Advertencia: abuso a menores


Huir, parte 1 – Navidad, 1975


Hubo un agudo chillido distintivo de una maldición, seguido por un fuerte golpe. Esos fueron los signos reveladores de que Walburga estaba lanzando un ataque, y Sirius no necesitaba adivinar el porqué. Andrómeda había cometido el último crimen en contra de la familia, según los estándares de la Familia Black. Se había casado con un nacido de muggles, y en la cima de todo, estaba embarazada de él también.

Hubo más gritos y ruidos estrepitosos y Sirius arrojó su ensayo de pociones sobre el escritorio, poniéndose de pie y abriendo la puerta.

—¡Hey! ¡Algunos de nosotros tenemos que hacer tareas! —gritó mientras Regulus abría lentamente su puerta— Esto es jodidamente ridículo —Sirius siseó hacia su hermano, cuyo rostro se mantuvo inexpresivo. Sirius lo miró boquiabierto—. No puedo creerlo. ¿No crees que esto es ridícu…?

—¡Sirius! —La voz de su padre retumbó en los pasillos desde estudio.

—Joder —maldijo Sirius en voz baja. ¿Qué podría querer de él? Justo cuando pensó que las vacaciones de invierno en Grimmauld Place pasarían sin problemas. Con un suspiro de leve molestia, caminó por el largo pasillo hasta el estudio de su padre y abrió la pesada puerta de roble.

La habitación olía extrañamente a azufre y había una fina capa de humo en el aire. Le tomó sólo un segundo a Sirius darse cuenta por qué, cuando sus ojos se fijaron en la tapicería de la familia. Justo donde la foto de su prima Andrómeda solía estar, había una quemadura grande, negra y aún humeante.

—Sirius —la voz de su padre lo apartó de sus pensamientos levemente aturdidos—, entra. Tu madre y yo tenemos algo que discutir contigo.

Sirius tragó el nudo en su garganta. Su madre estaba de pie junto a la tapicería, aún respirando fuertemente y molesta. Cuando entró en la habitación, su padre se puso de pie detrás de su escritorio.

—Toma asiento, Sirius.

Sirius negó con la cabeza.

—No, gracias, padre. —Tal vez fue su instinto animal de Padfoot desde alguna parte dentro de él, pero algo no se sentía bien. Sus ojos rápidamente se lanzaron alrededor de la habitación para ver cada posible salida.

—Muy bien —dijo Orión, mirando a su hijo con una leve desaprobación. Walburga finalmente se había apartado de la tapicería para pararse a un lado de su esposo. Sirius de repente se sintió muy pequeño.

—Como ya sabes, tu prima Andrómeda ha deshonrado esta familia casándose con un muggle…

—Él no es un muggle —lo interrumpió Sirius—. Es un hijo de nacidos muggles. Ted fue a Hogwarts.

—¡No interrumpas a tu padre, Sirius! —chilló Walburga.

—Sea como fuere —continuó Orión—, queremos asegurarnos de que tú no cometas los mismos errores —Sirius se aguantó las ganas de reír—. Y para ser sinceros, Sirius, no confiamos en tu juicio.

Sirius frunció el ceño. Acaso estaban sugiriendo…

—¿Un matrimonio arreglado? —preguntó, incapaz de ocultar el obvio disgusto en su tono de voz— ¿Con quién?

—Con Bellatrix…

—¡Bellatrix! ¡Pero es mi prima! —Sirius retrocedió un paso, la bilis subiendo en su estómago.

—¡Con mayor razón para hacerlo, Sirius! ¡Eres el heredero! ¡No vamos a tenerte manchando el linaje de la familia con sangre sucias! —Walburga escupió.

Sirius sacudió la cabeza.

—No… ¡No, no pueden obligarme! No…

—¡Harás lo que te digamos, Sirius Black! —Orión levantó la voz. Sirius no podía creerlo. No podía ser cierto.

—¿Están locos? —Miró de un padre a otro— ¡Esto es jodidamente enfermo, incluso para ustedes!

—¡No uses ese tono con nosotros! —gritó Orión, acercándose hacia Sirius— Vas a terminar la escuela, te casarás con Bellatrix, y tomarás tu lugar en la cabeza de esta familia. Mantendrás el linaje Black puro…

De repente no pudo contener la ira por más tiempo, Sirius comenzó a reírse.

—¡Oh, no te preocupes, padre! ¡No tengo intención en ensuciar su precioso linaje! No importa con quién me case, esa es una cosa de la que nunca tendrán que preocuparse. ¡Se me hará muy difícil procrear mientras esté chupando la verga de mi novio, después de todo!

Sirius podía saborear la sangre en su boca incluso antes de que tuviera tiempo de darse cuenta de que la parte posterior de la mano de Orión, así como sus grandes anillos de plata, colisionaron con su cara.

Sirius lentamente levantó su mano y se tocó el labio ensangrentado, en estado de shock.

—¿Qué acabas de decirme, chico?

Todo su auto control desapareció, una sonrisa desafiante se extendió por la cara de Sirius y escupió sangre en el piso.

—Creo que me escuchaste bastante bien, padre —gruñó, entrecerrando los ojos hacia el hombre frente a él—. Dije que chupo la verga de mi sexy, pobre y mestizo novio. Y él me coge también. Y amo cada jodido minuto de…

—¡CRUCIO!

El ardiente y blanco dolor de repente se extendió por el cuerpo de Sirius y cayó al suelo. Después de un momento que se sintió como un año, el dolor comenzó a disminuir y pudo ver a través de la neblina inducida por la agonía, que su madre todavía tenía su varita apuntada hacia él.

Los ojos de Sirius se dirigieron a la puerta, apenas estaba abierta, pero pudo ver los ojos de Regulus abiertos en shock.

Ayúdame. Pensó desesperadamente. No te quedes parado allí.

Apenas podía pensar correctamente. Todo dentro de él se sentía como si estuviera en fuego. Debía irse. Debía huir. La chimenea estaba a tan solo unos pasos. Podía viajar con los polvos flu lejos de Grimmauld Place y nunca volver. Era pelear o volar, y no podía usar la varita en su bolsillo fuera de la escuela.

Lentamente se levantó, las piernas se tambaleaban levemente mientras trataba de recuperar el equilibrio. Sus dos padres estaban hablando pero sus voces sonaban silenciadas, todo lo que podía oír era su propia mente diciendo: huye, huye, huye, y antes de que se diera cuenta, estaba de pie en la chimenea con un puñado de polvos y diciendo—¡La hacienda de los Potter! —Y con un destello de cálida luz verde, Grimmauld Place y sus padres habían desaparecido.

Sirius salió tambaleándose de la chimenea y entró a la sala de la casa de los Potter. El pánico había comenzado a asentarse y podía sentir su corazón latiendo con fuerza en su pecho. ¿Qué había hecho? ¿Por qué había dicho esas cosas? Podría haber mantenido su boca cerrada, podría haber formulado un plan de escape y no estaría ahí parado, congelado por el shock, en la sala de los Potters en el medio de la noche.

¡Joder! ¡Estaba parado en la sala de los Potters en el medio de la noche!

—¡James! —gritó, encontrando su voz. Tomó algunas profundas y temblorosas respiraciones— ¡James!

Después de un momento escuchó unos pasos y una luz encenderse.

—¿Sirius? ¡Joder, Sirius! —En un instante James estaba de pie a su lado— ¿Qué demonios…? ¿Qué estás…? ¡¿Qué pasó?!

Sirius abrió y cerró la boca varias veces, pero ningún sonido salió. Sintió las manos de James en sus hombros, ojos de avellana en completo pánico.

—Oye, Sirius, háblame… Mierda. ¡Mamá! ¡Papá! —James lo miró nerviosamente, verificando cualquier clase de signos de daños además del corte y moretón en su rostro— ¿Tus padres te hicieron esto, Padfoot?

Sirius asintió.

—De acuerdo… —James tragó, el pánico transformándose en furia y preocupación— Ellos… ¿te golpearon?

—Sí —Sirius se las arregló para decir, su mente sintiéndose en blanco y llena al mismo tiempo. Como sonido blanco, fuerte y autoritario pero completamente sin sentido. Algo pasó frente a los ojos de James, una mezcla de preocupación y ansiedad. Guio a Sirius hacia el sofá y lo sentó.

—Te… ¿te hicieron algo más?

Antes de que Sirius pudiese responder, los padres de James aparecieron, ambos usando sus ropas de dormir y luciendo aturdidos.

—¿James? ¿Cuál es el problema? —preguntó la Sra. Potter antes de que sus ojos se posaran sobre el otro chico sentado en su sofá— ¡Sirius, cariño! ¿Qué pasó?

—¡Sus malditos padres, eso fue lo que pasó! —espetó James enojado.

—Lo siento, Señora Potter —dijo Sirius en voz baja.

—No digas tonterías, cariño. James, ¿por qué no vas a prepararnos un poco de té? Fleamont, ¿te importaría traer las pociones de primeros auxilios?

Cuando su hijo y su esposo dejaron la habitación, la Sra. Potter se sentó a un lado de Sirius y sacó su varita. Sirius se estremeció.

—Oh, por... —Sus ojos se abrieron ligeramente y suspiró. Cuidadosamente puso una cálida mano sobre el hombro de Sirius—. Sólo quiero revisar lo que han hecho, Sirius... ¿Está bien?

Mordiendo su labio, Sirius asintió y le permitió examinarlo, temiendo a su reacción. Pero nada pasó. Al menos ella no lo demostró. El Sr. Potter regresó con el botiquín de primeros auxilios.

—Gracias. Deberíamos escribirle a Dumbledore, Fleamont. Y que envíen las cosas de Sirius. —Se giró hacia Sirius nuevamente mientras el Sr. Potter se apresuraba—. No tienes que decirme nada si no quieres, Sirius —le ofreció, abriendo un pequeño frasco de poción de olor dulce y aplicándolo en la herida sobre la mejilla de Sirius.

Lentamente, y sin entrar en demasiados detalles, Sirius explicó lo que había sucedido en el estudio de su padre. James había regresado con el té.

—¡Un matrimonio arreglado! —repitió con indignación— ¡Con esa prima chiflada tuya! ¡Bueno, por supuesto que ibas a negarte!

—¿James, podrías ir y arreglar la habitación de invitados para Sirius?

James lució como si estuviese a punto de discutir, pero en lugar de eso suspiró y murmuró—: Sí, mamá —antes de desaparecer por el pasillo.

Sirius mantuvo los ojos fijos sobre su regazo mientras la Sra. Potter se ocupaba de sus moretones.

—De verdad lo siento, Señora Potter —murmuró nuevamente—. Yo... No sabía dónde más ir.

—No seas ridículo, Sirius —ella dijo con severidad—. Sabes que siempre eres bienvenido aquí, ¿lo entiendes? Y te quedarás tanto como lo necesites. No tienes que disculparte.

Sirius asintió e intentó luchar con la presión en su pecho y la sensación de hormigueo en sus ojos. Pero cuando Euphemia Potter lo tomó entre sus brazos y lo sostuvo cerca de su pecho, no pudo evitar que sucediera. Él enterró su rostro en su hombro y lloró.

—Está bien, cariño —Euphemia murmuró, su mano lentamente acariciando en círculos la espalda de Sirius—. Estás bien. Estás a salvo.

Sirius se las arregló para recuperarse antes de que James volviese y con un último abrazo de la Sra. Potter, él los siguió por el pasillo hasta la habitación de invitados.

—Escucha, amigo... ¿Quieres que me quede contigo? —Le preguntó James cuando los dos estuvieron sentados en la cama— Digo... si no quieres estar solo, ¿ya sabes?

Sirius se encogió de hombros.

—Estaré bien, supongo. Gracias.

James se llevó una mano por su desordenado cabello.

—Sí... Así que... ¿Qué pasó en verdad?

Sirius se llevó sus rodillas hacia su pecho.

—¿Qué quieres decir?

James rodó los ojos.

—Quiero decir, que te conozco y sé cómo funciona tu boca. No hay forma de que tú sólo hayas rechazado cortésmente casarte con esa llorona*.

Una sonrisa burlona apareció en la esquina del labio partido de Sirius.

—Puede que les haya dicho lo mucho que amaba la verga de mi novio mestizo... —La sonrisa desapareció—. Y luego mi madre usó la maldición cruciatus sobre mí.

Los ojos de James se abrieron un poco más detrás de sus anteojos.

—¡Sirius! ¡Tienes que decírselo a mamá y papá!

—Creo que lo saben. Mira, está bien. Estoy bien. Se acabó...

—¡No está bien! No está...

—James, por favor... —Sirius lo miró, suplicante—. ¿Podemos no hablar de esto?

James dejó salir un frustrado suspiro.

—Bien... Entonces... ¿Se lo contarás?

—¿A quién?

—A Moony.

Sirius negó con la cabeza.

—No quiero que se preocupe.

—Sirius, estará enfadado si se entera después. Y lo descubrirá, lo sabes.

Sirius asintió.

—Sí, lo sé... Mira, estoy cansado. Voy a dormir un poco.

—Está bien... ¿Estás seguro de que estarás bien tú solo? La cama es suficientemente grande, puedo quedarme contigo.

—Estoy bien, James. —Sirius forzó una sonrisa—. Te lo prometo. Sólo necesito dormir.

James suspiró, claramente sin creerle. Pero no discutió.

—Bueno, si me necesitas...

—Lo sé. Gracias, amigo. Por todo.

James asintió y dejó la habitación inseguro, cerrando la puerta tan silenciosamente como pudo.

Sirius yació ahí en la cama por un largo momento, mirando la oscuridad. Cada vez que cerraba los ojos, podía ver la luz de la varita de su madre y el agudo dolor recorriéndolo. Se estremeció y tiró de la pesada colcha más apretada a su alrededor, girando sobre su costado y acurrucándose. Regulus se había parado allí... Se había parado allí y había mirado a sus padres hacerle eso... No había hecho nada.

Enterró su rostro en la almohada y dejó salir un sollozo. Quería morir. Quería desaparecer por completo... Quería a Remus.

Tomó un profundo respiro e intentó pensar en nada más que Remus. Cómo se sentía besarlo. La forma en la que había dicho el nombre de Sirius justo antes de...

Probablemente arruine eso también, joder, pensó miserablemente mientras las lágrimas mojaban la funda de la almohada.

Escuchó un clic y como por reflejo, se sentó derecho, agarrando su varita de debajo de la almohada.

—Tranquilo —la voz de James vino desde la oscuridad—. Soy yo.

Sirius dejó escapar un tembloroso suspiro y bajó su varita.

—¿Q-qué pasó? —Rápidamente se secó los ojos. El colchón se hundió cuando James se sentó al borde.

—No me sentí bien dejándote —murmuró.

—Te dije que estaba...

—Cállate y muévete, Padfoot —James suspiró, y aunque estaba oscuro, Sirius sabía que estaba negando con la cabeza. Obedeció de mala gana, haciéndole espacio a James para que se acostara a su lado. Se quedaron en silencio por un momento, el único sonido era Sirius tratando de cubrir su vergonzoso caso de sollozos post-llanto.

Unos momentos más tarde, sintió a James moverse y uno de sus brazos rodeó a Sirius para acercarlo.

—Ven aquí, idiota.

Sirius dejó salir una media risa y medio sollozo mientras se dejaba presionar su rostro contra el pecho de su mejor amigo.

James lo abrazó con fuerza, dejándolo llorar por toda su camiseta de Puddlemere United y frotándole la espalda.

—Te quiero, bastardo. Lo sabes, ¿cierto?

Sirius asintió, desesperadamente se aferró a James, mientras su hombros temblaban violentamente. James no dijo nada más, sólo dejó al otro chico llorar hasta que finalmente su respiración se calmó y ambos se durmieron.


N/T: Decía banshee, sé que se había usado antes en el fic, pero no recuerdo cómo lo traduje… Se supone que es algo así como "La Llorona"? O el espíritu de una mujer. Se asume que es un insulto.

Y 2, TT recreó este capítulo en tumblr y es muy recomendable; pueden buscar como: asktheboywholived . tumblr tagged/runaway/chrono
(quitando el espacio entre los puntos)