Porque todo tiene sus consecuencias

Tres días más tarde todos los estudiantes a partir de tercer año fueron a pasar el día en Hogsmeade. Los que disfrutaban de su primera visita no pararon quietos, querían verlo todo.

Potter y compañía pasaron la mañana de compras, sobre todo en Zonko y Honeydukes. Ya estaban en Octubre y hacía frío, pero el radiante sol hizo muy pronto innecesarias las capas.

Por la tarde, después de patearse cada rincón del pueblo y acabar exhaustos, decidieron ir a Las Tres Escobas. El local estaba atestado de gente, muchos de ellos estudiantes de Hogwarts.

- No hay ni un hueco – suspiró Sirius.

- Podemos suplicar asilo –. Peter señaló a un grupo de chicas que reían en una de las mesas, el grupo de Lily.

- El "no" ya lo tenemos -. James se encogió de hombros y precedió a sus amigos.

- Eh, mirad quién viene, Potty y su Corte de elfos domésticos -.

- Siempre simpática, Nira – gruñó Sirius.

- ¿Qué queréis? – inquirió Lily.

- Preguntaros si no os importaría hacernos un hueco, el local está atestado – dijo James.

- ¿Qué opináis chicas, les dejamos sentarse? – sonrió la pelirroja.

- No sé yo -.

- ¿Acaso se lo merecen? -.

- Sólo son amables cuando quieren algo -.

- A mí no me convence -.

- Os invito a una ronda de cerveza de mantequilla – dijo James.

- Eso es chantaje – protestó Thea – Pero funciona, coged sillas -.

Las chicas siguieron su conversación acerca de los vestidos y túnicas que habían visto. Los recién llegados intercambiaron una mirada de hastío y se dedicaron a revisar los artículos de broma adquiridos en Zonko.

- ¿Queréis tomar algo, chicos? -.

Los cuatro parpadearon al ver a la joven y exuberante camarera que se había detenido a su lado.

- Ah, sí, cuatro cervezas de mantequilla, por favor ¿señorita...? -.

- Rosmerta – sonrió ella.

- Un placer, yo soy James Potter – dijo y señaló a sus amigos – Sirius Black, Remus Lupin y Peter Pettigrew -.

- ¿Sois de tercero de Hogwarts?, no os había visto nunca -.

- Creo que a partir de ahora va a cansarse de vernos -.

- Enseguida os traigo el pedido – dijo Rosmerta, tras una risa divertida.

La guapa camarera regresó a la saturada barra, a pelearse con los que le lanzaban piropos y conseguir bebidas para las mesas. Sirius emitió un ruido como si un balón se desinflara.

- Es imposible, pero si está más buena que Fraser -.

- Black, recoge las babas, alguien podría resbalarse – le increpó Deyanira.

- Envidiosa -.

- Hay que reconocer que es muy guapa – apuntó Remus, enrojeciendo.

- ¿Veis?, ya estáis pervirtiendo al bueno de Lupin – dijo Thea – Debería daros vergüenza -.

- Cómo si vosotras no soltarais comentarios subidos de tono con respecto a los chicos que os gustan – replicó James – Y no os atreváis a negarlo, ayer mismo escuché a Nira y Kath hablando del trasero de Olivier Mercury -.

Las dos chicas se sonrojaron escandalosamente.

- Aquí están las cervezas -. Rosmerta depositó las cuatro jarras - ¿Vosotras queréis algo más, lindas? -.

- Póngales otra ronda, prometí que las invitaría – dijo James - ¿O preferís que pague lo que os habéis tomado? -.

- Otra ronda mejor – dijo Lily.

- Marchando otra ronda, entonces -.

- Rosmerta, ¿tienes novio? -.

La pregunta de Sirius descolocó incluso a su mejor amigo. Remus se escondió tras su jarra, Peter aguzó el oído, curioso, y las chicas se mostraron claramente escandalizadas.

- ¿Por qué quieres saberlo? -.

- Para saber a quién debo azuzarle el dragón que cuida mi casa -.

- No eres un poquito joven, Sirius Black – sonrió Rosmerta.

- Bueno, piensa en mí como un proyecto a largo plazo, sólo me quedan cuatro años para terminar el colegio, soy inteligente y mucha gente apuesta que seré el más guapo de haya salido de Hogwarts -.

La camarera se echó a reír ante tanto atrevimiento.

- Se te ha olvidado añadir lo de "descarado" -. Le revolvió el cabello y se marchó a por la cerveza.

- La tengo en el bote -. Sirius se echó hacia atrás, poniendo la silla sobre dos patas y cruzando las manos detrás de la cabeza.

El grupo de chicas empezó a soltarle una soberana sarta de improperios. Remus tiró de la túnica de su amigo y le obligó a sentarse bien.

- Sirius -.

- Dime Remsie -.

- Deberías hablar con Pomfrey, creo que este curso has llegado con las hormonas revolucionadas -.

- Pues yo creo que es la envidia de media taberna – reía James – Fíjate en la cara de los que están en la barra -.

- Éste es mi Jamie -. Sirius le rodeó el cuello con un brazo y le estrujó en uno de sus enérgicos abrazos – "Audentem Forsque Venusque iuuat" -.

- ¿Qué? – inquirió Peter.

- "Venus y Azar prestan su ayuda al audaz" -.

Rosmerta trajo las cervezas para el grupo de Lily y, entre sonrisas, dejó que Sirius se explayase soltando sus ingeniosos comentarios. James sacó el dinero y lo depositó en la bandeja de la camarera junto con una bonita rosa roja.

- De parte de mi amigo, aquí presente -.

- Sois encantadores – dijo, contenta con el regalo – Chicas, tenéis suerte de que vuestros compañeros sean tan adorables -.

- Lo son con usted, Rosmerta, a nosotras suelen martirizarnos convirtiendo nuestras pertenencias en arañas gigantes – gruñó Lily.

- A mí no me vengas con esas, el fanático de la Transformación es James, los otros tres no os hemos hecho nada – se defendió Sirius.

- ¿Y quién es el loco que, cada vez que puede, provoca un cambio de gravedad en la Sala Común? – le acusó Thea.

- Calmaos – pidió Remus – Estamos en un lugar público y normalmente vuestras discusiones terminan con alguien perjudicado por una maldición -.

- ¿Y si nos vamos? – propuso Peter.

James y Sirius decidieron que no merecía la pena armar alboroto y molestar a Rosmerta, teniendo todo el tiempo del mundo en el colegio para incordiar a sus compañeras. Recogieron sus cosas y regresaron al frío exterior.

- Una semana para la multijugos – comentó Sirius - ¿Cómo vamos a hacer que se la beban todos a la vez? -.

Los tres miraron a James, éste sonrió divertido.

- Sí, ya he pensado cómo -. Hurgó en su bolsa de chucherías y sacó una botellita que ponía "Chispas y centellas" – Todos los alumnos del colegio van a recibir una bolsa con dulces el día de Halloween y Dumbledore los hará brindar con esto según me han dicho los elfos domésticos; sólo hay que colarse en las cocinas esa misma tarde y sustituir las de Slytherin por las que hagamos nosotros -.

- Se lo tomarán de un trago – aplaudió Sirius.

- ¡Eh, mirad! -. Remus agitó una mano en el aire para llamar la atención de un transeúnte pelirrojo y rechoncho - ¡Mundungus! -.

El antiguo gryffindor fue a su encuentro con una amplia sonrisa.

- Ya pensábamos que no vendrías – dijo James.

- Tengo una vida atareada, señor Potter – replicó, dándole a su voz un toque profesional - ¿Qué son esos ingredientes que necesitáis urgentemente? -.

- Cuerno de bicornio y piel de serpiente arbórea africana, una bolsa de cada -.

- Pufff – resopló Flecher – Os va a salir caro -.

- Haznos un precio especial, por fa, Dung, es para indigestar a los serpientes con una buena dosis de poción multijugos – sonrió Sirius.

- ¿Cuánto podéis darme? -.

Le pusieron en las manos una bolsa con treinta galeones.

- Es todo lo que hemos podido sacar Sirius y yo de nuestras cuentas sin que los gnomos avisen a nuestros padres por derrochadores –.

- Os iba a pedir unos cuarenta, por eso del margen de beneficio, pero creo que merecerá la pena ver a las serpientes con pintas raras -. Se guardó el dinero en uno de los múltiples escondrijos de su abrigo - ¿Cuándo lo necesitáis? -.

- Para ayer; en cuanto lo tengas mándame una lechuza a la habitación y nos veremos frente a la cerca de la Casa de los Gritos por la noche, ya te confirmaremos la hora -.

- No podréis usar el pasadizo de Honeydukes -.

- Encontramos otro detrás del espejo de la cuarta planta, mucho más espacioso y seco, que va a dar a la parte norte del pueblo – explicó Sirius – También está el que parte de las mazmorras, pero nos da algo de reparo tropezar con el señor Iceberg -.

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Lily arrojó sobre la cama la capa y la bufanda.

- Hacía un frío horrible a la vuelta -. Se puso la túnica del colegio para bajar a cenar.

- Y que lo digas, espero que nos pongan sopa, sentaría requetebien – sonrió Selinda.

Unos golpes en la ventana llamaron la atención de las cinco niñas. Lily reconoció al cuervo de Snape y se apresuró a abrir el cristal y tomar la nota que le traía, mientras Thea sacaba el tema de Sirius ligando con Rosmerta para distraer la atención de sus compañeras.

- "El aula de siempre, en cuanto termines de cenar" -.

- ¿Tu amigo? – preguntó Thea, cuando bajaban a la Sala Común.

- Sí -.

- Estoy harta de repe... ¡aaaah!... ¡¡¡BLACK!!! -.

Todo en la Sala estaba pegado al techo, muchos alumnos parecían encontrarlo divertido y se paseaban de un lado a otro.

- Ya han bajado a cenar – le informó Longbottom – En serio, no sé cómo lo hacen, me siento incapaz de anular este encantamiento -.

- Olvídalo, ya lo quitarán ellos cuando se aburran de colgar estilo murciélago – dijo Lily con sus rojas trenzas apuntando al techo convertido en suelo.

- Por cierto, ¿han conseguido los ingredientes que faltaban?, sólo queda una semana para Halloween -.

- Creo que sí, estaban muy contentos cuando hemos llegado... lo que explicaría el por qué del encantamiento – dedujo Thea – Tranquilo Frank, me cuesta reconocerlo, pero ellos saben lo que hacen; son eminencias en el tema de bromas a gran escala -.

- Hecatombes, diría yo -.

Entrando en el Comedor, Lily miró un instante hacia la mesa Slytherin y su mirada se cruzó con otra de apagados ojos negros. Althea frunció el ceño.

La pandilla Potter estaba inmersa en sus planes secretos esa noche e ignoraban al resto. Sólo Peter, que se distraía con más facilidad, reparó en las prisas comiendo de la pelirroja, su huída del Comedor y el gesto preocupado de Thea. Era un comportamiento raro, pero decidió archivarlo en su mente y prestar atención a la estrategia del día de Halloween.

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- Hola Severus -.

- Ya terminé el libro que me prestaste -.

- Te duran muy poco, deberías leer más despacio para disfrutarlos -. La pelirroja cogió su volumen de "20.000 leguas de viaje submarino" - ¿Qué te ha parecido? -.

- Que los muggles se aburren mucho -.

Lily se sentó en el pupitre frente al que ocupaba Snape.

- Te ha gustado – sonrió ella.

- ¿Acaso eres adivina como Willow? -.

- No, pero he aprendido a saber lo que piensas a través de lo que dices -.

El slytherin pareció un poco incómodo con eso.

- Quería prestarte esto – dijo él para disimular y le mostró otro libro de pastas oscuras y gastadas – Es una de las lecturas en las que me instruye mi padre. Ten cuidado si intentas alguna de las maldiciones o embrujos, son Artes Oscuras y cometer un error con ellas es peligroso -.

Lily leyó una página al azar. Sus ojos verdes se abrieron estupefactos ante lo allí descrito.

- Esto... ¿hay gente capaz de hacer algo así? -.

- Bastantes, sólo has de ver a Malfoy, Nott o la prima de Black -. Cruzó los brazos sobre la mesa – Creen que los muggles deberían servir a los magos como lo hacen los elfos domésticos, y que los sangre sucia deben ser exterminados en pro de la pureza de la raza mágica -.

- ¿Por qué me dejas este libro? -.

- Porque los que atacaron Trafalgar Square volverán y si sabes de lo que son capaces podrás defenderte de ellos... eso es lo que, según tú, hacen los amigos -. Sacó la varita y esbozó una sonrisa irónica - ¿Te apetece un breve duelo antes de dormir? -.

Lily sacudió la cabeza y señaló el libro.

- Enséñame como protegerme – pidió.

- ¿Qué encantamientos de defensa conoces? -.

- El Protego, el Obsideo y el Patronus -.

Severus se llevó una mano a la barbilla, pensativo.

- Son los más eficientes... si entrenas lo suficiente y con el tipo de varita que posees, creo que podrías bloquear casi cualquier maldición -.

- ¿Casi? -.

- Las Maldiciones Imperdonables no son fáciles de evitar; el Cruciatus y el Imperius pueden llegar a pararse o, en el segundo caso, ser anuladas por la voluntad de la víctima. Sin embargo, frente al Avada Kedavra no hay encantamiento de defensa que te salve – explicó muy serio.

- Entiendo, así que todo se reduce a seguir practicando -.

- Exacto, si quieres puedo ir lanzándote maldiciones y vemos cómo te defiendes de ellas -.

Lily se puso en guardia y le hizo una indicación al slytherin para que comenzara.

- ¡Petrus! -.

- ¡Protego! -.

La maldición se disolvió, aunque la pelirroja llegó a notar un ligero entumecimiento en el cuerpo.

- ¿Qué fue eso? -.

- La maldición Petro convierte en piedra aquello que toca -.

- Enséñame más -.

Severus cogió el libro y eligió una página para explicársela. La gryffindor prestaba una atención absoluta a la voz y también los dibujos, por eso no vio la expresión de su compañero. Que el estúpido Potter y sus súbditos siguieran gastando bromas, él tenía algo que no cambiaría por nada, la amistad que esa pelirroja con mal genio y las sonrisas más dulces.

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Llegó la noche de Halloween. Los estudiantes de Gryffindor terminaban de arreglarse para el banquete o remoloneaban en la Sala Común haciendo tiempo. La mayoría se entretenían con el improvisado combate entre dos sillas encantadas por Boot y McDonald. Lily asistía al espectáculo desde una de las butacas, pensando en lo que estaban haciendo sus cuatro compañeros de curso, pensando en lo que ocurriría esa noche. Una amplia sonrisa se formó lentamente en su rostro.

- Das miedo -.

La pelirroja alzó una ceja en dirección a Thea.

- Ja, ¿y qué me dices de Sirius?, creo que su genética slytherin le tiene poseído esta noche -.

Althea puso los ojos en blanco y señaló el retrato-puerta.

- Deberíamos ir bajando al Comedor para pillar un buen sitio -.

Las dos muchachas tuvieron problemas para entrar al Gran Comedor al topar con una tropa de fantasmas jugando a cazar alumnos, aquel que consiguiera atravesar más estudiantes ganaba. Por suerte para ellas, Nick Casi Decapitado se alzó como su defensor y las escoltó hasta su mesa.

La sala se fueron llenando. James y compañía llegaron poco antes de la entrada del propio Dumbledore; los cuatro sonreían con tanto entusiasmo que nadie dudaría que habían hecho algo malo o estaban a punto de hacerlo.

El director dio uno de sus breves y disparatados discursos. Lily sentía a James removiéndose nervioso a su lado; aquel era el plan más difícil y largamente elaborado de su pandilla, un fracaso sería peor que cualquier castigo imaginable por su tutora.

- Y ahora, brindemos -.

A sus palabras, las mesas, incluso la de profesores, se colmaron con bolsas de dulces mágicos. Dumbledore cogió una botellita y sonrió a sus alumnos.

- Por una magnífica noche de Halloween, por los sustos y sorpresas -.

- ¡Salud! -.

Todos se tomaron de un trago el contenido de su propio "Chispas y centellas". Mientras a tres de las Casas empezaban a salirles chispas de colores por las orejas y se les ponía el pelo de punta, los estudiantes de Slytherin caían al suelo retorciéndose. Los profesores les miraron alarmados. Muchas cámaras de fotos surgieron de entre las túnicas. Lily echó un breve vistazo a sus compañeros, los cuatro alborotadores tenían expresiones de impaciencia.

El silencio era absoluto cuando los primeros slytherins empezaron a ponerse de pie, entonces se vio quebrado por las carcajadas de ravenclaws, hufflepuffs y gryffindors. Algunos serpientes tenían plumas amarillas y piaban como locos; otros eran verdes con la boca y los ojos agrandados y croaban; también se podía reconocer a los que tomaron poción de puffskein porque parecían un pompón andante; a los que les tocó calamar gigante lucían un buen número de tentáculos y los que bebieron esencia de cerdo eran propietarios de morro, orejas y un monísimo rabito. Pero lo mejor eran las transformaciones de Nott, Lestrange, Bellatrix, Lucius y su grupo, y Snape, una extraña fusión entre flamenco rosa y lagarto de los pantanos.

Los profesores estaban tan perplejos que no atinaban a reaccionar. Sin embargo, los slytherins, nada más ver y entender lo ocurrido, desenfundaron las varitas e iniciaron una batalla campal.

Ravenclaw volcó su mesa y se retiraron detrás de la también tumbada mesa de Gryffindor. Los más pequeños fueron mandados a territorio Hufflepuff, en tanto los mayores respondían a la ofensiva de los serpientes.

- Es el mejor Halloween de mi vida -.

- Y el mío -.

Deyanira esquivó un haz de luz y miró a James y Sirius como se miraría a un elefante rosa paseando por un centro comercial.

- Esperad a que los profesores recuperen el control, pareja de psicópatas -.

- Ya estoy viendo al colegio entero castigado – suspiró Althea.

- Eso sí sería un record, ¿verdad Jamie? -.

- Pues yo no quiero ni pensar en la sanción que nos va a caer esta vez -. Remus tenía la vista clavada en la mesa de profesores – A McGo está a punto de darle un ataque -.

- ¡Ay, mi pelo, mi pelo! -.

- Pete, haz el favor de agachar la cabeza -. Lily le empujó hacia abajo - ¡Propello remotus! -.

Una voz gritando "¡basta!" cruzó el Gran Comedor como el trueno que anuncia la tormenta. El buen humor de los gryffindors se esfumó ante el gesto enojado del director, es más, algo muy parecido al miedo se apropió de sus estómagos.

- Los prefectos que se encarguen de enviar a todo el mundo a sus Salas Comunes, la cena se les servirá allí -. Miró entonces a ciertas personitas – Señores Potter, Black, Lupin y Pettigrew, les quiero ver en mi despacho -.

Aquella orden fue más terrible por la frialdad con que Dumbledore la pronunció. Por primera vez, James empezó a pensar si no habrían pasado el límite entre travesura y delito. La idea era suya, él había metido a sus amigos en el asunto y ahora sentía el gusano de la culpabilidad royéndole las entrañas. Salieron del Comedor escoltados por McGonagall, cabizbajos. James miró de reojo a sus compañeros; podría salvar a Remus y a Peter, pero sería imposible convencer a nadie de la inocencia de Sirius.

- Esperad aquí -.

James descubrió que ya estaban frente a la gárgola con forma de fénix.

- El director os irá llamando de uno en uno – dijo McGonagall con la expresión más avinagrada jamás vista – Pocas veces me he avergonzado de ustedes, sin embargo, esta noche han conseguido hacer que me pregunte cómo acabaron en Gryffindor -.

- Profesora -.

- ¿Sí, señor Potter? -.

- Todo fue idea mía, si alguien debe cargar con la culpa y el castigo soy yo -.

- Muy honorable por tu parte pero, aunque seas el cabecilla, tus compañeros son culpables de haberte seguido -.

- Sólo fuimos James y yo, profesora, Peter y Remus no tienen nada que ver esta vez – intervino Sirius – Deje que se marchen -.

- Eso lo decidirá el director, señor Black, esperen aquí -.

La severa mujer se perdió en la oscuridad del corredor, con su sombrero puntiagudo moviéndose como diciendo adiós.

- Chicos, será mejor que digamos la verdad, bastante enojado debe estar Dumbledore como para andarle con mentiras aunque sean para protegernos a Peter y a mí – dijo Remus.

- ¿Y qué pasa con los demás? -.

- Pete, como se te ocurra delatar a los otros puedes estar seguro que el castigo que nos pongan será la menor de tus preocupaciones – le amenazó Sirius – No vas a arruinar el expediente de Frank, Hooch o mi prima por una estúpida broma fuera de control -.

La gárgola se movió para dar paso a unas escaleras. De uno en uno fueron subiendo al despacho, James fue el último y descubrió que sus amigos no estaban allí arriba.

- Les he enviado a vuestra Casa por la chimenea -.

El muchacho miró al director sin saber qué hacer. Era la primera vez que entraba en aquel lugar a pesar de todas las trastadas cometidas y normas infringidas, lo habitual era que McGonagall les impusiera los castigos; de no ser por la preocupación, habría disfrutado enormemente al contemplar todos los instrumentos maravillosos que allí se guardaban, los parlanchines retratos de antiguos directores o el espléndido fénix que se acicalaba las plumas con el pico.

- Siéntate James -.

Él obedeció, ocupando de inmediato la silla que le señalaba. Dumbledore se acomodó el sillón tras su escritorio; la expresión de su anciano rostro, inescrutable. James balanceó los pies en el aire, repentinamente consciente de sus escasos trece años.

- ¿Te das cuenta de la gravedad de vuestros actos, James? -.

- Sólo queríamos gastar la habitual broma de Halloween a Slytherin, no pensamos que acabaría en una guerra declarada en medio del Gran Comedor -. Sostuvo la severa mirada de Dumbledore – Acataré el castigo que sea pero no se enfade con los otros. La profesora McGonagall tiene razón, yo tengo las ideas y ellos me siguen... lamento lo sucedido, de verdad, es sólo que a veces pienso que algo puede ser divertido y no me paro mucho a pensar en lo que pasará después -.

- Ese es el problema, James, que no piensas en las consecuencias, ni el señor Black tampoco si se me permite añadir -. Parte de la gravedad de Dumbledore se disipó – Quiero que entiendas algo. Llevo años intentando que las cuatro Casas convivan sin atacarse mutuamente, casi imposible si hablamos de Slytherin y Gryffindor; ahora más que nunca necesitamos que el colegio esté unido -.

- No entiendo, ¿el colegio unido?, ¿para qué? -.

Años después Dumbledore recordaría conversaciones como esa y sonreiría al percatarse que el espíritu de James nunca cambió demasiado, conservando su carácter idealista, abnegado y temerario. El eterno niño de trece años que cobraba una madurez inaudita ante la adversidad.

- ¿Lees los periódicos? -.

- ¿Es por ese grupo de locos que aterroriza el mundo mágico? ¿los que atacaron Trafalgar Square? -.

- Veo que estás informado – dijo el director – Sin embargo, las cosas a menudo tienen más profundidad que la que nosotros alcanzamos a percibir. No son un grupo de locos, están bien estructurados y saben lo que quieren, o al menos su líder sí -.

- ¿Y qué es lo que quieren? – preguntó James.

- Nada que, de momento, interese a un muchacho de tu edad... no estoy menospreciando tu inteligencia – añadió al ver la expresión del gryffindor – El mundo es complejo y muchas veces desagradable, no tengas prisa por integrarte a él demasiado pronto. Mi intención al hablarte de ese grupo es que supieras que uno de sus objetivos es acabar con Hogwarts tal y como lo conocemos, lo convertirían en un colegio que exclusivamente aceptase a magos sangre limpia. El Ministerio está subestimando a esa gente y no deseo que Hogwarts pague por sus errores -.

- Usted lo convertiría en una fortaleza para resistir contra esos magos oscuros – dedujo James – Por eso los estudiantes debemos estar unidos -.

- Sabía que lo entenderías muy rápido -.

- Pero en Slytherin están de acuerdo con esos delincuentes -.

- Una cosa es pavonearse proclamando la limpieza de sangre y otra muy distinta ser capaz de enarbolar una varita para matar a una persona – replicó Dumbledore - ¿Recuerdas a Atanasius Iskander, el mago que estudia un remedio para la licantropía? -.

- Sí -.

- Fue compañero mío, yo era de Gryffindor y él de Slytherin -.

- Pero seguro que usted no se llevaba bien con todos sus compañeros, nadie puede – argumento James – Además Hogwarts es demasiado genial como para pasar por aquí sólo estudiando, usted mismo lo dijo, que había muchos secretos por descubrir y todo eso -.

- Una cosa es tener "pequeños roces" con tus compañeros y otra muy distinta atentar contra toda una Casa -. Dumbledore retomó su seriedad – Quiero que me prometas que no volverás a gastar una broma de las tuyas a Slytherin. Teniendo en cuenta lo que habéis hecho estando en 3º no quiero pensar en lo que les haríais al llegar a 7º -.

- Bueno, hay un hechizo muy divertido para cambiar a la gente de cuerpo... -. James se interrumpió a media frase al ver un inquietante resplandor en los ojos de su director – No más bromas a Slytherin, vale, he cogido el concepto -.

- ¿Habéis entrado en la Sección Prohibida de la Biblioteca? -.

La luz de alarma se encendió en el cerebro del gryffindor. Se maldijo por bocazas e intentó poner expresión inocente.

- El año pasado, por lo del castigo, tenía que limpiarlo todo y ojeé algún que otro libro cuando la señora Pince no miraba -.

No era toda la verdad pero tampoco era una mentira. Dumbledore pareció contentarse con esa respuesta, aunque no abandonó su pose de "director enojado".

- Ya he decidido cual será vuestro castigo -. El anciano mago se incorporó y fue junto al fénix que trinó merced a las caricias de su dueño – Lupin, Black y tú, dadas vuestras inmejorables calificaciones, ejerceréis como profesores particulares de los alumnos de Slytherin entre 1º y 3º que necesiten apoyo escolar. Pettigrew estudiará bajo vuestra supervisión y hará trabajos puntuales para Filch -.

- ¿Profesores particulares? -. James se hundió en la silla.

- Así es, señor Potter, y no quiero quejas de sus alumnos -. Por fin, Dumbledore sonrió – Ahora vaya a su Sala Común a disfrutar lo que queda de Halloween -.

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- Habría que denunciarle a protección de menores -.

- Da gracias a que Dumbledore abolió los castigos físicos o estaríamos en las mazmorras cargados de cadenas recibiendo sesión de látigo -. Remus palmeó la espalda de Sirius como éste solía hacerle – Venga, ser profe no es tan malo -.

- Son slytherins, eso es lo malo – adujo James.

Les habían cedido un aula para ellos solos. Allí esperaban una veintena de niños, con evidentes restos de la poción multijugos y una intensa mirada de odio hacia los recién llegados.

- Vale, antes de nada -. James soltó la mochila y adquirió su pose más carismática – Vosotros nos odiáis y nosotros tampoco os queremos mucho; propongo una tregua -.

- Eso sólo os beneficia a vosotros – dijo una chica de 3º, morena y con plumas amarillas.

- Piensa que cuanto antes mejoréis las notas antes os libraréis de estas clases – replicó James – Así que ese es el panorama, o colaboramos y cada uno sigue con su vida lo antes posible o nos líamos a maldiciones y acabamos esclavizados los unos a los otros indefinidamente -.

Los slytherins conferenciaron unos instantes. La misma chica, que parecía haberse erigido como líder, les hizo un gesto a sus nuevos profesores invitándoles a empezar.

- Bueno, hemos pensado dividir a la gente según las asignaturas con las que tengáis problemas -. James señaló a su casi hermano – Sirius Black se encargará de Encantamientos, Herbología y Runas –. Señaló entonces al licántropo - Remus Lupin de DCAO, Astronomía, Adivinación e Historia de la Magia -. Se señaló a sí mismo con los pulgares - Yo, James Potter, de Transformaciones, Pociones y Aritmancia. Dudas sobre Cuidado de Criaturas Mágicas nos encargamos cualquiera de los tres -.

- ¿No sería mejor dividirnos por edades? -.

- Creemé es el mejor sistema, ¿"señorita..."? -.

- Claudia Rookwood -.

- Ahora agrupaos según las asignaturas, si alguien tiene que ir con más de un profesor que vaya rotando a medida que termine los deberes -.

Los slytherins obedecieron a regañadientes.

- Intenta no maldecir a ninguno – le recomendó Remus a Sirius.

- Será difícil, mira a quien tengo en mi grupo -.

La linda y rubita prima de Sirius terminó de sacar sus libros y miró a su nuevo tutor.

- Es como las muñecas asesinas de los libros de terror – gruñó Black.

Las clases al final no estuvieron del todo mal, una vez superado ese odio acérrimo entre gryffindors y slytherins. Los tres improvisados maestros parecían conocer infinidad de trucos para memorizar y anecdotas para comprender.

- Intento convertir un ratón en manopla, pero no funciona -.

- Haz el hechizo -.

James prestó atención a cómo Claudia movía la varita y a su pronunciación.

- Tienes que girar más rápido la muñeca, sin miedo... así; y alarga la "e" final del hechizo -.

Ella asintió e hizo un segundo intento. El ratón se transformó en manopla.

- Vaya... eres bueno – dijo la niña.

- Es cuestión de fijarse en los detalles. Vamos a probar con algo más difícil -. James puso un pergamino sobre la mesa – Conviértelo en un ramo de flores -.

- ¿Cómo?, aún no hemos dado transformaciones de inanimado a algo vivo -.

- Pergaminus serta -.

Claudia rozó con la mano las flores y notó incluso rocío en ellas. James anuló el hechizo y le instó a probar.

- Recuerda: uno-tres-giro-golpecito, Pergamiiinus ser-ta -.

Siguiendo las instrucciones, la muchacha no tuvo problemas y obtuvo un bonito ramo de rosas blancas. Visto lo visto, el resto de slytherins acribillaron a James a base de preguntas.

Desde su sitio, Remus sonrió. Él tenía a sus chicos haciendo redacciones, excepto a los dos de 3º con problemas con el boggart de Frost; a falta de un boggart real, Remus había recurrido a una ilusión óptica.

La mayor parte de los alumnos de Sirius tenían deberes escritos. Les fue dando indicaciones en tono simpático, escondiendo su mal humor por el castigo, y acabó divirtiéndose.

- Primo -.

- ¿Sí, Narcisa? -.

- No consigo que mis plantas en Herbología vivan, siempre se ponen mustias -.

- Pero si tu madre es una loca de las plantas, nunca nos deja entrar a su invernadero por si le estropeamos sus magnolias de Arabia, ¿no te ha enseñado nada? -.

- No desde que Bellatrix le robó el Corazón de Dragón, no se fía -.

Sirius arqueó las cejas. ¿Corazón de Dragón, eso no sería para...?

- ¡Eh, James!, ¿para que sirve el Corazón de Dragón?, la planta, no el del bicho con alas -.

- Para muchas cosas... pero con margarita negra, naranja y ralladura de garras de león haces uno de los mejores potenciadores físicos -.

Ambos gryffindor se entendieron con una sola mirada. El año anterior los de Slytherin habían jugado quidditch potenciando su fuerza con esa poción, lo que explicaría el estado tan lamentable de Mercury o del propio James tras un golpe de Lucius.

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- ¡Estais locos! -. Remus se detuvo en mitad del pasillo, furibundo – Ya nos han castigado lo suficiente, ¿queréis que nos expulsen? -.

- Baja la voz, y no, no quiero ser expulsado -. James olió la comida del Gran Comedor y deseó acabar pronto con la discusión – Sólo digo que si este año hacen lo mismo no tendremos ninguna posibilidad y hay una forma sencilla de saber si han tomado la poción antes de un partido -.

- ¿Cómo? -.

- Cerezas, si las comen te aseguro que no podrán abandonar el baño en una semana – sonrió Sirius – Contraindicaciones en letra pequeña que pocos conocen -.

- Introducir mermelada de cerezas en el desayuno no será motivo de expulsión, ¿no crees? -.

Remus terminó por esbozar una sonrisa. Era imposible luchar contra las locas ideas de sus compañeros, y James tenía razón, no podían expulsarles por poner un tarro de mermelada en la mesa Slytherin.

- ¿Qué tal las clases, chicos? – preguntó Althea al verles aparecer en el Comedor – Pete nos ha contado el imaginativo castigo de Dumbledore -.

- No han estado del todo mal -. James se llenó el plato de estofado – Hemos hecho un pacto: evitamos los sabotajes y ellos se libran antes de nuestra presencia -.

- Lastima que el año que viene no podamos seguir con la tradición – suspiró Sirius.

- Aprovecharemos para centrarnos en nuestro proyecto a largo plazo – repuso el muchacho de gafas.

Muchos les miraron sin entender, bastante preocupados por el posible cataclismo que estuviesen preparando. Remus vio que Peter sonreía complice, así que él también estaba metido en el asunto; aquello le entristeció, ¿acaso sus amigos no confiaban en él?.

- ¿Cómo están mis delincuentes favoritos? -. Longbottom se sentó a la mesa con aire jovial.

- Han pactado con el enemigo – apuntó Deyanira.

- Hablando de enemigos, Frank, creemos que los del equipo de Slytherin utilizaron el año pasado el potenciador de Corazón de Dragón – dijo James.

- Serán &# -.

- Muy cierto – asintió Sirius.

- El caso es que hemos pensado que preferimos evitar que vuelvan a molernos a palos como la última vez -.

- ¿Qué habéis tramado? –. El prefecto enarcó una ceja, intranquilo.

- ¿Y tú estás en 7º? -.

- Sirius –.

- Vale, vale, no digo nada... pero eso es de 5º de Pociones, que conste -.

- ¿Cómo sabes eso? -.

- Porque James y yo ya nos hemos leído todos los libros obligatorios del colegio, nos los sabemos de memoria junto con otra gran parte de la biblio -. Sirius se sopló las uñas y las limpió contra su túnica, a todas luces pagado de sí mismo.

- ¿¡Qué!? -.

- Nos estamos desviando del tema – intervino James – El caso es que sabemos como detenerles y no es nada ilegal -.

- Eso espero -. Frank bajó la voz – Dumbledore habló con los prefectos. Sabe que lo de la multijugos no fue sólo cosa vuestra, que había más gente implicada; realmente ha sido muy blando teniendo en cuenta lo que hicimos -.

James guardó silencio y siguió comiendo. Habían estado muy cerca de conseguir arruinar las puntuaciones de la tres Casas buenas y eso no le hacía ninguna gracia. A partir de ese momento sólo se meterían en problemas Sirius, Peter y él, y Remus si quería.

Tragó el estofado y echó un vistazo alrededor. Sentía como si le faltase algo...

- Ah, se me olvidaba, Hooch me ha dicho que no tenemos clase de Runas - dijo Kathleen.

- ¿Y eso por qué? -. Sirius alzó una ceja.

- No encuentran a Melibea Fraser -.

- Los profesores no desaparecen - objetó Remus.

- Quizás hayan sido las de tu club de fans, Sirius - sugirió Peter - La semana pasada casi atacan a Lily por hablar contigo -.

- No me miréis así, yo no tengo la culpa de ser tan atractivo, simpático, inteligente... -.

- ...animal, chulo y desquiciado - añadió Deyanira.

- Hablando de Evans, ¿dónde se ha metido? -.

- Ni idea -.

El tono brusco de Althea intrigó profundamente a James.

- ¿Os habéis peleado? -.

- No -.

- Entonces ¿cómo es que no sabes dónde anda?, siempre estáis juntas -.

- No somos siamesas, Potter -.

- Eso es obvio, pero no explica por qué ella no está aquí comiendo y tú no sepas qué está haciendo -.

Los ojos amatista se alzaron furiosos.

- Sé dónde está y con quién, ambas cosas no son asunto tuyo y, ya que nos ponemos, tampoco mío -.

- Perdona – se disculpó James y se centró en su comida. Nada mejor que hacerse el ofendido para inspirar sentimientos positivos como la culpabilidad.

- Eh, James, no me hagas caso, ando algo quisquillosa -.

- ¿Estás con la regla? -. Sirius se encontró de repente con su bonito pelo convertido en estropajo – Eso no tiene gracia, Willow -.

- Más que eso, te veo preocupada Thea, ¿tienes algún problema? ¿lo tiene Evans? – preguntó el niño de gafas.

- No, simplemente hay cosas en las que no estamos de acuerdo, supongo que tú también tendrás algún roce con el descerebrado ese -.

- Un poco de respeto Willow, el "descerebrado" tiene sentimientos –. Sirius abrazó a James por el cuello – Y mi hermano y yo no tenemos roces de esos, ¿verdad Jamie? -.

- Empezaremos a tenerlos si no dejas de estrángularme y de llamarme "Jamie" -.

- Vale, Jimmy -.

Althea rió igual que otros gryffindors al ver pelearse en broma a la "parejita". Envidiaba la confianza que tenían el uno en el otro, la sinceridad absoluta que les había convertido, como Sirius decía, en hermanos. Sin embargo, ella le ocultaba cosas a Lily y estaba segura que la pelirroja hacía otro tanto; las visiones cobraban cada día más fuerza, pronto tendría que someterse a los ritos que la harían pasar de novicia a iniciada entre las filas de servidores de Apolo, un peldaño más que la alejaba de una vida normal y de sus amigos.

Terminó de comer el postre y abandonó el Comedor. A pesar de los problemas, Lily seguía siendo su mejor amiga y debía advertirle de las sospechas de James. Por otro lado, Althea intuía que Potter se mostraba tan susceptible con la pelirroja por algo más profundo que la curiosidad, aunque ni él mismo se diese cuenta. Según su madre, los chicos tardan más que las chicas en entender esas cuestiones y cuando lo hacen se vuelven insoportables.

Encontró a la pelirroja en uno de los patios, la estaba esperando tomando un poco de empanada que había robado en las cocinas.

- Hola, ¿qué tal les ha ido a esos con las clases? -.

- Han hecho un trato con las pequeñas serpientes, así que no tendrán que enfrentarse a muchos motines –. Thea se sentó al lado de Lily en el banco - ¡Qué frío! -.

- Lo sé, pero me apetecía un poco de aire libre, a veces agobia pasar tanto tiempo dentro del colegio -.

- Lil, no quiero que te enfades, pero tenemos que hablar de Snape -.

Thea sintió como su amiga se ponía tensa.

- ¿Vas a echarme otro sermón? -.

- No. Sólo quiero advertirte que James sabe que pasa algo raro, te vigilará, y le creo muy capaz de descubriros -.

Unos brazos rodearon a la muchacha griega.

- Lamento haber sido tan brusca, pensé que querías regañarme como siempre – se disculpó Lily – Agradezco que te preocupes tanto por mí. Eres mi mejor amiga -.

- A veces lo dudo -.

- ¿Qué? -.

- No me hagas caso, hoy estoy muy ñoña -.

- No, en serio, ¿por qué has dicho eso? -. Los ojos verdes surgieron ante Thea, inquietos.

- Envidio a Sirius y James, entre ellos hay una amistad tan cerrada que muchas veces uno piensa una cosa y el otro ya la tiene en mente. Creo que jamás confiarás en mí de esa manera -.

- Sí que lo hago Thea, por eso eres la única que sabe lo de Snappish -.

La morena rió con el apelativo y Lily se sintió en parte aliviada.

- Te propongo algo, yo te cuento todo lo que hablo con Snape y así ya no habrá ningún secreto, ¿te parece? -.

- No tienes por qué hacerlo -.

- Lo haré porque quiero ser tu hermana, igual que lo son Black y Potter -.

- La verdad es que siento curiosidad por saber qué haces cuando quedas con el slytherin -.

- Hablamos de libros, le estoy dejando mi colección de novelas muggles. Él también me ha dejado novelas de magos, pero lo más importante son sus clases sobre Artes Oscuras -.

- ¿¡Qué!? -.

- No chilles Thea -. Lily miró alrededor por si había alguien – Me está enseñando trucos para enfrentarme en duelo y cómo evitar la mayoría de las maldiciones que existen -.

- Vaya, eso sí que es sorprendente -.

- Me ha dicho que los de Trafalgar Square volverán y que buscan matar a todos los sangre sucia y esclavizar a los muggles -.

- ¿Y cómo sabe él eso? –. La voz de Thea sonó tan gélida como los tempanos de hielo que colgaban de la fuente en medio del patio.

- Creo que su padre tiene tratos con ellos, pero sé que a Snape no le gusta nada eso -.

- ¿Te lo ha dicho? -.

- No, pero me enseña a protegerme de las maldiciones porque dice que es mi amigo, ¿no lo ves?, no quiere que me hagan daño, quiere protegerme -.

- Pero sólo a ti, Lil -.

Eso dejó a Lily sin palabras. Sabía que su amistad con el slytherin se hacía más complicada a medida que pasaba el tiempo; ya no eran niños de 10 años que se cruzan por accidente en una calle, sino dos potenciales adolescentes de 13 años pertenecientes Casas rivales.

La expresión desamparada de Lily conmovió a su compañera, que sonrió en un intento por restarle importancia al asunto.

- Conserva su amistad Lil, aún con los peligros que pueda acarrearte, creo que también tiene muchas ventajas. Si realmente aprendes a combatir contra esos asesinos podrás salvar muchas vidas, por eso merece la pena correr el riesgo -.

Salvar muchas vidas. Esa idea parecía ridícula teniendo en cuenta que apenas contaba con 13 años y estando de por medio las maldiciones imperdonables. Aunque quizás, cuando fuese mayor... Lily sonrió.

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N. d A.: Siento el retraso, esta pobre autora empieza a ver como se le complica la vida cada día más. Seguiré subiendo capis en la medida de lo posible, aunque la universidad y el curro me roben bastante tiempo.

Agradezco enormemente todos vuestros reviews, me alegro que os lo paséis tan bien leyendo como yo escribiendo. Cualquiera que quiera hablar de HP y merodeadores que me agregue:

Anne: gracias por tanto entusiasmo

Elloith: asias por leer el fic y saber que te gusta, por desgracia mi imaginación con respecto a locuras tiene un límite, no como Nariko y tú con la elfa borde. XD

Rogej: uis, qué formal . Espero que este capi te haya gustado tanto como los anteriores.

Mayu: asias por los datos del terrible sistema educativo inglés, ¿cómo pueden soportar un curso de 10 meses? son unos 20 días más de estudio, a lo que se añade que ellos no tienen ni la mitad de fiestas por santos, santas y patrones que tenemos nosotros :S Por cierto, ¿has retornado al mundo de los vivos? Que estás más missing que yo en internet.

Saraginny: sip, consigo hacer todas las trastadas por , la más reciente esa descripción sobre un nuevo personaje del 6º libro que parece Godric Gryffindor . A mí también me gusta la escena Lily-James, siempre he pensado que el encantamiento accio es muy peligroso XD.

Ceres Blak: gracias. Intenté encontrar tu fic para leerlo pero como estas en anónima no tengo enlace, te importaría darme tu nº de y así te doy mi opinión .

Dikana: je, ¿decías?, me he tirado milenios sin actualizar, que malo es el verano para escribir. Sip, la verdad es que agradecí haber leído los 4 libros a apenas 8 meses del lanzamiento de la Orden del Fénix, así tuve un panorama más claro, aunque ya verás como cuando salga el 6º se va todo a la porra, ¿El Príncipe sangre sucia?, puff, vamos a fliparlo en colorines.

Desde que leí el 3º libro estoy convencida que James y Snape se llevaban tan terriblemente mal por Lily, te agradezco que consideres creíble esa amistad, es difícil mantener a Sev desagradable y borde, y tu amiga no es la única fan del profe de pociones, ya son legión en la red y para mí es uno de los personajes más complejos que ha conseguido crear JK.

Leí el fic q me recomendaste, muy bueno la verdad, teniendo en cuenta, como tú dices, la dificultad de leer buenos fics de merodeadores por ese fanatismo exacerbado por el slash.

Ah, ¿sabes?, ¿por qué no me agregas al messenger y hablamos? Entro poco, sobre todo ahora q mi internet murió y tengo q invadir a un primo, pero es que me encantaría comentarte demasiadas cosas, así hablamos tb de la peli del PdA y los rumores sobre el 6º libro. Hay poca gente con la que hablar de un modo decente de este tema.

Nura: espero que leas esto desde tu ordenador, tú y yo stamos gafadas con eso de los ordenadores, el tuyo se suicida y el mío ya no puede rular con internet ;;

Nariko: tendré en cuenta cuando salga algún otro bicho para avisarte a q les eches una mano, sobre todo ahora que he convertido a Slytherin en un zoo XD. Jeje, a todo el mundo le pierde la escena del ¡accio...Potter!, y sí, no eres la única a la que Snape le empieza a gustar, a mí terminó de caerme bien después de pasar por la experiencia de la Umbridge. Creo que advertí tarde a Fraser de que una loca quería matarla por recibir flores de Sirius XD. ¡Quiero más capis de la elfa borde!!!