Los días del Colegio

Disclaimer:

Los personajes de Candy Candy pertenecen a sus respectivas autoras K. Mizuki y Y. Igarashi. Este capítulo es de mi autoría e imaginación y va dedicado a Stormaw y a todas las que quieran imaginar una escena del día del amor y la amistad.

Una pequeña improvisación para hoy chicas, espero les guste. Me he tomado la libertad de desviarme un poco, el siguiente capítulo me vuelvo a apegar a CCFS y al manga Este es de mi autoría, no afecta el desarrollo posterior de la historia.

Capítulo 8.. y medio.

Sueños

Candy no podía sacar de su cabeza el enfrentamiento con Terry.

Esa noche durante la cena, su rostro hostil y la fría mirada que le había mostrado, la perseguían. ¡Ahora veía su cara en todos lados!

¡Qué es lo que tiene en la cabeza! ¡Es la primera vez que conozco a un chico tan extraño!

¡Juro que no me preocuparé más por él ni por lo que le ocurra!

Con este pensamiento Candy hizo un esfuerzo por tomar sus alimentos. Sin embargo, raro en ella, apenas probó bocado. Se dirigió silenciosa a su habitación para intentar, al menos, dormir un poco. Rápidamente se cambió, tomó el crucifijo de la Hermana Lane para rezar una breve oración, y se metió directo a la cama. A lo lejos se escuchaba el viento que comenzaba a despedir el invierno, cada vez se acercaban más los días brillantes de la primavera; con este pensamiento Candy fue poco a poco entrando en un sueño muy profundo.

Sentía el viento en la cara… ¿Cuánto tiempo había pasado desde que se fue a la cama? Parecían meses de aquello.

Ese viento… ¡Yo lo conozco! ¿Y ese olor? ¡No! ¡No puede ser posible…! ¿Será? Dios mío, ¿Es que por fin he vuelto? No quiero abrir los ojos, pero…

Sabía que si no abría los ojos no lo llegaría a saber jamás. Aún con temor fue separando sus párpados, todo se veía tan borroso, una mezcla de colores y los fuertes rayos del sol la sorprendieron. Ella estaba en la cima de la colina…

¡Sí, sí! Lo sabía. Sabía que este es el olor de mi hogar, lo reconocería en cualquier parte.

Candy sonrió ampliamente mientras algunas lágrimas de alegría corrían por su cara. Observó detenidamente todo el paisaje, los pastizales estaban cada vez más verdes, iban dejando atrás, poco a poco, el duro invierno y abriéndose paso a la nueva vida que traería la primavera. ¡Se sentía tan bien estar de vuelta en la cima de los árboles sin miedo a ser reprendida…! ¡Al menos por las monjas!

Pero no podía quedarse ahí, debía bajar a toda velocidad y entrar a su hogar para abrazar a la Señorita Pony y a la Hermana Lane. Con ese pensamiento Candy fue bajando del árbol, pero algo falló y resbaló aparatosamente desde las alturas. Cerró fuertemente los ojos esperando el gran golpe que recibiría al estrellarse con el suelo, sin embargo, éste no fue tan duro como lo esperaba ¿Qué había pasado?

Una voz.

- "¡Auch!"

Candy se animó a abrir los ojos con cuidado, parecía que no se había roto nada, o al menos nada le dolía demasiado; la primera visión que tuvo al poder enfocar correctamente no era precisamente su hogar. Ahí, bajo su propio cuerpo, estaba él… Terry, tirado en el suelo, al parecer él había amortiguado su caída.

Ella miró a su alrededor… La imagen de la Colina de Pony había desaparecido para dejar ante ella la Falsa Colina en el jardín posterior del Colegio. Vestía su uniforme, al igual que…

¿Esto era en serio? ¿En verdad había vuelto a caer sobre Terry…? ¡¿Por segunda vez en una semana?!

¡Algo andaba muy mal!

- "¿Terry? Pero… Pero ¿Qué ha pasado?"

- "¡Vaya! Pues al parecer yo caminaba tranquilamente, y cuando me detuve bajo este gran árbol... Me cayó una mona"

- "Tonto, ya te he dicho que no soy una mona."

- "¿Ah sí? ¿Y puedo preguntar qué hacías subida en el árbol?"

Candy se sonrojó y no supo qué responderle.

- "Yo… yo… Vi que era hora de regresar y cuando estaba bajándome, mi pie resbaló, perdí el equilibrio y me caí."

- "Eso me queda claro, caíste sobre mí." Terry reía tan alegremente, el sol brillaba en sus ojos, no quedaba huella de esa mirada dura que había mostrado la última vez que lo vio.

Candy se vio contagiada y rieron juntos al darse cuenta de ese encuentro tan singular.

- "¿Estás bien chica mono?"

- "Sí… Creo que sí ¿Y tú?"

- "Bueno, creo que debo sentirme afortunado. Dicen que las bendiciones a veces caen del cielo, quizás esto signifique algo parecido. No siempre me caen monas del cielo." Terry volvió a reír con ganas. Tenía que aceptar que había sido toda una sorpresa.

Candy simplemente hizo un puchero que provocó una mayor risa en quien la había rescatado. De pronto recordó que ambos seguían en el suelo y se incorporó apresuradamente para sentarse a un lado.

- "Terry… Gracias… Supongo"

- "Al parecer te he salvado de un fuerte golpe Pecas, podrías ser más enfática en tu agradecimiento. Yo por el contrario creo que he terminado peor que la otra noche, probablemente me has roto alguno que otro hueso."

- "¡Terry! ¡No bromees con eso! Dijiste que estabas bien."

Terry no podía parar de reír, el sonido de su risa entraba por sus oídos como si fuera un millón de campanillas, que alegres no paraban de repicar, hasta que se fueron convirtiendo en… ¿Madera?

- "Candice… ¿Candice Andley?"

- "¿S…Sí?"

- "¡Abre la puerta en este momento!"

Candy había regresado a su habitación. Todo estaba en penumbras y una voz femenina la llamaba del otro lado de la puerta con unos insistentes golpes en la amaderada puerta. Aún aturdida se levantó y acudió al llamado.

- "¿Sí, Hermana?"

- "Candice ¿Qué pasa contigo? Tus risas se escuchaban por todo el pasillo, estás perturbando el sueño de tus compañeras en todo el piso del dormitorio."

- "¿Risas?"

- "Sí Candice, risas. Déjame pasar. Esta es una inspección de rutina."

Candy se hizo a un lado para dejar pasar a la monja que, tras revisar la habitación, le dirigió una severa mirada, y que tras avisarle que sería reprendida si seguía "alterando el orden". Sería enviada a una habitación de menor rango. ¡Vaya! Ese castigo debía ser terrible para las señoritas como Eliza, pero no para ella. Aún, así Candy respondió educadamente pidiendo disculpas y prometiendo que no volvería a pasar. Cerró la puerta con seguro y se dirigió nuevamente a su cama.

Tenía que admitir que, para haber reído a través de sus sueños, tenía que haber sido muy divertido. Ahora solo recordaba algunos trozos. Había estado en la Colina de Pony y eso la hacía muy feliz. Con esa imagen en la cabeza volvió a meterse en la cama. Nuevamente el sueño la fue envolviendo mientras escuchaba a lo lejos la alegre risa de Terry y se dibujó en su propio rostro, una sonrisa.


Una improvisación para ustedes en el día de la amistad y del amor. Pásenla bien, hoy y el resto de la semana.

Agradecimientos:

Stormaw, espero que hayas tenido también un lindo San Valentín. He aquí mi agradecimiento por tu lindo mensaje.

Dianley, aquí puedes descargar en pdf candycandymania punto wordpress punto com

Eli, me encanta que siempre me comentas y motivas a crear nuevos encuentros. La escena de Terry y su papá fue sacada de mi loca imaginación; creo que el control de su padre (que es además un Duque) tiene que dejarse ver en la relación y por eso yo me imagino que esos días que Terry desaparece del Colegio debió haber estado en algún lugar y no por su voluntad. Recordé (e incluí) el comentario de Archie que dice "Debió haberse ido a su castillo, pero como ahí tampoco lo soportan…" y me inspiré a añadir esta escena. Normalmente marco con un *1 cuando empiezo a poner las escenas de CCFS. Aún quedan muchos huequitos en la historia, así que ya me verás rascándome la cabeza para tratar de llenarlos.

Phambe, gracias, gracias y más gracias a ti por leer en español.

Guest, ya nos estamos acercando a más romance pero te adelanto que veremos el amor más claramente en Escocia.

Vane W.G., ahí vamos, lento pero seguro con más señales de amor.

Skarllet northman, a mí me hace mucha ilusión de pronto volver a leer el manga y combinarlo con CCFS; lograr unirlos para no andar leyendo pedacitos de un lado y otro es un poco mi intención en estos "Días del Colegio" (enriquecerlo con algunas escenas del anime).