52. Espejito espejito – año seis
—Con cuidado, cuiiiidadooo… Cuida…
—Por el amor de Dios, Prongs, ¿te callarías? —espetó Sirius, dándole una mirada de reojo al otro chico. Los dos estaban arrodillados en la cama de James, encorvados sobre los espejos antiguos que habían encontrado durante el verano en el cobertizo de los Potter, mientras Sirius sostenía el cuentagotas lleno de poción de metamorfosis sobre el cristal liso. Tenía que ser exactamente una gota o no funcionaría como ellos querían.
—Lo siento —murmuró James, aunque su expresión de ansiedad no disminuyó ni un poco.
Los ojos de Sirius se entrecerraron.
—¿Quieres hacerlo tú mismo? Está claro que no se puede confiar en que no la cague.
—Nunca dije…
—Entonces, cállate.
James cerró la boca y Sirius respiró tranquilamente antes de apretar suavemente el gotero. Prácticamente podía sentir a James preparándose para abalanzarse evitar que cayera cualquier exceso de poción, y no podía culparlo. Habían estado trabajando en su último proyecto, un conjunto de espejos bidireccionales que podían usar como medio de comunicación instantánea sin importar dónde estuvieran, desde que volvieron al colegio hace más de un mes y ya lo habían estropeado dos veces. Una vez terminó en vidrios rotos por todo el piso del dormitorio y la otra casi dejó a Sirius ciego de un ojo…
La pequeña gota de líquido plateado cayó finalmente y ambos soltaron el aliento que estaban conteniendo. Sirius se inclinó aun más y le dio el mismo tratamiento al espejo que estaba frente a James. Una vez que eso también salió sin problemas, se sentaron de nuevo sobre sus talones y esperaron, mirando a los espejos. El cristal se estremeció ligeramente antes de convertirse en lo que parecía casi un agua espesa y ondulante. Los dos chicos se miraron nerviosos.
—Eso debería pasar —la voz de Sirius tembló un poco.
—¿Me estás preguntando o diciéndomelo?
—Er… —El vidrio se volvió sólido de nuevo y emitió un suave brillo azulado y Sirius sonrió—. Sí. Eso debería pasar.
—Bastardo engreído. —James sacudió la cabeza, aunque él estaba sonriendo orgullosamente mientras cuidadosamente tocaba el vidrio del espejo con su dedo para estar seguro de que en efecto, había tomado su forma previa de nuevo—. De acuerdo entonces, ¿tienes ese hechizo escrito?
Sirius buscó en su bolsillo trasero por el pedazo de pergamino e el que había anotado el conjuro.
—No la cagues.
James rodó los ojos y le arrancó el pergamino. Frunció el ceño.
—¿Eso es todo? Parece simple.
—No, acabo de inventarlo para ver qué pasa, joder.
—Está bien, está bien. Caramba, ¿qué pasa con esa actitud tan insolento? ¿Moony no la está poniendo?
—Nuestra vida sexual sigue estupendamente bien, muchas gracias. ¿Cómo va tu mano derecha?
—Golpe bajo, amigo —James suspiró, usando su dedo índice para levantarse las gafas por el puente de la nariz. Tocó la punta de su varita el vidrio de su espejo mientras Sirius hacía lo mismo con el suyo.
—Adversus Cogitatio.
Los dos espejos brillaron con fuerzas, haciendo que James y Sirius se estremecieran y se protegieran los ojos. Después de unos segundos, la luz se atenuó y los dos chicos intercambiaron miradas de inseguridad. James se aclaró la garganta y levantó el espejo al nivel de sus ojos.
—Er… ¿Sirius? —dijo claramente a su propio reflejo, sintiéndose ligeramente tonto con su mejor amigo sentado a tan sólo centímetros de él. Hubo un momento de silencio de anticipación y luego…
—¡Joder! —El grito de horror de Sirius hizo que James diera un brinco y casi soltó el espejo en su mano.
—¿Qué? ¿QUÉ SALIÓ MAL? —preguntó, el pánico se había apoderado de él mientras Sirius se quedaba boquiabierto, los ojos bien abiertos hacia su espejo cuando lo apretaba contra su pecho.
—Yo… —Sirius tragó con fuerzas, recobrando la compostura—. Lo siento, es sólo que estoy tan acostumbrado a mirar el espejo y ver al más hermoso hijo de perra, y ahora de repente sólo está tu fea cara mirándome —se burló mientras James lo alcanzaba y le daba un golpe en la nuca.
—¡Imbécil! Me hiciste pensar que… Espera, ¿está funcionando?
Aún riéndose, y secándose la esquina de sus ojos con la manga, Sirius asintió con la cabeza.
—Sí, amigo. Mira. —Levantó el espejo de nuevo—. James.
El cristal en el espejo de James se onduló con un movimiento fluido y de repente su reflejo fue sustituido por el de Sirius.
—¡Por los calzones de Merlin, de verdad funciona! —Rio alegremente—. ¡Oye, Pads, baja a la sala común. Quiero ver si se mantiene conectado. —Hizo un gesto con la mano hacia la puerta y Sirius prácticamente rebotó en la cama de la emoción.
Sirius bajó a saltos la escalera hasta la sala común con el mango de plata de su espejo sujeto firmemente en su mano, saltándose varios escalones al mismo tiempo y casi chocando con unos muy confundidos Remus y Lily cuando llegó al final.
—¿Dónde es el fuego? —preguntó Remus, una ceja alzada mientras mirada cautelosamente la expresión de su novio por algún signo de malicia que podría ser su responsabilidad limpiar después.
Sirius sonrió.
—Puede que James y yo hayamos descifrado lo de los espejos. —Volvió su atención al objeto—. Prongs, ¿aún puedes escucharme?
—¡JODER, SÍ! ¡ESTA ES LA COSA MÁS BRILLANTE, JODER! —La voz de James respondió—. ¡Podremos hablar sin importar dónde estemos!
—Ya sé, amigo. Es como si ya nunca tendremos que extrañarnos…
Lily parpadeó algunas veces, sus bien abiertos y en forma de lechuza, antes de volverse hacia Remus.
—Estás seguro de que es contigo con el que sale y no Potter, ¿verdad?
Remus suspiró y sacudió la cabeza.
—Para ser honesto, hay veces en las que no sé.
Sirius resopló. Estaba a punto de replicar con un comentario ingenioso sobre el trasero de Moony siendo mejor que el de Prongs, pero fue interrumpido cuando el retrato se abrió y un Peter desaliñado con aspecto culpable tropezó con sus pies y cayó al suelo.
Lily, Remus y Sirius se detuvieron para ver cómo Peter se ponía de pie y se limpiaba, con una sonrisa bastante tonta en su redonda cara, hasta que se dio cuenta de que sus amigos lo miraban con mucha diversión. La sonrisa se desvaneció ligeramente y el chico se puso rojo.
Una de las elegantes cejas de Sirius se arqueó y le sonrió con complicidad.
—¿Todo bien, Wormy?
Peter dejó salir un chirrido nervioso como risa, alzando su mano para pasarla por su cabello húmedo rubio.
—¿Yo? Er… ¡Sí, genial! Estoy… fantástico, en serio… uh…
Los ojos de Remus y Sirius se encontraron brevemente y los dos se mordieron el labio para no reírse.
—Tuviste una linda noche con la encantadora Señorita Emmeline, ¿entonces? —pregunto Remus en el tono más informal que pudo encontrar.
—Oh —Peter dejó salir—. Fue un busto… Ah, ¡un gusto!*
Se oyó un fuerte resoplido y Lily trató de disimularlo con un estornudo falso, aunque tanto Remus como Sirius pudieron ver cómo sonreía bajo su mano.
—¡Joder, amigo! ¿ACASO WORMTAIL TUVO SEXO? —llegó la voz atónita de James desde el bolsillo de Sirius.
-o-o-o-o-
—¿Sabes qué es lo brillante de esta broma? —siseó James con emoción. Él y Sirius estaban debajo de la capa de invisibilidad, la cual ya no podía ocultar a los cuatro Merodeadores en ella. No era como si importara, Remus estando ocupado con sus labores de prefecto y Peter constantemente corriendo para encontrar un armario de escobas con Emmeline, parecía que sólo fueran ellos dos la mayor parte del tiempo últimamente—. Es inconveniente, pero no peligrosa. Es jodidamente hilarante, y en la cima de todo, va a molestar a Snape más que a cualquiera y sin siquiera ser él el único blanco. —El chico con gafas rio para sí mismos mientras Sirius se las arreglaba para abrir la puerta del closet de provisiones de Pociones, donde planearon encantar debajo de los calderos para que así desaparecieran las patas cada vez que alguien intentara ponerlo al fuego, causando así que los calderos rueden. Sirius hizo un sonido sin definir el cual James tomó como un acuerdo para continuar—. Tengo que decir, Evans no siendo amiga con el viejo Snivelly de verdad ha hecho que hacerle bromas a los Slytherin es más sencillo. Menos chances para que me maldiga, ya sabes.
Nuevamente Sirius no le dio alguna respuesta. Si James no lo conociera mejor, pensaría que su mejor amigo se estaba molestando con él. Lo ignoró.
—Sólo pensé que una vez que el maldito grasiento estuviese fuera del camino, ella estaría más dispuesta y tal vez aceptaría salir en una cita conmigo. Digo, ella…
Esta vez Sirius suspiró fuertemente y James ya no pudo ignorarlo.
—De acuerdo, ¿cuál es el problema? —preguntó, cruzando los brazos y mirando fijamente la parte trasera de la cabeza de su amigo. Vio los hombros de Sirius desplomarse ligeramente, claramente lo que fuese que lo estuviese molestando era algo que no quería decir, pero había llegado al punto donde sentía que sentía que tenía que hacerlo. El chico más bajo se giró para mirarlo.
—Mira, James… —Sirius exhaló bruscamente, rascándose la nuca—. ¿No crees que ya sea suficiente con esto de "esperar por Lily Evans"?
El rostro de James cayó. Sus cejas se fruncieron y pareció ligeramente afligido. Abrió la boca para discutir, pero Sirius lo cortó.
—Es sólo que —Sirius dijo lentamente, tratando de encontrar la forma correcta de decirle lo que el resto pensaba de él—. Todos estamos madurando y emparejándonos. Frank finalmente le pidió a Alice que salieran, Dorcas y Marls siguen estando juntas. Remus y yo estamos… ya sabes… Merlín, ¡incluso Peter se está quedando con la misma chica! ¿No quisieras experimentar algo de eso?
James resopló y sacudió la cabeza.
—¡Sólo es cosa de tiempo, Padfoot! Digo, mira lo lejos que hemos llega…
—Lily puede tolerar tener una conversación contigo sin incluir gritos o maldiciones entre ustedes —dijo Sirius firmemente, sus ojos clavados en los de James—. Con algo de tiempo y siendo forzados a juntarse ya que el resto de nosotros somos unidos, los dos eventualmente puede que sean amigos. Pero no lo serán si sigues acosándola por citas, escribiendo poemas de amor y actuando como un idiota.
—Bien, entonces nos hacemos amigos y luego…
—Amigo, le tomó seis años ser capaz de siquiera mirarte sin querer vomitar. ¿Por cuánto tiempo te vas a sentar a esperar por algo que quizás no vaya a pasar?
James no dijo nada. No había nada que él pudiese decir. Él sabía, por supuesto, que la forma en la que había dirigido su persecución a Lily Evans había sido tonta en el comienzo. Para decir la verdad, había comenzado como un chiste. La pelirroja lo había mirado con tanto desdén en el primer año, que a él le había parecido divertido sacarla de quicio con sus muestras de falso afecto.
En algún momento del tercer año, había dejado de ser una broma. Lily ya no era una colegiala estirada y mojigata. Se estaba convirtiendo en una joven inteligente, talentosa y feroz que no se lo pensaba dos veces antes de poner a alguien, en particular a James, en su lugar. Y James descubrió que la admiraba por ello.
Obviamente él sabía que si quería que Lily Evans reciprocara esos sentimientos, tendría que modificar su comportamiento. Sin embargo, a los trece, catorce o incluso quince años, James sintió que había cosas más importantes en su joven vida antes de intentar impresionar a alguna chica. Incluso si creía que ella era La Elegida.
Sirius necesitaba más a James. Necesitaba a un compañero en crimen, un espíritu similar, un hermano. Necesitaba las bromas y los chistes para mantener su mente fuera de los problemas en su casa.
Remus lo necesitaba como una razón para reírse o hacerlo sentir incluido y aceptado. Necesitaba ser parte de algo más grande, de dejar su legado en Hogwarts como algo más que un hombre lobo.
Peter lo necesitaba para que se le recordara de lo útil e inteligente que era. Necesitaba saber que era un igual y una persona valiosa, y que podía hacer cosas que otros no y que se le apreciaba por eso.
Los Merodeadores eran lo primero, y madurar por la atención de Lily Evans ciertamente podía esperar… ¿verdad?
Escuchó de nuevo un suspiro de Sirius. Se giró nuevamente y puso una mano en el hombro de James.
—Eres mi mejor amigo. Mi hermano. Quiero que seas feliz. —Las esquinas en los labios de Sirius se alzaron y su rostro se pintó de una suave sobre rosa—. Moony y yo estamos felices. Quiero eso para ti también, ¿sabes?
James resopló.
—Pendejo sentimental.
—Idiota. —Sirius rodó los ojos—. Mira, todo lo que intento decir es… Ni siquiera tienes que darte por vencido totalmente con Evans. Tal vez sólo… ya sabes, ¿darle a otras chicas una oportunidad? Muchos kelpies en el lago y todo eso.
James asintió silenciosamente y Sirius apretó su hombro.
—Estás bien, ¿entonces?
—Sí —dijo James, forzando una sonrisa—. Estoy bien, tienes razón. Debería intentar salir con alguien, ¿verdad?
Sirius asintió, una sonrisa formando en su rostro.
—Solamente si no quieres que tu mano derecha se caiga de tanto uso. —Rio y se agachó cuando la mano de James le dio un manotazo.
—Eres un imbécil —refunfuñó James. Suspiró y sacó su varita—. Muy bien, suficiente de hablar de mi falta de vida amorosa. Tenemos que encantar esos calderos, ¿eh?
N/T. Peter decía: "The breast- ah! Best!" (El pecho… ah, ¡la mejor!) pero no se me ocurrió otra forma de hacerlo calzar… si a alguien se le ocurre me lo hace saber c:
