Los días del Colegio

Disclaimer:

Los personajes de Candy Candy pertenecen a sus respectivas autoras K. Mizuki y. Igarashi. Gran parte de este capítulo contiene párrafos e ideas que pertenecen a la traducción del italiano al español de CCFS que maravillosamente han hecho en wattpad (vol. 2, epílogo y algunas de sus cartas).

Es una historia construida con la única intención de esparcimiento, sin fines de lucro, en este capítulo, he añadido algunas escenas y diálogos, el fundamento es propiedad de sus autoras y/o traductoras.

Epílogo.

Nuestra historia.

Stratford-upon-Avon, 1924

"Terrence, estoy enamorada de ti, como no lo he estado antes de nadie más.

... Te amo más que a ningún otro."

Candy leyó estas últimas palabras que había escrito poco más de diez años atrás. Con cuidado, cerró el viejo cuaderno en el que aún se podía leer su nombre. Cuando se mudó nuevamente a Inglaterra, Albert le había hecho llegar un misterioso paquete con una breve carta explicándole que, aunque custodió este objeto durante muchos años, había llegado la hora de que regresara a su dueña.

Ella no podía creer que él hubiese guardado su diario de la época del Colegio durante tanto tiempo, sobre todo después de que alguna vez, él hubiera intentado devolvérselo, pero para ella simplemente era demasiado doloroso saber que contenía todas las ilusiones que alguna vez pensó que se habían perdido en el tiempo; se había sentido tan tonta en ese entonces, por lo que le pidió que continuara guardándolo por ella.

Fue hasta esa tarde en que ella decidió que era tiempo de "volver" al Colegio a través de las páginas de ese viejo cuaderno; de ese diario que hablaba de su amado casi en su totalidad.

- "Si cierro los ojos, todavía puedo sentir sobre los párpados la resplandeciente luz de aquella mañana en que dejaba atrás el Real Colegio San Pablo. Siendo así, había un solo lugar al que podía regresar: el Hogar de Pony... Estados Unidos e Inglaterra; sabía bien que entre las dos naciones se interponía un inmenso océano, pero en aquel momento en mi corazón no había lugar para la duda ¡Regresaría a casa, encontraría mi camino y, sin importar el precio, volvería a ver a Terry!" exclamó en voz alta mientras recordaba todo lo que había sucedido desde aquel día.

Su viaje hacia América estuvo lleno de aventuras.

Cuando le conté todos los acontecimientos que plagaron mi viaje hacia los Estados Unidos, él inicialmente se echó a reír a costa mía, llamándome mona inquieta; pero luego repentinamente asumió una expresión seria y me abrazó con fuerza. Estaba aliviado de que no me hubiera ocurrido nada malo. Él simplemente no se lo hubiera podido perdonar.

De hecho, recordándolo ahora, mis acciones podrían definirse como imprudentes. No tenía a nadie a quien pedir ayuda, sin embargo, me sentía tan ligera y serena como no me ocurría hace mucho tiempo. Tenía conmigo mis poderosos amuletos: el broche del Príncipe de la Colina, la blanca corbata de Terry y, por supuesto, la cruz que siempre llevaba al cuello y que me había sido regalada por la Señorita Pony. Estaban estos tres objetos para protegerme y eso bastaba para infundirme seguridad y hacerme creer que sería capaz de superar cualquier adversidad...

Y todo salió justamente como la Señorita Pony decía: "...si sigues adelante con convicción y un corazón puro, seguramente tu camino se abrirá ante ti".

Durante el viaje conocí a muchas personas y recibí ayuda de ellas. Todas esas experiencias además me ayudaron a entender lo que quería hacer con mi vida.


Suspirando, Candy depositó su viejo diario sobre la mesita de lectura y se dirigió al armario de cuyo fondo sacó un gran alhajero con incrustaciones.

Ese voluminoso objeto, decorado con madre perla y pequeñas gemas, se hereda de generación en generación en la familia del hombre que ella ama. Intentó decirle a él que algo tan hermoso y de tanto valor no le sentaba bien, pero él sólo se echó a reír y no desistió de su propósito diciendo que podía hacer con él lo que quisiera; le sugirió que tal y como hizo su madre, la Señora Baker, podría simplemente guardarlo hasta que se lo obsequiara a su primogénito.

Finalmente, este alhajero, demasiado lujoso para que yo lo utilice, contiene sólo las cosas que realmente son importantes para mí: mis recuerdos.

Candy lo abrió y paseó sus manos a través de múltiples recortes de periódicos y revistas que le dieron la bienvenida, hasta que llegó a un fajo de cartas. Colocó el joyero sobre el escritorio y se dispuso a mirarlas.

La primera carta que vio contenía la evaluación de Sussie Ann Carson que se graduaba de la escuela de enfermería; se había graduado con honores y afirmaba haberse convertido en enfermera gracias a su ejemplo. Hace dos meses le había mandado una postal desde Calcuta, en la India.

Candy sonrió. Definitivamente este mundo está atravesado y unido por hilos resplandecientes. Fue gracias a esa pequeña niña que pensó por primera vez en llegar a ser enfermera y ahora era esa jovencita la que le agradecía haberle ayudado a encontrar su propio camino.

- "Los encuentros son como las ramas de un gran árbol: un encuentro puede dar vida a subsiguientes encuentros, justo como una rama de vida a otras ramas, y luego nuevamente a otras. Fue gracias a los Carson que conocí al señor Juskin, a Cookie y al comandante Niven. No puedo sentir más que gratitud hacia ellos; si he llegado a ser la persona que soy, es gracias a la bondad con la que me ayudaron."

Sin embargo, también sé que he sido una fuente de grandes preocupaciones. Reflexionó ella.

Con cuidado, Candy abrió un elegante sobre y sacó la nota que contenía. La firme caligrafía de George apareció ante ella. Siempre sobrio y directo:

"Al saberla bien y con salud, el señor William se ha tranquilizado mucho. Le aseguro que el señor ha recibido todas las cartas que le han sido enviadas.

Con relación al deseo expresado por usted de ingresar a la Escuela de Enfermería Mary Jane, tal propuesta ha ido aprobada.

El señor William está dispuesto a asumir todos los gastos, pero antes que todo desea respetar sus disposiciones.

Pase lo que pase, recuerde que usted siempre será parte de la familia Ardlay.

Espero que haga honor a este nombre y se comprometa con todo su ser.

George Johnson."

.

George, una más de las personas con las que viviré eternamente agradecida.

Debajo de la breve misiva de parte del Tío Abuelo William, ahora mejor conocido por ella como Albert, estaba un hermoso sobre que se adivinaba, había sido escogido con especial cuidado. A la mente de Candy vino la elegante figura de uno de sus tres paladines, Archibald Cornwell.

"Querida Candy,

Hoy tengo intención de enviarte esta carta adelantándome a mi hermano. En realidad, siempre me pareció de mal gusto escribir en nombre de ambos.

¡Qué sorpresa saber que te estás esforzando por trabajar y estudiar en una escuela para enfermeras! Para ser honesto... ¡desde que te conozco las sorpresas nunca terminan!

Quizás Annie ya te lo ha escrito, también nosotros vamos a regresar a Estados Unidos. En Europa sopla un viento de guerra, aunque espero que mi mal presentimiento sea equivocado.

Quisiera contarte tantas cosas, pero no puedo escribir más por ahora...

En cualquier cao, antes de regresar a nuestra residencia en Chicago, tengo intención de ir a verte.

Archie."

.

Archie... Candy sonrió pensando en que la primera vez que lo vio, pensó que era el chico más elegante que jamás hubiese visto en su vida; coqueto y siempre resuelto a participar en cualquier travesura... Y ahora, incluso el Tío Abuelo William ha dicho "cada vez que veo a Archibald, lo encuentro siempre más y más maduro y eso realmente me hace feliz."

Todos ellos habían descubierto lo que querían hacer; incluso Patty, al terminar la Universidad en Chicago, decidió convertirse en maestra... Sus queridos amigos, casi todos...

El corazón de Candy se estrujó con fuerza al leer el remitente de la siguiente carta:

"Para mi amiga Candy:

Queridísima Candy,

¿Así que Archie ya ha estropeado la sorpresa de nuestro regreso a Estados Unidos?

Cuando le propuse, con extrema educación, escribir una carta juntos ¡me respondió, como si nada, que él ya lo había hecho! ¡Y pensar que había planeado una entrada triunfal para dejarte con la boca abierta!

Pero olvidemos este asunto... ¡Cuántas ganas tengo de volver a verte!

Londres está envuelto en una atmósfera de mucha tensión, pero creo que también se puede decir lo mismo de los otros países. La familia Ardlay rápidamente percibió el peligro y nos han ordenado regresar a nuestra patria... Si puedo ser honesto, ¡Archie y yo no podríamos estar más emocionados! ¡Hurra! ¡No podemos más con todas estas reglas!

Y no hay nada qué hacer, el Colegio sin ti es realmente triste y sombrío... ¿También Archie te escribió lo mismo? En realidad, Londres simplemente no me gusta mucho, espero asistir a la universidad en Estados Unidos.

Por supuesto Annie también regresará a Chicago y creo que Patty nos seguirá. Realmente no puede estar sin mí... Desde luego estoy bromeando, pero esto te hará comprender cuan grave es la situación mundial.

Los padres de Patty tienen relaciones con el mundo de la política y el periodismo, y probablemente están bien informados de los que está pasando. Patty parece un poco preocupada por partir a los Estados Unidos dejando a sus padres aquí en Inglaterra, pero en Chicago estaremos nosotros tres y tú, esto la animará.

¿Sabes Candy?, no hago otra cosa que pensar en cómo crear un virus de la paz para esparcirlo desde el cielo, de manera que, respirándolo, la gente deje de sentir ese deseo de combatir.

Aunque en este momento, más que nada, cuento los días que faltan para que termine nuestra vida escolar y me doy ánimo pensando en el momento en que te volveré a ver, esta vez, vestida de enfermera.

El día de nuestro regreso es un secreto. Archie al menos se guardó esa información para sí... después de todo no es tan mal hermano menor.

Stear.

P.D. No creerás el obsequio que nos ha sido encomendado entregarte como un favor especial."

.

Esta última línea hizo que Candy contuviera la cascada de lágrimas que se juntaban en sus ojos amenazando con desbordarse, para ella era posible que Stear se encontrara desde el cielo buscando la manera de esparcir el virus de la paz aún en ese momento.

Por un instante, miró hacia la mesita de lectura y advirtió un grueso libro de tapas de fina piel en color oscuro. Todavía recordaba la sorpresa que sintió al recibir tal regalo y su reacción inmediata de correr a escribir una carta a esa persona.

Aún podía recordar cómo tomó rápidamente un papel y pluma y comenzó a escribir a toda velocidad algo que iba más o menos así:

"Estimada Hermana Gray,

Espero que esté bien. A veces me parece escuchar con nostalgia el sonido de la campana del Real Colegio San Pablo.

Querida directora, sé que fui una mala estudiante y que sólo le causé disgustos. Por eso, nunca esperé que les hubiese encargado a los hermanos Cornwell que me trajeran una hermosa biblia de su parte. Estoy realmente conmovida y le estoy profundamente agradecida.

Quiero que sepa que el hábito de orar antes de dormir y la práctica de reflexionar sobre mis errores, ambos aprendidos durante mi estancia en su colegio, ahora son parte de mí.

Cuidaré la biblia que me ha regalado y oraré para que cualquiera que sea el futuro que nos espera, Dios la proteja a usted y al Colegio.

Candice White Ardlay."

¡Era la Hermana Gray quien le había enviado un obsequio!

- "He comprobado tantas veces cuan errado es juzgar a las personas por su apariencia, pero aun hoy continúo cayendo en ese mismo error. A la fecha, mi amado siempre se ríe por esta debilidad mía. El regalo de la Hermana Gray me hizo entender muchas cosas en ese momento..."

Candy dejó la carta de Stear y la Hermana Gray, y siguió su recorrido a través de sus recuerdos.

Ahí dentro también estaban las cartas de Terry y los artículos sobre sus presentaciones. Acariciándolos notó como ese jovencito de profunda mirada azul indescifrable ahora se había convertido en un hombre más apuesto... si eso era posible.

- "¡Los guardé todos, tanto los positivos como los más difíciles de sobrellevar, ya que todos se relacionan con él!"

Fue en esa época en que ella creyó que todo sería más fácil.

- "... No quiero pensar que todo haya sido obra del destino, quiero creer que todos los caminos que hemos tomado fueron el resultado de una elección. Eso aplica para mí, para Terry ... y también para Stear..." dijo Candy y cerró fuertemente los ojos por un momento tratando de calmar su agitado corazón. Al abrirlos vio en el fondo un objeto muy amado... Allí guardaba su pequeña y preciada caja de música...

- "Stear... tenías razón; en aquella noche nevada, tú me salvaste. Sin esa música serena y alegre hubiera sido imposible que lograra regresar a Chicago. Desde aquel día, cada vez que me sentía triste, escuchaba su melodía hasta que un día se arruinó. Estaba tan deprimida, casi me parecía haber perdido lo último que me mantenía unida a mi amigo, pero algún tiempo después él fácilmente logró repararla. Desde entonces siempre he tenido temor de que volviera a descomponerse, por eso la he guardado en este alhajero como un objeto valioso."

Del alhajero, Candy sacó una espléndida tarjeta blanca decorada con un diseño de encaje: la invitación para el compromiso celebrado entre Archie y Annie. El color había permanecido intacto y en su mente revivió la profunda emoción al recibirla. El suntuoso matrimonio fue maravilloso, pero la fe en realidad la fiesta de compromiso en Lakewood la que despertó en ella muchísimos recuerdos y las lágrimas comenzaron a fluir sin cesar.

- "A veces me pregunto qué habría sucedido si Anthony no hubiese muerto... Creo que todos nos habríamos quedado allí y ninguno hubiese ido a estudiar a Inglaterra. Si nunca hubiéramos partido, nunca habría conocido a Terrence G. Grandchester...T.G., tigre." Una suave sonrisa se dibujó en el rostro de Candy. – "Incluso he llegado a pensar que fue el mismo Anthony quien lo puso a él en mi camino, al menos así podría encontrarle sentido a todo el sufrimiento de aquellos días."

Entre muchos otros recuerdos, notas, correspondencia de Albert, Annie, Archie, Patty, la señorita Pony, y otras personas, se encontraba una breve nota que algunos años atrás, había cambiado completa, sorpresiva y definitivamente, el rumbo de su vida...

"Querida Candy,

¿Cómo estás?

Ha pasado un año desde entonces... Transcurrido este lapso de tiempo, me había prometido a mí mismo escribirte, pero luego, dominado por la duda, dejé que pasaran otros seis meses.

Sin embargo, ahora me he armado de valor y decidí enviarte esta carta.

Nada en mí ha cambiado.

No sé si alguna vez leas estas palabras, pero quería que al menos tú supieras esto.

T.G."

Candy recordaba cómo su corazón se había detenido por unos segundos al ver esa elegante caligrafía que su memoria nunca había podido olvidar. La letra de Terry.

Lo que sucedió después ameritaba escribir todo un nuevo libro de memorias. Al final, todo había salido bien y aquel lazo rojo invisible que permanentemente estaba atado a sus dedos meñiques, se estiró hasta el infinito, pero nunca se rompió conectando a estas dos almas gemelas.

- "He aprendido a convivir con el destino, con sus luces y sus sombras. El destino no siempre es oscuro, a veces es capaz de emitir una luz resplandeciente. Justo como dice la señorita Pony: nunca sabes lo que te espera a la vuelta de la esquina. Aunque se deba soportar un dolor tan grande que desgarra el corazón, si lo afrontas sin miedo tendrás ciertamente en la próxima esquina, un encuentro maravilloso y fascinante. Ahora estoy convencida."


El sol comenzaba a ponerse y las sombras se alargan sobre la alfombra. Del mismo modo, también su corazón comenzaba a ensombrecerse al evocar los innumerables y tristes acontecimientos en el periodo en el que estuvo separada de él.

Incapaz de seguir mirando las cartas y los recortes de periódico, lentamente cerró el alhajero, volviendo a colocar en él sus numerosos recuerdos, y soltó un profundo suspiro para tratar de recuperarse. Después se dirigió hacia la estancia de al lado que ella y su amado utilizaban como estudio.

Las paredes de esta habitación están cubiertas con libros encuadernados en cuero de las obras completas de Shakespeare, novelas de literatura francesa e inglesa, publicaciones de medicina. En una esquina habían sido colocadas varias fotografías pequeñas enmarcadas llenas de hermosos momentos, algunos en los días del Colegio; junto con el cuadro del Hogar de Pony pintado por Slim y que él había encontrado en un mercado de pulgas, sorprendido por haber encontrado un lugar que se parecía tanto a aquel que conoció un invierno, visto desde la Colina, pero pintado en la primavera como en los recuerdos de Candy. Aún recordaba la emoción que había sentido al recibir ese hermoso regalo.

Candy se sentó esperando que los recuerdos se calmaran dentro de su corazón, dejándolos ir en un respiro sereno. En la penumbra suspiraba con suavidad, cuando la luz de la estancia se encendió repentinamente.

- "Candy, ¿qué haces ahí en la oscuridad?" dijo él con aquella voz profunda que le hablaba dulcemente y que tanto le gustaba, capaz de hacer siempre que su corazón latiera con fuerza. Él estaba allí, frente a la puerta, y la miraba dirigiéndole esa sonrisa de lado que ella adora. Candy no podía creer que estando tan inmersa en sus recuerdos no escuchara el sonido del auto que lo trajo de vuelta a casa.

- "¡Bienvenido!" exclamó ella con la voz entrecortada y se levantó saboreando la alegría de poder pronunciar aquellas palabras, arrojándose entre sus brazos abiertos.

- "Te extrañé..." murmuró él suavemente en su oído. – "¿Qué has estado haciendo pequeña pecosa?"

- "Recordando..." dijo ella suspirando aliviada sin despegarse de su pecho, el calor que le transmitía y los fuertes latidos que emitía, eran siempre un alivio para los momentos difíciles.

Ambos se dirigieron a la estancia de al lado en donde Candy había pasado la tarde

- "Pero qué tenemos aquí... ¿tu caja de tesoros?" dijo él divertido mientras echaba una mirada al escritorio y a la mesita de lectura que solía usar Candy para descansar. – "¿Y esto? Parece leerse Candice W. Andlay..." dijo mientras tomaba el viejo cuaderno con curiosidad.

- "Es un obsequio que me hizo el Tío Abuelo William hace muchos años..."

- "¿Albert? ¿O prefieres que lo llamé "el Príncipe de la Colina"?" dijo levantando una ceja y con una sonrisa burlona asomándose en sus labios.

- "¡Nunca debí haberte contado eso!" dijo Candy con frustración.

- "Ja ja ja, no se moleste Señora Graham... Recuerde que cuando se enoja, se le ven más las pecas."

- "Terry, no importa cuántos años pasen, siempre serás el mismo mocoso malcriado..." dijo ella con resignación.

- "Ven aquí" dijo él mientras la tomaba de la mano para sentarse ambos en su lugar de lectura junto a la mesita. Desde hace mucho tiempo él había tomado la costumbre de sentarse y colocarla a ella sobre su regazo por largos momentos cuando se ausentaba gran parte del día.

- "Creo que me arrepentiré de decírtelo, pero ese diario habla en gran parte de nuestros días en el Colegio." Confesó la rubia.

- "¿Quieres decir que habla de cómo me perseguías incansablemente, o de cómo fui tu salvador en numerosas ocasiones?"

- "¡¿Mi salvador?! ¡Hey, yo no te perseguía! Misteriosamente tú empezaste a aparecer en mi territorio casi todas las tardes."

- "Recuerda que antes de ti, ese ya era mi territorio Pecas."

- "Nunca llegaremos a un acuerdo ¿cierto?" rio ella divertida recordando sus eternas discusiones.

- "... la verdad es que no sé qué hubiera sido mi vida sin ti." Dijo él suspirando tras un momento de silencio.

- "¿Qué crees que hubiera pasado si...?"

- "Eso es algo en lo que no me gusta pensar..." la interrumpió él adelantándose a la pregunta de qué hubiera sucedido si ellos jamás se hubiesen reencontrado.

- "Terry, ¿qué diría alguien que conociera nuestra historia?"

- "Si leyera tu diario probablemente comprobarían que estabas loca por mí desde que me viste la primera vez en el Mauritania... si no me equivoco dentro de ese alhajero aún se encuentra un objeto de mi propiedad que lo confirma." Dijo mirándola con sospecha.

- "¡Terry!"

- "¿Lo ves? Por eso es que absolutamente todos tenían claro, desde la época del Colegio San Pablo, que eras mi chica."

- "¡Eso no es verdad Terry! ¡Sólo mis dos buenas amigas lo sabían!"

- "Bueno... en realidad, quizás en el dormitorio de hombres no había uno solo de ellos que lo ignorara." Dijo Terry entornando los ojos y poniendo cara de inocente.

- "¡¿Cómo dices?!"

- "¿Nunca te preguntaste por qué ninguno de ellos se acercó a ti con segundas intenciones?"

- "¡Santo Dios! ¿Qué fue lo que hiciste Terrence Graham?"

- "Creo que los años están haciendo efecto en mí... no lo puedo recordar claramente... Me parece que alguna vez hubo un pequeño incidente con esa sabandija de Leagan, pero no estoy completamente seguro."

- "...Vaya, una razón más para considerarnos los rebeldes transgresores de reglas del Colegio..." dijo Candy mientras se tapaba el rostro con ambas manos.

- "... ¿Sabes? Creo que si alguien llegara a conocer nuestra historia diría que hemos sido muy afortunados al reencontrarnos... una y otra vez." Confesó Terry acariciando el diario de Candy.

- "Nuestra historia... suena bien... Aunque por momentos ha tenido fases de drama y hasta terror..." dijo ella pensando mientras colocaba uno de sus dedos sobre su mejilla.

- "¿Terror señora Pecas? No me digas que es una más de las cosas a las que les tienes miedo... como a los fantasmas que habitan los castillos y los bosques embrujados de los Colegios."

- "Para tu fortuna, recordármelo quizás sea una más de las maneras de abrazar a una chica."

- "De abrazar a mi chica querrás decir." Dijo Terry mientras la miraba intensamente.

- "¿Cómo describirías nuestra historia Terry?"

Terry cerró los ojos tratando de encontrar la manera de poner en palabras todo aquello que esa pequeña y aun ligeramente pecosa rubia, le hacía sentir.

- "No permitáis que la unión de unas almas fieles admita impedimentos;

No es amor el amor que cambia cuando un cambio encuentra,

O que se adapta a la distancia al distanciarse.

¡Oh, no!, es un faro imperturbable,

Que contempla la tormenta sin llegar a estremecerse;

Es la estrella para un barco sin rumbo,

Cuyo valor es desconocido, aun contando su altura.

No es un capricho del tiempo, aunque los rosados labios y mejillas

Caigan bajo un golpe de guadaña;

El amor no varía durante breves horas o semanas,

sino que se confirma incluso ante la muerte.

Si es esto erróneo y puede ser probado,

Nunca escribí nada, ni ningún hombre jamás amó." ¹

- "Te amo Terry." Dijo Candy sonriendo ante las palabras recitadas siempre apasionadamente por su amado.

- "Y yo te amo a ti, Candy Graham."

- "¿Qué te parece si te leo un poco de nuestra historia?" dijo ella con su habitual entusiasmo.

- "Eso me gustaría mucho, me parece que necesita unos pequeños ajustes para hacerla más verídica..."

- "Eso está por verse... Esto comienza así: "1º de enero de 1913, era la noche de Año Nuevo..." comenzó Candy, mostrando su historia y su corazón al hombre que ama.

En ese momento ambos sabían que, a pesar de las dificultades de la vida y de aquello que los esperaba a la vuelta de la esquina, nunca más permitirían que las vueltas del destino separaran lo que desde un inicio era por esencia, una misma alma reunida en dos cuerpos, dentro de una misma historia de amor.


Notas:

La mayor parte de este capítulo es de CCFS, salvo algunos trozos que he colocado para darle la identidad de Terry: la pertenencia del joyero a Eleanor, el que Candy finalmente recibiera el diario de parte de Albert, y he seleccionado sólo aquellas partes de las cartas que puedo ligar a mi Anohito (Terry) y he ignorado todas aquellas que hacen referencia a Albert (básicamente la correspondencia entre ellos).

¹ Soneto 116, William Shakespeare. En honor a la querida guest que gusta de este soneto lo he incluido para esta parte final pues es simplemente hermoso y me parece que describe a la perfección esta historia de C&T.

Agradecimientos:

Gracias a todas por esperar este epílogo, en realidad los días se me fueron sin control y me pasé una semana más de la que era mi intención publicar. Lo siento Ale Soria, créeme que lo tenía como pendiente número uno.

También me enredé un poco pues inicialmente quería enlazar este final a mi siguiente historia, pero no me fue posible, así que les adelanto que es probable que use las cartas de CCFS, para ir reconstruyendo la historia final con una parte 100% inventada por mí de cómo se pudo haber dado el reencuentro entre ellos.

Gracias infinitas a todas por animarme, leerme, comentarme y seguir esta historia, ha sido todo un reto y un placer que como ya les conté me ayudó a atravesar momentos difíciles.

Ha alegrado mi corazón haber conocido tan lindas personas. Por cierto, apoyo la moción de AyameDV de publicar más sobre Terry; estoy buscando inspirarme para escribir un one shot de Navidad o de Año Nuevo. Si alguna quiere compartir algo yo la animo completamente, es un compromiso del que no se van a arrepentir.

Con todo mi corazón gracias a quienes me dejaron un último review: Stormaw gracias por tus hermosas palabras, eres una bella lectora, Blanca G, Mary, Miriam7, Nally Graham, skarllet northman, a la linda Guest que ama tanto esta historia que ha leído las obras de Shakespeare, a Guest2 con sus bellas palabras, Lilia Venezuela, Anjiluz, Guest3 que pasó junto conmigo por todas las emociones, Eli preciosa con sus hermosas palabras, vialsi, a la dedicadísima Phambe que estuvo traduciendo esta historia del español al francés para poder leerla (muchas gracias por las recomendaciones, justo esas historias son las que más me gustan también a mí y me he anotado aquellas que no conozco para leerlas. No dejes de crear tu cuenta en fanfiction para poder enviarnos mensajes privados (PM INBOX)), AlexaPQ que me inspiró a escribir, XFTO que espero se recupere al cien ya que estuvo leyendo en su convalecencia, Alejandra que regresa al mundo de fanfiction de Candy, Veronica reyes, y Ale Soria por esperar el epílogo y animarme a buscar por fin un momento para escribir.

Y a todas quienes me dejaron reviews y/o me leyeron silenciosamente a través de 42 capítulos. Nos leemos en la próxima historia, anímense a escribir y démosle una oportunidad a quienes se estrenan escribiendo. Cuídense y que tengan una excelente semana, y un grandioso último mes de este 2017.

Abrazos desde aquí hasta donde estén.

ClauT (con T de Terrytana jejeje).