Algún día, en algún lugar (Someday, Somewhere).

Los personajes de Candy pertenecen a sus respectivas autoras K. Mizuki y Y. Igarashi. Ésta es una historia construida con la única intención de esparcimiento, sin fines de lucro, casi toda pertenece a mi imaginación, sin embargo, reconozco que hay pasajes de libros que he leído por aquí y por allá, como aquel que da nombre (en inglés) a esta historia.


Lectoras queridas siento mucho la actualización tarde, mis musas son unas locas rebeldes que a veces mee dejan a la mitad de un capítulo y no me gusta actualizar algo que no me haga sentido. Hay muchas variables que necesito que queden bien para retomarlas después. En fin, el sábado seguimos con otro capítulo del pasado.

Disfruten con un té o un café a mano este capítulo algo más largo je, es como a mí me gusta leer.

Besos.


Capítulo 6: Descubriendo la melancolía de Terry.

Un sonido intermitente de lluvia despertó a Lilian en la aún oscura habitación.

Tardó varios minutos en recordar dónde estaba. Hacía años que no dormía en esa cama, pero tenía que admitir que le había regalado una buena noche de descanso, aunque algo más corta de lo que acostumbraba a dormir.

Apenas se veía un resplandor por la ventana, debían ser un poco antes de las siete de la mañana.

Debía salir y atravesar el corredor para llegar al cuarto de baño, pero no estaba sola. Blake Hartman estaba ahí. Se imaginó a sí misma tras dos noches de sueño breve; su cabello ondulado estaría alborotado y sus ojos hinchados y lagañosos, mientras que él seguramente se vería muy bien aún recién levantado, un hombre así debía verse fantástico siempre.

Sacudiéndose esas raras idea de cómo se vería él recién salido de la cama se cambió rápidamente y tomó su maleta de viaje con la intención de tomar posesión del baño antes de que él lo hiciera.

Para su sorpresa Blake no estaba en la planta alta, la habitación de Candy estaba abierta y la cama se encontraba cubierta por la colcha que le había prestado para cubrirse del frío de la madrugada. ¿Habría dormido acaso?

Si no fuera porque se consideraba una mujer cuerda, habría creído que las últimas semanas eran un sueño y ella nunca se había encontrado con el último descendiente de los Grandchester.

Más rápido que nunca, se dio una ducha y se alistó para bajar la escalera tratando de no hacer ruido en caso de que él estuviera durmiendo en la pequeña sala.

Pero no era así.

Blake estaba sentado frente a la ventana con algo que parecía un libro bajo su mano. Lilian no pudo definir si se veía triste, pensativo o enfadado.

Cuando la escuchó entrar, él se dio la vuelta mostrando una mirada tan nostálgica como aquella que mostraba Terrence en el retrato que inspeccionaron la noche anterior.

- ¿Qué pasa? – preguntó ella temiendo ser entrometida.

Sus grandes ojos almendrados se encontraron con esa mirada azul, triste, profunda, tan seria que parecía detener el tiempo. En la oscuridad sus ojos parecían más azules que nunca pero ella bien sabía que no eran realmente así.

Él suspiró y le mostró un viejísimo libro con las iniciales doradas C. W. A. apenas visibles en la portada.

- Es el diario de Candy, de la época del Colegio en Londres – dijo Lilian de manera automática. Ella misma había colocado el objeto dentro del cajón de la mesita de noche con la intención de leerlo a detalle antes de dejar la casita de Stratford de manera definitiva.

Blake buscó la última página escrita en el diario y con la voz enronquecida la leyó en voz alta.

- T.G. Se ha ido dejándome muchos recuerdos… Pero no quisiera hablar de recuerdos y del hecho de que se ha ido, porque… ¡un día nos encontraremos de nuevo! T.G. Hasta que llegue ese momento, no dejaré de seguir nutriendo y cuidando el sentimiento que albergo por ti.

Sin embargo, ¡T.G., espero que no te enojes! Has tratado de protegerme, y de darme una oportunidad de elegir mi camino haciéndote expulsar en mi lugar, pero… Yo estoy a punto de abandonar el Colegio.

Siento que aquí no encontraré mi camino. Sé que si me quedo tendré un futuro acomodado, pero me he dado cuenta de que esto no me traerá felicidad.

Debo encontrar por mí misma mi camino, y si hay una persona que me lo ha enseñado, esa persona eres tú. T.G. ¡Gracias!

Dicho esto, quiero gritar estas palabras:

Terrence, estoy enamorada de ti, como no lo he estado antes de nadie más.

... Te amo más que a ningún otro.¹

- Blake... ya desde entonces ellos se amaban. Ella lo entendía como una mujer, como una amiga, como una igual, fuese lógico o no tomando en cuenta sus orígenes tan distintos, eran soul mates: almas gemelas.

Blake la miró por largo tiempo somo si buscase algo en sus ojos, ella no sabía qué, pero tras unos minutos debió haberlo encontrado porque le sonrió y cambió esa posición de melancolía por una más abierta y relajada.

- Lilian, este retrato de Terrence, ¿ha visto el fondo en él?

- Sí, parece una estación de tren.

- No es cualquier estación de tren. Esta es la estación Central de Nueva York, no puede ser otra. Quien sea que haya captado esta imagen debió haberlo hecho en este lugar. Recuerdo perfectamente este sitio, está muy cerca de la puerta 28, donde se les pedía a los pasajeros que mostraran su billete.

- ¿Estaría planeando un viaje en ese entonces?

Blake negó con la cabeza, él sabía que alrededor de esa fecha él aún realizó un par de representaciones más iniciándose como codirector de ellas. Fue hasta el año siguiente que dejaría Broadway.

- Por la expresión en su rostro y por la frase de Auld lang syne, en la que me instruyó el día de ayer, podría estarse ¿despidiendo? – dijo Blake frunciendo el ceño.

- Espere, no creo que se esté despidiendo, está dudando si debería perder la esperanza; algo debe haber sucedido para que él escribiera "la nota".

- ... ¿Nota? ¿Qué nota?

- Aguarde un momento, hay algo que necesitamos revisar.

Como un rayo Lilian subió al desván, tomó el manuscrito y de su bolso de viaje extrajo la nota que recibió Candy en la que Terrence decía que nada en él había cambiado. Al bajar, abrió la página del manuscrito y colocó la antigua nota con cuidado sobre él.

Los ojos de Blake se abrieron sin poder evitarlo, en seguida reconoció la caligrafía de su tío abuelo, elegante y fluida, y después leyó la misma información en el manuscrito.

- Estoy segura de que el retrato es anterior a esta nota – señaló Lilian.

- ¿Cómo está tan segura? – dijo Blake pasando sus dedos por encima de la vieja nota.

- Porque en el manuscrito se habla de una larga época oscura y triste después de que él se separa nuevamente de ella, esa época encaja perfectamente con el matiz del rostro en el retrato fechado en 1923. Él narra que una noche de invierno vio desde la ventana de un hospital cómo ella se marchaba sin darse la vuelta una sola vez.

Blake leyó algunos fragmentos del manuscrito, esa parte la había saltado cuando lo leyó por primera vez, nunca le había gustado saber que sus seres amados sufrían y las letras del tío Terrence podían ser desgarradoramente dramáticas. Sabía perfectamente lo oscura que fue la vida de él cuando tuvo que responsabilizarse de aquella actriz que se accidentó por salvarle la vida. No era un secreto, él tenía documentos de aquella época, cartas principalmente entre Eleanor Baker y su hijo que Julia, su madre, había guardado celosamente incapaz de destruirlas a pesar de ser viejas como un pergamino.

Recordó que lo que siguió a su debut protagónico como Romeo fue desastroso para él y luego su carrera parecía haberse ido a pique hasta el momento de su primer desaparición de los teatros, Blake siempre creyó que todo eso se debió al trauma ocasionado por haber estado tan cerca de morir y que en su lugar otra persona hubiera terminado tan grave. Nunca consideró una ruptura amorosa.

- ¿Ella se fue sin darse la vuelta una sola vez?... – repitió Blake con una mirada magnética y profunda que podía ser perturbadora.

- Sé por mi madre que la abuela Candy la pasó muy mal, ella le contó que regresó enferma de aquella visita a Nueva York para el debut de Romeo y Julieta, y ya en Chicago la primer noticia que recibió fue que su gran amigo, Alistear Cornwell, se había enlistado y partido rumbo a Francia. Ambos sufrieron por igual Blake, no se haga falsas ideas... La nota no tiene fecha pero el autor la narra después de esa época oscura.

- Ojalá este retrato hablara Lilian, es la única manera en la que sabríamos qué llevó al tío Terry a escribir una nota así.

- No habla con palabras, pero es nuestra primera pista Blake, ahora sabemos a partir de qué fecha podemos empezar a buscar.

Él guardó silencio, él tenía además una pista del lugar en dónde debía preguntar. Esa misma noche partiría a Nueva York y exigiría algunas respuestas acerca de las fotografías del chico de ojos marinos.

Durante el largo vuelo hacia su hogar, antes de quedarse profundamente dormido, Blake miró el retrato como si éste fuera a cobrar vida para relatarle qué había sucedido en aquellos lejanos días de 1923...


Estación Central de Nueva York, Noviembre, 1923

Los años postguerra habían sido difíciles para los inmigrantes provenientes de Reino Unido, el mundo había cambiado, los intereses eran otros y Europa se había convertido en la gran deudora del país norteamericano.

Bajo este escenario, volver a casa era una carrera de obstáculos para gente como Harry Elliot, un pintor que rondaba los sesenta años.

Cada mañana acudía a la estación de trenes con la esperanza de vender algunas de sus obras bajo el clamor de los reencuentros y las despedidas que se daban en aquél lugar para lograr reunir lo poco que le faltaba para su pasaje rumbo a Londres. Estaba tan cerca y tan lejos de conseguirlo...

Le gustaba observar a la gente, era el lugar perfecto para captar emociones auténticas en sus rostros; la alegría, la tristeza, la nostalgia, todo aparecía sin que fueran incluso conscientes de ello. Pero hasta ahora no había visto a alguno que transmitiera una emoción tan honesta y dolorosa como aquel joven que cada mañana se apostaba en una banca frente a la zona de llegadas.

Iba cubierto casi por completo, solo sus ojos se asomaban por breves momentos cuando creía que nadie le prestaba atención y se liberaba de la bufanda para darle un par de caladas a un cigarrillo que siempre terminaba por botar antes de llegar siquiera a la mitad, o cuando se levantaba y se marchaba tocando una triste canción con una vieja armónica.

Con solo mirarle un par de ocasiones, Harry se dio cuenta de que nunca había visto a nadie luchar tanto para mantener el control. Podía decirse que eran viejos compañeros que se encontraban desde hacía varios años en el mismo lugar, durante la misma época, siempre mostrando la misma emoción.

Fue así como Harry comenzó aquel retrato a lápiz que tanto le gustaba. Normalmente nunca guardaba sus obras, todas eran material de venta, pero había algo privado en aquella expresión que siempre lo hizo desistir de mostrar su tesoro como él llamó aquél lienzo.

Una mañana Harry se encontraba dando los últimos toques a aquel retrato cuando vio a alguien de pie frente a él.

- ¿Tiene permiso?

El pintor se sobresaltó, no esperaba que aquél joven que permanecía lejano como una estatua se dirigiera a él.

- ¿Permiso? – preguntó el hombre mayor sospechando que el joven en realidad trabajaba para la estación.

- Sí, para dibujar mi retrato – dijo Terrence con un marcado acento inglés.

- No – dijo Harry consciente de que lo que había hecho era una total invasión a su intimidad.

- Entonces tendré que examinarlo antes de tomar una decisión – dijo el joven extendiendo sus manos esperando que le entregara el retrato y dejándose caer pesadamente en la banca que siempre ocupaba Harry, que se lo entregó sin replicar.

Aquél hombre de profundos y tristes ojos azules examinó los trazos lenta y metódicamente.

Cuando le devolvió el retrato sonrió con amargura.

- Bien, puede quedárselo, pero a cambio tendrá que ponerle un título apropiado.

Harry lo miró un momento.

- Auld lang syne... – dijo Harry con algo de vergüenza al revelar que además de observarlo, había escuchado perfectamente la melodía que tocaba en la armónica.

Terry apretó los labios y buscó un cigarrillo en el interior de su abrigo.

- Suena adecuado.

Un silencio incómodo los separó un instante, pero temiendo que él se marchara Harry habló.

- ¿Cuál de los dos rompió? – preguntó dando la vuelta al dibujo y comenzando a escribir.

- Ella me dejó y yo la dejé partir.

- ¿Por qué no la detuvo?

- Le habría hecho daño... es una pregunta que habría que plantearle a la inteligencia del corazón. Anteponer la felicidad del otro en detrimento de la propia es un hermoso motivo, ¿no? – dijo él con un tono sarcástico.

- ¿Sigue pensando en ella?

- A veces – dijo Terry cerrando los ojos mientras dejaba escapar el humo por su nariz.

- ¿Cada día? – asumió el pintor.

- Un poco durante la madrugada, otro poco por la mañana, un poco por la tarde y algo más por la noche.

- Suena algo doloroso.

- No he dicho que me impida vivir – dijo el joven hundiéndose en sus hombros.

- ¿No sería mejor recapacitar?

- Es muy amable de su parte interesarse tanto, pero seguramente no entendería nada, lo que hemos vivido es increíblemente complicado.

- Deme una oportunidad.

- Solo sé que si pudiera volver atrás, quizás diría todas las cosas que no nos dijimos.

- Hay solo dos maneras de ver la vida muchacho, una como si nada fuera un milagro y la otra como si todo fuera milagroso. ¿Por qué no la busca?

- Porque si me marcho ahora perdería el último tren de vuelta y en esta época no me veo durmiendo a la intemperie.

- ¿Es esa una verdadera razón?

- Tengo una obligación que cumplir – dijo mirándolo con una clara advertencia en sus oscurecidos ojos.

- Se le ha ensombrecido el rostro de repente. Hoy en día no tiene nada de particular reconocer que uno ha cometido un error.

- Estamos en la penumbra... Aun me pregunto cómo se las ha arreglado para pintar con tanto detalle cada uno de los rostros que lleva allí, incluyendo el mío.

- ¿Usted cree en el destino? – preguntó Harry ignorando la clara intención de desviarse del tema.

- No, yo mismo me encargué de hacer pedazos el mío.

- Quizás haya un cordón rojo alrededor de su dedo meñique que lo ha hecho tan afortunado como para conocerse en un momento concreto y de una manera determinada. Las dos personas unidas por el hilo rojo están destinadas a ser amantes, independientemente de la hora, el lugar o la circunstancia. Por tanto, este cordón mágico se puede estirar o enredar, pero nunca puede romperse.

- Conmovedor, pero no es mi caso – refunfuño Terry claramente cansado de esa charla.

- No se deje llevar por un estúpido orgullo, por su honor. Mientras haya vida hay esperanza no es así: Auld lang syne.

- Fue mi culpa... yo no puedo lastimar de nuevo a dos personas que me aman y simplemente tomar un tren que me lleve de nuevo al pasado.

- Pero ¿a quién ama usted? ¿No cree que es momento de vivir en paz y encontrar dónde hallarla? Ojalá pudiéramos aventurarnos con la misma facilidad con la que nos abandonamos a otros.

- Hoy los médicos me han corroborado nuevamente que ella "ya no está", pero no podría soportar que mi partida le causara más daño.

Harry no entendía en absoluto de qué hablaba este chico pero parecía ser un obstáculo imbatible, pensó unos segundos más qué podía contestar, el tiempo alejado de lo que quedaba de su familia le había enseñado lo largos y desesperanzadores que podían ser los años que pasaban. No había tiempo que perder.

- ¿El que se quede aquí cambiaría en algo las cosas?

- Hace más de cinco años que mi presencia no cambia nada.

- Quizás es momento de recuperar el amor propio.

- Suena algo egoísta, algo que ella jamás aceptaría – un sabor amargo matizo las palabras del joven.

- El egoísmo no es lo mismo, sino una pasión desordenada por uno mismo. No permita que le digan lo contrario. Hay cosas que simplemente no tienen remedio, ¿vale la pena seguir hiriéndolas a las dos?

- Quizás ella fue capaz de encontrar la felicidad, ¿quién soy yo para arrebatársela con esta oscuridad que siempre me rodea?

- Eso es algo que solo se puede descubrir de una manera. Yo no creo en las casualidades, usted está aquí por una razón, ¿me equivoco? Si ella es feliz le alegrará parcialmente esta amargura y si ella no lo es... quizás usted pueda cambiar las cosas.

Terry no dijo una sola palabra, se colocó la bufanda y se quedó observando a la gente pasar.

- No hay otro momento como el ahora – dijo Harry levantándose con su paquete de lienzos a la espalda y entregándole el retrato al joven a su lado.

Terry miró las palabras que el hombre anotó y cerrando los ojos, como alguien que salta al abismo por enésima vez, suspiró con fuerza mientras hablaba.

- Quédeselo, será un recuerdo de la última vez que me oculté tras el dolor y la lástima.

- Que así sea – dijo Harry levantándose y despidiéndose del joven levantando la mano mientras se alejaba.

Ninguno de los dos regresaría a la estación para encontrarse nuevamente.


Cuando Terry volvió al teatro escribió una sencilla nota que metió en un sobre dirigido al Hogar de Pony. Lo llevaría él mismo a la oficina de correo en cuanto abrieran sus puertas.

Algo había hecho sentido dentro de él al recordar las palabras que ese viejo pintor había trazado al reverso de ese lienzo que mostraba su patético rostro.

Escuchar las palabras que había escrito me hizo comprender... que en tanto hubiera una oportunidad de que tú estuvieras en este mundo, yo querría seguir viviendo en él.

La siguiente vez que Terry volviera a la Estación Central de Nueva York abordaría un tren con dirección a La Porte, cargando bajo el brazo aún la enorme culpa de una responsabilidad que él nunca quiso y la esperanza de poder aprender a vivir sin ésta.


Notas:

¹ Fragmento de CCFS del Volumen 2 capítulo 17 de wattpad.

Había olvidado decirles que en realidad en la historia "Terrence" se escribe con solo una "r" pero a mí me gusta cómo se ve y escucha en mi cabeza con dos jajaja así que conservé la idea de los primeros escritos traducidos donde se mostraba así.


Agradecimientos:

Selenityneza: Bueno es Blake quién es descendiente de los Grandchester, con ciertos misterios alrededor, no te digo más para no ser spoiler jajaja.

Ster star: Ahhhh de momento solo Blake sabe por qué guardó las fotos. Los siguientes son capítulos sobre esta primera pista que ellos reconstruyen. Es 1923, están separados pero Terry decide jugarse la suerte a pesar de que poco ha cambiado en su situación para saber si ella es feliz.

Perth77: You bet they are together he he he, at least in my head. I am so sorry, couldn't update this weekend but I Will try to keep the frequency. Hugs directly to Ireland? (I kind'a like see the biography section).

Kamanance: Linda, me encantaría que fueras mi vecina, platicaríamos horas de historias y supuestos te lo garantizo 😉

Yelani: Ahhhh tienes algunas ideas similares a lo que sucederá, ya lo verás.

Lety Bonilla: Gracias por siempre comentar querida Lety, lo valoro mucho y me encanta leerte. No te adelanto nada jo jo jo (risa macabra de temporada).

Leogran: Actualizo cada fin de semana, este me falló porque mis musas inspiradoras se fugaron y me dejaron plantada a medio capítulo y tengo como regla no subir un capítulo que no me convenza. Este fin ya tengo capítulo así que espéralo, que bueno que te guste la historia. Ah a veces los comentarios se tardan en autorizar pero no te preocupes, siempre salen.

Villa: Ahhh me encanta que las historias generen teorías distintas, eso motivó estás letras, espero que siga guardando algo de sorpresa hasta el final.

Nally Graham: El secreto de quién es "ella" tendrá que esperar para poder empezar a tener probaditas del pasado. Bendiciones para ti también, buen resto de semana.

Guest1, guest2 y Guest3: Lindas, me encantaría agradecerles por su nombre, que sepan que las leo y agradezco cada uno de sus comentarios.

Fabiola Aguirre: Ahhh y espero que te siga atrapando aún más, nos quedan muchos secretos por develar.


A quien viene por aquí, abrazos grandes, el fin de semana llega nuevo capítulo.