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Después de llegar a la casa, ambos se dispusieron a cenar.
El silencio no era incomodo, podían disfrutar enormemente la compañía del otro sin la necesidad de palabras.
En pequeños ratos, Diane observaba disimuladamente a King, para, posteriormente, bajar su mirada, algo roja.
La castaña se sentía como en la preparatoria ¡Ya estaba casada con King! Esto no debería de ser difícil para ella. Sin embargo, lo era.
La "noticia" que le dría la traía un poco nerviosa. Apenas se puso a pensar en la posibilidad de quedar embarazada y todo lo que eso conlleva. Pero, algo en su interior, le decía que no se preocupara, porque King siempre iba a estar ahí para ella.
En parte, también, se sentía emocionada. La posibilidad de poder tener un hijo del que fue su primer amor, la traía por las nubes. Pero no sabía si a la primera podría ella quedar en cinta.
Su rostro se volvió del color de las cerezas al pensar en que tendrían que hacerlo más seguido para que funcionase. Pero, una parte de Diane, le gustaba la idea.
Ella realmente soñaba con tener hijos. Y, lo que más le emocionaba, era que King compartía el mismo sueño que ella.
Diane siguió comiendo, perdida en sus pensamientos, fantaseando con una bonita familia.
Por otro lado, King se preguntaba cuando se dignaría su esposa en contarle aquello que tanto le ocultaba. No creía que fuera algo malo, ya que la vio, en todo el camino directo a casa, bastante alegre. No observó ni un atisbo de preocupación, así que pudo relajarse un poco. Pero, la espera lo estaba matando.
Los minutos siguieron su curso, hasta que, un castaño, ya algo fastidiado, habló.
—Diane ¿Qué era eso que tenías que decirme?
La de coletas dio un respingo, seguía perdida en la lejanía de su mente que no se dio cuenta cuando su esposo la estaba observando, hasta que su voz se hizo oír.
Se removió nerviosa en la silla, con las manos entrelazadas sobre sus piernas y un pequeño rubor adornando sus mejillas.
Tomo una de sus coletas, y, tapando su boca y nariz con su cabello, finalmente habló.
—Pues, era sobre lo que pasó ayer en la noche…
Inmediatamente imágenes de la escena pasada inundaron la mente de King. El como la desnudaba y emprendía un camino de besos por todo el cuerpo níveo de Diane lo aturdió. Comenzaba a sentir calor en cierta parte de su cuerpo.
— ¿Si?
"Ya, díselo. Ni que fuera algo del otro mundo"
—No usamos protección… ¿Sabes lo que eso significa?
King se quedó pensando, hasta que las primeras tres palabras dichas por Diane, retumbaron en su cabeza.
"No usamos protección"
"No usamos protección"
"NO USAMOS PROTECCIÓN"
¿Acaso era idiota?
King quería darse de golpes en la mesa por que semejante cosa se le pudo haber pasado por alto.
Y, ya recordaba bien porque fue que no lo usaron.
—Diane… ¿Eso quiere decir que la fábrica de bebés ya está en servicio?
Diane estaba entre darle un golpe en la cabeza o abrazarlo.
Así que solo se limitó a reírse de él. Lo miró fijamente a los ojos para decir:
—Si.
El rostro de King cambió espontáneamente, de la duda hasta la extrema alegría. Poco a poco su rostro iba cambiando de emociones, las cuales a Diane casi la hacían llorar.
Ver a su King así la llenaba de dicha.
King no pudo aguantar más y fue rápido para con ella. Diane se levantó de prisa, y King… King solamente se limitó a abrazarla y cargarla entre sus cálidos brazos. Dando vueltas por todo el comedor.
En mucho tiempo, además de su boda, no se había sentido así de feliz.
Diane solo reía con él, abrazándolo igualmente disfrutando de aquellos fuertes brazos.
Ambos sabían que no sería sencillo, que les costaría, pero si se tenían a ambos, podrían lograrlo todo.
—King, King. —Habló Diane, una vez las vueltas cesaron y el castaño la bajaba y ponía de nuevo en el suelo. —No sé si quede embarazada a la primera. Porque hay muchas mujeres que no les pasa eso, si no que tienen que intentarlo varias veces, ¿sabes?—Lo que dijo Diane sonaba lógico, a veces una mujer podía embarazarse a la primera vez, sin embargo había varios casos en los que eso no ocurría. —Hay que ser conscientes de ello.
—Claro que sí, cariño. Tengamos la paciencia suficiente hasta que pase. De verdad, como me encantaría tener una mini Diane correteando por aquí.
Los ojos de King brillaban tanto que Diane sintió ganas de llorar, más, se contuvo.
—Ow, yo quiera tener un mini King, sería muy lindo ver eso, ¿sabes?
—Bueno, en ese caso ¿Qué estamos esperando?— Diane solo lo observó curiosa.
— ¿Esperando, que cosa?
De verdad que su esposa podía ser tan tierna. King se acercó a su oído nada más para susurrarle unas palabras.
Inmediatamente los colores se le subieron a la cara cuando King se alejó de ella, viéndola entre divertido y provocativo.
—Pervertido. Será después de que vayas a tirar la basura, y córrele porque me iré a dar un baño y después de eso pienso dormir.
"Ah, con que a eso estamos jugando"
Diane solo lo veía divertida. Le encantaba jugar con él y ver como se lo tomaba tan enserio.
King, rápidamente fue por las bolsas de basura del patio, mientras tanto Diane se dirigía a la habitación.
Realmente no iba a ducharse, eso lo dejaría para mañana, ya que le tocaba descansar. Ahora se encontraba buscando rápidamente ese conjunto que le regaló Elaine en su despedida que no llegó a usar, ya que quería hacerlo para n día en específico. Y ese día había llegado.
Después de lo que pudieron ser como quince minutos, King estaba subiendo las escaleras, donde una Diane enfundada en su nuevo conjunto estaba esperándolo.
Justo al abrir la puerta, Diane lo atrapó besándolo en el proceso. Él, sorprendido, tomó a Diane por las caderas, correspondiendo cayendo en la cuenta de que Diane no había tomado dio baño.
"Mentirosa, solo querías tener tiempo para hacer tu jugada"
"Ahora verás"
Aquella noche fue como la más preciosa de todas, donde ambos de descubrieron sin prisa, sin apuros. En donde, ambos, rebozaban de la más grande felicidad posible.
…
En alguna parte de la ciudad, podía observarse una serie de edificios bien estructurados, dentro de los cuales, uno se veía con todas las luces prendidas a pesar de ser pasadas las dos de la mañana.
Una mujer se encontraba acostada en su cama, tenía un notorio sonrojo por toda su cara mientras balbuceaba incoherente, un nombre. Al mismo tiempo, mientras tenía una mano dentro de sus bragas.
—Harle…quin. Harlequin ¡Harlequin! Amor… Tú serás… ¡Ah! Serás mío ¡Completamente mío y de nadie más!
Sacó su mano, llena de sus jugos, y, dos de sus dedos usados se lo llevó a la boca, como simulando besar el falo de Harlequin.
Ende, desde el primer día en que vio al castaño, quedó embelesada con su mera presencia.
Realmente nunca se fijó si él era casado, jamás se fijó en aquella argolla dorada que descansaba en su mano izquierda.
Pero, cuando se enteró, no pudo evitar que una ola enorme de celos se apoderara de ella, por lo cual le habló así a su amor.
No pudo nunca sacarlo de su cabeza, ni de su corazón. Ella solamente lo quería pasa si misma y no compartirlo con nadie.
Pero, ¡esa maldita sortija! El saber que su amor no iba a ser correspondido la llenaba de rabia y dolor.
Ella solamente quería estar con él.
Complacerlo más que aquella esposa suya.
Y, si tenía que llegar a los extremos para tenerlo para ella misma, eso haría.
(…)
Y, hasta aquí el capítulo ocho.
Espero que les haya gustado.
Finalmente se aclaró por qué Diane estaba así. King todo lindo siempre apoyándola como debe de ser.
Ahora, ¿Cómo les pareció Ende?
Cuando escribía la escena de ella tocándose, me dio vergüenza xd pero siento que era necesario para la trama.
Me gustaría saber que piensan ustedes de haber añadido eso. Si no exageré.
Y, bueno, no pensé que este fic terminaría con un trasfondo maduro. La verdad jamás me imaginé escribir un fic en el que la temática sexual fuera a estar presente.
Esta es mi primera vez escribiendo algo así. Así que prepárense para lo que se viene a continuación…
En fin, espero que les haya gustado
Nos vemos en la próxima actualización.
uwu
