Advertencia: toda la música que se menciona en este fic es altamente recomendable, además de estar perfectamente enmarcada en el verano londinense de 1972.

Veraneando

Rondaban las diez de la mañana en la tranquila urbanización de las afueras de Londres. Para ser principios de Julio, la verdad es que hacía fresco y se agradecía salir a la calle sin morir derretido. Un anciano paseaba su pequeño terrier, cuando reparó en dos muchachos con pinta de andar más perdidos que un tiburón en un restaurante japonés. El que llevaba el mapa parecía muy concentrado en leerlo, se alborotaba el pelo más de lo que ya estaba en un gesto inconsciente, las gafas redondas no conseguían darle el aspecto de un estudiante modelo y mucho menos con los vaqueros, la informal camisa a cuadros, y el suéter granate oscuro a la cintura. El otro miraba alrededor con curiosidad y un desconcertante aire de superioridad en alguien tan joven, el cabello negro le caía con elegancia acentuando su atractivo, y su ropa era toda de marca, pantalón negro y polo amarillo tostado.

Hola chicos¿puedo ayudaros? – se ofreció el hombre.

Sí, gracias – asintió el de gafas – Buscamos el número 13 de Garden Street -.

¿La casa de los Evans, son vecinos míos -.

Te dije que la encontraríamos, Jamie -.

¿Puede decirnos por dónde ir? – preguntó el muchacho, a las claras fastidiado con el apelativo.

Acompañadme, ya volvía a casa después de pasear a Hunter -. El hombre silbó para que su mascota no se alejara mucho ¿Sois amigos de alguna de las chicas Evans-.

De Lily, compañeros de colegio – resumió él – Soy James Potter y él Sirius Black -.

Rudolph Rice – se presentó el anciano, estrechando las manos de los chicos – Soy vecino de toda la vida de los Evans, me sorprendió mucho que metieran a la pequeña en un internado con el cariño que le tienen -.

Hogwarts es un tanto especial – sonrió Sirius.

¡Hogwarts-. Rice soltó una carcajada – Mi sobrina es profesora allí, Melibea Fraser, quizás la conozcáis -.

Si se trata de Melibea tía-buena Fraser entonces sí -.

¡No seas animal, Sirius! – se giró hacia el hombre – Discúlpele, a veces el cerebro se le desenchufa -.

No hay problema, veo que es apreciada por los alumnos – rió divertido.

¿Usted sabe…? – dudó James.

Sí, sé lo de la magia, es una pena que yo haya salido a la rama de la familia que no la tiene, mi hermana es la bruja igual que su marido – suspiró apenado – Pero es una grata noticia saber que la pequeña Lily tiene el don. Ah, hemos llegado -. Señaló una casa con el jardín lleno de flores y de la que salía aroma a bollería recién hecha – Esa es la de los Evans, la mía es la de al lado, si venís otro día pasad a verme -.

Muchas gracias por su ayuda, señor Rice -.

De nada, y llamadme Rudy, que os divirtáis -.

Los dos chicos entraron en el jardín y se pararon levemente nerviosos ante la puerta.

Bueno, llamemos, es una estupidez quedarse aquí de pie – decidió Sirius.

Debimos avisar que veníamos a buscarla – dijo James, pulsando el timbre.

Es más divertido así -.

Una mujer de pelo castaño rojizo, vestido veraniego y floreado delantal abrió la puerta. Les miró ligeramente sorprendida.

Buenos días señora, somos compañeros de clase de Lily -.

Sí, lo sé, os recuerdo del tren – sonrió afable – No me ha dicho que veníais a recogerla -.

No lo sabe, pensamos en darle una sorpresa -.

Pasad -. La señora Evans les dejó en el pasillo de entrada, junto a la cocina, mientras ella se asomaba a las escaleras ¡Lily, niña, han venido dos amigos tuyos a buscarte-.

¿Amigos¿quién? – se oyó arriba.

¡Potty y el increíble Black¡ay-. Sirius se frotó la cabeza donde James le propinó un guantazo.

Ahora bajo -.

Se oyó como se cerraba una puerta y carreras de un lado en el piso de arriba.

No tardará mucho en arreglarse – dijo la madre – Venid a la cocina¿queréis comer algo, acabo de sacar unas pastas -.

Gracias, pero no queremos abusar – respondió James.

Coged, venga -. Les tendió una bandeja llena de figuritas con chocolate, otras glaseadas, con guindas… y olían tan bien.

Los muchachos terminaron sentados en la mesa con un vaso de leche y una provisión de pastas, bollitos y tarta.

Es una cocinera estupenda, señora Evans – elogió sinceramente Sirius – Es la mejor tarta de queso y arándanos que he probado -.

La cocina y el jardín son mis aficiones, pero siempre se agradecen las buenas críticas. Buenos días, Petunia -.

Una chica algo mayor que Lily, de pelo rubio y gesto desagradable, entró en la cocina y se quedó perpleja al ver cómo eran los tan renombrados amigos de Lily sin las informes túnicas del colegio.

Hola – saludaron a coro los dos chavales.

Ah, hola – respondió ella, en estado de shock por el par de sonrisas.

Se escuchó el sonido de pasos bajando escaleras a todo correr.

Siento el retraso, pero se suponía que habíamos quedado en el Caldero Chorreante -.

Lily llegó terminando de sujetar su pelo en una coleta baja con un pañuelo, había elegido una camisa de tirantes verde esmeralda y una falda de colores tornasolados entremezclados, muy hippie el conjunto.

Sirius silbó y, yendo junto a Lily, la tomó de una mano y la hizo girar sobre sí misma.

Estás preciosa -.

Gracias – dijo ella, zafándose – Pero no me des vueltas como si fuera una bailarina, me mareo -.

¿Verdad que está guapa, James-.

Esto, sí, claro – balbució él, pillado en estado de shock.

Viva la elocuencia – se burló su amigo.

Bueno¿nos vamos? – intervino Lily, un poco brusca. Le había molestado que James se limitara a dar la razón a Sirius, y eso la hacía sentirse idiota y malhumorada.

De eso nada señorita, tú y tu hermana os sentaréis y desayunaréis como las personas civilizadas – dijo su madre.

Acabaron sentados todos a la mesa conversando, lo que estaba matando de vergüenza a la pelirroja¿desde cuándo las madres se tomaban esas confianzas con los amigos de sus hijas?

¿Sabías que tu vecino, el señor Rice, es el tío de Melibea Fraser? – le comentó James.

Algo intuía, nunca protestó por las cosas raras que sucedían en torno a mí – dijo Lily.

Un día dejamos a Lily al cuidado de los Rice, le puso el pelo rojo al pobre Rudy – sonrió la señora Evans – Me explicó muy seria que pensó que era una pena que el de Rud fuera gris y no como el de ella -.

Es uno de los primeros síntomas¿no convertías la verdura en tu comida favorita? – preguntó Sirius.

A veces, cuando me ponían alcachofas, las aborrezco – reconoció Lily.

Je, yo lo transformaba todo en filete con patatas o pastel de fresa -.

Esto era lo más surrealista del mundo, ella, Lily Evans, de charla con esos dos energúmenos en su propia casa. ¿Qué sería lo siguiente¿Peter sacando sobresalientes?

Chicos, deberíamos irnos si queremos llegar a tiempo -. Señaló el reloj de la cocina.

Tienes razón -. Sirius se levantó e hizo una pomposa reverencia – Gracias señora Evans por su hospitalidad, estaba todo delicioso -.

Haz el favor de no burlarte de mi madre – gruñó la pelirroja.

Gracias señora, intentaremos avisar la próxima vez que vengamos – afirmó James.

¿Próxima vez, ni en broma – saltó Lily.

Hija, no seas desagradable – la reprendió su madre y añadió – Seréis bienvenidos siempre que queráis visitarnos -.

Una vez en la calle, lejos de la protección de la señora Evans, Lily agarró a ambos chicos del cuello de la ropa para ponerles a su misma altura.

Si os acercáis a mi casa no respondo de las represalias -. Entrecerró sus ojos verdes – La multijugos se quedará corta¿entendido-.

Creo que hemos pillado el concepto -. James se liberó de la presa, sonriendo – Aunque no sé a qué viene tanta agresividad, si nos hemos portado mejor que en toda nuestra vida, y, la verdad,… -.

…no tememos "tus represalias" ni las de nadie -. Sirius desenfundó su varita y se aseguró que no hubiera nadie por los alrededores antes de alzarla.

Sois un par de… ¡ah-.

Un autobús de dos pisos y brillante color morado surgió ante sus narices, sobresaltando a Lily.

Señorita Evans, le presento al Knigthbus, nuestro transporte – anunció James, divertido con la actitud de la muchacha.

Tres para el Caldero Chorreante – pidió Sirius ¿Nunca habías subido a este bus-.

No – reconoció Lily, echando un vistazo al interior lleno de sillas desperdigadas y a las cinco personas con diversos grados de mareo.

Sólo dos recomendaciones: elige un sitio e intenta mantenerte en él – dijo James – Esa silla junto a la barandilla te vendrá bien -.

Lily no llegó a sentarse, el autobús al arrancar la empotró contra el asiento de mala manera. Sirius y James permanecieron de pie, agarrándose dónde podían y riendo a carcajadas mientras el Knigthbus prácticamente volaba entre edificios, jardines, lagos, todo se apartaba a su paso.

Muy a su pesar, cuando llegaron a su destino, Lily reía con tantas ganas como sus compañeros y no pudo parar aunque sus amigas la miraron con cara rara.

¿Confraternizando con el enemigo, Lil? – inquirió Deyanira.

De confraternizar nada, que si no es por su madre ella nos echa a patadas de su casa – protestó James ¿Estamos todos-.

Vosotros sois los últimos, trío de tortugas – dijo Remus.

Lily ignoró los comentarios y, tras dar dos besos a Thea, le preguntó acerca de su ceremonia para investirla de novicia en Delfos.

Bien, no puedo dar detalles, pero fue muy entrañable – sonrió feliz – Cuando regrese a Hogwarts me tocará continuar mi instrucción como vidente, tendré horas extras de Adivinación con mi madre -.

Me alegro por ti -.

Chicas¿os importa si nos movemos mientras habláis, si llegamos muy tarde no podremos coger las entradas – dijo Susan.

Echaron a andar por las concurridas calles londinenses, como un grupo más de amigos que salen a divertirse; Lily comprobó que ningún hijo de mago vestía de manera rara, al contrario, los más "chic" eran Nira y Sirius. Una vez tuvieron las entradas para la sesión de la tarde, decidieron ir de compras al Centro, lo que significa hacer mucho el idiota y gastar poco dinero. Entraron en una zona de tiendas de ropa y se dedicaron a probarse los conjuntos más estrambóticos – especial éxito tuvo el vestido rosa con estampados y pamela amarilla de Peter – sólo Deyanira se quedó con un par de prendas y dejó la dirección para que se las mandaran a casa.

Su deambular les llevó a donde se vendían discos. Estanterías repletas de vinilos, decenas de adolescentes que acababan de estrenar las vacaciones de verano y el School´s Out de Alice Cooper sonando a través de los altavoces. Las chicas fueron como locas a la sección de los Beatles; Remus, Peter y Davey se quedaron ojeando los discos de jazz buscando un regalo para la madre de Pettigrew; en tanto, Olivier y James se dejaban guiar por Sirius a la sección de rock y heavy.

¡Argh-.

¿Algún problema, Sirius? – inquirió James, al ver a su mejor amigo en lo que parecía una crisis existencial.

No sé con cual quedarme -. Les mostró dos carátulas – "Made In Japan" o "Machine Head" de los Purple -.

Sirius, tu asignación semanal se mide en galeones, así que llévate los dos; a veces creo que tu cerebro se ha cogido vacaciones -.

Él gruñó algo y siguió rebuscando por las estanterías.

Yo no he oído música muggle – dijo Mercury ¿Tan buenos son esos Purple-.

Deep Purple – corrigió Sirius – Sí, y también me llevaré el "Led Zeppelín IV", es el único que me falta de ellos -.

A mí me parece una cacharrería con tíos gritando, pero a Black le encantan – apuntó Remus; él y Peter llevaban un disco cada uno – Hasta su iguana tiene el nombre de uno de la banda, un tal Gillan -.

Vuelve a repetir lo de "cacharrería" y tú y yo tendremos un problema, Remsie – enarcó una ceja ¿Qué vas a comprar-.

Un recopilatorio de jazz que han sacado por la muerte de Louis Armstrong el año pasado -.

Sirius contrajo el rostro.

Pero mira que te gustan los tostones -. Le quitó el disco y echó una ojeada a la contraportada.

Es cuestión de gustos -.

Ya Remus, pero es que esto es lo que les gusta a nuestros padres – apuntó James.

Mi madre es fan de Ella Fitzgerald – asintió Peter – Cada vez que pone uno de sus discos me quedo sopa -.

El licántropo enrojeció a medias de ira y vergüenza.

Yo escucho lo que me da la gana -. Les arrancó el vinilo de las manos y enfiló hacia el mostrador.

Remus, no te enfades – llamó James en vano.

Jo, cómo se las gasta Lupin, con lo tranquilito que parece – comentó Olivier.

Las chicas llegaban en ese momento y habían visto la reacción del muchacho de cabello castaño.

¿Se puede saber qué le habéis hecho a Lupin? – preguntó Deyanira.

Nada, en serio – retrocedió Olivier.

Le hemos dicho, más o menos, que la música que le gusta es un asco – resumió Peter.

A vosotros nunca os han explicado lo que significan palabras como "tacto" o "sutileza"¿verdad? – saltó Lily – Debería daros vergüenza portaros así con un amigo -.

Oye, Evans, que no ha sido para tanto – dijo James.

¿No¿y qué ocurre si yo digo que el quidditch es un asco y que todos los que lo practican son ridículos por gastar su tiempo persiguiendo una pelotita amarilla-.

Ah, pues... -.

Ya me parecía a mí -.

La pelirroja dio media vuelta y fue al mostrador donde Susan y Lucy ya hablaban con Remus.

Tenéis mucho carácter los de Gryffindor – sonrió Guinevere.

Depende del día -. Althea miró a los chicos – Haced el favor de disculparos con Lupin, no quiero que el día se estropee antes de empezar, porque pienso llevaros a un restaurante de comida griega para variar el tema hamburguesas -.

James asintió. Ella tenía razón, se habían pasado; además a Remus le afectaban más las cosas al estar a menos de cuatro días de su transformación, y por saber que le tocaba pasarla recluido y encadenado en el sótano de su casa.

Remus -.

El interpelado se giró hacia sus amigos, seguía molesto.

Remsie, no nos mires así, en serio no queríamos ser desagradables – dijo Sirius.

Pero lo habéis sido, y no sabéis hasta que punto -.

Sólo bromeábamos – añadió James – Sin mala intención, de verdad -.

El jazz no es tan malo – coreó Peter.

Deberíais escuchar algunas canciones, escuchar que no oír, entonces podríais opinar – dijo con voz severa – Yo he escuchado vuestra música favorita, por eso puedo decir que lo de Sirius es una cacharrería, al menos para mí -.

Sentimos mucho habernos burlado de tus gustos, Remus, muchísimo -.

Pasaron unos segundos de incertidumbre, en que los demás aguardaban expectantes la respuesta de Lupin.

Lo sé -. El brillo airado de sus ojos se suavizó hasta ser sustituido por una sonrisa – Pero quería escuchároslo decir -.

Eres un maldito manipulador, Remsie -.

Sirius le agarró del cuello y empezó a revolverle el pelo sin plegarse ante sus protestas, más que nada porque perdían fuerza entre tanta carcajada.

Son adorables – sonrió Susan.

Sí, adorables como las arañas -.

La pelirroja pagó un disco de los Bee Gees, el Concern, que se contaba entre los éxitos del momento. Althea fue a su lado mientras los demás estaban entretenidos.

Deberías dejar esa pose -.

¿Pose-. Lily arqueó las cejas.

A veces eres muy brusca con los chicos y no entiendo por qué, sé que te caen bien, incluso el zopenco de Potter -.

Les soporto, que es distinto -.

Pero Snape te cae bien -.

Sí -.

No lo entiendo, de verdad que no, eres la cosa más rara que conozco Lily Evans – suspiró Althea – Comeremos en el Acrópolis, son amigos de mi madre y nos atenderán bien, por no hablar del descuento -.

La pandilla abandonó la tienda y siguieron a Althea hasta el restaurante, a media hora de camino. La entrada destacaba porque simulaba columnas y estatuas griegas, y el interior era muy semejante. Una pareja comía en un rinconcito, el resto estaba vacío.

Ya sas – dijo Thea - Ise edó, kirie Malefakis-. (Hola/Está ahí, señor Malefakis?)

Del fondo surgió un hombre entrado en años, regordete, de pelo y barbas muy negros y rizados; su rostro se iluminó al reconocer a la muchacha.

Ah, kopeliá Willow, kalós írzate... ¡Dora, aftí kopeliá Thea-. (Joven Willow, bienvenida/ Dora, es la joven Thea)

¿Qué dice? – preguntó Sirius.

Thea no llegó a responder. Una mujer vestida de cocinera, igual de efusiva que el tal Malefakis, cruzó el restaurante y aprisionó a la muchacha en un férreo abrazo y empezó a parlotear a gran velocidad en griego.

Sí, yo también me alegro de veros – rió Althea – Ellos son mis amigos del colegio. Chicos, ellos son los señores Malefakis, Crisóstomo y Eudora, amigos de mi familia -.

Ya sas pedi� un placer conoceros – dijo el señor Malefakis – Hacía tiempo que nuestra pequeña no venía a visitarnos, así que estamos encantados de que haya decidido remediarlo y que traiga tan buena compañía -. (hola chicos)

¿Atendéis solos el restaurante-.

No, niña, es temprano, Mark, Andrew y Mary no entran a trabajar hasta que tenemos hora punta, dentro de unos tres cuartos de hora o así – explicó Dora – Veamos, sois... doce, os pondremos allí, juntaremos dos mesas y no habrá problema -.

Entre todos, pronto colocaron mesas y sillas. La carta se leyó entre risas, por los estrambóticos nombres, y preguntando a Thea lo que llevaba cada plato.

Revizokeftedes, parece de todo menos comida con ese nombre -.

Sólo son croquetas, Sirius -.

Pues yo quiero probar la moussaka -.

Pollo al tzatziki -.

Y de beber, vino -.

Potty, sólo tienes catorce años -.

¿Y, ya he bebido vino antes, Evans, en las fiestas que dan mis padres -.

Vino no, pero creo que puedo conseguir un par de jarras de sangría – dijo Thea.

¿Y eso qué es-.

Vino rebajado con zumo, frutas y azúcar, Susan -.

Dora había regresado a la cocina para ir encendiendo los fogones. Crisóstomo se acercó a tomarles nota, evidentemente divertido con sus bulliciosos clientes; debatió un poco el tema de la bebida, aunque consintió en traerles lo justo para un vaso por cabeza si luego seguían con refrescos o agua.

La señora Sofía me mataría si se entera que he dejado que su hija se emborrache -.

Exagerado, bebo sangría todos los veranos desde que alcanzo a recordar, y nunca me he emborrachado -.

Tus amigos no están tan acostumbrados como tú -.

Eso, has de solidarizarte con nosotros – apuntó Sirius.

¿Y a ti quién te ha dado vela en este entierro-.

Cuando empezaron a servirles los primeros platos, el restaurante fue llenándose progresivamente de gente. Parecía que el señor Malefakis se vería desbordado en cualquier momento, pero entonces llegaron dos chicos y una chica.

Mary -.

Thea, que alegría verte, perdona que no me pare mucho, ahora tengo que trabajar -.

La joven le dio un abrazo y pasó a la cocina. Los dos chicos se pusieron unos delantales con el emblema del restaurante y enseguida estaban sirviendo mesas con la efectividad que da la practica. Uno de ellos, con el pelo rubio a lo años 60 y sonrisa de anuncio de dentífrico, se encargó de llevar los postres a los alumnos de Hogwarts y aprovechó para saludar a Thea.

Cada día estás más guapa -.

Y tú cada vez más meloso, Mark¿aún sigues saliendo con esa chica... hum-.

¿Martha-.

Eso, Martha -.

Qué va, me salió rana¿y tú¿ya estás con algún chico, pequeñaja-.

Habló Matusalén, si sólo tienes dieciocho -.

Demasiados, si ahora te pidiera una cita me acusarían de asalta cunas -.

Ella rió. El público femenino estaba encantado con el joven camarero, el masculino empezaba a pensar que era un idiota.

Mark, haz tu trabajo y deja de flirtear... ah, hola Thea, el jefe me dijo que andabas por aquí -.

Hola Andrew -.

Ya voy Drew, bueno, Thea, pásate otro día y hablamos con calma; un placer conoceros chicos, que lo paséis bien – dijo y se alejó a recoger una mesa.

Mark es muy majo – sonrió Lucy.

Es un pegajoso -.

¿Celoso, Blackie? – inquirió Deyanira.

Nah, simplemente es un inepto ligando -.

Althea miró a Sirius con evidente diversión.

Voy a despedirme de los Malefakis y nos vamos -.

No me ha gustado esa sonrisa – gruñó Sirius.

Normal, lo más seguro es que te haya leído la mente o el futuro y se ría de lo que ha visto – opinó James, recordando que la muchacha era capaz de atravesar capas invisibles.

Cuanto paranoico hay suelto -.

Por no hablar de tías desagradables -.

Lily estuvo tentada de vaciar su vaso de agua sobre James, pero se contuvo por consideración a los dueños del restaurante.

El sol caía a plomo a esas horas de la tarde, por eso agradecieron el fresco reinante en el cine y los refrescos que allí vendían. Era una sala antigua, de esas que tienen escenario para representaciones de teatro, con butacas rojas y paredes de madera oscura. Olía a palomitas.

Los asientos están en dos filas pero juntos, de aquí a ahí y de allí a la derecha, seis y seis – señaló Remus.

Se repartieron aleatoriamente.

Es la primera vez que veo una peli, qué emocionante -.

¡Tú no-.

Medio cine se giró para ver que le pasaba a la chica pelirroja. Lily ni se enteró, demasiado preocupada en cómo Potter había acabado sentado a su izquierda. Fila de delante: Davey, Remus, Susan, Lucy, Nira, Olivier; fila de atrás: Peter, Sirius, James, ella, Thea y Vere.

Thea, cámbiame el sitio -.

Oh, vamos Lil, no seas cría – sonrió la chica griega – James no va a asaltarte durante la proyección¿o sí-.

Luego decís que los chicos somos unos salidos que sólo pensamos en lo mismo – protestó Sirius.

En tu caso apostaría a que es cierto -.

Vere – suplicó Lily.

Lo siento Lil, me gusta el pasillo, así puedo salir sin molestar -.

Lucy -.

No, lo siento -.

Susan -.

Me quedo con Lucy -.

Ja, te quedas con Remus – gruñó para sí la pelirroja – Nira queda descartada porque ha pillado sitio al lado de Mercury, y los chicos no se mueven ni en broma -.

Prometo portarme bien – sonrió James.

Lo dudo -.

Sólo quiero que me expliques las cosas muggles de la peli, venga, sé simpática Evans, sé que en el fondo lo eres -.

Lily se resignó a soportar a Potter, tras propinarle un codazo a Thea que no paraba de soltar risitas apagadas.

Las luces se apagaron y la pantalla se iluminó con los títulos y la tan famosa escena de 007 caminando y disparando a una mira de arma que se llena de sangre. Goldfinger: espía perfecto, armas, persecuciones, chicas guapas, intriga, asesinatos... los hijos de magos estaban absolutamente embobados con la película.

Lily estaba explicándole a James qué es una bomba nuclear, cuando notó que Thea le tiraba del brazo.

¿Qué pasa? – susurró.

Mira -.

Casi se le caen los ojos de abrirlos por la sorpresa¡Nira y Olivier estaban pegados cual lapas!.

Dios... -.

James escuchó la exclamación de Lily y echó un vistazo a ver qué pasaba. No sabía si echarse a reír o qué cuando descubrió el panorama.

Jamie, informa – musitó Sirius.

Danforth y Mercury se están dando el lote -.

Ya era hora, llevan todo el día pegados el uno a la otra -.

Callaos, que no me entero que dice el malo – protestó Peter.

Remus se giró para chistarles y Sirius se echó hacia delante y le contó al oído lo que pasaba. Black estaba seguro que su amigo había enrojecido hasta la raíz del pelo aunque no pudiera verlo.

Al terminar la película hubo abundancia de chistes y bromas dirigidas a Deyanira y Olivier, ambos lo soportaron pacientemente sin poder evitar el rojo encendido que se apropió de sus caras.

Son casi las siete – dijo Davey, tras mirar su reloj – Tengo que regresar al Caldero Chorreante si quiero llegar a tiempo a casa -.

Sí, ya va siendo hora de concluir la expedición – asintió Remus.

Salieron al exterior comentando la película, a todos les había gustado y elogiaron a Lupin por su elección.

Hay que ser muy bestia para matar a una chica como Jill Masterson y más bañándola en oro para que se asfixie – afirmó Sirius.

Por eso es el malo de la peli – rió Guinevere.

Los artilugios molaban un montón, teniendo ese coche solucionas los problemas de tráfico – dijo Peter.

Un estruendo sobresaltó al grupo. Cerca de una veintena de motos les adelantaron a toda velocidad, sus dueños de lo más variopinto al igual que sus vehículos.

Odio a esa gente, parece que tienen que ir proclamando ¡aquí estamos! a golpe de tubo de escape – saltó Lucy – Me crispan los nervios -.

Dos moteros se separaron de la pandilla y aparcaron, uno entró en un local mientras su compañero se quedaba vigilando. Sin una palabra, Sirius corrió por la acera para llegar a su altura.

Hola -.

El hombre, desgreñado y ataviado con abundante cuero, miró al joven mago entre molesto e intrigado.

¿Qué quieres, mocoso-.

Os he visto pasar, estos vehículos son geniales -.

No me vaciles¿no habías visto una harley antes-.

No -.

¿Y tú dónde te has criado¿en el Himalaya-.

Más o menos, en un internado -.

El motero escrutó al chico antes de tenderle la mano.

Carl Stanford -.

Sirius Black -.

Vaya nombre – sonrió Carl – Así que te gusta mi moto -.

Mucho¿a qué velocidad puede ir-.

La que yo quiera -.

Carl¿qué haces-. El otro motero acababa de salir del establecimiento con unas hamburguesas.

El chico, que se ha enamorado de nuestras bellezas – palmeó el asiento de la harley roja como si fuera un corcel.

No sé, parece uno de esos niñatos de papá – apuntó, fijándose en la ropa de Sirius.

No lo soy, y cuando quieras te lo demuestro – afirmó en tono belicoso.

Je, nos ha salido rebelde el chaval – sonrió con ironía ¿Quieres dar una vuelta, chico-.

Me llamo Sirius Black y, sí, me encantaría probar una de esas – respondió, sin esconder cuanto anhelaba subir en la moto.

Bien, Black, yo soy J.R. -. Le dio las hamburguesas a su amigo – Sube a mi moto y veremos si no eres un niñato cobardica -.

No le asustes mucho, Jack -.

Sirius subió tras J.R. y se estremeció al sentir rugir el motor de la harley. Era distinto a montar en escoba, como si el metal fuera a deshacerse bajo él por la velocidad pero, al tiempo, sentía la fuerza de moverse como un rayo sobre el asfalto. ¡Era algo único!

Bajó de la moto con el pelo alborotado y una sonrisa de radiante felicidad, ni su primer paseo en escoba había sido tan emocionante.

Has caído – apuntó Carl.

¿Caído? – se extrañó Sirius.

Cuando alguien sube en una moto normalmente no ocurre nada, pero, en algunas ocasiones, la persona ya no quiere bajarse jamás -.

Como vosotros -.

Exacto, vivimos por y para la carretera, somos libres de ir donde queramos y hacer lo que nos plazca – asintió J.R.

¡Sirius-.

Sus amigos le hacían gestos de que ya era hora de irse.

Te esperan, chico -.

Ah, sí, gracias por el paseo. Adiós -.

Hasta pronto, Black -.

Él sonrió y corrió a reunirse con sus compañeros.

Tienes más cara que espalda¿cómo se te ocurre ir a hablar con esos tipos? – preguntó Deyanira – Parecen delincuentes -.

He conocido a gente más peligrosa que ellos, tenlo por seguro – replicó Sirius – Además, ha merecido la pena -.

Guinevere sacó de su bolsito un cepillo y se lo ofreció al despeinado gryffindor. Surgió algún comentario de que parecía que acababa de jugar un partido de quidditch y la conversación general acabó girando en torno a la Liga de Quidditch, los últimos partidos y las mejores jugadas; Gudgeon, Deyanira y Mercury tenían una discusión irreconciliable sobre el mejor cazador del momento.

Una vez en el Caldero, los que no tomaron una chimenea era porque sus padres habían pasado a recogerles con el coche. Lily había decidido tomar el bus mágico.

Quédate en mi casa, ya volverás mañana – ofreció Althea, preocupada que su amiga regresase sola.

O podemos acompañarla nosotros – dijo James – Con el Knightbus no tardaríamos nada, a Sirius y a mí no nos esperan hasta más tarde -.

La pelirroja estaba intentando decidir qué hacer cuando reconoció a alguien que venía del Callejón Diagón.

Ah, gracias, pero puedo volver sola; como habéis dicho, con el Knightbus no se tarda ni cinco minutos -.

¿Estás segura-. James enarcó una ceja.

Sí, segura, iros ya -.

Althea miró más allá de la pelirroja y descubrió al embozado que les observaba desde las sombras de la barra.

Lil, deberías venir conmigo -.

Por como lo dijo, Lily supo que su amiga había localizado a Snape. Los ojos verdes le suplicaron en silencio un poco de ayuda y comprensión.

Estaré bien, iros -.

Como quieras -.

Althea empujó a sus compañeros gryffindor hacia la chimenea; Sirius entró en las llamas verdes pero James miró a Lily como si fuese a protestar, ella no se percató de ese sincero gesto preocupado, Thea sí.

No le sucederá nada – dijo la joven vidente, al tiempo que Lily salía y cerraba la puerta de la habitación.

Eso espero... Gracias por no comentar lo de la capa -.

Es vuestro secreto – le guiñó un ojo – Aunque si la necesito, espero que me la prestes -.

Cuenta con ello -. James le estrechó la mano – Hay que repetir lo de hoy, la gente se ha divertido -.

Dejemos que se relajen un poco, o no creo que Remus sobreviva al estrés de cuidarnos -.

Hasta luego, Willow -.

Kalí andámosi, Potter -.

Ajena a la conversación, Lily se reunió en la barra con su apático amigo slytherin.

¿Qué haces por aquí-.

Estaba a punto de preguntarte lo mismo¿desde cuándo eres tan amiga del cabeza hueca de Potter-.

La pelirroja le miró sulfurada.

Ha sido una quedada colectiva, yo no tengo la culpa si también viene Potter, además¿a ti que más te da que sea su amiga o no-.

Lo suficiente como para preguntártelo -.

Algo en la respuesta consiguió hacer enrojecer a la gryffindor.

Tengo que volver a casa antes que oscurezca¿me acompañas y hablamos-. Lily bajó la voz – Este lugar es arriesgado si no quieres que te vean hablando con una sangre sucia -.

Está bien – consintió Snape, hierático.

El slytherin vestía un gabán negro de corte antiguo, sumado a su habitual seriedad le otorgaba la apariencia de alguien mayor de catorce años. Lily se enfundó en su chaqueta de punto y caminó sin pronunciar palabra, a ver si al otro le daba la gana de iniciar la conversación por una vez.

¿Qué has hecho hoy? – preguntó por fin Snape.

La muchacha, con una sonrisa de oreja a oreja, le explicó todo con pelos y señales.

Va a ser divertido regresar a Hogwarts y ver cómo reacciona la gente con lo de Danforth y Mercury -.

Debes estar agotada después de tanto trasiego -.

Soy una chica fuerte; ¿y tú qué-.

¿Qué de qué? – inquirió Snape.

Llevamos una semana de vacaciones¿qué has hecho-.

Él se encogió de hombros.

Mi padre no ha aparecido en varios días... ayer, fui con mi madre al parque, le gusta visitar la zona del estanque donde están los cisnes y los patos -. Sus apagados ojos se llenaron de una repentina luz – Había unos universitarios haciendo malabares para ganar algo de dinero, mi madre rió mucho; compramos helados, paseamos, y no volvimos a casa hasta que se hizo de noche -.

Un perfecto día de verano – sonrió Lily.

Snape frunció el ceño. Ella intuía que estaba pensando algo difícil de decir, sabía cuanto le costaba exteriorizar lo que verdaderamente pasaba por su cabeza.

No quiero que regrese... no quiero que vuelvan los gritos... yo... ¿te parece despreciable que odie a mi padre-.

Me extrañaría si no lo hicieras -.

Siguieron caminando durante casi tres horas, hablando del colegio, magia, la familia, recuerdos... prácticamente de todo.

Aún no me has dicho qué hacías en el Caldero Chorreante -.

Tenía que encargar algunos ingredientes para pociones en el Callejón Diagón, no esperaba encontrarme con medio Gryffindor al ir a tomar una chimenea -.

Pero te quedaste a la vista – objetó Lily.

Esperaba que me vieses -.

Podrían haberte descubierto Potter y Black -.

Era un riesgo calculado, son tan idiotas que no se percatan de nada que no sean ellos mismos -.

Hablando de percatarse -. Lily miraba con pavor su reloj de muñeca – Ya pasan de las diez, me van a matar cuando llegue a casa -.

Tomemos el Knightbus -.

Ya da igual, la bronca me caerá de todas formas; paseemos un poco más, no hace nada de frío y creo que me van a castigar sin ver la calle una temporada -.

Como quieras -.

El silencio volvió a instalarse entre ellos, pero no resultaba incómodo.

Te debo una disculpa -.

Lily no pudo evitar sorprenderse¿a que venía eso?.

Te herí seriamente durante las clases de duelo, sólo quería disimular delante de los demás pero se me fue la mano, espero que puedas perdonarme -. No miraba a Lily – Debí hablarlo contigo antes, en el colegio, pero no hubo muchas oportunidades -.

Te perdone desde el principio pero, Severus¿hiciste tú la poción de Inversión Mental-.

Sí, y de eso no me arrepiento -.

Los ojos verdes le observaron con una mezcla de dolorosa incomprensión y enojo.

Casi muere una persona, da igual lo mal que puedas llevarte con él -.

Yo no obligué a Black a subirse en una escoba para lucir palmito -.

Lily se detuvo en seco, la cabeza gacha, los rebeldes cabellos pelirrojos escapando de su coleta, abrazándose a sí misma.

Sé lo que piensas Evans -.

¡No tienes ni una maldita idea de lo que estoy pensando! – gritó la muchacha, alzando el rostro – Pero te lo voy a decir; pensaba que eras diferente, que el pertenecer a Slytherin no tenía por qué cambiar al niño que conocí en el Callejón Diagón... me equivocaba, he estado intentando negármelo a mí misma desde el duelo, pero no puedo seguir así -.

Lily... -.

Por mucho que lo intente siempre acabo discutiendo contigo, por la guerra entre nuestras Casas o por las disputas personales que tienes con mis compañeros -. Sacó la varita de su bolsillo – Thea me lo dijo, ya no tenemos once años sino catorce, la gente cambia -.

Has dejado clara tu postura -. Snape se encerró en su pose de frialdad.

Ya empezamos; eres tan idiota como todos los chicos que conozco, en cuanto se os lleva la contraria os ponéis hechos un basilisco¡estoy intentando explicarte como me siento, no mandándote al carajo-. Lily respiró hondo para tranquilizarse – Quiero ser tu amiga, pero cada vez me da más miedo cómo te comportas y la manera en que te influyen gente como Malfoy o tu padre -.

Él asintió despacio, entendiendo a qué se refería.

Prometer algo ahora sería mentirte, y nunca te he mentido o te mentiré -. La oscuridad parecía devorar todo en torno a Snape menos la palidez de su rostro – Lo único que puedo jurarte con plena seguridad es que jamás te haría daño Lily, a ti no, la única persona que me ha ofrecido su amistad de manera sincera y sin exigencias, aceptando demasiadas cosas malas a cambio de bien poco -.

Severus... -.

En Septiembre empezamos 4º curso y no volveré a hablarte, no quedaremos, ni seguiré dándote clases de magia negra -. Hizo un gesto para callar a la pelirroja – Espera, déjame terminar; creo que zanjar nuestra amistad ahora es el mejor regalo que puedo hacerte, si sigues cerca de mí pueden suceder cosas horribles y no me lo perdonaría. Siempre seré tu amigo. Si necesitas ayuda no dudes en pedírmela, y haré cuanto esté en mi mano -.

¿Cosas horribles, Severus¿de qué hablas-.

El slytherin tomó la mano de Lily que sostenía la varita y la alzó, en segundos se materializó el autobús morado.

Sube -.

Severus, no, tú no... -.

Snape la obligó a montar en el vehículo y le dijo la dirección al conductor.

¡Severus-.

El Knightbus se esfumó, llevándose a la muchacha pelirroja. La tenue luz de una farola le dejó ver algo en el suelo, el pañuelo verde que sostenía el cabello de Lily, seguramente se le cayó durante el forcejeo. La decisión era la correcta, él lo sabía, su padre le obligaría a entrar en la organización y correría peligro si se enteraban de su amistad con una sangre sucia. Su destino era la oscuridad, el de Lily la luz. Se guardó el pañuelo y echó a andar por la calle vacía.

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Lily no había dormido bien. Tras llegar tarde a casa, la habían castigado a un confinamiento indefinido que incluía requisar a Silver para que no enviase cartas a sus amigos. Por suerte, a primera hora de la mañana, dos lechuzas se posaron en el alfeizar de su ventana; una era de Potter y Black para que les confirmase que no tuvo problemas a la vuelta, la otra era de Althea exigiendo conocer los detalles de su charla con Snape.

Rápidamente, Lily sacó pluma y pergamino. A los chicos les dirigió una breve nota de que todo estaba bien y envió la lechuza, la de Thea fue más breve: "estoy castigada, ven a medianoche a mi casa con tu escoba, tenemos que hablar".

Pasó el día leyendo, y escuchando su nuevo disco. Su familia no sabía qué pensar del comportamiento de su, por lo general, responsable hija. Cenó sin protestar las alcachofas que le cayeron para rematar el castigo y se fue a dormir temprano.

Poco antes de medianoche, Lily aguardaba preparada con la capa del colegio tapando su pijama y unas viejas deportivas. El Knightbus se detuvo delante de su casa para dejar bajar a una jovencita que lucía la misma capa; en menos de un minuto ya tenía a Althea flotando sobre una escoba a la altura de su ventana.

Hola Lil – susurró.

No entres, vayamos al parque, hay un lugar recogido donde hablaremos y no nos molestarán -.

Las dos jóvenes brujas sobrevolaron los tejados hasta llegar donde Lily quería. Algunas farolas estaban rotas por las pedradas de unos desaprensivos, lo que les beneficiaba a la hora de ocultarse tras unos tupidos arbustos. La pelirroja se sentó en un banco de piedra y su amiga la imitó.

¿Y bien? – inquirió Thea, impaciente.

Llegué a casa a las once de la noche -.

‚?Qué-. Casi se cae del banco – Dime que no te has enrollado con él, por lo que más quieras -.

¡No seas bestia, Thea¡claro que no me lié con él, tengo 13 años!; luego dices que Sirius es un malpensado pero tú eres peor -.

¿Entonces qué-.

Ha decidido que no podemos ser amigos porque es peligroso -. Lily estaba realmente preocupada – Creo que su padre va a obligarle a pertenecer al grupo de magos tenebrosos -.

Es lo único bueno que Snape ha hecho en toda su existencia, olvídale -.

¿Lo dices como amiga o como vidente-.

Ambas – gruñó la morena, sujetándola por los hombros como si fuese a zarandearla – Punto uno: es un slytherin que se lleva a matar con nuestros compañeros. Punto dos: practica las artes oscuras y pertenece a una organización de magos tenebrosos dispuestos a erradicar a los hijos de muggles. Tercero: es feo y desagradable -.

¡Thea-.

Lily, sé más cosas de esos magos y su líder, el gobierno ha estado intentando localizarlos para detener sus planes pero no lo han conseguido, ni siquiera con la ayuda de gente como mi madre; están escondiendo de la opinión pública lo que sucede, los asesinatos, las personas que desaparecen, pero no podrán seguir así mucho tiempo -. Los ojos amatista relampaguearon en la oscuridad – Se aproxima una guerra en el mundo mágico y Snape está con los malos, es algo que debes tener en cuenta -.

¿Tu madre te ha contado todo eso? –.

No, pero durante mi estancia en Delfos pude enterarme de muchas cosas -.

Desembucha -.

Es información confidencial – protestó Althea.

Sabes que no se lo contaré a nadie -.

Si aquello servía para que Lily abandonase su loco idealismo, en el que la amistad está por encima de todas las cosas, valdría la pena.

La organización de magos tenebrosos se conoce en ciertos círculos como Caballeros de Walpurgis, es muy elitista, restringida y casi imposible de encontrar, de hecho ellos son los que buscan nuevos adeptos. Parece que su objetivo es una revolución en la que se depuraría la raza mágica eliminando a los sangre sucia para, a continuación, convertir a los muggles en poco menos que esclavos de los magos -. Thea se levantó del banco y paseó lentamente – Hace poco que han averiguado el nombre del líder de los Caballeros, un tal Lord Voldemort; nadie sabe qué aspecto tiene, ni su pasado, ni nada de nada, es un enigma incluso para muchos de sus seguidores... es el monstruo que desea ver muerta a mi madre y que la obliga a permanecer oculta en Hogwarts, apartada del mundo por el que está luchando -.

Sólo ahora Lily se daba cuenta del daño que tenía que ocasionarle a Althea su obcecación en ser amiga de alguien cuyo futuro le conduciría a ser un asesino como el que arrebató la vida del señor Willow y destrozó la familia de la joven vidente.

Te prometo que lo de Snape se acabó, de verdad, Thea -.

Su amiga sonrió.

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Sirius, mochila al hombro, llegó a la puerta de su casa londinense y entró con el mismo ánimo que si fuera a una sesión intensiva con el dentista.

Hola, familia, he vuelto -.

¡Sirius-.

Antes de saber qué pasaba, el chico se encontraba sentado en una silla del salón siendo sometido a un interrogatorio en tercer grado por parte de su madre, su tía y media parentela más.

¡Parad, parad, que no me entero de nada! – protestó por encima de los gritos.

No te hagas el desentendido, pequeño monstruo, tú la has ayudado, seguro -.

Tía Elladora, no sé de qué hablas -.

Andrómeda ha huido de casa -.

Sirius ignoró los llantos histéricos de su tía y los gritos de su madre, para mirar a Bellatrix. Su atractiva y no menos desagradable prima, parecía encontrar absurdo montar tanto escándalo por su hermana.

¿Huido-.

El joven Black primero se sorprendió, luego tuvo dificultades para reprimir las carcajadas. Andrie se lo había advertido, ella cumpliría los dieciocho y saldría por patas de la casa paterna para jamás regresar, lo mismo que él debía hacer llegado el momento.

¿Dónde est� Sirius-.

Madre, no lo sé, Andrie no me ha contado nada; me despedí de ella al concluir las clases, como siempre, y no noté nada raro -.

Mentira. Andrómeda llevaba varios días radiante como el sol de Junio.

Un sonoro estampido advirtió que alguien acababa de aparecerse. El señor Black entró en el salón con su aspecto de juez implacable, claramente disgustado por la rigidez de los músculos de la mandíbula. Las mujeres se calmaron al instante. Sirius se encogió en la silla.

En el Ministerio me han dicho que no hay nada que hacer, la ley ampara a Andrómeda pues ya tiene los dieciocho años y puede decidir qué hacer con su vida – informó con voz átona – Aunque he movido algunos hilos para conocer su paradero -.

¿Y? – preguntó la tía Elladora.

Se ha fugado con un muggle -.

Se armó un berenjenal supremo en la habitación. Sirius aprovechó para escabullirse a su cuarto y reír a gusto. Cual no fue su sorpresa al encontrar una bonita lechuza en el alfeizar con un rollo de papel; antes de abrirlo, ya sabía quien era el remitente.

Hola primo:

Bueno, como ya sabrás me fugado de casa¡lo he hecho¡ni yo me lo creo!. Lo que daría por ver la cara de mi madre cuando se entere.

La verdad es que no ha sido tan precipitado como parece. Este invierno conocí a un chico muggle, Ted Tonks, es hermano de una compañera tuya, Lucy; me resultó muy simpático y amable, sentí curiosidad y me hice con su dirección, así empezamos a cartearnos y me enamoré de él. Es una locura, lo sé, pero por primera vez sentí que alguien me miraba y me veía de verdad y no mi excelso linaje.

Ahora vivo con Ted en un pisito de las afueras de Londres. Entre sus trabajos en el taller mecánico y mis ahorros iremos tirando, además buscaré trabajo ya sea mágico o muggle. Nos casaremos, en cuanto nos acostumbremos a la idea, y espero que vengas; tío Al será el padrino, pero tú siempre has sido como mi hermano pequeño y no sería lo mismo si no estuvieras. Te avisaré con tiempo para que busques esmoquin y luzcas espléndido.

Un beso y un abrazo,

Andrómeda Black

(dentro de poco Andrómeda Tonks, suena bien ¿verdad?)

La carta era caótica, con una caligrafía mortal, pero irradiaba felicidad por las cuatro esquinas del papel.

Mucha suerte, Andrie – sonrió Sirius.

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La luz de la linterna era más que suficiente para poner algo de orden en el destartalado sótano. Remus colocó los colchones con ayuda de su padre, luego revisaron a conciencia las poderosas cadenas que partían de la pared. El señor Lupin lanzaba ocasionales miradas a su hijo, hasta que éste no pudo aguantarlo más y soltó una carcajada.

Pap� estaré bien, no es cómo si nunca hubiéramos pasado ya por esto -.

Lo sé, pero no deja de sorprenderme la madurez con que lo afrontas, además está el hecho de que te haces menos heridas que antes -.

Creo que la transformación es peor si estoy triste, ahora siempre voy alegre por las bromas que me gastan los chicos y el lobo lo siente -.

Es una interesante teoría, hablaremos con el señor Iskander al respecto -. Le dio un breve pero fuerte abrazo a su hijo – Preparemos la música -.

La señora Lupin ya estaba rodeada de vinilos en el salón. Remus cogió el que se había comprado hacía tres días de Louis Armstrong y lo colocó en el tocadiscos.

Me apetece empezar con éste -.

Como tú quieras, cariño – sonrió la mujer.

Otra de las cosas que habían descubierto era que la música que le gustaba a Remus servía para calmar al lobo, como si consiguiera llegar a la parte humana que quedaba recluida en el interior del animal y le diera fuerza para controlarlo.

Faltaba muy poco para que la luna se alzara. Remus comió poco y se llevó algunas chucherías al sótano, para aligerar la espera no por hambre. Su padre le ciñó las cadenas en muñecas y tobillos, y el arnés en torno al cuerpo que evitaría que se arrojara contra las paredes; detrás, enmarcada por la luz que bajaba por la escalera, su madre contemplaba todo el proceso sonriendo con la boca, llorando con los ojos.

Tras cubrirle de besos y frases de cariño, le dejaron a solas con la oscuridad y su maldición.

When you're smilin'...keep on smilin'
The whole world smiles with you

El tocadiscos había empezado a sonar. Remus sabía que la música ahogaría los ruidos del lobo, ayudándole no sólo a él a pasar la noche si no también a sus padres.

And when you're laughin'...keep on laughin'
The sun comes shinin' through

Empezó a sentir el palpitar en su interior, como la sangre se aceleraba en las venas. El miedo le atenazó el estómago junto con la primera descarga de dolor. Gritó.

But when you're cryin'... you bring on the rain
So stop your frownin'...be happy again

El dolor se desataba desde sus entrañas e invadía el resto del cuerpo, desplazándose como zarcillos invisibles bajo su piel. Gritó cuando los huesos empezaron a dislocarse, crecer, recolocarse, la piel se estiraba junto con su rostro; era el momento en que parecía que su cuerpo reventaría por la presión y de él sólo quedaría un charco de vísceras.

Cause when you're smilin'...keep on smilin'
The whole world smiles with you

La conciencia se retraía lentamente junto con el dolor, sus gritos se transformaron en lastimeros aullidos.

Now when you're cryin'... you bring on the rain

Entonces sólo quedaba el lobo, la sed de sangre, la necesidad de libertad. El descomunal animal se debatió en su prisión de acero y piedra, buscando a su carcelero para matarlo.

So stop that sighin'...be happy again

Los ojos dorados se revolvían, el animal sentía miedo, sentía ira y dolor. Se detuvo agotado y la música llegó a él junto recuerdos adormecidos, imágenes de su manada. Tumbado sobre desgarrados colchones, el lobo se durmió sabiendo que al despertar ellos vendrían a él con besos y risas.

The great big world will smile with
The whole wide world will smile with you

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A raíz de la información de Thea, la paranoia se apoderó de Lily; veía las noticias de la TV y encontraba rastros de artes oscuras por todas partes. El resto del verano lo pasó con sus padres y, en ocasiones, con Althea paseando o tomando helado en el Callejón Diagón. Se cruzaron un par de veces con compañeros de la escuela, pero ni rastro de los chicos de su curso.

Como ocurre siempre con las vacaciones, volaron y Lily se encontró una mañana con la carta de Hogwarts que le notificaba el material escolar a comprar.

Mam� papí.

¿Qué pasa, hija-.

El señor Evans leía el periódico en el jardín acompañado de limonada. Sonrió a su pequeña cuando llegó con la carta.

Tengo que ir a comprar las cosas del cole -.

Hum -. Su padre ojeó la carta – Cuarto curso, cómo pasa el tiempo. Vaya, tienes que llevar ropa de gala -.

Sí -. Lily había suprimido la hoja que acompañaba la del material, la que decía que los alumnos pasarían todo el año en el colegio para proteger a los estudiantes de posibles ataques como el del tren de las Navidades anteriores – Nos dijeron que se organizará una fiesta por Navidad para la gente a partir de 4º¿no os importa que este año no vuelva a casa, me apetece mucho asistir -.

Te haces mayor, princesa – sonrió él – Claro que puedes quedarte en el colegio. Mañana iremos al Callejón de compras, si quieres avisa a tu amiga para que nos acompañe -.

Así habían acabado de expedición, Lily, sus padres, la insufrible de Petunia y Althea. La chica griega vivía con su familia en Grecia, su hermano Nikki entraría en la Academia de Atenas cuando alcanzara los once años, pero Thea ya no tenía ganas de cambiarse de colegio a esas alturas.

Lo primero que hicieron fue visitar la tienda de ropa. Las niñas se probaron cientos de vestidos y túnicas, incluso Petunia se animó a participar. Lily se quedó con un vestido de terciopelo verde liso, y escote palabra de honor y mangas anchas con pequeños bordados dorados. El de Thea era de un amarillo suave, con cintas de raso en torno al corpiño y sin mangas, contrastando muy bien con su piel broncínea y su negro pelo rizado. Petunia se quedó con uno azul muy dentro de la moda muggle.

Fue al salir de comprar los libros cuando tropezaron con Bertha Jorkins, número uno en chismorreos de Hogwarts, ella las saludó con la mano y se aproximó con un entusiasmo enfermizo.

Chicas¿a qué no sabéis, es un notición -.

¿El qué Bertha, respira mujer, que te ahogas – dijo Thea.

¿Recordáis a Andrómeda Black, la metamorfomaga, esa que es prima de Sirius -.

Sí, ya¿qué pasa con ella? – medio gruñó Lily.

¡Se ha fugado de casa con un muggle-.

‚?Qué-.

¿A qué es fuerte, al parecer la familia la ha desheredado... ¡Amy, chicas os dejo, me esperan... ¡Amy¿a qué no sabes la nueva-.

Bertha se alejó con sus cotilleos dejando a dos perplejas gryffindors.

¿Ocurre algo, niñas-.

No, mam� cosas del colegio -.

Hemos terminado con las compras, si queréis podéis quedaros otro rato por aquí, hace muy buen día – propuso el señor Evans, dando a Lily algo de dinero.

Gracias, papí. Lily repartió besos.

Lily¿vas a ir a ese pueblo de magos que hay donde tu colegio? – preguntó Petunia.

Sí¿por-.

Mándame algunas de esas ranas de chocolate, por correo normal a ser posible -.

Lily miró alarmada a su hermana¿se había dado un golpe o qué?. A lo mejor es que estaba superando su aversión por el mundo mágico, o quizás se aproximaba el Armagedón y ella no se había enterado.

¿Quieres quedarte con nosotras? – sugirió la pelirroja, no sin cierto recelo.

Los padres contemplaban la escena como quien ve crecer billetes en los árboles.

Sólo si prometes no jugármela, te conozco -.

Prometido -.

Así las tres niñas quedaron libres para recorrer el Callejón Diagón. Petunia no abandonaba su postura de "yo soy aquí la única normal", pero demostraba curiosidad por ese mundillo que tenía vedado.

Varias calles partían del luminoso Callejón Diagón, lugares que Lily siempre había observado pero a los que no tenía ganas de entrar, después del susto que se llevó hacía dos años al asomarse y toparse con un horrendo ogro. De uno de ellos emergió un hombre que la pelirroja conocía muy bien, Alfred Myther, su gesto ceñudo y la túnica gris desvaído chocaban radicalmente con lo que ella conocía. Iba a llamarle cuando Thea la agarró del brazo y señaló el cartel que decía Knocturn.

Ese es el lugar más peligroso del mundo mágico, o uno de ellos por lo menos – explicó Thea – Lleno de delincuentes y de marginados, hogar de las artes oscuras y de quienes las practican -.

¿Qué hacía Alfred allí, entonces-.

Algún encargo para el colegio, quien sabe, pero era claro que no quería que le reconocieran por el aspecto que tenía -.

Vale, Andrómeda se fuga, mi hermana es amable – miró a la pálida rubia que sonreía ante los puffskeins de un escaparate – y ahora Alfred sale del reino de los magos tenebrosos¿qué es lo siguiente¿meteoritos-.

¡Evans¡Willow-.

Las chicas se giraron para descubrir al cuarteto más famoso, e insoportable según Lily, de Hogwarts.

Enhorabuena por lo de tu prima, Black – sonrió Althea.

¿Ya lo sabes? – parpadeó sorprendido – Pues sí que vuelan las noticias -.

Bertha lo va proclamando a los cuatro vientos, Hogwarts entero lo sabrá cuando empiecen las clases – apuntó Lily ¿Sabes algo de ella¿cómo le va-.

A ella y a Ted les va bien, con planes de boda y todo -.

¿Ted¿Ted Tonks, el hermano de Lucy? – saltó la pelirroja.

Exacto – corroboró el muchacho – Les he visitado esta mañana. El piso donde viven es pequeño, pero ya están discutiendo por el nombre de los hijos. Nunca vi a Andrie tan feliz como ahora, va a ser una madre estupenda, y yo seré tito Siri -.

Sus amigos soltaron la carcajada.

¿Algún problema? – gruñó.

Es que resultas empalagoso, "tito Siri" – gorjeó James, esquivando una colleja.

¿Habéis hecho ya las compras? – se interesó Remus, ignorando la pelea.

Sí, también la ropa de gala para el baile – asintió Althea – Aunque todavía queda un montón para Navidad -.

Nosotros hemos pillado los libros, pero no la ropa -.

No queremos ir con ellos a la tienda -. Peter señaló a Sirius y James, el primero estrangulando al segundo – Son un poco agobiantes con los consejitos -.

Siempre se ponen en plan "somos los reyes de la moda" y pretenden usarnos de maniquíes – precisó Remus – Sobre todo el señor Black -.

Qué culpa tengo yo si reboso estilo, atractivo y buen gusto -. Dicho esto se subió el cuello de la camisa y lanzó una de sus turbadoras sonrisas a unas chicas que pasaban por su lado en ese instante; ellas enrojecieron en masa, empezaron a reír tontamente y una casi se mata al tropezar con una farola ¿Veis-.

Solo veo que al salir de casa te dejaste el cerebro y ha debido fugarse – dijo Althea, indiferente.

Estás perdiendo facultades, Sirius – rió James.

Nosotras nos vamos -. Lily habló sólo para Remus y Peter – Que tenemos mejores cosas que hacer que aguantar a esos dos desvariando -.

Las tres chicas se marcharon calle abajo sin mirar atrás ni una sola vez.

Jamie -.

¿Sip-.

Te apuesto lo que quieras a que antes de un mes consigo que Willow me bese -. Los ojos grises brillaron convencidos.

Eso habrá que verlo – sonrió su amigo – Pero tiene que ser en la boca, nada de besitos ñoños en la mejilla. Si pierdes... cantarás en el Comedor una balada a Snape -.

Y si lo consigo serás tú el que cante -.

Trato hecho -.

Estrecharon las manos. Remus suspiró, a esos dos se les empezaba a notar demasiado la adolescencia.

¿Podemos irnos-.

Claro, tenemos que comprar tu túnica -.

Ni hablar – se negó Remus – Ya os he dicho que iré con la negra -.

Sin previo aviso, James y Sirius agarraron al licántropo por los brazos y lo arrastraron hacia la tienda de modas de aspecto especialmente caro.

¡Dejadme animales-.

Remus, no seas idiota, necesitas una túnica nueva, y Peter también -.

El rubicundo muchacho intento patear a James sin éxito.

No quiero que me compréis nada -.

Mira, Remsie, el orgullo está muy bien pero empiezas a llevarlo a cotas insoportables -.

Sirius tiene razón -. James frunció el ceño – Si quieres, piensa que te estamos adelantando el regalo de Navidad -.

Remus, cede – recomendó Peter – Ya sabes que con estos es a su manera o a su manera -.

Lupin terminó entrando a la tienda y dejó que le eligieran un centenar de túnicas para probarse. Alrededor de la número setenta, Remus salió del probador y recibió los aplausos de sus amigos y de las dependientas.

Esa es perfecta, Remsie -.

Él se miraba en el espejo, coincidiendo con Sirius en que su reflejo le mostraba alguien con un aspecto espléndido. Sonrió satisfecho.

Puedes decirlo, somos unos genios – dijo James.

Ah, no es justo, a todos os sienta bien la ropa menos a mí -.

Pete, reconoce que no hay mucho de donde tirar contigo -. Sirius le revolvió el pelo castaño y él casi le atiza con la bolsa donde llevaba su reciente compra.

La etiqueta de la túnica colgaba de una de las mangas, Remus le echó un vistazo y se quedó más blanco que la leche desnatada.

Chicos, no podéis pagar esto -.

Casi con desgana, James miró el precio y resopló divertido.

Créeme, podemos pagarlo -.

¡Amanda, nos lo llevamos! – gritó Sirius.

La nueva prenda fue doblada y pulcramente envuelta antes de meterla en una bolsa.

Vas a romper en el baile, Remus -.

Jamie, dilo en plural¡vamos a arrasar-.

Peter les miró con envidia, ellos conseguirían pareja para la fiesta sin problemas, para él sería misión imposible.

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N. de A.: Bueno, capi ultra largo y bastante insulso según yo misma, me queda la esperanza de que ahora que empiezo 4º con los Merodeadores voy a poder darles rienda suelta. Sí, señoras y señores habrá un baile, pero ni remotamente parecido a nada anteriormente escrito, nada de disfraces, nada de bromas chorras, sólo la retorcida mente de Albus Dumbledore y estudiantes con hormonas revolucionadas. XD

¿Alguien sabe qué demonios le pasa a que no reconoce los guiones de los diálogos, me los borra y fastidia mazo luego para leer¿podéis decirme cómo mantenerlos intactos?.

Kymie: weno, no ha sido un capi tan gracioso como a mí me hubiese gustado, pero tiene sus puntos, la cosa pierde gracia en cuanto no hay slytherins que azuzar al calamar gigante XD. Gracias por tu review.

Nariko¿q tal ese viaje a tierras londinenses?. Voy a tener que hacerme con una guía de viajes de Londres para especificar más cuando la tropa Potter sale de marcha. James es una monada, Remus también, Sirius... no es una monada, ta weno y punto XD. Y sí, prometo aparecer vía msn.

Carichan: asias por el review, tranquila con lo de dejar mensajito, me he tirado meses por actualizar así que no es raro que se te pasara el fic XD. Si antes tenían las hormonas revolucionadas no va a ser comparable ahora que tienen catorce años.

Gelmir: q agradable sorpresa encontrarte por aquí. Sí, yo sufrí una evolución idéntica a la tuya, de aborrecer HP a decir vamos a leer para criticarlo en condiciones, y entonces conocí a la tropa merodeadores y ya no hubo marcha atrás. Weno, esa forma precipitada de terminar los cursos es intencionada, a mí me ocurría en el colegio, estabas tranquilamente en Febrero y de golpe te dabas de bruces con los exámenes finales de Junio y te habías ido de vacaciones; aunque es probable que cambie el estilo a partir de este 4º curso. En cuanto a lo de acortar los nombres de las Casas, tb me inspiré en mi época colegial, por ejemplo Napoleón era Napi, así que me pareció normal que ellos hicieran igual.

A mí me chifla Snape, creo que es uno de los personajes más complejos que Rowling ha creado, porque no es bueno ni malo simplemente.

Y, en mi opinión, si te apetece escribir sobre HP hazlo aunque no lo publiques, cuando llega la inspiración es mejor hacerle caso. ;)

Pitucita: por desgracia no puedo cargarme a ningún sly, no queremos que expulsen a nuestros queridos merodeadores. Gracias por tu review.

Hasta el próximo capítulo, queridos lectores.