Tras la hazaña de los pequeños gryffindors, las cosas volvieron a su cauce habitual. Los odios entre leones y serpientes seguían bien asentados, como demostraron algunos incidentes sin importancia; Peter convertido en una especie de globo de helio, la túnica de Snape de color fucsia, Longbottom con tentáculos en la cabeza, Malfoy con orejas de elefante, y así varios más.
Aquella mañana tenían clase de Encantamientos. Después de controlar el hechizo levitador básico, lo siguiente que procedió a explicarles Flitwick fue el hechizo para trasladar objetos de sitio.
- Debéis decir con claridad "mobili", añadiendo a continuación aquello que deseáis mover, como ahora estamos trabajando con plumas tenéis que decir mobilicalamus – explicaba alegremente el profesor – No olvidéis el movimiento de muñeca que hemos ensayado. Vamos a ver quien puede llevar su pluma hasta mi mesa -.
Lily agitó su varita, dijo mobilicalamus y guió sin problemas su pluma hasta la mesa del profesor. Flitwick aplaudió entusiasmado.
- Oh, magnífico, fíjense en la señorita Evans, diez puntos para Gryffindor -.
- Siempre igual – sonrió James – Eres un monstruo de los encantamientos, Evans -.
- Algo tenía que dárseme bien para compensar pociones y vuelo; aunque mira quien fue a hablar, el monstruo en transformaciones -.
- ¡Socorro! -.
Kathleen McBride estaba en ese momento flotando a un metro de su pupitre.
- Señor Pettigrew, le dije que pronunciara bien el hechizo – le reprendió Flitwick, haciendo bajar a la asustada gryffindor – Y, señor Black, ¿le importaría dejar de hablar con sus compañeras? -.
Las dos chicas de Ravenclaw enrojecieron y Sirius sonrió divertido.
- No es feliz si no llama la atención – comentó Remus.
- Podríais buscar algún hechizo para convertirle en un anuncio de neón ambulante, a ver si así se le pasa la tontería – sugirió Thea, sus ojos amatistas concentrados en la pluma que volaba ante ella.
- ¿Anuncio de qué? -.
- De neón, es un chisme muggle, unos cristales que brillan con electricidad formando carteles luminosos a la entrada de tiendas y discotecas -.
- ¿Discotecas? -.
- Olvídalo Remus -.
La clase terminó por fin y Flitwick les puso como deberes controlar completamente el hechizo para el próximo día.
- Señorita Evans, espere un momento, quisiera hablar con usted -.
Lily aguardó hasta que todos los alumnos salieron y se acercó a la mesa del profesor.
- ¿Qué quería, profesor Flitwick? -.
- He notado que posee una habilidad innata para los encantamientos, sería una pena desaprovechar su don avanzando a la misma velocidad que el resto de sus compañeros, de manera que me tomé la libertad de sacar estos libros de la Biblioteca –. Le entregó dos gastados volúmenes – Si tiene algún problema consúlteme. Ah, y cuidado con las maldiciones, ya he visto su habilidad al usar el hechizo repulsor -.
- Muchas gracias -. Lily se sintió orgullosa con aquel elogio.
- Márchese o llegará tarde – sonrió el profesor.
Althea estaba en el pasillo, esperando a su amiga.
- ¿Y bien? -.
- Me ha dado esto para que estudie hechizos más difíciles -.
- Pobrecito Potter – rió la chica morena – Si ya eras peligrosa ahora lo serás más -.
- No digas eso, parece que soy una delincuente – protestó Lily.
Thea cogió uno de los libros y lo ojeó.
- Mira, este tienes que aprenderlo ya, "piernas de gelatina"... uis, aquí hay maldiciones muy divertidas -.
- Pasas demasiado tiempo con Sirius -.
Ante aquel comentario, Thea puso una mueca de asco.
- Y tú con Snape, no sé que es peor -.
- Te importaría dejar de chillarlo, se supone que es un secreto – gruñó Lily.
- Vale, no te enfades. Por cierto, ¿sabes si hay alguna venganza en perspectiva?, por lo del pajarraco ese quiero decir -.
- Ni idea, no suelo hablar con Severus de nuestros respectivos compañeros de Casa; yo le cuento cosas del mundo muggle y él me explica como funciona el mundo mágico -.
Cuando llegaron al pasillo del aula de pociones, se toparon con una espesa humareda amarilla. Los gritos resonaban por el corredor.
- Me parece que deberíamos quedarnos aquí, esa especie de niebla no me gusta un pelo – dijo Althea.
- Estoy de acuerdo -.
Poco a poco los alumnos de Slytherin y Gryffindor surgieron de aquella nube tóxica, algo pálidos pero sin lesiones visibles.
- ¿Qué ha pasado? -. Lily tenía la sensación que aquella pregunta se la habría hecho unas doscientas veces a sus compañeros en lo que iba de curso.
- No sabemos -. James parpadeó confuso, su voz sonaba como si se hubiese bebido él solo toda una botella de helio. – Que demonios -.
- Vaya, ahora sabemos qué hace ese humo –. La risa de Sirius sonó como la de una hormiga histérica.
- Ha sido Nott, le echó algo al caldero de Peter – explicó Deyanira, su voz más aguda que la de los chicos.
- Sí, pero el profesor ha quitado veinte puntos a cada Casa – añadió Remus con voz aguda también – Ha dicho que por hoy se acababa la clase. Yo creo que el pobre está al borde de sufrir una seria crisis nerviosa -.
Todos volvieron a la torre para hacer el vago hasta que llegase la hora de comer.
- ¿Habéis visto la cara de Snape?, parecía que iba a matar a Nott – dijo Sirius, tirado en el sofá muerto de risa – Me alegra saber que son una panda de idiotas que no nos llegan ni a la suela de los zapatos, ¿verdad, Jamie? -.
- Verdad, "Siriusito" -.
- ¡Eh!, un poco de respeto -.
- ¿Por qué no le llamas "sinusitis" directamente? – sugirió Althea.
- En el fondo me quieres, Willow, reconócelo – replicó Sirius, con su voz aún distorsionada.
- Claro que te quiero... -.
Todos se giraron alarmados. Sirius enarcó las cejas, perplejo.
- Te quiero... ¡en el fondo del estómago de un dragón! -.
- Ya me había asustado – le dijo Lily a Remus.
El retrato de la Señora Gorda se abrió y dejó pasar a McGonagall.
- No hemos sido nosotros, profesora -. La voz de James aún sufría coletazos por el humo inhalado.
- No he venido por el incidente en pociones –. Sus palabras fueron acompañadas por un severo gesto de su rostro – Señor Black, tengo que hablar con usted -.
- ¿Por? -.
- Acabo de recibir un informe que afirma que oculta una iguana en su dormitorio -.
Sirius palideció. La expresión de McGonagall se agrió aún más.
- Así que es cierto -.
- Sí – reconoció el chico.
- ¿Es usted consciente que los alumnos no pueden tener ese tipo de mascotas hasta cuarto curso? -.
- Sí -.
- Entonces entenderá que me vea obligada a pedirle que envíe de vuelta a casa a su iguana -.
- ¡No! -.
La joven maestra le miró enojada.
- Profesora, usted no lo entiende, enviar a Gillan a casa es como firmar su sentencia de muerte -. De Sirius había desaparecido toda la ironía y el buen humor – Mi madre no soporta a Gillan, la dejaría morir de hambre en su terrario -.
- Lo siento, señor Black, pero tendrá que deshacerse de su iguana en una semana a contar desde ahora mismo; de lo contrario, me veré obligada yo misma a requisar su mascota y ocuparme de ella personalmente – fue la decisión de McGonagall – Son las normas -.
La jefa de Gryffindor abandonó la Sala Común. Sirius dio media vuelta y, haciendo caso omiso de sus amigos, subió corriendo a los dormitorios.
- Ha sido Snape – dijo James.
- Por lo de convertir su cuervo en un papagayo – asintió Peter.
Los ocho gryffindors intercambiaron miradas en las que brillaba la compasión por Sirius. Separarse de su mascota le iba a partir el corazón al impulsivo muchacho.
En los cinco días siguientes Sirius apenas dio señales de vida. Asistía a clase, pero luego desaparecía sin dejar rastro. Sus amigos intentaban hablar con él, animarle, mas resultaba imposible.
Si Sirius era un alma en pena, Snape era la viva imagen de la felicidad. En las asignaturas que Slytherin compartía con Gryffindor, Snape se burlaba cruelmente de Black y éste ni siquiera tenía el ánimo suficiente para enfadarse.
- A veces eres demasiado slytherin -.
El reproche de Lily arrancó una media sonrisa a Severus. Estaban en una de las múltiples aulas vacías, charlando y comiendo galletas que la niña había guardado del desayuno.
- Dijimos que nada de asuntos entre Casas -.
- Lo sé, Severus, pero Sirius lo está pasando francamente mal -. Lily se levantó y paseó inquieta – Ya se te podría haber ocurrido otra forma de vengarte -.
- Mira, Evans, esto es algo muy sencillo, Slytherin y Gryffindor están en guerra declarada desde que se fundó este colegio, un odio ancestral al que ahora se suma el de las bromitas de tus "queridos" compañeros -. El niño se cruzó de brazos, sombrío – Dices que me he pasado con lo de la iguana, ¿y ellos no se pasaron con lo de los huevos de doxy? -.
- Vale, tienes razón... pero ten cuidado que ninguna de tus venganzas me roce -.
- ¿O qué? -.
- Eh, más respeto, según Flitwick soy un genio en Encantamientos -.
- Veámoslo -. Severus sacó su varita y se plantó en posición de ataque – Un pequeño duelo amistoso, ¿te parece? -.
- Bueno... – dudó la niña.
Lily siguió el ejemplo de Snape y saludó con una ligera inclinación.
- A la de tres... uno... dos... ¡tres! -.
- Religo -. (atar)
- Obsideo -. (bloquear)
Las cuerdas que salieron de la varita de la pelirroja cayeron a medio camino de su objetivo.
- Expelliarmus – gritó el slytherin y Lily salió despedida hacia atrás, chocó con un pupitre y perdió la varita en el proceso.
Preocupado, Severus se arrodilló junto a su amiga y comprobó que no se había pasado con el hechizo.
- Lily, ¿te encuentras bien? -.
- Sí, pero voy a tener un horrible moratón en la espalda – sonrió ella – ¡Auch!... oye, ¿qué hechizo era ese? -.
- El de desarme, es el primero que aprendes para enfrentarte en duelo -.
- ¿Se puede parar? -.
- Sí, pero has de tener más poder que tu adversario, puedes usar el hechizo de bloqueo "obsideo", o el "prendovia" que te adhiere la varita a la mano -.
- Quiero la revancha -.
Snape la ayudó a incorporarse y volvió a su sitio. No pensaba discutir con Lily, cuando algo se le metía entre ceja y ceja a la pelirroja era imposible convencerla de lo contrario.
Lily aferró su varita y se concentró por completo en el siguiente ataque. Usaría su hechizo favorito, el repulsor.
- ¡Propello remotus! -.
Como antes, Snape volvió a levantar un bloqueo mágico, sin embargo el hechizo de Lily destrozó su defensa y le mandó a volar contra una pared.
- Buen movimiento – gruñó el slytherin y sonrió sarcástico – Así es como hiciste volar a Black -.
- Es el que mejor me sale – reconoció ella – Anda, levanta y marchémonos, con el alboroto que hemos montado puede venir cualquiera -.
Cada niño tomó un camino distinto al salir del aula. Lily iba medio distraída, pensando en el duelo y en que tenía que practicar más, cuando reparó en una solitaria figura que paseaba por los terrenos aún nevados del colegio.
- Pobre Sirius – pensó Lily – Mañana tiene que entregar su mascota -.
No sólo la pelirroja había visto alejarse a Sirius hacia el lago. En esos momentos, James bajaba las escaleras de la entrada y caminaba apresuradamente para dar alcance a su amigo.
Lo encontró sentado en la orilla, en un pequeño rincón de guijarros donde la nieve se había derretido. Sirius estaba envuelto en su capa y arrojaba piedras al lago con toda su fuerza.
- Hola -.
Los ojos azules echaron un vistazo al recién llegado y volvieron a perderse en la nada.
- Vamos Sirius, no puedes seguir así – protestó James – Parece que estés en un funeral -.
- Estoy pensando en meter a Gillan en el lago, con el frío se morirá rápido, no sentirá dolor -.
James dio un respingo.
- ¿¡Qué!?, ¿¡estás majara!? -.
- Tú no lo entiendes -.
- ¿El qué? -.
- La situación -.
- Si me la explicaras la entendería -.
- No, me odiarías... aunque da igual, Narcisa acabará contándoselo a todo el mundo -.
- ¿Narcisa?, ¿qué tiene que ver la novia de Malfoy con tu iguana?... aparte de la misma cara, quiero decir -.
Sirius soltó una carcajada.
- Narcisa Black, ¿acaso piensas que el apellido es coincidencia? – inquirió con tristeza.
- No creo que sea tu hermana -.
- No, por suerte, pero es mi prima... igual que Bellatrix, que está en 7º de Slytherin y Andrómeda en 5º de Ravenclaw -.
- ¿Esto está relacionado con el hecho de que no nos dejaras ver el libro que te regalaron tus padres por Navidad y el que Malfoy te llamara traidor de sangre? -.
- Vaya, pues sí estás más atento de lo que parece – dijo sorprendido Sirius – Bueno, la explicación es muy simple, mi familia es muy afín a las ideas de Slytherin: pureza de sangre, odio a los muggles, artes oscuras, lo normal; así que están un poco molestos de que su querido primogénito esté en la Casa que piensa todo lo contrario a ellos -.
- Ya... pues no te odio, ¿soy bastante decepcionante, no? -.
Sirius se echó a reír.
- No, aunque ahora haces que me sienta estúpido, si no fuera por lo de Gillan casi podría olvidarme de mi "espléndida" familia -.
- Encontraremos una solución, tiene que haberla – renegó James, con el ceño fruncido.
Pasaron unos minutos en silencio. Sirius arrojando piedras al lago, observando como rebotaban.
- ¡Hola chicos! -.
Los niños se giraron y vieron a Hagrid saludándolos a unos metros. Se acercó a ellos abriendo un camino en la nieve con su gigantesco cuerpo, cargaba con un saco que, conociendo a Hagrid, cualquiera sabía qué contendría.
- Vaya caras de funeral – dijo el Guardabosques, extrañado.
- Y con razón – gruñó Sirius.
James le explicó a Hagrid lo que sucedía con Gillan.
- Slytherins... siempre ellos, no se cansan de amargar a los demás; por culpa de uno casi sacrifican a mi amigo Aragog -.
- ¿Aragog?, ¿qué era? – inquirió Potter.
- Ah, esto, pues era mi mascota... es una historia muy larga... ¿así que quieren quitarte a esa iguana porque no tienes edad? -.
Sirius asintió y sacó del interior de su capa a su mascota para que Hagrid la viera.
- ¡Qué curiosa! -.
- Bueno no es un dragón, ni tampoco es mágico, pero me lo regaló mi abuelo Alphard por mi décimo cumpleaños – dijo Sirius – Mi madre ha estado intentando deshacerse de él desde entonces -.
- ¿De tu abuelo? – inquirió Hagrid alarmado.
- De Gillan – le corrigió el niño, con aire divertido – Aunque a mi madre le encantaría también quitar de en medio a mi abuelo, él es mi mejor aliado en esa familia de psicópatas -.
Una repentina luz se encendió en la mente de James.
- Oye Hagrid, ¿por qué no te quedas tú con Gillan? -.
- ¿Yo? -.
- Claro, así Sirius podría verlo todos los días y recuperarlo durante las vacaciones de verano -.
El Guardabosques dudó. Lo cierto era que aquel animalito le encantaba, a pesar de no echar fuego como un dragón.
Black le miraba ansioso, tentado de hablar y conteniéndose a duras penas para que Hagrid se lo pensara con calma.
- Yo lo cuido – afirmó finalmente Hagrid.
- ¡¡¡SÍ!!!, ¡Hagrid eres el mejor! – gritó Sirius, poniéndose en pie de un salto y abrazando al gigantesco hombre.
- Bien, no es para tanto – sonrió él, sonrojado por el elogio.
- En serio, te debo una, te ayudaré con lo que sea -.
- No hace falta Sirius -.
- Insisto, un Black siempre paga sus deudas; para algo bueno que me enseñan mis padres no me lo niegues -.
- Vale, ya veremos como solucionarlo – la sonrisa de Hagrid se amplió – Me llevo a Gillan a la cabaña para que esté un rato junto al fuego, tiene pinta de estar congelándose, ¿qué come? -.
- Insectos, le encantan los moscardones y arañas -.
- ¿Algo más? -.
- Voy a buscar su terrario, el sitio donde duerme – explicó Sirius.
- Os espero en la cabaña, tendré té y pastas -.
Dicho esto, el Guardabosques dio media vuelta con Gillan en uno de sus brazos y el gran saco en el hombro contrario.
Los dos niños volvieron al colegio. Sirius estrujo a James del cuello.
- Eres un genio James -.
- Vale, pero suéltame – protestó el de gafas, tropezando con su túnica.
- Ahora nos toca planear una venganza apropiada para Snape – añadió Sirius, con una expresión de perversidad que, James juzgó, digna del más terrible de los magos oscuros.
Dos días después, durante el desayuno, la enfermera Pomfrey descubrió qué había sido de su desaparecida medicina para bajar la fiebre, cuando Snape se convirtió literalmente en un cubito de hielo al beber su leche.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
N. de A: Bueno, pues aquí va otro capi. Siento los retrasos, pero como escribo según me dan los venazos y dispongo de tiempo pues pasa lo que pasa.
De toas formas, advierto que como no reciba unos cuantos reviews más dejo de publicar el fic y me lo guardo sólo pa mí, soy mala, lo sé. ;P
Veamos lo que me habéis contado:
Estrella de la Tarde: empiezo a tener problemas mentales con los nicks, así que no es raro que te contestara por separado XP Me alegra que te gustase lo de la broma, tanto tiempo en compañía de las lokas al final se me han pegado los planes perversos ^^ Espero review tuyo pa la próxima.
Annie Angelical: yo tb adoro a los Marauders, esperemos que Rowling se dé cuenta y nos haga un libro sobre ellos. Me alegra que te guste como va el fic, aunque lamento los retrasos... El cuervo es una víctima de las circunstancias, y Lily va a dejar de ser tan linda e inocente, al final Snape no va a ser buena influencia XD
Herm25: gracias por el review, al menos me has dejado algo, no como otra mucha gente que lo lee y no me deja na ;_;
Nariko: da igual la edad q tenga Sirius, siempre es un perrito adorable ^^ Si te veo por el msngr te aviso de los nuevos capis, aunque espero que los veas antes ^^
Seguid leyendo, porque soy tan buena que he subido dos capis (este era muy cortito ¬¬)
