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Sakura tuvo un mal presentimiento cuando su novia Hinata le comentó sobre que sus padres las habían invitado a cenar. No tanto por la madre de Hinata, quien era en realidad un sol, sino por el ogro de su padre y su hermana, de quienes aun recordaba sus miradas fulminantes sobre sus hombros cuando fueron presentados hace seis meses.

Obviamente el Señor no esperaba que a su hija le gustara la panocha.

Y obviamente la culpaba de todo a ella.

Mientras miraba la entrada residencial, Sakura sonrío maliciosamente. Preguntándose como tomaría el Señor Hyuga la noticia de quien en realidad era la dominante en aquella relación.

Aun así, ni recordando las noches mas ardiente con su amada pareja, le hizo olvidar que aquella invitación le sabía un tanto rara. Pero Hinata estaba tan ilusionada y ella era tan débil ante sus mimos, que no pudo decirle en ningún momento que no.

Por eso ahora se encontraba, de nuevo, estacionando su auto frente a la casota de los padres de su novia.

Ella le sonrío tan dulce antes de bajarse y caminar con prisa hacia su familia, quienes las esperaban en el umbral de la puerta.

Sakura aseguro su auto y camino con las manos detrás de su espalda.

La madre de Hinata la saludo con un abrazo, la enana —ya no tan enana —, le sonrió petulante, y el Señor Hyuga le sonrío con sus ojos y Sakura ladeo una sonrisa. Ella admitía que ese viejo era muy bueno fingiendo su cordialidad. Y luego pensó que no le extrañaba que fuera tan buen empresario.

—Los extrañe mucho — comento Hinata, minutos mas tardes cuando ingresaron a la sala y tomaron asiento.

—Nosotros a ti pequeña. —secundo su madre, y le paso a Sakura una taza de té y galletas, quien le sonrió por el gesto.

—Hanabi, estas mucho mas alta y hermosa desde la ultima vez que nos vimos— puntualizo Hinata.

—Gracias hermana — Y le lanzó una mirada a la chica de cabello rosa. — Y dime Sakura ¿estas cuidando bien de mi nee-san?

Sakura no se inmuto ante el claro tono de amenaza de la castaña.

Y sabía, en sí, que la chica era recelosa con ella más por debido a los celos de hermana, a diferencia del padre.

—Por supuesto, Hanabi — Y miro hacia su novia, quien le devolvió la mirada risueña— Siempre cuido bien de Hinata. — Sakura sonrío triunfante cuando las mejillas de su novia se ruborizaron con violencia. La muy descarada había elegido interpretar sus palabras, efectivamente, con el doble sentido.

Por curiosidad, miro a su alrededor, y sonrío altiva cuando noto al Señor Hyuga carraspeando, la señora Hyuga fingiendo que había una arruga inexistente en su falda, y a su hermana menor tomando de su té por igual ruborizada.

Si, todos ahí habían pensando con el doble sentido.

En eso el timbre de la casa sonó y la alerta en Sakura se activo cuando vio una mirada extraña que se dedicaron el Señor Hyuga y Hanabi. Esta ultima se levantó como si un resorte la hubiera impulsado y salio con prisa del salón.

—Invite a la prima Shion — anuncio Hanabi, llegando de nuevo con una bonita rubia de ojos lilas.

—Hola a todos — saludo la chica, con una gran sonrisa en el rostro.

—Hola cariño — saludo la Señora Hyuga.

—Shion, te presento a Sakura — hablo Hinata, animada por tener a su prima ahí.

La chica enseguida miro a Sakura de arriba abajo, y fue luego que extendió su mano hacia ella.

Si hubieran estado en otro lado, sin duda no le hubiera dado la mano por grosera, pero la noche ni había empezado y no quería hacer sentir mal a su novia.

Mas tarde pasaron al comedor, y en vista que ni un comentario fuera de lugar ocurrió, Sakura se permitió relajarse un poquito.

Fue mas tarde que entendió la jugada del Señor Hyuga.

Cuando fue hora de irse, Sakura gruño en vista de que su auto no quería encender, fue cuando la señora Hyuga amablemente les pidió que se quedarán.

No tuvo de otra que aceptar.

Pero mala suerte el Señor puntualizo que no podía dormir en la misma habitación de su hija.

—Perdón.

Levanto la mirada, encontrándose con Hinata en la habitación que le habían asignado.

—Se que no querías venir en primer lugar, a cenar con mis padres, así que de cierta forma siento que te obligue.

Sakura se sentó en el colchón y palmeo a su lado, Hinata enseguida fue y se sentó.

—Realmente no quería venir, pero se cuan importante es para ti tu familia — coloco un mechón suelto de su amada detrás de su oreja — Así que yo tambien, aunque no lo quiera admitir, quiero poner de mi parte.

—Bueno, al menos a mi mamá te la ganaste desde el primer día —sonrío ella.

Hinata le dio un pequeño beso antes de salir de la habitación, y Sakura la miro triste partir. Pero con el pensamiento que mañana regresarían a su apartamento, se dispuso a costarse a dormir.

Fue entonces cuando ocurrió, luego de la media noche sintió algo rozar su cara y un peso extra hundir su cama. Su sentido de alerta se despertó y abrió sus ojos de par en par. Miro sorprendida a la prima de su novia arriba de ella, en cuatro.

—¿Qué Demonios...?

—No he podido dejar de pensar en ti — exclama la chica con sus ojitos brillosos y acercando sus labios a los suyos.

La imagen de una sonriente Hinata en las mañanas llegó a su mente y con la sangre caliente aparto a la chica de su lado. Se levanto como un resorte y salio de la habitación como un toro, marcando fuerte hasta llegar a cierta habitación.

—¿Fue usted verdad?— grito molesta Sakura, señalando al Señor Hyuga.

La señora Hyuga parpadeo y miro a su marido sin entender.

—¿De que hablas? — espetó el Señor Hyuga, con el ceño fruncido.

—Usted mando a Shion a mi habitación, para así tenderme alguna trampa y que mi relación con Hinata se acabará.

El Señor Hyuga por primera vez parecía nervioso, su cara de ogro estaba tan cual hoja de papel.

—Cariño ¿eso es cierto? — el miró a su esposa, quien ahora le miraba molesta — ¿cariño?

—¿Qué pasa aquí? — Hinata ingreso a la habitación, los gritos la habían despertado.

En eso llegó Shion y todos la miraron.

—Ya basta tío, di la verdad.

Mas tarde Hinata, cuando Shion contó todo, se encontraba tan roja como un tomate del coraje.

—¡No puedo creerlo papá!

Hyuga salto de la cama.

—Hinata, debía demostrar al menos que esta chica te quería de verdad.

—Esta chica tiene nombre — gruño Sakura.

—Hiashi no lo puedo creer — se lamentó la señora Hyuga, la pena visible en su rostro.

—Oh, parece que no funciono — todos voltearon a mirar a Hanabi junto a Shion en el umbral de la puerta.

—No, no funciono — espetó Sakura, mirando a Hanabi y al Señor Hyuga — Escúchame, para ver si no lo entiende de una vez ¡amo a su hija! ¿ok? Así que ni usted ni nadie de su familia hará que yo rompa con ella — miro a Hinata — Solo ella tiene la voluntad para que esto se termine.

—Y por supuesto que no pasara —replico la chica, tomando a Sakura de la mano. Sus dedos se entrelazaron antes de volver a mirar a su padre, con una gran gesto de decepción en su rostro — ¿tanto te molesta que que sea una chica?

Hiashi paso una mano por su cabello, se veía exasperado.

—No, ciertamente no — Sakura le miro incrédula — ¡es la verdad! solo, solo — apretó los dientes — Aun me cuesta creer que estés tan grande, que aun siento que debo protegerte.

—Pues ya no lo necesito — apunto Hinata.

Ambos, padre e hija, se miraron fijamente por pesados segundos.

—No, no lo necesitas — estuvo de acuerdo el Señor Hyuga.

La señora Hyuga se levanto y camino hacia su hija, en un gesto de pena.

—Mejor seguimos hablan en la mañana.

Hinata asintió, estando de acuerdo con su madre.

—No, esperen... Hija, Sakura.

Ambas chicas le miraron sin saber que esperar. Hanabi y Shion miraron con curiosidad. El señor Hyuga entonces avanzo hacia la joven de cabello rosa. Este se mantuvo expectante, ya no sabiendo que pensar de aquel señor, fue entonces cuando miro perpleja cuando el levanto su mano.

—¿Otra trampa?

—No, esta vez, es enserio.

—¿Padre?

El suspiro.

—Fue un necio, pero ahora veo que tus sentimientos por mi hija son verdaderos.

—Caray, y para eso tuvo que mandar a su sobrina a meterse en mi cama,

El señor Hyuga tuvo la decencia de mostrarse apenado.

—Si, tuve — carraspeo — ¿Aceptarías al menos empezar de nuevo?

Sakura siguio mirando su mano, aun dubitativa. Sintió entonces el apretón de Hinata en su mano y la miro, ella le indicaba con su mirada que lo pensará por ella, no por lo que para ella representará.

Volvió a dedicarle una mirada al padre de su novia y luego a su mano.

Sakura suspiro ¿qué mas daba?

—Esta bien — Y estrecho su mano con la del Señor.

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