Algún día, en algún lugar (Someday, Somewhere).
Los personajes de Candy pertenecen a sus respectivas autoras K. Mizuki y Y. Igarashi. Ésta es una historia construida con la única intención de esparcimiento, sin fines de lucro, casi toda pertenece a mi imaginación, sin embargo, reconozco que hay pasajes de libros que he leído por aquí y por allá, como aquel que da nombre (en inglés) a esta historia.
Si desean subir esta historia a otro portal por cortesía, háganmelo saber y por favorrrrr siempre citen al autor en la historia, recuerden que es un trabajo no pagado y el reconocimiento es lo único que pedimos.
Nota aclaratoria: Entre el capítulo 6 y el 7 por las fechas que escribí han pasado meses ya que Harry y Terry se encuentran a finales de 1923 y Candy y Harry se encuentran en el verano de 1924.
En los flashbacks solo incluiré los eventos importantes relacionados con cada pista que irá apareciendo. La primera es el retrato de Terry.
La segunda queda en espera con las fotos que tiene Blake en su poder, y una tercera la encontrarán en este capítulo.
Capítulo 8: El peso en los brazos de Terry (parte 1)
Blake Hartman había desaparecido.
A su regreso a Londres, Lilian había supuesto que ahora serían un equipo en la búsqueda de la verdad tras la reunión de Candy y Terrence, porque si algo habían hallado eran evidencias de su vida juntos y Blake había admitido finalmente que su antepasado había relatado la historia de su amor en ese manuscrito. Solo restaba saber el cómo y por qué esto se había mantenido en secreto.
El último descendiente de los Grandchester era un ser extraño... Había mostrado muy poco interés por recobrar el reloj de bolsillo con las iniciales T.G.G. que originalmente habían sido la razón de Lilian para contactarle; y sin pensarlo lo dejó en prenda a manera de préstamo a cambio del retrato a lápiz titulado Auld lang syne.
Ah, pero Lilian sabía que ese dichoso Hartman sabía más de lo que dejaba ver. El muy ingenuo seguiría pensando que ella no notó la desaparición de las fotos que mostraban al joven rubio de ojos marinos.
¿Habría encontrado una pista que no quiso compartir con ella? Si había tomado aquellas viejas fotografías debía tener alguna razón.
"No quedaba nadie vivo a quien le importara" que esto se diera a conocer y sin embargo, tampoco quedaba nadie vivo que pudiera hablar de todo lo que sucedió en el pasado.
Esa mañana Lilian llevaba horas en la editorial sin poder concentrarse en hacer nada. Al llegar, sus compañeras le mostraron emocionadas varios arreglos florales medio marchitos que habían llegado el día en que ella se reunió con Hartman, al día siguiente ella partió hacia Stratford-upon Avon sin saber que John los había enviado a su oficina junto con una empalagosa nota diciendo que no debían discutir por tonterías y que él la estaría esperando el tiempo que fuera necesario.
¿Tonterías?... incluso Blake había admitido que este asunto era importante, aunque ahora parecía habérselo tragado la tierra. John estaba loco si creía que unas flores y una nota la harían reconsiderar. Eso se había terminado hace mucho tiempo, de momento solo quería saber cómo podría darle honor a la historia de Candy a través de las letras de su amor.
Y en esta tarea, de nuevo estaba sola.
Tomando una hoja de papel comenzó a hacer una línea del tiempo:
1913 ellos dejan el Colegio,
1914 se reencuentran en Chicago tras la representación del Rey Lear, y a raíz de esto se escriben con frecuencia hasta que se vuelven a ver en el invierno para el estreno de Romeo y Julieta. Es entonces que se da la horrible separación y parece ser que así permanecen incluso hasta 1923 que es la fecha escrita en el retrato.
Terrence Graham deja Broadway en 1924 acorde a lo que Blake relató, pero debió volver años después ya que existen varias representaciones que él dirige y que Candy documenta con cada uno de los carteles que colgó en el desván.
Luego no existe nada que ayude a saber cómo se reencontraron.
Había algunos cabos sueltos como la nota sin fecha que podría sugerir el momento en el que vuelven a estar juntos.
Cabos sueltos...
¿Qué podría haber evitado que dieran a conocer su romance...?
- ¡Susana Marlow! – gritó Lilian dejando sorda a su compañera de escritorio.
- ¿Cómo dices? ¿Susana quién?
- Es alguien importante para la historia que estoy investigando, ¿recuerdas el manuscrito que le comenté al jefe?
- Claro, pero no ha querido revelarnos de qué va.
- ¡Valdrá la pena, te lo prometo! Es una historia maravillosa pero con ciertos cabos sueltos.
- ¿Y esa Susana podría ayudarte a llenarlos?
- Solo siendo médium querida, en estas fechas ella tendría 120 años. Pero debe haber algún registro que indique qué fue de ella.
- ¿Dónde dices que vivió esa mujer?
- En Nueva York, al menos durante los años previos a su debut como actriz en Broadway.
- Tengo un amigo en Estados Unidos que te puede ayudar, es una especie de reportero.
- ¿Reportero? – respingó Lilian con desconfianza.
- Tranquila, no es "ese" tipo de reportero. Me ha ayudado con las biografías que han llegado desde que me contrataron. Créeme, es de mi absoluta confianza; piénsalo, te daré sus datos.
Lilian tomó la nota con los datos del reportero y por primera vez en su ordenada existencia desobedeció a su cerebro, su intuición y a la alerta roja que se levantó en ella, tomando la iniciativa. Debía arriesgarse o se quedaría en la ignorancia.
Con los dedos temblorosos digitó los números y pidió que le comunicaran con él. Su nombre era Taylor, eso era lo único que sabía de él.
- ¿Diga?
- Eh... ¿Taylor? Soy amiga de Rebeca, la chica de la editorial London Review, mi nombre es Lilian White.
El hombre permaneció en silencio.
- En fin, quisiera saber si puedo contar con tu ayuda, debo investigar el destino que sufrió una actriz primeriza de Broadway; verás, necesito saberlo para...
- No hace falta que me diga la razón. Tiene suerte, de momento estoy libre y me vendría bien algo de dinero extra. Esta actriz, ¿en dónde dice que vivió y hace cuánto tiempo?
- Broadway, lo último que sé es que se accidentó en 1914 durante los ensayos previos a su debut protagónico en el estreno de una obra de la compañía Stratford, por lo que se retiró de la vida pública ya que tuvieron que amputarle una pierna.
- Bien, ¿qué necesita saber?
- Yo necesito... mmm – dudó ella por un momento, negándose a decir algo que delatara la verdadera razón de esta investigación. – Bueno, cualquier cosa, es decir lo que encuentre de ella que no debe ser demasiado. Me interesa saber qué sucedió después de su accidente, con quién vivía, durante cuánto tiempo y que pasó con ella alrededor de 1924 en adelante.
- De acuerdo, le interesan básicamente los enredos amorosos de una mujer que vivió a la sombra tras haber podido ser una estrella del teatro.
- Es una fría manera de decirlo pero es verdad.
- ¿Sabe la fecha de su muerte?
- Debe estar en la prensa, no he tenido tiempo de buscarlo.
- No lo haga, para eso me pagará.
- ¿Puedo confiar en su discreción? No sé qué tipo de información llegará a encontrar y no quisiera ocasionar problemas a la editorial, es solo un proyecto que tengo en mente, ella es un personaje secundario, podría prescindir de él – expresó Lilian tratando de actuar con indiferencia.
- Cuente con ello, aunque le daré un consejo, si trata de aparentar que algo no le importa, simplemente no lo diga. Es usted transparente.
Lilian creyó poder escuchar su sonrisa del otro lado de la línea. Sonaba como un hombre joven y al parecer, algo perspicaz.
- Tomaré su consejo, me vendría bien un aire de misterio – respondió Lilian bromeando.
Después, tras una breve charla acordaron una suma al más puro estilo de investigador privado, Taylor parecía tener más madera de esto que de reportero, sonaba muy formal algo increíble en alguien con su profesión. Antes de colgar él le pidió su número de casa y se comprometió a darle noticias pronto.
Estaba hecho, solo restaba esperar.
Los días pasaron sin tregua, al inicio Lilian esperó la llamada de Blake casi con la misma ansiedad con la que esperaba noticias de Taylor, sin que ninguno se dignara a aparecer. A veces fantaseaba pensando en que mientras se encontraba fuera de casa el teléfono había sonado sin parar, algo bastante poco probable, ya que ambos tenían manera de localizarla en su teléfono móvil, el cuál dicho sea de paso, ahora cargaba hasta cuando iba al baño.
Tras tres semanas sin noticias, Lilian casi había perdido la esperanza de tener noticias rápidas sobre la investigación, quizás era más difícil de lo que pensaba, quizás esa mujer en realidad se había evaporado sin dar problemas... quizás no fue la razón para que ellos hubieran mantenido en secreto su romance.
Había decidido ir esa noche a casa temprano, darse un largo baño y pedir una pizza a domicilio. El trabajo en las últimas se había acumulado a tal grado que había hecho horas extra los últimos días, era agotador pero al mismo tiempo había sido una bendición pues al fin había dejado de esperar que el teléfono sonara.
No llevaba un minuto en la bañera cuando el teléfono comenzó a sonar.
- Juro que si es un número equivocado me van a escuchar – exclamó saliendo completamente empapada con la toalla en la mano. – ¿Alo?
- ¿Lilian?
- ¿Blake?
- Siento decepcionarla, soy Taylor. Le tengo noticias, un paquete va en camino a London Review con las evidencias que he encontrado en estas semanas, pero imaginé que estaría en espera de un adelanto para su trabajo.
- Supone bien Taylor, soy toda oídos.
- Marlow vivió con el director y actor shakesperiano Terrence Graham, aunque tengo dudas de que ese sea su verdadero nombre. La historia de él es bastante más interesante que la de ella ¿no preferiría escribir una biografía sobre él?
Maldición, en los primeros minutos este reportero ya había metido la nariz en la historia de Terrence.
- Quizás, eso depende de lo que me pueda decir sobre ella.
- Ellos vivieron en un domicilio compartido con la madre de ella, al parecer fue la señora Marlow quien al inicio a pesar de rechazar la ayuda del actor, finalmente acabó chantajeándolo después de que ella atentara contra su vida. No es un secreto que ella sufriera ese accidente por salvarle la vida a él. Algo bastante desafortunado sin duda.
Todo eso ya lo sabía Lilian, incluyendo el intento de suicidio que impidió Candy.
- Sí, sí, todo eso sé que sucedió en 1914, ¿qué pasó después?
- Tengo algunos datos que hablan de un romance que tuvo él con una enfermera que no residía en Nueva York, Marlow también lo sabía, ella le escribe una carta a esta mujer. Le he enviado una copia junto con los documentos.
- ¿Por qué ha incluido esto Taylor? – Lilian trató de sonar tranquila, tratando de desviar la atención de la historia de Candy.
- Es uno de los últimos documentos que esta mujer escribió estando consciente – dijo el reportero. – Después fue ingresada en una clínica de trastornos mentales, una muy cara por cierto.
- ¿Cómo dice? ¿qué sucedió con Susana?
- Susana Marlow comenzó a "perder" la razón un par de años después de su accidente. La historia clínica que encontré narra como ella fue poco a poco perdiendo su contacto con la realidad. Al inicio despertaba creyendo que era la noche del estreno de la obra en la que era protagonista, intentaba levantarse de la cama y se horrorizaba al darse cuenta de que le faltaba una pierna. Fue imposible para su madre y para Graham mantenerla a su cuidado en casa. Ya lo verá a detalle en el paquete que le envié, fue revisada por una ejército de médicos, ninguno pudo darles una esperanza, creyeron que era parte del trauma del accidente y de la sepsis que sufrió a raíz de la amputación. En esa época no era poco común que las infecciones atacaran el sistema nervioso. Eventualmente no reconocía ni siquiera a su madre, y aunque se dice que ella se enamoraba de Graham a primera vista una y otra vez, tampoco sabía quién era.
- ¡Pero él no pudo haberla abandonado! - exclamó guardándose el resto para ella misma.
¡Eso habría hecho aún más difícil que él se liberara de esta responsabilidad!
Lilian sintió un escalofrío, consideró por primera vez que había una posibilidad de que Terrence y Candy tuvieran una historia clandestina si él hubiera decidido continuar haciéndose cargo de Susana.
- Quizás encuentre lo que en verdad busca una vez que vea los documentos Lilian, sé que está buscando algo que no me ha querido compartir. Sería mucho más fácil si fuera sincera, yo podría ayudarle a encontrar lo que sea, mientras haya algún registro de ese pasado nada es imposible.
- Tengo que ver esos documentos Taylor, le llamaré ¿está bien?
- Desde mi experiencia puedo decirle que detrás de esto hay una buena historia.
- Recuerde su contrato de confidencialidad – dijo fríamente Lilian tratando de sonar amenazadora.
- No necesita recordármelo, le prometo que no saldrá de mi boca una sola palabra. Hasta pronto, y espero que Blake le llame – dijo él antes de colgar.
Lilian apretó los labios en silencio, a ese hombre no se le escapaba nada, pero aún no decidía si era peligroso o no.
Ya lo definiría, de momento un paquete venía en camino, con más preguntas que respuestas.
Notas:
Queridísimas lectoras y en especial mi linda Kamanance, siento la demora, para cumplir mi compromiso de publicar en fin de semana les dejo este capítulo breve, de último minuto decidí no seguir con el pasado y la historia del lugar al que Terry se dirige cuando se decide a tomar el tren, pero ya lo acomodaré. Esta es la parte uno, haré lo posible para publicar la parte dos en esta misma semana.
Les dejo un abrazo a todas y en especial a quien me deja un review (Perth77, Guest1, Lety Bonilla, Gladys, Kamanance x2, Yelani, Guest (gracias bella por tu comprensión), Nally Graham, Villa, Ster star, Alessandra, Torpe, Phambe, Mita), les debo respuestas para el siguiente capítulo sin falta, de verdad les agradezco cada palabra que me dejan, es mi combustible para seguir escribiendo créanme.
Besos y maravillosa semana.
ClauT
