Algún día, en algún lugar (Someday, Somewhere).

Los personajes de Candy pertenecen a sus respectivas autoras K. Mizuki y Y. Igarashi. Ésta es una historia construida con la única intención de esparcimiento, sin fines de lucro, casi toda pertenece a mi imaginación, sin embargo, reconozco que hay pasajes de libros que he leído por aquí y por allá, como aquel que da nombre (en inglés) a esta historia.


Capítulo 3: El fantasma de Terrence.

A la semana siguiente el Daily Mail publicó un artículo sobre el hallazgo de un manuscrito del famoso actor y director Terrence Graham en el que se insinuaba que existía una historia de amor ardiente y pasional. Por supuesto, hablaba de algo escandaloso, prohibido e increíblemente lucrativo que involucraba a una mujer común y corriente que siendo menor de edad se había liado con un actor. Una jugosa narración acerca de por lo menos un hijo bastardo, una vergüenza familiar y posiblemente mucho sexo, cuyo desastroso resultado planteaba varias hipótesis enredosas del porqué del parecido entre Terrence Graham y Blake Hartman, que inicialmente nadie sabría que estaban relacionados por sangre, sin embargo esta nota hablaba de varios supuestos todos referentes al misterio de su nacimiento. A nadie le podría importar una historia tan antigua si no involucrara a un personaje actual tan poderoso.

Afortunadamente para la familia, el apellido Grandchester no se mencionó una sola vez en relación con Terry, pero sembraba la duda de si Blake en realidad era uno de sus descendientes, por supuesto ilegítimo y adoptado posteriormente por la familia Hartman.

Al cabo de unas horas de su publicación el teléfono de Lilian no paró de sonar un solo segundo, pero ella estuvo todo el día en la presentación de un prestigioso libro de la editorial para la que trabajaba y éste jamás salió de su bolso. En su camino a casa notó que tenía una docena de mensajes de la oficina de Hartman... Decir que estaba furioso sería quedarse corto, o al menos eso es lo que le dijeron sus asistentes.

Por desgracia, Lilian no tenía la más remota idea de lo que le hablaban, y cuando se lo explicaron no pudo sino mostrarse indignada.

Esa noche, uno de los asistentes la comunicó con nada menos que Blake Hartman Grandchester. Mientras esperaba que aquel hombre tomara finalmente la línea, pensó que la única persona que podría haber hecho esto es John y eso la dejó suficientemente molesta como para enfrentar a un atemorizante y poderoso hombre, que antes de hablarle directamente al altavoz, pronunció unos cuantos improperios con la voz más profunda que ella hubiera escuchado.

Si no sonara aterrador, quizás hubiera hasta disfrutado escuchar esa voz tan masculina.

- ¿Me quiere decir qué es lo que pretendía? – gruñó Hartman.

- Créame señor Hartman que yo no divulgué esa historia al periódico y no sé quién lo hizo... al menos no a ciencia cierta; las personas que saben del manuscrito son intachables...

- Pues una de ellas no lo es, señorita ¿White? – la interrumpió Hartman. – Exija de inmediato una rectificación y una disculpa. Ese manuscrito, suponiendo que exista, no es sobre mi tío abuelo Terrence y su enloquecida pariente, eso es un disparate. ¿Tiene usted idea de la cantidad de mujeres que afirman haber tenido una relación con él? ¡Y todas ellas resultaron ser unas mentirosas! El mundo del teatro está lleno de seguidores que no están bien de la cabeza y crean sus propias y absurdas fantasías. Terrence Graham Grandchester era un caballero, jamás habría tenido una relación sin formalizar con una señorita como su "abuela", ni con alguna otra, mucho menos relacionada conmigo.

- Candice White Andley y Terrence Graham Grandchester fueron compañeros en el Real Colegio San Pablo, ellos se conocieron bastante bien y después ellos...

- Sí, sí, ya lo sé – respondió Hartman irritado, – Eso no es ningún secreto, es algo que basta con revisar en los registros, en los cuáles sobra decir, que esa mujer figura como una de las alumnas que abandonó el lugar por su propio pie antes de siquiera cumplir un año ahí.

- Por lo visto usted tiene vocación de historiador, pero solo conoce una parte de la historia. La casa de Candice está llena de fotografías de Terrence.

- Sí, como la de cualquier fanática loca que fantasea con un hombre famoso, rico y de buen ver. Una mujer obsesionada.

- No, usted no entiende, tengo casi un centenar de retratos en Stratford-upon-Avon, y también unas fabulosas joyas que él debe haberle obsequiado entre las que figura un reloj de bolsillo, y si existe alguna duda, sé bien que fue mandado grabar por el Duque de Grandchester con las iniciales de su primogénito: T.G.G.

Se produjo un silencio que duró unos minutos.

Lilian contuvo la respiración y esperó pacientemente por el nuevo embate de aquel sujeto que instantáneamente le produjo un dolor de cabeza.

- ¿Dónde está todo eso? – dijo finalmente él.

- En un hermoso cottage, a un costado del río Avon. Son unas cuantas horas desde Londres.

Le pareció oír que él soltó otra palabrota en un inglés perfecto pero en voz tan baja que no pudo casi escucharlo.

- Esto es tan ridículo que puede tener algo de verdad. ¿Ha escaneado el manuscrito?

- No. – A decir verdad, a ella ni siquiera se le había ocurrido.

Blake Hartman increíblemente exasperado, maldijo.

- Pues hágalo, señorita White y luego llámeme a este número para que nos reunamos en Londres. Puedo estar allí al día siguiente.

- Trabajo para ganarme la vida señor Hartman, no puedo dejarlo todo para cumplir sus deseos.

- Yo he de dejarlo todo para aclarar este embrollo, y amoldarme a usted y sus caprichos. ¡Llámeme!

Después de eso Lilian solo pudo escuchar cómo él suspiraba antes de colgar de un golpe que casi la deja sorda; su propio corazón que latía desbocado necesitaba calmarse, así que telefoneó a John con la clara intención de desquitar toda esa ansiedad.

- ¿John? Acabo de hablar con Blake Hartman.

- Vaya, así que al fin se dignó a comunicarse contigo. ¿Te ofreció alguna suma?

- ¡Yo no he dicho que lo extorsionaré!

- De alguna manera necesita acallar rumores, será mejor que pensemos en una cifra antes de que se dé cuenta de que esto no es nada.

- ¿Nada?

- Vamos Lilian, en todo caso Candice White no debe haber sido más que un recuerdo de juventud para él. ¿Eso es lo que dice el manuscrito no es así? Ni siquiera sabes si él se inspiró en ella para ese final tan vago que dices que tiene. Y por supuesto las dudas del origen de Hartman son todas infundadas. Era la única manera de hacerlo reaccionar pero me imagino que hemos dado en el blanco acercándonos a algún ruinoso secreto sobre su origen... esa sí que sería una historia digna de averiguarse.

- John, entiéndelo, solo quiero hacer lo que Candy deseaba y si era brindarle un homenaje póstumo a él, a su amor, por mí está bien. Además de devolver ese reloj a la familia Grandchester.

- Lilian lees demasiadas novelas de romance, Hartman se dará cuenta de que esto ni siquiera es suficiente como para una secuela del artículo que mandé escribir acerca de su antepasado. Estaban más emocionados por corroborar que su parecido con ese Graham tiene una explicación más interesante, que por una triste historia de amor entre un actor y una don nadie. Claro que si lo relacionamos al accidente de la actriz que quedó coja, entonces quizás tendríamos una historia. ¡El eterno prometido que escapaba durante las giras para verse con su amante y darle esperanzas a esas fanáticas que quisieran ser como Candice!

- John, a veces creo que no tienes corazón. Tú no sabes lo importante que es para mí saber qué sucedió con Candy. Imaginé que habías enviado información a ese periódico, pero quise pensar que tenías un mejor juicio acerca de las personas.

- Ella ni siquiera era tu pariente, ¿por qué te afecta tanto el saber si ellos vivieron felices para siempre o no?

- Porque si hubo esperanza para ellos, quizás la haya también para mí... Estaré ocupada las próximas semanas, no me llames.

Eso fue lo último que John escuchó de Lilian en meses.


Un par de semanas después Lilian telefoneó a Hartman, y esta vez su asistente personal la comunicó de inmediato.

Ella le había enviado algunas partes del documento escaneado y él había hecho cotejar la letra que allí aparecía con algunos fragmentos de documentos personales de Terrence que ahora le pertenecían.

No había duda, su tío abuelo¹ había redactado la dichosa historia y ahora solo restaba ver el resto de las posesiones que estaban en el poder de la mujer que había trastornado su vida y la memoria de Terrence.

Blake tenía pocos recuerdos de Terrence, sin embargo, era su ídolo, si alguien era un fanático de su carrera era él mismo, más que cualquier mujer de apellido White. Nadie lo admiraba más que él, ¡Nadie!

Con no poco esfuerzo, consiguió coincidir con la falsa nieta White en Londres, como la llamaba en secreto debido a la inexistencia de una relación de sangre directa, pero no deseaba entrar en sus dominios. La citó por la mañana del lunes en uno de los salones del importante Hotel Savoy, si era una loca psicópata al menos estarían rodeados por elementos de seguridad y con solo llamarlos la abatirían en seguida... porque solo una loca podría estar tan obsesionada por una historia de amor que ni siquiera era real. Terrence había sido un solitario como él.

Mientras se vestía pensaba cómo sería aquella mujer, seguramente se toparía con una americana que se creía europea por vivir en Londres, poco agraciada y con ganas de hacerse de una fortuna para pasar sus años de soledad, porque definitivamente se quedaría sola. Había investigado sobre ella y su supuesto prometido que no era más que un trepador político, lo comprobó al extorsionar al reportero del Daily News, que sin miramientos le reveló la fuente que filtró detalles de la historia de Graham y puso en tela de duda sus propios orígenes. Ese tipo solo había visto la oportunidad y en cuanto tuviera una tajada del pastel, se largaría de la vida de ella. Las historias de amor claramente no existían.

Gruñendo y con poco interés acomodó su cabello castaño de tal manera que pareciera más corto de lo que estaba. Siempre deseó una larga cabellera como la del bisabuelo Terrence, pero estaba completamente fuera de moda y lo haría verse más joven de lo que era, algo que en el mundo de los negocios no era completamente aceptado. Aún con todos sus años de experiencia manejando las fundaciones, las galerías y los centros de cultura, muchos afirmaban que su único talento había sido nacer en buena cuna. El mundo de los ricos no era un mundo fácil para él.

Por momentos deseaba escapar a un lugar secreto y dedicarse únicamente a pintar, a tocar el piano y a cualquier otra cosa que no implicara lidiar con los demás. Pero de momento eso era imposible. Su destino era hacerse cargo de los asuntos de la familia y eso incluía lidiar con una loca... una muy necia.

Armándose de paciencia y poniéndose el saco de su elegante traje gris sobre el hombro, se decidió a bajar a los salones.


Lilian se ponía los zapatos de tacón como podía mientras lidiaba con el tráfico londinense, solo a ese pseudo aristócrata se le ocurría hacerla atravesar una de las zonas de peor tráfico de la ciudad y peor aún en época de turistas. Ella vivía al otro lado del Puente de Londres, ¿cómo no pensó en elegir el lugar ella? Después de todo, era la ciudad en la que ella vivía, no él.

¡Maldito mandón adinerado!

Había tardado una eternidad decidiendo qué ponerse, no quería que ese tipo la mirara como si fuera cualquier cosa, ella era la nieta... bueno, la casi nieta del amor de la vida de Terrence, era la comisionada para darle un final feliz a su historia, claro que para ello tendría que hacerle varias preguntas a ese arrogante para encontrar los cabos sueltos, pero ya encontraría la manera de averiguar cómo es que Candy y Terrence se habían vuelto a reunir. Estaba decidida a averiguar eso y echárselo en cara mil veces a ese Hartman, lo gritaría a los mil vientos y le repetiría hasta el cansancio que ella tenía razón.

Apenas a tiempo logró llegar al valet parking del hotel, no sin antes pintarse los labios y darse una mirada rápida en el retrovisor.

- Nada mal Lilian, estás lista para ir a la guerra – dijo dándose ánimos mientras entregaba las llaves de su pequeño auto al hombre y comenzaba a dirigirse a la recepción mostrando un aplomo que empezaba a perder. En seguida le indicaron el camino hacia el salón para visitantes y la dirigieron a una coqueta mesa junto al balcón, con vistas a un jardín frente al Támesis.

Rio pensando en que jamás hubiera creído tener una batalla en el Savoy.

Todo ahí parecía contar una historia, era un bello lugar con obras de arte y mesitas que rodeaban un hermoso piano de cola, ella sabía tocar un par de acordes pero nada más, lo suyo eran las letras.

Uno de los meseros se acercó a ella para ofrecerle un té mientras esperaba, lo cual le vino muy bien. Por un momento casi olvidaba que se encontraría con el enemigo.

Disfrutando el olor de su English breakfast² y el calor que irradiaba escuchó un poco de agitación a sus espaldas, sonaba como si un famoso hubiera entrado al lugar, lo cual no sería nada raro tomando en cuenta que aún era uno de los hospedajes predilectos de la farándula.

Con discreción miró hacia donde se encontraba un hombre alto que saludaba a varias personas que se encontraban allí, solo podía verle la espalda pero parecía imponente, definitivamente debía ser un actor, las miradas iban hacia él como un imán, y no era para menos, su presencia era difícil de ignorar.

Tratando de dejar de observarlo se concentró en su falda, pensó que quizás era un poco corta para el tipo de negocio al que había acudido, pero era el traje sastre más decente que tenía, después de todo, ella no estaba acostumbrada a vestir así. Escribir cómodamente enfundada en sus jeans y una camiseta suelta eran su outfit predilecto.

No había remedio, eso es lo que había elegido y ya no había nada qué remediar.

De pronto el sonido de una garganta aclarándose la sacó de su reflexión. Había llegado el momento, ese debía ser Hartman.

Ella trató de no apresurarse, ese tipo seguro estaba acostumbrado a que la gente brincara con solo escucharlo, ¡ah! pero ella no le daría el gusto.

Preparando una cara de desinterés lo mejor que pudo, fue levantando la vista lentamente, tomándose su tiempo.

Muy contrariamente a lo que deseaba, su cara palideció al enfocar al hombre de pie frente a ella.

...

... ¡No podía ser posible!...

¡Era... él!...

Con sus insondables ojos profundos e intensos...

Con una expresión imposible de leer...

Con su imponente estatura...

Y con ese semblante de indiferencia, casi de altanería...

- Te... ¿Terrence...? – balbuceó Lilian con los ojos tan abiertos como dos enormes platos de color avellana.

Tenía frente a ella, ni más ni menos que al fantasma de Terrence Graham.


Notas:

¹ Tío abuelo: sé que formalmente es tío bisabuelo pero suena muy largo así que él lo llamará tío abuelo en adelante. Me pareció divertido pues es un término muy usado en la historia original.

² English breakfast: En la cultura del té británico es uno de los tés combinados más populares, es una mezcla de té negro que por lo general se describe como de gran cuerpo, robusto y rico, combina muy bien con leche y azúcar. En el siglo 20 se bebía casi exclusivamente durante el desayuno, pero ahora es usado frecuentemente para la hora del te que es a las 5pm. Lo acabo de conocer y aunque soy más de café, tengo que decir que amé este té (aunque no tanto como al Earl Grey).

Lo séeeee chicas, sé que odian a John, que no tiene sentido que Lilian esté con él, etc. etc. etc., pero necesitaba la ayuda de un chismoso que nos trajera a la vida al personaje de Blake. John no tiene más relevancia en esta historia, simplemente es el punto de comparación entre una historia de conformismo y una verdadera historia de amor como la de nuestros C&T. Me dio risa que por ahí le vieron parecido a Niel/Neal Legan, Dios nos libre de ellos jajajaja. Pero bueno, díganle adiós a John que salvo más adelante con una breve aparición, no lo tendremos más en esta historia, no es una narración sobre una mujer abnegada que soporta al patán.

Agradecimientos:

Pilar Santoyo ps: Una enorme disculpa, al copiar y pegar nombres por alguna razón no lo hice bien y no salió tu nombre publicado en mi comentario en el capítulo anterior, se quedo hasta "También muchas gracias a"... y ya no salía a quién; pero lo que te decía es que espero que haya solo lágrimas de felicidad durante esta historia para ti.

Letty preciosa que me sigue, y a Yelani y Nat, jejeje sí, el secreto es una piedra angular de estos primeros capítulos.

Kamanance: Aclarado lo de los tiempos, en breve empezará el salto en el tiempo para intercalar lo que sucedió en el pasado, así que espero siga haciendo sentido. Un gusto leerte por aquí.

Kristiajessika: Gracias a ti linda, por leerme y que tengas maravillosa noche o día (jejeje según te topes con esta actualización).

Ely ventura y gladys: Bienvenidas al club "odio a John" jajaja, no se preocupen, ya me deshice de él como pueden ver, y ahora sí, viene el avance en el misterio. Solo era mi villano momentáneo para que Blake y Lilian se encontraran.

Perth77: Welcome to the "I hate John club" hahaha, You have nail it, part of this story is reviving the past... soooo wait and see 😉

Phambe: Hace poco leí en una novela que estoy releyendo, Paula de Isabel Allende (¿la conoces?) que de muchos sentimientos nacen las preguntas que impulsan a escribir y en la búsqueda de respuestas se gestan los libros. Creo que mi manera de disfrutar CCFS es sin duda escribirle respuestas a ese encuentro posterior que la llevó a encontrar el amor definitivo. Parte de buscar esa respuesta es lo que hace Lilian, no es que dude que Candy y Terry terminaron juntos, es que ella no tiene todos los datos que nosotras sabemos de la historia y desearía encontrar algo/alguien que corrobore lo que ella cree en su corazón y lo que ha descubierto, pues no le hace sentido que sea un secreto, pero aun sin evidencia clara, ella seguiría creyendo en el amor de ellos dos. Es lo que me pasa a mí, todo lo que leo me va confirmando el final que deseo pero sé que no encontraré un "SÍ" definitivo (porque así lo ha planteado Mizuki queriendo darnos gusto a seguidoras de Terry y Albert). No sé si me explico...

Y respecto a CCFS respetaré algunas cosas pero no todas, el momento de la muerte de Susanna es una de ellas que ya verás más adelante. No habría manera de respetar la temporalidad y los hechos de Final Story para esta historia, algunos los modificaré (sobre todo en fechas), otros no podrán incluirse. La edad del reencuentro es correcta y la mantendré, al igual que no es casualidad que la compartan Blake y Lilian, es parte de querer crear personajes más maduros y no hacer una copia de los días del colegio.

Como siempre, es un placer intercambiar impresiones contigo, lo más bello de regresar a este foro es volver a estar contacto contigo, Ayame, Stormaw, etc. que son mi compañía a la distancia.

Ayame DV: creo que los tres pies al gato se los busqué yo... tan sencillita que era la trama sin meterle parecido a Blake pero es que no pude resistirme a clonar un descendiente con la personalidad de Terry, y bueno si uno le puede poner un poco de parecido físico, qué más se puede pedir jajajaja. Respecto a las edades, yo me considero igual, soy una loca de los números, la lógica, esas cosas y quería que cuadrara pero no había explicación creíble si me traía la historia a la actualidad y además de eso la hacia coincidir con las fechas de CCFS, de hecho tendré que meterle mano a algunas cosas porque si no, no hay manera, a menos que Candy y Terry permanezcan jóvenes y bellos hasta los 120 años. Bienvenida al club "yo odio a John", y es que sí, cómo no alucinarlo; y sin saberlo he aquí tu deseo concedido, ahora sí empieza lo bueno... ya verás. Besos querida, sigue pendiente escribirte, esta semana se puso loco el trabajo, afortunadamente tengo algunos capítulos de colchón... ffiuuu...

Y a las lectoras silenciosas que le han dado follow a mi historia, gracias.

Que tenga bello fin de semana.