Dedicado a todos aquellos que han sufrido las iras o la torpeza de y les han borrado sus fics junto con los tan queridos reviews. En especial para Dikana, cuyo fic, Respuestas, era el mejor sobre los Merodeadores hasta que se lo han quitado.

Recomendados: los fics de Merodeadores de Nariko 169936 y los de Estrella de la Tarde 222972

Advertencia: el fic se ha vuelto un tanto... hum... raro, el final del capi es algo desconcertante pero os prometo que las aguas volverán a su cauce.

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Cuestión de Hormonas

–Peter, si no te levantas ya no llegaremos a coger el tren -.

–Voy -.

El chiquillo abandonó a regañadientes la cama. El espejo del baño le devolvió una imagen lamentable, su cara redonda llena de marcas de la almohada y el pelo encrespado como un henar, bostezó. La ducha consiguió espabilarle lo suficiente para vestirse y bajar a desayunar.

Ese día empezaba su 4º año en Hogwarts, la verdad era que si no fuera por sus amigos el colegio se le haría insoportable¿por qué siempre los otros alumnos tienen que reírse de los que son bajitos u obesos? En una palabra: diversión. Él también se había burlado de otros compañeros, especialmente de pelo-grasiento-Snape cada vez que le gastaban alguna broma. Encima habría un baile en Navidad; su túnica negra con bordados rojos no era fea, sencillamente le repateaba no poder usar una como la que llevarían los locos de James y Sirius.

Terminó el último bocado y ayudó a su madre a cargar el baúl para ir a King´s Cross. La estación estaba llena a rebosar, fue difícil hacerse con un carrito para el mamotreto que llevaba. Al llegar a los andenes 9 y 10 Peter se detuvo.

–Mamà, puedo seguir solo desde aquí, si no te importa -.

–Como prefieras -. La mujer le sonrió, consciente que su niño había entrado en la etapa en que sientes vergüenza de tus padres casi a todas horas – Nos veremos en Junio. Estudia mucho y escribe a casa. Y no hagas trastadas – le dio un beso – Pásatelo bien -.

El chico empujó el carrito y llegó al Andén 9 y ¾. Reinaba el mismo caos ordenado de siempre: alumnos corriendo de un lado a otro despidiéndose de sus familias y saludando a los viejos amigos. Peter frenó en seco para no atropellar lo que parecía una especie de tigre rosa perseguido por una tropa de magos y una llorosa niñita.

–¡Pete, aquí! -.

Sirius bajó de un vagón y le echó una mano con el baúl.

–¿Has visto a los otros? - preguntó el atractivo gryffindor.

–No, acabo de llegar -.

–Ya son menos cinco¿dónde...? -.

–¡Eh! -.

James y Remus llegaban a trote ligero.

–Hay un atasco horrible fuera de la estación, casi no podemos entrar – jadeó James, cooperando para cargar los equipajes hasta su compartimiento.

Los cuatro chicos se instalaron en los asientos en el instante que el tren arrancaba. Dejaron la puerta abierta, para saludar a la gente, y enseguida se hizo evidente la ausencia de Malfoy y sus matones. Los slytherins habían quedado bajo el reinado de sus majestades Lestrange y de Bellatrix, quizás más perversos que el propio Malfoy pero también amigos de la discreción y los subterfugios en lugar del enfrentamiento directo.

–Chicos, mirad esto -. Sirius sacó un libro aprovechando que Remus estaba fuera conversando con Gideon – Cortesía de la biblioteca de mi padre -.

James ojeó las páginas encontrando información sobre los animagos que no habían conseguido hasta el momento, cómo la red rúnica.

–La Rueda de las Transformaciones, por fin –. El chico se pasó una mano por el rebelde pelo – Empezaba a pensar que era un mito -.

–Tenemos las pociones, la red rúnica, los amuletos de protección, los catalizadores, los encantamientos convocadores, pero nos falta el conjuro transmutador – enumeró Sirius.

–Sí, lo sé, me he informado al respecto y resulta que ese conjuro lo guardan en el Ministerio, sólo se le confía a aquellos que van a convertirse en animagos, así pretenden evitar que aparezcan animagos ilegales – dijo James – Me temo que tendré que devanarme los sesos y buscar uno de mis planes geniales -.

–McGo es animaga – dijo Peter.

Sus amigos le dirigieron una mirada de "a veces puedes ser genial".

–Cierto, y Jamie es su alumno favorito – sonrió Sirius – Así que, ya sabes, a planear algo con lo que puedas convencerla de que te revele un conjuro ultra secreto -.

–¿Conjuro ultra secreto? -. Althea les sonreía desde la puerta, consciente de haberles pillado en algo serio.

–Ah, nada, cosas nuestras -. Sirius guardó el libraco en su baúl - ¿Y tú qué haces por aquí, Willow? -.

La chica les mostró la gran gata de pelaje blanco y rayas negras que dormía en sus brazos.

–Rogue se fue de expedición, creí conveniente recuperarla aunque ya no tenga que lidiar con la anaconda de Malfoy – bajó entonces la voz a un tono confidencial – Además, en nuestro departamento Deyanira no hace más que hablar de quidditch, va a presentarse a las pruebas para golpeador -.

–Es un problema, porque no querrá hacerle daño a su querido Oli – dijo Sirius – Y Mercury es muy buen cazador, casi tanto como lo fue su hermano Lance -.

–Nira no dejaría que la influyera su relación con Olivier, tiene más vicio con el quidditch que el propio Potter -.

–Gracias – sonrió el aludido – Por cierto¿dónde te has dejado a tu gemela pelirroja? -.

–Hablando con Susan y Lucy, encuentra muy romántica la historia entre Ted y Andrómeda -.

¿Lily¿romántica, pero si prácticamente parecía que se la tenía jurada al sexo opuesto; bueno, para ser sinceros sólo se la tenía jurada a dos especimenes en particular, Sirius y él.

–¿Y tú no lo eres? – inquirió Sirius.

–A mí manera, supongo –. Ella arqueó las cejas, intuía que Black tramaba algo pero no conseguía saber qué.

–En el fondo todas las chicas lo sois –.

–¿Algún problema con ello? -.

–Al contrario, es más fácil conseguir una cita con vosotras -.

–No si el chico tiene una bocaza tan grande como la tuya -.

–Empiezan a parecerse a ti con Lily – le dijo Peter a James, consiguiendo hacer enrojecer a los tres gryffindors.

–¿Me he perdido algo? – preguntó Remus, divertido por las caras de sus amigos.

Althea se marchó tras un escueto "adiós", dejando pasar al licántropo.

–Me voy cinco minutos y ya estáis acosando al personal femenino –.

–Remsie, déjalo -.

–A este ritmo no creo que consigas ganar la apuesta, Black – se burló James.

–Oh, pienso remediar eso esta misma noche – replicó él con sonrisa angelical.

Tratándose de Sirius Black podía pasar cualquier cosa tras esa frase.

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Hacía una noche estupenda para ser principios de Septiembre en el norte de Inglaterra, muchos estudiantes llevaban las capas abiertas o quitadas. Desde los carruajes contemplaron la belleza de los terrenos de Hogwarts bajo las estrellas y el impresionante castillo completamente iluminado para dar la bienvenida a un nuevo curso.

Cuarto año – pensó Lily – Mi padre tiene razón, el tiempo vuela -.

–¿Pasa algo? -.

–No Thea, sólo que al año que viene nos tocan los TIMOS -.

–Lil, céntrate en acabar 4º, entonces empezaremos a hablar de los exámenes de 5º - sonrió su amiga.

Tomaron asiento en la mesa de Gryffindor lamentando demasiadas ausencias, como la de Longbottom que había terminado 7º con excelentes notas.

McGonagall presentó el Sombrero Seleccionador como cada año y todos escucharon la canción. Entonces dio inicio la ceremonia. El primero de los niños se asemejaba muchísimo a Sirius, pero los ojos grises no transmitían la misma jovialidad y su boca se torcía con grotesca ironía en alguien tan joven.

–Black, Regulus -.

Hubo murmullos curiosos y alumnos que se medio incorporaron para echar un vistazo al que no podía ser más que el hermano del rebelde número uno de Gryffindor. Sirius cruzó los brazos sobre la mesa y se apoyó en ellos, indiferente.

–¡SLYTHERIN! -.

El chiquillo se reunió con sus primas Bellatrix y Narcisa y los amigos de éstas, andando pausada y orgullosamente. El resto de la selección de alumnos le importaba un pimiento a Sirius, la oía de lejos, consciente sólo de la acumulación de futuros magos tenebrosos que veía en la otra mesa. Si ya lo dice el refrán: Dios los cría y ellos no sólo se juntan, encima se multiplican.

–Si sigues así conseguirás pegarle fuego a alguno -. El buen humor de la voz de James consiguió arrancarle de la amargura.

–No sé, la última vez que hice magia incontrolada convertí a mi hermano en una babosa -.

–Tranquilo, ya le prepararemos una fiesta de bienvenida -.

Una perversa sonrisa iluminó los rostros de ambos amigos antes que chocaran las manos.

–Ya empezamos – suspiró Kathleen – Conseguirán que les pongan castigos antes de la primera semana -.

–Eso ya lo hicieron el año pasado – dijo Selinda.

El director del colegio se levantó y sonrió a sus alumnos.

–Bienvenidos un año más a Hogwarts en el que intentaremos que aprendáis magia y alguna cosa más por el camino. Me gustaría dar los avisos antes de cenar, puesto que después toda vuestra sangre abandona la cabeza y se va al estómago. Primero: el Bosque Prohibido sigue siendo el Bosque Prohibido, así que como tal eviten acercarse a él. Tampoco se aproximen al Sauce Boxeador, así evitaremos que la señora Pomfrey tenga que coserles algún brazo y que sus Casas pierdan 100 puntos de castigo. Segundo: no se debe hacer magia en los pasillos, junto con más de doscientas cosas que el señor Filch, nuestro celador, indica amablemente en un cartel de su despacho. Tercero: las pruebas para los equipos de quidditch serán dentro de dos semanas, los interesados poneros en contacto con el capitán de vuestra respectiva Casa. Cuarto: habrá una pequeña sorpresa -.

Centenares de orejas sintonizaron al instante al oír la palabra "sorpresa".

–Todos vosotros, a partir de tercer curso, recibiréis una especie de test a rellenar; cuando lo tengáis listo debéis depositarlo en la boca de la gárgola que oculta la puerta de mi despacho. El objetivo de todo ello será revelado en su momento, ahora, bon apetit -.

Los estudiantes empezaron a devorar la cena al tiempo que compartían sus opiniones acerca de esa sorpresa.

–Dumbledore es capaz de cualquier cosa – opinó Lily y señaló a los chicos de 4º – Da más miedo que esos cuatro conspirando juntos -.

–Gracias por el piropo, Evans -.

–No lo era, Potty, lamento si tu neurona no te permite distinguir la diferencia -.

–Evans 1, Potty 0 – sonrió Deyanira.

–Por cierto, señorita Willow¿puedo pedirle un favorcito de na? -.

Althea miró al angelical Sirius esperando ver aparecer dos cuernos y el rabo.

–Tú habla, lo de aceptar es aparte -.

–Mi querido amigo, James, aquí presente, y yo hicimos una apuesta, el que pierda habrá de realizar un castigo insufrible¿me ayudarías a ganarla? -.

–¿Cómo? -.

–Con un besito de nada aquí – se señaló la boca.

–Vuelve siquiera a insinuarlo y te tragas el Sombrero Seleccionador -.

–Pobre Sombrero¿qué culpa tiene él? - rió Lily.

Sirius sonrió, pero de esa forma tan especial cuando estaba a punto de cometer una de sus más absolutas locuras. De un salto, se encaramó a la mesa de Gryffindor llamando la atención del Comedor al completo.

–Señor Black¿qué se supone está haciendo? -.

–Discúlpeme, profesora McGonagall, con su permiso y el del resto de profesores, querría compartir algo con el resto del colegio -. Extendió una mano hacia la estupefacta muchacha griega – Althea, sube -.

–¡No! – se debatió ella, aunque no sirvió de mucho contra la fuerza de todos sus compañeros, incluso Lily quería saber a dónde llevaba el numerito de Black; el único que se opuso fue James, que ya se veía dando una serenata.

Agarrando con firmeza las manos de Thea para evitar una temprana huida, Sirius se arrodilló y entonó con voz clara.

¡Oh, si yo fuera espejo,
para que sin parar me miraras,
¡Yo en vestido me convertiría,
para que siempre me llevaras!
Agua quiero ser
para...

–Vale, vale – interrumpió Thea, más roja que el escudo de Gryffindor.

–¿Quieres que pare? – musitó Sirius.

–Sí -.

–Prométeme un beso en la boca -.

–Tú estás tonto -.

Agua quiero ser

para lavar tu...

–De acuerdo, un beso y te callas para siempre y no vuelves a extorsionarme -.

–Trato hecho -.

–¿Ha terminado ya de exponer a su compañera al ridículo delante de todo el colegio, señor Black? -.

–Sí, profesor Dumbledore, aunque espero que perdone si mi amigo James Potter toma mi relevo en breves minutos -.

–¿Recitando poemas? -.

–No, algo más interesante pero no menos artístico -.

–Excelente, me gusta ver de primera mano la creatividad de mis alumnos -.

Los dos gryffindors bajaron de la mesa. Althea esperó un tiempo prudencial a que la gente desviara la atención de ellos, para luego tomar el rostro de Sirius y plantarle un beso bastante intenso en la boca; ella había pretendido vengarse, poniendo en práctica lo aprendido ese verano, y se encontró con que no era tan desagradable hacerle ese pequeño favor a Black. Un tirón en su túnica por parte de Lily le devolvió a la realidad y se apartó de Sirius, el chico tenía una cara de borrego sonrojado que hizo reír a Thea y a media mesa de Gryffindor.

Para entonces, James ya se estaba dando cabezazos contra la madera. Remus le agarró del cuello de la túnica para evitar que terminara suicidándose.

–Te toca, James – dijo Sirius, saliendo de su trance con sonrisa perversa.

El interpelado se colocó las gafas y la túnica y, armándose de toda la dignidad que fue capaz de reunir, marchó a la mesa de Slytherin. Los alumnos tardaron un poco en percatarse que algo raro sucedía, la mayoría empezó a girarse cuando escuchó los murmullos alterados entre los gryffindors, el resto lo hizo a tiempo de ver a James parado ante Snape; el slytherin miraba ceñudo a su eterno rival, sospechando un posible ataque. Nadie esperaba que James se lanzase a cantar a capela, que lo hiciera tan mal, que fuera "All you need is love" y que fuera para Snape. Las carcajadas no se demoraron entre los estudiantes, incluso los profesores sufrían diversos grados de hilaridad; Mazzard casi se asfixia con la comida y Hagrid casi lo manda hasta el vestíbulo de una palmada en la espalda en su intento por ayudarle. Dumbledore aplaudió al improvisado trovador cuando terminó su actuación y pronto fue seguido por el resto del colegio.

–Debería contratarles a usted y al señor Black para amenizar el baile de Navidad, señor Potter – sonrió el director.

–Gracias, profesor Dumbledore, pero podría pasar cualquier cosa -.

–Cierto, cualquier cosa -.

Por algún extraño motivo, a James no le gustó nada el tono de voz del director, sonaba demasiado al que usaban Sirius y él cuando preparaban alguna de las gordas.

La cena concluyó sin más contratiempos. Los prefectos guiaron a los de primer año a sus respectivas Casas junto con algunos de los mayores.

–Hogar dulce hogar – sonrió Sirius, al contemplar la cálida Sala Común.

–El día que termines el colegio creo que te morirás – comentó Thea.

–Espero que no sea una predicción, señorita vidente – dijo él, no del todo tranquilo.

–No lo es, mi poder aún no da para "ver" tan lejos -.

–Thea, deja de ligar con Black y vamos a dormir -.

–Sirius, deja de ligar con Willow y vamos a dormir -.

Todo bicho viviente en la Sala miró alternativamente a las dos personas que estaban al pie de las escaleras de las chicas una y de los chicos el otro: Evans y Potter.

–Empiezan a hablar igual y al mismo tiempo, eso es malo, muy malo – le dijo Remus con finjida seriedad a Gideon.

El prefecto asintió en plan profesional mientras otros estudiantes reían. Los dos implicados, enojados y rojos, subieron a refugiarse en sus habitaciones.

–Va a ser un curso interesante – comentó Peter.

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Maggie Boot, Potter y Black eran los únicos que quedaban del equipo de Gryffindor, les tocaba encontrar y entrenar a un cazador, un buscador, un guardián y un golpeador.

La gryffindor de 7º leyó la lista de solicitudes al tiempo que comprobaba el aspecto de cada alumno postulante. Desechó a seis sin ninguna prueba para empezar, pero ella era la capitana y ella decidía; quedaron diez personas para los cuatro puestos.

–Empezaremos con el guardián, subid a defender los aros según os vaya llamando. Potter, tú encárgate de lanzar la quaffle -.

–A la orden, mi capitana -.

Ella frunció el ceño pero no dijo nada.

Había sólo dos personas para el puesto de guardián: el primero resultó un absoluto fracaso, parecía que tenía un queso de gruyere en cada mano por todas las pelotas que pasaban.

–Matthew Deezen -.

Era un muchachito de doce años de aspecto desgarbado, hombros caídos y el liso cabello castaño le cubría los ojos en un estilo muy perruno. Maggie no parecía muy convencida, mas le dejó probar.

James tanteó con un tiro sencillo que el chico no tuvo problemas para coger.

–Si no lo haces más difícil la jefa no me aceptará – protestó, devolviéndole la quaffle.

–Como quieras -.

El cazador se aplicó con auténtica saña, pero aquel chavalín parecía teleportarse aunque sus movimientos eran cualquier cosa menos rápidos.

–Eres bueno – sonrió James.

–Nah, soy hijo único de magos en un lugar un poco aislado y me entretenía atrapando las pelotas de tenis de un club de campo muggle -.

Potter soltó una carcajada. Boot dio por concluida la prueba para guardián, dando la bienvenida a Matthew Deezen. Habría que pulirle un poco, sobre todo de cara a esquivar las bludgers, pero deteniendo lanzamientos no tenía precio.

–Ahora el golpeador -.

Tres personas solicitaban el puesto, dos chicos y la temible Deyanira Danforth. No hubo muchos problemas a la hora de la selección, la agresividad de la rubia estuvo a punto de dar con los huesos de Sirius en la enfermería.

–Habrá que trabajar un poco tu juego en equipo, Danforth, pero bienvenida a bordo – sonrió Maggie.

–Gracias, yo estoy bien – ironizó Sirius, masajeándose el hombro magullado.

–Tú te lo has buscado, Black -.

–Pero mira que eres rencorosa, Deyanira, yo no tuve la culpa de que no te dieran el puesto de golpeadora el año pasado, fue Longbottom el que eligió -.

–Tuve que soportar tu cara de gallito orgulloso pavoneándote de haberme ganado, creo que tengo derecho a vengarme -.

–Visto así... -.

Al margen de las diferencias entre sus dos golpeadores, Maggie lidiaba con un serio problema, los cinco candidatos que quedaban eran para cazador.

–No tenemos buscador, mierda -.

–¿Y si prueba James? – dijo Sirius.

–¿Potter? – dudó ella.

–Hooch siempre dijo que yo era lo suficientemente rápido para ocupar su puesto – recordó James – Aunque reconozco que nunca he probado a coger una snitch en campo abierto, no se me da mal en mi habitación -.

–Inténtalo -.

Subido a su Nimbus 1001, James esperó en el aire a que Maggie soltara la pelotita dorada. Vio como la snitch abandonaba la mano femenina y se alzaba a toda velocidad hacia las gradas del noreste; voló como si le fuera la vida en ello, hizo un quiebro descendente para no estrellarse contra las maderas y atrapó la veloz esfera alada. Hicieron una decena de ensayos hasta que la capitana de Gryffindor se dio por satisfecha.

–Bueno, Potter, no eres Hooch pero sin duda no se te da mal, esperemos que puedas hacerlo con la presión del partido sobre tu espalda – sonrió la chica – Enhorabuena, eres nuestro nuevo buscador -.

Buscador. Qué bien sonaba esa palabra a los oídos de James. Aquel era el puesto de mayor responsabilidad, el que decidía el resultado del partido, la gloria o la ruina de su equipo estaban en sus manos. Ah, la fama y la popularidad que iba a reportarle su cambio de puesto.

De los cinco chavales que quedaban, seleccionaron a dos nuevos cazadores. Uno era Michael McDonald, de 5º curso, habituado a entrenar con su hermano Thomas, el anterior guardián. El otro era Kevin Fywell, de 3º, al que cogieron por su rapidez aunque necesitaba encarecidamente mejorar su técnica y compenetración con los otros cazadores.

–Excelente, Gryffindor ya tiene nuevo equipo, espero veros aquí para entrenar este viernes después de las clases -.

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Acababan de comenzar las clases y Remus ya se sentía agobiado. No era idiota, ni se le daban mal los estudios, sencillamente era un perfeccionista al que le repateaba que James y Sirius se tocaran las narices y sacaran mejores notas que él. Después de su sesión de biblioteca le apetecía vegetar un rato frente a la chimenea de la Sala Común, por eso tomaba todos los atajos que conocía. Iba a surgir del pasadizo del tapiz cuando escuchó la voz de Sirius.

–No seas agonías, Pete -.

–No lo soy, sólo digo que Remus cada vez está más receloso, creo que se huele lo que tramamos -.

–Es imposible que sospeche¿por qué te crees que trabajamos en ello los días de luna llena, así no hay peligro que se dé cuenta -.

–Ya, pero sabe que le ocultamos algo, no me preguntes cómo -.

–Eres un paranoico -.

–Me fijo en la gente, Sirius, algo que ni tú ni James hacéis, como demuestra el hecho de que él esté en la enfermería -.

–Hmpf, Evans se ha pasado tres pueblos, mira que tirarle encima una armadura -.

–Él no debería haberse metido con sus trenzas, todo el mundo sabe que las chicas se ponen de los nervios cuando alguien critica su aspecto -.

–James no es muy diplomático que digamos... ¿cuánto puede tardar Remus en llegar de la Biblioteca? -.

–Se habrá entretenido -.

El joven licántropo esperó unos segundos prudenciales antes de emerger del pasadizo secreto y poner su mejor cara de sorpresa.

–Ah, chicos¿qué hacéis aquí en medio? -.

–Esperarte, Evans ha mandado a James a la enfermería y pensamos en ir a buscar el dichoso corredor que conecta la sala de los espejos con la torre de astronomía¿te vienes? – explicó Sirius.

–Me encantaría, pero tengo que terminar un trabajo para Frost si quiero que me deje hacer las prácticas -.

–Eres un aburrido, Remus -.

–Al contrario que otros, yo necesito estudiar para sacar buenas notas; que lo paséis bien -.

Lupin entró en la Sala Común dejando a sus dos amigos con un palmo de narices por su brusquedad. Tenía que reconocer que le fastidiaba que le ocultaran cosas, como si no confiaran en él.

¡Demonios, si hasta Peter sabe qué se traen entre manos¿por qué no me cuentan nada? -.

–No te comas la cabeza, Lupin -.

Thea le sonrió desde una butaca, apartando el ejemplar de Corazón de Bruja que estaba leyendo.

–¿Qué? -.

–Cuando te pones a desentrañar los misterios del universo acabas deprimiéndote, le das demasiadas vueltas a las cosas – dijo ella.

–No es cierto -.

Ella puso cara de circunstancia.

–Bueno, vale, a veces me preocupo demasiado – reconoció Remus, sentándose en el sillón – Es un pequeño defecto... pero es que los otros están tramando algo y no me lo cuentan, igual que el año pasado -.

–No por ello dejan de ser menos amigos tuyos – razonó Thea – A mí Lily tampoco me lo cuenta todo y es mi mejor amiga. La gente necesita tener secretos, Remus -.

Él dio un respingo. Desde que la profesora Marinatos había descubierto su licantropía, estaba algo angustiado pensando que podría pasar lo mismo con su hija.

–Hablando de Lily¿dónde esta? -.

–En detención con McGo por "agredir físicamente a un compañero" – rió la morena gryffindor – James parece masoca -.

–Un poco cabeza dura, quizás -. Remus miró con curiosidad la revista que Thea sujetaba con una mano – No sabía que te gustasen esas revistas -.

–Me la ha dejado Lucy, viene un reportaje del grupo de música Darkness of Icarus, este invierno hacen una gira por toda Gran Bretaña -. Señaló una foto – El cantante es una monada -.

Remus cogió la revista para ver mejor la foto. Un chico de veintitantos, atractivo, de largo pelo plateado con las puntas azules y vestido entero de cuero negro, saludaba con una maliciosa sonrisa.

–Hum, esa sonrisa es muy "made in Sirius"¿no? -.

–Es la típica del que se cree irresistible – replicó Thea, divertida - Por desgracia para Black, él no llega ni a la altura de la bota a Icarus -.

–Bueno, yo voy a subir a descansar -.

–De eso nada, si no te apetece hablar no hablaremos, pero tú te quedas aquí a desenchufarte un rato de tus comeduras de tarro -.

Era imposible discutir con ella. Remus soltó su mochila y se arrellanó en el sillón contemplando las llamas de la chimenea con el ruido de los de 1º y 2º año de fondo.

Thea puso la revista ante su rostro, como si leyera, sin embargo sus ojos amatista escrutaban a su rubicundo compañero. Lupin era extraño y desconcertante, la gente sólo se percataba de sus sonrisas afables y la cordialidad con que trataba a todo el mundo, pocos reparaban en sus largos silencios y la nostálgica mirada.

La llegada de Lily despotricando contra James interrumpió los pensamientos de Althea.

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En la enfermería, James se aburría como una ostra. Tenía fracturados varios huesos y la poción que los soldaría tardaba de tres y a cuatro horas en actuar, por no hablar de lo incómodo que resultaba el efecto de cosquilleo que sentía bajo la piel.

–Poppy¿cómo se encuentra tu huésped? -.

–Podrá ir a la cena, Minerva, no ha sido nada -.

La profesora McGonagall entró en el campo de visión de James con una sonrisa alejada de su habitual severidad.

–¿Qué ha pasado con Lily? -.

–La señorita Evans ya ha cumplido su castigo, aunque presiento que esto no terminará aquí¿me equivoco, señor Potter? -.

–Negarlo sería una estupidez¿no? -. James sonrió como lo haría un crío de cinco años por una piruleta – Al menos puedo prometerle que no haremos ninguna trastada a Slytherin -.

–Es un alivio -.

Siguiendo con su juego, James puso cara de indecisión.

–¿Ocurre algo, señor Potter? -.

–Ah, supongo que no, este verano he leído un poco más sobre los Animagos y como usted me dijo que le preguntase las dudas... -.

–¿Cuál es el problema con el que se ha encontrado? -.

El muchacho le formuló varias cuestiones sin importancia, dando a entender un nivel de conocimientos muy inferior al que poseía.

–Sólo una más -.

–De acuerdo, sólo una, la cena se servirá en pocos minutos y no debemos retrasarnos – concedió McGonagall, sinceramente orgullosa de su alumno predilecto.

–A veces aparece una referencia a un conjuro secreto¿qué es? -.

La amabilidad de su tutora fue sustituida por una expresión de tensa cautela.

–Es el último conjuro que el futuro animago ha de pronunciar antes de su transformación, el Ministerio lo protege con mucho celo para evitar la aparición de animagos ilegales -.

–Ah, y supongo que entonces me puedo olvidar de preguntárselo -. James se levantó de la cama y movió los brazos y las piernas, satisfecho con su recuperación – Bueno, con saber a qué se referían me basta, era un poco raro tanto misterio y a mí me encantan los misterios -.

McGonagall sabía que estaba siendo manipulada, sabía que ese muchachito de catorce años había empezado toda la conversación para averiguar el dichoso conjuro, pero ¿qué mal podía hacer contándoselo?.

–James -.

–¿Sí, profesora? -.

–Si me prometes que no le contarás a nadie el conjuro y que no harás nada indebido con él, te lo recitaré una única vez -.

–¿En serio, es un honor que tenga tanta confianza en mí, profesora, le prometo que no lo usaré para nada malo, ni tampoco se lo diré a nadie – dijo James, incapaz de creer en su suerte.

Anál nathrach, orth' bháis's bethad, do chél dénmha -.

–Es muy sonoro – fue el único comentario del gryffindor.

–Ahora vayamos a cenar -. McGonagall le tomó del hombro y le guió hacia la puerta – Querrás ver a tus amigos -.

–Sí, han debido aburrirse tanto como yo -.

La profesora no llegó a ver cómo James echaba un último vistazo a la enfermería y sonreía mientras una losa del suelo que se cerraba suavemente en un rincón de la sala.

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–¡Lo tenemos! -.

La mesa Gryffindor apenas gastó una breve mirada en James, Sirius y Peter que estaban muy ocupados con una especie de danza de la victoria. Remus se levantó bruscamente para abandonar el Comedor, cruzándose con Lily y Thea que acababan de entrar.

–¿Y a esos qué les ha dado? – gruñó la pelirroja.

–Ni lo sé ni me importa – regruñó Remus.

–Si los dos vais a estar en plan quisquilloso, yo me piro a cenar a otro lado -. Althea se alejó de ellos y ocupó un sitio junto a Mary Hume, la prefecta.

–¿Estás enfadado con los otros? – le preguntó Lily a Remus, tras convencerle de quedarse a tomar algo.

–Últimamente me dan un poco de lado en la planificación de sus fechorías -.

–Suerte la tuya, en mi caso James parece dispuesto a convertirme en objeto de sus jugarretas -.

El licántropo picoteó la comida.

–¿Lupin? -.

–Ah, dime Lily -.

–¿Estás bien, te ves pálido -. La muchacha le tocó la frente para ver si tenía fiebre.

–Tranquila, es mi estado habitual -.

Su instinto le dijo a Lily que eso sonaba a una mentira del tamaño de un elefante.

–Thea me ha dicho que parecías preocupado esta tarde pero que no has querido hablar con ella¿te sirvo yo de confesora? -.

El chico sonrió a pesar de su desánimo.

–No hay nada que confesar, pero agradeceré tu compañía durante el breve paseo a la Sala Común -.

–Hecho... Thea, voy arriba -.

–No hagáis nada que yo no haría -.

–¡Thea! – chilló la pelirroja.

Remus rió al tiempo que sujetaba a su violenta compañera para que no estrangulase a la alegre vidente. Se le habría atragantado la risa si llega a ver la cara que tenían tres personas del Comedor en ese momento.

–Tienes muy mal genio, señorita Evans – comentó Remus, ya en el pasillo.

–Es genético, mi madre dice que le recuerdo a la abuela Jane – se encogió de hombros – Bien, señor Lupin¿qué oscuras razones hay para que uno de los más encantadores gryffindors esté tan alicaído? -.

¿Empezando por que soy licántropo, qué más deseas saber? – ironizó él mentalmente – Nada, como dice Thea, me gusta darle muchas vueltas a las cosas y éstas crecen y crecen hasta que veo los problemas más grandes de lo que son -.

–A todos nos pasa alguna vez -.

Ambos se miraron, de repente conscientes que el otro pasaba de puntillas sobre algo que no deseaba comentar.

–Tú también tienes problemas de esos que no puedes hablar con nadie que no sea la almohada – sonrió Remus.

–Sí, algo así –.

–Es difícil aconsejar cuando no se tienen datos del asunto, pero supongo que siempre vale decir que cuando pasa el tiempo los problemas parecen menos importantes -.

–¿Eso te vale a ti? -.

–No – reconoció Remus.

–A mí tampoco -. Lily pensó que un poco de información tampoco haría daño – Soy amiga de quién no debería -.

–Eso no lo he pillado del todo -.

–Tengo una amistad en Slytherin – confesó ella en voz muy baja, tanto que de no ser porque Remus era licántropo no habría entendido ni jota – Eso molesta a Thea porque los magos oscuros salen de esa Casa, gente como la que mató a su padre. Ya no me hablo con esa amistad, pero me siento mal por tener que renunciar a un amigo por otro -.

–Peor es creer que tus amigos lo son porque sienten lástima -. El chico cruzó los brazos en un inconsciente gesto defensivo.

–Eso no es cierto, Remus; he visto cómo se portan James y los otros contigo, te aprecian mucho -.

–Pero odio que siempre estén intentando protegerme de todo, no soy de cristal aunque... -.

–Aunque estés enfermo – concluyó Lily.

El rubicundo gryffindor palideció más de lo que ya estaba, parecía cubierto de leche agria.

–Remus, vivimos diez meses viéndonos día a día, es normal que tras cuatro años algunas personas nos demos cuenta que eres tú el enfermo y no tu madre, no tienes de qué avergonzarte -.

–Es... no puedes entenderlo -.

La pelirroja se plantó ante su compañero y le abrazó con fuerza.

–Lily... -.

–Perteneces a Gryffindor, Remus J. Lupin, la Casa de los Leones, somos elegidos por nuestra lealtad y nuestro valor – afirmó ella con total convicción – Jamás dudes que James, Sirius y Peter son tus amigos, por muy idiotas que parezcan, y da igual si estás enfermo o si de repente te salen dos cabezas más -.

La respuesta de Remus murió en sus labios al escuchar un maullido, la señora Norris les miraba con una satisfacción muy poco gatuna desde las sombras del pasillo. El chico agarró a Lily de la mano y echó a correr, tanto hablar se les había pasado la hora del toque de queda y no le apetecía que le castigaran habiendo empezado las clases hacía escasas tres semanas y encima por un tonto despiste.

–Remus – protestó la pelirroja, sintiendo que estaba a punto de perder su brazo.

–Esa maldita gata, me la tiene jurada desde lo de Nott –. El chico miró por encima de su hombro para ver al felino persiguiéndoles.

Cruzaron precipitadamente una puerta que Remus cerró tras ellos, después de evitar que su compañera acabara en el suelo por la violenta frenada.

Fermaportus -.

El hechizo de Lily selló la madera, entonces escuchó los juramentos a media voz de su compañero de huida. Ella se giró para descubrir que se encontraban en el corredor de los espejos, de allí sólo podían bajar a las mazmorras y el conserje lo sabía.

–Atrapados – maldijo ella.

–Lily, de este lugar parte un pasadizo secreto hacia la Torre de Astronomía -.

–¿Y dónde esta? -.

–No lo sé, los chicos y yo lo llevamos buscando desde segundo año -.

–¿Y crees que nosotros lo encontraremos en cinco minutos? -.

–¡No te pongas histérica! -.

–�¡Quién dice que esté histérica? -.

Remus se pasó una mano por la cara, para calmarse.

–Tú busca por allí, yo intentaré por este lado -.

–Ojalá nos hubieran enseñado ya el hechizo desilusionador – suspiró Lily, tanteando las paredes.

Él recordaba haber registrado aquel lugar con sus amigos piedra por piedra, suelo y paredes...

–Vaya, vaya, dos jovencitos perdidos en la noche -.

–Peeves –. Lily fue junto a Remus, sin perder de vista al odioso poltergueist que les observaba malignamente – Bonita noche para hacer travesuras¿verdad? -.

–Dos alumnos encerrados en un aula, una gata la salida guarda y el conserje... -.

–... no les atrapa – terminó Lily el sonsonete.

Peeves aplaudió y dio una voltereta, sólo se divertía antes de amargarles la existencia. Hacía una eternidad que Remus no hablaba, sólo miraba al techo como si esperase un milagro.

–Remus -.

–Apartando a Lily, el chico apuntó con la varita hacia arriba, a un punto donde las piedras del techo formaban una extraña espiral.

Aperius -.

Las losas se desprendieron en silencio y en su caída aplastaron al distraído Peeves, cuando tocaron el suelo formaban una perfecta escalera de caracol. Lily la contemplaba como los israelitas debieron contemplar el Mar Muerto al abrirse.

–Sube -.

La pelirroja abrió la marcha remontando los escalones seguida de cerca por Lupin, que se encargó de volver a cerrar su vía de escape. Cuando Filch entró por la trampilla de las mazmorras, sólo encontró un poltergueist más plano que un sello desvariando sobre el cielo cayendo sobre su cabeza.

El momento había sido tan estresante que, una vez pasado el peligro, Lily no conseguía parar de reír, así que tuvo que detenerse a media subida por falta de oxígeno y sentarse. Su rubicundo compañero también reía, aunque no parecía que le afectase a la hora de trotar escaleras arriba.

–¿A esto os dedicáis por las noches? -.

–¿Qué? -.

–Tú y los otros, merodeáis por el castillo eludiendo profesores, Filch, señora Norris, fantasmas, elfos domésticos, prefectos, poltergueist... ¡dios, menudo colocón de adrenalina -.

–Lily -.

–¿Sí? -.

–Das miedo -.

Ella le guiñó un ojo, divertida.

–Supongo que empezaba a estar un poco agobiada, esta improvisada excursión ha servido para despejarme. ¿Qué hora sera? -.

–No mucho más de las once, o eso creo -.

–Sí, parece que ha pasado mucho más tiempo -.

–Debemos seguir -. Remus movió su varita iluminada por un hechizo, animándola a ponerse en pie.

Lily le tendió una mano y dejó que fuera el chico quién la incorporase, era sorprendente la fuerza que parecía capaz de desplegar su enjuto cuerpo.

Las escaleras terminaban a los pies de la Torre de Astronomía, bajo una trampilla camuflada en un rincón como una losa más del suelo. Estaban a salvo de Filch y Peeves por el momento, pero aún tenían que llegar a su Casa sin toparse con ningún profesor o prefecto en el largo recorrido.

–Conozco atajos en los que ocultarnos, Filch aún estará ocupado abajo un rato pensando que nos hemos escondido por la zona y no seis pisos más arriba, así que no hay nada que temer – razonó Remus.

–Ya, pero con la nochecita que llevamos no tentemos a la suerte¿vale? -.

Él asintió y le ofreció el brazo, y Lily aceptó agarrarle por pura lógica; Lupin conocía el colegio de memoria y parecía tener facilidad para caminar en la semi oscuridad de los pasillos sin tropezar o hacer ruido.

Escucharon las voces antes de saber qué decían. Remus tiró de Lily hacia un pequeño recoveco tras una estatua, él sí captaba las inflexiones y pudo ponerles nombre de inmediato: Filch y Frost, las F.F. como les llamaba Deyanira parodiando las S.S. nazis.

–...alumnos -.

–¿Estás seguro Argus? -.

–Sé que hay dos estudiantes vagando por ahí, les atrapé en la Galería de los Espejos pero consiguieron evadir a la señora Norris de alguna forma antes que yo entrara por el otro lado, y Peeves no fue muy coherente que digamos -.

–¿Coherente? -.

–Dijo que esos dos estudiantes le habían tirado una escalera encima -.

–De acuerdo, centremos la vigilancia en los caminos que llevan a las diferentes Casas, esos muchachos tendrán que regresar en algún momento -. La fría lógica de Frost era odiosamente efectiva – Yo me encargo de Gryffindor. Sugiera a Mazzard que supervise Hufflepuff. Usted encárguese de Ravenclaw -.

–Disculpe señor, pero ¿y Slytherin? -.

–Yo mismo me aseguro todas las noches de tener a mis estudiantes a buen recaudo antes de sellar la entrada, por eso sé que no ha podido salir ninguno -.

–Muy inteligente, señor -.

Maldito Alexander Frost, ahora se sentaría en la puerta de Gryffindor como el dragón sobre su tesoro, con la diferencia que casi era preferible ser devorado por el reptil a someterse a un castigo del profesor de DCAO. Remus había estado tan concentrado en la conversación de los adultos, que sólo se dio cuenta de la embarazosa posición que compartía con Lily cuando ella puso su mano sobre el brazo que la retenía por la cintura. Esperaba que la chica se giraría hecha una furia para maldecirle, igual que hacía con James, pero se limitó a recostar su espalda contra el cuerpo de su compañero.

–¿Y ahora qué? – susurró Lily – No podemos volver -.

–Al menos sabemos que el resto del castillo estará desprotegido – dijo el licántropo, demasiado consciente de la presencia de la muchacha – Malditas hormonas antes de la luna llena, y yo me burlaba de lo salido que estaba Sirius -.

–¿Conoces algún refugio, no sé, un sitio dónde podamos esperar a que amanezca sin que nos pillen in fraganti -.

–Sí, pero es un lugar secreto que comparto con los chicos, tienes que jurarme que no revelaras a nadie su ubicación -.

–Si lo prefieres puedo cerrar los ojos y dejar que me guíes, aunque tampoco es que sepa muy bien en qué parte del colegio estoy ahora -.

–Bien, confío en ti -.

Remus tomó la mano de Lily para conducirla a la salita que habían acondicionado detrás del espejo de una de las estancias de la cuarta planta. La pelirroja vio cómo el chico accionaba el mecanismo oculto que abría la puerta-espejo y le siguió dentro de la oscuridad, con tan mala fortuna que fue a dejarse la espinilla contra una silla; unos brazos la atraparon antes que cayera al suelo, el raudo y sorprendentemente fuerte Lupin.

–Deberías haber esperado a que diera la luz -.

El aliento de Remus le hizo cosquillas en la frente. Lily alzó las manos para tomar el rostro oculto en la negrura, era divertido seguir las líneas de la cara como haría un invidente, palpar su perenne sonrisa. Habían pasado demasiadas cosas incoherentes esa noche, una más no haría daño, y Remus rindió el instinto a la razón; algo inseguro, selló los labios de Lily con los suyos, un cosquilleo se apoderó de su estómago al tiempo que las manos femeninas se tensaban sobre sus hombros. No sabía qué había esperado que sucedería, pero sin duda no era que ella respondiera al beso con semejante intensidad. Antes de darse cuenta estaban besándose como si la vida les fuera en ello.

Lily abrió la boca, permitiendo que sus lenguas se entrelazaran hasta que les faltó el aire. Dejando que ella se recuperase, Remus pasó a explorar con sus labios el cuello de la pelirroja, captando su particular olor y el frescor a menta que el champú dejaba en su pelo. Lily imitó los movimientos del licántropo, entusiasmada con los resultados que desencadenaba su temeridad.

–Lil -.

–¿Hum? -.

–¿Puedo soltarte las trenzas? -.

Era tan tierno. Lily sonrió contra la piel del chico, consintiendo en silencio. Libre de los coleteros, el cabello le llegaba por debajo de los hombros y las manos de Lupin parecían encontrarlo tan fascinante como la lengua sus labios. Ella luchó por llevar la batalla dentro de la boca del chico, al tiempo que una de sus manos se aventuraba por debajo de la camisa buscando la piel de la espalda masculina. Remus se estremeció.

–Tienes las manos heladas -.

–Lo siento – rió Lily.

–Con que esas tenemos -.

El chico coló sus manos por bajo la ropa de la pelirroja, arrancándole una exclamación ahogada.

–Frío! -.

–Quejica – le tocó reír a Remus esta vez, aunque calló bajo un nuevo ataque de la boca femenina.

Se besaron y jugaron hasta que el agotamiento por las emociones de la noche empezó a vencerles. Remus, iluminando con su varita, llevó a Lily hasta uno de los destartalados sofás para que durmiera un rato.

–Túmbate conmigo – reclamó ella – Hace un frío de mil demonios -.

–Olvidaba lo friolera que eras -.

Tras buscar un par de mantas, Lupin se echó junto a la pelirroja y la tapó a conciencia antes de abrazarla.

–¿Mejor? -.

–Sí –. La voz de Lily sonaba soñolienta – Buenas noches -.

–Buenas noches -.

Remus le dio un último beso en los labios y ambos se quedaron profundamente dormidos.

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N. de A.¡no me matéis, en serio que la historia me salió así aunque intenté cambiarla un par de veces. Llevo escritas otras veinte páginas y creo que ya entiendo por qué ha pasado lo de Remus y Lily, además enlaza con capis que tengo escritos sobre 5º y 6º año.

Hagan sus apuestas¿quienes son las 3 personas que han mirado raro a Remus cuando ha sujetado a Lily en el Comedor?

Hemos puesto de nuevo en marcha el grupo de yahoo en el que conseguimos traducir una parte de la Orden del Fénix cuando salió en inglés, esta vez estamos mejor preparados y traduciremos íntegramente The Half Blood Prince para evitar que la gente se entere de cosas como la muerte de Sirius sin siquiera haber visto la portada en castellano. Si queréis ayudar, podéis encontrar el enlace al grupo en mi profile.

Ah, sé que soy una pesadilla, pero por fi dejadme más reviews¿sí, venga, sólo hay que darle al botoncito de abajo a la izquierda y decir mola o no mola.

Contestemos a los reviews:

carichan: me alegra que te guste la actitud de Sirius, sin duda es la versión de James Dean en el mundo mágico, vive a tope y muere joven. Nariko se ha pasado tres pueblos con lo de Umbridge, ni siquiera la rata asquerosa se merece a la psicótica esa, es un personaje insufrible que te crispa los nervios. Yo me he empezado a aficionar a la música antigua desde que salió OT. XP

ginny84: gracias por tanto elogio . Sí la verdad es que se me da mejor el drama que la comedia como demuestra la escena de la transformación de Lupin, aunque lo de The Day fue auténtica inspiración transitoria, pero me llegó muy hondo el que a la gente la emocionara el relato de semejante manera, no eres la 1º (y espero que tampoco la última) que me dice que se le saltaron las lágrimas.

zefichan: creí que te habías perdido, se echaban de menos tus reviews. Es difícil mantener la tensión entre James y Lily sabiendo lo que pasa después, pero es divertido hacerles pelearse. En cuanto Snape-Lily es aún más divertido porque disfruto de mucha libertad para manejarles, aunque tengo problemas para mantener a Sevy desagradable y no transformarle en un alma cándida XD. Juas, el baile, no sabes lo que estás pidiendo, esperemos que Hogwarts sobreviva a lo que se avecina. ;)

Nariko: ya imaginaba yo que la aparición pija de Sirius al principio del capi sublevaría hormonas XD, como le digo más arriba a carichan, es como James Dean pero en moreno. Los bailes en los fics de los Merodeadores siempre son... especiales XD, puede ocurrir de todo, y en este van a pasar unas cuantas cosillas interesantes (6); estoy deseando leer el tuyo, porque desde lo de "el culo de Potter" la cosa ha ido cuesta abajo y sin frenos, jurl. Snape no es que sea una monada precisamente , pero sí resulta un personaje fascinante por todas sus paradojas. Me he pasado ya por el foro y me he apuntado (q la cosa tiene más papeles a rellenar que la declaración de hacienda) aunque ando escasilla de tiempo para participar, el 18 mis padre inauguran nuevo restaurante.

Adrian Minkus: vale, 6 líneas de elogios, has conseguido ponerme colorada; lo que es un honor es que te comparen con Rice, Harris, Rowling y Tolkien. Un placer si me envías los poemas¿no los publicas en red, por dejarte reviews. Si tanto te gusta Black te puedo enviar algunos de los mejores fanarts que he encontrado de él por internet, tb es mi personaje favorito junto con Remus, James y Snape, adoro la época de los Merodeadores XD. Lo de relacionar el pasado y futuro de los personajes creo que se irá al traste cuando saquen en julio The Half Blood Prince, me da a mí que Rowling va a darle la vuelta a la tortilla otra vez, sobre todo por Lily de la que no sabemos casi nada.

Un saludo para todos, tenna rato!

Elanta Rian Black