Algún día, en algún lugar (Someday, Somewhere).
Los personajes de Candy pertenecen a sus respectivas autoras K. Mizuki y Y. Igarashi. Ésta es una historia construida con la única intención de esparcimiento, sin fines de lucro, casi toda pertenece a mi imaginación, sin embargo, reconozco que hay pasajes de libros que he leído por aquí y por allá, como aquel que da nombre (en inglés) a esta historia.
Si desean subir esta historia a otro portal, por cortesía háganmelo saber, y por favorrrrr siempre citen al autor en la historia, recuerden que es un trabajo no pagado y el reconocimiento es lo único que pedimos.
Capítulo 11: Fabricando un reencuentro.
- ¿Blake? – Lilian golpeaba tímidamente a la puerta de la habitación principal. Desde la primera vez se la había cedido a él, así que casi por reflejo al despedirse la noche anterior, ella se había enfilado a la que fuera la habitación de Alexander.
Un hombre con el cabello húmedo, en jeans y con un suéter azul muy sencillo le abrió la puerta.
- Discúlpame Lilly, en aquél cajón he encontrado el diario de Candy, tú debes saberlo pues claramente has sido tú quien lo puso allí – sonrió él adivinando su intención de mostrarle todo cuanto sabía. – Desafortunadamente me llevó casi toda la noche y recién me estoy levantando. Espero no haber alterado los planes de hoy.
- ¿Planes? – balbuceó ella sin poder apartar la mirada de sus ojos, atrapada por algo inexplicable...
La noche anterior él le había resumido la historia que sabía de su familia, habían hecho líneas de tiempo juntos y compartido algunas ideas de cuanto habría pasado en las vidas de Candy y Terry. Lilian había encontrado a un cómplice, un apasionado de los secretos familiares y un hombre que reía con facilidad ante las locas suposiciones que solía hacer ella con la intención de alegrarles la noche. Eso era algo que nunca había hallado en John.
Blake se había relajado por completo y ambos habían reído de las descabelladas historias que pasaron por su mente cuando tiempo atrás Lilian lo buscaba con tanta insistencia, él la había imaginado como una solterona empedernida buscando fortuna para ella y sus 25 gatos; o como una fanática que abrazaba muñecos aterradores a los que les había recortado y pegado el rostro de su bisabuelo.
Las barreras se habían derrumbado de ambos lados por el simple hecho de compartir la información que tenían sobre las dos personas que habían amado en la vida.
El sonido del teléfono rompió el intenso contacto visual. Sobresaltada, Lilian lo sacó de su bolso para responder.
- ¿Qué le ha parecido el paquete que le hice llegar, Lilian?
- ¡Taylor! – dijo ella dándose la vuelta e indicándole a Blake con un gesto que atendería la llamada en la recámara. – Ha sido útil, pero no es una historia tan interesante como pensaba. Me parece que tendré que buscar algún otro personaje para esta biografía.
- Me atreveré a sugerirle al personaje principal nuevamente, la vida de Terrence Graham fue sin duda un pozo de misterios.
Lilian no puedo evitar fruncir el ceño y desconfiar. Taylor parecía demasiado interesado en este tema.
- No lo creo Taylor, la historia de Terrence está protegida por sus familiares. Quien se atreva a indagar en ello sufriría consecuencias inciertas.
- ¿Lo dice por experiencia, Lilian? ¿Es por eso que Blake Hartman ha ido a buscarla?
Un escalofrío recorrió a Lilian. Sintió como si su intimidad hubiera sido violada.
Tragando con dificultad iba a comenzar a hablar cuando él la interrumpió.
- Lilian, no soy un enemigo, créame. Sé que la mayoría de los escritores que hemos caído en las redes del reportaje tenemos esa reputación, pero de corazón puedo jurarle que no busco fama y fortuna. Simplemente he encontrado algo que vale la pena y me gustaría formar parte de ello – dijo él tratando de suavizar su voz.
La práctica lo había hecho un hombre directo y con más frecuencia de la que quisiera había logrado atemorizar a su interlocutor.
– Déjeme enviarle una ofrenda de paz. ¿Puede revisar su correo electrónico?
- Sí, puedo consultarlo Taylor. ¿Podría decirme qué busca ganar con esto?
- Ya se lo dije, quiero formar parte. Llevo muchos años tratando de integrarme a algún proyecto interesante en un medio más formal que las revistas de chismes.
- ¿Por qué no escribe directamente a la editorial? Sé bien que tiene contactos.
- No quiero ser un escritor más, mi ambición es mayor. No se lo he dicho pero Terrence Grandchester, A.K. Graham, se ha convertido en uno de mis ídolos.
¡Santo Dios! Este hombre sabía eso.
- Taylor...
- Vea mi gesto de buena voluntad y después decida. Lo que le he enviado será visto únicamente por sus ojos. Solo necesito una oportunidad Lilian, soy un aficionado escritor y el trabajo de Terrence me ha inspirado como no tiene una idea.
- Debo hablar esto con el señor Hartman, Taylor. Solo pido discreción.
- Se lo repito, tiene mi palabra. Contácteme cuando haya revisado su correo Lilian.
Lilian se recargó un momento sobre el muro, esto no le haría ninguna gracia a Blake.
Cuando bajó las escaleras lo encontró sentado al lado de la chimenea con cara de culpabilidad.
- Lilian... tengo algo que confesar.
- Yo también – suspiró ella con un nudo en el estómago.
Blake la vio apretar los labios, la había observado lo suficiente para saber que era una clara indicación de que algo no iba bien, y le hizo una señal para que se acercara.
- Comenzaré yo. La primera vez que vine aquí, no es la primera vez que vi este lugar – soltó él de golpe.
- ¿Cómo dices? – Lilian se acongojó pensando que lo que ella tenía que decir era aún peor de lo que él estaba confesando.
- Sí, esta casa aparece en innumerables fotos del abuelo Alexander. Desde la primera vez que vine, supe que Candice tenía algo que ver con mi familia. No necesito que mi madre lo confiese, solo quiero saber cómo es que yo no supe nada de esto hasta ahora. Mi tío... no, no, lo correcto es comenzar por llamarle como es... mi bisabuelo Terry, fue el ídolo de mi infancia.
- Blake, aún hay mucho que tenemos que descubrir. Ahora es mi turno – dijo ella dejándose caer en el asiento de al lado mientras se cubría el rostro con las manos. – Creo que he hecho algo... peligroso... Tonto y peligroso.
Él tomó sus manos descubriendo sus grandes ojos ambarinos.
- ¿Tiene que ver con Taylor? Frank Taylor autor de reportajes mediocres e investigaciones trilladas... es inofensivo Lilian.
- Ha nombrado a la familia Grandchester Blake, sabe demasiado.
- Entonces... tendrá que morir – dijo él claramente bromeando. – Lilian, tengo una enorme experiencia en el tema de defender los intereses de mi familia. En cuanto Taylor metió la nariz en la historia de Marlow lo supe y comencé a investigarlo. Parece sincero.
Lilian no se sentía tan segura de ello.
- Ya lo veremos. Tenemos que ir al centro a buscar un lugar donde pueda consultar mi correo. Vine aquí en una clara escapada y no traje mi computadora conmigo. Comencemos por estudiar qué es lo que nos ha enviado.
Blake sonrió al escucharse incluido en esa frase.
Ambos clavaron la mirada fijamente en sus manos que habían quedado apoyadas una sobre la otra desde que él le descubriera el rostro y de un salto se apartaron con el pretexto de prepararse para salir del hermoso cottage.
En el camino rumbo al centro hablaron de cualquier cosa, él le contó cómo siempre había deseado un hermano y ella le dijo cómo en su caso eso le parecía aterrador, se consideraba un caso del síndrome de hija única, a lo cual él arremetió preguntándole si le hubiera gustado tener un hermano como él.
Lilian respondió con una mueca que lo hizo reír con mayor fuerza.
Mientras ella ingresaba en un café internet, Blake se dirigió al quiosco de la esquina para obtener un ejemplar de los principales periódicos.
Lilian se equivocó tres veces al ingresar su contraseña. Se sentía muy nerviosa, no sabía qué esperar de Taylor.
Cuando abrió el archivo, sus ojos casi salieron de sus órbitas, tuvo que revisar el material incontables veces para verificar que era real. Con el corazón desbocado pidió que imprimieran absolutamente todo en la mejor resolución que fuera posible y salió corriendo como una niña pequeña llamando a Blake desde el otro lado de la calle.
- ¡Tienes que ver esto sentado, querido! Por poco me voy de espaldas con solo verlo. ¡Ven! Allí está la posada donde cené ayer, necesitamos hablar con la dueña también.
Blake sintió como si un torbellino lo envolviera y lo empujara dentro del antiguo lugar en el que se había establecido aquél restaurante, sin darle oportunidad a decir una sola palabra. Apenas atinó a tomarla del brazo para que esperara a que les asignaran una mesa; en el curioso lugar aunque no había más de un par de parejas sentadas, tenía en todas las mesas restantes un letrero de "reservado" que le impediría a Lilian apropiarse de un sitio como parecía ser su intención.
Un chico joven salió a recibirlos y después de sonreírle a ella y saludarla por su nombre, procedió a quitar uno de los letreros frente al bar.
- Mi abuela ha salido un momento, le he hablado de ti Lilian y le encantará conocerte. ¿Puedo traerles algo para almorzar?
Ambos recordaron que no habían probado bocado en el desayuno, las confesiones matutinas y el momento incómodo del contacto físico los había hecho salir corriendo del íntimo ambiente del hogar de Candy.
Lilian le arrebató la carta a Blake y pidió un par de platillos, parecía ansiosa por mostrarle lo que tenía entre las manos...
- Bien, muéstrame lo que sea que tienes ahí – dijo Blake señalando con la mirada un bonche de papeles en las manos de ella.
- ¿Recuerdas que queríamos saber la fecha en la que hubo un reencuentro?
Blake asintió.
- ¿Y recuerdas que te conté que Candy estuvo aquí estudiando en el mismísimo hospital donde Alexander Flemming hiciera sus famosos descubrimientos?
Blake asintió de nuevo rodando los ojos y colocando la mejilla sobre su mano.
- ¿Y qué hay de aquella suposición que hicimos sobre...
- Sí, sí dejemos los rodeos, Lilly, nunca me han gustado.
- Eres un aguafiestas... Déjame disfrutar este momento.
Blake suspiró y miró fijamente hacia un rincón.
- ¿Crees que ellos habrán venido a almorzar en este mismo lugar? Aquél sitio parece ser muy íntimo, casi podría imaginarlos compartiendo un momento allí – dijo Blake señalando una mesa junto a la vieja chimenea desviando su atención.
Ella se descuidó y él hábilmente tomó uno de los papeles y lo miró.
Parecía ser la copia de una fotografía. La imagen impresa mostraba a un joven alto cubierto por una capa azul y una boina, pero nada de eso servía para ocultarlo ante ojos expertos. Los de Blake y los de quien quiera que fuera el fotógrafo de ese entonces.
La fecha se leía 1924 y por la manera en que la gente alrededor de él iba vestida, debía ser el otoño inglés.
- Es él... En el puerto de Southampton... – murmuró Blake.
- Y no solo eso... Mira esto...
Era una foto de Terrence sentado en una banca de Hyde Park, un lugar muy cercano a St. Mary's Teaching Hospital.
- Esto no puede ser casualidad, vino a buscarla, pero ¿él sabía dónde encontrarla?
- Sí, se me ocurre que antes de esto él debe haber ido al Hogar de Pony, pero ella ya no estaba allí. Había pasado mucho tiempo, Candy no tenía manera de saber que él iría en su búsqueda, y Susana seguía viva en ese entonces.
Lilian le extendió otro documento, una copia del acta de defunción de Susana, ella había muerto en los primeros meses de 1940.
- ¿Qué otros secretos guardas allí mujer?
- Esto, pero no tengo idea de qué es... hay algunas partes en inglés pero mezcla palabras muy extrañas – dijo ella extendiéndole uno de los documentos.
Era un manuscrito en inglés muy formal y con algunas palabras en escocés, Blake durante su niñez había estudiado algo de ello, pero no fueron las palabras lo que llamaron su atención, sino el sello al pie del documento.
Era el sello del ducado de Grandchester, debía ser un documento oficial.
Esto cada vez lo inquietaba más. Él sabía la enorme distancia que Terry había puesto entre él y sus orígenes, y ahora, ¿Taylor había encontrado un oficio relacionado a la visita de su bisabuelo a Londres?
Esa sería la primera vez que él regresara a sus orígenes desde que partiera hacia América. El Duque de Grandchester debe haber estado al tanto; en esa época el poder que ejercía la nobleza era inconmensurable, nada sucedía sin que quienes se encontraban en el poder lo supieran.
- Tendré que revisar esto a detalle Lilly, parece ser un reporte ordenado por el Duque. Hay algunos lugares anotados aquí y una serie de instrucciones al respecto. No sé a ciencia cierta el por qué de las palabras en escocés, quizás eran una serie de indicaciones para llevarse a cabo en Escocia. Mi familia tuvo varias propiedades allí, incluyendo la antigua villa en Edimburgo, aquella de la que Candice habla en su diario.
Blake volvió a revisar las fotografías de Terrence, ambas fueron tomadas desde cierta distancia por lo que su expresión no podía apreciarse del todo. ¿Habría estado feliz de finalmente decidirse a ir tras la mujer que amaba? ¿Habría sentido miedo? ¿Habría temido reencontrarse con el Duque y su familia paterna?
- Un penique por tus pensamientos... – dijo Lilian observándolo perdido en sus ideas.
Blake solo levantó la mirada sin decir una sola palabra.
- ¿No? Entonces una libra por tus ojos...
Lilian se dio cuenta casi de inmediato de lo que había dicho y se cubrió levantando frente a su cara el resto de los papeles impresos para ocultar su sonrojo.
Si no hubiera hecho eso habría notado la mirada sorprendida y la ligera sonrisa en el rostro de Blake.
Otoño de 1924, Londres.
YOU WHO NEVER ARRIVED By Rainer Maria Rilke
You who never arrived in my arms, Beloved,
who were lost from the start…
You, Beloved, who are all
the gardens I have ever gazed at,
longing. An open window
in a country house-and you almost
stepped out, pensive to meet me.
Streets that I chanced upon-
you had just walked down them and vanished.
And sometimes, in a shop, the mirrors
were still dizzy with your presence and startled,
gave back my too-sudden image. Who knows?
Perhaps the same bird echoed through both of us
yesterday, separate, in the evening…¹
Fue en uno de aquellos atardeceres de octubre.
Terry había viajado de vuelta al lugar de sus pesadillas y sus recuerdos de los días del Colegio en un santiamén, o al menos así le pareció a él la antes larga travesía en trasatlántico.
Había convencido a Robert de darle un tiempo libre antes de empezar a trabajar en una nueva obra en colaboración, sería la primera puesta en escena con material adaptado en su totalidad por él. Era una fantástica oportunidad... pero jamás volvería a postergar sus prioridades.
Después de visitar el Hogar de Pony en la primavera, se había prometido a sí mismo volver a escribirle, pero luego, atrapado por las dudas, dejó pasar otros seis meses.²
Ahora, sin embargo, tomó valor, abordó un barco y por fin estaba en la misma ciudad que ella.
Seguía dándole vueltas decidir qué le diría al verla, así que mientras esperaba un cochero libre escribió una breve nota que metió en un sobre en blanco con las palabras más honestas que había escrito jamás. Escribió su nombre en el sobre: Candice White, y se encaminó hacia el hospital con el corazón taladrando su pecho y sus oídos.
Al llegar a la recepción del Hospital recordó la mala suerte que había tenido aquella noche que la fue a buscar al Hospital Saint Jane (Santa Juana) en Chicago y en silencio recitó una plegaría por tener una mejor suerte esta vez.
La enfermera de recepción estaba muy ocupada pero no le negó una discreta sonrisa a pesar de que él no había podido ni sonreír, su rostro debía ser de pánico puro. Cordialmente le indicó que la enfermera White se encontraba en una capacitación y que tardaría un par de horas en salir, quizás más; después de ello debía encargarse de las rondas.
Con manos temblorosas Terry le entregó el sobre y le pidió que fuera tan amable de entregárselo. La chica le hizo notar que no llevaba remitente pero él insistió que la señorita White sabría de qué asunto se trataba.
Él no esperaba una respuesta, solo quería que ella recibiera esa nota.
Sin saber cuánto tiempo esperaría, comenzó a caminar hacia Hyde Park. Las cartas estaban echadas a la suerte.
Solo quedaba para él esperar.
Candy había tenido un día de locos, no había tenido un minuto libre desde hacía horas. Su estómago gruñía sin control así que decidió entregar la guardia a la enfermera de la tarde y enfilarse hacia el comedor para recoger su comida y salir a disfrutarla tirada en la hierba del parque cercano al Hospital. No terminaba de acostumbrarse a comer encerrada entre cuatro paredes, por el contrario, al aire libre hasta la comida del hospital sabía mejor.
Con prisa pasó por la entrada del Hospital cuando la chica de recepción la atajó diciéndole un millón de cosas que no entendió acerca de un hombre increíblemente atractivo y una nota romántica con su nombre. Candy la miró como si la mujer estuviera desvariando y tomó el sobre sin verlo ingresándolo a uno de sus bolsillos. Seguramente no era para ella, pero ya se encargaría de hacérselo llegar a su verdadera dueña.
Nada la distraería de su misión. Tenía que comer o desfallecería.
En una carrera que deshizo el cuidadoso recogido de su pelo, atravesó las calles que la separaban de su meta.
Se alegró al encontrar una zona libre cerca de un gran árbol alrededor del cual se apilaban cientos de hojas secas que crujieron bajo sus pies y se sentó recargada en el tronco para comenzar a comer saboreando cada bocado.
Terry había dado vueltas en el mismo parque sin saber qué otra cosa hacer cuando una ráfaga rubia apareció frente a sus ojos y se desplomó frente a un árbol.
Deteniendo súbitamente la marcha su mente se nubló y sus ojos se negaron a parpadear.
Como un rayo ella había aparecido en su camino.
Él permaneció fuera del alcance de su vista mientras la observaba, completamente paralizado.
Primero pensó lo poco que había cambiado en tantos años. El tiempo al parecer no había volado, se había quedado en suspenso. Seguía teniendo cara de niña con esas pecas alegrando su rostro ligeramente más alargado. Su cabello por fin estaba suelto, era largo, abundante y aún más rubio de lo que lo recordaba; ahora flotaba ondulado rozando sus hombros.
Su corazón se entibió como si una cascada de cálida miel lo cubriera, igual que en aquel verano en Escocia.
El no mentía cuando hacía unas horas escribió en esa sencilla nota que nada en él había cambiado.
La sola visión de ella, después de tanto tiempo lo hizo tragar saliva con dificultad y procurando controlar la emoción que destilaba por sus ojos se aproximó al lugar en que se encontraba la mujer que amaba.
Cuando estuvo a sus espaldas solo atinó a pronunciar una frase:
- Sigues siendo una pequeña pecosa.
Notas:
¹ Traducción rápida de TÚ QUE NUNCA LLEGASTE de Rainer Maria Rilke
Tú que nunca llegaste
a mis brazos, querido, a quien perdí
desde el principio...
Tú, querido, que eres todos
los jardines que siempre he contemplado,
añorante. Una ventana abierta
en una casa de campo- y tú casi
fuera, soñando con encontrarme.
Calles por las que pasé una vez-
que tú acababas de recorrer ya desaparecido.
Y a veces, en las tiendas, los escaparates
aún están impregnados de tu presencia para, súbitamente,
devolver mi reflejo. ¿Quién sabe?
Quizás el mismo pájaro resonó a través de ambos
ayer, separados, al atardecer…
² Adaptación de la nota de Terry a Candy en CCFS.
Agradecimientos:
Kamanance Me recordaste cuando yo esperaba la actualización de alguna de las historias que he leído en este bello foro y siempre estaba en esa disyuntiva de si leer de una vez el capítulo o mejor desfrutarlo después, y tampoco pude jamás aguantarme jajaja, lo leía tarde y al día siguiente lo volvía a leer.
Perth77 Yes, she couldn't find any suitable job because of the Leagans, in chapter 7 Candy remember why she is in London "las puertas de los hospitales en Chicago seguían aún cerradas y no solo eso, escribiendo cartas a otros hospitales descubrió que Neil y Eliza habían hecho un fantástico y demoniaco buen trabajo para excluirla de cualquier sitio al alcance de sus posibilidades." And I agree with you, the way the nobles used to think back then was very different, very cold and with values that in our time makes no sense.
Gladys aunque el misterio no se devela aún, ya llegaremos a esa parte.
Yessenia Gracias por compartirme tu nombre y por tus bella palabras, en efecto jamás en mi cabeza caso a Candy y Terry con nadie más que entre ellos ¿sabes? no me hace sentido; aunque bueno, cada uno es libre de imaginarse esta hermosa historia como le parezca. Bendiciones para ti también y una vez más, gracias por leerme.
Tiza20 prometido, no dejaré esta historia sin terminar. Escribo semanalmente y a veces me pasa que mi semana laboral se extiende hasta el sábado por lo que trato de actualizar lo antes posible, pero es un hecho que no la dejaría, mi cabeza no me dejaría en paz hasta que escriba todo eso que me imagino.
Letty Bonilla Sip, Blake es bisnieto de Terry lo cuál convierte a Candy en su bisabuela; con la adopción me refería a que Lilian es "nieta" por adopción de Candy (porque su madre Beth, fue adoptada legalmente por Candy). Y... el misterio aún sigue acerca de por qué será que está unión permaneció en secreto, al menos de la vida pública.
Lu23 gracias linda por comentar, me da gusto que en algo haya podido colaborar a tu ilusión y no quiero ser spoiler así que acerca del secreto no digo más, pero efectivamente tiene que ver algo con todo el tema del Duque.
AlexaPQ me has sacado una enorme sonrisa, comencé a leer tu historia "Quédate conmigo" nuevamente (no sé por qué recordaba que tenía más capítulos ¿?), todavía me acuerdo cómo me emocionó cada uno de ellos, las horas de risa que me regaló pensar en Terry como "su Excelencia", en fin. Mi corazón recibió una oleada de calidez gracias a tu comentario y saber que sigues por aquí siendo parte del AAVST, espero que las cosas vayan bien para ti. Fuerte, muy muy fuerte abrazo hasta donde te encuentres.
Villa Je je, sí para escuchar lo que Julia Grandchester tiene qué contar habrá que esperar. Sé que algunos capítulos quedan cortos, es culpa de estas musas de la inspiración que luego me dejan a la mitad cuando voy escribiendo y no regresan para ayudarme a hacer capítulos más largos, entre eso y que el día solo tiene 24 horas la verdad que me hacen falta por lo menos un para más para poder escribir tanto como quisiera.
Torpe Ahhh ya llegaremos a esa razón del por qué Candy no abre la carta, me gustó mucho tu idea de que así como le costó seguir su sueño de ser actor, Terry ahora tendría que perseguir este sueño de estar con la persona que ama. En mi cabeza es algo así también, en la historia, sobre todo el anime, hacían mucho énfasis de Candy corriendo tras Terry, y me gusta la idea de que ahora sea él quien la alcance mientras ella cumple su sueño profesional. Y sin duda, a mí también el hogar en el que vive Candy en CCFS tiene que ser compartido con un amante de Shakespeare, no me cuadra que viva con Albert en un lugar que le recuerda a Terry y con las obras de Shakespeare ahí metidas, es como si yo guardara las cartas de mis ex y me fuera a vivir donde él viviera... pero bueno, cada quién como prefiera jajaja.
Yelani Gracias a ti por leer, ya se irán descubriendo más pistas.
Ster Star le diste al clavo con lo que quise provocar haciendo que Blake nos mostrara esa foto del Duque con Alexander, ese es el siguiente misterio que hay que descubrir, yo pensé que les iba a hacer más ruido este tema porque como sabemos Terry no es muy fan del Duque y todo lo que esa herencia significa... entonces qué hace Alexander cerca de él... dum dummmm
Alessandra Cara Amica, devo confessare che la storia ha iniziato a entrare in una svolta che all'inizio non immaginavo, l'intera storia era basata su "qualcosa" che era trovato in un vecchio loft e questo sta atterrando sulla mia idea di come Candy e Terry tornino insieme. Alexander è stata una delle prime sorprese che sono sorte nel modo di scrivere perché non voleva che tutto finisse per essere depositato in Susana ... ahhh Susana, l'eterno ostacolo all'amore, ancoraggio in onore di Terry e morale e "gentilezza" se il limite di Candy in cui conclude che entrambi lo amano allo stesso modo ma continuando ad amare Terry lo farà soffrire di questo irrisolvibile problema. Volevo che in questa storia l'ostacolo fosse qualcosa di diverso ed è lì che sono ancorate le foto e le prove che verranno scoperte. Per alleviare quella paranoia, devo dire che le lacrime potrebbero non essere sempre triste. Ti mando un caro abbraccio nella tua bella Italia, devo dire che il tuo paese ha rubato metà del mio cuore molto tempo fa.
Phambe nuevamente me siento muy identificada con tu manera de pensar. Yo tampoco gusto de la idea de saber que Candy continúa sacrificándose por su amor hasta el punto de aceptar ser siempre un papel secundario. La frase con la que inicio el capítulo 9 "Unos son protagonistas y otros simplemente actores secundarios" para mí Candy es protagonista y es Susana quien, a pesar de haber sido la razón de una separación, nunca fue un papel principal.
Debo confesar que muchas veces no me hace sentido en una historia que una carta de un viejo amor te haga salir corriendo tras él, en efecto, Candy no sabe lo que nosotras ya sabemos; para ella sigue siendo el mismo dilema moral. No quiero imaginar lo doloroso que fue recibir la invitación de Eleanor para la presentación de Hamlet... puedo imaginar el corazón de Candy rompiéndose al saber que "no debía" (como deber moral y para protegerse del dolor) asistir. Una carta de Terry después de tantos años... abrirla o no abrirla, es un dilema.
Es maravilloso leerte y saber que esta historia va teniendo lógica. Este secreto acerca del Duque que vuelve a la vida de Terry es nuestra siguiente tarea. Te mando un fuerte abrazo hasta París! Que tengas maravillosa semana.
Nally Graham ya veremos tu instinto de detective cómo va uniendo estas piezas, mi idea era ir mezclando un capítulo del pasado y uno del presente pero a veces no lo logro... siento que el pasado siempre necesita un enlace con el presente y de ahí que acabemos con un rompecabezas que habrá que ir armando.
CandyNochipa2003 lo sé querida, a veces no me alcanza el día para poder escribir largo y publicar y prefiero hacerlo aunque quede corto para no tardarme más en actualizar. Eso y que mis musas de la inspiración constantemente me abandonan
Y a quienes visitan esta historia y leen silenciosamente, mi enorme agradecimiento.
Hasta pronto.
ClauT
