Gunhilda de Gorsemoor —año dos


Peter estaba contento de culparse por las bromas de los Merodeadores cuando eran atrapados, y no le importaba ser el único que terminaba en detención. La verdad era que, Peter estaba bastante alegre de ser parte de un grupo de amigos tan cercano y haría lo que fuera para mantenerse dentro del lazo. Sólo era lo justo, pensaba Peter, desde que James estaba ocupado con el Quidditch y Remus ya tenía suficiente en su plato y Sirius tenía que lidiar con su familia. Si Peter tenía la oportunidad de culparse y alejarlos de detención, él estaba feliz de hacerlo.

Fue sólo en una noche que Peter Pettigrew hizo un sorprendente descubrimiento que cambiaría todo para ellos.

Era tarde por una noche de Febrero y se había culpado por una broma bastante brillante de la que James y Sirius habían sido responsables, la que involucró explosiones de dulces de Valentín que pintaron todo el Gran Comedor de rosa por tres semanas completas, y la larga historia corta fue que Peter terminó en detención fregando calderos. En su camino de vuelta a la Torre de Gryffindor, las escaleras decidieron moverse enviándolo en la dirección opuesta. Vagó por los pasillos en un ligero pánico preguntándose brevemente si debería detenerse y preguntarle a algún retrato la dirección, cuando se tropezó con el cordón de su zapato desatado y cayó justo entre los brazos de una estatua de piedra de una bruja tuerta.

Un grito de pánico —el que agradecía que sus amigos no pudieran escuchar, escapó de sus labios antes de que notara de que era en efecto sólo una estatua de piedra sobre la cual había caído. Suspiró aliviado y se sacudió el polvo, agachándose para atarse los cordones… Y entonces se dio cuenta…

Peter era bueno notando los detalles pequeños—eso era lo que lo hacía tan útil en las bromas. Mientras que los otros nunca hubieran prestado atención a algo tan minúsculo, los ojos de Peter se dilataron por un momento más largo sobre todo. Había algo extraño en esa estatua… curioso, le dio un pequeño empujón a la bruja de piedra.

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Sirius se dejó caer sobre la cama de Remus.

—Hey, te tengo las notas de Historia de la Magia.

—Y deberías estar agradecido —añadió James—. A esa hora es cuando Sirius usualmente tiene su descanso de belleza, ya sabes.

Remus rio y aceptó el pergamino que le ofrecía el moreno.

—Lamento mucho haberme impuesto sobre tu siesta, Sirius —entonces añadió, más serio—. No tenías que hacer eso por mí.

Sirius le restó importancia.

—Sólo le daré a Potter tiempo para ponerse al día. —Le dio un guiño a Remus—. Lo necesita más que yo. Pobre cosa fea que es.

—Seríamos mucho más apuestos si tú no te acapararas el espejo todas las mañanas, Black —vino la respuesta de James, junto con una almohada atravesando la habitación hasta la cabeza de Sirius.

Antes de que Sirius pudiera vengarse, la puerta se abrió de golpe y Peter corrió dentro de ella, jadeando y respirando con dificultad.

—¡JAMES, SIRIUS, REMUS! ¡Tienen que ver esto!

—¡Peter! ¿Estás bien? —preguntó Remus mientras él, James y Sirius saltaban de sus camas para pararse a un lado de su amigo.

—¡Trae la capa, he encontrado algo! —Los ojos de Peter estaban llenos de emoción.

Debajo de la capa de invisibilidad, los cuatro chicos se escabulleron fuera de la sala común y Peter los guio hacia el tercer piso donde encontró la Bruja Tuerta.

—Es justo aquí —dijo Peter, incapaz de ocultar su emoción. Una vez que estuvieron seguros de que Filch no estaba cerca, se deshicieron de la capa.

—Gunhilda de Gorsemoor —dijo Remus, de forma casual—. Ella encontró la cura de la Viruela de Dragón.

—Sabes cosas extrañas, Lupin —murmuró Sirius, aunque estaba medianamente sorprendido.

—Er… Realmente genial, Pete… —dijo James mientras Sirius rodaba los ojos—. La verdad no veo por qué estabas casi orinándote encima, pero…

—¡No, no la maldita estatua! ¡Miren! —Dio un paso adelante y pasó el dedo por el borde de la estatua cercana a la pared—. ¡Hay un hueco detrás! ¡Como un túnel!

De repente, los otros tres chicos se empujaron unos a otros para ver de cerca la estatua. No era un secreto que el castillo tuviera muchos pasajes secretos, ¿de verdad Peter había encontrado sólo uno?

—Creo que tienes razón, Pete… ¡Ouch! ¡Sirius! ¡Estás pisando sobre mi pie! —James se quejó, empujando a Sirius fuera del camino.

—¡Quiero ver, cuatro ojos! —Sirius empujó hacia atrás.

—Poco importa —Remus razonó con ellos, aunque él también estaba intentando empujar para tener una vista más cercana—. No es como si pudiéramos pasar por la estatua. Necesitaremos una contraseña.

Todos se apartaron de la estatua, aparentemente derrotados. Peter suspiró.

—Lo siento. Me emocioné. Creí que era genial

—Sería más genial si supiéramos cómo entrar —masculló Sirius, quién fue codeado en las costillas por Remus—. ¿Qué? Es cierto. ¿Qué se supone que haremos? ¿Adivinar?

Se sentaron en silencio por un buen rato, cada uno perdido en sus pensamientos.

Ábrete Sésamo —dijo James repentinamente. Los otros tres chicos voltearon lentamente la mirada hacia él.

—Brillante, Potter. ¿Qué sigue, Abra Kadabra? —Sirius arqueó una ceja.

—Bueno, no escuché a ninguno de ustedes viniendo con algo mejor —dijo James en defensa.

Al percibir que sin duda los dos comenzarían a discutir y se arriesgarían a que alguien los encontrara, Remus los interrumpió.

—Es inútil de discutir sobre ella. Dudo que sea algo que podríamos sólo adivinar y quién sabe qué podría haber ahí. Podría ser peligroso.

—¡Ha! —James rio, inflando un poco el pecho— Peligroso es mi segundo nombre.

—Calla el pico, Potter. Tu segundo nombre es Fleamont —Sirius bufó.

Remus rodó los ojos.

—Como iba diciendo, no es como si sólo usaran un hechizo común para encontrar pasajes secretos.

Los otros tres lo miraron perplejos.

—¿Hay un hechizo para encontrar pasajes secretos?

Remus pestañó.

—Er, sí… Dissendium.

Hubo un distintivo chirrido de piedra contra piedra y los cuatro chicos miraron, con sus bocas abiertas, cuando la estatua de Gunhilda de Gorsemoor se deslizó lentamente hacia un lado revelando un túnel bastante estrecho.

James le sonrió a Remus, quien quedó congelado en estado de shock.

—¿Decías, Lupin?

—Yo… Yo… Joder.

—Ahora, Remus. Eres un hombre lobo, no un lobo que dice palabrotas* —Sirius golpeó el hombro de Remus, llevando una gran sonrisa cuando daba un paso adelante para inspeccionar el pasaje—. ¿Bien? ¿Qué creen? ¿Deberíamos explorar? —No esperó una respuesta y ya estaba a dos pasos en la húmeda oscuridad cuando James y Peter respondieron con un entusiasta "¡Oh, sí!" y se apresuraron para seguirlo.

—¿Vienes, Remus? —James llamó por sobre su hombro y de mala gana, Remus suspiró y entró en el túnel.

—Está jodidamente oscuro aquí… —Peter murmuró, tratando de ocultar la pizca de miedo en su voz, haciendo eco en el vacío.

Lumos máxima —vino la voz de Remus desde atrás, y el estrecho pasillo se llenó de una luz plateada brillante.

—Heh… cierto… magia —graznó Peter.

El túnel olía a rancio y húmedo y parecía ser infinito. Estaba claro de que nadie lo había atravesado en muchos años y el único sonido era el que venía de sus pasos y un goteo leve desde arriba.

—¿Cuánto tiempo llevamos caminando? —se quejó Peter después de lo que parecieron ser veinte minutos—. Estoy cansado. ¿Cómo sabemos que este túnel nos llevará a alguna parte?

—Deja de quejarte, Pete. Si no estás dispuesto a tener una pequeña aventura sólo tendremos que dejarte aquí solo en la oscuridad.

—Sirius, sé amable —Remus lo reprendió ligeramente—. Él tiene algo de razón de todas formas. Hemos estado caminando desde siempre, esto de verdad podría ser un callejón sin salida o incluso algo peligroso.

—No quieres devolverte, ¿cierto? —James preguntó con poca energía.

—¡No! —dijo Peter, poco conveniente mientras Remus suspiraba.

—Hemos llegado bastante lejos, regresar sería una pérdida.

Sirius se dio vuelta tan rápido que James y Peter estuvieron a punto de chocar con él.

—Si quieres que regresemos, lo haremos, Rem. Digo… Apenas tuviste tu… Ya sabes… Si estás cansado o no te sientes bien…

Yo estoy cansado —ofreció Peter.

no te convertiste en un hombre lobo hace dos noches atrás. —Incluso a través de la oscuridad, Peter podía sentir los ojos grises de Sirius mirándolo.

—Está bien, Sirius. Estoy bien, de verdad —dijo Remus, apaciguando lentamente la tensión.

—Er… ¿Continuamos entonces? —dijo James, aclarándose la garganta incómodamente. Y continuaron…


N/T: Eres un hombre lobo, no un lobo que dice palabrotas: En inglés decía, "You're a werewolf, not a swearwolf". Es un juego de palabras, werewolf (hombre lobo) y swearwolf… La palabra "swear", podría ser palabrota o grosería.