Los días del Colegio

Disclaimer:

Los personajes de Candy Candy pertenecen a sus respectivas autoras K. Mizuki y Y. Igarashi. Algunos párrafos e ideas pertenecen a la traducción del italiano al español de CCFS que maravillosamente han hecho en wattpad (vol. 1, segunda parte). Otros capítulos serán de mi autoría e imaginación para llenar cada semana de un relato de la historia de amor en el Colegio San Pablo entre Candy y Terry.

Capítulo 9.

El secreto de Terry.

Era viernes por la noche. Terry había permanecido dos días consecutivos en su habitación, su humor había empeorado sensiblemente desde la noche que regresó de la Falsa Colina, cuando Candy lo llamó Terry por primera vez.

Había una clara razón. Una vez más, Terry había fracasado en su intento de romper esa "maldita" foto que guardaba secretamente entre sus cosas. Esa noche, y nuevamente al día siguiente, la había tomado con el objetivo de hacerla trizas, sin embargo, algo le impedía llevarlo a cabo. La cara de esa mujer, las palabras escritas en ella, la sorpresa que le causó recibirla años atrás… Era todo ello, y nada a la vez, lo que había provocado que la guardara.

Cuando regresó de América, lleno de ira se dedicó a escribirle injurias y a tachar con todas sus fuerzas el rostro de esa mujer que le había destrozado el corazón. Había arrugado, estrujado y tirado al suelo la fotografía, pero cada vez que la tomaba con el afán de romperla, algo dentro de él lo impedía. Lleno de rabia, con lágrimas en los ojos, simplemente la apartaba de su vista. Esa tarde, no fue diferente, desafortunadamente, tuvo el mismo resultado.

Terry pensó que una caminata por el bosque, mientras fumaba un cigarrillo, podría tener el efecto calmante que necesitaba. Con ese objetivo aventó la fotografía sobre el escritorio y salió de su habitación sin notar que había dejado las puertas de su balcón abiertas de par en par.

Comenzaba a anochecer. Una traviesa brisa nocturna se coló en la habitación, moviendo las largas cortinas, pero no fue lo único que desordenó. Silenciosamente provocó que un objeto volara por los aires colocándose estratégicamente en el suelo, como un augurio listo para ser encontrado por una inesperada y muy curiosa visita.


(*1)

Cuando la luna se escondía entre las nubes, Candy inició la aventura pasando de árbol en árbol cruzando el bosque que separaba los dormitorios de chicas y chicos. Se detuvo un momento para poder enfocar la luz que emanaba el candelabro que Archie había colocado en el balcón de su habitación, pero una brisa traviesa logró apagar las velas justo en el último momento, en el momento en que él se encontraba dándose los últimos toques para recibir a su tan esperada visita. Stear tampoco estaba cerca, revisaba hasta el último detalle de su invento para deslumbrar a Candy.

A Candy le faltaba un último salto aún, creía recordar bien dónde se encontraba el punto luminoso, después de todo, era la segunda vez que acudía a la habitación de sus primos, así que apretó fuerte su cuerda y calculó el impulso hacia donde creía haber visto la llama de las velas.

El impulso resultó excesivo y sin poder evitarlo entró directamente a la habitación a través de las puertas francesas del balcón que se encontraban abiertas de par en par. Aterrizó rodando, tras lo que quedó un poco desorientada.

Todo estaba a oscuras y se sentía una atmósfera diferente a la que recordaba. Conforme se acostumbró a la penumbra, notó que la habitación parecía ser más grande y tenía muebles más suntuosos que la de Stear y Archie. Tenía el mismo tamaño que la suya.

Nerviosa Candy comprendió que se había equivocado.

¡Tengo que darme prisa en salir de aquí!

Cuando intentó levantarse notó en el suelo una foto caída en el suelo. La recogió y se sobresaltó al ver que el rostro de la persona estaba tachado con una gran cruz. Algo andaba mal.

Mirándola detenidamente pudo reconocer esa conocida cara.

- "¡Pero esta es Eleanor Baker!"

La encantadora Eleanor, casi nadie desconocía el nombre de la gran actriz americana, era la artista de moda del momento. Pero…

¿Por qué su rostro había sido lastimado de esa manera? Incluso había mensajes llenos de rabia como "Muérete" y "Te odio."

Candy giró la foto y ahogó un grito de sorpresa.

A mi hijo Terrence.

Con amor,

Eleanor.

¡Cielo Santo! ¿A mi hijo? Pero no se sabe que sea casada… Será posible que Terry sea…

En aquel momento escuchó que la puerta se abría y levantó su mirada. Vio a Terry que cerraba rápidamente la puerta tras de sí y se apoyaba contra ella.

Con voz baja pero firme Terry habló.

- "¿Qué haces aquí?"

Como si estuviera bajo un hechizo, Candy no podía moverse y tampoco pudo contestarle, sus labios no se movieron un solo milímetro. Todo parecía como si fuera un sueño.

Pasó un momento que se sintió como una eternidad.

Terry se le acercó amenazadoramente y le quitó bruscamente la foto de Eleanor Baker de las manos. Luego sin mirarla siquiera, la rompió en miles de pequeños pedazos. Los fragmentos blancos se esparcieron sobre la alfombra. Candy no se atrevía ni a respirar. Finalmente pudo hablar.

- "Yo… Bueno… Yo…" Su voz era apenas audible.

- "¡Calla!" Terry habló de forma tan atemorizante que a Candy le pareció que gritaba. La miró con fuego en los ojos – "Nunca hables de esto con alguien ¡¿Entiendes?! Si tú se lo dices a alguien yo… Yo… ¡Te destrozaré como a la fotografía!"

Terry la había tomado por los hombros y la sacudía con fuerza, sus largos dedos la apretaban fuertemente y sus ojos le transmitían una gran tristeza.

Candy trató de no dejar salir las lágrimas, pero aun así sus ojos se empañaron. Cuando sus miradas se encontraron Terry pareció volver en sí, como si hubiera estado en un trance, y se detuvo. Como si las fuerzas lo abandonaran, aflojó su agarré y soltó a Candy dejando caer a un lado sus brazos, como si un enorme cansancio lo hubiera invadido. Dándole la espalda y apoyándose en uno de los muebles murmuró con una voz tan débil que parecía pertenecer a una persona anciana y cansada.

– "Márchate."

Con la cabeza baja, sintiendo que había visto algo que no le incumbía, Candy comenzó a dirigirse hacia el balcón. Quería decir algo, pero no encontraba las palabras. Reuniendo todo el valor que pudo se volvió y con voz temblorosa, apenas audible exclamó:

- "Terry… Te pido perdón…" Después de decir esto su garganta se cerró, si pronunciaba una palabra más comenzaría a llorar.

Terry no se dio la vuelta, seguía recargado sin moverse, como una estatua de piedra.

Candy sólo pudo pensar en su interior una firme promesa. Yo no le diré a nadie, te lo juro.

- "Candy… Candy…"

Unas voces pronunciaban su nombre muy cerca. Stear y Archie la llamaban con insistencia, un minuto antes habían caído en cuenta que el candelabro se había apagado y creían que ella se encontraba perdida entre los árboles.

- "¡Estoy aquí! Háganse a un lado." Candy los sorprendió desde la habitación contigua. Subió a la cornisa y saltó cayendo estruendosamente en el suelo.

- "Nos preocupamos por ti Candy" dijo Archie apoyando su mano en la cabeza. – "¿Está todo bien? ¿Ese aristócrata insoportable te ha descubierto?"

- "No… Todo está bien. Él no estaba ahí." Respondió Candy lo más alegre que pudo para ocultar la tensión que aún reflejaba su cara.

- "Bueno, menos mal. Ese tipo no me gusta en lo absoluto. Se escuda en la influencia de su padre para hacer lo que le plazca; no importa cuántas veces infrinja las normas, sabe muy bien que gracias al Duque, nunca correrá el riesgo de ser expulsado ¡Y eso es una injusticia! ¡Maldito sea él y la directora que permite esto! ¡Ahhh pero si él te hubiera visto en su habitación, ya estarías en la prisión del colegio!"

Archie hablaba sin parar, simplemente parecía no soportarlo.

- "Yo… No creo que sea una persona tan mala…" Candy murmuró.

Ambos hermanos se sorprendieron.

- "Candy… ¡Cómo es posible que lo defiendas! Además ese chico…" Archie parecía insistir en las acusaciones a Terry cuando Stear lo interrumpió.

- "Vamos Archie… Ya no importa, él no estaba allí y Candy está a salvo y con nosotros. Pero del susto por verte en la habitación de al lado Candy, he tirado el control de mando de nuestro barco mensajero. Creo que tendremos que probarlo la próxima vez."

De pronto Candy vio una fotografía asomarse bajo el sofá.

– "¿Qué es esto?" Candy la tomó en sus manos. – "¡Oh! Es Eleanor Baker."

La madre de Terry. Viéndola bien se parecen tanto, la misma boca, los mismos ojos…

Los ojos de Terry, que reflejan tanto dolor… Cuánta melancolía hay en esa mirada.

Lo que vio la primera vez en el barco en aquella noche de niebla no era un error. Recordó a Terry de espaldas con ese aire desconsolado que no podía pasar por alto. Aún ahora, cuando Terry la había tomado firmemente de los hombros y la había sacudido, Candy había percibido esa mirada, sombría y desoladora a la vez, increíblemente cristalina. No había ira en sus ojos, sino una tristeza infinita.

Había descubierto el secreto de Terry… Por error.

- "¡Rayos! Debió haberse caído del colchón ¡Tenemos toda una colección! ¿También te gusta Candy?"

- "¿Eh? Sí claro…"

- "Puedes llevarte una si quieres, en esta caja tenemos aún más fotos, toma la que más te guste."

Terry y la Señorita Baker, tan parecidos ¿Por qué no estarán juntos? ¿Qué ha sucedido entre ellos? En todas las fotos de ella hay algo que me recuerda a Terry.

Candy palideció al tomar una fotografía. No era de Eleanor Baker, era una foto de…

- "¡Anthony!"

Anthony mirándome y sonriéndome dulcemente.

- "¿Anthony has dicho?" Archie la miraba confundido.

- "Pensé que habíamos dejado todas las fotos de Anthony en América." Respondió Stear apenado.

Las tres personas que más amaban a Anthony, eran también las mismas que lo echaban de menos cada día en el Colegio. No había palabras que pudieran definir el enorme vacío, que su pronta partida de esta vida, había dejado en ellos. Ninguno de los tres lo mencionaba con frecuencia, sin embargo, cada uno a su manera lo llevaba en su corazón.

- "¿Puedo quedármela?" Los ojos de Candy brillaban con emoción.

- "Claro Candy, ¿Tú no tienes ni una sola fotografía de él?" Stear conmovido y apenado por haber permitido que esa fotografía se colara, sintió cómo su corazón se contraía.

- "No." Candy veía fijamente la fotografía de Anthony y por un momento se olvidó de la noche tan accidentada que había vivido.

Las campanadas de la torre del Colegio comenzaron a sonar a la lejanía.

- "¡Dios! Tengo que irme. Perdí mucho tiempo esta noche, pero la próxima vez podremos hablar más tiempo." Al ver a ambos hermanos cabizbajos Candy les dijo – "¡Vamos! ¡No estén tristes! Nos vemos pronto ¡Buenas noches!" Y con esto saltó por el balcón a la rama más cercana.

- "¿Nos veíamos tristes? Pero ella parecía ser quien estaba a punto de llorar hace un rato, y además, nos infunde ánimo." La voz melancólica de Archie casi sonaba como una afirmación para sí mismo.

- "Esa es su cualidad… ¡Bueno! Regresemos adentro." Stear sonreía con tristeza mientras colocaba el resto de las fotografías en su caja. – "¿Archie?"

- "Me pregunto si Candy nunca olvidará a Anthony." Archie seguía perdido en sus pensamientos.

- "¿Acaso lo hemos hecho nosotros Archie?" Stear decidió darle algo de privacidad a Archie que no podía separarse del balcón por el que salió Candy.

Candy… Yo siempre estuve celoso de Anthony…

- "Ya no sé qué hacer Stear… Me di cuenta desde la llegada de Annie a esta escuela que estoyQue yo estoy…"

Stear se encontraba absorto mirando su barco volar por los aires. El ambiente en la habitación se había tornado muy tenso.

- "¿Me estás escuchando Alistear?"

- "¿Eh? Sí… Sí Archie"

- "Es verdad que Candy no es como las otras chicas…" Archie comenzaba a dudar si era verdad que su hermano había escuchado el inicio de su confesión, Stear se veía tan lejano, concentrado en sus propios pensamientos.

Archie bajó la mirada y pensó para sí mismo.

Quizás fue porque nuestro primer encuentro fue tan bello… Se introdujo en mi corazón de una manera muy natural.

Stear por su parte también se encontraba mirando el pasado protagonizado por la misma chica.

Es tan vivaz, tan dinámica… Una chica realmente increíble.

El barco de Stear se estrelló aparatosamente en el suelo.

- "¡Espero que venga mañana! Tengo ganas de volver a verla." Archie finalmente logró cerrar las puertas del balcón y volver a ambos a la realidad.

- "No vale la pena Archie, me tomará al menos cuatro días arreglar esto." (*2)

Con el mismo secreto deseo, ambos hermanos se alistaron para dormir sin volver a tocar el tema, esperando encontrar a esa traviesa pecosa en sus sueños.


(*1)

Esa noche Candy no podía conciliar el sueño, daba vueltas sin parar de un lado a otro en su cama.

- "¿Qué puedo hacer? No consigo quedarme dormida…"

Levantándose se sentó en su escritorio y abrió su diario. Podría contar muchas cosas, el nuevo experimento de Stear, cómo encontró la foto de Anthony… Pero no podía evitarlo, sus pensamientos volvían siempre a la triste mirada de Terry.

Suspirando cerró su diario salió al balcón y mirando al cielo hizo una oración.

Oh Señor, por favor alivia el dolor de Terry…

No permitas que se atormente sólo porque yo descubrí sin querer su secreto…

Terry, yo no diré nada, así que no te preocupes por favor.


Al otro lado de aquel bosque, Terry se encontraba recargado sobre su balcón, observando los árboles en medio de la oscuridad. Candy había descubierto su secreto, pero eso no era lo que en realidad le molestaba, sino la razón por la que había guardado la fotografía hasta ese momento. Había desfigurado el rostro de la mujer e incluso había escrito palabras ofensivas en ella, sin embargo, su necio corazón no pudo separarse de ese objeto. Este pensamiento lo puso furioso.

Terry se había reído de sí mismo por haber decidido cruzar el océano ese invierno, impulsado por emociones incontrolables. Había ido hasta allá ¿Y qué había obtenido como respuesta? Eleanor Baker no había ocultado su vergüenza, se lo dejó muy claro cuando lo último que escuchó de ella fue un "no le digas a nadie que yo soy tu madre, nadie puede saberlo."

- "¡Que se vayan todos al diablo!"

Terry lanzó un florero contra la pared, éste se hizo pedazos tal y como sucedió con su corazón esa fría noche de invierno en la que decidió que él no tenía más una madre. Tomó su capa y salió de allí como alma que lleva el diablo rumbo a los establos.

Candy sacaba de su preciada caja sus objetos más valiosos. La cruz de la Señorita Pony, el broche del príncipe… Y ahora, la foto de Anthony, sus tesoros tan llenos de recuerdos. Cada uno de ellos había llegado a ella en momentos de lágrimas: durante una despedida, tras una mala jugada de Eliza, y ahora veía la sonrisa de Anthony tras una accidentada noche en la que estuvo a punto de dejarlas salir.

- "Anthony… Hacía tanto que no veía tu sonrisa. Todo es ahora un recuerdo, momentos que no volveré a tener… Si tan solo no se hubiera realizado esa cacería… Si no hubiera estado esa trampa para los zorros…"

En el silencio abrumador de la noche todo podía ser escuchado. Las puertas del balcón de Candy aún estaban abiertas y a lo lejos se escuchaba el rumor de unos cascos.

- "¿Eh? Es un caballo… ¡Sí, es un caballo! ¡Lo escucho! … ¡Anthony!"

Candy se vio envuelta en una ensoñación. El momento traumático que había vivido se repetía una y otra vez en su cabeza, en esta ocasión era todo tan real. Como por arte de magia, de pronto Candy se vio de nuevo reviviendo ese día.

- "No… ¡No montes ese caballo! ¡Anthony no vayas! …" Salió corriendo por el pasillo como poseída por una fuerza extraña hasta que llegó a la salida del dormitorio de chicas. Abrió la puerta y una vez más gritó el nombre de Anthony, mientras intentaba llegar a él, sin notar que estaba al pie de la escalera.

Terry era quien estaba cabalgando cerca de allí sin querer, pues había decidido hacer una ruta más amplia para que Teodora pudiera correr tanto como quisiera… Por ese motivo y porque además, con un poco de suerte, quizás sería visto por alguna de las hermanas para provocar su ira y poder desahogar un poco la rabia que lo estaba consumiendo.

A lo lejos vio como una silueta salía por la puerta, pero no era una monja. Una maraña de cabellos rubios y un blanco camisón se veían claramente y, sin poder evitarlo, la vio rodar escaleras abajo.

- "¡¿Quién…?! … ¡Cuidado!" Terry salió disparado hacia donde había caído la figura en blanco. Bajó de su caballo a toda velocidad y la tomó en sus brazos para descubrir que era Candy, ella parecía estar en un trance en el que balbuceaba sin parar.

- "Candy… ¿Qué te ha sucedido? Respóndeme… ¿Candy?"

- "No… Anthony… No montes… Caballo… La trampa, no…" Candy parecía no volver en sí.

Sin saber qué otra cosa hacer, Terry entró con Candy en brazos hacia la guardia de noche. En ella encontró a la hermana Margaret que casi se desmaya del susto.

- "¡Cielos Hermana! ¡No se desmaye usted también! Me será imposible cargarlas a ambas ¡Rápido, traiga la llave de la enfermería!"

Torpemente la monja buscó la llave y se dirigieron juntos a la enfermería. Abrió la puerta y fue en busca de la Hermana Gray.

- "Anthony…"

Candy ¿A quién llamas? Me pareció que dijiste ese nombre antes.

Los ojos de Candy comenzaron a humedecerse hasta que las lágrimas comenzaron a correr sin parar por sus mejillas. Terry se inclinó sobre ella y con su mano acarició las mejillas de Candy enjuagando sus lágrimas tanto como pudo. Se escuchó un rumor de pasos y se vio obligado a salir de allí por la ventana. Nunca le habían gustado los interrogatorios.

- "Si Madre Superiora, el Sr. Grandchester trajo a Candy… No sé lo que sucedió, al parecer rodó por la escalera."

- "¿Qué hacía el Señor Grandchester a esta hora paseando por los jardines?... ¡¿Y dónde es que está?!"

Terry había desaparecido y Candy comenzaba a volver en sí.

- "¿Candy? ¿Qué sucedió? ¿Qué hacías afuera a esta hora de la noche?"

- "¿Eh? Yo… ¿Qué ha pasado?"

- "¡Eso es precisamente lo que queremos saber Señorita Andley!" La voz de la Hermana Gray variaba entre la preocupación y la molestia.

- "Yo me fui a la cama cuando se dio la señal de apagar las luces… Y luego… Creo que estaba soñando con…"

- "Seguramente soñaba que era un pájaro ¿No?" Interrumpió sarcásticamente la Hermana Gray.

- "No Madre, soñé que era un ángel y volaba por el cielo…"

- "¿Y cómo fue que Terrence te encontró después de haberte caído por las escaleras?"

- "¿Te… Terrence me encontró?"

- "¿Tampoco recuerda eso Srta. Andley?"

- "Yo… no…"

- "Señorita Andley, en las siguientes noches dormirá atada a la cama y se cerrará con seguro su puerta ¿Puede caminar hasta su habitación?"

- "Creo que sí Madre."

De camino a su habitación Candy pensaba en Terry.

Terry me llevó a la enfermería… Yo sentí unas manos que dulcemente me acariciaban el rostro… No era Anthony como creí, sino Terry… Pero no, no puede ser tiene que ser un error, él estaba tan molesto conmigo.

Un rumor en la oscuridad la sacó de sus ideas. Creyó ver a Terry recargado en uno de los árboles.

- "¿Ahora qué le pasa Señorita Andley?"

- "¿A mí? No es nada, de verdad me siento muy bien Hermana."

Siguieron caminando hasta que Terry las perdió de vista.

Sólo se había desmayado, ¡Qué susto me ha dado ese Tarzan Pecosa!…

Anthony… ¿Quién podrá ser? No es la primera vez que lo nombra. Cuando se desmayó en el bosque balbuceaba el mismo nombre.

¿Por quién llorará?


El incidente de la fotografía esa misma noche había quedado casi en el olvido para Terry, sin embargo, algo dentro de él se encendió con un enfado que ni él mismo entendía. Esa Candy llorona y temblorosa no le gustaba nada, no comprendía cómo podía ser la misma chica que lo encaraba valiente y le daba órdenes.

Lidiando con su enfado Terry dejó a Teodora en el establo y se dirigió a su habitación tratando de dejar de pensar en Candy.

Candy por su parte se fijó un claro objetivo ¡Tenía que agradecerle a Terry lo que había hecho esa noche por ella…! ¡Y también quería pedirle perdón!

Con esa firme intención se sumió en un sueño profundo lleno de imágenes confusas de un Anthony sonriente, al rostro serio de Terry.


Notas:

Todos los (*1) corresponden a fragmentos de CCFS de wattpad, la traducción del italiano que corresponde a sus respectivas autoras originales.

Todos los (*2) son fragmentos tomados del manga.

Finalmente encontrarán algunos ajustes que he hecho por aquí y por allá. Espero no enredarlas. Toda la parte de lo que yo creo que hizo Terry antes de entrar a la habitación y sorprender a Candy con la foto de Eleanor me lo he imaginado yo. El resto como verán es 90% de CCFS y el manga, con unos toquecillos del anime.

Les mando fuertes abrazos a todas, me atrasé un día en actualizar y no me ha dado tiempo de dar gracias a cada una he tenido una semana de locos y ésta no pinta para empezar mejor :( pero créanme que les agradezco desde el corazón, las leo y el próximo capítulo sigo esperando sus reviews, ideas, sugerencias, etc. Viene una parte aún conocida por nosotras y luego varios capítulos que he construido para llenar espacios hasta un poco antes de mayo para dar paso al Festival y… el BESO me emociona llegar a esa parte jejeje.

¡Grandiosa semana chicas!