Revolución en el tren

Por octava vez Lily se aseguró de llevar todo lo que necesitaba en su equipaje. Silver ululó impaciente en la jaula.

- ¿¡Lily, has terminado!? -.

- Sí, papá – respondió la niña.

El señor Evans entró en el cuarto y bajó el baúl, jaula con lechuza y bolso al coche. El tren a Hogwarts salía a las once y ya eran casi las nueve y media.

La familia Evans, incluida una reticente Petunia, montaron en el vehículo y se encaminaron a la Estación de King Cross. El centro de Londres era desesperante, el tráfico horrible desde cualquier punto de vista. Por suerte, consiguieron aparcar a eso de las once menos veinte.

- Ya creía que no llegaban – los recibió Alfred, que los esperaba en la entrada y, extrañamente, nadie parecía fijarse en su pintoresca túnica y sombrero.

- Nosotros tampoco – replicó el señor Evans.

Pusieron el equipaje de Lily en un carrito y siguieron al mago hasta los andenes 9 y 10.

- Bien, ahora necesito por su parte un pequeño acto de... imaginación – dijo el señor Myther – Nosotros vamos al andén nueve y tres cuartos -.

- ¿Qué? -.

- La entrada está oculta para los muggles – explicó Alfred sonriente – Lo que deben hacer es correr contra esa pared, no se inquieten, la atravesarán; Lily y yo iremos primero, luego pueden seguirnos ustedes -.

La niña asió el carrito junto a Alfred, echaron a correr y ella cerró los ojos justo cuando iban a chocar. Al no sentir golpe alguno, Lily decidió mirar en torno suyo y se maravilló, una espléndida locomotora de color rojo brillante llenaba el ambiente de vapor. Una muchedumbre de adultos ayudaban a sus hijos, sobrinos, nietos o niños con los que compartían los más diversos grados de parentesco con las maletas y se despedían de ellos. La escena habría sido bastante típica de una estación normal, si no fuera por el escándalo de las lechuzas, varios críos de cinco años montados en mini escobas, los gatos y los variopintos atuendos de la gente.

Los señores Evans aparecieron con Petunia y sonrieron nerviosos, ellos también habían pasado por ese instante de pánico previo al choque.

Con ayuda de Alfred buscaron un vagón para instalar a Lily. Entre su padre y Alfred subieron a bordo el equipaje. Dos chicos mayores estuvieron a punto de derribar a Lily al pasar corriendo, les escuchó decir algo como "le han regalado una anaconda".

- Listo – sonrió Alfred – Deberías subir Lily, ya son menos cinco -.

La niña besó a sus padres y se dejó abrazar un rato. También se despidió cariñosamente de su tutor.

- De verdad que eres como mi tío, señor Myther – dijo ella.

- Muy bien, sobrinita, pero sube al tren o se irá sin ti -.

Lily entró en su compartimiento y se despidió de su familia por la ventanilla. Sonó un agudo silbido. Con un brusco movimiento el tren empezó a moverse. El nudo de nervios ante lo desconocido oprimió el estómago de Lily, era una sensación muy semejante a la de subirse a una montaña rusa.

La puerta se abrió y una expresión de absoluta sorpresa apareció en la cara del recién llegado. Lily también se mostró sorprendida y entusiasmada.

- Vaya, hola, Severus ¿verdad? -.

- Sí... -.

- ¿Quieres acompañarme? – le invitó ella, señalando el asiento de en frente.

- Sí... gracias... en donde estaba antes tenían montado un auténtico revuelo con una anaconda -.

- ¿Nos dejan llevar animales como ese? -.

- A los mayores sí, somos los de primer año a los que nos limitan las mascotas – respondió el chico, sentándose con los movimientos perfectamente sincronizados de quien está sometido a una intensa disciplina o un estricto protocolo.

- Yo llevo a Silver -.

Severus miró a la lechuza plateada.

- Mi compañero se llama Dusk, es un cuervo -.

- Me gusta el nombre, luego me lo tienes que enseñar – sonrió Lily.

Hubo un breve silencio, ligeramente incómodo.

- ¿Tienes alguna asignatura que te llame la atención? – preguntó la niña – He estado curioseando los libros y todas parecen interesantes -.

- Pociones y DCAO -.

- ¿DCAO? -.

- Defensa Contra las Artes Oscuras -.

- Ah... a mí esa me pone los pelos de punta -.

Él esbozó un amago de sonrisa.

- ¿Por? -.

- No sé como alguien como yo podría enfrentarse a las cosas que aparecen en el libro -.

- Con magia – sentenció Severus – Aunque no creo que nos pongan delante de una banshee el primer año -.

- ¿Tú sabes hacer magia?... yo todavía no sé ni como se coge la varita -.

Al chico no dejaba de sorprenderle la facilidad que tenía Lily para hablar e, incluso, reírse de sus propios miedos y defectos. No parecía avergonzarle lo más mínimo.

- Algún hechizo -.

- ¿En serio?, muéstramelo – pidió ella, entusiasmada.

Lily no le quitaba ojo mientras su compañero parecía meditar cual sería el sortilegio apropiado. Lo que ella ignoraba era que los hechizos que habían enseñado a Severus no entrarían en la categoría de "bonito", ni siquiera en la de "digerible".

Finalmente, el niño pareció decidirse. Sacó su varita de su túnica negra.

- ¡Lilium! -.

Un ramillete de lirios blancos surgió de la varita acompañado de algunas chispas verdes.

- ¡Guay!, ¡son preciosos! – exclamó Lily, aceptándolos.

- Sé otros hechizos... pero no quería asustarte... -.

La puerta del compartimiento se abrió bruscamente.

- Oh, demonios, a este paso estará todo lleno – renegó una chica de rizado cabello negro, piel cobriza y unos llamativos ojos violeta - ¿Puedo quedarme?, el resto del tren está a tope -.

- Pasa – asintió Lily.

La niña miró a los dos ocupantes y prefirió dejarse caer junto a la pelirroja.

- Althea Willow, pero llamadme Thea – se presentó.

- Lily Evans, mucho gusto -.

- ¿Y tú, chico serio? -.

- Severus Snape -.

- Te va el nombre – apuntó socarrona Althea – Y éste es mi Rogue -.

Se sacó de un bolsillo de la túnica un gatito que parecía un tigre de las nieves en miniatura.

- ¡Qué lindo! -.

No llevaban ni cinco minutos en paz cuando alguien entró a la carrera, cerró de un portazo y se arrojó bajo el asiento de Snape. Lily se agachó en el suelo, pero sólo podía ver una túnica con pies que no cesaba de temblar.

- Hola, ¿estás bien? – preguntó Althea.

- No -.

- ¿Qué te pasa? – aventuró Lily.

- Ahí fuera... hay... hay..., hay unos que me han echado una serpiente -.

Severus gruñó algo que sonó como a "Malfoy", al ver la mirada interrogativa de Lily se explicó.

- Lucius Malfoy, es el dueño de la anaconda que te mencioné antes; por eso me vine aquí, los mayores de Slytherin le están azuzando la nueva mascota a los de primer año -.

Althea cogió por los pies al aterrorizado muchacho y lo arrastró fuera de su escondite. El niño se sentó a regañadientes sobre sus talones, era bajito y rellenito, de cara simpática como un ratoncito asustado de pelo castaño oscuro. Las chicas se presentaron.

- Yo soy Peter... Peter Pettigrew -.

Para ver si terminaba de calmarse, Thea le dejó un rato su gato. Severus miraba por la ventanilla con una expresión hosca, de lo que Lily dedujo que la máxima aspiración del chico no era la compañía de la gente.

La puerta se abrió dando un buen susto a Peter. Pero no era una anaconda lo que asomó, sino una chica de pelo rubio liso y grandes ojos celestes, además de una señora empujando un carro lleno de chucherías.

Los niños se aprovisionaron de todo lo que ofrecía el carrito, incluso Severus, que no pudo evitar gruñir que más les valdría poner un cartel de "Pasen y vean" después que la niña rubia, Susan Kindlys, se quedara con ellos. Estuvieron un rato conversando, aunque quien más hablaba era Thea, era sorprendente la cantidad de anécdotas que parecía conocer a cual más divertida.

La puerta volvió a abrirse, dejando ver a un niño delgaducho, al que parecía sobrarle túnica por todos lados; gafas redondas, y el pelo azabache tan alborotado como si hubiese sacado la cabeza por la ventanilla.

- Hola, ¿no habréis visto una iguana por aquí? -.

- ¿Una iguana? – inquirió Susan, alarmada – ¿Eso que es como una lagartija pero a lo grande? -.

- Sí, es que se le ha escapado a Black... -.

Como si lo hubiera convocado, se asomó el chico que Lily conoció en la tienda de ropa.

- Ah, hola Lily -.

- Hola Sirius -.

- ¿Tampoco está aquí, James?... ¡demonios!, no debí soltarle por el compartimiento, siempre me hace lo mismo -.

- El tren parece el Arca de Noé – rió Althea – Con tanto bicho -.

- Y que lo digas, y lo peor es la serpiente de Malfoy, ya se ha comido a la rata de Diggle -.

- Hey, ¿a qué tanta gente en el pasillo? -.

Todos miraron con curiosidad al chico moreno que debía andar por quinto curso, en su túnica brillaba la insignia de prefecto.

- Buscamos una iguana – explicó James.

- ¿Es ésta por casualidad? -. El joven les mostró una iguana de brillante color verde debido al pánico. – La encontré en medio de unas histéricas chicas de Ravenclaw -.

- Ah, vaya, gracias por encontrar a Gillan – dijo Sirius – Y, por si le interesa, señor prefecto, en el segundo vagón una serpiente se está comiendo mascotas ajenas -.

- Malfoy... un día de estos le echaré un imperio a ver si se está quietecito por lo menos el trayecto en tren – renegó el chico, alejándose hacia el susodicho vagón.

- Yo preferiría que lo tirara por la ventana con el tren en marcha – opinó Sirius – Ey, naipes explosivos, ¿podemos jugar? -.

Lily ocultó una sonrisa al ver la cara de exasperación de Severus.

Lo que restaba de viaje lo pasaron jugando a las cartas, comiendo golosinas y conversando. Lily descubrió que sentía auténtica debilidad por las ranas de chocolate.

El tren se detuvo en mitad de la noche. En el andén había un barullo horrible y hacía frío, ¿cómo iba a saber hacia dónde ir?. Lily bajó del vagón tras Severus y Thea tras ella.

- ¡¡¡Los de primer año, por aquí!!! -.

Una gran lámpara se agitó en la oscuridad. La portaba algo que, para alguien tan pequeño como Lily, debía ser una especie de montaña con abrigo de pieles. Un redondo rostro con barba sonrió a los niños.

- Vamos, sin miedo, ¡seguidme! -.

Los de primer año fueron tras aquella especie de Papá Noel de crespo pelo negro, por un camino angosto y resbaladizo por el rocío nocturno. Lily tropezó y se agarró a lo primero que pilló para no besar el suelo, Snape.

- Lo siento – se disculpó la pelirroja, apurada.

- Dame la mano o no llegaremos nunca – replicó secamente él.

Al rodear un recodo de rocas y árboles llegaron a un lago salpicado de estrellas. Más allá, del otro lado de las aguas, se levantaba un castillo como el de las viejas leyendas medievales con luces en sus grandes ventanales.

- ¡Subid a las barcas! – ordenó su gigantesco guía - ¡No más de cuatro por bote si no queréis daros un baño de medianoche! -.

Severus, Lily y Althea subieron al bote, otro niño se unió a ellos. La pequeña flota surcó las aguas e ingresaron al castillo a través de una arcada cubierta de enredaderas. Severus prácticamente arrastraba a Lily para que no se quedara mirando embobada absolutamente todo lo que se cruzaba por delante.

Por fin, llegaron a las puertas del castillo y entraron en un amplísimo zaguán; allí les aguardaba una mujer joven, las pequeñas gafas y el pelo negro recogido acentuaban su expresión rígida. Dio las gracias al guía de los niños y los condujo hasta una salita vacía, o no tanto; había un niño, de lacio pelo castaño claro y ojos color miel que destilaban una mezcla de miedo y emoción contenidos.

- Lupin, ven con tus compañeros -.

- Sí, profesora McGonagall -.

Lily sonrió al ver como Sirius le enseñaba disimuladamente su iguana a Lupin.

- Bienvenidos a Hogwarts - dijo entonces la profesora - El banquete de comienzo de año se celebrará dentro de poco, pero antes de que ocupéis vuestro lugares en el Gran Comedor deberéis ser seleccionados para vuestras casas... -.

Mientras la profesora les explicaba la selección y como se organizaban las Casas, Lily se dedicó a ponerse nerviosa. Alfred se había negado a contarle como se hacía eso de seleccionar a los alumnos. Tampoco debía ser difícil, ¿o sí?, ¿y si no superaba la prueba?.

- La Ceremonia de Selección tendrá lugar dentro de pocos minutos, frente al resto del colegio. Por favor, esperad aquí a que vuelva y, tranquilos, no sucederá nada horrible – la mujer esbozó una suave sonrisa y salió de la sala.

Althea resopló, tan nerviosa como su compañera pelirroja. Por las caras del resto de alumnos, estaba claro que las familias encontraban divertido que los niños descubrieran por sí solos como era la selección.

Lily sintió algo en su pierna y ahogó un grito, era Gillan. Se agachó y cogió la iguana mientras otras niñas la miraban como si tuviera una bomba entre las manos.

- Sirius, ¡aquí! -.

El rebelde crío se acercó junto con James, Peter y Lupin.

- Gracias -.

- Deberías hacer algo con Gillan si se te escapa durante la selección vas a meterte en problemas – opinó Althea.

- Lo sé, pero es que el viaje le tiene un poco trastocado, además que casi se le come la anaconda de Malfoy -.

- Un hechizo para dormir – sugirió a media voz el niño de ojos acaramelados.

- ¿Sabes hacerlo? – inquirió James.

Lupin asintió con timidez. Empuñó la varita y se arremangó la túnica.

- ¡Demaius! -.

Gillan quedó laxa entre las manos de Sirius.

- Vaya, está completamente dormida -.

- Eso es magia bastante avanzada – dijo la oscura voz de Severus - ¿Cómo un renacuajo como tú sabe hacerla? -.

- He estado enfermo, mi padre me enseñaba algunos hechizos que podrían resultarme útiles – respondió Lupin, ignorando el tono ofensivo.

McGonagall volvió en ese momento y condujo a los nuevos alumnos al Gran Comedor.

- Lo de "Gran" le viene que ni pintado – sonrió Althea.

Una inmensa estancia surgió tras las dobles puertas. Centenares de velas flotaban mágicamente, iluminando cuatro largas mesas llenas de estudiantes de túnica negra. Al fondo se veía una quinta mesa, la de los profesores.

Alguien tiró a Lily de la manga.

- Mira -.

Alzó sus ojos esmeralda y abrió la boca sorprendida. El techo era el cielo, un manto de refulgentes estrellas.

- Esto me va a gustar – sonrió para sus adentros.

Los de primer año se detuvieron a pocos pasos de la mesa de profesores, delante de un taburete donde reposaba un ajado sombrero, sin duda parecía tratarse del primer sombrero de mago de la Historia. Y entonces se puso a cantar.

(No soy buena poetisa, así que imaginad una canción ingeniosa sobre Hogwarts y sus Casas ;P)

Al terminar, el comedor entero aplaudió al Sombrero Seleccionador. McGonagall se adelantó con un rollo de pergamino.

- Ahora diré vuestros nombres; de uno en uno subiréis, os pondréis el Sombrero y os sentaréis en el taburete, así sabremos vuestra Casa – les indicó la profesora - ¡Black, Sirius! -.

Él, con una gran sonrisa, corrió a coger el Sombrero y se lo enfundó hasta los ojos.

- ¡GRYFFINDOR! -.

La mesa de los leones estalló en aclamaciones de bienvenida.

Lily se hizo a un lado para dejar que Snape se acercara a observar. Se veía pálido, más bien cetrino.

- ¿Te encuentras bien? -.

- Sí, no es nada... -.

- ¡Evans, Lily! – llamó McGonagall.

- Adiós – musitó Severus.

La pelirroja le miró un instante confundida. Luego subió al taburete y se puso el sombrero. Una voz le habló al oído.

- Veamos... inteligente... también leal con sus amigos... ah, pero no veo miedo -.

- ¿Debería tenerlo? – pensó Lily.

- Ajá, esa es la cuestión, ¿verdad?... supongo que entonces debes estar en... ¡GRYFFINDOR! -.

La pequeña Evans saltó del taburete y se unió a la que sería su familia.

- Jorkins, Bertha -.

- ¡RAVENCLAW! -.

El prefecto pelirrojo de Gryffindor estaba sentado junto a Lily, le sonrió.

- A ver si este año hay suerte -.

- ¿Suerte? – se interesó Lily.

- Siempre hay pocos alumnos en Gryffindor, el valor no es algo que abunde entre las personas -.

La profesora McGongall seguía.

- ¡Kindlys, Susan!

- ¡HUFFLEPUFF! -.

- Lestrange, Mark -.

- ¡SLYTHERIN! -.

El prefecto le señaló a Lily la mesa del fondo del Comedor, aquellos alumnos pusieron los pelos de punta a la niña.

- Nuestros adversarios, todos los magos tenebrosos salen de Slytherin, ten cuidado con ellos ¿de acuerdo? -.

- Sí -.

- ¡Lupin, Remus! -.

Los ojos color miel desaparecieron bajo el Sombrero Seleccionador. Los minutos se alargaron mientras el Sombrero se decidía, parecía que aquel niño iba a ser difícil.

- ¡GRYFFINDOR! – gritó finalmente.

Remus corrió hasta su mesa y se sentó junto a Lily, por su expresión se diría que acababa de vencer el solito a una manada de dragones.

- Je, yo apuesto dos galeones que tendremos a más -.

- ¿Cuántos? -.

- Yo digo que dos -.

- Mmmm, yo creo que no menos de tres -.

- Morley, Fletcher, ¿os importaría dejar de apostar? –. El prefecto reprendió a sus compañeros, una chica de 6º y un chico de 4º.

- Vamos Frank, ¿tú que dices? -.

Él estudió a Oliver Mercury que iba a Ravenclaw y Edward Nott a Slytherin.

- No sé... -.

Los nombres siguieron saliendo sin nada para los leones.

- ¡Pettigrew, Peter! -.

- ¡GRYFFINDOR! -.

La mesa estalló en vítores.

- ¡Potter, James! -.

- ¡GRYFFINDOR! -.

La Casa de Lily estaba entusiasmada, hacía tiempo que no recibían tantos alumnos. McGonagall tuvo que llamarles al orden para proseguir la selección.

Los nombres fueron sucediéndose hasta que...

- ¡Snape, Severus! -.

El Sombrero cubrió los negros cabellos del primer amigo mago de Lily.

- ¡SLYTHERIN! -.

Aquello fue como un auténtico jarro de agua fría. El niño que bajó del taburete se había convertido en su enemigo, en alguien que pertenecía a la Casa de los hechiceros oscuros. Los ojos verdes de Lily no se apartaron de él, hasta que Althea se hizo un hueco entre ella y Remus.

- ¡Bienvenidos! -.

La voz del director acalló todas las conversaciones.

- ¡Bienvenidos a un año más en Hogwarts...!, sí, señor Clearwater, ya comemos – Dumbledore sonrió bajó su barba blanca, mientras el alumno en cuestión enrojecía - ¡A comer! -.

Todos los platos de oro vacíos delante de los comensales se llenaron repentinamente, Lily creyó posible encontrar cualquier cosa que deseara en semejante banquete.

- Pasadme el rosbif -.

- ¿Ensalada? -.

- No, gracias, prefiero patatas -.

- Lily, ¿te encuentras bien? -.

La pelirroja se puso del color de su pelo cuando descubrió a varios pares de ojos fijos en ella.

- Sí... estoy cansada, es todo, demasiadas emociones – respondió, improvisando un amago de sonrisa.

- ¿Emociones?, ¿familia muggle, quizás? – inquirió Peter.

- Sí, soy de familia muggle – confirmó Lily.

- ¡Eso es magnífico! – exclamó entusiasmado el prefecto pelirrojo.

- ¡Cuidado!, Mundungus ha encontrado otra víctima – bromeó la chica, provocando varias carcajadas por la mesa.

- ¿Víctima? -.

- Está obsesionado con el mundo muggle, colecciona chismes de todo tipo –.

- Es un hobby como otro cualquiera, Lisa -.

- Sí, sí, lo que tú digas -.

Lily sonrió y prestó atención de nuevo a los chicos de su edad.

- Yo soy mezcla – decía Althea – Mi padre estaba de excavaciones en Grecia y se encontró con mi madre, ella es una sibila de Delfos -.

- Vaya familia, señorita Willow – sonrió Sirius – Mi padre es mago, astrólogo obsesivo como habréis intuido por mi nombre, y mi madre por su carácter creo que debe tener entre sus antepasados alguna banshee -.

Risas.

- Yo soy de padres magos –.

- Cómo no, los Potter; te tiene que salir el dinero por las orejas James – se burló Sirius.

- A mis padres quizá, pero yo no veo ni un mísero sickle – se defendió él, resultaba muy gracioso con sus grandes gafas redondas y su infantil expresión indignada – Voy a tener que dedicarme al robo a este paso -.

- ¿Y tú, Remus? – preguntó Lily.

- Magos – respondió con timidez.

- ¿A qué se dedican? – se interesó Thea.

- Control de Criaturas Mágicas Peligrosas, los dos, por eso se conocieron -.

La conversación siguió pero Lily apenas prestaba atención, tenía muchísimo sueño. Por fin, cuando creyó que se quedaría dormida sobre los restos de su cena, Dumbledore dio las últimas recomendaciones a los alumnos y les dio las buenas noches.

Los nuevos gryffindors fueron tras Frank, todos mortalmente exhaustos pero felices.

- Recordad, el castillo puede resultar un poco confuso al principio, hay habitaciones que cambian de lugar, los habitantes de los cuadros se visitan unos a otros, las armaduras... bueno, que os recomiendo salgáis pronto en busca de vuestras aulas para no llegar tarde – sonrió el prefecto.

Al final de un largo pasillo esperaba un gran cuadro con una señora gorda de anticuado vestido rosa.

- La contraseña, jovencito – solicitó afablemente.

- Cave canem -.

- Adelante -.

El cuadro se abrió y les dejó entrar en una confortable sala llena de alfombras, tapices, sillones y una llameante chimenea. Todo allí era rojo y dorado, acentuando la sensación de calidez.

- Esta es la Sala Común – dijo Frank – Aquella puerta lleva a los dormitorios de las chicas y esa a la de los chicos, sólo tenéis que subir por la escalera hasta encontrar el cuarto con el cartel de 1º Año. Hasta mañana a todos -.

Lily y Thea subieron las primeras y encontraron una habitación redonda con cinco camas de rojos doseles.

- Esto es estupendo – afirmó Thea, dejándose caer en la cama que tenía al lado su equipaje.

- Sí... ah, hola -.

La pelirroja saludó a sus otras tres compañeras de cuarto. Ellas se presentaron como Kathleen McBride, Deyanira Danforth y Selina Goldblum. Todas se pusieron los pijamas y, en pocos minutos, estaban completamente dormidas.

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N. de A.: Bueno, este es un capi un tanto insulso, pero era necesario como todos comprenderéis. Disculpad el follón de nombres, aunque a la mayoría los conocéis. ^^

Gracias por los reviews, me habéis hecho happy happy!!!

Joyce Granger: gracias por la recomendación y por los elogios, hay muchísimos fics de HP y todavía ando buscando alguno más de los Merodeadores en condiciones. ^^

Estrella de la Tarde: si ya sé que debo volver a mis origenes, pobres Galadriel y Fion les tengo abandonaitos pero mi inspiración anda floja y se me cruzaron los cables, así que me metí un poco con mis queridos Marauders. Intentaré terminar algún capi del SdlA lo antes posible, pero no prometo nada, que luego todo me sale al revés ¬¬. Por cierto, hazme propaganda entre las lokas y las hijas de Satanás, que yo no tengo messenger xa darles la tabarra. ^^

Javito19: gracias por los elogios, anima mucho saber que hay gente dispuesta a leer las paranoias de una XD.

Rosemary Black: gracias por el elogio, por tu nick intuyo cierta predilección por un marauder en concreto, a ver que te parece.^^

Paola....: espero que te gustase James, como ya dije, poco a poco el protagonismo irá pasando a los chicos pero Lily era perfecta para la introducción.

Tenna rato!!!