

Por un momento, recuerdos de la noche pasada invadieron su mente. Su rostro rápidamente adquirió un color carmín. Aun podía sentir las suaves caricias de su esposo por todo su cuerpo, aquellas manos que la tocaban la hacían llegar al cielo siempre. King la hacía sentir en el paraíso.

Volteó al otro lado, viendo hacia la pared, se sentía un poco avergonzada por recordar eso en su trabajo. Pero no podía evitarlo.

"Tal vez él y yo… hoy…"

Diane se mordió el labio, se levantó de su asiento como un resorte y tapó su rostro con una de sus coletas.

"Ya, ya. Cálmate, Diane"

Respiró profundamente durante diez segundos y después expulsó el aire lentamente. Ya se sentía un poco más relajada.

—Bien, bien—Diane volteó disimuladamente a ver si no había nadie detrás de ella y por suerte así era. Podía respirar tranquila de nadie haya visto eso de su parte.—Creo que ya estoy más tranquila. Ahora sí, iré a hacer mis labores, que ya faltan como cinco minutos.

Se levantó de su asiento y tiró de paso su bebida en un bote cercano. Pero se detuvo abruptamente cuando un pensamiento invadió su mente.

"Ahora que recuerdo ¿Tenemos suficientes condones en casa?"

"¿O debería comprar más? Bueno, le preguntaré a King"

Siguió caminando hasta que, de nuevo, se detuvo a medio escalón de bajar para su puesto de trabajo.

"Un momento…Ayer él y yo… ¿Si nos protegimos?"

Diane apretó fuertemente el barandal, pensando profundamente. Y, lo que parecía una eternidad, se pudo ver como una castaña de ojos violetas bajaba rápidamente las escaleras, con cuidado, e iba directo a su escritorio. Sentada, finalmente en su mesa, Diane tenía sus ojos sumamente abiertos. Pero una enorme sonrisa surcaba su rostro.

King arreglaba lo último de sus pendientes. Extrañamente se sentía con más energía de la que pensó tener. Ha de haber sido porque terminó y entregó todo a tiempo.

"Bueno, le mandaré un mensaje a Diane de que ya voy en camino"

Una mujer de pequeña estatura, se acercaba hacía, lo que parecía ser, el lugar de King. Parecía que las piernas le temblaban y los brazos igual, pero se decía así misma que no perdía nada intentándolo.

Justo cuando se iba acercando pudo vislumbrar como King le sonreí a su teléfono.

"¿Acaso tendrá ya a alguien?"

"Bueno, sería de esperarse, ya que es bastante atractivo"

"Pero, espero que solo sea un amiga o algo"

Pensaba Ende, mientras más se iba acercando a él.

—Um… ¿Harlequin? —Quiso tocar su hombro, pero los nervios le pudieron más, así que se quedó quieta a que volteara a verla.

En cuanto sus ojos se encontraron, los de King dejaron de brillar como hasta hace unos momentos.

—Oh, Ende ¿Ocurre algo? Dime que no hay más trabajo, mi turno ya terminó y…

—Oh, no, nada de eso, Harlequin. Lo que pasa es que me gustaría…Bueno…—Ende comenzó a trabarse con sus propias palabras al ver que King no la dejaba de mirar.

"Por favor, dilo rápido que tengo que ir a recoger a Diane"

—Estaba pensando si querías ir a tomar algo conmigo, saliendo…

En cuanto dijo eso, Ende desvió la mirada, avergonzada y sus mejillas adquirieron un fuerte rojo.

—Ah, bueno. La verdad no puedo, ya que tengo algo que hacer y debo ir a recoger a mí…

— ¡So…Solo será un café! De verdad me gustaría ir a tomar algo con contigo, si no es mucha molestia.

"Por favor que diga que sí. Que diga que si"

—Discúlpame, pero realmente no puedo. "Y no quiero" Hoy voy a recoger a mi esposa…

"Espera… Acaba de decir… ¿Esposa?"

—¿¡Estás casado!?—Dijo, más bien, gritó Ende ante tal noticia. Eso no se lo esperaba, bueno, es demasiado guapo, pero ¿Casado? Nunca se lo imaginó.

—Ah, si. —King le mostró la argolla que descansaba en su dedo anular izquierdo.

Ende se sentía desmayar.

—Y ¿Desde cuándo tú…?

— ¿Qué desde cuando estoy casado? Ocho meses.—Ende podía ver el brillo en sus ojos. Parecía ser que él amaba en demasía a su esposa.

—Lo más seguro es que sea horrible y mala en la cama…

Ende no se dio cuenta de que lo que acababa de decir y que aquello la iba a mandar directo a su fin si no se callaba.

—¿Qué dijiste de MI esposa?—Contestó King remarcando el "mi" en su oración. Sus ojos, antes brillantes, ahora estaban opacados por el más puro enojo que Ende pudiera haber visto. Y, por un momento, temió por su vida, pero poco le importó.

—Si, eso. Ella ha de ser horrible en la cama, yo creo que no puede satisfacerte lo suficiente y que, lo más seguro es que tu matrimonio sea arreglado y además…

La venenosa lengua de la pelirosada no se detenía. Hasta que vio la mirada de muerte de King, que fue cuando finalmente se calló.

—A ver…—King se frotó con el puente de la nariz con el dedo pulgar e índice en señal de irritación.— ¿Quién te dio el derecho de criticar mi vida y a mi esposa? ¿A ti en que te afecta que esté casado? Yo la amo tanto como ella a mí. Así que no me vengas con tus estupideces de que nadie puede satisfacerme. No creí que te caería mal que estuviese casado y si no lo dije, fue porque no tengo porque andar diciéndole a la primera persona que se me ponga en frente que lo estoy. Ahora, te me vas y no vuelvas a poner tu odioso rostro cerca de mí ni a pronunciar con esa sucia boca que tienes, pestes sobre mí y mi mujer ¿Entiendes?

Simplemente se podía observar como Ende lo veía con impotencia y casi con las lágrimas saliéndosele. Sin embargo eso no afectó ni un poco a King, el cual estaba que echaba humo por las orejas. Realmente creía que Ende era buena persona, pero porque lo que acababa de ver, no era así.

"Vaya personalidad…"

—Esto no se quedará así…—susurró Ende, y, simplemente se dio la vuelta y se fue de ahí indignada.

King, estaba furioso. Pero después, sintió una vibración en el bolsillo de su pantalón, sacó su teléfono y leyó de quien era. Automáticamente toda la furia y coraje que sentía se esfumó, al ver que ese mensaje correspondía a Diane, quien le indicaba que ya había salido y que lo estaba esperando en la puerta.

King, rápidamente guardó sus cosas y se fue de ahí, sin despedirse de nadie en particular. El sólo quería verla a ella.

Al entrar a su carro, dio una profunda inhalación y, después de unos segundos, expulsó el aire retenido, sintiéndose aún mejor.

Finalmente, procedió a recoger a la de coletas. No le contaría lo que acaba de pasar, no quería ponerla mal.

Diane estaba esperando en la entrada de su trabajo. Estaba un poco impaciente, necesitaba decirle algo a King y sentía que no podía retenerlo más.

De pronto pudo vislumbrar un carro negro viniendo en su dirección, el cual reconocía como el de King. Diane se acercó y, rápidamente el castaño salió del coche para abrirle la puerta. Pero, antes que nada, él la tomó en sus brazos, y la apretó fuertemente.

—¿King? —Diane lo veía curiosa, eso solo lo hacía cuando ocurría algo que lo haya hecho sentir mal. Lo conocía bastante bien…

—Te extrañe, corazón —dio un beso en su frente, provocando un pequeño sonrojo en el rostro de Diane.

—Y yo a ti, amor. —Ambos seguían abrazados, hasta que Diane recordó lo que tenía que decirle y se separó de él.—King, King, vamos a la casa. Además, debo decirte algo…

—¿Ah, si? ¿Y, de que se trata? —King enarcó una ceja, curioso.

—Espera a que lleguemos a casa.—Diane dio su ultimátum, a lo cual King no preguntó más.

—De acuerdo.—Finalmente ambos se metieron al carro y arrancaron directo a su hogar.

(…)

Espero que les haya gustado este capítulo.

Al parecer Ende no se va a quedar de brazos cruzados. A ver ahora con que nos viene…

Bueno, en fin, nos vemos en la próxima actualización.

uwu