Los días del Colegio

Disclaimer:

Los personajes de Candy Candy pertenecen a sus respectivas autoras K. Mizuki y Y. Igarashi. Algunos párrafos e ideas pertenecen a la traducción del italiano al español de CCFS que maravillosamente han hecho en wattpad (vol. 2, segunda parte).

Este capítulo tiene una gran parte que corresponde a CCFS en el Volumen 2 capítulo 10 de wattpad, aumentado con el manga en español, y frases emblemáticas del anime, junto con toques de mi imaginación que no alteran la historia original.

Esta es una historia construida con la única intención de esparcimiento, sin fines de lucro, en este capítulo, he añadido poco, por lo que es casi fiel a sus autoras y traductoras.

Advertencia: Quienes sólo han visto el anime se encontrarán con varias diferencias en la historia ya que en este Fic he decidido guiarme por CCFS y el manga.

Capítulo 19.

Comenzando a mirar hacia adelante.

"Hay besos perfumados, besos tibios que palpitan en íntimos anhelos,

Hay besos que en los labios dejan huellas, como un campo de sol entre dos hielos…"

Gabriela Mistral

.

Y todo comenzó a girar.

Transportada por aquella invitación, Candy comenzó a bailar en medio del bosque. La luz brillaba filtrándose a través de las ramas; casi le pareció que volvía hacia atrás en el tiempo, al momento en que bailaba con Anthony. Pero era Terry quien la guiaba y ella dócilmente respondía.

Las suaves manos de Terry la tomaban por la cintura y de la mano, la delicadeza del contacto era casi como sentirse entre nubes, le parecía como si estuviera sucediendo todo dentro de un sueño.

Para Terry, todo se había dado como una increíble casualidad. Él había pensado en salir a buscarla al zoológico, después de todo, Albert estaba al tanto de que ella no podría asistir y era una alternativa bastante probable que ella hubiera salido del Colegio con ese rumbo. Lo último que pensó, cuando decidió descansar un momento bajo el enorme roble del bosque, fue que ella se aproximaría a donde él se encontraba, y fue todavía más inesperado ver como ella comenzaba a quitarse la ropa, siendo él un simple espectador.

La firme educación que había recibido en su infancia le indicaba que debía guiar su mirada hacia otro lugar, sin embargo, le parecía casi una travesura mirar a escondidas, evitando reír por tan inapropiado comportamiento en una dama. Desvestirse en medio del bosque no era algo ni siquiera remotamente considerado correcto. Candy definitivamente era distinta, pero a sus ojos no era algo malo, simplemente era tan… Ella. Era una chica única, alguien que despertaba su atención.

Había sido tan divertido ver su cara palidecer cuando la tomó por la muñeca y la jaló hacia los arbustos, al inicio completamente desconcertada; después sus ojos se abrieron enormemente al deducir que la había visto cambiarse de ropas, y entonces le hizo la pregunta más absurda del mundo acerca de haber mirado, con lo cual por supuesto, se ganó una serie interminable de incordios, jugueteando con la diferencia entre "ver" y "mirar" ¡Claro que la había mirado!

Y ahora, mientras giraban, se sorprendía pensando que nunca le había sido tan natural el pedirle un baile a una chica. Se sentía ligero, como cada vez que estaba cerca de ella. Sin embargo, vio cómo el rostro de ella, antes relajado, iba tomando un matiz melancólico.

- "¿Qué te sucede?" Preguntó tiernamente Terry, mirándola a la cara mientras continuaban girando.

Sin darse cuenta, Candy había comenzado a llorar. Sacudió la cabeza y observó a Terry ante ella. Incluso a través de sus ojos velados por las lágrimas, podía ver una mirada decidida, tan diferente de la de Anthony. Los labios de Candy temblaban.

- "Es que… Recordé algo… Esta música acompañó el primer baile que tuve con Anthony…"

Candy, siguiendo la inercia del movimiento, continuó girando, pero repentinamente los pies de Terry se detuvieron provocando que chocara contra su pecho. Al levantar la mirada, pudo ver cómo el rostro de Terry se había endurecido por completo ¿Qué era lo que le podría haber ocurrido?

- "¿Qué pasa…? Pareces enoja…

Candy no consiguió terminar la frase. Terry la estrechó con fuerza hacia él, y con un rápido movimiento, agachó su cabeza hasta la altura de su rostro y presionó sus labios contra los de ella.

Los labios de Terry…

¡Los labios de Terry estaban sobre los suyos!

Por un momento, Candy no entendió nada, sus ojos se abrieron tanto como si fueran una verde explosión. El calor del contacto del cuerpo de Terry lo invadía todo, incluso dejó de escuchar la música. Era como si todo se hubiera detenido en el tiempo.

Hasta que volvió en sí… Y comenzó a llenarse de una enorme ira.

- "¡Detente!" casi gritó, retorciéndose con fuerza y logrando separarse de sus brazos. Sus ojos estaban llenos de lágrimas ya no de tristeza, sino de rabia.

Sin siquiera pensarlo, levantó de pronto su mano y lo golpeó en la mejilla. Candy le había dado una bofetada, con toda la energía que tenía en su cuerpo.

- "¿Qué crees que estás haciendo? ¡Eres malo! ¡Malo para mí, pero no para las mujeres! ¡No eres más que un mujeriego malcriado*! ¡Un malcriado granuja que besa a las chicas brutalmente!"

Terry le devolvió una mirada en llamas, mientras con el dorso de su mano tocaba su mejilla que pulsaba por el golpe.

Escuchando esas palabras, terriblemente herido, simplemente no se pudo detener.

Un momento después, fue la mejilla de Candy la que fue abofeteada.

- "¿Qué sabes tú de mí?" Murmuró entre dientes, con rabia.

Ella se llevó la mano a la cara en el lugar donde le había pegado.

- "Tú… ¿Cómo has podido? ¡Eres un violento! ¡Pegarle a una mujer es algo horrible!"

- "¡Yo un granuja! ¿Cómo puedes saber si soy un granuja? ¿O un mujeriego?"

- "¡Porque lo eres!" La mano de Candy cobró vida nuevamente abofeteando a Terry por segunda vez, con mayor fuerza aún, haciéndole tambalear.

- "Ese… Ese fue mi primer beso… Anthony jamás me habría besado tan brutalmente... Si tú hubieras sido él..." gritó Candy llena de lágrimas.

Así que es ese Anthony de nuevo ¡Otra vez comparándonos! … ¿Cómo puede saberlo? ¿Cómo puede saber cómo habría sido con él? ¡Él está muerto!

- "Si yo hubiera sido él ¿Qué? ¿Él habría sido más amable? Pero él está muerto ¿no? ¿Cómo sabes lo que habría hecho un muerto?" Terry la sacudía con fuerza, casi clavándole los dedos.

- "Me lastimas… ¡Suéltame! …"

Pero él no la soltó.

Terry convirtió en segundos su rostro herido, en una mueca sarcástica y burlona. Ahora que sabía la razón de su reacción, le parecía igualmente dolorosa y absurda ¡¿Compararlo con un muerto?!

- "¿Qué es lo que tiene ese Anthony? … Dime ¿Cómo te habría besado si fuera Anthony?" Terry se acercó amenazador causando que Candy retrocediera hasta que su espalda chocó contra el tronco del gran roble junto al que unos segundos antes, él había reído a carcajadas profundamente en calma.

Sus labios quedaron nuevamente a escasos centímetros.

- "¡¿Quieres decir que él te habría besado con más ternura?! ¿Eso crees?" Le dijo a Candy mientras ella se mantenía paralizada, casi asustada, lo cual hizo que su sangre hirviera aún más ¿Qué era lo que temía de él? - "¡Pues yo no he terminado!"

- "¡Cómo puedes saber lo que siento! … Siempre comparándome con ese Anthony… ¡Él ya está muerto! ¿No es así? Murió al caerse del caballo ¿O me equivoco?"

- "Detente Terry… Por favor." Suplicó Candy, apretando fuertemente sus ojos y volteando su rostro hacia un lado para alejarse de él tanto como podía, mientras él la apresaba tomándola por las muñecas con mayor fuerza.

- "¡¿Qué sucede?! ¿Por qué no pides ayuda? ¡Pídele a tu Anthony que venga a salvarte! Sólo tienes que llamarlo ¡Vamos, llámale a Anthony!"

Hubo un silencio total.

- "Puedes llamarlo cuanto desees, pero él no vendrá… Él nunca vendrá a rescatarte... ¡Anthony está muerto! ¡Él se cayó de un caballo y murió!"

- "¡Basta! ¡Detente Terry! ¡Suéltame ahora!" Gritando Candy negó con la cabeza.

Los ojos de Terry seguían encendidos, completamente fijos en ella.

- "¡Ven conmigo!" De pronto Terry tuvo una idea, las palabras no bastarían para hacerla entrar en razón. Tomó fuertemente a Candy del brazo y comenzó a tirar de ella.

¡Haré que lo olvides! ¡Yo haré que olvides a Anthony! ¡Haré que salga de tu alma Candy!

Candy se resistía con todas sus fuerzas.

- "¡¿A dónde me llevas…?! ¡Suéltame Terry, por favor!"

- "¡Terry!"

Terry se detuvo, la cargó sobre sus hombros y echó a andar a grandes pasos.

- "Basta Terry ¡Te lo ruego!" Por mucho que lo intentaba, Candy no podía luchar contra él.

En el espeso bosque, comenzó a escuchar a la lejanía el relinchar de los caballos y sintió que enloquecería.

Los caballos… ¿Por qué Terry la llevaba hacia ellos?

Él se dirigió con decisión hasta su espacio personal en el establo, donde se encontraba la imponente Teodora.

- "Terry…" Las lágrimas, y sobre todo su enorme miedo, le impedían abrir los ojos.

- "No te muevas." Le dijo Terry con un tono inesperadamente dulce, mientras él arrojaba su saco sobre la paja y subía ágilmente a la grupa del caballo.

- "Sube Candy." Dijo, e inmediatamente la subió al caballo colocándola frente a él, entre sus brazos.

- "¡Vamos Teodora!"

El hermoso animal se lanzó al exterior, y Candy temblando, se aferró a Terry.

La yegua corría a toda velocidad a través de los árboles. El sonido de los cascos, el olor del bosque… Era todo como antes, pero ella no quería recordar ese momento.

Ella no quería pensar en Anthony montando a caballo, no quería verlo girándose para mirarla, y no quería revivir cómo después era lanzado hacia atrás…

¡No! ¡No debía ir por ahí!

- "¡Detente! ¡Anthony ayúdame!" Candy lanzó este grito y cerró aún más fuerte los ojos.

- "¡Muy bien, grita! ¡Llama a Anthony! ¡Él no vendrá! ¡No vendrá!" Le gritó Terry sin detenerse.

- "¡Olvídalo! ¡Debes olvidarlo! Quien está muerto no puede volver más. Él ya no siente dolor, ni siente nada." Siguió argumentando Terry a cada paso.

- "¡Abre los ojos y mira a tu alrededor, Candy!"

Aquella voz tan llena de dolor pareció como si forzará una gran puerta cerrada en su interior, y ella abrió lentamente sus ojos.

- "Mira cuidadosamente! Es el bosque en el mes de mayo, en él, todo está volviendo a la vida."

Candy inhaló profundamente llenándose del olor de las hojas de los árboles, del musgo y de la hierba que ahí crecía.

Aminorando el paso levemente, el caballo continuó galopando a través de la vegetación. La luz que se filtraba a través de las ramas parecía envolver el bosque en un velo dorado. Las flores silvestres se agitaban como si los saludaran a su paso. Los pájaros se lanzaban al vuelo, mientras las mariposas bailaban en el aire.

Observando aquel paisaje que pasaba ante ella, Candy sintió que lentamente su corazón se calmaba.

El perfume de las flores… Las flores.

Anthony…

A lo lejos, más allá de la luz que pasaba a través de los árboles, le pareció ver algo.

Agudizó la vista ¿Era quizás Anthony que le sonreía?

- "¡Oh! Anthony, ven aquí…" La débil voz de Candy, llena de dolor, sólo pudo ser escuchada por ella misma.

Por mucho que Candy murmurase esas palabras y extendiera su mano hacia él, Anthony no se acercaba.

Los ojos de Candy se llenaron nuevamente de lágrimas.

- "Debes olvidarle Candy… Abre los ojos y no mires hacia atrás, mira hacia adelante… Siempre mira hacia adelante…" dijo Terry con voz tranquila.

Candy alzó sus ojos llorosos y lo miró.

Terry agarraba las riendas firmemente y miraba hacia adelante con aire desafiante.

Aferrada a su pecho firmemente, Candy sentía su calor a través de la suave tela de su camisa y percibía el latido de su corazón. Teniendo el cuerpo de Terry tan cerca, podía distinguir claramente su perfume, tan similar a la hierba fresca y a la flor de lavanda.

- "Anthony está muerto, pero ocurre que nosotros estamos vivos… Y tenemos que seguir viviendo como los árboles y el pasto. Arroja el peso de tu corazón Candy".

Candy miraba todo a su alrededor, las lágrimas habían dejado de salir de sus ojos, pero seguía fuertemente aferrada al cuerpo.

Todo está verde, el color del mes de mayo se extiende por completo a mi alrededor. Todas las plantas y las flores están abiertas.

Estamos vivos… Terry y yo…

Repentinamente, darse cuenta de este pensamiento la atravesó con fuerza: "Quien está muerto, no puede volver más." Esas fueron las palabras que escuchó de Terry.

Anthony… Yo lo sabía… Yo lo sé…

Más allá de la luz, tras el rayo del sol, Candy creyó ver a Anthony asentir. Tenía tantas ganas de tocarlo, tantas ganas de escucharlo… Pero el nunca regresaría.

.

Sí Candy, yo ya no puedo volver más contigo.

.

Esa frase, fue escuchada dolorosamente por Candy en su corazón, y vio cómo Anthony y su sonrisa se disolvían en la luz.

Le hubiera gustado volver a llamarlo, pero se simplemente, ya no pudo hacerlo de nuevo.


Un viento cálido movía sus despeinados rizos.

Candy estaba sentada en silencio frente al establo, su corazón latía en calma, sin prisa, casi podía sentirlo más ligero. Terry estaba sentado a su lado, ninguno decía una sola palabra.

Siento como si lleváramos aquí mucho tiempo… Como si estuviéramos aquí juntos desde hace años.

Candy y Terry se miraron por un momento, una mirada que decía tantas cosas que aún ninguno de los dos comprendía.

Hasta que él notó un rasguño en su brazo.

- "Candy… Estás sangrando…" Murmuró Terry con una voz suave y preocupada mientras se quitaba la corbata. Acto seguido la vendó envolviéndola con ella.

Terry… ¿Este es el mismo chico que me trató tan bruscamente hace unos momentos? Tan bruto hace unos momentos, y ahora, tan tierno.

Ambos se mantuvieron nuevamente en silencio mientras la curaba y cuando hubo terminado, Terry se puso de pie cubriéndola con su sombra.

- "Sé que he sido brusco contigo, pero no me disculparé."

Después de haber pronunciado suavemente aquellas palabras, le dio la espalda y comenzó a alejarse.

Ella se quedó observándolo con la mirada perdida. Los rayos del sol al atardecer, tiñeron de un amarillo dorado la camisa de seda blanca de Terry.

De pronto, Candy se dio cuenta de que debía volver. Lentamente caminó hacia el gran roble, la música aún continuaba sonando.

No puedo creer lo que sucedió…

Candy se llevó la mano a su rostro, y acarició suavemente sus labios.

- "¡Candy! ¡Aquí estás!" grito Stear alegremente.

- "Dice Stear que tú eras Romeo ¿Sabías que te hemos estado buscando?" agregó Archie que salía tras los arbustos.

Y la tormenta de preguntas de los hermanos comenzó.

- "No regresaste así que nos preocupamos. Pero ¿Qué has hecho todo este tiempo? Hace un buen rato que me dijiste que regresarías con tu traje de Julieta."

- "Temíamos que te hubiese atrapado la Madre Superiora…"

- "¡Pero mira cómo está tu atuendo!"

- "¡Es cierto! Pero Candy ¡¿Qué te ha pasado?!"

- "¿Estás bien? ¿Te has hecho daño?"

Candy no sabía por dónde comenzar, mucho menos qué respuesta podría darles. Así que eligió lo más sencillo.

- "¿Mi atuendo?" dijo Candy revisando su vestido. – "¿Se nota?"

- "Claro que se nota ¡Estás toda llena de barro!" dijo Stear haciéndolo aún más evidente.

- "Y también tienes en la mejilla…" dijo Archie mientras la limpiaba con su pañuelo.

- "¡Qué va! No es grave, en la mejilla se quita… Y el vestido, basta frotarlo…"

Rayos, no se quita…

- "Pero ¿Qué fue lo que le pasó a Julieta para estar en tan sucio estado?" dijo Archie terriblemente contrariado, mientras se cruzaba de brazos exigiendo una respuesta.

- "Bueno, es que yo… Yo tuve una pequeña pelea…"

- "¡Pelea! ¡Cómo que una pelea!" Respondió Stear alarmado.

Rayos, rayos, y más rayos… ¡Qué estoy diciendo!

- "¿Pelea? No, no, quise decir que…"

- "¿Con quién te peleaste Candy? Neil y Eliza están en el salón y no hemos visto que nadie viniera hacia aquí." Dijo Stear interrumpiéndola. A veces era tan inconveniente que Stear fuera tan listo.

- "Yo.. Yo… No…" Candy tartamudeaba intentando pensar en alguna alternativa creíble… Una que no involucrara a cierto aristócrata malcriado… Pero todo lo que podía pensar, era en él.

- "¿No sería ese altanero, prepotente y antisocial? Él viene a menudo por esta parte del bosque…" Meditó Archie mientras se llenaba de enojo. – "¡Estoy seguro que fue él! ¿No es así? ¡Ajustaré cuentas con él! ¿Qué no te he dicho que es un mal sujeto y que te alejes de él?"

- "¡No! … Quiero decir, no Archie, sólo me caí yo sola… Yo estaba, peleando intentando ponerme este complicado vestido sola y me he caído al tropezar con él. Vamos, regresemos, sino el baile se acabará."

Todos fueron interrumpidos por el sonido de las hojas tras los arbustos, era Annie quien miraba todo desde lejos.

- "Mira Archie. Annie nos espera allá… ¿No sería mejor ir con ella?"

- "Candy… Esto no se quedará así… Debes decirme lo que sucedió y entonces yo…"

- "Sí, sí Archie, te lo contaré todo más tarde y te explicaré con lujo de detalles lo difícil que es colocarse un vestido así sin doncella. Ahora tengo ganas de bailar en mi disfraz de Julieta que tantos… problemas me ha ocasionado." Y diciendo esto, Candy se colocó la pelirroja peluca y sonrió mientras sacudía su vestido. Era un caso perdido intentar disimular la accidentada tarde que había sufrido ese hermoso vestido, pero solamente de manera cercana es que se podían apreciar las manchas de lodo sobre él.

Qué suerte no haber usado el vestido verdiazul… En él, el lodo podría verse a kilómetros.

Cuando regresaron al salón, había el doble de personas bailando.

Los invitados, es una pena por el Tío Abuelo… También creo que le hubiera gustado estar aquí al señor Albert se veía tan decepcionado…

Candy rió imaginándoselo vestido de gala, era algo que definitivamente no iba con él. Quizás no le habría gustado tanto como ella pensaba. La Hermana Gray se habría desmayado si lo hubiera visto entrar con Puppet en su hombro, y en cuanto volviera en sí, habría echado a su invitado junto con su hermosa mofeta.

- "¿Me permite, Julieta?" Stear hizo una grácil reverencia mientras le señalaba la pista de baile con una sutil ceja levantada.

- "¡De acuerdo!" dijo Candy riendo.

- "Luego es mi turno." Dijo Archie guiñándole coquetamente uno de sus hermosos y castaños ojos.

- "Archie… Tú estás con Annie." Sonrió con ternura Candy mientras veía a Annie a unos pasos de ellos.

- "¡Exactamente! Julieta sólo baila con los pobres solteros como yo." Se burló Stear para desagrado de Archie que hacía una mueca de frustración mientras los veía alejarse. – "¡Vamos Julieta, bailemos!"

Pero para mala suerte de Stear, se había organizado una cuadrilla. No podría bailar sólo con ella, más que por unos instantes y habrían de cambiar de pareja con cada cambio de compás. Y así sucedió.

Candy estaba encantada, giraba y giraba feliz de que nadie se diera cuenta de su identidad.

¡Qué divertido!

- "Pero ¿Por qué estás llena de lodo?" preguntó una de sus parejas.

¡Diablos!

- "Yo… Mira, es que yo…" De nuevo Candy se quedaba en blanco

¿Cómo explicar que era debido a que estuvo cabalgando en el bosque por la fuerza, obligada por extrañas razones de aquél que le había dado su primer beso y a quien había abofeteado no una, sino dos veces?

Afortunadamente para Candy, la música indicó el cambió de pareja.

- "Te lo explicaré… La próxima vez."

Y acto seguido escapó hacia su siguiente pareja, mientras veía a Annie seguir con la mirada a Archie, y a Stear que bailaba en esos momentos con Patty… O eso intentaba, ya que unos segundos después rodaban por el suelo causando conmoción. Ambos habían tropezado y perdido sus gafas al mismo tiempo.

El cambió de pareja la llevó hasta Archie que miraba divertido cómo Stear y Patty eran expulsados del salón de baile por haber pretendido bailar a ciegas.

- "Parece que Alistear está causando un desastre nuevamente… Ahora, curiosamente, no debido a uno de sus inventos."

- "Pero ahora va muy bien acompañado, sé que la pasará bien. ¡Hey! ¡Bailas muy bien Archie!"

- "Gracias, Candy. Me encantaría continuar bailando contigo…"

Pero en ese momento, nuevamente la música indicó el cambio de pareja.

- "Creo que eso no será posible, Archie."

- "¡Qué pena! Hubiera sido muy lindo. Hasta pronto." Y con una elegante reverencia, Archie tomó a su siguiente pareja de la mano.

Candy vio feliz quien sería su siguiente pareja… ¡Esto iba a ser muy divertido!

Primero lo pisó, no una, ni dos, sino tres veces, ante lo cual, el pobre chico sólo gimió de dolor, mordiéndose los labios.

- "¡Oh! Por favor, discúlpame. Qué torpe soy."

Lugo giró como un torbellino abofeteándolo repetidamente con su larga trenza.

- "Discúlpame de nuevo, tendré más cuidado al girar."

Después, se recogió la enorme falda del vestido para lograr levantar sus piernas como si bailara una polka, y pateó su trasero mientras él giraba, tras lo cual la miró sin entender nada en absoluto ¿Quién era esa pelirroja torpe que bailaba como si estuviera demente? Le daba la impresión de que le recordaba a alguien…

El tormento para ese chico siguió por dolorosos minutos de pisotones, patadas, golpes a su rostro y apretones en su mano. Era nada menos que Neil, que la miraba desconcertado preguntándose quién diablos era y por qué era tan terriblemente descuidada…

¡Y además se alejaba de él con una enorme sonrisa, como si se alegrara de lo que había pasado durante la accidentada danza!

¡Se lo merecía!

Candy iba tan distraída en su alegría que no miró a su siguiente pareja. Le ofreció su mano sin girarse, la cual fue tomada con una gran delicadeza.

- "Ja ja ja, pero qué malvada eres Julieta…"

¿Quién...?

- "Baila más cuidadosamente conmigo ¿Quieres?"

Esa voz… ¡No puede ser…!

Pero sí que lo era.

- ¡Terry!

El chico la acercó suavemente para tomarla por la cintura… Otra vez…

Él le sonrió tiernamente… ¡De nuevo! …

Y como si fuera un déjà vu, comenzaron a girar, como lo hicieron en el bosque.

El calor del cuerpo de Terry, sus suaves manos, su aroma… Todo se repetía una vez más. Pero había algo distinto. Candy ya no se sentía igual. Él tampoco estaba igual… Le faltaba su corbata.

Su corbata…

Candy miró su propio brazo y vio ahí, anudada delicadamente, una prenda de seda que no había notado que desprendía el mismo olor de él. Candy había estado bailando con el aroma de Terry encima, sin darse cuenta.

Terry notó que la pieza de baile había terminado y debían cambiar de pareja, pero no la soltó, dejando desconcertados a varios bailarines que seguían ordenadamente la música y seguían las reglas de la cuadrilla, tal y como el baile lo indicaba.

Siguió bailando con ella mientras Candy parecía estar en otro mundo, pero no era como la última vez, ella no parecía estar triste, solamente se veía pensativa.

Mientras tanto, otro par de chicos se quedaron con la mano extendida esperando su turno de bailar con la pelirroja desconocida.

Por su lado, también varias chicas miraban decepcionadas al bello aristócrata, que no soltaba a esa chica y se negaba a ofrecerles la mano como el baile lo marcaba claramente. Una de ellas incluso estuvo a punto de hacer una rabieta, por lo que Terry, grácilmente entre giros, llevó a Candy a otra parte del gran salón.

Estaban llamando demasiado la atención y no podía correr el riesgo de que alguien la reconociera. Pero algo inusual para él lo hacía incapaz de dejarla ir.

Fueron estos giros los que sacaron a Candy de su ensoñación.

.

¡Terry!

¡Regresó como si no hubiera pasado nada! ¡Es increíble!

¿Y ahora baila como si no fuese nada?

.

Un fuerte y seco golpe sonó y varias parejas cercanas miraron a la popular pareja.

Candy le había dado un puntapié en la pantorrilla, y se alejaba riendo y disculpándose, mientras Terry tomaba su adolorida pierna y la sobaba sin parar.

- "¡Debí haberlo sospechado!" Se dijo, sin embargo, la venganza llegó pronto.

Los ojos de Terry brillaron con malicia, mientras galantemente le ofrecía la mano a nada menos y nada más que… ¡Eliza! A quien tomó de la mano, mirando a Candy perder la sonrisa y enrojecer ligeramente molesta.

Terry… ¡Vaya que sabe vengarse!

Candy se alejó tratando de entender qué era lo que le molestaba tanto.

- "Me habías dicho que eras un mal bailarín, pero no es así ¡Bailas maravillosamente!" Dijo Eliza embelesada.

- "Gracias por el cumplido señorita, me esforzaré por mantener en buen estado sus delicados pies."

Finalmente, Terry hizo una reverencia y se retiró de la pista de baile. Era suficiente aparición para él y la noche comenzaba a caer.

Eliza, extasiada, se acercó a Luisa y la tomó por el brazo, arrastrándola a través de medio salón.

- "¿Sabes? Terrence vino al baile porque deseaba una sola pieza conmigo."

Los ojos de Luisa rodaron hacia atrás y negó con la cabeza.

- "¡Estoy diciendo la verdad! De otra manera, ¿Por qué Terrence se ha retirado del salón tras bailar conmigo?"

Eso parecía algo francamente increíble, pero Luisa no quiso decir más, ni sacar de su error a Eliza, pues todos habían visto a Terry aferrado posesivamente a una desconocida pelirroja, con la que había bailado tantas piezas que las otras chicas se habían dado por vencidas. Solamente cuando ella se retiró es que Terry cambió unos minutos de pareja. Pero era inútil discutir con ella, así que guardó silencio y ambas se reincorporaron a la pista de baile.

Stear y Paty habían decidido sentarse en la fuente, frente al edificio de las chicas. Ella escuchaba extasiada la historia de sus inventos y sus deseos de encontrar la manera de construir un artefacto que lo ayudara a cumplir uno de sus más grandes sueños. Él prometió contárselo la siguiente vez que se vieran y mostrarle su prototipo.

Como un torbellino, una chica pasó corriendo a su lado, aferrada firmemente a algo que parecía una maltratada caja.

- "¡Buen baile Patty, Stear!" gritó ella al pasar a su lado.

- "¡¿Qué?! ¡¿Pero quién?! ¡Can…!" comenzaba a gritar Patty a todo pulmón cuando fue inteligentemente atajada por Stear, quien colocaba su mano sobre su boca.

- "Shhh linda Patty, ¡Es un secreto!"

Sumamente sonrojada Patty bajó la mirada, disfrutando la suave caricia sobre sus labios. Las manos de Stear no eran suaves, pero eran firmes y confiables, la hacía sentir tan bien, tan segura…


- "¿Candy? Es hora de la cena."

Justo a tiempo…

- "Buenas noches Hermana Margaret, ¿Cómo va todo?"

- "Todo va bien, pequeña. Y tú sólo debes esperar una noche más… Sigue haciendo un pequeño esfuerzo, Candy."

- "Sí hermana…"

- "Ese pastel que ves ahí, es un regalo de mi parte. Mañana encontrarás sobre tu cama un nuevo uniforme. En el Colegio San Pablo todos los estudiantes usan éste después del Festival de Mayo, no te equivoques mañana."

- "Gracias hermana, no me equivocaré."

Una vez que la monja se retiró, Candy se sintió ligeramente arrepentida de haber violado el castigo y salido sin permiso. Pero había valido la pena

¡Se había divertido en grande!

A lo lejos vio cómo una fuerte luz se encendía. Era la fogata con la que se concluían las festividades de mayo.

La memoria de este día arde en esa fogata… El recuerdo.

Terry.

Candy llevó los dedos hacia sus labios y los acarició suavemente. Tan suave como el recuerdo de su primer beso. Cerró los ojos.

Al final, Terry no era en ninguna forma un granuja… Realmente no creo que sea un mujeriego… Es un misterio, a veces frío como un bloque de hielo, tan testarudo ¡Es un cabezota! Y por momentos, tan suave y tierno.

¿Cuál será el verdadero Terry?

Con el corazón agitado, Candy se acercó a su cena y disfrutó el trozo de pastel de chocolate. Curiosamente era su favorito, pero no pudo terminárselo. Sentía algo en su interior, como si se hubiera despertado una parte desconocida en ella, una parte que la asustaba y la intrigaba al mismo tiempo.

Con un fuerte suspiro, decidió acostarse en la austera cama y abrazarse a la manta que dobló a manera de almohada. La brisa nocturna anunciaba una época más alegre, y sintiendo una calidez en el corazón, durmió una noche tranquila a pesar de todos los recuerdos removidos en su interior durante ese día, no tuvo una sola pesadilla.

Esa noche, el protagonista de sus sueños no sería un chico de rubios cabellos, el lugar en el que había permanecido intacto dentro del corazón de Candy, comenzaba a ceder un espacio… Un espacio para alguien más.


Notas:

* En las distintas traducciones Candy lo llama granuja, playboy, mujeriego, malcriado, malvado, ustedes elijan. El tema es que Candy cree que está jugando con ella, apropiándose de un momento importante en su vida. No sabe que Terry piensa en ella y por eso me parece que reacciona tan violentamente.

Todo lo que ustedes conocen del beso y del baile con Terry (en el bosque y en el salón) es fiel a la historia, la he complementado con las frases famosas del anime que en realidad no aparecen en CCFS ni en el manga. El resto es de mi imaginación donde bailan varias piezas, e hice que Terry no la soltara, antes de que Candy volviera ser Candy.

Jamás justificaré la violencia, ni de hombre a mujer, ni de mujer a hombre tampoco. Pero así va la historia y la estoy respetando, así que no se enojen conmigo, todo tiene un lugar en esta historia. Dicho esto…

¡Amo esta versión! En CCFS y el manga el orden es distinto al del anime y permite unas escenas mucho más bellas entre C&T porque ella arroja el peso de su corazón (tal y como Terry dice) desde entonces (mayo) y permite entrar a alguien más. Así que… Agárrense, que empieza lo bueno que culmina en Escocia.

Mis agradecimientos y respuestas:

Katydg Gracias a ti querida.

Eli Yo también hago bilis con lo que sucedió, no me malinterpretes, sólo reconozco que los personajes son profundamente humanos… Y somos tan errados a veces. Pero comparto contigo todo lo que sientes.

Dianley Así es, el amor adolescente es dulce, amargo… inolvidable.

Gadamigrandchest La historia termina cuando los días del Colegio acaban, así que si has leído CCFS ya te imaginarás la carta con la que le doy carpetazo final a esta historia. No abordaré los días de sufrimiento, así que yo te animo a leer porque viene mucho romance, incluiré escenas muy hermosas que fueron escritas por Misuki en la Historia Final.

Guest Gracias, he querido abrir un poco más el personaje de Terry pues a veces me parece que ha sido muy malinterpretado. Es mi favorito, simplemente lo amo igual que el carácter de Stear, así que viene más sobre él.

Angye He aquí lo que sigue, espero te guste.

Stormaw ¿Qué te pareció ehh? Sé que no es una total sorpresa, pero lo que sigue sí. Ya me dirás.

Blanca G mira hay varias versiones porque todo el mundo le mete de su cosecha según le guste Terry o Albert. A mí la que me gusta es en wattpad (así se llama el portal) busca candy-candy-historia-final-volumen-1 y volumen 2.

Nally Graham Jijiji y aquí va más diversión aún.

skarllet northman ¿Sabes? Más que chantaje creo que Terry cedió a su errada idea del honor. ¿Qué cosa puede ser más honorable que tu propia dignidad? Son valores muy orientales que nosotros no entendemos en profundidad. Yo no defiendo a Susana, la alucino con toda mi alma, pero entiendo esa parte egoísta del ser humano, no la apruebo, pero la veo muy seguido en mi vida diaria. Y sí, esto de renunciar a un amor de esa magnitud me tiene anonadada, pero ahora sí que no estoy en sus zapatos (ni en la curiosa mente de Mizuki que la escribió siendo una adolescente).

Guest Eliza está loca perdida, no ve más allá de su nariz y de su presunción.

Lucero Santoskoy Encantadora tú también que te tomas unos minutos para leerme.

Y a todas, gracias por leer. Espero lo disfruten.

Feliz semana y felicidades a las mamás.